VIII
Llegamos a un lugar apartado donde podíamos levantar una tienda de campaña. Jimin estaba aferrado a mí con desesperación. Lo puse con cuidado sobre una roca y, junto con Taehyung, comenzamos a levantar la tienda de campaña.
—Yo me quedaré con Jimin. Regresa al campamento —dije con firmeza.
—Pero, príncipe, a usted lo afectaría más que a mí —respondió Tae, con preocupación.
—No aprovecharé la vulnerabilidad de Jimin, eso te lo puedo asegurar —dije, mirándolo a los ojos para que entendiera mi seriedad.
—¡¡Yoongiiii!! —gritaba Jimin, desesperado; su voz estaba llena de angustia.
—Jimin, ¿qué puedo hacer para ayudarte? —pregunté, arrodillándome a su lado.
Jimin me miró con ojos llenos de lágrimas, su cuerpo temblando. Sabía que estaba sufriendo, y mi corazón se rompía al verlo así.
—Necesito... necesito que te quedes conmigo. No me dejes solo —dijo, su voz apenas un susurro.
—No te dejaré, Jimin. Estoy aquí contigo —respondí, acariciando sus cabellos.
—Príncipe, está bien, me iré, pero regresaré a traerles comida y, si necesita algo, estaré cerca —dijo, con una mirada de apoyo.
—Gracias, Tae. Ahora ve y asegúrate de que nadie venga aquí —respondí, con gratitud.
Tae asintió y se alejó, dejándonos solos. Ayudé a Jimin a entrar en la tienda y lo cubrí con una manta. Sentí cómo su cuerpo seguía temblando, pero poco a poco, su respiración se hizo más regular. Me quedé a su lado, sosteniendo su mano y llenándolo de mimos, tratando de controlar mis deseos y sintiendo alegría porque no puedo negar que me siento en paz sabiendo que Jimin es un omega.
Unas horas despues..
Veía el cuerpo de Jimin, lo toqué y él aún permanece caliente por su celo. Cuando sentía que mi alfa quería tomar el control, me pellizcaba, pero ¿qué hago? Si su olor a fresa me está envolviendo, sus labios rojos, por el calor, entreabiertos, susurrando mi nombre.
Yoongi, Yoongi, Yoongi.
Con cada palabra, una ola de deseo crece más y más en mí, esperando para romper y ir con fuerza. Mis pensamientos se hacen repetitivos y lo que me imagino tiene a mi miembro tan duro que es doloroso. Trato de resistir la tentación, pero no sé si aguantaré.
—¡Por favor, hazme tuyo, te lo suplico!
Esa frase me había excitado aún más, sobre todo el sonrojo de sus mejillas. No resistí y me acerqué, atrapando sus labios con mis dientes y luego besándolo apasionadamente, ambos jadeando. Sus manos me agarraban con fuerza; estando aún con ropa, alineé mi miembro con el suyo y empecé a moverme de arriba abajo, como si lo embistiera. No quería sacar ventaja de su estado vulnerable, pero también sabía que yo mismo no iba a poder resistir más, sobre todo teniendo su pequeña cintura, su ancha cadera y sus muslos duros y definidos frente a mí, invitándome a marcarlos.
De un momento a otro, Jimin sacó sus pequeños dientes de omega y mordió mi hombro, haciendo que me quejara, pero sin poder dejar de moverme. Estaba a punto de alcanzar el clímax y solo era por frotarme con él. No pasó mucho hasta que ambos mojamos nuestros pantalones, pero él estaba insaciable. Empezó a quitarme la camisa y a pedirme más.
—Yoongi, necesito más, te necesito dentro de mí —dijo, necesitado y sonrojado.
—Yo sé lo que quieres y yo me muero por dártelo, pero no te voy a deshonrar en tu momento de debilidad.
Jimin gruñó bajito y se dio la vuelta, dejándome debajo de él y moviendo sus caderas sobre mí, llevando mis manos a su gran y perfecto trasero.
—Jimin, dije bajito, eres tan perfecto y me odio por hacerte esto, pero no soy un alfa que se aprovecha de la vulnerabilidad de un omega. Correspondía a sus besos y dejaba que se restregara en mi cuerpo, pero me contuve; me pellizcaba cada vez que iba a ceder a mis más perversos instintos.
Un día después, me desperté sobresaltado al lado de Yoongi. Lo primero que hice fue revisar que todo estuviera en orden. Suspiré aliviado al ver que no había pasado a mayores, pero una sensación de vergüenza me invadió; ahora él también sabía mi secreto.
—Jimin, qué bueno que despertaste —dijo Yoongi con una sonrisa cansada—. Tae mencionó en el campamento que estabas muy indispuesto, y yo también, así que cubrió nuestra espalda. Pero, amor...
—Perdón, ¿me llamaste amor? —pregunté, sintiendo un nudo en el estómago.
—Sí, dijiste que te llamara así —respondió Yoongi, su voz suave pero firme.
—Aclaremos las cosas de una vez —dije, tratando de mantener la compostura—. Eso lo dije en un momento de vulnerabilidad de omega, pero no es que quiera eso.
—Está bien, pero Jimin, tú eres mi destinado, deber...
—No digas más —lo interrumpí, sintiendo la presión en mi pecho—. Yo no vine aquí a enamorarme; vine a cumplir un propósito y no a jugar a la familia feliz.
—Jimin, pero...
—Pero nada —lo corté, mi voz temblando ligeramente—. No quiero que te sientas especial o que ahora tengas esa actitud de alfa protector, porque no la necesito, ¿entendido?
—Sí, si eso es lo que quieres, está bien —respondió Yoongi, su mirada reflejando una mezcla de dolor y resignación.
—Tampoco quiero que cuentes cualquier cosa que haya pasado —añadí, tratando de sonar más firme de lo que me sentía.
—Pri... Yoongi, les traje comida —interrumpió Tae, entrando en la tienda con una bandeja.
—Gracias, Tae —dijo Yoongi, aceptando la comida.
—¿Cómo sigue tu brazo? —preguntó Tae, con preocupación en su voz.
—Está mejor —respondió Yoongi, pero al mirar su brazo, vi que estaba bastante lastimado.
—¿Yo hice eso? —pregunté, sintiéndome avergonzado y culpable.
—No, yo me lo hice a mí mismo para mantener a mi alfa en control —explicó Yoongi, su voz cargada de una tristeza que me rompió el corazón—. Me alegra no haber aceptado nada de ti. Ahora me retiro; ya te ayudé y ahora fingiré que no te conozco para no incomodarte.
—Gracias, Yoongi —murmuré, sintiendo una punzada de dolor en el pecho.
—Jimin, pensé que tú y Yoongi ahora estarían más unidos.
—¡Jamás! —exclamé, mi voz llena de determinación—. No quiero meter a nadie en problemas. Sabes que si me descubren, me meteré en muchos problemas y no los arrastraré a ustedes.
—Jimin, nosotros estamos dispuestos a ayudarte. No nos alejes de esa manera. Sé que eres más fuerte que cualquiera de nosotros y que viniste por una misión, pero si rechazas a tu destinado, vas a sufrir mucho, y él también. Yo nunca diré "viva su amor" como si nada aquí adentro, pero tienen la ventaja de que comparten la misma tienda de campaña.
—No, no hay manera de que me hagas pensar diferente.
—¿Entonces no te importaría ver a Yoongi con algún omega?
—No, en absoluto. —Mentí porque sé que si veo esos ojos de gato con alguien, moriría, pero mi misión es muy arriesgada y no lo pondré en peligro.
—Bueno, supongo que Yoongi en algún momento lo aceptará.
—Mejor vámonos —dije, comenzando a caminar con Tae hacia el campamento. Pero me quedé asombrado cuando vi a una persona bastante conocida. Era Jungkook, mi hermano, con un delantal. Me apresuré hacia él y lo tomé del brazo.
—¿Qué haces aquí? —pregunté, tratando de mantener la calma.
—Soldado, si quiere comida, debe formarse —dijo en voz alta; luego susurró—. Hablamos luego.
—Está bien —respondí, alejándome en silencio. Vi a Yoongi y voltee el rostro hacia otro lado.
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