CAPITULO 4.
— ¿Quieres otro pañuelo? — cuestionó el omega un tanto nervioso.
Yeon Jun negó levemente — Solo abrazame, por favor.
Soo Bin abrazó a Yeon Jun mientras daba leves palmaditas en la ancha espalda.
— Perdón por llorar, me fue inevitable no hacerlo y más cuando luces tan hermoso con ese vestido — mencionó.
— Gracias, su alteza — sus mejillas estaban sonrojadas — lo elegí pensando en usted.
— Deja de decirme alteza, dime Yeon Jun. Ahora somos esposos, eres la emperatriz de todo mi imperio y de mi corazón.
— Muchos se rieron de tí por casarte conmigo... Yeon Jun.
— Vamos a bailar y después de eso yo me encargaré de que te respeten — tomo la mano del castaño con delicadeza y dió un pequeño beso en ella — Tienes unos hermosos ojos, soy muy afortunado...
— Usted tiene unas manos hermosas, son muy masculinas al igual que usted — halago.
Yeon Jun tomo la mano de su ahora esposo y ambos caminaron hasta el salón donde la nobleza disfrutaba de la música y los miles de bocadillos.
Un guardia anunció su entrada antes de entrar al salón donde yacían todos los invitados, inmediatamente todos hicieron una corta reverencia al ver a los recién casados entrar.
— Yeon Jun... Espera, mi zapato se desabrochó, ¿Podemos caminar un poco lento? — susurró el omega muy nervioso, no quería tropezar enfrente de todos.
El alfa soltó la mano del castaño y se arrodilló frente al omega — Yeon Jun, ¿Que haces? levántate, por favor.
Yeon Jun lo ignoró y con delicadeza metió sus manos debajo del vestido para tomar el pie izquierdo de Soo Bin, le tomo solo unos segundos abrochar nuevamente la correa del zapato. Levantó un poco su mirada para ver a su esposo y le dedicó una hermosa sonrisa.
Los invitados miraban la escena con asombro, el emperador no era de hacer esas acciones y menos por un omega. ¿Él era el emperador frívolo que era capaz de destruir a cualquier enemigo?
— Emperador Choi, no debe humillarse por un inútil omega cómo ese — hablo un noble mientras bebía de su copa de vino — levántese.
— Si quiere herederos será que mejor que vuelva abrir su harem — opino Park Jin Hwa con burla — por eso me divorcie de él, es un maldito Omega inútil.
Yeon Jun vio como los hermosos ojos de Soo Bin se ponían brillosos gracias a las lágrimas que amenazaban por salir.
Se levantó del suelo con calma y depósito un pequeño beso en la mejilla de su omega antes de voltear a ver aquellas personas que osan hablar pestes de su esposo y omega.
— ¿Quién se creen que son ustedes para hablar de su emperatriz?
A pasos lentos se acercó a las dos personas con una pequeña sonrisa — Es el día de mi boda y no quiero que nada ni nadie arruine este día, les recomiendo que le pidan disculpas a mi esposo antes de que ocurra algo que lamentarán... En especial usted, Jin Hwa.
La voz que utilizo el emperador era gélida y severa, su sonrisa había desaparecido en cuestión de segundos. Todos los presentes de ese lugar sabían lo poderoso que era el emperador Choi y que solo con unas simples palabras o un movimiento de manos, el emperador Choi podía derrotar cualquier reino e incluso un imperio.
Los dos hombres alfas se acercaron a Choi Yeon Jun para pedir disculpas pero este se rió de ambos — A mi no me van a pedir disculpas, sino a mi esposo.
Ambos se miraron, no querían humillarse frente a un omega insignificante e inútil, pero sabían lo que pasaría si no lo hacían. Con mucha vergüenza se acercaron hasta el omega, quien solo observaba la situación con calma y con sorpresa. Los dos alfas agacharon su cabeza mientras murmuraban un leve "lo siento"
Yeon Jun se mofó de la patética disculpa así que se acercó y pateó la espalda del rey Park seguida de la del duque Kim, para que se pusieran de rodilla frente a su omega.
— Esas no son las disculpas adecuadas para una emperatriz. Háganlo como es debido — ordenó.
— Le pido disculpas, su majestad. Espero pueda perdonarme he sido muy imprudente al momento de hacer mi comentario — hablo el duque Kim.
— Su majestad, no era mi intención ofender lo, espero acepte mis más sinceras disculpas y lo prometo que no volverá a ocurrir una situación similar — dijo su ex esposo.
Soo Bin se sentía feliz, ver a su ex esposo de esa manera, tal vez debía pedirle otra cosa a Yeon Jun después.
— Por supuesto que no volverá ocurrir algo similar de eso me voy a encargar yo — hablo el alfa acercándose a Soo Bin para tomarlo de la cintura — ¿Aceptas sus mediocres disculpas, cariño?
— Las aceptaré. No quiero arruinar este día tan especial — los dos alfas se levantaron del suelo para ir con sus respectivas parejas.
Yeon Jun sonrió satisfecho por la respuesta de su omega — Esto es una amenaza, quien vuelva a insultar a mi esposo voy hacer que deseé la muerte.
Los invitados sintieron miedo ante la amenaza del emperador.
— Pero oigan, hay que continuar con la celebración — ánimo con una sonrisa — ¡Oh! Aprovechando que tengo toda su atención... Soo Bin, eres el omega más hermoso que mis ojos hayan visto, desde que te ví quedé enamorado completamente de tí y tu belleza debe ser apreciada por todos los que lleguen a nuestro imperio por eso te tengo un regalo muy especial, espero te guste mucho — le hizo una seña a un sirviente.
El sirviente junto con otro jalaron de unas cuerdas para retirar el telón que tapaba una pintura. La pintura estaba plasmada la belleza del omega del emperador Choi, luciendo un vestido amarillo pastel en el jardin repleto de flores mientras sonreía cálidamente.
Los presentes ahí admiraron la pintura; Soo Bin quería llorar, era el regalo más lindo que alguien le había obsequiado. Tomó con delicadeza la mano del pelinegro y sonrió con ternura.
— Me encanta... Eres maravilloso, Yeon Jun.
Yeon Jun sonrió en grande, valió la pena las horas encerrado en ese cuarto.
— Quiero decir unas palabras más — tomó la mano del castaño con delicadeza y le dedicó una cálida sonrisa — Yo el emperador Choi, destruiré a quien se atreva a tocar o hacer daño a mi omega. Por esta ocasión permití que esos dos tipos se disculparan pero quiero que quede claro que nadie se mete con mi predestinados. Aquel que dañe a mi omega tendrá el peor de los castigos...
— Tranquilo, no te tocaré sin tu permiso. Solo dormiremos para seguir la tradición, pero si quieres puedo dormir en el sofá para que estés más tranquilo — hablo Yeon Jun quitándose su camisa para ponerse la de la pijama.
— No... Debemos dormir juntos — dijo un tanto nervioso — es la tradición y confío plenamente en ti, se que no me harías daño.
— ¿Entonces por qué estás tan asustado?
— No estoy asustado. Solo que me da vergüenza... — desvió su mirada hacia sus manos.
Yeon Jun tomo asiento en la cama — ¿Que te da vergüenza, cariño?
— No me puedo quitar el vestido yo solo — respondió — ¿Me ayuda?
El alfa asintió levemente, Soo Bin le dió la espalda a su esposo y este comenzó a desabrochar y aflojar el vestido. Observo la piel levemente bronceada, se veía tan suave, con algo de miedo al rechazo y timidez se acercó a dejar un casto beso en el hombro del castaño.
Soo Bin se sorprendió por el repentino beso y soltó un leve gemido, sintió un escalofrío recorrer todo su cuerpo.
— Yeon Jun... — volteo a ver al alfa con un leve sonrojo en sus mejillas.
— Lo siento, perdóname — los ojos del pelinegro observaban cada detalle del omega frente suyo.
El omega trago un poco de saliva antes de tomar entre sus manos el rostro del pálido para robarle un beso. Yeon Jun correspondió al instante aquel beso, posando sus manos en la cintura del castaño y dando unas leves caricias.
Soo Bin empezó a deshacerse de su vestido sin romper aquel beso, el primero en separarse fue Yeon Jun, un pequeño hilo de saliva conectaba sus labios.
— Debemos dormir — hablo con su respiración un tanto pesada.
— ¿Me vas a dejar así? — cuestionó, su lobo estaba pensando lo peor. ¿Acaso el alfa lo iba a rechazar?
— No quiero que lo hagas por obligación.
El corazón del omega se calmó y su lobo se sintió tan feliz. Quería mucho a su predestinado, a su alfa.
— No es por obligación, quiero y deseo tanto estar contigo — confesó — mi lobo lo anhela desde que te conocí.
El alfa sin pensarlo un poco se abalanzó nuevamente a los labios del castaño para iniciar un salvaje beso. Poco a poco las prendas de ambos fueron desapareciendo, Soo Bin acariciaba todo el cuerpo del alfa. En al habitación solo se escuchaban chasquidos de besos, de gemidos y respiración pesada por parte de la pareja.
Yeon Jun se sentía muy afortunado de tener a su omega de esa manera, debajo de él gimiendo su nombre y pidiendo por más.
Quitó algunos mechones de la frente del castaño que estaban pegados en la zona gracias al sudor.
— Te amo... Soo Bin — soltó un leve jadeo.
El omega se aferró al cuerpo del pelinegro mientras encajaba sus uñas bien cortadas en los hombros del alfa.
— Haría lo que fuera por tí, creeme.
Soo Bin quería decir algo pero era tanto el placer que sentía que no podía pronunciar una oración bien formulada, de su boca solo salían gemidos.
Después de aquel encuentro carnal, el Omega termino tan exhausto, sus párpados pesaban cada vez más. Antes de caer profundamente dormido, su lobo y él se empezaron a cuestionar si el alfa amanecería a su lado o se iría en unos momentos más.
“Por favor... Mañana despierta a mi lado, te lo suplico. Alfa..."
Yeon Jun por su parte admiraba el bello rostro del omega y daba delicadas caricias al cuerpo y rostro del castaño, cuánto deseaba haberlo marcado pero sabía que era muy pronto para una marca.
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