CAPITULO 27.
— Te lo advertí. No debes meterte con la emperatriz — hablo el señor mientras cortaba algunas naranjas.
La beta lloraba desconsoladamente tratando de cubrir su rostro — Ese maldito omega... Es un desgraciado.
— Ten cuidado con lo que dices, aquí la gente te puede escuchar y decir al emperador, suficiente tienes con tener todo la cara llena de cortadas, ¿No? — hablo.
— ¿Ahora qué haré? Gracias a mi belleza conseguí varias cosas pero ahora con este rostro no lo creo — lloriqueo.
El señor le dió un vaso de jugo a la beta — Vete de aquí. Puedes usar una máscara, por lo que me cuentas solo utilizas tu cuerpo, tu cara no es tan importante.
— Mejor cierra la boca si no va decir algo que me ayude — dijo molesta.
— Vete a este imperio si quieres seguir con vida, me sorprende que no te hayan matado.
Yu Na pensó un poco lo que le estaba diciendo el señor — Tal vez... Si debo irme, ese omega tiene al emperador comiendo de la palma de su mano, todo lo que le ordene el emperador lo hará sin protestar.
Soo Bin miraba su rostro en el espejo, tocando levemente su mejilla dónde estaba ubicada la leve cortada que el mismo se hizo.
Yeon Jun entro a la habitación con una gran sonrisa mientras cargaba a sus cachorros en brazos — Soo Binnie, los cachorros y Bam quieren jugar contigo, también yo — soltó una leve carcajada.
— Me siento culpable por lo de esa beta — confesó — Su rostro estará marcado de por vida.
— Cariño, esas son las consecuencias de lastimarte.
Soo Bin se levantó de la silla — Pero ella no me hizo nada.
— Soo Bin, no me importa si te hizo ese corte o no. Ella estaba de insistente en ser mi concubina, incluso se atrevió a hablar mal de tí — hablo con molestia, soltó un pequeño suspiro cuando sintió como uno de sus cachorros se escondía en su cuello — Iré al jardín con los cachorros.
Sin más que decir salió de ahí junto con sus cachorros, dejando solo al omega.
Soo Bin cepilló su cabello antes de salir de la habitación para ir con su esposo, bajo hasta el jardín a pasos lentos, sonrió en grande al ver a Yeon Jun jugar con los cachorros y Sean con una pelota.
— ¡Yeon Jun! — gritó el omega llamando la atención al alfa, este corrió hasta donde estaba Soo Bin.
— ¿Sucede algo malo?
Soo Bin negó — ¿No me odias por hacer lo que hago?
— No, jamás voy a sentir odió hacia ti, lo único que siento por ti es amor — beso la mejilla del castaño — Y si me pides que mate a alguien solo lo haré, no me importa si no te hizo nada. La mataré por qué tú me lo estas pidiendo.
Soo Bin beso castamente los labios del pelinegro — Eres un gran alfa, te amo mucho, soy muy afortunado de tener un alfa como tú.
— Yo igual te amo, vamos con los cachorrito, ¿Si?
La pareja caminó hasta donde estaban sus cachorros y mascotas para jugar con ellos.
— Deberías invitar a Beom Gyu y a sus cachorros para que jueguen con los míos — propuso Soo Bin — Mis cachorros no tienen amigos.
Yeon Jun rió — Le diré a Tae Hyun, estoy seguro aceptará.
Yeon Jun besaba las piernas delgadas del castaño mientras esté leía un libro con mucha calma.
— Dijiste que me ibas a poner crema, no besarme las piernas — hablo Soo Bin sin despegar su vista del libro.
El pelinegro rió — Mañana es mi celo, mi lobo no sabe controlarse contigo.
— No le eches la culpa a tu lobito, solo admite que eres un alfa hormonal — hablo mientras reí, cerro el libro y lo dejo en el buró que estaba a lado de él.
El alfa sonrió levemente antes de acercarse al rostro del castaño — ¿Podemos tener intimidad? No lo hemos hecho desde hace un tiempo.
Soo Bin fingió pensar — Mañana, ¿Si?
— ¿Por qué hasta mañana? — cuestionó con un mohín.
El omega rió — Porque nuestros cachorros están aquí y no quiero despertarlos, mañana se los encargaré a Arin y en vez de bajar a desayunar tu y yo nos quedaremos aquí.
Yeon Jun sonrió — Hubieras dicho eso desde un inicio, por lo menos dame un besito, ¿Si?
Soo Bin negó su esposo parecía un lindo cachorrito, tomo el rostro de su alfa y depósito suaves y castos besos en los labios del pelinegro.
— Extraño chupar tus pechos y beber tu deliciosa leche — confesó el alfa con una sonrisa.
— Tú solo debes extrañar mi leche porque mis pechos siguen aquí y los puedes chupar cuando quieras — hablo acariciando el cabello de Yeon Jun.
Yeon Jun miro con una sonrisa al omega — ¿Enserio puedo chupar? — Soo Bin asintió con su cabeza — Gracias, gracias.
Con delicadeza y algo desesperado, el alfa le quitó la bata de dormir al omega, después bajo un poco la prenda para tomar un pecho y meterlo a su boca, empezando a chupar con delicadeza.
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