CAPITULO 21.
Soo Bin alimentaba uno de sus dos cachorros mientras Yeon Jun le ponía la ropa abrigadora de manera correcta al otro cachorro, trataba de no ver los pechos de su esposo pero le era inevitable, estos habían crecido bastante gracias a la leche.
— Sung Hoon es un glotón... — murmuró con su ceño levemente fruncido.
El omega al escuchar eso no dudó en lanzarle un cojín al alfa — No digas cosas de nuestro cachorro — soltó un leve gruñido.
Para Yeon Jun ya no era algo nuevo ver como su omega gruñía para casi todo — Perdón, Soo Binnie, solo tengo envidia, ¿Si?
— Envidioso, no le puedes tener envidia a un cachorrito tan lindo — hablo mientras alejaba su pezón de la boca de su cachorro ya dormido.
Yeon Jun ignoró a su esposo, su vista estaba en los pechos descubiertos de su omega, la camisa blanca estaba abierta dejando ver esos pechos tan lindos.
Soo Bin acostó a su cachorro en la cama, después tomó a su otro cachorro y Yeon Jun agradeció eso ya que puedo ver más de cerca esos pechos, tragó saliva mientras trataba de calmarse y alejar los malos pensamientos. Por su parte el omega meció entre sus brazos al cachorro antes de acostarlo a lado de su hermano, una vez hecho eso se acostó dentro de su nido sin importarle si sus pechos estaban a simple vista, pero noto la mirada penetrante del alfa en su cuerpo.
— ¿Qué me ves? — gruño.
— Nada, nada... Nada — estaba muy avergonzado.
Soo Bin soltó una pequeña risa — Oh, tu quieres chupar esto, ¿Verdad? — empezó a jugar con sus pechos.
— No, claro que no — rió de manera nerviosa — A quién engaño. Sí, cariño, quiero chupar, necesito chupar, déjame chupar por favor.
Soo Bin se sentó y jalo de la muñeca al pelinegro, provocando que este estuviera muy cerca de su cuerpo — Acomodate para que te pueda alimentar, solo te advierto que si los cachorros se quedan sin leche te voy a sacar de mi nido.
Yeon Jun asintió feliz, se acomodó muy bien en el cuerpo del castaño, pareciendo un bebé. Con algo de nervios comenzó metió el pezón color café a su boca y empezó a succionar, soltó un sonido de satisfacción al sentir la leche en su paladar.
Soo Bin por su parte acariciaba el negro cabello del emperador — Yeon Junnie...
El omega estaba muy feliz, su esposo le había traído una carreola doble para sus cachorros. Ahora podía dar paseos por el jardín, ya no estaría encerrado en la habitación con sus cachorros.
Colocó a sus cachorros en la carreola y los abrigo muy bien antes de salir de la habitación, los guardias reales y sirvientes empezaron a felicitarlo mientras otros se acercaban a conocer a sus cachorros.
En esta semana había aprendido a controlar sus gruñidos y mal humor que le había dejado su embarazo.
Se dirigió a la oficina de Yeon Jun y con timidez tocó la puerta — Yeon Junnie...
Entró a la oficina con sus cachorros, vio como Yeon Jun estaba comiendo.
— Soo Binnie, perdón — limpio su boca.
— ¿Qué comes? — pregunto con curiosidad.
— Panqueques con fruta, ¿Quieres?
Soo Bin negó levemente — Quiero roles de canela.
Yeon Jun dejo el tenedor aún lado — Pensé que los roles de canela eran antojo del embarazo ya que comías muchos.
— Te mentí, desde que me llevaste a esa panadería y los probé me encantaron y no puedo dejar de comerlos, son tan deliciosos. Los antojos de embarazo eran otra cosas — hablo acercándose al alfa — Ya no comas, vamos al jardín a desayunar, ¿Si?
Yeon Jun lo pensó un poco — Nuestro primer desayuno en familia.
— Ya éramos una familia antes, alfa... Este será nuestro primer desayuno con nuestros cachorros — dijo con una sonrisa.
El alfa se levantó de su asiento y abrazo a Soo Bin — Vamos a desayunar, omega lindo — Yeon Jun se acercó a la carreola y observo a sus cachorros con una sonrisa en su rostro — Me alegra mucho que ya no me gruñas, Soo Binnie.
Las mejillas del castaño se pusieron rojas — Estaba muy sensible por los cachorros — se justificó.
La pequeña familia disfrutaba de su desayuno con mucha armonía y paz en aquel enorme jardín lleno de flores.
— Cariño, me gustaría hacer una fiesta por el nacimiento de nuestros cachorros, ¿Estás de acuerdo?
Soo Bin dejo de comer y miro a su esposo antes de hablar — Sí, solo que no se le acerquen mucho a mis cachorros.
— Nadie se les va acercar, te lo prometo — sonrió feliz, se acercó a la carreola — Van a tener una fiesta.
— ¡Oh, no! — se quejo Soo Bin — Ya me ensucie.
Yeon Jun se acercó a su esposo para ayudarlo — ¿De qué te llenaste?
— Se está tirando mi leche y los cachorros están dormidos — agarro el pañuelo que tenía Yeon Jun en su traje y se comenzó a limpiar.
— Bueno... Ellos están dormidos pero yo estoy despierto — le dedicó una sonrisa coqueta a su esposo.
— ¿Y?
Yeon Jun se arrodilló enfrente del castaño mientras recargaba su cara en los muslos de su emperatriz — Déjame chupar, me gusta tu leche y esos envidiosos no comparten.
— Son tus cachorros, alfa.
— Siguen siendo unos envidiosos.
Soo Bin lo pensó un poco antes de asentir levemente — Vamos a la habitación, date prisa o estos lindos cachorritos te quitarán tu oportunidad.
Yeon Jun se levantó rápido del suelo, se quitó su saco y los puso encima de los hombros del castaño para que se pudiera tapar las manchas en su vestido.
Yeon Jun chupaba muy tranquilamente uno de los pechos del castaño mientras el otro lo masajeaba con su mano izquierda.
— Alfa... — jadeo el castaño al sentir una leve mordida en su pezón
El alfa dejo de chupar cuando escucho el llanto de uno de sus cachorros, Soo Bin se separó del pelinegro para correr a la cuna de sus hijos y cargar a su cachorro para calmarlo
— Está vez chupe más que las otras veces — Murmuró con una sonrisa — Bo Min, ven aquí.
Soo Bi le dió el cachorro al pelinegro — ¿Cómo sabes que es Bo Min y no Sung Hoon?
— Bo Min siempre interrumpe estos momentos, es el más envidioso — cargo al cachorro y este al sentir el aroma de su padre alfa se tranquilizó y dejo de llorar — Que bonitos ojos tienes, cachorro.
— Ey, yo soy quien tiene los ojos bonitos — se quejo.
Yeon Jun rió — ¿Quién es el celoso ahora?
Soo Bin hizo un mohín mientras cargaba con delicadeza a su otro cachorro para ir a tomar asiento a lado de su alfa.
— Tu eres el celoso...
Yeon Jun soltó una leve risita antes de apoyar su cabeza en el hombro del castaño — Tienes razón, yo soy el celoso. ¿Cómo no serlo cuando tengo un esposo tan lindo? Pero confío en mi esposo, además, me gusta ver cómo todos quisieran tener un omega tan lindo como tú.
— Alfa, te amo mucho
— Yo también te amo, omega.
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