CAPITULO 19.
— Muy pronto llegaremos a la casa de la omega Kim Ji Soo — mencionó con una sonrisa mientras caminaba a lado de la emperatriz.
— ¿Crees que quiera adoptar...? — cuestionó un poco nervioso.
Arin asintió — Tengo entendido lleva con su pareja más de cinco años intentando y siguen sin tener un cachorro.
Soo Bin soltó un suspiro de alivió, un grito capturo su atención. Se desvío de su caminó hacia donde se había escuchado el grito, Arin al ver como la emperatriz ya no estaba a su lado la busco y no fue difícil encontrarlo.
— Tu esposo será muy amigo del emperador pero eso no quita el hecho que seas un inútil — hablo un beta mientras le pegaba con una escoba al cuerpo de un rubio.
— No es mi culpa no poder tener cachorros — soltó un leve sollozo.
— No quiero en mi negocio a omegas inútiles, no se porque me pides ropa de cachorro si nunca tendrás uno — dijo.
Las personas a su alrededor solo murmuraban cosas mientras miraban con pena al omega, Soo Bin recordó los insultos y humillaciones del reino de Camelot, sin pensarlo un poco más se acercó al beta y lo jalo del cabello, provocando que este se quejara.
— ¿Quien te da el derecho de insultar a este omega? — cuestionó con voz neutral.
Los pueblerinos empezaron a murmurar ante la repentina actitud de la emperatriz, la emperatriz siempre se mostró como una persona muy amable y dulce, incapaz de hacerle daño a alguien.
— Emperatriz... No se meta en esto — ordenó el beta tratando de soltarse del agarré del omega pero este solo jalo más fuerte el cabello, provocando que su cabeza se hiciera hacia atrás.
— Yo me meto en lo que quiero — se acercó al oído del beta — pídele perdón de rodillas o haré que te arrepientas.
El beta se mofó — Usted no me puedo hacer nada... El único que puede hacerme algo es el emperador Choi.
— Y yo soy el omega del emperador Choi, tengo el mismo poder que el emperador. Pídele perdón ahora mismo.
Arin se acercó al omega rubio y lo ayudo a levantarse del suelo con mucho cuidado de no lastimarlo.
— No le tengo miedo, emperatriz... Se que no me hará nada malo — soltó una risa burlesca — Usted tiene un corazón tan blando que seguramente el castigo será algo tan simple.
Ahora fue el momento del castaño de burlarse, se acercó al oído del beta para susurrarle — ¿Has escuchado lo que pasó en el reino Camelot?
— Sí... El emperador Choi destruyó todo el reino por un ajuste de cuentas — respondió con voz un tanto temblorosa, el aroma dulce que desprendía el omega era agrio y su voz le provocaba escalofríos.
— Eso está muy lejos de la verdad... Yo le ordene al emperador Choi que lo destruyera, esa gente era muy fastidiosa igual que tú así que solo se lo pedí y él obedeció — soltó el cabello del beta — El emperador Choi hará todo lo que yo le pida, así que pídele una disculpa.
El beta miro los ojos azules del omega, estos eran muy hermosos al igual que él, la emperatriz era hermosa, siempre lucía una hermosa sonrisa pero ahora que la tenía enfrente con esa expresión de seriedad y esa mirada lo hacían temblar, tenía miedo.
Con mucha vergüenza se arrodilló al omega rubio y le pidió disculpas en voz alta, Soo Bin sonrió en grande antes de caminar hacia donde estaba el omega.
— Tienes suerte de que el emperador no esté aquí conmigo sino ahorita mismo te estarían llevando al calabozo — dijo antes de empezar a caminar con lentitud — Arin, vamos por roles de canela.
— Sí, su majestad... ¿Que hago con el? — señaló al omega.
— Tráelo con nosotros — sonrió tiernamente.
El rubio omega estaba muy confundido, ¿Era la misma persona de hace unos segundos? No lo podía creer, la persona de hace unos segundos era sombría, daba miedo y no tenía expresión alguna... Y ahora tenía un aura de felicidad, se veía tierno y sonreía muy feliz.
— ¿Puedes caminar? — cuestionó la pelinegra.
El omega asintió — Estoy bien, solo fueron unos golpes...
Los tres omegas empezaron a caminar hacia la panadería para comprar roles de canela, ahora en estos momentos los tres caminaban tranquilamente por el pueblo mientras comían roles de canela, Soo Bin y Arin eran los que estaban comiendo más, casi casi se andaban peleando por los roles, mientras tanto el rubio comía de una manera tímida el rol de canela que tenía entre sus manos.
— ¡Emperatriz! — grito un guardia real acercándose a los omegas — El emperador Choi esta muy preocupado por usted, casi nos mata... No vuelva a salir a escondidas, por favor.
— Pero solo estábamos paseando, ¿Verdad, Arin? — la omega asintió.
— Lo entiendo, su majestad pero el emperador está muy preocupado ya que se fue sin decir nada... Además, está en cinta, no puede andar como si nada — hablo con nervios.
Soo Bin hizo un mohín — ¿Está muy enojado...?
— El emperador no está enojado, solo preocupado. El carruaje está cerca, vamos, emperatriz.
Soo Bin comenzó a caminar con Arin siguiéndolo, el castaño recordó al otro omega — ¡Oye, ven con nosotros!
El rubio se señaló así mismo — ¿Yo?
— Sí, ven, vamos a tomar el té y comer galletas — hablo Arin.
Soo Bin negó — vamos a comer roles de canela.
— Majestad, recuerde que no hay ingredientes para roles de canela... Apenas en la noche va ver — hablo en voz baja.
La emperatriz asintió con un leve mohín — Vamos, ándale...
El rubio asintió levemente empezando a caminar a lado izquierdo de la emperatriz.
Yeon Jun salió de su oficina al percibir el aroma a fresas y leche, bajo corriendo hasta la entrada principal donde vio a su omega sonreír.
— ¡Yeon Junnie! — grito al ver a su alfa.
El alfa corrió hasta donde estaba su omega y lo abrazó teniendo mucho cuidado de no lastimarlo — Soo Binnie, no te vuelvas a salir sin decirme nada. Estaba muy preocupado por ti y el cachorro.
— Ya estoy aquí, no me pasó nada — habló con una sonrisa — Oh, por cierto, hice un amigo... Su nombre es Beom Gyu.
El rubio se acercó a la pareja y saludo — Hola, emperador Choi, es un gusto volver a verlo...
— ¿Beom Gyu? ¿Tú amigo es Beom Gyu? — cuestionó.
Soo Bin se separó del alfa y asintió — Sí. Arin y yo lo conocimos hoy... ¿Lo conoces?
— Es el omega de Tae Hyun — respondió.
En eso venía entrando el de tez pálida — Yeon Jun, ya está todo para hacer los roles de canela de la emperatriz — hablo mirando la lista que tenía en sus manos.
En los ojos de Arin y Soo Bin se iluminaron al escuchar esas palabras, la pelinegro corrió hasta donde estaba el omega para ambos soltar un chillido.
— ¡Roles de canela! ¡Ya hay roles de canela! — grito Soo Bin mientras sujetaba las manos de Arin.
— ¡Roles de canela! — dió pequeños brincos.
Tae Hyun levantó la vista al frente y grande fue su sorpresa al ver a su esposo ahí — ¿Beom Gyu? ¿Qué haces aquí? Deberías estar en casa.
El rubio rasco su nuca con timidez — La emperatriz me invitó... — soltó una risita nerviosa.
— ¿Y por qué haría eso? No te conoce.
— Bueno... La emperatriz me defendió... Después me invitó a comer roles de canela y luego me trajo aquí a tomar el té.
Tae Hyun asintió levemente — ¿De qué te defendió?
— Un tonto beta le estaba pegando y diciendo cosas feas — respondió Soo Bin soltando un leve gruñido.
Yeon Jun sonrió en grande — Tae Hyun, ¿Escuchaste? Soo Binnie, acaba de gruñir.
El de tez blanca ignoro a su amigo y se concentro en su omega — ¿Otra vez...? — Beom Gyu asintió, Tae Hyun inmediatamente lo abrazó
Los cinco cachorros estaban recostado en el verde césped mientras escuchaban la angelical voz de la emperatriz leer un cuento. Beom Gyu y Arin daban pequeños mimos a los cachorros sin llegar a interrumpir la lectura del castaño.
En eso Tae Hyun llegó al jardín — Beom Gyu, vámonos...
El rubio miro a su alfa y asintió levemente antes de levantarse del césped, uno de los mellizos miro al alfa y corrió hasta él al reconocerlo
— ¡Usted me salvó! ¡Bahiyyih, él nos salvó! — Exclamó mientras se aferraba a la pierna del pelinegro.
La niña se levantó del césped y sonrió al reconocer al hombre — Usted es el que parece un gatito... Gracias, señor.
Beom Gyu al ver la escena quiso llorar, sabía que nunca podría dar cachorros y ver cómo dos cachorritos abrazaban el cuerpo de su alfa lo ponía muy sentimental.
— Señor Beom Gyu, ¿Le gustaría adoptar a uno de los cachorros? — pregunto Arin con una sonrisa.
— ¿Qué...? ¿Y su familia? — pregunto Beom Gyu.
— Amor, no es momento para explicarte eso... Luego te cuento — miro a los dos infantes abrazarlos mientras le sonreían — lo más importante ahorita es... ¿Quieres formar una familia conmigo?
El rubio asintió feliz mientras lloraba, Tae Hyun cargo a uno de los cachorros — ¿Quieren ver un cachorro?
Los cachorros asintieron con una sonrisa, Beom Gyu se acercó al alfa y cargo a la niña.
— Usted es muy bonito... Igual que la emperatriz — habló con una sonrisa.
Tae Hyun miro al omega de su amigo — Emperatriz... Muchas gracias por lo que hizo hoy, estoy muy agradecido.
— No es nada. No podía permitir como lo humillaran — hablo sin dale mucha importancia — Vayan y coman muchos pastelitos.
Tae Hyun sonrió levemente mientras empezaba a caminar junto con Beom Gyu.
— Nosotros también queremos pastelitos — hablo Sung Kyu con un mohín.
— En unos momentos más vendrán los pastelitos, solo sean pacientes... — dirigió su mirada a la omega — ¿ya le enviaste la carta a Ji Soo?
La omega asintió — Solo estoy esperando su respuesta... Tal vez mañana venga aquí.
Soo Bin estaba arriba de su alfa mientras besaba, chupaba y mordía los hombros del alfa, este por su parte tenía sus manos en los muslos un tanto rellenitos del omega.
— ¿Le volverás a echar la culpa al embarazo? — cuestionó con burla el alfa.
El omega se separó del cuello del alfa y lo miro fijamente — ¿A qué te refieres?
— En la mañana cierto omega andaba de travieso y le hecho la culpa a su embarazo — habló mientras recordaba como en la mañana se despertó gracias a qué Soo Bin estaba haciendo una felación a su pene — Aunque... No me disgusto que me despertarás así.
— No es que le eche la culpa al embarazo... Pero estos días siento mucho calor y tú no ayudas, tonto — le dió un pequeño golpe al alfa en su cabeza.
— ¿Yo? Yo no he echo nada — dijo entre risas.
— Exactamente, no me ayudas. Mínimo besame o chupa mis pechos, no solo los veas — hizo un pequeño mohín.
Por su parte el rostro de Yeon Jun se puso rojo, todavía no se acostumbra a la actitud descarada de Soo Bin todas las noches. En las mañanas y tardes era una cosa tienda y alegre pero en las noches se volvía un descarado y una cosita pervertida.
— Yo no veo tus pechos...
Soo abin rió — No soy ciego, alfa... Tus ojos se desvían de mi cara hacia aquí abajo — tomo las manos del emperador y las coloco en sus pequeños pechos — Han crecido por la leche, te gustan mucho, ¿Verdad?
Yeon Jun asintió levemente con su mirada fija en los pechos de su omega, Soo Bin sonrió triunfante.
•━━━━━━━━━━•
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro