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Extra 3: Amor eterno

— Muchos cristales alumbraron aquel bosque lleno de oscuridad, y al voltear, vio cómo todos ellos creaban una bella silueta que pronto se convirtió en una verdadera deidad, un joven de belleza absoluta, el cual portaba una hermosa vestimenta blanca como las nubes que están por los cielos, y puras como las aguas cristalinas, sus ojos eran cuál miel, y su piel cual jade, el joven levantó la mirada y al verle, le sonrió tan dulcemente como nadie jamás lo había hecho, la sonrisa más hermosa que el príncipe jamás había recibido.

Todos los presentes quedaron anonadados, Minho realmente parecía saberse el cuento de memoria.

— Entonces, aquella rosa pura que se había convertido en aquel bello joven habló diciendo, "tómame, y hazme tu reina" .

— Awwww — los presentes dijeron a una misma vez.

— La hermosa rosa convertida en joven sabía que al lado de aquel hermoso príncipe se marchitaría, pero estaba dispuesto, ya que prefería marchitarse a su lado, que en ese bosque lleno de oscuridad. Entonces, el príncipe volvió a su gran reino, con ahora una reina... el cual, amaba incondicionalmente, y para sorpresa de muchos, el ahora rey duró mucho más tiempo de lo esperado, ya que parecía que la enfermedad se hubiese estancado, incluso, logró dar dos preciosos herederos los cuales eran gemelos, así, la felicidad duró por mucho más tiempo hasta que, la rosa empezó a marchitarse...

Minho tragó grueso, ya que él jamás le había contado a Jisung el final de esa historia, pues su padre alfa tampoco lo hizo con ellos, y cuando Minho creció, tuvo curiosidad, quería saber el final, pero lo único que consiguió fue un mes entero en llanto, por lo que esa era la razón por la que él jamás se lo contó a Jisung en el embarazo, puesto que así él estaba más sensible, y él no lo quería poner peor por una historia, y cuando no lo estaba tampoco, porque después se podía acordar y se pondría mal.

— ¿Qué pasó después? — Sungho preguntó al ver que su padre se había quedado callado.

— ... — Minho aclaró la garganta. — Se dice que los amantes fueron sepultados juntos, y que a los días, nació una preciosa rosa roja y pura, entonces se comprendió todo, la razón por la que aquella rosa era afectada por el agua, era porque no tenía raíz, y la razón por la que el príncipe no había muerto, era porque no tenía la compañía de la rosa que tenía que mantener a su lado para ser feliz, y es que el príncipe, era la raíz de la bella rosa, y la rosa era lo mantuvo vivo por tanto tiempo sin marchitarse... pero el problema era que, al igual que el agua, la felicidad no era compatible con la rosa, por lo que al ser feliz con rey, su corazón también se empezó a marchitar, llevándolo así, al descanso eterno, la leyenda cuenta que antes de morir, los amantes se prometieron uno al otro que si habían más vidas después de esa, se volverían a encontrar, y esa vez, lograrían conocer la vejez junto al otro, puesto que en esa vida, ambos murieron muy jóvenes aún, pero con un amor mucho más mayor de lo comprensible. Según las creencias, se cuenta que las almas gemelas solo tienen tres vidas en las cuales pueden lograr tener un buen final juntos, pero si en la tercera fracasan, entonces en las siguientes aunque se reencuentren jamás lograrán alcanzar ese final feliz que no tuvieron en sus vidas pasadas.

Lee Jisung abrió sus lindos ojos con sorpresa, no podía creer que ese fuese el final, ¿tal vez su esposo estaba bromeando?

¡Ese no podía ser el final!

Minho había resumido demasiado el libro para contarlo allí, pero la verdad era que la historia era muy extensa y linda, y Jisung se había encariñado muchísimo con los personajes, pero no había podido leer el libro final que ahora Minho había resumido, ¡y eso dolía!

Ambos habían pasado por mucho y su amor era demasiado puro para terminar así, realmente pensó que ambos morirían en vejez viendo a sus nietos crecer, pero al parecer no fue así...

Tenía ganas de llorar.

— ¿Saben por qué la rosa no se marchitó al lado del príncipe rápido y la enfermedad del príncipe de estanco por años?

— ¿Por qué? — Antón fue el primero en preguntar.

— Porqué... Ambos eran complementos, la rosa, era dañada por el agua normal debido a que ella no tenía raíz y vivía solo para esperar por ella, ya que su raíz, era el príncipe heredero... y el príncipe heredero era una raíz sin vida que solo se pudo conectar y dar vida a la rosa que lo hizo feliz hasta sus últimos días.

¡Vaya, en verdad era bueno resumiendo novelas!

Minho pensó cruzándose de brazos con una sonrisa de victoria, eso, hasta que vio a Jisung quien parecía estar a punto romper en llanto en cualquier momento.

— N-no, cariño ven aquí. — Minho caminó rápidamente hacia Jisung, pero este se alejó.

— ¡Lee Minho tu tenías el libro final! — reclamó.

— No quería que te pusieras mal...

— ¡Pero ahora estoy peor por tu culpa!

— ¿En serio están discutiendo por una novela? — Antón miró a su lado y vio a Sungho con lágrimas.

— ¿Cómo un autor puede ser tan cruel? — sollozo.

— Ah... olvídalo.

Lee Sungho tenía el rostro lleno de lágrimas, pero en cuanto su celular recibió un mensaje todos sus males se fueron.

"¿Asistirás a la mansión mañana por la noche?"

Aclaró su garganta y se alejó un poco de sus hermanos que estaban cerca.

"Claro, allí estaré"

— ¡Papá Sungho le está sonriendo al celular!

— ¡¿Qué?! ¡Antón deja de ser metiche!

Por la gran ventana se podía observar la hermosa luna, Jisung estaba en la cama para dormir dentro de poco, ya que Minho como siempre lo había dejado muy cansado, pero lo que lo mantenía despierto era este mismo quien estaba desde que llegaron a la habitación caminando pensativo.

— ¿Ahora a ti qué te pasa?

— Jisung...

— Ya te vas a poner dramático. — rodó los ojos.

— No, cariño es serio. — se acercó a la cama y se sentó a su lado.

— Haré como que te creo.

— Sungho ya entró a la adolescencia.

— ...¿Y eso qué?

— ¿Cómo qué? ¡viene la etapa del enamoramiento! — se levantó frustrado.

— Lee Minho deja de hacer drama, tarde o temprano Sungho tendrá su pareja y debes de aceptarlo.

— ¡Jisung eso no, será lastimado, los alfas son malos!

— ... — Jisung levantó una ceja y lo miró como si estuviera frente a un idiota. — ¿En serio eres tú quien lo dice?

— N-no, no me refiero en general. Yo no soy así.

— Jaja. — Jisung soltó una carcajada sarcástica a lo que Minho lo miró ofendido.

— ¡Jisung! — se quejó inmaduramente.

— Vamos Lee Minho, ya duerme y enfrenta la realidad. — Jisung se cubrió con las sábanas blancas para dormir.

— ...

— ¡Lee Minho si no te vienes a acostar a la cuenta de tres te iré a traer de las orejas!

— Ya, ya voy. — se dirigió a la cama y abrazó a Jisung. — No te enfades. — besó sus cabellos negros.

— Idiota. — gruñó.

— Me encanta que seas tan cariñoso siempre. — sonrió.

Abrió sus ojos en medio de la oscura noche, su hermano dormía a su lado y su peluche estaba en su pecho, pues sus pequeños manos allí lo mantenían.

Era normal para él despertarse en las noches de pronto, pues a veces era por sed o por hambre, siempre buscaba a su padre y este siempre le preparaba algo y después se iba a dormir con él o volvía con su hermano mayor.

Ya que no podía dormir solo porque le tenía miedo a la oscuridad, y su padre lo sabía, por lo que dormía con su hermano mayor o con él.

Así que se levantó con su peluche en brazos y se dirigió a la habitación de su padre, pero al llegar se encontró con la sorpresa de que la puerta de esta estaba cerrada.

Se le hizo extraño ya que su padre siempre la dejaba medio abierta porque sabía que él o sus hermanos podían ir, así que asumió que este no se encontraba allí.

Así que caminó unos pasos más y miró la luz de la luna alumbrar los pasillos solitarios.

Estos siempre estaban alumbrados por lo mismo de que sabían que él le tenía miedo a la oscuridad, por lo que caminó por ellos sin problemas.

Y estos lo dirigieron a una de las terrazas, en donde sus hermosos ojos brillaron al ver la hermosa luna llena en aquella noche fría.

Extrañamente esta estaba en total oscuridad, simplemente siendo alumbrada por la luna, por lo que supo que no había nadie allí.

Así que dio la vuelta para irse, pero al momento sintió el acogedor aroma de su padre, e inconsciente sonrió.

¡Por fin lo había encontrado!

Rápidamente se dirigió a esta y estaba por llamarlo alegremente cuando lo que vio fue algo contrario a lo que siempre se encontraba.

Este estaba sentado con la cabeza agachada, y en sus manos sostenía algo que no pudo diferenciar debido a que incluso le costaba ver a su padre por la poca luz.

Retrocedió unos pasos y se asomó para que no lo notará aunque sabía que de igual forma no lo vería por la oscuridad.

En ese momento su pequeña mente empezó a pensar.

Se preguntaba, ¿por qué papá estaba triste?

Aunque no podía verlo con claridad podía escuchar su llanto como si en verdad estuviera pasando por un mal momento.

Estaba llorando amargamente lo más bajo que podía, ni siquiera estaba en su habitación, ¿quería esconderse?

Lee Minho se quedó allí unos segundos y pensó en ir de nuevo a su habitación, pero por otro lado, quería ir a su padre e intentar hacerlo reír, era la primera vez que lo veía así y no quería verlo triste...

Su decisión fue tomada rápidamente y dejó a su peluche en uno de las mesitas cercanas para después avanzar hacia su padre con pasos leves.

Y cuando este estaba por levantar la mirada, su pequeño cachorro lo abrazó a como pudo.

— ¿Papá porque lloras? — preguntó con un hilo de voz.

— ...

El alfa era el más sorprendido, no pensó que su cachorro se levantara a esa hora, mucho menos que lo buscara, las veces que se levantaba de noche por hambre o sed era más tarde.

— No es nada cachorro, simplemente estaba viendo la luna aquí afuera. — puso lo que sostenía en sus manos en la mesita y acarició los cabellos castaños de su cachorro para distraerlo.

— Pero estabas llorando...

— No, por supuesto que no lo hacía, tienes sueño y puedes ver mal las cosas. — lo tomó en brazos y lo sentó en sus piernas. — ¿Qué te parece si papá te prepara un postre? — le sonrió.

— ¿De fresas? — sus ojos brillaron.

— Por supuesto.

— ¡Sí! ¿Puedo ayudarle?

— Claro que puedes, vamos entonces.

Una lágrima cayó por sus mejillas, Minho miró la mesita viendo las ecografías encima, las que su padre había dejado, las que él no pudo diferenciar por la oscuridad.

Ahora comprendía todo...

Sus ojos se abrieron de golpe encontrándose en la cama solitario.

Quería abrazar a Jisung en ese instante pero este ya no estaba en la cama.

Se quedó allí un rato más, y después se ducho para dirigirse a la sala ya bien vestido como todos los días.

Pero para su sorpresa no era de mañana como pensó, ¡era ya tarde!

¡¿Cómo pudo dormir tanto?!

¡¿Dónde estaba Jisung?!

— ¿Dónde esta mi esposo? — preguntó a la primera trabajadora que encontró.

— Oh, el amo se encuentra en la mansión de la playa. — respondió.

— ...

¿Qué hacía allá Jisung? ¡ni siquiera le había dejado una nota o mensaje! Ahora tenía algo porque hacerle drama toda la vida, ¡lo había dejado solito!

Subió a su auto y se dirigió a la mansión de la playa, esta no quedaba tan lejos por lo que llegó rápido, pero al entrar, tampoco lo encontró, así que asumió que se encontraba caminando por la playa, ya que el sol estaba por ocultarse y a Jisung eso le gustaba.

Caminó por esta, y finalmente a lo lejos vio a ese hermoso omega que le había robado el corazón desde la primera vez que lo vio, vestía un traje color perla y sus cabellos bailaban al ritmo del viento.

Y a los segundos Jisung notó que este estaba cerca, puesto que él podía notarlo muy rápido porque tenía muy presente su aroma.

— Jisung, mi bella luna. — Minho lo abrazó y seguido besó su frente.

El omega sonrió y besó su mejilla. — Lee Minho...

— Dime. — acarició sus mejillas.

— Quiero que te alejes un poco.

— ...¿Mn? ¿Para qué? — Minho se asustó al pensar que estaba enfadado.

— Solo hazlo.

Pero Jisung no parecía estarlo, ¿era una trampa o algo así?

Bueno, sea lo que sea el alfa obedeció.

Retrocedió un poco, y entonces contrario a lo negativo que pensaba, vio a Jisung arrodillarse.

— Jisung...

— Lee Minho, ¿quieres renovar votos conmigo? — sacó una hermosa cajita y al abrirla estaba un precioso anillo de diamantes y oro blanco.

— ¡Papá acepta! — este pronto también escuchó la voz de sus cachorros animando.

Sonrió y sus lágrimas salieron.

— En esta vida y en las siguientes, serás el único con quien me case. — tomó en brazos a Jisung y lo besó apasionadamente dando así el sí.

Los hijos Lee saltaron de alegría mientras sus padres no parecían demostrar menos.

Por lo general siempre Minho había sido quien le pedía renovar votos, pero sus cachorros le dieron esa idea, y no había estado mal.

En esta vida y en las siguientes... jamás me cansaré de renovar votos contigo Lee Minho...

Eres mi primer, y único amor Han Jisung...

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