
Epílogo parte II
Taehyung frunció el ceño y observó en la dirección que su chaqueta había sido jalada con fuerza.
Sinceramente, por extraño que pareciera, ya estaba más que acostumbrado a esas cosas extrañas que siempre pasaban a su alrededor. Si no era un empujón, era un jalón a su ropa, un golpe en su nuca o una corriente fresca de aire, e incluso a veces podía asegurar que escuchaba unos susurros a su alrededor, como si hablaran pero al estar muy lejos de él, apenas le llegaba el sonido.
Pero extrañamente, no tenía miedo. Había aprendido a vivir con ese tipo de cosas y a decir verdad, a veces esta fuerza extraña y misteriosa lo ayudaba salvándolo de los constantes problemas en los que se metía a lo largo de sus veinticuatro años.
Como ayer, que fue a un bar para disfrutar una tarde libre de trabajo y terminó en una brutal pelea cuando alguien comenzó a tratar mal al chico detrás de la barra luego de que este se equivocara con el trago, degradándolo por ser omega.
Felizmente había ganado con unos cuantos golpes en su torso.
Ahora era más allá de media noche y caminaba de vuelta a su departamento, estaba cansado después de toda una tarde trabajando. Así que fue por lo más fácil y decidió ignorar aquel jalón en su ropa para seguir de largo.
A cambio de su indiferencia, recibió un empujón que casi lo manda directo al suelo.
—Bien, ya entendí —se quejó rodando sus ojos.
Otra vez sintió aquel murmullo y estaba seguro de que esta vez era algo parecido a risas.
Maldito fantasma, espíritu o cualquier cosa que lo estuviera persiguiendo.
Maldiciendo entre dientes, ingresó al callejón. Ahora escuchando murmullos. Curioso como siempre, se acercó más.
Estaban intentado violar a un chico, y no cualquier chico, era el chico de la barra, aquel hermoso chico de cabello color trigo bien claro con sonrisa de conejo, aquel que secretamente había estado acosando y cuidando a una distancia prudente para no ser descubierto.
—Vamos estúpido omega, solo dame lo que quiero, sé que tú también lo deseas —gruño aquella grotesca voz mientras le rompía su camisa.
—P-por favor, solo déjame —rogó sintiendo sus lágrimas cerca, porque aunque quería defenderse, su cuerpo no le obedecía por el miedo.
—Aléjate maldita escoria. —gruño Taehyung soltando su bolsa de compras para lanzarse sin esperar al agresor.
El omega sorbió su nariz y trato de acomodar lo mejor que pudo su destrozada camisa y pantalón. Sus manos temblaban por los nervios y el profundo miedo. Ajeno a los gritos y gruñidos de aquellos dos alfas peleando.
Volvió a observar a aquel pelinegro con reflejos grises que había interrumpido en su salvación. Aquel alfa que había intentado violarlo minutos atrás, ahora estaba inconsciente en el suelo con el rostro desfigurado en colores que pronto empeorarían con la hinchazón.
—¿Estás bien? —su cuerpo pego un pequeño brinco ante la pregunta y sus azules ojos volvieron enseguida a su salvador.
—S-sí... —tartamudo abrazándose a sí mismo, sentía vergüenza de su apariencia y se sentía tan sucio.
Taehyung hizo una mueca y rápidamente se sacó la sudadera bajo su chaqueta, quedado con una camiseta delgada y la misma chaqueta negra.
—Toma, mi nombre es Taehyung. ¿Cuál es el tuyo? —pregunto mientras le tendía su ropa.
Tensando su mandíbula al imaginarse que le podría pasar a aquel chico si hubiera llegado más tarde.
—Jungkook —respondió agradeciendo y rápidamente colocándosela.
—¿Vives por aquí cerca? ¿Quieres que te acompañe a casa? —no quería dejarle solo después de lo que pudo haberle ocurrido.
—No puedo ir... —murmuro mordiendo su labio inferior.
—¿Por qué? —pregunto confundido—. Espera, ¿cuántos años tienes?
—Acabo de cumplir dieciocho, por eso no puedo volver a casa, mi padrastro me echo.
—No puedes tener dieciocho —negó sorprendido.
—¿Por qué? —pregunto alzando su cabeza, jugando con el borde de las mangas de la sudadera.
—Porque trabajas en un bar, tienes que tener veintiuno o más para trabajar ahí —explicó consternado de haber estado acosando a un chico seis años menor que él.
Ante sus ojo se veía tan frágil en este momento que lo único que quería era protegerlo y tenerlo entre sus brazos.
—Mis jefes son buenas personas —se encoge de hombros no dándole tanta importancia.
—Sé que lo son, ayer me ayudaron cuando intentaron culparme de la pelea.
—¿Tú fuiste quien me ayudó? —pregunto emocionado.
Para sorpresa del menor, las mejillas del contrario adquirieron un rosa pálido por un momento, o tal vez se lo imagino ya que no podía distinguir mucho por lo poco iluminado que estaba el callejón.
—Sí —respondió algo avergonzado, rascando su nuca—. ¿Tienes algún amigo que te acepte en su casa por hoy?
—No soy muy bueno haciendo amigos —confesó tímido.
—Esto va a sonar rudo, pero qué mierda pensabas hacer si no tienes ningún lugar donde ir y ya son pasado de las doce de la noche —preguntó frunciendo el ceño, directo.
—Yo... Tengo un poco de dinero, pensaba en usarlo para pasar la noche en un hotel barato y luego... No sé —expresó angustiado, comenzando a sentir sus lágrimas cerca.
Taehyung puede jurar que sintió un golpe en su nuca, uno que parecía reprenderlo por su tosco comportamiento.
Pero el simplemente no pudo evitar hacer esa pregunta, por muy incómoda, fría y tosca que sonara. Solo el pensar que el menor estuviera afuera, solo, a estas horas de las noches le...
¿Qué tan mal le tenía el lindo omega frente a él?
Esa pregunta interrumpió sus propios pensamientos.
—¿Quieres ir a mi departamento? —pregunto sobresaltando al menor nuevamente.
—Yo... No...
—Mira, sé que soy un alfa y tu un omega, también hace poco que nos conocemos... —callo al ver que el contrario negaba.
—En el bar... Te he... Uh... Visto varias veces... En el bar —balbuceo.
"Me ha estado observando" pensó emocionado.
—Bien, entonces, esta sería la primera vez que hablamos pero, realmente solo quiero ayudarte.
Jungkook mordió su labio inferior, su corazón latía con rapidez y fuerza a través de su pecho. Hace tiempo que había estado observando desde lejos a Taehyung, sus ojos sin poder evitarlo lo buscaban entre las personas al otro lado de la barra.
Sentía cierta atracción por él, pero sabía que no había manera de que dicho sentimiento fuera correspondido por lo que se conformaba con su amor platónico a distancia.
—Mi departamento está a solo dos cuadras más arriba —añadió Taehyung recogiendo sus compras.
—Por favor... Quiero ir contigo... —pidió con terror de quedar solo nuevamente en ese callejón y a esas horas.
Una tranquilizadora sonrisa surco en el rostro de Taehyung mientras extendía su mano.
—Vamos.
Taehyung se maldijo en el mismo instante en que esas palabras salieron de su boca, incluso ahora lo estaba haciendo.
Mientras preparaba una rápida comida seguía oyendo el característico sonido del agua correr.
"¿Quieres tomar un baño?"
Había preguntado en cuanto cruzaron su puerta y el menor había aceptado agradecido.
Ahora lo único que hacía su pervertida mente era imaginarse al menor en su cuarto de baño, desnudo, mojado...
Acomodó su pantalón y apagó la cocina.
Fue hacia su habitación y sacó ropa para el hermoso omega.
—Oye, en mi habitación te deje la ropa —aviso frente a la puerta del baño.
—¡Esta bien! —se escuchó al otro lado.
Taehyung volvió a su pequeña cocina y se sacó una lata de cerveza, abriendola.
La lata prácticamente fue volteada sobre él.
—¿Qué mierda te pasa? —pregunto entre dientes, haciendo una mueca de asco ante lo pegajoso que se sentía todo su torso.
Arrugando su nariz ante la sensación y el olor, se sacó su camiseta y con esta misma trato de limpiarse un poco.
Tan concentrado estaba, que no supo que alguien estaba a su espalda hasta que un delicado tacto posó sobre su espalda, en su lado izquierdo y luego derecho, entre su omóplato.
—¿Qué te pasó ahí? —pregunto Jungkook, tocando con suavidad la cicatriz en forma de V.
—Nací con ella —respondió dándose media vuelta, para enfrentarlo.
Sus ojos enseguida se detuvieron en el pecho descubierto del menor, y en la herida sobre su corazón.
A la misma vez, el omega posó sus ojos en el pecho de Taehyung, sobre su corazón y la cicatriz en este.
Lentamente, ambos alzaron sus manos y tocaron sobre el corazón del contrario.
Lágrimas empezaron a deslizarse por la mejilla de los dos.
Con un empujón, sus cuerpos se juntaron y sin poder resistirse, se abrazaron con fuerza.
—¿T-tae...?
—¿Conejito?
Un demonio y un Ángel presente en aquella habitación, sonrieron mientras desaparecían y les daban su espacio.
—¡Oh mierda! ¡En verdad eres tú! ¡Estás vivo! —susurro alejándose para tocar el cuerpo del castaño, comprobando que no había ninguna herida en este.
—Tú... Yo... ¿Qué pasó? —pregunto confundido el menor, solo recordaba estar en los brazos de su demonio y un dolor.
Unos labios se posaron sobre los suyos, moviéndose con desesperación y deseo. Sin poder evitarlo, correspondió enseguida.
—Nunca más vuelvas a dejarme —ordenó Taehyung sobre sus labios, acariciando con ternura sus mejillas.
Jungkook soltó una pequeña risita y asintió con su cabeza, totalmente de acuerdo.
—Ven, necesito sentirte —dijo tirándole hasta su habitación, donde lo empujó en su cama y enseguida se acostó a su lado, sin hacer nada más que abrazarlo y besarlo suavemente mientras le observaba con amor y adoración.
—¿Por qué no me tocas? —pregunto Jungkook observándolo.
Ambos acostados de lado, observándose de frente.
—Porque bebé, no es el momento —susurro con ternura—. Puede que nos hayamos vuelto a encontrar, pero eso no significa que vaya a meterme en tu interior a la primera, sabiendo por lo que pasaste hace unas horas atrás.
—Yo... Aún soy virgen... —murmuro enterrando su rostro en el cuello de su ya no demonio.
—Y yo igual... Al menos en esta vida —confesó algo orgulloso por ello.
—¿En serio? —pregunto reteniendo el aliento, pues recordaba como era el demonio antes de conocerlo.
—Sí, simplemente no podía ver a las personas de manera sexual, o al menos no hasta que vi a cierto castaño de ojos azules tras la barra. Tal vez no fueron como los años o siglos que viví siendo un demonio, pero si veinticuatro años desde que volví.
El corazón de Jungkook se sintió cálido con aquellas palabras.
—¿Cómo ha sido tu vida hasta ahora? ¿Qué pasó con la supuesta guerra? ¿Qué pasó con Jinki?
—Mi vida se podría decir que fue normal, pero con un vacío aquí —señala su pecho—. Hasta que te ví trabajando en el bar y entonces te empecé a acosar.
Jungkook rio bajito.
—Yo también sentí ese vacío mientras fui creciendo.
—¿Cómo es eso de que tu padrastro te echo? —recordó frunciendo el ceño, aquel gesto fue borrado con un dulce beso del menor.
—Después hablamos de eso, mejor responde a mis otras preguntas —volvió a besarlo para convencerlo.
Ya habría tiempo para contarle de cosas no agradables.
—De la guerra, solo recuerdo que terminó y del maldito de Jinki —pronunció con veneno al recordarlo—, después de lo que te hizo solo recuerdo vagamente como Jimin y Yoongi lo mataban. Yo solo podía pensar en que me dejabas para ir a otro lugar sin mí, así que decidí irme contigo.
El castaño observó la cicatriz en el pecho de Taehyung, sobre el corazón.
Algo en su pecho se oprimió al imaginarse lo que se refería con aquellas palabras, un gesto de amor doloroso que no quería que se volviera a repetir.
—¿Qué habrá pasado con los demás?
—No lo sé pero Jimin y Yoongi...
—¿Qué? —pregunto ante el silencio de Taehyung.
—¿Cómo se llaman tus jefes, kookie?
—Se llaman... Yo... Yoongi y Jimin... —susurro sorprendido, reconociéndolos.
—Esos malditos... —susurro con una sonrisa.
Cuatro años entrando en ese bar, encontrándose casualmente con ellos y solo ahora pudiendo reconocerlos.
—Han de estar muy felices ahora que recuperamos nuestros recuerdos.
—Y me imagino que Namjoon estuvo todo este tiempo cuidando de mí, ahora entiendo esos empujones de la nada entre otras cosas —refunfuño el alfa.
—¿A ti igual? —pregunto sorprendido.
—Seh.
—Estoy feliz de haberte encontrado —sonrió acurrucándose más cerca.
—Y yo a ti, mi conejito. Mañana a primera hora iremos a molestar a nuestros amigos —buscó los labios del menor para volver a unirlos con ternura, probando el dulce sabor de su conejito.
Jungkook jadeo y decidido, se sentó a horcajadas sobre su pareja, observó fijamente los ojos grises y sonrió confiado.
—Tal vez creas que estás bien con no hacerlo pero yo no, no sé cuántos días, semanas, años o incluso siglos han pasado —su sonrisa disminuyó a una más pequeña ante sus propias palabras—. Solo sé, que lo último que recuerdo es que me amabas y yo te amaba, y no puedo esperar más tiempo para demostrar nuestro amor no solo con palabras, sino que, también con tus anheladas caricias.
A Taehyung realmente le agradó aquella sensación en su pecho que se expandía rápidamente.
Amor.
Con la ayuda de sus manos se sentó en la cama y abrazó a su pequeño Ángel, su conejito.
—Te amo —murmura escondiendo su rostro en el cuello, donde había un dulce aroma.
—También te amo —gimió después de sentir los labios de su amante moviéndose con sensualidad sobre su cuello, subiendo con besos húmedos hasta sus labios, donde comenzó a devorarlos lentamente.
Sus cuerpos comenzaron a reaccionar con aquellas caricias llenas de amor. Sus almas uniéndose con cada beso y caricia.
Un gemido de dolor escapó de los labios del omega, siendo callado con un suave beso.
—Ya pasará conejito —prometió Taehyung, ingresando hasta estar completamente en el interior de su pareja.
Beso aquellas saladas lágrimas y espero pacientemente a su pareja, con un simple movimiento de cadera por parte del omega, la pasión se desbordó con aquellas dos almas.
Los gemidos, jadeos y susurros de amor invadieron habitación, donde se unían por primera vez.
Aquella noche, por fin pudieron estar juntos, en cuerpo y alma, esta vez, para toda la eternidad.
🍎
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro