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Capítulo 15

—Pero ¿por qué tienes que ir tú también? —TaeHyung se quejó, siguiendo a JungKook por todo el lugar—. Si tú vas, yo también quiero ir.

JungKook se detuvo y agarró al omega por los hombros, mirándolo a los ojos con una mortal mascara de seriedad en su rostro.

—Ya sabes por qué, dulce, si vas allí, solo harías que te volvieran el principal objetivo y todo el mundo estaría más preocupado por cuidarte que por atrapar a los bastardos —TaeHyung gimió a las palabras del alfa y JungKook le acarició una mejilla con el dorso de sus dedos—. Sé que odias quedarte atrás mi amor, pero sabes que tengo razón, en esta ocasión te volverías más una debilidad que una fortaleza.

TaeHyung gruñó.—Pero tú también estarás en la mira y te volverás un objetivo cuando te vean, Kook. No quiero quedarme atrás, quiero estar ahí para cuidar tu espalda.

—Lo sé, dulce, sin embargo, los Min estarán ahí para respaldarme, el mismo NamJoon también, sé que no le agrado demasiado, pero no creo que dejen que me maten tampoco, al menos eso espero —bromeó, tratando de aligerar la preocupación de su omega, cosa que funcionó, aunque no mucho—. En cuanto a mí convirtiéndome en un objetivo, es algo espero.

—¿Disculpa?

—No me importa convertirme en el objetivo de Dong, en realidad lo ansío, quiero que el bastardo se enfrente a mí. —Había algo oscuro y salvaje en los ojos de JungKook cuando dijo aquello—. A diferencia de ti, amor, tengo asuntos personales que resolver con él.

—¿Quién dijo que no los tengo? —TaeHyung refutó—. También tengo muy serios asuntos que resolver con él desde que casi te asesinan por su culpa, hace unos meses, ¿lo has olvidado? —JungKook sonrió.

—Oh, dulce, no pude haber elegido un mejor apodo para ti. —Entonces JungKook se inclinó y le dio un demandante y profundo beso que le robó el aliento a los pocos segundos.

—No trates de distraerme —TaeHyung refunfuñó.

—No lo hago, no importa cuánto alegues, no estás viniendo con nosotros. —JungKook dejó un último beso en su frente y se alejó, continuando con la búsqueda de sus cosas, TaeHyung le persiguió una vez más, discutiéndole con inconformidad.

JiMin suspiró desde su lugar y se desentendió de la pareja, las cosas parecían estar complicándose de nuevo, tenía entendido que hace dos días HoSeok, el beta de NamJoon, había salido hacía Jeolla del sur en una misión de extracción, lo que Kook luego le dijo significaba que alguien necesitaba ser rescatado y HoSeok estaba por el trabajo.

Ahora resulta que habían dado con la ubicación de Dong SeoHyuk, gracias a la constante vigilancia que JunGi, el hermano mayor de su alfa, había mantenido en los lugares apuntados por algunos de los hombres que fueron atrapados en las redadas de hace unas semanas.

JiMin se sentía de los nervios, porque la manada Min y Kim irían a por él, ellos se iban a infiltrar en uno de sus más grandes asentamientos e intentar derribarlo. JiMin tenía un mal presentimiento sobre todo eso, lo que no ayudaba a calmar sus nervios.

—Min está aquí —JungKook anunció justo antes de que tocaran la puerta, mas JiMin ya lo había sabido, él sintió a su alfa en cuanto este entró al camino de tierra de su cabaña.

Fue él quien se acercó a abrirle la puerta, no dudando en internarse en los brazos del alfa en cuanto este estuvo dentro, YoonGi le rodeó la cintura y lo apretó contra su pecho, dejando un beso en su coronilla. JiMin restregó su mejilla contra él y luego hizo lo mismo con su nariz, inhalando el rico y relajante aroma de su alfa.

—¿Estás tratando de marcarme con tu aroma? —YoonGi preguntó, medio divertido con el acto y muy complacido también.

JiMin sintió que su rostro se calentaba.

—No lo hago.

—Oh, ¿en serio? —YoonGi burló, juguetón.

—De hecho, realmente no está intentando hacerlo —JungKook dijo, acercándose hasta ellos—. JiMin hace este tipo de cosas cuando está ansioso o asustado, es una forma de calmarse a sí mismo —explicó—. Es algo que solo había hecho con papá y luego conmigo cuando este falleció, nunca lo había visto hacerlo con nadie más, en hora buena hombre.

JungKook palmeó la espalda del alfa y JiMin hundió aún más la cara en el pecho del mismo cuando su vergüenza aumentó debido a las palabras de su hermano.

—Ya veo, gracias. —Fue la respuesta que YoonGi le dio.

Tal vez el alfa captó el mensaje tras las palabras de su hermano, porque él realmente nunca había hecho esto con nadie más. Era un acto en el que buscaba seguridad y tranquilidad a través de la presencia y el aroma de alguien en quien confiaba y amaba profundamente, por lo que era imposible para JiMin hacerlo con cualquiera.

—Eh, lindura, no tienes de qué preocuparte, ¿sí? Todo va a salir bien —YoonGi susurró por encima de su cabeza cuando JungKook volvió a alejarse. JiMin le miró a la cara.

—¿Cómo puedes estar seguro? Van a meterse en uno de sus asentamientos más grandes, YoonGi, no puedes decirme que no corren ningún peligro —refutó.

—Tienes razón —este admitió sin problemas—. Pero puedo prometerte que tendré cuidado y trataré de mantenerme tan seguro como pueda, al igual que te prometo que cuidaré la espalda de tu hermano a cada segundo.

JiMin tomó una profunda respiración y asintió, porque realmente no es como si pudiera tener nada más que eso. Ellos estaban yendo allí sin importar qué y JiMin no podría retenerlos por más que quisiera.

—Bien, pero asegúrate de cumplir tu palabra, si algo te pasa, voy a enojarme mucho contigo, ¿escuchaste? —Gruñó por lo bajo, provocando por alguna razón, que el alfa sonriera.

—Que la Diosa Luna no permita algo así —YoonGi respondió, cubriendo sus mejillas con sus manos para luego inclinarse y juntar sus labios en un casto beso—. Te lo juro, lindura, haré todo lo posible para volver a ti con bien.

—Por tu bien, será mejor que así sea, alfa —JiMin dijo, tomando un puñado de la playera del mismo para jalarlo y hacer que volviera a besarle.

La boca de YoonGi fue suave contra la suya, en realidad, el alfa siempre lo era, como si siempre estuviera guardando cuidado de no asustarle, sin embargo, en esta ocasión, JiMin no estaba teniendo nada de eso.

Él le besó duro, luchando e invadiendo su boca sin permiso, JiMin pudo sentir la sorpresa de YoonGi, mas aquello no duró demasiado antes de que el alfa comenzara a responderle con la misma vehemencia. YoonGi envolvió su lengua en la suya y luego empujó y conquistó su cavidad bucal, recorriendo cada rincón de ella y maltratando sus labios placenteramente.

Cuando el mayor finalmente dio un paso atrás, JiMin estaba sin aliento, jadeando por aire. YoonGi le miró con ojos ardientes y algo en el interior de JiMin se encendió, un escalofrío recorriendo su espina dorsal justo antes de que su cuerpo comenzara a calentarse. En su interior, su conejo saltó a la vida, repentinamente ansioso e interesado en lo que sucedía.

JiMin fue capaz de ver el propio león del alfa cerca de la superficie, cuando los iris de este resplandecieron un segundo antes de que YoonGi volviera a inclinarse y saquear su boca igual de duro y arrasador que antes. Cuando volvió a separarse, JiMin apenas podía respirar, pero aquello no le importó en lo más mínimo.

El pulgar de YoonGi recorrió su labio inferior y quitó en exceso de saliva, entonces le acarició las mejillas con el dorso de la mano.

—Eres tan hermoso, JiMin. —YoonGi tomó una profunda respiración y sus ojos resplandecieron aún más—. Y tan tentador también, nunca imagine que tu deseo olería tan exquisitamente.

—¿C-Cómo?

—No me hagas caso. —YoonGi negó con una sonrisa, dejando un pequeño beso en sus labios antes de dar un par de pasos atrás—. ¡¿JungKook?! ¿Ya estás listo? Realmente tenemos que irnos.

—¡Lo estoy! —JungKook gritó desde algún lugar de la casa y solo entonces JiMin se dio cuenta de que la pareja ya no estaba en la sala junto a ellos—. Ya podemos irnos —dijo mientras se acercaba por el pasillo.

—Muy bien —YoonGi respondió y se giró a mirarle una vez más—. Cuídense, ¿sí? No salgan de la casa a menos que sea necesario. Los chicos estarán afuera cuidándote, ellos dijeron que ellos no podrían estar en otro lugar.

JiMin sonrió ante eso.

—Creo que se encariñaron.

—Mientras no lo hagan demasiado —YoonGi gruñó posesivo, JiMin rodó los ojos.

—Tonto.

—Volveremos en unas horas, no se metan en problemas hasta entonces —JungKook dijo, mirando directamente hacia TaeHyung—. JiMin, estás a cargo.

—¿Disculpa? ¿Cuántos años crees que tengo? —TaeHyung refunfuñó, más JungKook cortó sus quejas con un beso.

—Nos vemos en unas horas, dulce.

—Si dejas que algo te pase, voy a patearte el culo —TaeHyung gruñó, más sus ojos se suavizaron cuando dijo:—Asegúrate de volver con bien, amor.

—Lo prometo —JungKook respondió y poco después, ambos alfas se habían ido.

YoonGi miró a los hombres alrededor una vez bajaron de la camioneta, acercándose hasta NamJoon una vez lo ubicó, JungKook le seguía de cerca.

—¿YoonGi? ¿Qué haces aquí? ¿No estabas cuidando del otro flanco? —NamJoon les miró con sincera sorpresa.

—GeumJae se está haciendo cargo de eso —YoonGi respondió—. Además, prometí cuidarle la espalda a Jeon. —Apuntó al susodicho con el pulgar.

—Solo admite que también querías tener la oportunidad de poner tus manos en el bastardo de Dong SeoHyuk —JungKook bufó.

—Sí, eso también —admitió.

NamJoon negó con la cabeza, girándose una vez más para continuar haciéndose con el resto de sus armas.

—¿Puedes comunicarte ya con JunGi? Estamos a punto de proceder —preguntó.

—Por supuesto.

Su hermano no necesitó más que un mensaje, mismo que respondió pidiendo que activaran sus intercomunicadores, YoonGi pasó el mensaje al resto y NamJoon les dio la orden a sus hombres a la vez que el mismo YoonGi se colocaba el propio en su oído, presionando el botón de encendido.

—¿JunGi? ¿Me escuchas? —YoonGi dijo.

—Fuerte y claro. —La voz de JunGi se escuchó a través del auricular.

—¿Cómo se ven las cosas? ¿El objetivo sigue en el lugar? —NamJoon preguntó.

—Afirmativo. Continua dentro de la casa, hay hombres armados alrededor vigilando el lugar y unos pocos más dispersos por el resto del lugar, sigo sin poder decir sobre el bosque, no hay ninguna cámara allí —JunGi informó rápidamente.

—¿Puedes darnos un número? —JungKook preguntó, revisando una vez más las municiones de sus armas, YoonGi le había visto tomar algunas navajas de entre las cosas de NamJoon, y debía admitir que fue un poco espeluznante la adoración con la que parecía analizarlas antes de ocultarlas en su cuerpo.

—De los que puedo ver, hum... —JunGi guardó silencio por todo un minuto, evidentemente haciendo un conteo de estos—. Hay diez de ellos cerca de la casa en la que se está quedando SeoHyuk y al menos unos treinta esparcidos por el resto del lugar, eso sin contar a los que no están de servicio o en el bosque.

Por lo que, como YoonGi había pensado, esto iba a ser una masacre. Solo podía desearle a la Diosa que no hubieran muchas bajas de su lado, sin embargo, sabía que sería inevitable. Ellos se estaban sumergiendo de cabeza en el lugar.

—Les aconsejo que reduzcan a la gente del bosque primero, sería más fácil desde ahí para monitorearlos, de esa forma no tengo que preocuparme porque alguien vaya a salir de la nada y saltar sobre sus espaldas.

—Era justo en lo que estábamos pensando —NamJoon respondió—. Muy bien, ¡¿Todos aquí escucharon?! —Gritó hacia sus hombres.

—¡Señor, sí, señor! —Respondieron a coro los centinelas.

—¡Entonces, procedan! —Señaló hacía los arbustos y los centinelas no tardaron en organizarse en grupos de cinco y comenzar a internarse en el bosque.

—JunGi, avisa a GeumJae que proceda, también. Estamos empezando esto.

—Estoy en ello.

YoonGi asintió hacia JungKook y NamJoon, entonces los tres, junto con cuatro centinelas más que se les unieron, también comenzaron a avanzar hacia el lugar, por supuesto, no sin que antes NamJoon les diera indicaciones al grupo que se quedaba atrás a cuidar de los vehículos y el resto de las armas.

Les tomó diez minutos de caminata antes de entrar en el perímetro del asentamiento, ellos se movieron rápido y eficazmente, eliminando a cuanto guardia se encontraron en su camino, siendo tan silenciosos como se les fue posible, por lo que usaron armas blancas y enfrentamiento cuerpo a cuerpo.

YoonGi estaba gratamente sorprendido con lo eficaz y rápido que Jeon se movía y de lo bueno que era con las navajas también, lo que explicaba la forma en que las había mirado cuando las tomó. YoonGi sabía que el hombre tenía buena resistencia, pero no había esperado tal nivel de entrenamiento militar.

—Es bueno, lo sé —NamJoon jadeó a su lado, ambos agazapados entre unos arbustos acechando a sus próximos objetivos.

—¿Sabías que era así? —YoonGi le miró. NamJoon asintió.

—Lo vi entrenar con mis hombres muchas veces, terminaba barriendo el suelo con sus culos, no importa que tan en desventaja estuviera, casi siempre se las arregló para salir victorioso al final.

—Es una buena cosa. —YoonGi reconocía que le enorgullecía su cuñado, porque sabía que siendo lo que era, este había tenido que trabajar el triple que cualquier raza depredadora para llegar al actual nivel en el que estaba—. ¿Cuál quieres?

—¿Desde cuándo se volvió esto uno de nuestros antiguos juegos de caza? —NamJoon bufó, midiendo a los tres hombres armados más allá de ellos—. Iré por el de la derecha —anunció, saltando sobre sus pies y precipitándose fuera de los arbustos inmediatamente después.

—Estoy yendo por el del centro. —La voz de Jeon le llegó un segundo antes de que se precipitara junto a NamJoon, YoonGi blanqueó los ojos, pero no tardó en seguirlos.

Todos llegaron hacía su objetivo casi al mismo tiempo. El tipo por el que YoonGi iba alzó su arma dispuesto a disparar, pero una navaja se clavó en una de sus manos antes de que siquiera pudiera apuntarla correctamente en su dirección. El tipo gritó, dejando caer el rifle.

—De nada —Jeon dijo, más YoonGi no se giró a mirarlo.

Alcanzando a su objetivo, balanceó su puño y lo conectó en su nariz, justo en el tabique, el hueso crujió y sangre salió desde los orificios nasales del hombre. YoonGi le dio otro golpe y esquivó el derechazo que el tipo le lanzó, se balancearon uno sobre el otro, lanzando golpes y patadas, que conectaron en el cuerpo del contrario.

YoonGi lo derribó en el suelo y cayó sobre él, su brazo balanceándose una y otra vez, mientras su puño se conectaba en la cara sangrante del tipo.

—Deja de jugar, YoonGi, no tenemos tiempo para esto —NamJoon gruñó a su espalda. YoonGi bufó, pero finalmente le dio un último golpe que lo dejó inconsciente—. No parezcas tan desanimado, todavía hay mucha gente a la que puedes enfrentarte.

—¿No es un poco sádico para ser un doctor? —Jeon preguntó.

—No me mal interpretes, amo salvar vidas y ayudar a la gente, pero estos bastardos están bajo el mando de Dong y Choi, lastimando a personas y posiblemente asesinando a inocentes, ninguno merece misericordia cuando es casi seguro que no la dan —YoonGi le dijo.

—Supongo que tienes un punto. —Jeon asintió.

Les tomó poco más de veinte minutos el reducir a todos y otros pocos antes de que JunGi le informara que GeumJae y sus hombres también se habían encardo de su parte.

Ahora se encontraban agazapados a unos metros del borde del bosque, vigilando a los guardas que se paseaban por las calles y callejones, además a los que se mantenían fijos en algunas esquinas, según informes de su hermano.

—¿Listo? —YoonGi preguntó a JungKook a su lado, desfundando su arma y revisando las municiones.

—Lo estoy cuando tu lo estés, Min.

—Muy bien, entonces, ¿vamos por ese bastardo?

—Comenzaba a pensar que nunca lo preguntarías. —JungKook le dio una sonrisa que rosaba lo siniestra.

YoonGi hizo señas a NamJoon, que acechaba desde unos metros por delante, él asintió, dirigiéndose a sus hombres para también transmitirle lo señalado. YoonGi se llevó un dedo al auricular en su oreja y lo presionó.

—JunGi, avísale a GeumJae que proceda, estamos haciendo esto.

—Copiado —su hermano respondió de inmediato y después de enviarle una nueva seña a NamJoon, ellos se pusieron en movimiento.

Ellos todavía fueron capaces de tomar por sorpresa a alguno de los guardias, pero no pasó mucho antes de que el grito de un guardia anunciando intrusos se escuchara.

La mierda se desató luego de eso, los disparos comenzaron a llegar por todos lados y JungKook y él apenas fueron capaces de ponerse a resguardo sin salir heridos, por supuesto, no todos corrieron con la misma suerte, YoonGi pudo ver a algunos de los hombres de Kim cayendo abatidos por las balas.

YoonGi pasó la orden a JunGi de que los hombres se mantuvieran alerta por si el hijo de puta de SeoHyuk trataba de escapar, ellos debían retenerlo a toda costa. El asentamiento estaba totalmente rodeado, pero con gente de su calaña, nunca se sabía, él todavía podía tener un montón de trucos bajo la manga.

Increíblemente, resultó que JungKook y él hacían un excelente equipo, ambos cuidándose la espalda a media que avanzaban entre las pequeñas casas y carpas en el asentamiento, disparando, acuchillando o luchando cuerpo a cuerpo con el enemigo.

Lo que más le dolió a YoonGi, fue tener que asesinar a un par de niños que no podían tener más de quince o dieciséis años, lo había hecho porque no tuvo más remedio, por supuesto, pues estos se negaron a rendirse y continuaron queriendo matarlo. Todavía se aseguró de que JunGi pasara la orden de que solo redujeran a tanto de ellos como pudieran, que no los mataran a menos que no hubiera otra opción.

Ellos eran niños que estaban siendo obligados a hacer aquello bajo amenazas, después de todo.

Cuando finalmente llegaron a la casa donde presuntamente se encontraba Dong SeoHyuk, JungKook y él jadeaban apenas manteniendo el aliento, sus cuerpos sudados y ensangrentados, aunque podía decir que la mayoría de la sangre no pertenecía a ellos.

Había hombres luchando por todas partes incluso allí y tuvieron que deshacerse de algunos que fueron lo bastante elocuentes para intentar atacarlos.

—¿Crees que todavía esté dentro o ya esté intentando escapar? —YoonGi preguntó, mirando de desde su escondite, la casa que se alzaba unos metros frente a ellos.

—¿Qué dice tu hermano? —JungKook cuestionó en cambio, también mirando el lugar desde su lado. Llevando una mano hacia el auricular, YoonGi le hizo la pregunta a JunGi.

—Puedo verlo en la parte este de la casa, está a punto de subir a una de las camionetas junto a dos de sus...

—¿Qué pasó? ¿Por qué te detienes? —YoonGi preguntó, ya corriendo junto con Jeon al lugar mencionado—. ¿JunGi?

—GeumJae y uno de los chicos llegaron a él, mataron a los guardias y tienen a Dong acorralado —informó, YoonGi suspiró aliviado—. YoonGi, hay movimiento en la ventana derecha del segundo piso y en la puerta por donde Dong salió.

—Lo tenemos, nos haremos cargo —YoonGi respondió acelerando el paso mientras informaba a Jeon sobre lo dicho por su hermano.

Casi en un acuerdo mudo, Jeon se hizo cargo del tipo de la puerta y YoonGi de la persona en la ventana, disparando hacía ella, un par de gritos se escucharon y luego el silencio. Solo cuando estuvo convencido de que el perímetro estaba asegurado, fue que se dirigió hacia donde GeumJae había sometido a Dong SeoHyuk.

Antes de que YoonGi pudiera siquiera decir algo, JungKook se había precipitado hacia delante y conectado su puño en el rostro del alfa. YoonGi le dejó hacerlo un par de veces más antes de ir y alejar a Jeon del tipo.

—Vas a arrepentirte de esto, Jeon —SeoHyuk gruñó, escupiendo la sangre que se acumuló en su boca a un lado.

—Eres un bastardo hijo de puta, mereces mucho más que esto por el infierno que nos hiciste pasar a mi hermano y a mí en todos estos años. —Había rabia vibrando y saliendo en oleadas desde el cuerpo del cambia formas conejo, YoonGi tuvo que apretar el agarre en su brazo cuando dio un nuevo paso en dirección al tipo—. ¡No eres más que una cuna para depravados violadores de mierda!

—Oh, ¿todo esto es por la puta de tu hermano? —SeoHyuk se carcajeó, mas la diversión no le duró mucho cuando esta vez fue YoonGi que se precipitó sobre él para descargar repetidos puñetazos en su rostro.

—¡Hijo de perra! ¡Te prohíbo que siquiera nombres a JiMin con tu sucia boca! —Gruñó justo enfrente de su rostro, su rabia aumentando cuando Dong solo pareció más divertido por su amenaza.

—Entonces realmente estás tras el culo de esa puta. —SeoHyuk gorgojó en lo que debió ser una ensangrentada risa.

—Voy a disfrutar matándote, Dong SeoHyuk —YoonGi rugió, sus ojos brillando cuando su león paseó en la superficie, aprobando sus palabras—. Voy a hacer que ruegues estar muerto, te lo juro.

—Ya lo veremos, Min. Veremos quién será el que le rogará a quién —Dong desafió con altanería.

YoonGi alzó su puño una vez más, dispuesto a pegarle, mas se detuvo a mitad de camino cuando Jeon comenzó a gritar a su espalda.

—Oh, ¿no es esto dulce? Justo a tiempo. —SeoHyuk rio, YoonGi entrecerró los ojos hacía el tipo, más le soltó y se acercó a Jeon cuando este se derrumbó en el suelo.

—GeumJae, asegúrate de que Dong no intente nada divertido —indicó.

—Mis ojos nunca se moverán de él —GeumJae respondió.

—JungKook, hombre, ¿estás bien? ¿Qué sucede? —YoonGi intentó revisarlo rápidamente, pero además de algunas heridas no demasiado profundas repartidas en su cuerpo debido a los anteriores enfrentamientos, él no parecía estar mucho más grave—. Oye háblame, ¿qué tienes?

—TaeHyung, n-no... no puedo sentirlo, yo... —JungKook dio balbuceos inentendibles entre jadeos, apoyando las manos en el suelo frente a él. YoonGi hizo una mueca cuando le vio enterrar las uñas dolorosamente en el asfalto, sangre comenzó a brotar de ellas.

—¿JungKook? Te estás lastimando. —La preocupación de YoonGi aumentó cuando gruesas lágrimas comenzaron a deslizarse por las mejillas del conejo.

—No puedo, n-no puedo sentir a TaeHyung —dijo—. N-Nuestro... n-nuestro lazo se r-rompió. —Terminó sin aliento.

—¡¿Cómo?! ¡Pero...! —YoonGi se cortó a sí mismo cuando SeoHyuk comenzó a carcajearse ruidosamente—. ¡¿Qué en el infierno es tan divertido?! —Rugió hacia el hombre—. ¡Responde! ¡¿Tienes que ver con algo de esto?! —Exigió cuando este no hico más que negar con la cabeza.

—Dime Min, ¿qué tan a salvo crees que está tu omega ahora? —Él ladeó la cabeza, dándole una cínica sonrisa—. Tal parece que Kim ya no está más, ¿crees que falte mucho antes de que el omega Jeon le siga el camino?

—¡Mal nacido! ¡¿Qué demonios hiciste?! —YoonGi gritó, poniéndose de pie para apuntar su arma justo a la frente de SeoHyuk—. ¡Responde!

—Matarme no sería muy inteligente de tu parte, Min —SeoHyuk burló—. Si no me reúno con mis hombres en un rango de veinticuatro horas, tienen órdenes explicitas de matar a Jeon. —SeoHyuk se puso de pie, arqueando las cejas en su dirección, en un claro desafío—. Entonces, ¿aún quieres jalar del gatillo? Porque este es el momento.

Cinco minutos antes...

JiMin salió del baño y se dirigió nuevamente hacía la sala, mas no llegó a entrar al lugar cuando sintió que todos los pelos de su nuca se erizaban. Él olfateó el aire, no notando nada fuera de lugar, más su instinto le gritaba que algo malo sucedía, exigiéndole dar media vuelta y esconderse.

JiMin empujó el miedo a un lado y miró alrededor, escuchando con atención en un intento de ubicar a TaeHyung o alguno de los chicos. Un escalofrío le recorrió la espina dorsal cuando no captó más que un inquietante y sepulcral silencio.

Moviéndose con cautela hacía uno de los estantes, tomó el arma que sabía JungKook había escondido en el lugar, verificando que estuviera cargada antes de moverse en dirección a las puertas corredizas. Un jadeo horrorizado saliendo de entre sus labios cuando vio a TaeHyung tendido boca abajo e inerte en el suelo.

Antes de siquiera pensar en lo que hacía, JiMin abrió la puerta y salió a su encuentro, arrodillándose junto a él para girarlo y comprobar su estado. El menor aún estaba vivo, pero su respiración parecía trabajosa y su cuerpo estaba tan frío que JiMin supo sin esfuerzo que tal vez no lo estaría por mucho.

Algo se movió a su espalda y JiMin tomó el arma a su lado y apuntó, dispuesto a disparar a lo que sea que se moviera, mas no tuvo tiempo. Algo conectó dolorosamente entre sus ojos y JiMin vio todo negro por unos segundos, el arma se escapó de entre sus dedos.

Cuando volvió a recuperarse lo suficiente como para medio enfocar la vista, se percató de tres borrosas figuras que se movían frente a él.

—Mi dulce, dulce, JiMin. Nos reunimos una vez más.

El corazón de JiMin se congeló cuando reconoció la voz, su cuerpo encogiéndose aterrorizado cuando unos dedos se hundieron en sus mejillas y le levantaron la cara.

—Hum, voy a tener tanta diversión contigo.

Los ojos de JiMin se llenaron de lágrimas, porque él no podía creer que una vez más se encontraba a merced de Kwang ChulMoo y esta vez, JiMin no creía que pudiera escapar de él.

Stars_Of_Saturn.

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