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Capítulo 18

Cuando Bright llegó al gimnasio, tal como su hombre había informado, el lugar estaba destrozado y Mew estaba en medio de todo el caos arrodillado en el suelo, sus brazos apoyados por delante de él mientras su cabeza permanecía derrumbada. Los hombros del él se sacudían en lo que Bright identificó sin problemas como un llanto silencioso.

—Todo el mundo retírese, me encargaré a partir de aquí. —Bright señaló a sus hombres, quienes vacilaron, mirando con cautela el derrumbado cuerpo del conejo—. Ahora, largo de aquí —ordenó en un gruñido esta vez.

Sus hombres agacharon la cabeza, reconociendo la ordenen de su alfa y lentamente comenzaron a abandonar el lugar, Bright captó la figura de Tong en la esquina, quien le asintió, en un gesto de "me ocuparé de que nadie les moleste", que Bright reconoció fácilmente.

—Mew —Bright murmuró, acuclillándose junto al conejo una vez estuvo a su lado, él colocó una mano en su espalda y le palmeó suavemente.

—N-No puedo... no puedo soportar esto —Mew pronunció con dificultad debido al llanto que seguía tratando de retener—. Primero Gulf y ahora Win, todo esto... todo esto, todo es mi culpa.

—Eso no es cierto.

—¡Lo es! —Mew gritó, levantando la mirada para encararle, el rostro del alfa menor estaba cubierto de lágrimas—. Todo esto empezó porque intenté matar al bastardo de Nani, tal vez si yo... tal vez si no lo hubiera hecho, entonces nada de esto estaría ocurriendo.

—Suppasit. —Mew sacudió la cabeza negativamente, interrumpiendo sus palabras.

—No, tengo razón, lo sabes. Si no hubiera atacado a Nani, Piya no había puesto su atención en nosotros, en Win.

—No digas tonterías, Mew, hiciste eso justo por defender a tu hermano. El hombre estaba tratando de violarle. —Bright rastrilló los dientes y resopló, no queriendo concentrar su rabia en ello, sin embargo, era difícil, pues pensar en el hombre despertaba lo peor de él—. En cuanto a Piya, solo se encaprichó con ustedes porque es un bastardo desalmado que consentía toda clase de abusos en su manada y siente su ego lastimado por haber sido superado por ustedes.

—¿Y de qué valió al final? Win terminó siendo abusado de todas formas, no sirvió de absolutamente nada, solo provocó que ellos se encapricharan más con nosotros, con hacernos daño. ¿Cómo puedo? ¿Cómo puedo vivir sabiendo lo que le están haciendo a Win por mi culpa, Bright? ¿Cómo puedo vivir sabiendo que mi compañero murió por mi culpa?

Mew volvió a negar con la cabeza, levantando su puño para estrellarlo contra el suelo con lo que debía ser toda su fuerza, en una clara muestra de rabia e impotencia. La sangre manchó rápidamente el suelo del gimnasio y Bright se apuró a sostener las manos del menor, quien luchó contra él.

—Mew, tranquilízate, hacerte daño no resolverá nada.

—Sabía que debía mantenerme alejado de él. —Mew lloró—. Sabía que no era una buena idea, sabía que no debía aceptarlo, nunca debí involucrarlo en esta mierda, ya era suficiente con tener a Win en medio.

—Mew... —Bright lamentó, rodeando los hombros del alfa en un intento de detener su lucha, para su suerte, Mew cedió, derrumbándose contra él cuando su llanto se volvió más ruidoso.

—¡Se está muriendo, Bright! —Gritó—. ¿Cómo puedo ir a él y mirarlo postrado en esa camilla, con todos esos tubos y cables conectados a su cuerpo? ¿Cómo puedo soportar el saber que puede irse en cualquier momento? Que no hay esperanza a que sobrevivía la semana, a que siquiera sobreviva la noche, ¿cómo puedo vivir sabiendo que está así por mi maldita culpa? ¡¿Cómo podría vivir sabiendo que fui el causante de su muerte?!

—¡Él no está muerto! —Bright le gritó de vuelta, alejándose del menor solo para tomarlo de los hombros y sacudirlo con fuerza, en una búsqueda desesperada porque reaccionara—. Él no está muerto, Mew. Deja de hablar como si lo hubieras matado, porque no lo hiciste.

—Y-Yo lo hice. —Mew asintió obstinadamente.

—No, no es así, no fuiste tú quien lo llevó a ese estado y Mew, una vez más te digo, Gulf no ha muerto, él está luchando por su vida, aferrándose a ella con todas sus fuerzas, luchando por quedarse contigo. —Bright tragó, porque podía sentir un nudo formarse en su garganta ante lo destrozado que el cambia formas conejo lucía—. ¿Por qué te estás rindiendo antes que él? ¿Por qué le das por muerto, cuando él sigue luchando con tanta fuerza?

Mew no contestó, él solo agachó la cabeza y siguió con su ruidoso llanto, Bright se compadeció aún más de él. Por supuesto, sabía que el menor iba a terminar rompiéndose en algún momento, porque era demasiado que cargar en sus hombros.

Primero sentir el rompimiento de su lazo, después enterarse de que su compañero seguía con vida, formar esperanzas solo para que fueran destruidas cuando se le dijo que finalmente moriría en cualquier momento y ahora ver a su adorado hermano ser torturado en su nombre.

Todo esto era demasiado para que lo siguiera llevando con tanta entereza como lo había hecho en los últimos días. Se debería tener un corazón demasiado regio como para soportarlo sin romperse aunque fuera un poco, y al parecer, finalmente Mew había alcanzado su límite.

—Sé que en este momento te es difícil ver las cosas claras, Mew, sé que es complicado mantenerse firme, pero no te rindas, no lo hagas cuando ninguno de ellos si quiera lo ha considerado —le dijo con voz suave, aflojando el agarre en los hombros de alfa menor, para acariciar de forma calmante su espalda—. Ellos todavía están luchando, no dejes que lo malo de la situación te rompa por completo, no cuando ahora, todo lo que debemos hacer es luchar junto a ellos.

Mew sorbió la nariz y levantó su destrozada mirada hasta él. Él tuvo que tragar varias veces antes de que su voz pudiera salir, aún quebrada y poco entendible.

—¿Y si ellos... qué pasa si no lo logran?

—Entonces los haremos lamentar veinte veces más el que siquiera se hayan atrevido a tocar un solo pelo de su cabeza, recibirán veinte veces cualquier golpe que le hayan dado. —La mirada de Bright resplandeció cuando su león se paseó en la superficie, un aura siniestra le rodeó—. Ellos pagarán, no me importa que mi vida se vaya en hacer que suceda.

Las palabras y resolución de Vright finalmente debieron atravesar el dolor de Mew, porque sus ojos parecieron aclararse cuando asintió y le respondió.

—Aunque se nos vaya la vida en ello.

Gun caminó de un extremo a otro en aquella habitación, su desesperación creciendo con cada segundo. Habían pasado tres días desde que fue llevado a aquel apartamento y separado de Ohm.

Gun estaba preocupado por el hombre, ellos habían sido engañados, puesto que cuando llegaron al lugar acordado tres noches antes, la gente de Kugimiya no había llevado a Fluke con ellos.

De todas formas, no era una jugarreta que no hubieran esperado, sabían que los imbéciles no se lo pondrían tan fácil, pero después de tres días de mantenerse en la oscuridad sobre el estado de ambos hombres, Gun había comenzado a cuestionarse si estos siquiera estarían vivos.

—Ya poseen lo que querían después de todo —murmuró preocupadamente para sí mismo—. Pudieron fácilmente haberse deshecho de ellos.

Si juntaba eso junto con el hecho de que nadie había dado indicios de trasladarlo a algún otro lado, que ni siquiera Nadech o en su defecto, Piya Vimuktayon había dado la cara, sí, definitivamente Gun estaba a punto de perder los nervios.

Una vez más, Gun se sintió tentado a alcanzar su lazo con Off y hablarle, contarle sobre esto y hacer que investigara, mas no quería forzarlo demasiado.

No todas las parejas adquirían el privilegio de hablar mentalmente con sus compañeros y si se abusada demasiado de ello, podría resultar bastante extenuante, provocando severos dolores de cabeza e incluso sangrado nasal.

Off y él nunca habían dado indicios de poseer esa habilidad, no lo habían hecho apropósito realmente, pero dado que aquello era considerado algo intimo y más allá, el hecho de que nadie nunca realmente se los preguntó, nunca revelaron esa información. Bueno, resulta que justo en ese momento estaba siendo beneficioso.

Gun actualizaba a Off diariamente de su estado y le contaba lo poco que lograba escuchar, lo que era prácticamente nada desde que fue empujado a aquella solitaria habitación, teniendo algún tipo de contacto con otra persona, solo de parte de los omegas (que eran claramente cautivos) que le llevaban la comida.

El manubrio sonó cuando la puerta fue desbloqueada y Gun le echó una mirada al reloj que colgaba de la pared, 7:03 p.m. marcaba este, lo que quería decir que era hora de su cena.

Cuando la puerta finalmente se abrió, como esperaba, había un omega con una bandeja en manos, aunque para sorpresa de Gun, este venía acompañado de un hombre que no había visto nunca. Gun le miró con cautela desde su lugar, midiendo al hombre y repasando qué tanta amenaza significaba.

Off, hay un hombre extraño entrando en mi habitación. Es un alfa y creo que podría ser bastante peligroso, mandó de inmediato a través de su lazo mental.

"No es de extrañar", Off le respondió de inmediato, no pareciendo nada feliz, "le identificamos poco después de que llegara al campamento, su nombre es Khaotung Thanawat, creemos que Kugimiya finalmente a mandado a por ti, si toda la seguridad con la que llegó significa algo".

Bueno, por lo menos están dando señales de vida, resopló mentalmente.

"No te confíes del hombre, Gun, es mucho más peligroso y retorcido de lo que puede parecer, por favor, muévete con cuidado a su alrededor".

Lo haré, lo prometo.

"Está bien, he comenzado a movilizar a nuestros hombres, no dejaremos que te lleven a ningún lado. Haremos de Thanawat nuestro principal objetivo, si Kugimiya le ha mandado por ti, significa que el hombre debe tener información de su paradero".

Bien, pero te aseguraste de realmente tener a todos los traidores, ¿verdad? Estoy harto de las sorpresas.

"A cada uno de ellos", Off confirmó.

—Luna Jumpol, es un privilegio el finalmente tener el placer de conocerle —Thanawat dijo, entrando en la habitación. Él le dio una sonrisa, que no era más que retorcida, cuando le miró descaradamente de arriba a abajo—. Es usted mucho más hermoso de lo que había escuchado

Un escalofrío recorrió la espina dorsal de Gun cuando él se relamió los labios, el hombre era simplemente asqueroso.

—Lamento no poder decir lo mismo —Gun respondió, agradeciendo por lo bajo al omega que dejó su cena sobre su escritorio, el chico apenas le miró antes de reverenciarse y casi huir del lugar.

Gun no se perdió el cómo se mantuvo cuidadosamente alejado de Thanawat cuando salió, como si le aterrara el simple hecho de compartir espacio vital. Tomando nota de ello, Gun puso muchísima más atención al hombre.

—No se preocupe, no me ofende —Thanawat le respondió. Gun se abstuvo de blanquearle los ojos, como si realmente le importara una mierda si lo hacía. —Imagino pues, que sabe la razón por la que estoy aquí.

—Lo hago, sin embargo, es decepcionante, esperaba que Nadech al menos se dignara en dar la cara y venir a buscarme por sí mismo —bufó.

—El señor Kugimiya deseaba hacerlo, sin embargo, tuvo asuntos un tanto más urgentes que tratar.

—Me imagino —ironizó—. Intentar apoderarse de las principales manadas de todo el país, ha de ser un trabajo muy tedioso —agregó con desdén.

—Es bueno que sepa comprenderlo. —Gun entrecerró los ojos al hombre, pero decidió que no mordería el cebo.

—De todas formas, ¿dónde están mis hombres? ¿Qué han hecho con ellos? Nadie me ha querido decir ni una palabra y quiero saber de ellos ahora —exigió.

—¿Sus hombres? —Thanawat preguntó con burla—. ¿Realmente no le han dicho?

—¿Qué en el infierno te resulta gracioso? —Gruñó, rastrillando los dientes cuando la furia le embargó de golpe.

—Oh, esto será grande, solo deme un minuto. —Y así sin más, el hombre salió de la habitación, dejándole nuevamente solo.

Gun parpadeó entre confuso e incrédulo, ¿qué demonios le pasaba al tipo?

Alrededor de cinco minutos después, en los cuales Gun había aprovechado para tomar asiento en la única silla de su habitación, debido al súbito dolor en sus piernas, efecto secundario de su embarazo, la puerta se volvió a abrir.

Gun saltó sobre sus pies y un jadeo se escapo de sus labios al ver quienes entraban por ellas.

—¡Fluke! ¡Ohm! ¡Están bien! —No pudo evitar vociferar con alegría, acercándose a ambos hombres, mas se detuvo en seco cuando Khaotung se paró delante de ellos.

Al ver la actitud despreocupada del hombre al darles la espalda a dos potenciales enemigos, fue que Gun realmente reparó en lo extraño de la situación, porque ahora que se fijaba, ambos hombres parecían estar en demasiado buen estado y aun más, no había nada ni nadie que los retuviera.

—¿Q-Qué es esto? ¿Por qué ustedes...? ¿Qué rayos está pasando?

—Señor Gun, —Fluke rodeó a Thanawat para encararle, había una resplandeciente sonrisa en su rostro—. Tiempo sin verle.

—¿Q-Qué? ¿C-Cómo?

—¿Realmente no es capaz de decirlo, Luna Jumpol? Creía que era más inteligente que esto. —Esta vez agregó Ohm, parándose justo al lado del centinela—. Vamos, sé que puede llegar allí.

Gun tomó una profunda respiración y su voz apenas fue más allá que un aliento cuando finalmente pudo hablar.

—U-Ustedes dos, ambos, s-son traidores —balbuceó, sus ojos abiertos a más no poder, demasiado incrédulo ante la situación.

—Ding, ding, ding, ding, aquí es, se ha llevado el premio mayor. —Fluke fingió tocar una campana, sonriendo de forma retorcida cuando agregó:—Muchas gracias por habernos facilitado tanto las cosas Luna Jumpol.

Gun no pudo hacer más que mirar a ambos hombres impávido, eso no podía estar pasando.

Mew se paseó de un lado a otro frente a la puerta de la habitación, luchando por reunir el valor de entrar y ver una vez más a su moribundo compañero. Se pasó una mano por su despeinado cabello, pasando a llevarse la goma con la que lo ataba, él se rehízo el moño una vez más.

—Disculpe —una voz dijo a su espalda y Mew se estremeció del susto, girando de golpe para encarar a la persona, quien resultó ser un hombre no demasiado alto y con lentes, que llevaba un portapapeles y uniforme de doctor—. ¿Es usted familiar del paciente Kanawut?

—Yo lo soy, soy su compañero —Mew contestó—. ¿Quién es usted? No recuerdo haberlo visto antes por aquí —preguntó con acautela.

Mew conocía a prácticamente todo el personal del hospital, por lo menos de rostro, desde que Win había comenzado a trabajar en el lugar y él definitivamente no reconocía al hombre.

—Oh, entonces usted debe ser Mew Suppasit, es un placer conocerle, mi nombre es Nunew Chawarin, soy el nuevo doctor del paciente Kanawut. —El hombre le extendió la mano, misma que Mew tomó cuando el reconocimiento embargó su mente.

—Usted es el doctor de Off —afirmó, soltando su mano después de sacudirla un par de veces.

—Si con ello se refiere a que soy el doctor que el alfa Jumpol enviaría, entonces sí, lo soy. —El pequeño hombre se empujó los lentes por el puente de la nariz—. Ahora, señor Suppasit, ¿qué le parece si entramos a ver al paciente Kanawut?

El hombre le miró fijamente hasta que Mew asintió y se hizo a un lado para dejarle pasar. Él abrió la puerta y entró calmadamente en la habitación, acercándose directamente hacia Gulf, Mew se quedó afuera por un largo momento, mirando a su pareja en la camilla con todos esos cables y tubos conectados al cuerpo.

—¿Entrará, señor Suppasit? —Chawarin le miró por encima del hombro.

Con paso vacilante, Mew entró en la habitación, su cuerpo sintiéndose pesado como el plomo, la puerta sonó mucho más fuerte de lo normal cuando se cerró a su espalda, sobresaltándole. Chawarin le miró con extrañeza.

—¿Está bien? —Él le preguntó.

—Sí, s-solo... sí. —Asintió con un ademán. Chawarin no pareció muy convenció, pero aún así se giró para comenzar a revisar a Gulf.

Por un largo rato, todo lo que Mew puedo escuchar, fue el sonido del cardiograma marcando los regulares latidos de su compañero, así como solo podía ver su pálido y enfermizo rostro. Mew incluso debió quedar en trance en algún momento, porque él volvió en sí solo cuando el doctor Chawarin le tocó el brazo.

—Creo que tal vez debería sentarse, no luce muy bien —el doctor dijo.

—Estoy bien.

—Seré quien diga eso —el hombre masculló.

Mew frunció el ceño, pero se dejó guiar por él hasta el asiento más cercano e incluso permitió mansamente que le revisara.

—¿Cuándo fue la última vez que durmió, señor Suppasit?

—Uh... no recuerdo, creo que el día antes del ataque, no estoy seguro. Puede que haya tomado siestas entre los últimos días. —Por la mueca que el hombre hizo, era claro que no le había gustado su respuesta.

—Pues debe asegurarse de dormir unas ocho horas corridas, usted está presentando fatiga, ligera desorientación y...

—Tengo mucho que hacer —Mew le interrumpió—. No cuento con el tiempo para largos periodos de sueño. —Para ser justos, tampoco es como si realmente pudiera hacerlo aunque lo intentara, habían demasiadas cosas rondando su cabeza—. De todas formas, ¿cómo sigue Gulf?

—Haré que le receten unas pastillas para dormir —Chawarin dijo, casi como si hubiera leído sus pensamientos—, quiero que se tome un par esta noche y que duerma sus debidas ocho horas, ¿entendió?

Mew arqueó las cejas ante el tono autoritario.

—Le pregunté si entendió lo que dije, Señor Suppasit.

—Sí, sí, lo hice, ahora puede decirme cómo sigue Gulf —bufó, Chawarin entrecerró los ojos, mas pareció rendirse poco después.

—El señor Kanawut está estable por ahora. —El doctor suspiró.

—¿Por ahora?

Tomando asiento en la plaza sobrante del sofá en que estaba sentado, Chawarin se cruzó de piernas y se acomodó antes de responder, Mew le blanqueó los ojos.

—Sé que es consciente del estado de paciente, señor Suppasit, él recibió el antídoto tarde, es un milagro que aún esté vivo. —El semblante del hombre ensombreció repentinamente—. Ellos están usando más de la dosis necesaria en los dardos, según lo que los análisis revelaron, era claro que no querían darles cualquier oportunidad para sobrevivir.

—Entonces, ¿cómo fue que... cómo lo logró Gulf?

—Mucha suerte y un increíble sistema inmunológico, supongo. —Chawarin se encogió de hombros—. El señor Kanawut no obtuvo toda la descarga del veneno en él, solo una cuarta parte penetró en su sistema, debido a que el dardo que lo golpeó estaba defectuoso, sin embargo, esto todavía causó graves daños en él.

—Gulf, ¿cree que recupere a su tigre? Quiero decir si él llega a... si él... —Un nudo se formó en la garganta de Mew, impidiendo que dijera las palabras.

—¿Si sobrevive? —Chawarin terminó por él—. Aún no sé si es posible, pero es poco probable, yo mismo no he podido recuperar a mi colibrí y ya ha pasado un tiempo desde que fui inyectado.

Los ojos de Mew se abrieron con sorpresa ante la revelación y la esperanza le golpeó.

—¿Usted fue inyectado? —Jadeó.

—Lo fui, sí. —Chawarin asintió.

—Y está aquí, bien, eso quiere decir que Gulf tiene esperanzas, él todavía puede recuperarse por completo. —Mew se inclinó más cerca del doctor, rogando internamente por tener una respuesta positiva.

—Estoy aquí, sí, pero a diferencia del señor Kanawut, yo pude recibir el antídoto solo un par de horas después de ser inyectado y aún entonces, no he quedado tan bien como puedo parecer.

—¿Qué quiere decir?

—Primero que nada y lo más notable, es que aún ahora no he sido capaz de recuperar a mi colibrí, mi animal interior no ha dado señales de volver. —Chawarin señaló y solo entonces, Mew se dio cuenta de que, en realidad, no podía sentir nada en el hombre, no había ninguna presencia en él—. Sumado a esto, he desarrollado varias afecciones pulmonares y cardiovasculares, que nunca antes había padecido.

—Simplemente vaya al grano doctor —Mew pidió, sus hombros volviéndose rígidos ante la espera de las palabras del hombre, sabiendo que lo que diría no sería nada bueno.

—Lo que quiero decir es que, aunque sobreviva y aún ahora, el señor Kanawut podría fallecer en cualquier momento por un ataque al corazón o un paro respiratorio, eso asumiendo que los síntomas sean aunque sea remotamente parecidos para todos.

—O sea que podría ser peor que eso, ¿hay algo que podría ser peor?

—Infinidades de cosas. —Chawarin hizo una mueca—. Realmente lamento por lo que están pasando, no puedo evitar culparme por el actual estado en que está el señor Kanawut, nunca dejaré de lamentar el haber creado ese veneno.

—¿Disculpe? ¿Qué fue lo que dijo? —Mew inhaló, enderezándose en el asiento—. ¿Está realmente diciendo que fue quien creó esa mierda?

—¿No lo sabía?

—¡Por supuesto que no! —Mew gritó, parándose de un salto, él comenzó a ver rojo—. ¡¿Qué demonios?! ¡Por su estúpido invento, Gulf está así! ¡¿Cómo puede tener la cara de venir aquí y hablarme como si fuera ajeno a ello?!

—Se equivoca, señor Suppasit, no he sido yo quien lo puso en ese estado —Chawarin respondió con voz dura, mas conservando su semblante calmado—. Hubo un muy buen y razonable motivo por el que cree el Contritionem.

—¡¿Cuál en el infierno puede ser una buena razón para crear una mierda así?!

—La vida de mi hijo —Chawarin masculló furiosamente entre dientes.

—¿C-Cómo?

—Si yo no hubiera creado ese químico, ese veneno, entonces Nadech Kugimiya hubiera asesinado a mi hijo. Esa, señor Suppasit, es la razón por la que lo cree.

Stars_Of_Saturn.

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