Capítulo 25
Los conciertos estaban próximos y el resultado de los juicios también.
Sabían de antemano que iban perdiendo contra Annabel; sabían que no podían descuidar su trabajo por eso.... Pero todo era tan estresante, y eran tantas emociones encima que, apenas se tocaba el tema, la pareja destinada rompía a llorar.
Los mellizos se veían felices, felices de estar con ellos, pero también de volver con su mamá.
Jungkook y Taehyung estaban entrando en crisis. Una crisis mayor que muchas en su vida. Tal vez mayor que todas... Incluso mayor que la pérdida de su bebé...
En esta ocasión habían tenido la oportunidad de hablar con los cachorros, de tenerlos entre sus brazos, de besarles las mejillas y cantar una canción juntos... Y de repente alguien, sólo por el simple hecho de darlos a luz, los quería de vuelta a pesar del daño hecho.
SeongJin les había dolido en el alma, los había matado internamente por años. Incluso en ese momento de felicidad con los mellizos y la beta, existía esa espina dolorosa en sus corazones... Pero lo más que tenían de él eran los recuerdos de las patadas en el vientre del Omega, todos esos meses en vano de embarazo y las risas que se volvieron llanto... Había sido precioso, pero no tuvieron el placer de verlo, de jugar con él... pero con los mellizos sí. Y eso dolía más que algo que no se hizo jamás.
Perder a un hijo es una cosa... Perder dos, cuando habían estado con ellos por ya un año, era otra muy diferente. Sentían que se morían.
Las peleas se hicieron presentes de nuevo, aunque de una manera más discreta y a la vez más dolorosa.
Se peleaban en el cuarto insonorizado donde grababan sus canciones, se decían atrocidades por no ponerse de acuerdo en cosas sin importancia y ninguno ponía pie en su cuarto por semanas. Jungkook iba a casa de Daehyun, y eso lastimaba a Taehyung, quien, tras cada pelea, iba al Puente, lugar de suspiros y llantos escondidos. Incluso después de Año Nuevo, de la enorme fiesta y vino, huyó a ese lugar, superado por tener que sonreír falsamente cuando sólo quería llorar.
Era asfixiante. Un bucle de dolor, confusión, miedo, urgencia y angustia. Peleaban, se distanciaban, lloraban, y se buscaban, necesitados el uno del otro. Podían pasar semanas peleados o en buenos términos. Podían insultarse una noche, herirse de gravedad, o amarse y jurarse protección y dulzura a la mañana siguiente. A veces estaban a nada de destruir su habitación en un arranque de enojo; otras tantas se dedicaban a adorar cada centímetro de su existencia... Se sentían agotados, destrozados... Pero ante los niños, solamente eran adultos que no habían dormido bien y que por eso tenían ojeras enormes y ojos hinchados.
Al menos ante los ojos de uno. Los otros dos tenían una idea de lo que pasaba, pero guardaban silencio. Los adultos se esforzaban tanto en ocultarlo, que, honestamente, habían pasado Navidad, Año Nuevo, Reyes y los cumpleaños de Hoseok y YoonGi sin pensar ni un segundo en sus tutores entristecidos...
Los demás integrantes sabían qué sucedía; sin embargo, pocas veces se metieron. Cuando lo hacían terminaban heridos gracias a las palabras de la pareja destinada.
Pareja destinada... Destino. ¿Era acaso el destino de esa pareja no poder tener una familia?
Jungkook había caído de nuevo en el alcohol, tenía problemas por eso con Daehyun. Él era el único que escuchaba sus insultos y aguantaba sus arranques sin parpadear. Todas las noches, todas las horas; siempre firme en su opinión.
Daehyun no tenía corazón para impedirle la estadía al Omega en su casa. Temía que, si lo dejaba solo, Jungkook hiciera alguna estupidez.
Era el único que se enfrentaba a Jungkook, respondiéndole sin insultos ni agresión a sus palabras venenosas; el que le quitaba la botella y lo metía a la ducha fría con todo y ropa; el que sobaba su espalda mientras el otro vomitaba, y le daba algo de comer para calmarse; era el que se escondía en su habitación y maquillaba los golpes que le daba el padre que entraba por las noches, igual o más de borracho que el Jungkook que no lo oía entrar a gritos.
Era él, Jeon Daehyun, quien consolaba a Jungkook después de cada pelea con su marido, y quien dormía abrazando al omega para que éste dejara de gritar por las noches, maldiciéndose a sí mismo y al mundo.
A pesar de todo, Jungkook extrañaba a Taehyung: al Taehyung que lo besaba dulcemente hasta dormirse; el que le llevaba rosas cuando lo veía triste; el que lo hacía tamalito con las cobijas y lo cargaba en sus piernas; ese Taehyung. El Taehyung que reía a carcajadas y que estornudaba con más fuerza de la que era normal; el que le cantaba a sus niños todas las noches y les leía un cuento; el que se transformaba en lobo y le permitía acurrucarse a su lado cuando hacía mucho frío... Simplemente extrañaba al Taehyung que lo amaba.
Y no lo tomen a mal, no es que Taehyung hubiera dejado de amar a Jungkook... Simplemente ese amor era cegado por el dolor.
Taehyung se moría del dolor; le dolía la situación con sus niños, le dolía la situación con su Omega.
A pesar de los momentos de paz en los que todo parecía poder volver a tener una hermosa familia feliz, el dolor y la incertidumbre lo arruinaban todo, haciéndolo volver al infierno de reclamos y peleas.
El dolor trae odio: el odio contra sí mismo, el odio por situaciones pasadas; el odio simplemente por existir.
Sin embargo, a la mañana siguiente tenía que fingir estar bien. Tenía que estar bien.
El punto de quiebre llegó seis meses después de aquel hermoso y ya lejano viaje a la playa, una noche luego de un juicio en el que, por error, MingSu había mencionado cierta situación con Annabel que hizo al juez fruncir el ceño y escribir algo.
Alzarle la mano a un niño le restó muchos puntos a Annabel.
Pero lo que para uno fue un rayo de esperanza, para otro fue la tortura en el infierno.
-¿Y si dejamos que los niños vuelvan con su madre?...
Taehyung dio un frenón repentino, y se volteó bruscamente para ver a su esposo, con los ojos llenos de furia. Afortunadamente, ya era tarde y no había carros por el lugar, o habrían tenido un accidente.
-¿Qué demonios has dicho?
Jungkook se encogió en su asiento.
Sin embargo, antes de poder empezar a pelear, un sollozo se escuchó en la parte trasera del carro.
Byeol se aferraba fuertemente a su cinturón de seguridad, mientras trataba de respirar correctamente.
Tenía rato que intentaba mantener la calma, pues ya llevaban bastante tiempo en el carro, pero aquel movimiento tan brusco del vehículo lo hizo perder la compostura y se echó a llorar.
Taehyung y Jungkook suspiraron profundamente, y con una mirada pospusieron su discusión, para poder ponerle atención al cachorro.
Después de estacionarse correctamente, se bajaron del carro y Taehyung lo cargó, murmurando cosas dulces en su oído. Jungkook le daba palmaditas en su espalda, extrañado de que MingSu no les hiciera un show por haber frenado tan de repente, aunque de inmediato le restó importancia a su falta de atención.
Al mismo tiempo, MingSu también tenía la respiración entrecortada, pero fingió estar dormido para que las lágrimas no bajaran por sus mejillas.
Había puesto el juicio contra su madre; no quería más que morirse.
...
-Kook...
El alfa miró con tristeza cómo su amigo estaba rodeado de seis botellas de whisky y con los ojos llorosos, por lo que, con un suspiro, dejó sus cosas en una silla y se acercó.
-¡Hey, Dae! V-viniste - hic -. ¡Toma un par conmego! Están deliciusas, lo prometo.
-Jungkook, son las cuatro de la mañana y estás borracho. Ve a bañarte y duérmete, ¿sí? Por favor...
Daehyun no quería lidiar con eso, no en ese momento. Tuvo un día terrible... Pero Jungkook, ebrio y herido, simplemente golpeó su mano cuando trató de quitarle la botella.
-¡Déjame! ¡Piérdete, no te necesitou! ¡Eres tan malditamente insuportable! ¿Por qué no me dejas en paz? ¡¿Por qué mierda sigues aquí?!
Daehyun suspiró cuando Jungkook lo empujó, y cerró los ojos con cansancio, frotándolos.
-Jungkook... Por favor, entiende. Estás borracho.
-borracho - hic - es tu padre, y no ando juzgándolo.
Jungkook miró a Daehyun a los ojos, dispuesto a seguir con la discusión, pero se encontró con su mirada herida, y sus labios fuertemente mordidos hasta sangrar.
-Dae... Yo...
El alfa suavemente alzó una mano para callarlo, mientras pasaba la otra por su cara para borrar esa sensación de lágrimas en sus ojos. Con voz rota, dijo, dando media vuelta:
-me voy. El agua está caliente, báñate y duerme aunque sea un poco. Volveré en unas horas para darte medicina para la resaca, pero ahora mismo no quiero lidiar con esto.
Jungkook se paró de un salto del sofá, golpeando su rodilla en el acto, y corrió - trastabilló, de hecho - tras Daehyun, tomándolo de la mano; sin embargo, el alfa se zafó con brusquedad.
Lo que Jungkook consideró como un acto de repudio, no era más que una reacción de temor.
-D-Dae, perdóname, te... - hic -, te juro que no fue con esa intención, yo... Yo...
Jungkook empezó a sollozar, dolido por haber herido a quien no lo había dejado, a su amigo.
Su mejor amigo.
-Dae...
Daehyun abrazó a Jungkook luego de suspirar.
Nunca podría ignorar el dolor de su amigo ni aunque el suyo fuera mayor, ni aunque realmente necesitara alejarse. No podría. No lo haría.
-ya, ya. Ya, no llores. Cuéntame qué pasó, ¿mh? Aquí estoy, mi querido Kuko Kukencio. Dime qué te sucede.
Jungkook le habló sobre el juicio, sobre su decisión de dejar de pelear por los niños y la reacción tan explosiva de Taehyung. Le habló sobre cómo se sentía tan lastimado y solo, cómo le estaba afectando estar peleado con su esposo. Le habló de la terrible discusión de hacía unas horas, durante la cual Jungkook incluso le dio una cachetada a Taehyung, y éste, sin poder contener su furia, lo insultó como nunca antes y lo echó de la casa.
"Si no quieres pelear por los niños, lárgate y no vuelvas".
Daehyun escuchaba todo en silencio, manteniendo dulcemente el abrazo.
La plática duró más de una hora. Jungkook bebió un sorbo directamente de la botella de whisky al terminar.
-Kook, ¿por qué no quieres seguir peleando por los niños?
Jungkook lo miró y tomó otro trago, más grande que el anterior.
-ya no puedo, Dae. Si lo doy todo en ese juicio y terminamos purdiendo, me voy a morir - hic -. Realmente me voy a morir.
Daehyun sintió un escalofrío.
-me duele. Duele cada vez que el juez habla. Duele ver a los niños tan dispuestos a irse con su mamá. Duele - hic - tener que sonreírles a pesar de que me siento mal. Me duele... Tae me llamó egoísta porque ya no quiero que me duela... ¿Es realmente egoísta - hic -, Panda?... No quiero seguir sufriendo. ¿Es eso egoísta?
Daehyun tomó aire profundamente, y negó con la cabeza lentamente, diciendo con la voz temblorosa:
-no, Kook. No es egoísta. No es egoísta querer dejar de sufrir.
-¿Qué hago, Dae?... No sé qué hacer... Me volveré loco... Hic.
Daehyun le acarició el cabello.
-¿Qué es lo que quieres hacer? No lo que debes hacer, sino lo que quieres, Kook. Si realmente quieres dejar de pelear por ellos, estará bien. Si quieres quedártelos, también está bien. Es tu decisión, no mía. ¿Qué quieres hacer?
-no sé, ¡no sé! - hic -. ¡Por algo te estoy preguntando, maldita sea! ¡No sé, cállate, Dae!
Daehyun suspiró, y guardó silencio largos minutos, aún abrazando a Jungkook, hasta que éste sollozó, y lo abrazó más fuerte.
-lo siento, de verdad lo siento. Tienes razón, estoy ebrio. No sé lo que - hic - digo, no sé lo que hago...
Daehyun se alejó de él cuando Jungkook le dio un suavecito golpe en el hombro.
-oye - hic -, eres muy guapo - rio bobamente -. ¿Por qué nunca tuvimos algo tú y yo?
-porque mi padre me hubiera asesinado.
El alfa entró en pánico cuando su amigo de toda la vida rodeó su cuello con sus brazos, acercándose más y más a su rostro. Trató de zafarse de él con cuidado, pero, contrario a lo que buscaba, sólo logró que Kim se aferrase más a él.
-detalles - rio el Omega.
-Kook, de haber "iniciado algo" nosotros dos, hubiéramos arruinado todo. Nuestra relación como amigos hubiera-
-ay, por favor - hic -. ¡Nos hemos besado antes!
-éramos niños, Jungkook. Solo estábamos descubriendo el mundo y a nosotros mismos. No fue nada serio.
-eso puede cambiar.
Kim Jungkook, a pesar de los intentos de Daehyun por impedirlo, unió sus labios con los de su mejor amigo un rápido y desesperado segundo, tratando de aplacar esa necia necesidad y ansiedad que le causaba la dolorosa ausencia de su esposo; sin embargo, aquel beso no hizo más que hacerlo sentir más solo y miserable.
Daehyun se separó con brusquedad del Omega, y de inmediato puso una enorme distancia entre ellos, realmente molesto con lo que hizo el contrario. Pero no pudo decirle nada, ni siquiera logró poner mala cara o regañar a Kim por tal acto indeseable, pues éste comenzó a llorar desconsoladamente. Así, el alfa cerró los ojos, tomó dos profundas respiraciones, y, a pesar de la inmensa incomodidad instalada en su pecho, abrazó al ebrio hombre, incapaz de permanecer indiferente a su tristeza.
-Jungkook - habló dulcemente, acariciando con dulzura su cabello -, te amo. Lo sabes. Eres la persona que más amo en el mundo... Pero no así. Bien lo dijiste antes, estás borracho, no estás pensando correctamente. Si quieres llorar, hazlo. Estoy aquí para secar tus lágrimas. Si quieres gritar, grita. Me quedaré a tu lado y te ayudaré a recuperarte cuando lo desees. Aquí estoy. Me tienes... Pero existen límites, Kook. Este es uno de ellos. Te adoro. Eres mi mejor amigo. Sé que también me quieres, pero no de este modo, ¿mh? Estás herido, te duele. Pero amas a tu esposo. Guarda esos dulces besos para él, ¿está bien?
El Omega asintió, sollozando contra el pecho de su amigo. Minutos después, tomó el valor y alzó el rostro para ver el de Daehyun, ofreciéndole una preciosa y sincera sonrisa. Se alejó de él unos cuantos centímetros, secó sus lágrimas, y, tras una mirada pidiendo permiso, depositó un suave beso en su mejilla.
-gracias, Panda... Gracias por todo... - hic -. Y lo siento. De verdad - hic -. Lamento haberte puesto en esa situación... Lamento todos estos meses.
Daehyun negó con la cabeza.
-no te disculpes. Está bien. Lo entiendo. Pero tienes que solucionarlo, Kook. Tienes que tomar una decisión sobre lo que quieres hacer. Puedes darlo todo por tus niños, y esperar los frutos de ello, o puedes renunciar. Ambas cosas están bien, y es tu decisión. Nadie puede juzgarte por la que elijas, ¿escuchas? Decidas lo que decidas, te voy a apoyar. Además, tienes que hablar con Taehyung. No pueden pelear por todo esto. Deben escucharse y tratar de comprender el punto del otro.
Jungkook asintió, con la mirada baja. Ante esto, Daehyun le revolvió el cabello y le sonrió con cariño cuando el Omega buscó su mirada.
-Dae.
-¿Sí, cabecita de coco?
-tengo miedo...
El alfa lo tomó de la mano suavemente y lo condujo a su habitación, donde lo recostó con cuidado en la cama y lo arropó.
-es natural tener miedo. Pero recuerda que en algún momento tendrás que enfrentarlo. No puedes huir toda la vida.
-quiero a mis niños... Quiero que se queden conmigo, quiero que sean felices... Dae, quiero a mis niños... No quiero dejarlos ir. No quiero.
-entonces no lo hagas.
Cediendo al poder de Morfeo, Jungkook empezó a cerrar los ojos, aunque batallaba por mantenerse despierto.
-quiero... A mis hijos... Quiero ganar el juicio... Yo... Voy a hacer lo posible para ganar el juicio.
Con esas últimas palabras, el hombre se quedó profundamente dormido.
Daehyun soltó todo el aire en sus pulmones, y pasó una mano por su cara, cansado. Con sinceridad, lidiar con Jungkook no era sencillo, menos en aquel terrible estado de ebriedad en el que tantos días lo encontraba...
Estaba exhausto. Realmente cansado. Le dolía volver a su casa y ser recibido por insultos o por el inconsolable llanto de Jungkook; le dolía no saber cómo ayudarlo... Y le dolía también tener que tragar sus propios problemas y dolores para estar al pendiente de su amigo. Simplemente no podía más. Estaba a punto de explotar.
-estoy bien - murmuró para sí mismo -. Voy a estar bien.
Luego de asegurarse que Jungkook estaba cómodo y bien tapado, Daehyun se puso una sudadera ligera y salió de su casa. Largas horas se la pasó vagando por la ciudad. La noche poco a poco quedó atrás, y el sol besó la punta de los edificios.
En algún momento, el alfa acabó en el Puente. Se asomó por él para ver el río debajo, y entrecerró los ojos, buscando su moneda aún si sabía que era imposible recuperarla.
-¿Qué haces aquí?
Daehyun suspiró, se alejó de la orilla, y miró al alfa que tenía la furia escrita en su joven rostro.
-paseando. ¿Tú? ¿No deberías estar en casa, durmiendo? En unas horas los niños van a despertar. No querrás que-
-¡¿Podrías dejar de meterte en los asuntos de mi familia?! ¡¿Acaso no te es suficiente estar robándome a mi esposo?! ¡¿Ahora también quieres a mis hijos?!
-¿"Robándome a tu esposo"? ¿De qué demonios hablas?
Y ahí estaba otra vez ese volcán rogando por hacer erupción, pero trataba tan fuertemente contenerlo que era doloroso.
-¡Los vi! ¡Los vi besándose! ¡Mi Jungkook, mi esposo, mi destinado, él te besó!
-¿Estabas espiando? ¡Sólo fue un error!
-fui a tu casa para pedirle perdón a Jungkook... Pero vaya sorpresa me encontré...
Las lágrimas se anegaron en los ojos de Taehyung, temblando de pies a cabeza por el dolor en su pecho que aquel beso le había provocado...
¿Acaso había perdido el amor de su dulce Omega?... ¿Sería ese el fin de todo?... ¿Por qué? ¿Por qué tuvieron que pelear, por qué?... ¿Por qué Jungkook hizo eso?
-yo sabía... Sabía que su relación no era normal... Son demasiado unidos, no pueden ser simplemente amigos, ¿verdad?... Él siempre se ve tan contento cuando está contigo... Mientras nosotros peleamos y nos hacemos daño...
Taehyung lamentaba profundamente todo lo que había dicho y hecho. Odiaba el hecho de haber herido a su esposo. Tuvo que haberlo escuchado, tratar de convencerlo para que siguiera adelante con el juicio y no se rindiera en lugar de explotar como lo hizo...
-él... Es más feliz contigo, ¿verdad?... – Taehyung tomó aire profundamente. Lo había pensado demasiado. Lo había aceptado, con todo el dolor de su corazón. Si Jungkook estaba más contento con Jeon Daehyun, bien, que así fuera –. Está bien... Sólo te pido que... Lo hagas feliz.
Si Jungkook ya no lo amaba... Entonces lo dejaría ir, aunque eso le matara el alma...
Taehyung amaba a su esposo... Lo amaba tanto que... Si no era feliz junto a él y le hacía daño... Entonces lo dejaría irse de su lado si así quería.
-¿Quieres callarte? Te lo ruego, ¡te lo imploro! ¡Cállate! ¡No tienes ni la más mínima idea de lo que estás hablando!
Taehyung se quedó sorprendido, y alzó la mirada para fijarla en la del contrario, hallándolo con el rostro carmesí de la furia. Confundido, pues no creía que el contrario fuese a reaccionar así, Taehyung retrocedió un paso, sin saber cómo lidiar con una versión furiosa de Jeon Daehyun que no conocía y no deseaba conocer.
-¿Que tienes el corazón roto, dices? - rio Daehyun con fuerza -. ¡¿Tú tienes el corazón roto?!
-¡Mi esposo te ha besado, por supuesto que tengo el corazón roto! - exclamó con indignación.
-¡TÚ TE CASASTE CON EL AMOR DE MI VIDA!
Daehyun se olvidó del falso sentimentalismo, y estuvo dispuesto a soltar todo lo que quiso decir desde el día en que Jungkook le habló por primera vez de ese "alfa adorable de sonrisa cuadrada".
Con una risa ronca llena de tristeza, pasó sus manos por el cabello, y lo jaló con fuerza mientras las heridas que tanto se esforzó en ocultar especialmente de Taehyung y (¡más aún!) de Jungkook, se abrían para quedar dolorosamente expuestas. Los puntos en sus brazos se rompieron, los moretones en su rostro fueron iluminados por el beso del sol naciente, y su corazón se agrietó.
El volcán finalmente hizo explosión.
-bien, bien, ¡bien! - gritó, sonriendo con tanta intensidad y de manera tan forzada que sus mejillas empezaron a doler -. Me gusta Jungkook. Estoy enamorado de él desde el día en que nos besamos en primaria. ¿Eso es lo que querías oír? Me gustan sus sonrisas, sus ojos, su tacto, su amabilidad, ¡la forma en la que arruga la nariz y se queja cuando algo le parece delicioso! Pero, ¡sorpresa! Resulta que la persona de la que estuve enamorado toda mi vida está casado. ¿Con quién? ¡Doble sorpresa! ¡Kim Taehyung! ¡Tú, tú, tú! ¡Siempre tienes que ser tú! - gritó, borrando la sonrisa y mostrando sus lágrimas. Aquellas lágrimas que con fuego le prohibieron soltar desde pequeño -. ¡Eres tú la persona a la que le dedica su sonrisa más hermosa, a quien mira con amor! ¡Eres tú quien recibe lo que toda mi vida quise tener!
Jeon Daehyun olvidó su miedo al llanto, ignoró sus mejillas húmedas, hizo caso omiso a los ojos cristalizados de (tal vez) ira del contrario, y continuó:
-¿Quieres hablar de corazones rotos? ¡Genial! ¡Extremadamente genial! Tal vez así te enseño una lección para apreciar tu vida - gruñó, quitándose con prisa la sudadera, luego la playera, y por último la camiseta, sin que el frío detuviera sus acciones.
-¡¿Qué demonios haces?!
-¡Te muestro mi corazón!
Taehyung no pudo replicar nada, o desviar la mirada. En un segundo Jeon Daehyun estaba semidesnudo de la cadera para arriba, mostrando con la cara bañada de lágrimas su destrozado cuerpo. Taehyung sintió que dejaba de respirar.
-Jungkook siempre me ha preguntado por qué en ningún momento de mi carrera he mostrado mi cuerpo. Bueno, he aquí la respuesta.
Y sonrió.
Otra vez sonrió de esa manera.
Tan roto...
La mitad de su pecho estaba pintado de un rojo impresionante; sumadas a esa marca de fuego (literalmente), había decenas, cientos más de heridas; castigos. Incluso en su abdomen había pequeña hendidura.
Jeon Daehyun había sido atravesado por mil dagas, castigado y torturado de mil formas... Y ninguna lo mató...
¿Por qué demonios nada lo mató?...
-¿Hablamos de corazones rotos, Taehyung? ¿De vidas destrozadas, sueños aplastados? ¿Personas arrancadas de nuestro lado? ¿Quieres hablar de dolor conmigo? ¿De traición? ¡¿Quieres hablar de Jungkook, de verdad?!
Taehyung trató de huir, pero el contrario lo empujó en forma de provocación.
-¿Sabes por qué no le dije nada de esto a mi mejor amigo? Sencillo - rio -. Por él tengo estas cicatrices. Cada una fue una advertencia, una amenaza. No debía acercarme a él o me iría peor la próxima vez...
-Daehyun, detente...
-insistí. Mil veces me marcaron con fuego, y mil y un veces me acerqué a Jungkook. Caí ante sus encantos, ante aquel universo que contiene en sus orbes marrones... Y eso estaba prohibido. ¡Incluso me dispararon por él!... Y justo cuando comencé a enamorarme de alguien más... Me lo arrebataron.
Taehyung sabía lo que venía... No quería escuchar... Quería que todo lo que saliese de esa boca fuera mentira...
Pero no.
-¿Quieres hablar de corazones rotos, Taehyung?... - murmuró Daehyun con la voz rota, sin poder sonreír nuevamente -. Las dos personas de las que me enamoré... Me las quitaste... Mataste a uno... Y te casaste con el otro.
La boca de Daehyun temblaba, luchando por poner una enorme sonrisa...
Una batalla perdida, si me lo preguntan.
-¿Querías hablar de corazones rotos?... Ahí está el mío... Y aquí te va la verdad: Jungkook me besó, sí... Pero yo lo alejé de inmediato, por respeto a ti, a tu matrimonio, y a Jungkook mismo... Pero más a ti. A ti, Kim Taehyung... Oh, no. Perdón. Jeon Taehyung... ¿Siquiera comprendes cuán afortunado eres de portar su apellido?...
Sin dar una segunda mirada atrás, Daehyun se largó de ese lugar, dejando a Taehyung temblando en soledad, llorando en silencio y lamentando todas las malas decisiones en su vida... Odiándose a sí mismo por todo... Odiando tener las manos manchadas de sangre.
...
Kim Jungkook se quedó largos minutos parado frente a la puerta del cuarto que compartía con su esposo. Sus amigos lo habían llamado, preocupados, ya que Taehyung no había salido en varias horas, negándose a ver a cualquier persona. Su lazo estaba tenso, y dolía. La marca que los unía quemaba como el infierno.
Tras un largo suspiro, mínimamente teniendo una idea de lo que podría suceder en los siguientes minutos, tocó suavemente la puerta de la habitación, y, con voz dulce, llamó:
-Tae, soy yo. ¿Podemos hablar? Por favor... quiero... quiero decirte algo importante.
Tras diez eternos segundos, se escuchó cómo a la puerta le quitaban el seguro y luego se abrió, dejando ver a Jeon Taehyung, quien tenía los ojos rojos y ligeramente hinchados. Sin mediar palabra, volvió a la cama matrimonial, y se hizo un ovillo con las cobijas; únicamente dejó expuestos sus ojos y la punta de su nariz. Jungkook se sentó a su lado.
-Tae... yo... tengo que confesarte algo.
-Kook.
-¿sí?...
-¿soy una mala persona?
Sorprendido por la pregunta, Jungkook frunció el ceño, y quitó un mechón de cabello que impedía ver los bellos ojos de su alfa, que se volvían a llenar de lágrimas.
-no, Tae. Eres una persona maravillosa, dulce, y, aunque tienes tus imperfecciones, eres bueno. Te amo, ¿okay?
-entonces, ¿por qué?... ¿Por qué lo besaste?... Yo... ¿Acaso quieres dejarme?...
Jungkook cerró los ojos, y soltó un suave y pesado suspiro.
-ya lo sabías...
-no quería... fue una coincidencia.
Jungkook volvió a suspirar; empezó a jugar con su cabello y a morder sus uñas. Tras un rato, se decidió a colocarse frente a su marido y descubrir su rostro, mirándolo directamente a los ojos.
-lo siento. Estaba tan molesto, tan herido, tan... confundido... que solamente me embriagué hasta ni siquiera poder reconocerme en el espejo... siéndote sincero, ni siquiera recordaba lo que hice ayer, hasta que Dae me dijo... te amo, Tae. Te amo más que nada. No porque eres mi destinado, sino porque eres alguien bueno, maravilloso, dulce. He cometido muchos errores que te han lastimado, perdóname. Quiero arreglarlo. Te amo, cariño...
Taehyung se alejó suavemente del tacto del Omega.
-¿Me amarías - murmuró muy, muy bajito - incluso si supieras que no soy la persona tan "buena" que piensas?...
-¿De qué hablas, Tae? Eres bueno. Eres-
-no lo entiendes, Jungkook, ¡no lo sabes! Soy una persona horrible, soy un cobarde, soy... Soy...
Un asesino...
Jungkook se quedó en silencio, esperando pacientemente a que su esposo dejase de temblar y, si quería, que le contase todo.
-Kook... - Taehyung, temblando, se escondió más en las cobijas. Apenas se le escuchaba -, ¿sabes por qué fue tan difícil para mí aceptar que te amaba cuando pensé que eras un alfa?...
Aquellos recuerdos dolorosos de años fingiendo ser algo que no era golpearon fuertemente al Omega, mientras negaba con la cabeza, vacilante. A pesar de haber tenido curiosidad tiempo atrás, no sabía si estaba preparado para una respuesta sincera.
Cuando Taehyung retomó la palabra, con la voz quebrada, supo que, en efecto, no estaba preparado:
-me negué tanto a quererte... porque una vez me enamoré de un alfa... Y terminó muy mal.
...
No tendría más de quince años cuando lo conoció y se enamoró profundamente de él.
Byeon Iseul; el rocío en el seco otoño que en ese entonces era su vida.
Con él, aprendió a amar la lluvia, a disfrutar del viento y a ser él mismo.
Se enamoró tan perdidamente que el hecho de que él fuera también un alfa era insignificante. Lo quería por quién era, por cómo lo hacía sentir, y por esos preciosos hoyuelos cuando sonreía o hablaba.
Iseul, si bien era reservado, nunca dejó de demostrar su cariño hacia Kim Taehyung. Le daba pequeños besos en la mejilla y, cada que tenía la oportunidad, le tomaba la mano. Eran dos jóvenes, inocentes e ingenuos, que creían que serían felices mientras se quisieran sinceramente. Así que iniciaron formalmente una relación, y dejaron de ocultarse.
Pero la sociedad, homofóbica eternamente, les hizo saber que su noviazgo no tenía futuro. A los pocos días que Byeon Iseul admitió frente a su padre y amigos que estaba saliendo con otro alfa, su vida se volvió un infierno terrenal. En la escuela, todos los que él llamó por años "mejores amigos" lo golpeaban, escupían y hablaban de él vulgaridades y groserías... Y en su propia casa, su padre quería quitarle lo "maricón y anormal" a golpes.
Todo eso lo sufrió solo y en silencio.
La carrera de Taehyung apenas iniciaba y, a pesar de los obstáculos, se veía un futuro prometedor para el grupo. Ganaban premios, tenían buenas vistas. Con el tiempo, la fama y fortuna tocó la puerta de aquellos jóvenes, recompensa de sus esfuerzos... Pero cualquier mínimo escándalo terminaría con eso. Ambos lo sabían... Así que decidieron que no hablarían de su relación abiertamente al público. Igual nadie les creería. Al final, ¿quién en su sano juicio podría pensar que al joven apuesto del grupo de Bangtan boys le gustaban los alfas? Vamos, es absurdo. Tiene a miles de fanáticos omegas y betas, ¿por qué habría de fijarse en un alfa?
Taehyung estaba dividido entre el trabajo, su sueño, y su pareja.
El padre de Byeon Iseul les había prohibido acercarse... Pero, jóvenes y necios como lo eran, impacientes y ansiosos por querer amar, lo ignoraron.
A pesar de todo el dolor que les traía, se seguían esforzando para que pudiera funcionar.
Pero no lo hizo. En su lugar, todo empeoró. Las marcas en el cuerpo de Iseul iban en aumento, su sonrisa se perdió, su apetito se esfumó, toda su vida se apagó.
Su padre, la escuela, la presión social, el rechazo a lo que era, la persecución y cómo lo condenaban por amar a alguien con la misma casta que él... Lo estaban matando.
Mientras Kim Taehyung gozaba de amor y felicidad cumpliendo su sueño, Byeon Iseul fue rechazado por su familia, odiado por quienes consideró "amigos" y abandonado por el mundo.
Después de un año de relación, tocaron fondo. Peleaban, se gritaban, reclamaban y se insultaban. Uno culpaba al otro de todas sus desgracias, y el otro trataba desesperadamente mantener su buena reputación ante los ojos públicos.
Fue cuestión de tiempo. Todo el odio del mundo terminó rompiendo a esos jóvenes de inocentes corazones.
A pesar de haber terminado su relación, uno de los dos jamás pudo quitarse de encima la etiqueta de "maricón". Siguió siendo repudiado y señalado por la sociedad... Hasta que hubo un punto en el que ya no pudo más.
Un tres de enero, Taehyung recibió una llamada, en medio de un ensayo para un concierto que empezaría dos horas más tarde, el cual tuvo que ser cancelado ya que el vocalista rompió en llanto y cayó en depresión al enterarse que Byeon Iseul, su primer amor, se había suicidado.
Dos semanas más tarde el señor Byeon, arrepentido y culpando hasta el último segundo a Taehyung por la muerte de su hijo, también se quitó la vida, haciéndolo frente al hogar de aquel joven alfa para que nunca olvidara su "pecado".
-¿Sabías que Daehyun también conocía a Iseul?... - murmuró Taehyung -. Estaba enamorado de él... Iseul alguna vez lo mencionó, estoy seguro... No puedo creer que ese "Daehyunnie" del que tanto hablaba y que era su mejor amigo fuese el mismo Jeon Daehyun que conocemos... Iseul siempre se veía contento cuando salía con él, realmente eran unidos... Y yo... Yo...
Jungkook quitó de un jalón las cobijas que envolvían a Taehyung, y se abalanzó sobre él, abrazándolo contra su pecho fuertemente, como si quisiera protegerlo del mundo entero... Como si pudiese borrar ese dolor y esa culpa del corazón de su amado.
-Tae... Mi amor, eras un niño. Solamente tenías quince años... Y supongo que él no era más grande... Los dos eran niños, Tae. No es tu culpa. No puedes culparte por haber amado a alguien. No es tu culpa que la sociedad sea tan homofóbica y asquerosa que no permita el cariño entre dos personas de la misma casta.
-pero fue mi culpa, fue mi culpa... Si tan sólo no me hubiera enamorado... Si tan sólo lo hubiese protegido... Si tan sólo yo hubiera muerto en su lugar...
Jungkook contuvo el desgarrador llanto del alfa. Lo abrazó con fuerza, y le permitió derrumbarse.
Ambos se quedaron así largas horas. El Omega en todo momento mantuvo un fuerte abrazo sobre su pareja, y de vez en cuando le acariciaba su cabeza y dejaba besitos en su cara.
-Tae...
-Kook - interrumpió, medio dormido -. Te he hecho daño por muchos años. Cuando me negué a mi amor cuando creí que eras un alfa, cuando... Cuando SeongJin murió... Y ahora. Lo siento... Lo siento, lo siento, lo siento tanto...
-basta. No tienes que pedirme perdón.
-pero... Pero yo...
-una relación es de dos, ¿recuerdas?... Si hemos tenido tantos problemas, es porque ninguno de los dos ha hecho el verdadero esfuerzo de mejorar. Lamento eso, Tae. Lamento huir cuando las cosas se complican. Y quiero decirte que no pienso rendirme. Ni contigo, ni con los niños... Lamento todo lo que has pasado; quiero hacerte saber que tus heridas no quitan lo mucho que te amo. Espero que podamos sanar juntos.
-entonces, te lo ruego... Si quieres huir, si quieres esconderte... No vayas con Daehyun. Recurre a mí... Por favor... Estoy aquí, mírame. Te amo... No me dejes.
...
¡Hola de nuevo! Sé que ha pasado muuucho tiempo desde la última vez que actualicé cualquiera de mis historias. Ha sido un año horrible, de hecho. No diré demasiado, pero, en resumen entré a la universidad (Ciencia Forense es increíble, pero es una carrera literal de tiempo completo), mis papás están en un extraño, agotador y asfixiante proceso de "divorcio" (se suponía que se iban a separar hace ocho meses, pero se reconcilian, se pelean, vuelven a reconciliarse y me meten en sus problemas), terminé con mi pareja (4 años de una amistad hermosa y fuerte y uno de relación se fueron al caño) y entré en un estado ansioso-depresivo durante un largo, LARGO periodo de tiempo...
No mentiré, pensé en cerrar mi cuenta, borrar todas las historias y olvidarme completamente de la escritura, especialmente después del tema de mi pareja (amaba escribir por y para esa persona); sin embargo, siempre me ha molestado que los escritores no terminen sus historias.
Como escritores siento que tenemos una responsabilidad para con el lector y también para con nuestros personajes, quienes se merecen que relaten su historia completa y les den un final adecuado.
Cuando escribes, le das vida a un mundo; los personajes te hablan para que cuentes su historia.
Los chicos de este fic aún tienen momentos por compartir. Si bien es, de hecho, material que alcanza para una temporada más, lo hemos discutido, y hemos quedado que esta será la última. Como había dicho antes, estamos en la etapa final.
SunHee especialmente tiene mucho por compartir. Su crecimiento como persona, como hija, sobrina y hermana es algo que deja mucho material, al igual que los mellizos; sin embargo, es algo que ella vivirá por su cuenta en este mundo de fantasía que he creado.
Toda historia merece un final, incluso la mía, que tal vez no es tan buena. Pero el final que le da un escritor a una historia no tiene que significar el fin del mundo de fantasía. Los personajes seguirán viviendo, creciendo, amando; sólo no los veremos durante ese proceso.
Con todo esto sólo quiero llegar a un punto: terminaré mis historias pronto. No sé si después de esta y Matar O Morir venga otra; tampoco sé cuánto tarde en darles un final a ambos universos, pero me comprometo a no dejarlos sin esa conclusión.
A quien siga aquí, leyendo esta historia nacida de un loco sueño, gracias. Espero que sigan disfrutando la lectura y amando a los personajes.
¡Nos leemos pronto!
§†Val†§
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