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Capítulo 24

Cuando Jungkook volvió a casa, se encontró a Taehyung en el marco de la puerta de SunHee, con una mirada entre triste y llena de calma. La muchacha hacía su tarea, dándole la espalda, con sus audífonos puestos y tarareando suavemente "Dear little bear", canción que Daehyun le había regalado antes de estrenarla el próximo mes.

"Porque, querido pequeño oso, necesito que vuelvas a tu hogar. Mi querido y pequeño oso, solo jamás te voy a dejar".

-¿Tae?

-oh, volviste. ¿Quieres comer algo? Los chicos prepararon comida para hoy y mañana.

-no, cariño, gracias. ¿Cómo estás?

-¿Yo? Uh... Bien. ¿Por qué preguntas?

-te ves triste.

El alfa suspiró, cerró suavemente la puerta de la beta y abrazó a su Omega.

-es Su. Quise hablar con él, pero... Simplemente explotó.

-¿Explotó?

Taehyung suspiró, y negó con la cabeza.

-nunca lo había visto tan molesto, y jamás había escuchado tantas mentiras en tan solo veinte segundos.

Jungkook suspiró. Ya que sabía lo que les había sucedido a los mellizos en su niñez, no podía culparlo por mentir seguido.

-en fin... ¿Cómo está Daehyun?

-eh... Irá a la playa.

-¿Eso es un "está bien"?...

Jungkook suspiró y asintió.

-sí. Va a estar bien.

...

-¡Nada está bien!

SeokJin estaba a nada de arrancarle la cabeza a su esposo, quien, apenado, ni siquiera lo miraba a los ojos.

-Jinnie, disculpame, se me cayó...

-¡Era la comida para la playa, Nam! Te he dicho mil veces que te alejes de la cocina mientras cocino, justamente por este tipo de situaciones.

-yo... Quería ayudar...

El Omega tomó aire profundamente, y se acercó a su alfa, acariciando su mejilla.

-lo sé. Gracias por eso, pero ten más cuidado, ¿sí? No quiero que te lastimes.

Nam sonrió y besó los labios del mayor, casi ronroneando.

-bueno... Supongo que tendremos que comprar comida allá.

-no será necesario - mencionó una voz dulce detrás suyo.

Daehyun le sonrió a la pareja cuando voltearon a verlo con sorpresa, y mostró una canasta de gran tamaño.

-no soy muy bueno cocinando, pero tengo un amigo chef que nos preparó esto. Creo que alcanzará para todos.

Jin sonrió enormemente y golpeó amigablemente su hombro.

-¡Gracias! No sabes cómo has salvado a este torpe alfa de una larga lista de compras y horas de cocina seguramente fallidas.

NamJoon bufó, para disimular su mueca de vergüenza, y luego ocultó el rostro en el hombro de su esposo.

-no es nada - rió Daehyun, poniendo su mejor cara, y dejó la canasta en la mesa -. ¿Dónde están los niños?

Jin sonrió con dulzura.

-Sun se está lavando los dientes, y los mellizos están en su cuarto cambiándose. Kook está en la cochera, subiendo las maletas.

Daehyun agradeció velozmente a SeokJin, y se fue hacia el baño. Ahí encontró a SunHee, con el cabello mojado y enredado, su cara un poco hinchada y sus ojos ligeramente cerrados.

No la culpaba. Eran las cinco de la mañana, y la chica acostumbraba levantarse a las seis.

Jungkook había planeado ir temprano a la playa para pasar todo el día ahí, y disfrutar al máximo el tiempo en que el sol no quemaba, y todos estuvieron de acuerdo.

-te ves adorable recién despierta.

La chica miró por el espejo y se sonrojó, tratando de inmediato de aplacar su cabello despeinado.

-me veo como si un alien me hubiera raptado.

La chica cubrió su rostro ligeramente hinchado, avergonzada. Daehyun rió, entró al baño y despeinó más su cabello, notando al instante el frío y húmedo tacto.

-acaba de arreglarte y ve al carro, ¿sí? Ya casi salimos, NaBi.

La chica sonrió dulcemente y asintió.

-¿Me ayudas con mi collar? Tiene el broche tan pequeño que no me lo puedo poner yo sola.

Daehyun rió con dulzura, tomó el collar que estaba en un lugar seco, y lo colocó alrededor del cuello de la joven.

-tienes el cabello muy enredado.

-sí... Pero ya no hay tiempo, se va a hacer tarde.

Daehyun desechó su preocupación con un gesto de la mano, tomó un cepillo, crema para peinar, y con tranquilidad puso algo de la crema en el pelo de la chica y empezó a cepillarlo.

SunHee se quedó callada, mirando por el espejo cómo Daehyun se veía tan tranquilo y casi feliz de cepillarle el cabello.

Pero luego un sentimiento de fuerte y desastrosa tristeza se apoderó del corazón del alfa, por lo que con torpeza detuvo sus movimientos y, sin mirar a la beta, comentó:

-date prisa, ¿sí? Iré a ayudar a Kook.

Antes de que la chica le preguntase si estaba bien salió del baño y se dirigió a la cochera.

Al ver a su amigo de espaldas, tarareando una canción, aquella tristeza se volvió más pesada. Asfixiante.

-hey, Jungkook...

El Omega volteó a verlo, y una gran sonrisa se posó en sus labios.

-¡Dae! Viniste, qué gusto me da.

El alfa no dijo nada. Sonrió con los labios apretados y asintió.

Fingir que nada pasó, excelente plan...

-necesito que me ayudes a cargar unas cuantas cosas, ¿sí? Se lo pediría a Tae, pero fue a comprarle a los niños trajes de baño y juguetes para el agua.

Daehyun aceptó, y fue así como ambos terminaron de guardar todas las maletas con chucherías dentro en dos coches diferentes, y atar arriba de uno la caja con los inflables dentro.

-cuando llegue Tae ponemos la caja en el tuyo, ¿sí?

-espera, ¿yo voy a conducir? ¿En qué momento lo acordamos?

-oh... Eh... Yo iba a manejar la camioneta... Sun, Jin, Nam y Tae irían conmigo. Se me hizo buena idea que te distrajeras un poco. Los mellizos, Gi, Jimin y Hoba irían contigo... Pero si no quieres no...

Daehyun realmente necesitaba negarse a manejar. No se sentía capaz de hacerlo... Pero esos enormes y suplicantes ojos que Kim tenía lo hicieron suspirar.

-dile a YoonGi que será mi copiloto. Sólo por precaución...

-¿Precaución de qué?

No quiero desmayarme y perder el control del carro.

-de cualquier cosa. Un choque, algún mareo, no sé. Me sentiría más tranquilo si tengo a alguien que cuide lo que hago.

Jungkook asintió.

-le diré a Gi, aunque seguramente es lo que ya tenía planeado.

-bien. Voy por los niños.

Daehyun huyó de la cochera, esquivando a SunHee, que traía una pequeña bolsa entre las manos. La chica miró cómo se iba con preocupación, pero no dijo nada. En cambio, se acercó a Jungkook y le extendió la bolsa.

-¿Uh? ¿Qué es eso, nena? ¿Quieres que lo guarde?

La chica negó, y, con las mejillas un poco rosas, aclaró:

-es para ti.

El Omega abrió bastante los ojos, sorprendido. Así, con las manos dudosas, abrió la bolsa, y se encontró con unas bonitas gafas de sol color azul y con dos lindas estrellas al final.

-sé que no es una marca cara como la que acostumbras a usar, pero me parecieron lindos...

Jungkook la abrazó fuertemente, y besó sus mejillas repetidas veces, haciendo a la joven quejarse por tan empalagoso acto.

-me encantan - aseguró, sonriente -. Están preciosos. Gracias, princesa.

SunHee sonrió con timidez y se subió al vehículo. Jungkook se colocó los lentes en la playera, y, al ver a su esposo llegando con una caja grande, rebosante de juguetes de playa, corrió a ayudarlo. Así, en cinco minutos, todos ya estaban arriba de los dos carros, y la travesía hacia la playa inició.

...

-tío Dae, ¿te encuentras bien?

Daehyun miró al pequeño alfa a través del espejo.

-¿Por qué preguntas, Byeol?

-estás pálido.

Daehyun desvió la mirada, y se concentró en el camino frente a sí. El calor ya se notaba, y a lo lejos una gran mancha azul se lograba divisar.

-estoy bien - murmuró al darse cuenta que el cachorro esperaba una respuesta -. Simplemente no dormí mucho.

-¡Hyung, cuando lleguemos, hagamos un castillo de arena! - dijo MingSu antes de que su hermano preguntara algo más.

-¡Claro que sí! Será el castillo más grande y bonito, ¿verdad?

Ambos cachorros gritaron felices que sí, y empezaron a reír. Daehyun suspiró profundamente, y estiró temblorosamente sus dedos sobre el volante.

-¿Seguro que estás bien? - preguntó YoonGi, subiéndole a la música en la parte de los asientos de los niños para que solamente Dae lo escuchara.

El contrario volvió a tomar profundamente aire, y le dio una sonrisa pequeña, asintiendo. Sus dedos picaban, y no podía hacer nada para aliviar esa molesta picazón.

-¿Quieres que yo maneje?

YoonGi miró disimuladamente el camino por el que iban, notando que cada vez iban más y más rápido a pesar de que el límite era de 60 km/h. Luego miró a quien manejaba, con sus grandes y negras ojeras, los labios partidos, los ojos un poco hinchados, y su figura tan tensa y a la vez temblorosa.

-estoy bien.

-Dae...

-¡Dije que estoy bien!

100. 120. 130 km/h...

-Daehyun, tranquilízate.

-estoy bien, estoy bien, ¿por qué nadie entiende que estoy bien?

-Daehyun, baja la velocidad - susurró Min, agarrando con fuerza su cinturón.

-estoy manejando, como Él quería, ¿y ahora resulta que lo hago mal?

140 km/h...

De repente, una mano en su hombro hizo a Daehyun reaccionar y mirar por el retrovisor. Hoseok tenía los labios apretados, la cara ligeramente pálida, y los ojos llenos de preocupación.

-Dae, los niños. Baja la velocidad.

El alfa se quedó callado, pero poco a poco el auto volvió a los 60 km/h establecidos.

-¿Quieres que conduzca? - murmuró el Omega dulce y suavemente, pero Daehyun negó con la cabeza.

-faltan dos minutos para llegar... No te preocupes, estoy bien...

YoonGi iba a replicar, pero Hoseok tocó su brazo en señal de que se callara, y así fue.

Esos dos minutos prometidos fueron incómodamente pesados. Los niños no se habían dado cuenta de nada, pero el silencio de los adultos los puso en alerta. Hasta que llegaron al estacionamiento, y se olvidaron del asunto.

Los niños salieron corriendo hacia la entrada de la playa, con los shorts y playera que compró Taehyung como traje de baño.

-¡Niños, el protector solar! ¡Esperen!

Hoseok salió corriendo tras ellos con la cara blanca por el protector solar, y chanclas en mano. Los cachorros rieron y corrieron, retando al Omega a alcanzarlos. Mientras tanto, Daehyun y YoonGi seguían dentro del carro, en silencio.

-lo lamento.

YoonGi lo miró de soslayo, y suspiró, abriendo la puerta. Pero antes de bajarse, dijo por lo bajo:

-si esos niños te importan siquiera la mitad de lo que me importan a mí, seriamente debes hablar con alguien. Resuelve tus asuntos. No sé qué te preocupa, pero si sigues de esa manera, vas a lastimar a alguien. Y no quiero que sean esos niños. Yo manejaré de regreso.

Así, YoonGi bajó del carro, y empezó a descargar sombrillas, sillas, mesas y toallas. Daehyun se quedó ese tiempo en el carro, con la frente apoyada en el volante, y las manos temblándole.

La ventana fue tocada suavemente, por lo que tomó aire, abrió la puerta y bajó, mirando a Hoseok a los ojos y esperando su regaño.

-deberías venir, se hace tarde. Además, los niños quieren jugar contigo.

-¿No estás molesto?

El Omega negó suavemente, tomando con cuidado el rostro contrario entre sus manos, y acariciando con su pulgar la mejilla de Daehyun.

-me preocupas. ¿Qué pasó?

Y Daehyun quiso contarle todo. Las visitas de su padre ebrio a su casa de madrugada, los golpes, el acoso de los medios, la presión por parte de su empresa, los insultos, deseos de muerte y el odio de los fanáticos aferrados y en negación a su supuesta novia, el cansancio, su poca alimentación y sus deseos de desaparecer... Pero esos ojos tan cálidos, tan sonrientes, tan esperanzados por ayudar hicieron que se acobardara y solamente sonriera con cansancio.

-tengo demasiadas cosas en mente. Lo lamento.

Hoseok suspiró. Se alejó de él y le sonrió con tristeza.

-ve con los niños.

Daehyun le sonrió y se fue, poniéndose mientras caminaba el protector solar.

Al pisar la arena, dos pequeños cuerpos se pegaron a sus piernas.

-¡Hyung, juega con nosotros!

Ambos cachorros tenían los ojos bien abiertos, y llenos de un brillo inmenso.

Simplemente se veían felices, y eso hizo que sus manos dejaran ligeramente de temblar.

-bien, bien. Pero vamos a la playa.

-¿No es esta?

-nop. Aquí es donde te puedes enjuagar para ir a tu carro u hotel - dijo, señalando las regaderas.

Los niños se miraron y se sonrieron, corriendo hacia donde Daehyun les dijo que estaba la entrada a la playa.

Sin embargo, cuando Daehyun llegó a esta última, los encontró paralizados, mirando con la boca abierta el inmenso mar.

-es enorme...

-corran y vayan. Kook tardará un poco, fueron por bebidas.

Los cachorros se miraron entre sí y luego negaron, corriendo de vuelta a las regaderas. Extrañado, Daehyun fue tras ellos, encontrándolos pegados a la pared, con los rostros pálidos.

-¿Qué pasa?... ¿Nunca habían visto el mar?

Ambos cachorros negaron.

Daehyun suspiró profundamente.

No puedo hacerlo. No quiero hacerlo. El mar... El lago...

Amy....

-vengan conmigo.

Los cachorros dudaron por largos segundos, pero al final tomaron cada uno la mano que el alfa les extendió.

Daehyun jaló suave y lentamente a los niños de vuelta a la playa, y, con pasos disimuladamente pesados, poco a poco se fueron acercando al mar.

Cuando el agua tocó sus pies, cerró con fuerza los ojos al mismo tiempo que los mellizos soltaron un chillido de sorpresa.

-¡Está helada!

-¡Hyung, hyung! ¿Es el mar? ¡¿Esto realmente es el mar?!

El alfa respiró profundamente tres veces, luego miró a los niños, y soltó una gran carcajada.

-¡Sí, mis niños! ¡Es el mar! ¡Es el mar!

Acto seguido, Daehyun soltó a los niños y se echó a correr, retándolos a que lo alcanzaran. De inmediato los mellizos fueron tras él, riendo y pateando las olas bajo sus pies. Daehyun de vez en cuando se detenía y les aventaba agua al cuerpo, riendo por sus caras cuando el agua fría impactaba con sus pequeños cuerpos.

-¡Dae, Su, Byeol! ¡Ya llegamos!

Los menores voltearon a ver a su tutor, y entre risas y gritos, lo saludaron a la distancia. Byeol salió de inmediato corriendo hacia él luego de dar una última patada al mar, pero MingSu ni siquiera se movió.

-vamos, SuSu, ve con Kook.

-pero el mar...

Daehyun sonrió suavemente, y se acercó a él.

-regresaremos, ¿sí? Pero antes tienes que comer algo.

-es que...

MingSu guardó silencio, y asintió cabizbajo.

-oye, Su. Mírame - el cachorro lo hizo, y el alfa le sonrió preciosa y cálidamente, brillando como el sol sobre ellos -. Sé que da miedo, ¿sí? El mar es enorme, y a veces parece que está listo para tirarte... Pero estoy aquí, ¿okay? Y cada vez que quieras entrar al mar y tengas dudas, yo mismo voy a estar contigo y a acompañarte para que no tengas miedo.

-¿Aunque pase el tiempo?

-aunque seas un viejito. Pase lo que pase, siempre voy a estar para que el miedo no te gane.

MingSu se abrazó fuertemente al mayor, y permitió que éste lo cargara. Daehyun acarició su cabello y lo llevó con los demás adultos, quienes repartían vasos y platos para empezar a comer.

-veo que se estaban divirtiendo - mencionó Taehyung, alborotando el cabello de su cachorro - en el mar. El gran, basto y hondo mar... - el alfa frunció el ceño.

-sólo estábamos la orilla...

Taehyung suspiró, tratando de que su preocupación por el inmenso, fuerte y a veces despiadado mar no lo consumiera, y le sonrió.

-gracias. No sé por qué nos quedamos atrás si íbamos a la par de ustedes.

Daehyun no pudo decir nada porque Jungkook llegó y le dio a MingSu un plato repleto de mariscos y cátsup.

-hyung, se ve feo... - murmuró el cachorro con cara de asco.

-¿Feo? ¡Si son la cosa más deliciosa del mundo!

Detrás de él, NamJoon miró a MingSu a los ojos y negó suavemente, haciendo el teatro de morir al probar un bocado, por lo que MingSu se rió.

-ven, amor, te enseño a comer mariscos, ¿sí? Vas a ver que te van a gustar.

MingSu pasó de los brazos de Daehyun a los de Jungkook, quien besó su mejilla ruidosamente y se alejó, buscando limón y un poco de sal para que el cachorro pudiera probar diferentes maneras de comer mariscos.

-¿Estás bien? - le preguntó Taehyung al otro alfa.

Dae sólo suspiró, y miró a Jungkook, riendo con los cachorros por sus caras cuando probaron el limón solo.

-estoy bien.

-¡Hyung, hyung! ¡Estoy comiendo pulpo!

-¡Tae, mira! ¡Logré que les gustaran los mariscos!

-¡A mí no me gustan!

-¡Nam, no los influencies!

Todos echaron la carcajada mientras NamJoon y Jungkook discutían si a los niños les debería gustar los mariscos. Taehyung miró con cariño cómo su esposo alegaba con los brazos arriba y con las mejillas rojas e infladas.

De repente, una mano jaló suavemente de la suya, por lo que bajó la mirada y se encontró con los grandes ojos de Byeol.

-oye, pá, ¿quieres un poco de pulpo? - dijo sonriendo en grande, extendiendo un tenedor con comida en él.

El corazón del alfa se detuvo un segundo y al siguiente explotó de amor. Con los ojos llorosos cargó a su pequeño alfa, y, asintiendo, comió lo que le extendió.

-¿Qué tal?

Los ojos de Byeol brillaban intensamente, esperando la respuesta de su tutor.

Taehyung se tomó unos segundos, fingiendo degustar largamente el bocado, y luego miró a su cachorro, frotando su nariz con la del menor.

-es el mejor pulpo que he comido en mi vida.

El niño se rió, y se abrazó al cuello de Jeon, para luego contarle una gran historia sobre una vez que soñó con un pulpo rosado de caramelo con el que se pasó horas haciendo coronas de flores. Taehyung lo escuchó atentamente, sonriendo dulcemente, genuinamente enamorado de esa vida con sus hijos.

Genuinamente enamorado de esos tres preciosos cachorros, por los que estaría dispuesto a todo... Por más doloroso que fuera.

...

-¡Hyung, hyung, hagamos un castillo de arena!

-¡Un castillo enorme!

-¡Vamos, mis niños!

Taehyung rió suavemente al ver a los cachorros correr hacia el mar, aunque alzó una ceja levemente cuando MingSu frenó de repente, y regresó corriendo con Daehyun, tomándolo de la mano y corriendo junto a él devuelta al mar, con una gran y hermosa sonrisa.

-¿Estás bien?

El alfa desvió su mirada hacia la chica dueña de la pregunta, y sonrió con dulzura. La chica se había puesto el traje de ositos que le había comprado, y realmente se veía muy bonita.

-te ves preciosa.

SunHee se ruborizó, mirando el traje de baño que portaba.

-¿Te incomoda? - preguntó Taehyung al notar su silencio -. Si no te gusta, podemos ir ahora mismo por otro. El caso es que te sientas cómoda... Tal vez es demasiado infantil para ti, perdóname.

SunHee negó de inmediato, y le sonrió enormemente a Taehyung.

-no, está bien. Me gusta. Solamente... Es muy raro estar aquí. Con ustedes. Hacía mucho tiempo que no venía al mar... Lo extrañé.

SunHee miró el lugar donde cielo y mar se tocaban, sonriendo con cariño ante la sombra de un recuerdo y risas.

-¿Te imaginas navegar ese límite casi infinito?... Tantos lugares, tanto tiempo... Sería increíble.

Taehyung lo meditó un segundo, y luego, inesperada aunque delicadamente, se acercó a SunHee con rapidez y la cargó como un costal de papas, primero sacándole un grito y luego varias risas.

-¡Me voy a caer! ¡Bájame, papá! ¡Me haces cosquillas!

SunHee se dio cuenta de sus palabras luego de haberlas soltado; sin embargo, antes de que pudiera insultar, huir o negar todo, Taehyung entró al mar con ella al hombro, y ambos quedaron completamente empapados.

-¡Casi me ahogas! - rió suavemente la beta.

-oh, vamos, princesa, ¡no puedes ir al mar y no mojarte!

Respaldando sus palabras, Taehyung le aventó un poco de agua, a lo que la chica rió y se lo devolvió. Ambos se enfrascaron en una pelea de agua, hasta que la beta, rendida y riendo, salió corriendo del mar y se tiró a la arena, junto al castillo que estaban construyendo los mellizos sobre los cuerpos enterrados de Daehyun y Jungkook, ignorando así la leve molestia de la arena pegándose a su cuerpo y cabello.

-¡Noona, parecías una sirena! ¡Te ves muy bonita! - halagó Byeol, sonriendo enormemente.

SunHee se sonrojó, e iba a irse a sentar lejos para no seguir recibiendo los dulces halagos del niño, pero se quedó ahí y le acarició el cabello dulcemente.

-gracias, Byeol. Es bueno estar aquí con ustedes.

-noona, ¿me enseñarías a nadar?

-claro, pero el mar es algo traicionero, te enseñaré en una piscina cuando volvamos a casa.

Byeol soltó un chillido de emoción y se aventó a sus brazos, besando su mejilla ruidosamente.

-¡Eres la mejor, Noona!

SunHee correspondió el abrazo con lentitud, aguantando la respiración al sentir el calor de su pequeño cuerpo. Con lentitud soltó el aire que retenía, sintiéndose completa por primera vez en mucho tiempo.

-¿Te ayudo con tu castillo? - le preguntó a MingSu, que seguía entretenido en construir.

-claro, al tío Dae le falta su foso de cocodrilos y su bosque encantado - le respondió el muchacho distraído, con una sonrisa en el rostro mientras le llenaba el cabello de arena a su tutor y se reía.

SunHee sonrió.

Así que ese es el niño que MingSu realmente es.

-¡SuSu, mira, una concha!

La chica desvió su mirada de MingSu y volteó a ver hacia donde Byeol apuntaba.

-estoy segura que eso quedará bien en la punta de tu torre más alta - le dijo riendo a Daehyun.

-¡uy, sí! Corre antes de que se la den al Cabecita de coco, ¡quiero esa concha en exclusiva para presumir en el castillo que han construido sobre mí! - rió el alfa, tratando de moverse un poco, pero siéndole casi imposible por la cantidad de arena encima.

-¡Una carrera! - gritaron los mellizos al unísono, y salieron disparados entre risas, siendo seguidos por SunHee.

-¡Cuidado con las piedras, niños! ¡No se vayan a lastimar!

Byeol llegó antes a la concha y la tomó entre sus manos, protegiéndola con su cuerpo y yendo con Hoseok para que lo protegiera de los "inteligentes y audaces bandidos mandados a robar la joya del mar". Todos reían y se divertían tratando de apoderarse de la concha de mar, excepto los dos enterrados en la arena que ni moverse podían.

-¡Hey, no me abandonen! ¡Quiero algo de comida, ya me gruñen mis tripas!

-¡Cuando recupere la joya del mar y la coloque en el sagrado castillo te liberaré, tío Dae! - prometió solemnemente Byeol, queriendo alcanzar a un NamJoon poseedor de la concha, con Taehyung ayudándolo a retenerlo.

Sin embargo, todas las risas pararon de golpe cuando la gente a los alrededores empezó a gritar, por lo que voltearon a ver al mar.

Una gran y poderosa ola arrasaba con toda persona que estaba cerca, con una fuerza tan descomunal que muchos perdieron el equilibrio y se perdieron en el agua por varios segundos.

Taehyung miró el lugar donde su esposo estaba enterrado, y se dio cuenta de que la ola lo alcanzaría.

-¡Jungkook! ¡Sal de ahí! - gritó desesperado, y trató de echar a correr, pero como todos quisieron hacer lo mismo, terminó chocando con NamJoon, tropezando con YoonGi y cayendo sobre Jin, para que luego Hoseok le cayera encima.

Jungkook y Daehyun quisieron deshacerse de la arena que los mantenía cautivos, pero no podían hacerlo rápido.

Y fue así como la ola los golpeó con mucha fuerza, cuando uno de los dos apenas y se ponía de pie.

Jungkook salió rodando hacia un lugar más seco, con los ojos cerrados y tosiendo cuando el agua retrocedió.

-¡Jungkook!

Taehyung se acercó corriendo a él, revisándolo con pánico.

-diosa, dime por favor que estás bien, ¿te hiciste mucho daño?

-¡Tío Dae! ¡El tío Dae está dentro del mar!

Taehyung de inmediato salió corriendo hacia el mar, ignorando el dolor el su pierna cuando gracias al oleaje se golpeó contra una roca.

Daehyun manoteaba débilmente, hasta que de un segundo a otro, todo movimiento de su parte se detuvo.

Taehyung llegó a donde el otro alfa debía estar, y lo buscó desesperado, buscando bajo el agua, hasta que una de sus manos tocó el cuerpo contrario, por lo que lo jaló a la superficie y luego a la playa.

Hoseok fue el primero en recibirlos , ayudando a Taehyung a recuperarse, y asegurándose que Daehyun respirara...

El caso era que...

-no respira... ¡Mierda, no respira!

Hoseok de inmediato empezó el RCP, dándole respiración boca a boca cada 30 compresiones. El pánico y el terror consumía a todos, hasta que Daehyun se incorporó de golpe y tosió toda el agua que había tragado.

-¡Panda! ¡Estás vivo! ¡Te voy a inscribir a clases de natación, imbécil!

Daehyun tomó la mano de su amigo débilmente, mientras le dedicaba una sonrisa extremadamente temblorosa a Hoseok, seguida de un quebrado "gracias".

La siguiente media hora todos querían hacer todo por Daehyun. No lo dejaban ni servirse agua él mismo, y, a pesar de que él les agradecía su preocupación, realmente le incomodaba eso. Se sentía inútil.

Poco a poco Daehyun dejó de permitir que todos respiraran por él, y los mandó a divertirse. Fue así como paulatinamente la calma y la normalidad volvieron. Los niños corriendo y riendo, los adultos bebiendo un poco y siguiéndoles el juego a los cachorros, aunque todo con un ojo atento al mar.

Por su parte, Daehyun se mantenía envuelto en varias toallas, totalmente callado un largo tiempo, y con la mirada perdida en el basto mar.

Jungkook, preocupado, pausó su conversación con Jimin y se sentó a su lado.

-Dae, ¿estás bien?...

El alfa asintió; sin embargo, ni siquiera le dirigió la mirada.

-Dae...

-es tan... Silencioso - murmuró el alfa, interrumpiendo el largo discurso por su bienestar que sabía que le daría Jungkook -. Por un segundo me dieron ganas de quedarme ahí y dormir un largo rato... Ni siquiera sentí miedo...

Jungkook miró los rasguños en la piel contraria que las piedras le habían dejado a su amigo, y también las aberturas en su traje de baño, viendo más heridas que él relacionó con el mismo incidente a pesar de que no era así.

Kim Jungkook no sabía nada.

-Kook...

-¿Sí?

-¿La muerte será tan silenciosa cómo el mar?

El Omega tragó saliva, mirando también el horizonte.

-no lo sé, supongo que sí.

Daehyun asintió y no volvió a tocar el tema. Ni siquiera volvió a pronunciar palabra. Jugó con los cachorros, e incluso se dejó arrastrar por MingSu a la orilla del mar, pero no dijo nada. Únicamente sus ojos tenían un brillo extraño, y cada segundo que no miraba a los cachorros, lo hacía a ese punto lejano entre dos límites. Dos mundos. Mar y cielo. Vida y muerte. Silencio. Paz.

Incluso cuando arropó a los cachorros de vuelta en sus cuartos, no podía borrar esa unión.

No quería hacerlo.

En realidad, quería tocarla y perderse ahí.

Pero MingSu le tomó la mano antes de que se fuera a su propia y silenciosa casa, y Daehyun supo que probablemente nunca tendría el coraje para hacerlo.

-te amo, tío Dae. En serio. Te amo mucho.

Un poco más. Sólo un poco más....

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