Capítulo 12 - Un apoyo en un momento difícil
Elianne persigue a Jaden hasta los camerinos luego del beso robado que este le dio.
—Ya te dije que te calmes. Solo fue un beso.
—Me besaste delante de todos. ¿Sabes lo que va a pasar? Ahora sí, se formarán los chismes —dice molesta—. Además, ¿piensas que me puedes andar besando cuando quieras?
—Sí.
—¡Ah!
Le lanza la botella de agua, pero él la esquiva.
—Deberías mejorar tu puntería, Texas.
—¡Cállate! ¿Qué pretendes con todo esto?
Jaden la mira por un momento y luego se acerca a ella.
—Ya te lo dije.
—Tú y yo sabemos que eso no es cierto. Me has odiado desde el día uno y solo me has querido fastidiar. Por eso sé que todo esto no es más que otra forma de fastidiarme.
—¿Y si no?
Elianne se cruza de brazos y aparta la mirada.
—Ya déjame en paz.
Se sale del camerino.
Una vez sola y calmada se pasa los dedos por los labios.
Cierra los ojos un momento, recordando lo que había pasado, pero luego los vuelve a abrir y sacude la cabeza.
Días después, Selene estaba en casa de los chicos, ya que Einar la había llevado.
—Qué calladito se lo tenían —les dice Iker—. Nunca pensé que ustedes dos tuvieran algo.
—Al final ella no se resistió a mis encantos y yo no me pude resistir a sus súplicas —dice Einar.
Selene lo mira con ojos entrecerrados.
—Algo me dice que el que tuvo que suplicar fue otro —dice Aaron.
—Bien, lo admito. Tal vez el que tuvo que suplicar un poco fui yo.
Le da un pellizco en la mejilla a Selene.
Jaden aparece en ese instante. Ve a Selene.
—¿En dónde está Elianne?
—Oye baboso, primero se saluda —le dice Einar.
—Elianne está en su departamento —le responde Selene—. ¿Por qué?
—Oh no. No me digas que te piensas ir y abandonarnos —protesta Iker—. Recuerda que tú, Aaron y yo acordamos jugar a las cartas esta noche.
—Déjalo. Si se quiere ir, pues, que se vaya —dice Aaron.
—No puedo creer que nos abandonen por chicas —continúa protestando Iker—. ¿Qué tienen ellas que no tenemos nosotros?
—Una vagina —responde Einar.
Selene le pega un sape en la cabeza.
—¡Ay! Solo lo dije de broma, bebé.
Momentos después, mientras Selene espera a Einar Jaden se acerca a ella.
—¿Te puedo preguntar algo? —le dice.
—¿De qué se trata?
—¿Quién es Wesley Thompson?
—¿Wesley?
—Sí, un tipo que ha ido a buscar a Elianne al estudio.
Selene tuerce los ojos.
—Ese es un liendre asqueroso.
—Pero ¿quién es?
—¿Por qué tanto interés?
—¿Puedes simplemente decirme?
Selene se cruza de brazos y lo mira. Luego exhala.
—Lo único que te diré es que ese tipo es alguien que en el pasado fue un completo idiota con Elianne y que la lastimó.
Jaden se queda pensativo ante eso.
—Y hablando de completos idiotas dime, ¿en verdad estás pensando en ir a ver a Elianne?
Él levanta la vista y la observa.
—¿Qué tiene?
—En que si vas a molestarla mejor no vayas. Jaden, realmente no sé qué pretendes, pero por favor ya deja tranquila a Elianne. Ella no merece que le sigas haciendo cosas, y menos algo tan bajo como querer jugar con su mente y sus sentimientos de esa manera.
Él se queda en silencio.
—Admito que fue muy noble eso de que la salvaste del accidente, ese del techo, pero también te pasas a veces.
Se da la vuelta y se va, dejándolo pensativo.
Más tarde, cuando ella y Einar se han ido, él está sentado en el suelo del balcón de su habitación.
Pensaba en las palabras de Selene y se preguntaba si tan cruel era como para que Elianne pensara tanto que lo que él sentía por ella era solo una artimaña suya y que quería jugar con ella.
Enzo Ferreti se encontraba en la ciudad en un viaje de negocios de la marca. Se reunió con Elianne a tomar un café.
—Y pensé que por esta vez, como se trata de algo menos complejo que ser la imagen de la marca, aceptarías tomarte algunas fotos. Es una colección de ropa muy "chic".
Le muestra el catálogo.
—¿Te soy honesta? No solo me interesaría lo de las fotos, sino también usar algunos de estos modelos en mis presentaciones. ¡Son fantásticos!
—Oye, eso estaría genial. Si sales al menos en un concierto usando uno de estos vestidos, sé que todo el mundo querrá uno. Aunque cada uno es un modelo exclusivo, el simplemente hecho de que los lleves puesto harán que todas quieran uno de la marca.
—Pues no se diga más.
—¡Magnífico! ¿Entonces tienes tiempo en tu agenda para esta semana?
—Creo que sí. Déjame revisar y te aviso.
—Bien, así te confirmo el día.
Al día siguiente, Jaden estaba con los chicos en un restaurante de comida japonesa.
—Amo el sushi —expresa Iker.
—Yo no, así que no sé por qué vine aquí —dice Einar.
—Pide otra cosa y ya —le sugiere Aaron.
En ese momento alguien se acerca a su mesa.
Se trataba de Enzo Ferreti
—Hola, ¿me recuerdan?
—Oh, Enzo men... Enzo Ferreti —le dice Iker—. ¿Qué hay, viejo?
Jaden mira seriamente a Enzo.
—¿Qué haces en los Estados Unidos? —le pregunta.
—Ando en cosas de trabajo. Ayer estuve en una reunión con Elianne, ya que ella se tomará unas fotos para publicidad de la marca.
Al oír eso, Jaden se tensa un poco.
—Oh, genial —le dice Aaron.
—Bueno, espero que disfruten su comida. Buon appetito.
Se va.
Jaden tuerce los ojos.
—"Buon appetito" —dice de forma burlona, imitando a la perfección el acento y la voz de Enzo.
Iker ríe.
Dos días después era la sesión de fotos. Elianne se preparaba cuando Enzo llega.
—Te ves genial. Ya está todo listo. Incluso los otros modelos ya lo están.
—¿Otros modelos?
—Sí. Por sugerencia del fotógrafo pondremos algunas fotos de dos chicos acompañándote. Serán fotos tuyas en pose de canto y ellos dos saldrán detrás de ti mirándote como si fueras una diosa irresistible.
Elianne levanta las cejas. Luego sale al set fotográfico.
Ve a los dos modelos. A uno de ellos lo reconoce al instante.
Se trata de Wesley, quien se acerca a ella.
—Hola.
—¿Qué haces aquí?
—Trabajando. Sé que no me quieres cerca, pero trabajo es trabajo después de
todo.
—No me digas...
Se da la vuelta para alejarse de Wesley, pero él la sigue.
—Elianne, escúchame.
—Tranquilo. No te voy a quitar el trabajo. Solo espero que esto pase pronto y que ya no te vuelva a ver.
Wesley la alcanza y se para frente a ella.
— ¿Nunca me vas a perdonar? ¿Cómo puedo hacerte entender que lamento lo que hice? Estaba presionado con cumplir con un tonto reto que me pusieron mis amigos de desvirginar a alguien en la escuela. Como supe que yo te gustaba y sospechaba que tú eras virgen...
—Te fue fácil y te aprovechaste de eso. Pues que te sea fácil ahora dejarme en paz.
Wesley le toma de la mano.
—Elianne, todos cometemos errores y nos llegamos a arrepentir por ellos. Déjame tratar de demostrarte que soy sincero, y de enmendar mi error.
Él, quien la había lastimado mucho hace algún tiempo, ahora estaba allí disculpándose y diciendo que quería una oportunidad para enmendar su error.
Pero si algo tienen de bueno los errores es que aprendes de ellos, y al menos ella había aprendido a no confiar en Wesley.
—¿Y por qué debería creerte? Ya confié en ti hace unos años y me saliste con algo muy sucio.
—Ya te dije que fue un error tonto de juventud.
Ella lo mira de arriba a abajo dudosa, ya que no le cree.
—Solo pasa la página y ya. Ahora si me disculpas voy a cambiarme.
Se va.
Wesley se queda allí parado observándola.
Un par de días después, las fotos de Elianne para la marca de ropa salieron en revistas y vallas publicitarias.
Jaden pasaba en su carro cuando al detenerse en un semáforo vio una de estas últimas en la pared de un edificio.
Se percata que uno de los modelos que la acompañaban era el tonto.
Cerró los ojos un momento y respiró profundo. Luego continuó.
Por ahora la única información que tenía era que el tal Wesley era alguien del pasado de Elianne y que algo malo le había hecho.
Llegó al estudio y se fue a la cabina. Estando allí ve a Calvin hablando con Harrison.
—Sí, le dije que hoy se tomara el día libre para descansar. Me dijo que estaba un poco cansada —dice el representante.
—¿Está bien? —cuestiona el productor.
—Sí. Dice que solo es un poco de agotamiento.
Jaden los interrumpen.
—¿Es Elianne de quien hablas?
—Sí —dice Calvin.
Jaden se queda pensativo. Después de unos segundos el impulso le gana, así que regresa a su auto y va hacia el departamento de Elianne.
Elianne está tranquilamente en su departamento, puesta de pijama y dándose un hidromasaje en los pies, cuando el portero del edificio le llama.
—Buen día, señorita Carson. Tiene una visita del señor Jaden Hard.
Ella se sorprende al oír eso.
—¿Está seguro que es él?
—Así es. ¿Lo dejo pasar?
Ella se pone una mano en la cara. No podía decir que no estaba porque obviamente Jaden sabría que mentía.
Y si le decía que no podía pasar conociéndolo, se metía de todos modos.
—Dígale que pase.
Al cerrar la llamada ella se frota la sien. Todavía no creía en eso de que Jaden sintiera algo por ella. Tal vez él simplemente era de esos chicos que entre más le decías que no más se encaprichaban.
—¿Qué es lo que quieres de mí, Jaden Hard?
A los pocos minutos el timbre suena.
Abre, para encontrarse a Jaden.
—¿Qué haces aquí?
Él enarca una ceja.
—Qué forma tan poco educada de invitar a alguien a pasar.
Ella se cruza de brazos.
—Es que yo no te invité. Es mi día de descanso, de todo, incluyéndote.
—Ne sois pas grossière, petite.
Ella tuerce los ojos.
Él le sonríe pícaramente.
—¿Qué pasa? ¿No te gugsta mi acengto frangcés?
—No, no me gusta. Suenas igual a Pepe Le Pew.
Jaden ríe.
—Si yo soy ese zorrillo, entonces tú eres la gatita, mon chéri.
Entra.
Ella se cruza de brazos y resopla. Luego va a la cocina y se sirve un vaso con agua.
Él la sigue.
—No conocía tu departamento, a diferencia de ti que conoces la casa en donde vivo —se para en la puerta de la cocina y la mira—. Y hasta mi habitación, cabe destacar.
Elianne deja de beber agua y lo mira.
—Deja de decir eso.
—No tiene nada de malo. Tú eres la mal pensada.
Ella se va a la sala.
—Solo dime a qué has venido. Si no tienes nada que decir es mejor que te retires.
Jaden se queda parado en silencio. Lo cierto es que no tenía ninguna excusa para estar ahí.
Elianne se sienta en una silla.
Él se sienta en el sofá y enciende la TV.
—¿Qué haces? —le pregunta ella.
—Pon las palomitas mientras yo busco qué ver.
—No vamos a ver ninguna película. Dame acá ese control.
Jaden se acuesta en el sofá y coloca sus brazos bajo su cabeza mirando a la TV.
Ella camina hacia él para quitarle el control.
—Dame eso.
Empiezan a forcejear. En un momento ella pierde el equilibrio y queda sentada frente a él, muy cerca.
Ambos se miran en silencio, sintiéndose Elianne un poco nerviosa.
Jaden mira sus labios.
Y sí. Tal cual Elianne imaginaba, él tenía la intención, que ya se le había vuelto costumbre, de robarle un beso.
Ella piensa que eso no podía volver a pasar, y menos allí estando solos. Por eso toma un cojín y se lo puso en la cara a Jaden y luego se levanta rápidamente.
—T-tú... ya vete.
Dice nerviosa dándole la espalda.
—¿Por qué?
—Porque no puedes estar aquí.
Él sonríe. Luego se levanta y camina hacia ella.
En sus adentros ella suplica porque no se le acerque. Sin embargo. Su deseo no se le cumple, ya que él se coloca tras de ella y le habla al oído.
—¿Y qué pasa si no me quiero ir?
El teléfono de ella suena.
"Salvada por la campana", pensó.
Corre a contestar. Ve que se trata de su madre.
—Es mi madre, así que si me lo permites...
Le señala hacia la puerta.
—Tranquila. Ni notarás mi presencia.
Se va a la cocina y abre la nevera.
Elianne mira al cielo y toma un respiro. Después contesta.
—Hola, mamá.
—Cielo...
Su voz se oye llorosa y llena de angustia.
—Mamá, ¿qué pasa?
Su madre empieza a llorar, por lo cual ella se preocupa de inmediato.
—¿Qué pasó, mamá?
—No quería preocuparte, pero...
—Dime ya, por favor.
—Es Jordan. Hace dos días no sabemos nada de él. Lo hemos buscado por todas partes, pero nada que aparece.
—¡¿Qué?! ¿Pero cómo es eso posible?
—Él salió para el colegio y nunca regresó. Lo buscamos inmediatamente, pero no lo hayamos, ni contesta su teléfono. Me siento tan angustiada de que algo malo le haya pasado.
—No digas eso ni de broma. Voy para allá inmediatamente.
Cierra la llamada.
Jaden sale de la cocina comiendo una rebanada de pan con mermelada de fresa. Ve a Elianne caminar angustiada hacia su habitación, así que la sigue.
—Oye, ¿qué te pasa?
—Jaden, por favor. En serio debes retirarte. Tengo que irme.
Busca sus documentos y empieza a arreglar algunas cosas.
—¿Irte? ¿A dónde?
—¡A Texas! Tengo una emergencia familiar, así que no es momento para bromas ni para molestar —dice con ojos llorosos.
Él, al notar que ella no está bien, se le acerca.
—¿Qué sucede? ¿Cuál es la emergencia?
Elianne se pasa las manos por la cabeza.
—Por favor, Jaden. No puedo hablar en este momento.
Continúa arreglado sus cosas.
—Bien, pero no me voy.
Ella lo observa, esperando con qué le iba a salir ahora.
—Jaden...
—Yo te acompaño.
Ella lo mira de forma dudosa.
—A ver, ¿por qué querrías acompañarme a Texas?
—Dijiste que es una emergencia.
—Sí, familiar. No me lo tomes a mal, pero es algo que no te involucra.
—Entre más hablas más tiempo se pierde. Te espero en el ascensor.
Sale de la habitación.
Elianne se queda parada mirando hacia la puerta por donde había salido él, aún un poco confundida. La verdad no entendía nada, pero sabía que discutir con Jaden Hard a veces era en vano, y en ese momento no tenía tiempo que perder, ya que lo único que tenía como prioridad era ir a casa y hallar a su hermano.
A los pocos minutos sale y ve que efectivamente Jaden la esperaba al lado del ascensor.
—¿Lista?
—Jaden, en serio...
Él le toma el bolso.
—Andando.
La mete al ascensor y luego bajan hasta los estacionamientos.
Luego de unas horas de viaje llegan a Texas.
Elianne entra desesperadamente a la casa.
—Mamá, ¿en dónde están papá y mi abuelo?
—Se fueron nuevamente a buscar a tu hermano —le responde esta—. Yo vine a hacer unos volantes con fotos de Jordan.
—Debieron decirme antes.
—Sabemos que tienes tus compromisos. Por eso no te quisimos ocupar ni preocupar.
—Eso es lo de menos. Es de mi hermano, de quien estamos hablando, de mi familia. Ahora dime, ¿ya informaron a la policía?
—Tú sabes cómo es la policía. Dicen que hay que esperar setenta y dos horas para que lo den por desaparecido y empiecen a buscarlo. ¡Pero en esas setenta y dos horas algo malo le puede pasar a mi hijo, y eso es lo que no entienden! —Dice llorando.
Elianne se acerca a ella y la abraza.
—No le va a pasar nada. Lo vamos a encontrar.
La madre de Elianne se limpia las lágrimas y camina hacia la puerta. Se sorprende al notar la presencia de Jaden.
—¿Jaden? ¿Qué haces tú aquí?
—Él... mmm... quiso acompañarme.
Helen mira confundida a su hija y a Jaden. Luego sacude la cabeza.
—Perdón, perdón. Estoy un poco alterada por todo lo que ocurre—Suspira—. Iré a hacer las volantes.
—Yo me encargo de ello —le dice Elianne.
Saca su computadora, se va a la mesa de la cocina y se pone a hacer un volante.
Jaden se sienta frente a ella.
—¿Y ya pensaron en ir a todos los sitios que él frecuenta?
—Es difícil saber con exactitud cuáles son todos. Mi hermano no es muy comunicativo, y menos conmigo.
Al cabo de unos minutos termina de hacer el volante e imprime varias copias.
—Voy a ir a buscar a mi hermano. Puedes esperar aquí, si quieres.
—¿Esperar aquí? ¿Para qué crees que vine?
Toma los volantes y camina hacia el auto.
Ambos se suben.
Luego de unas horas, siguen sin dar con Jordan.
—Ya no sé en dónde buscar —dice el padre de Elianne—. He hablado casi con cada familia del pueblo y nadie lo ha visto.
—No se lo puede haber tragado la tierra —dice Elianne—. Y no hemos hablado con todos. Faltan Froylan y su pandilla.
—Tiene razón —le dice su madre—. Con ellos no hemos hablado.
Van a casa de Froylan, pero la madre de este les dice que tampoco ha visto a su hijo ni a los amigos en el mismo tiempo.
—Ni siquiera puedo creer que esté tan tranquila con su hijo sin aparecer —dice Jhon, el padre de Elianne—. Sé que sueno egoísta, pero en este momento solo me importa mi hijo.
—¿Y si no están en Johnson City? —dice Elianne.
—¿Hablas de que pueden haberse ido hasta el otro pueblo?
—Es posible, ya que aquí lo hemos buscado hasta por debajo de las piedras y no aparece.
Jaden interrumpe.
—Elianne tiene razón. Si ya lo buscaron aquí y no está, puede ser que se encuentra en otro lugar.
El padre de Elianne se queda pensando.
—Bien. Voy a ir a otro pueblo —mira a su esposa—. Helen, quédate con papá por si aparece.
—Nosotros también podemos ir—Dice Jaden con determinación mirando a Elianne.
Luego camina hacia el auto.
Elianne se siente un poco asombrada por ver a Jaden tan empeñado en ayudar a encontrar a Jordan, como si se tratara incluso de alguien que fuera de su propia familia.
Se va tras él y se suben nuevamente al auto.
Estando en el siguiente pueblo, lo empiezan a recorrer. Buscan y buscan, hasta que llegan a un lago, en donde hay un montón de adolescentes ebrios y bailando.
Recorren el lugar. Al no ver a Jordan están por irse, hasta que Elianne ve a uno de los amigos de Froylan.
—Yo te conozco.
El chico, luciendo ebrio, la mira.
—Miren a quién tenemos aquí. A la mayor celebridad que ha tenido Johnson City —sonríe—. ¿Vienes a dar un concierto?
—Dime, ¿has visto a mi hermano?
—Eh... Creo.
—¿Sí o no?
—Creo que está por allá.
Señala hacia el bosque.
Elianne va en esa dirección, siendo seguida por Jaden. Al adentrarse al bosque ve a lo lejos a dos personas sentadas bajo un árbol. Uno le ofrece algo al otro.
Se acerca a ellos, y entonces se da cuenta de que esas personas son Froylan y Jordan.
—¡Jordan!
Corre hacia él.
Cuando lo alcanza, lo abraza.
Jordan levanta la vista y ríe.
—Hermanita.
—¿Qué haces aquí? —le pregunta ella—Hemos estado preocupados por ti.
Jordan frunce el ceño y se pone agresivo de un momento a otro.
—¡Qué te importa!
Elianne lo mira y allí se da cuenta. Sus ojos rojos acompañados de pupilas dilatadas, sus actitudes extrañas acompañadas con irritabilidad solo indicaban algo.
—No...
Le quita lo que tiene en la mano, encontrándose con un paquete pequeño con un polvo blanco.
Sí. Jordan estaba drogado.
—No, Jordan. Dime que no.
—No, no y no—Dice él riendo.
Froylan ríe también, por lo cual Elianne levanta la mano y le mete una bofetada.
—¡Te dije que te alejaras de mi hermano!
Froylan cae al suelo desorientado.
Ella trata de levantar a Jordan.
—Jordi, escúchame. Tienes que venir conmigo.
Jordan la aparta.
—¡No! Déjame en paz.
Froylan se levanta y mira con coraje a Elianne.
—Oye, perra. Ni creas que porque eres famosa y mujer no te voy a hacer algo de regreso.
Da un paso hacia ella, pero Jaden se pone en medio de los dos.
—¡Ni de coña!
Lo silencia con un puñetazo en la cara, mandándolo a dormir.
Elianne continúa tratando de convencer su hermano de ir con ella.
—Jordan ven conmigo, por favor.
—¿Para qué? ¿Para seguir viviendo a la sombra de la perfecta tú?
—Estás equivocado —le dice ella.
—¡No! Toda la vida he sentido que tú eres la única que le importa a todo el mundo. Elianne, la bella niña inteligente con buenas calificaciones en el colegio, la talentosa. El mayor orgullo de la familia Carson. ¿Y yo? El cero a la izquierda que les vale una mierda a mis padres.
—Eso no es verdad. Todos te amamos.
—No es cierto.
Sus ojos se llenan de lágrimas. Luego saca una navaja.
Elianne pela los ojos y se congela.
Jaden la agarra del brazo para que retroceda. Después mira a Jordan e intenta calmarlo.
—A ver, tranquilo. Baja eso.
Jordan levanta la navaja, pero la dirige a su propia garganta.
Elianne se tapa la boca mientras llora.
—No, Jordan. Por favor, no lo hagas —le suplica.
—Escúchame, hermanito. Podemos hablar.
Jordan niega con la cabeza y aprieta la punta de la navaja contra su piel, haciéndose un pequeño corte y liberando una gota de su sangre.
Ella llora desesperadamente.
Jaden se pone delante de ella y lentamente camina hacia Jordan.
—Escúchame, no lo hagas. Ahora te sientes así, pero vas a ver que esto va a pasar pronto.
—¡¿Y tú qué sabes de cómo me siento?!
—No, no lo sé exactamente, porque nadie entiende mejor el dolor que siente una persona que ella misma —da un paso más hacia Jordan—. Pero lo que sí te puedo decir es que a pesar del dolor hay cosas en la vida que valen la pena, y aunque por momentos sintamos que nada lo vale y lleguemos a desear hasta morir, te aseguro que tarde o temprano verás que las hay.
Jordan se queda quieto mirando a Jaden. Luego lentamente baja la mano con la navaja.
Jaden corta la distancia entre los dos y poco a poco logra quitarle la navaja.
Elianne se acerca lentamente a él y lo abraza.
Jordan agacha la mirada y derrama muchas lágrimas. Luego hunde su rostro en el hombro de Elianne, dejando que su hermana lo consuele.
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