Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capítulo 34

Después del errado intento de la comisión eclesiástica, con resultados no tan satisfactorios, el Vaticano recogió sus ovejas cardenales del mundo católico por cinco días, y en un consistorio a puerta cerrada, debatieron las obras milagrosas de Iraíla sin cuestionar a Dios. No faltó quien en su delirio, lo hiciera a solas.

La experiencia vivida por el padre Ceferino en su templo, y la del padre Tiziano, cuando tuvo el enorme placer de ser invitado como vocero de la reunión sostenida con la presunta santa, fue el pasaporte venturoso, para ser invitados a la ciudad del Vaticano, con el ánimo de participar en la reunión del Consejo de Cardenales. Era necesario esclarecer los detalles de los informes presentados ante el obispo Godewyn, de la provincia de Limburgo.

Interpretando al investigador Sherlock Holmes, indagaron con sus mentes laureadas de todo tipo de sabiduría: teológica, filosófica, humanista, religiosa, sobrenatural, realista y visionaria (aunque no todas, cuando por desventura, había unas desalineadas de los preceptos sagrados), sobre todos los pormenores que formaron parte de cada escena milagrosa ya identificada, que aportaran pistas para la toma de decisiones espirituales. Posiciones ortodoxas, inconformes y hasta delirantes, se debatieron.

La vida de Iraíla fue desmembrada por partículas subatómicas que consideraban tres cuerpos: el físico, el mental y el astral, en los que intervenían aspectos como: núcleo familiar, gustos, alimentación, hobbies, intereses, enfermedades, estado emocional, amistades, espiritualidad, grado de madurez, obediencia, costumbres, vicios, grupo sanguíneo, factor RH, redes sociales, tendencias sexuales, estrato social, rendimiento académico y coeficiente intelectual. Todo, en un paquete integral para ser conjugado en los tiempos: pasado, presente y futuro. Contaban con tiempo suficiente para hacerlo.

El interés radicaba en averiguar, qué era lo que le proporcionaba la capacidad de hacer milagros.

Había demasiados incrédulos en la vida eclesiástica, lo que justificaba tanta oveja descarriada. Si no fuera así, le tendrían temor al Señor, porque al final de cuentas, sí lo estaban cuestionando. ¿Alguna recriminación por su elección?

Cuando las cosas estaban menos claras que cuando se desconocían, el cardenal Teiolo Geerafin, amigo del padre Odulfo, de quien era contemporáneo hasta en el carácter colérico y la risa escasa, y de quien había recibido la impresión negativa que le causó la joven Iraíla con el atrevimiento del canto para someterlo, según le explicó, se valió de su condición cardenalicia para menospreciarla, ignorando que el poder de quien la apadrinaba, estaba por fuera de este mundo, como lo profesa el apóstol Juan en el evangelio. Al parecer, desconocía el tema.

—Es una enorme responsabilidad la que nos enjuiciará ante el mundo católico y las demás religiones —decía—, si nos atrevemos a confirmar su condición de santa en vida, que sería igual, que cerrar los ojos ante la frialdad y la hostilidad de las naciones, y de los enemigos de Dios que amenazan con derrocar nuestra verdad.

—¿Y qué propone, cardenal Teiolo? —preguntó el cardenal decano.

—Que sea enjuiciada por el Consejo Cardenalicio como una oportunista enemiga de la iglesia, que se vale de trucos que desconocemos para ridiculizarnos.

Era la palabra prestada del padre Odulfo.

—¿Desde cuándo, la oportunidad para hacer el bien es una culpa, Cardenal? —consultó el Papa.

—Aún no conocemos las consecuencias...

—¿Y cuánto se supone que debemos esperar? Le recuerdo que no estamos acá para juzgar un experimento científico... —insistió el Papa.

—¿Y bajo qué autoridad se les juzgaría? —complementó el cardenal decano.

—En otra época la habríamos condenado por herejía —respondió.

—Esta no es esa época, cardenal Teiolo —aclaró el Papa.

—Estoy de acuerdo, su Santidad. Esta es la época en que nos colgarían si nos equivocamos...

—¿No cree que ya han sido suficientes las equivocaciones y todavía no nos cuelgan como debiera ser? Si esta joven fuera un verdadero peligro, tiene la cortesía de explicarle al consejo cardenalicio, cómo se supone que Dios actúa en ella —intervino el cardenal camarlengo de la santa iglesia romana.

—No es obra de Dios. Es obra del demonio —juzgó.

—¡Ah! ¿Y desde cuándo el demonio hace milagros benévolos con todos los cristianos? —intercedió el Papa.

—Eso es lo que no sabemos, su Santidad.

—Todos hemos escuchado al padre Tiziano, y en especial al padre Ceferino con todos los pormenores, cuando ha tenido el enorme placer de experimentar la sensación de un milagro colectivo. Fue su comunidad la que ha sido escenario de una proeza divina, que ni siquiera la Santa Sede ha experimentado en toda su existencia. A mi parecer, el demonio sería un pésimo negociante si cambia un alma por cientos de miles... ¿No lo ve así, cardenal Teiolo? —concluyó el cardenal decano.

Todos musitaron.

—El arma que debilita toda nociva intención, es creer. Sólo hay que aprender a usarla —complementó el Papa—. Les aseguro, que me preocupa más la falta de fe al interior del clero, que se supone que es el punto de apoyo del mundo cristiano, que acusar a quien no ha cometido ningún delito. ¿Cuántos milagros o bocetos de milagros hemos realizado en nuestras décadas de vida? ¿Alguno como para vanagloriarnos? Y Cuando alguien, casi una niña, tiene la capacidad de hacerlo, nos traumatizamos a cambio de fortalecer su fe. ¿Es esta la orientación y el mensaje que se nos ha encomendado? Honro personalmente al padre Ceferino por su actuar en su iglesia, al fortalecer entre la comunidad y en una época de escasez de la práctica religiosa, las venturosas acciones de Iraíla.

Se escucharon algunos carraspeos de garganta.

Luego de otras intervenciones, debates y malestares religiosos, triunfó la concepción del Papa y del cardenal decano que presidía el consistorio.

Llegó el domingo agobiado de incógnitas, cuando el portavoz de la Santa Sede no se había pronunciado.

Al concluir el rezo del Ángelus en la Plaza de San Pedro, el Papa dio inicio a su discurso con una frase filosófica de Cristo: «Por tus palabras habrás de ser justificado y por tus palabras serás condenado».

El cardenal Teiolo Geerafin frunció el entrecejo, al asumir que era una indirecta por lo vivido en el consistorio. Y así como el verbo se hizo carne, la palabra muda que prosiguió a la frase, les jaló las orejas a los protestantes, sentenció a los impuros de corazón y cuestionó a los líderes religiosos que se pronunciaron sin tiempo para reflexionar.

—Iraíla Khaes Willevark —prosiguió el Papa—, hija casual de España y residente de nuestro amado país de Holanda, es la clara evidencia de que Cristo habita en ella, al convertirla en un perfecto instrumento de amor, y transformarla en un instrumento de sanación. Lo que el Vaticano sabe de Iraíla, no es más o menos, de lo que saben los que tuvieron el privilegio de vivir la experiencia de conocerla con la complacencia de su «don». Los que no han tenido tal privilegio, no pueden ser los Judas de la indignación al convertirse en un antónimo del bien, sólo porque no están de acuerdo con lo que está pasando. A esos, les preguntaría: ¿Creerían o estarían de acuerdo si les hubiera pasado a ellos?

»Ayer se cuestionaba a la iglesia por sus santos muertos, y hoy... ¿nos atreveremos a cuestionarla por un santo vivo?

»Se ha sabido a través de la historia de grandes personajes que han existido, cada cual en la misión que Cristo le encomendó: artista, líder político, santo, científico, etcétera. Pues hoy, sabemos de uno más, y esperamos que por el beneplácito de Dios, no sea el último. Si la vida de Iraíla es para servir al débil y al enfermo, para mejorar la calidad de vida humana y espiritual, es nuestro deber, hacer lo que nos corresponde para apoyarla en su tarea, contribuyendo con la paz mundial para fortalecer los vínculos.

»No se trata del Dios de los católicos que los demás han de aborrecer, porque obra a través de ella. Se trata del Dios de todos, sin denigrar de las creencias. Porque si bien, Iraíla se atreviera a cambiar de religión y sus obras milagrosas continúan, ¿Cuál sería entonces el Dios para adorar? De igual forma debemos obrar con sabiduría y con prudencia... para saber pedir. No imagino el día en que su obra de caridad milagrosa no obre, y sea condenada. En que comiencen a cuestionarla por su lírica y pretendan que cambie de ritmo, sólo porque imaginan que Dios se cansó de la ópera, y que quizá ahora le agrade el pop, la salsa, la bossa nova, el jazz, el tango, la balada, el rock, el reggae o el reggaetón.

»No debemos olvidar, que no todos los favores que le fueron pedidos al Señor por los fieles, les fueron concedidos por Él.

»Si fuera su sagrada voluntad que en cada canto de Iraíla, sus milagros se propagaran para salvar al mundo de la iniquidad, es la percepción del Vaticano, que tendría que haber muchas como ella, para que alcance para todos.

Luego del discurso, el Papa presidió la misa. Un zumbido de rumores se escuchó de fondo.

Los fieles quedaron atónitos pero enfermos a la vez, cuando la incertidumbre les rebozaba el cerebro. Fue hasta cuando el portavoz de la Santa Sede informó a los medios:

—Iraíla Khaes Willevark, será invitada al Vaticano donde se reunirá con el Papa en audiencia privada, en la Sala Concistorial.

Al ser católica, y siendo la religión católica la de mayores seguidores en el mundo, le correspondía el privilegio de conversar con ella. De forma similar en que Lucía Dos Santos, fue atendida por el Papa Juan Pablo II, para revelar el secreto oculto de las apariciones de la virgen María en San Sebastián de Garabandal. Con la enorme diferencia, de que la atención para Iraíla, sería bajo el método del triaje, establecido en la medicina de emergencias y desastres, para clasificarla en las prioridades de atención del sumo pontífice, que le otorgaría el tiempo de espera estimado; esto es, dependiendo de la severidad con que sus milagros incidan en las condiciones de vida de los feligreses, y la reforma de la religión.

Siendo los mensajes de Dios, de tipo curativo en los milagros proverbiales del canto de Iraíla, la clasificación del triaje fue: inmediata.

Simbólicamente, la noticia se multiplicó como panes y peces a través de los distintos medios de comunicación para llegarle a todos y saciar sus ansias.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro