El trato
—¿Cómo?— preguntó David, su corazón había empezado a bombear a mayor velocidad. Todo su cuerpo vibraba con esa inesperada arritmia.
—Salgamos de acá y hablamos.
David tomó su moto y la siguió fuera del cementerio. Caminaron arrastrando sus respectivos medios de transporte y sin hablar hasta que llegaron a la curva anterior a la entrada. Se sentaron debajo de unos árboles. David esperó a que ella dijera algo, pero no pudo con el silencio que se seguía esparciendo.
—Sabés que en realidad no es una apuesta... es más bien una burla.
—Ya sé, y están repartiendo la burla por todos lados, ¿no te molesta?
—No— mintió David, pero al ver la sonrisa irónica de Luna suspiró dándose por vencido —bueno... sí, un poco.
—¿No querés cerrarle la boca a todos?
—¿Cómo pretendés hacer eso?
—Yo voy a ser tu novia.
—¿Ah?
No se lo esperaba, de ninguna manera. Trató de decir algo, y cerró la boca, volvió a abrirla, pero otra vez no supo que decir.
—No te emociones demasiado, no voy a serlo de verdad, es una fachada, frente al resto de los mortales.
—Pero se van a dar cuenta...
—Vamos a dar las muestras suficientes...
—¿Por qué?
—¿Por qué... qué?
—¿Por qué lo hacés?
—Tengo mis motivos.
—¿Qué motivos?
—No te importa.
Volvía a tener frente a la misma Luna que de costumbre, no pudo evitar sonreír, y para su sorpresa contagió a Luna, que se limitó a esbozar una pequeña sonrisa.
—Es por el chico del Ford...
—Sí— se limitó a decir Luna y lo volvió a sorprender.
—Está bien— aceptó David, tenía muchas preguntas para hacerle... ¿quería darle celos? ¿Se quería deshacer de él? ¿qué tipo de relación tenía exactamente? Pero se tragó a cada una de ellas aceptando la información escasa pero valiosa que ella le ofrecía —¿a qué te referís con pruebas suficientes?
—Como un beso o algo así... frente a los testigos importantes.
David la miró y no pudo evitar que su corazón se acelera de nuevo, que sus mejillas se pusieran como dos pares de carbones ardiendo.
—Ya te has besado con alguien, ¿no?
David no fue capaz de decir nada y Luna entendió su respuesta, se acercó lentamente a él hasta quedar a unos pocos centímetros de su cara.
—Esto va a ser más difícil de lo que me imaginaba— dijo en un susurro —pero no imposible.
Terminó de acercarse y pegó sus labios a los de David, que inmediatamente respondió con una especie de inercia que lo movía desde adentro, desde una fuente que producía miles de burbujas que viajaban y reventaban en su piel y sus labios. El burbujeo dio paso a un calor, un calor que escalaba apresuradamente. Antes de que pudiera tomarlo por completo, ella se separó. La miró a los ojos, buscando las mismas señales que habían recorrido su cuerpo en algún atisbo de su mirada.
—Ya has besado a una chica— se limitó a decir.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro