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Cactus


Cactus

Cactus procede del latín cactus o cactos que al mismo tiempo proviene del griego κάκτος que significa "hoja con espinas".

Según la historia una sola planta le dio nombre a toda una raza. Una planta que sólo florece una vez cada cien años.


-Otro más- dice Marti mirando su celular en medio de la clase de química.

-¿Otro más qué?- pregunta Luna mirando la pantalla por sobre el brazo de Marti.

-Otro indiferente- explica Marti. Así el público había decidido llamarle a las víctimas que habían ido apareciendo después del primer video de Pamela.

Luna siente su corazón acelerarse y prácticamente le quita el celular de las manos a Marti, era el quinto esa semana, y Luna sentía que todavía no lo podía creer, y le era difícil ocultar su emoción. Su remordimiento y pena por Pamela se habían transformado en algo más voluble que el humo después de ver todas las respuestas en las redes. Mira atentamente el video del nuevo indiferente, en el que se mostraba como el susodicho se había quedado sin hacer nada cada vez que maltrataban a su prima por su aspecto físico. La bronca y la exaltación crece de igual manera dentro de Luna mientras las imágenes y los audios incriminatorios se suceden.

-¿No hizo nada por su prima?- suelta Luna indignada- ¡Es su prima!

-Sí, un imbécil- dice Marti- de todas formas no me gusta esto.

-¿Qué cosa?

-Todo esto movimiento de señalar a los indiferentes, no sé quién lo inició, pero se está saliendo de las manos...

-A mí me parece genial- suelta Luna un poco a la defensiva.

-¿Desde cuándo el escrache te parece genial, Luna?

-Esto no es escrache, es justicia.

-¿Justicia? ¿Has visto cómo está el pobre de Sasha?

-Escuché que se vuelve a su país- admite Luna con la voz queda.

-Ese chico era pura sonrisas con todo el mundo, y ahora es un manojo de llanto y nervios... anda deprimido todo el puto tiempo.

-Sí, yo también me siento mal por Sasha- admite Luna- pero creo que él mismo con el tiempo se va a sentir agradecido, estaba viviendo una mentira... creo que se hizo justicia... en ese sentido.

-¿Cómo podés estar segura? Aparte, si bien Pamela grabó ese audio, quizás no sentía eso realmente, quizás de verdad quiere a Sasha.

-No sé cómo siempre tratás de defender a la gente, Marti, las personas son malas, son crueles...

-¿Quién soy yo para juzgarla? ¿Y quiénes se creen estas personas para juzgar a los otros? ¿Qué pasaría si aparece un video tuyo o mío?

-Nosotras no somos indiferentes, Marti, escuchamos a los otros cuando tenemos que hacerlo.

-¿En serio, Luna? Todos somos indiferentes con otros en ciertos momentos.

-¿Con quién he sido indiferente yo, por ejemplo?- pregunta Luna sin poder dejar de ocultar su enojo creciente.

-Con tu mamá- responde inmediatamente Marti- si ella se comporta como me decís que lo hace es porque necesita ayuda, necesita que la escuchen, está enjaulada en sí misma y vos no la escuchás.

Luna se congela por un momento, Marti sabe la mitad de lo que su madre la ha hecho, y sin embargo, sabe lo suficiente como para entender que su madre o es una perra, o no está sana tanto emocional como psicológicamente. Luna siente que algo se traba en su garganta, siente que la presión en su pecho se intensifica.

-Yo no debería ser su madre- se las arregla para decir con la voz entrecortada.

-Ya lo sé- le dice Marti poniendo una mano sobre el brazo de Luna- pero tenés que entender que ella está encerrada en sí misma y grita desesperadamente.

Luna sabe que Marti tiene razón, y eso quizás la enoja más. Siente como el enojo sube y se apodera de todo su cuerpo, saca de mala manera su brazo del contacto de su amiga, mientras respira profundamente para tratar que las lágrimas no la desborden. Porque Luna puede aguantar a veces las ganas de llorar cuando se siente triste o rota, la circunstancia se ha vuelto su compañera de práctica infalible. Pero no puede dominarse cuando el enojo la domina.

-Recién dijiste que no sos quién para juzgar a los demás- dice Luna apretando las manos y con un tono tranquilo, pero tan frío que corta el aire- así que haceme el favor de no opinar sobre mi relación con mi mamá, porque no sabés una mierda.

Marti la mira con incredulidad. Luna jamás le ha hablado así. Un dolor insoportable empieza a expandirse por su pecho.

-Luna- dice casi en un susurro, pero en eso el timbre suena y Luna aprovecha para salir disparada.

Luna se encuentra con David en el patio. Él está mirando divertido su celular, y en cuanto es consciente de la presencia de la chica le tiende el aparato para que lo mire, pero se queda con el movimiento a la mitad cuando mira el rostro todavía algo descompuesto de Luna.

-¿Qué pasa?- le pregunta.

-Nada- responde Luna y lo abraza por la cintura para colocar su cabeza en su hombro.

-Eso no parece nada- dice David devolviéndole el abrazo y acariciando su espalda suavemente.

-Necesito que me distraigas.

-Bueno, hay un indiferente más en las redes- le susurra en el oído sin dejar de abrazarla.

-Sí, ya lo vi.

-Me tengo que esforzar más, entonces- Luna sonríe levemente sobre su hombro- Pamela todavía no vuelve a clases, y aparentemente está desesperada por saber quién le hizo el video.

-¿Tiene alguna pista?

-Piensa que es su ex, ese chico que salió el año pasado.

-Ese tipo tiene menos neuronas que un saltamontes- suelta Luna con sorna- debe pensar que La divina comedia es un chiste sobre papas y señoras piadosas.

-Sí, parece que Pamela tampoco es muy lúcida que digamos, no creo que haya entendido la referencia, lo cual es una lástima.

-¿Pensaste que iba a pasar todo esto?- le pregunta Luna separándose y mirándolo a los ojos.

-No- admite David- y no deja de parecerme genial.

-¿Qué te parece genial?- pregunta una voz a sus espaldas.

Cuando se dan vuelta ven a Rodrigo mirándolos con los brazos cruzados. En todo ese tiempo, su actitud hacia Luna no ha cambiado, no le agrada, no la quiere cerca de David, no pierde ocasión para decírselo.

-Todo el tema de los indiferentes- responde Luna- es todo un movimiento, ¿no te parece?

-No- responde seco Rodrigo.

-¿No te parece anarquista?- pregunta David.

-El anarquismo apunta a los sistemas, no a los individuos- responde Rodrigo sin cambiar su semblante- quien esté detrás de esto, es sólo alguien que necesita ver a los demás en el suelo para levantar su propio ego.

Tanto David como Luna se tensan al escucharlo.

-¡Por favor!- dice David- Estás enojado porque no sos vos el que está detrás de esto, sino estarías encantado.

-No es eso...

-Rodrigo,- interrumpe David- con lo que te gusta analizar todo y a todos, me vas a decir que no te llama ni siquiera un poco la atención esto.

-Sí- dice Rodrigo en apenas un murmuro- si de algo sirve esto es para demostrar que la gente se comporta como ovejas.

Luna está a punto de decir algo, pero el timbre la interrumpe. David le da un beso rápido en los labios y le guiña un ojo.

-Te veo a la salida- dice para desaparecer en la puerta del centro que da a la institución.

Luna se gira hacia el otro extremo de la escuela para ir a su clase, pero una mano la detiene sosteniéndola del codo. Se gira para ver quien la retiene y se encuentra a Rodrigo mirándola más serio que de costumbre.

-Sé que fueron ustedes- dice sin rodeos.

Luna palidece por un segundo, trata de juntar las palabras para negarlo todo, pero él habla antes de que ella tenga la posibilidad de articular una excusa.

-Sé que no esperaban... que se saliera de las manos- suspira y suelta a Luna ahora que tiene su completa atención- Luna, no sos mala persona...

-¿Qué...?- balbucea Luna sin ser capaz de finalizar la frase.

-Alejate de David, es la última vez que te lo digo.

-¿Qué? ¿Por qué?

-Es mi mejor amigo... pero no es bueno para vos...

-No entiendo ¿Acaso me estás haciendo un favor con esto?

-Sí, y sobre todo se lo estoy haciendo a él.

Luna quiere protestar de nuevo, pero él le da la espalda y se aleja antes de darle la posibilidad. Deja a Luna en medio del patio totalmente congelada, sin ser capaz de pensar o razonar las palabras que acaba de decirle Rodrigo.

(...)


Llegan a la casa de David después de la escuela y se encuentran con la casa vacía. Los padres de David han salido en la mañana a una convención de trabajo de su padre, no estarán en los próximos dos días.

Luna no puede ocultar la ansiedad que se le mezcla con la emoción. Todavía no puede olvidar la cara de hastío de la madre de David al saber que los iba a dejar solos. Luna quiso decirle que iba a volver a su casa. Mentir y salvarse de la mirada eternamente acusatoria de esa mujer. Pero David no se lo permitió y utilizó cualquier momento para restregarle a su madre que se iba a quedar solo en casa con Luna. Su padre, por el otro lado, parecía totalmente encantado con la idea y Luna no era capaz de entender ni el odio ni la emoción en ninguno de los dos.

Entre ambos cocinan con la música a todo volumen. Luna se quita lo zapatos y esto le ayuda a deslizar de un lado a otro mientras canta y baila cuando la lasaña está en el horno. Se siente feliz, hasta que las palabras de Rodrigo vuelven a rondar por su cabeza y le cortan de cuajo la inspiración y el buen humor. David observa el cambio rotundo y la cuestiona con la mirada.

-Esta mañana- empieza Luna- ¿notaste raro a Rodrigo?

-¿Te dijo algo?- pregunta inmediatamente David.

-Me dijo que no soy buena para vos, que debería alejarme- responde Luna, mitad verdad, mitad mentira.

-No le hagas caso- le responde David y se acerca lentamente a ella, tomándola por la cintura- está celoso.

-¿Celoso?

-De que ahora paso más tiempo con vos que con él- dice y une sus labios a los de Luna.

Luna le corresponde, no sabe si creerle o no, siente inseguridad crecer en su pecho, pero por el otro lado algo nuevo ha empezado a golpetear por dentro, y por una vez quiere dejarse llevar siendo completamente consciente de ello. Quiere dejarse llevar sabiendo que se está metiendo en el berenjenal y no encontrarse que ha caído porque las circunstancias la han empujado al precipicio. Se enredan entre brazos y suspiros, acortando toda distancia posible entre ellos. Se ven interrumpidos por la alarma del horno que indica que la lasaña está lista.

Pasan el resto de la tarde en esa especie de rutina que han creado, después de almuerzo ambos realizan las actividades correspondientes de la escuela, y después se ejercitan en el gimnasio improvisado que tiene David en la cochera de su casa. Luna no puede dejar de preguntarse si así se siente tener una vida normal, una vida ordenada, maravillosamente rutinaria y se siente agradecida con David, dure lo dure aquello le ha sido más que suficiente para saber que eso es lo quiere para su vida, que eso es lo que se merece y no va a conformarse con menos.


Sale de la ducha tapada sólo con la toalla y se encuentra a David, en bóxer en su habitación y con el cabello húmedo. Él se queda mirándola por unos segundos, recorriendo su cuerpo con la mirada, para finalmente dedicarle una sonrisa que hace que Luna se estremezca.

Nunca había visto a David con tan poca ropa, así que se permite, al igual que él, recorrerlo lentamente con los ojos y se sorprende al ver su cuerpo tonificado y marcado a pesar de lo delgado y alto que es. Todo su cuerpo parece estar hecho de fibra y músculo y eso hace que a Luna se le enciendan las mejillas.

David se acerca lentamente y quita una gota de agua que su pelo ha dejado en su clavícula. Con la yema de su dedo sigue recorriendo su piel, hasta que se topa con el borde de la toalla. Levanta la mirada y pone toda su atención en los ojos de Luna.

-Un cactus suaviza mis yemas con su piel- recita y le da un beso lento y suave.

Luna siente aquellas palabras conocidas, pero no todavía no sabe de dónde, no logra reconocerlas del todo. Coloca sus manos en el pecho de David y empieza a moverlas en una caricia suave.

-Tiene cien años- continúa David y lentamente desata la toalla para dejarla caer- solo florece una vez- se toma su tiempo para observar la desnudez de Luna y ella, por algún motivo no retrocede, no se siente cohibida ante el recorrido de su mirada y el escrutinio de sus manos- en tu nombre.

La toma de la cintura y la besa siguiendo el recorrido por su espalda, y baja levemente hasta sus glúteos. Ella responde a las caricias y se presiona más a él, poco a poco van retrocediendo hasta chocar con la cama. David cae sentado en ella y Luna se sienta sobre su regazo a horcajadas, él coloca sus manos sobre los pechos de Luna y los acaricia lentamente.

-Y tiene un veneno más amargo que la hiel, con solo invocarte, voy a convertirlo en miel- continua recitando David mientras la respiración de Luna se va volviendo más y más densa a cada segundo.

-Cactus- sonríe Luna cuando reconoce la canción que David está susurrándole- ¿Soy un cactus?

-Sí- murmura David- le mostrás a todo el mundo las espinas, pero sos suave, tierna y con la capacidad de florecer. Sos justo como dice la canción, sos áspera, pero en tu nombre los médanos se convierten en témpanos- acerca su boca a uno de sus pezones y lo lame tan despacio que la desespera, Luna responde comenzando a moverse y a frotarse contra la erección de David, todavía debajo del bóxer- y los pájaros, en árboles- susurra agitadamente- todo, en tu nombre, Luna- termina de decir para, ahora, dirigirse a su otro pezón y realizar la misma tortura.

Luna suelta un gemido y toma a David del cabello para tirárselo y besarlo con desenfreno. A partir de ahí todo se vuelve una dulce exasperación. David la toma de las caderas, la levanta levemente para dejarla de espaldas sobre el colchón y colocarse encima de ella, y empieza a recorrerla con su boca, sin perderse ningún lugar hasta casi llegar a su sexo. En ese momento, Luna respira agitadamente. Él, primero desliza sus dedos entre la humedad de Luna para luego acercar sus labios.

-¡Esperá!- dice Luna cerrando sus piernas cuando ve las intenciones de David, nunca nadie la ha besado ahí.

-Shh- le responde David volviendo a separar sus piernas suavemente- tranquila, relajate.

-Nadie me ha hecho eso antes- responde temblorosa Luna.

-Descubramos juntos entonces- susurra.

Sin perder más tiempo, coloca sus labios en su clítoris y lo estimula dando besos cortos, y después con su lengua realiza movimientos circulares. Luna gime y se arquea ante el contacto y los movimientos que hace David en su sexo, nunca nadie la había tocado así y siente como el calor se expande por todo su cuerpo, pero se concentra más y más en esa zona, llenándola de espasmos, David aumenta el ritmo sintiendo como se contrae, sintiendo como su respiración se vuelve a cada segundo más desastrosa.

-Por favor- suplica Luna- todavía no.

Y es todo lo que necesita escuchar David para quitarse la ropa interior, ponerse de pie para buscar un preservativo en la mesita de luz. Mientras busca Luna se acerca y coloca su mano en su miembro y empieza a deslizar su mano de arriba hacia abajo. David cierra los ojos y se queda quieto durante un segundo.

-Luna...-dice con la voz entrecortada y ella acelera sus movimientos- no todavía- le sostiene la mano para que se detenga.

Con la otra mano saca de la mesa de luz, finalmente, el envoltorio plateado para romperlo con los dientes y colocarse el condón. Se posiciona sobre Luna y la besa nuevamente, baja por su cuello, mientras posiciona su miembro en su entrada, cuando llega hasta sus pechos y Luna jadea, entra suavemente. Empieza a moverse, primero con lentitud y poco a poco va subiendo la velocidad, no deja de mirarla, no deja de besarla.

Luna siente de nuevo el calor expandirse por todo su cuerpo y comienza arquearse, a abrazarse más a David y hundir sus dedos entre su espalda y su cabello.

-Quiero escucharte, preciosa- le dice David en el oído- quiero escucharte llegar.

Y sus palabras son la última caricia, el último gatillo que necesita para desbordarse y gemir mientras llega al éxtasis. David no deja de recorrerla con la mirada, extasiado y aumenta un poco más el ritmo hasta que llega también al orgasmo y se desploma sobre ella. Ambos respiran agitados, él vuelve a besarla dulcemente, y acaricia su rostro para finalmente salirse de ella.

-Eso fue...- empieza David.

-Sí- responde Luna y ambos se sonríen.


David observa como Luna duerme, todavía desnuda a su lado, después de la primera vez bajaron por comida y apenas volvieron a la habitación volvieron a desnudarse con la misma necesidad, con el mismo ímpetu. Ahora la mira y acaricia su piel, reprime las ganas que tiene de volver a despertarla, de volver a besarla, de volver a fusionarse con ella.

-Cuando te busco, no hay sitio en donde no estés- le susurra y se sonríe.

Suelta un largo suspiro, y siente un nuevo miedo formarse en su interior. Siente un miedo al revoltijo de sensaciones que lleva dentro, al empaquetado de emociones por el que se está dejando llevar, a los impulsos que antes no estaban ahí, y que ahora nublan su perfecta lógica y lo vuelven un niño que suspira ante la esperanza. No sabe qué le está haciendo Luna, no quiere pensarlo, no quiere volverse un peón en su propio juego.

Empieza a comprender que dejarla quedarse en su casa ha cambiado todo, lo ha cambiado a él y el terror y la frustración se están haciendo camino como una advertencia llena de veneno.

Se pregunta si ya es muy tarde para pararlo todo lo que siente por dentro, porque si algo sabe, es que ya es muy tarde para él para tratar de convertirse en un adolescente más capaz de enamorarse.

Luna se da vuelta y abre los ojos.

-Estás despierto.

-No puedo dejar de mirarte- le confiesa.

Ella lo mire y le sonríe, tira de él para besarlo. Y él se vuelve a hundir en ella, en sus caricias, en sus besos, en su humedad, y espera que no sea demasiado tarde.  



**************************

¿Qué cojones le pasa a David? (perdón pero necesitaba poner la palabra cojones en algún lado) Ni yo lo sé! (David me susurra sus líneas y pensamientos en las noches). 

Tendremos que esperar, mientras tanto disfrutemos del genio de Cerati.

Se los quiere desquiciados!

Ruy

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