Capítulo 42: Regreso
LIAM NO SUPO cuánto tiempo estuvo descansando. Solo podía asegurar que despertó cuando el sol se elevaba en el cielo.
Se encontró en una cama alta, en una habitación de colores claros.
A su alrededor, en otras camas, descansaban Nepen, Reuen, Abdiel y Derek. Todos dormían profundamente.
El Líder se sentó en su lecho y trató de recordar lo que había ocurrido. Sabía que habían atacado a Urso, que Ainor se había sacrificado por el clan y luego de eso, la Oscuridad los había cubierto.
En eso estaba, pensando en lo sucedido, cuando la voz de Darlyne llamó su atención:
"Abdiel, Liam... ¿Alguien me escucha? Nepen, Reuen, Derek... ¿Alguien puede responderme? ¡Chicos, por favor!".
Los pensamientos sonaban muy claros. Liam miró a sus compañeros.
La llamada de Darlyne había hecho que ellos se removieran en sus camas. Sus respiraciones se aceleraron precipitadamente. Uno a uno, todos despertaron. Reuen, Abdiel, Derek y, por último, Nepen.
Se miraron unos a otros en silencio, sin entender lo que ocurría. Intentaron ponerse de pie, algo que lograron con un poco de esfuerzo. Sin decir palabra, se reunieron en el centro de la habitación.
Liam comprobó que todos vestían atuendos de color claro y tela suave y cómoda y se preguntaron quién se habría tomado el tiempo de cambiar sus ropas rotas y sucias por aquellas tan hermosas.
Entonces, la voz de Darlyne sonó una vez más en sus pensamientos.
"Amigos, ¿me escuchan? Por favor", suplicaba tristemente.
"Darlyne, aquí estamos. ¿Me escuchas?", replicó Nepen, pero su amiga no respondió.
Los Guardianes se miraron asustados.
—¿Dónde estamos? —preguntó Derek.
En la habitación había un único ventanal. Se dirigieron hacia él, para ver si reconocían el lugar donde se encontraban.
Durante varios minutos, los cinco permanecieron inmóviles, observando el paisaje.
Un frondoso bosque crecía afuera. El verdor lo colmaba todo, como cuando en la primavera despiertan las vidas aletargadas por el frío invierno.
—Aquí sucede algo extraño —susurró Abdiel, mirando con el ceño fruncido hacia el bosque.
—¿Qué ocurre? —interrogó Reuen, convirtiendo en palabras la pregunta de todos.
—Esos árboles... —dijo el Protector de cabellos blancos, señalando la zona más cercana—. Esos árboles, creo que los conozco. La forma en que están dispuestos, envolviendo la llanura... Este lugar... Aquí es donde luchamos contra Urso.
Todas las miradas se centraron sobre el guerrero.
Derek tenía razón al cuestionarse su paradero.
—Hay algo más... —Nepen observaba nerviosa a través del ventanal—. Si fueran los árboles del campo de batalla, tendrían que tener marcas de los dos enfrentamientos. Deberían mostrar las heridas que la energía de Urso generó en ellos, pero están intactos. Incluso parecen más jóvenes de lo que son en realidad los árboles de este bosque. ¿Ven? Son retoños más que árboles maduros.
El Jefe entrecerró los ojos un momento. A su alrededor, los demás lo observaban expectantes, mientras él se cruzaba de brazos y ladeaba la cabeza.
—Estos árboles son los árboles del campo de batalla, eso es verdad. Y no parecen ser más jóvenes, lo son... —señaló pensativo—. Yo tengo más edad que ustedes. Caminé por estas tierras mucho antes de que los humanos poblaran la región. Así se veían los árboles cuando tenían poco tiempo de vida y ningún mal los había afectado.
—¿Estamos observando el bosque tal y como era antes de que los Demons existieran? —inquirió Reuen, sorprendida.
Liam asintió con un movimiento leve de su cabeza.
De pronto, el llamado de Darlyne volvió a escucharse. Luego se hizo silencio y de la nada, la voz de Darlyne se entrelazó con la de Selene, Noah y Milena. Randall y Bakan. Todos los llamaban.
Con premura, el grupo se dirigió a la puerta de la habitación, ansiosos por salir y reencontrarse con sus compañeros.
—Abre para afuera... —indicó Abdiel, tocando el picaporte y empujando.
Pero sin importar la fuerza que empleó en su intento, la puerta no cedió.
—No tiene cerradura, solo picaporte —notó Derek—. Tal vez hay que ejercer más fuerza entre todos.
—Es buena idea. Intentando no se pierde nada, ¿verdad? —repuso Reuen, encogiéndose de hombros.
Todos se acomodaron contra la puerta. Las voces de sus amigos seguían resonando con fuerza.
—A la cuenta de tres empujamos todos —indicó Abdiel—. Uno... Dos... ¡Tres!
Liam se enderezó de un salto, agitado y nervioso.
A su lado, los demás compañeros reaccionaron de manera similar. Se miraron sorprendidos. ¿Todo había sido un sueño?
—Chicos, ¡por fin despiertan! —la voz de Darlyne fluyó con alegría.
A la par, los miembros del pequeño grupo dirigieron la mirada al lugar de donde procedía ese sonido tan dulce y familiar. Comprobaron, maravillados, que a su alrededor un gran número de Protectores se congregaba vitoreando y aplaudiendo.
—Bienvenidos de regreso —saludó Selene mientras se encaminaba a su encuentro con una enorme sonrisa en el rostro.
El Líder de los Hidden suspiró, algo confundido.
—¿Qué pasó? —preguntó mirando la multitud que se congregaba a su alrededor con rapidez.
—¿Qué recuerdas de la lucha contra Urso? —inquirió Selene. Sus cabellos rojizos caían en suaves bucles sobre sus hombros.
—Pues... Nos lanzamos contra Urso y Ainor apareció, conteniendo al Oscuro. Dijo que se sacrificaba por el clan. Lo vimos suicidarse. También recuerdo la nube oscura que nos envolvió —y no pudo continuar. Sus recuerdos no llegaban más lejos.
—Al decapitarse, Ainor liberó una gran cantidad de energía oscura. Ustedes estaban demasiado cerca y se vieron afectados. Se desfragmentaron frente a nosotros, en un abrir y cerrar de ojos...
—Espera, espera —la detuvo, respirando lentamente y tratando de comprender— ¿Nos desfragmentamos? Pero seguimos siendo Guardianes, recordamos todo —las palabras del Jefe sonaban empapadas de confusión y dudas.
—Eso fue idea de Randall y Bakan —intercedió Noah sonriendo—. Ellos pensaron que si coordinábamos un grupo de Protectores practicando el Círculo de Pensamientos mientras otro equipo trabajaba reagrupando sus partículas, entonces, había posibilidades de que ustedes despertaran ya como Protectores y resultó, obviamente.
Los Hidden estallaron en risas y cantos de alegría por el regreso de sus compañeros.
—¡Lo importante es que volvieron! —festejó Darlyne mientras corría a abrazar a Abdiel y lo besaba con cariño.
—Bien... ahora, ¿qué hacemos? Ya hay un grupo de turno custodiando la zona —indicó Selene mientras Derek se acercaba a ella y la abrazaba también.
—Yo tengo una idea —replicó Reuen con un brillo extraño en los ojos.
—¿Si? ¿Qué propones? —preguntó Liam, curioso por la actitud de su amiga. Nepen lo tomó de la mano y llamó su atención, sin permitir que la muchacha respondiera a la pregunta.
—Yo... yo... te diré lo que pretende Reuen —Nepen se mostraba tan nerviosa como nunca antes. Ella no era de impacientarse de esa manera, siempre sabía controlarse sin importar la situación.
Liam la miró fijo, tratando de adivinar lo que le sucedía. La guerrera entrelazó las manos con las de su compañero y lo miró mordiéndose el labio inferior.
Sonrió levemente y dijo:
—Ahora es el momento. Ya todo terminó y puedo decirlo tranquila. Te amo. Con cada partícula de mi ser, te amo.
Sin darle tiempo a responder, se acercó aún más a Liam. Poniéndose en puntas de pie, rozó sus labios con los del Guardián. Él cerró los ojos y se dejó llevar por el instinto, fundiéndose en un suave y dulce beso con la mujer que amaba.
Miles de emociones colmaron al Jefe repentinamente. Se sentía más humano que nunca frente a Nepen. Ella había sido capaz de derribar toda coraza e impulsarlo a demostraba su amor abiertamente y delante de todos.
Los gritos y aplausos del grupo no se hicieron esperar. Sus compañeros y amigos reían ante aquella escena de amor.
Liam sonrió y envolvió a Nepen entre sus brazos mientras miraba a Reuen de reojo. Algo le decía que ella tenía que ver con la actitud extraña de su amada.
—Bien, ¿cuál era tu idea? —preguntó observando con atención y curiosidad a la joven Guardiana.
—Iba a decir que tengo ganas de probar algo de comida humana y sería buena idea organizar un súper almuerzo en la cabaña —respondió Reuen riendo y poniendo cara inocente.
—Bueno, todos los que no deban trabajar, pueden tomarse un descanso y venir a casa. Tenemos tiempo de sobra para que nos cuenten todo lo que ocurrió mientras no estábamos... —comentó el Líder riendo.
Comenzó caminar abrazado a Nepen en dirección a su hogar. A su lado, algunos en forma humana, otros como animales que corrían o volaban, sus amigos los acompañaban felices.
El sol brillaba cálido anunciando un nuevo día en el bosque. Los Hidden habían renacido como clan luego de numerosas pérdidas y el despertar de unos pocos daba esperanzas para un nuevo futuro de los Guardianes como custodios de la vida. En aquellas frías tierras donde alguna vez temieron el ocaso, los guerreros confiaban en la fuerza que tenían como equipo y sabían que ningún Oscuro volvería a hacerlos dudar.
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