Capítulo 37: Promesa
A VECES, NEPEN miraba a Liam y la melancolía la atrapaba. Hacía mucho tiempo, había sido capaz de expresarle cuánto le importaba. No había recurrido a las palabras directas, el "te amo" no había surgido de sus labios ni tampoco lo había escuchado por parte de su compañero. Los gestos y atenciones que guardaban el uno para el otro eran ya una clara señal.
Todos en el clan lo sabían, podían sentirlo. Habían existido detalles: la complicidad en sus miradas, la forma en que se protegían el uno al otro. Siempre escapaban, sin embargo, de las oportunidades de aclarar la situación.
Nepen esperaba a que Liam se declarara primero. No se animaba a tomar la iniciativa. Su lado humano y romántico la hacía esperar a oír la voz del Guardián pronunciando su amor por ella.
Sólo una vez, hacía ya más de cincuenta años, habían tocado el tema. Una conversación que la Escudo recordaba con toda claridad.
Aquel día le había resultado muy difícil enfrentarse a Liam y hablarle sobre su decisión de tomarse unas vacaciones, aún estaba en carnes vivas la charla anterior que habían tenido al respecto. Al final, se hizo de fuerzas y mientras caminaban por el bosque al caer la tarde, ella preguntó:
—¿Derek y Randall ya te pidieron permiso para tomar licencia por algún tiempo?
—Sí, al igual que Selene y Milena. Solicitaron que les permita irse de viaje y yo acepté, con la condición de que peleen en la próxima batalla. Luego podrán viajar cuanto deseen —respondió Liam sin dejar de mirar al frente.
—Yo... yo también quiero un tiempo de descanso —Nepen observaba el suelo, intentando evitar la mirada de Liam.
Entrecerrando los ojos, su compañero asintió en silencio.
—¿Te parece mal? —inquirió, al notar que Liam no tenía intención de seguir hablando.
Aquella pregunta lo sacó de sus pensamientos.
—No. No... eres libre. Si quieres, puedes tomarte vacaciones. Al igual que los chicos, sólo podrás hacerlo luego de combatir una vez más.
Liam seguía observándola y ella continuaba evitando que sus miradas se encontraran.
—Está bien. Solo estoy cansada de tanta pelea, de tanto esfuerzo. Será por unos meses, no mucho. Regresaré pronto —prometió.
—Bueno, confío en ti. Y si piensas que te beneficiará descansar, hazlo. Soy tu Jefe, no tu dueño y tan solo trato de organizar al grupo, como me pidió Ainor —su voz sonaba perdida, vacía. Podía sentirlo.
Lo miró dudando. Necesitaba obtener respuesta a una pregunta que hacía tiempo rondaba por sus pensamientos.
—Liam... —él fijó la atención en ella cuando lo llamó—. Si te pidiera que vinieses conmigo, si te dijera que me importas lo suficiente como para no querer dejarte aquí, ¿me acompañarías en mi viaje?
El guerrero se detuvo de pronto en pleno camino. El rostro contraído por el dolor, la angustia marcando sus facciones. La abrazó sin decir palabra alguna y se quedó allí, escondiendo el rostro entre los cabellos de Nepen durante varios minutos. Ella correspondió al abrazo, dejando a un lado el temor de verse rechazada.
En susurros, Liam respondió:
—Si me quisieras, aún cuando yo te amara con toda mi alma, no podría acompañarte. Aunque la vida misma se me fuera contigo cuando emprendieras viaje, quedaría destrozado, pero no abandonaría mi puesto. No puedo... Ainor me necesita.
Su mirada se sumergía en la de Nepen, invitándola descubrir mil secretos. Ella lo sabía desde el primer encuentro, su mundo era tan verde como los ojos de Liam.
Esa maravilla no evitó el dolor que le produjo la decisión de no acompañarla. Aunque sintiera algo por ella, Liam permitiría que se fuera sola. Estaba siendo muy egoísta, lo sabía. Aun así, ansiaba que él emprendiera viaje a su lado.
—Sin embargo... —dijo el guerrero, regresándola al mundo real—. Si te vas prometiendo volver algún día, yo esperaré tu regreso. Sin importar los años que te lleve regresar aquí, a mí.
Sonrió.
—Regresaré. Ya te lo dije —replicó contemplando el camino que debía tomar.
—Y yo estaré aquí, esperándote... —aseguró él, sonriendo a su vez.
—Bien, aquí nos separamos —no podía dejar de sonreír—. Elevaré una barrera de energía para proteger la frontera este del condado.
—Yo iré con Abdiel y otros Luchadores. Ayudaremos a los Vigías esta noche.
Sin más palabras, cada uno tomó su camino para cumplir con sus tareas.
Así habían terminado la única conversación en la cual habían asumido y expresado lo que sentían el uno por el otro, sin mencionar las dos palabras mágicas. Nunca hubo un "te amo" y nunca lo habría. No se imaginaban el peso que tendría la Última Gran Batalla, ni temían la posibilidad de perderse el uno al otro.
Ahora, tantos años después, Nepen se veía más lejos que nunca de Liam. Él la evitaba, interponía a Reuen o tomaba horas extra de trabajo. Ella no podía quejarse, muchas veces había recurrido a las mismas estrategias.
El tiempo apremiaba y la Guardián sabía que debía sincerarse de una vez y por todas. Estaba preparada para hacerle frente a Urso, pero no era capaz de reunir fuerzas nuevamente y hablar con Liam sobre su relación. Le aterraba la respuesta que él pudiera dar. No se veía soportando un rechazo rotundo del hombre que amaba.
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