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Capítulo 28: Batalla

TODOS LOS MIEMBROS del grupo estaban listos para luchar. Apenas si respiraban, atentos al enorme Oscuro que les hacía frente. Esperaban su primer movimiento.

Los enrojecidos ojos de la bestia clamaban sangre de Guardián. La maldad que destilaba aquel Demon hacía temblar hasta los Guardianes veteranos y su cuerpo era descomunal. Medía más de seis metros de altura, grandes colmillos sobresalían de sus labios y sus garras eran largas y afiladas como cuchillas.

Nepen generó un escudo con sus manos, una enorme barrera visible solo a sus ojos, y gritó para que varios Guardianes le ayudaran a darle forma. En pocos segundos, una treintena de Protectores, incluyendo a Liam, que estaba a su lado, habían logrado encorvar el escudo y encerrar dentro a Urso, mientras Abdiel y Randall lideraban desde distintos puntos el ataque. En varios metros a la redonda, Derek y otros Muros formaban barreras para que ningún humano los percibiera siquiera.

En medio de la lucha, Nepen escuchó un extraño gruñido en sus pensamientos. Miró hacia todas las direcciones, tratando de encontrar la fuente del sonido. Buscó a Ainor, pensando que tal vez él intentaba comunicarse con ella, pero lo encontró comandando al grupo desde un punto cercano. Definitivamente, no era el Jefe quien le hablaba.

El gruñido volvió a dejarse oír. La Guardiana supo que venía del frente, donde ningún otro Protector se encontraba.

Poco tardó en comprender que se trataba de Urso. El Demon intentaba comunicarse. Había evolucionado, ya no era un simple Oscuro. Al devorar a otros de su especie había alcanzado tal poder que podía hacerse sentir a pesar de la barrera que habían impuesto sus oponentes.

Los demás miembros del clan Hidden continuaban atacando. Nepen era la única que parecía afectada por Urso.

Otro gruñido furioso llegó hasta donde ella se encontraba y sus ojos se centraron en aquella bestia horrible. No sabía cómo reaccionar ni qué hacer. Simplemente, aumentó la fuerza del escudo y esperó que el ataque de los Luchadores lograra su objetivo.

El rugir de Urso tomó más fuerza, convirtiéndose en un extraño grito gutural y lúgubre. El sonido reflejaba una amenaza oculta, un desafío mortal.

Nepen miró a Liam, que se mantenía a su lado y luchaba a la par de los demás. Él le devolvió la mirada y le sonrió mientras mantenía la barrera y trataba de enviar una Esfera de Luz al corazón de Urso. Verlo atacar le dio una idea a la muchacha.

Saber que Urso estaba gruñendo en sus pensamientos le hacía comprender que estaban en desventaja. Era posible que el Demon resultara vencedor. Ella no podía permitir que nadie cayera herido y, mucho menos, podía aceptar que Liam resultara víctima.

Tenía que encontrar la manera de evitar el triunfo de Urso. Debía salvar a Liam. Él era su vida. Aunque el motivo de su existencia fuera trabajar en el mundo para destruir Oscuros, el motivo de su vida era Liam. Él la mantenía, la salvaba y siempre estaba presente. Aunque nunca se lo hubiese dicho, ella lo amaba con todas sus fuerzas. No podía permitir que nadie pereciera.

Ya se imaginaba el regaño que le daría Ainor, la mirada desesperada que le largaría nada más comprendiera lo que ella estaba haciendo. Lamentó no poder explicarse, el tiempo apremiaba.

Nepen sacó una de sus manos de la barrera y generó un nuevo escudo. Inmediatamente los miembros del clan fueron despedidos bruscamente hacia atrás. Quedó ella sola manteniendo la muralla que contenía a Urso y la barrera que alejaba al resto de los Guardianes del peligro que significaba el Demon.

Podía sentir la incertidumbre en el grupo. Escuchaba claramente sus gritos, querían saber qué estaba haciendo.

—¡Nepen! ¿Por qué haces esto? —gritó Liam con todas sus fuerzas.

Ella hizo caso omiso a los llamados y contuvo las ganas de llorar. Sabía que el clan pensaría que los estaba abandonando, que les fallaba en el momento más crucial. Algún día entenderían la verdad. En tanto, debía matar a Urso por sí sola, antes de que él los destruyera a todos. Tenía una ventaja mínima y pensaba aprovecharla.

—¡NEPEN! —esta vez el grito surgía de Ainor.

La Protectora dio vuelta el rostro, esquivó a su Jefe y miró a fijo Liam por una fracción de segundo. Un susurro nació de sus labios:

—Es por el bien de ustedes.

Acto seguido, soltó la barrera que contenía a Urso y con la energía que había mantenido el escudo, generó una inmensa esfera de luz.

Urso se acercó a ella sonriendo, seguro de su victoria y Nepen se quedó quieta, buscando que la barrera que protegía a sus amigos no se desvaneciera. Esperó tanto como pudo, sabiendo que si la esfera no golpeaba al Demon, no provocaría destrucción alguna en la tierra ni afectaría a ningún ser vivo. Animales, plantas y humanos estaban a salvo, sus poderes solo servían para aniquilar Oscuros.

Cuando tuvo a Urso lo suficientemente cerca como para estar segura de dar en el blanco, liberó la esfera de luz en su dirección. Mientras la bola de energía impactaba, Urso se abalanzó, dispuesto a destrozar a la Guardián con sus garras.

—¡No! —gritó sobresaltada, mientras veía cómo el Oscuro saltaba sobre ella.

—¡Nepen, reacciona! ¡Elis, no lo olvides! ¡Nada es real! —la voz de Liam llegaba lejana.

Elis no supo explicarlo. No sabía bien cómo había sucedido. En un instante Urso estaba matándola y al instante siguiente, el mundo se deshacía bajo sus pies...

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