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Capitulo Cuarenta y Siete.

-Lydia-

Me detuve de golpe en el centro de la sala donde había estado paseandome. Tea me había pedido que me quedara dentro de la casa ya que ni Deaton ni él había logrado encontrar nada que pudiese proteger a los lobos de mis gritos y había una alta posiblidad de que a los vampiros no les afectara. Si eso sucediera, aturdiria solo a la manada y los demonios, lo que les dejaria via libre a los vampiros para atacar.

Inclinando mi cabeza hacia un lado, intenté escuchar mejor el murmullo de voces que hacia eco en mis oidos pero a pesar de todo no podia entender lo que decia. Mis pasos se dirigieron automaticamente a la cocina, cruzando la habitación hacia la puerta trasera. La misma cedio facilmente cuando alcancé el pestillo y la abri.

Los susurros se hicieron más fuerte mientras miraba alrededor del lugar, donde varios aún seguian peleando contra los demonios y vampiros. Mi boca se abrio antes de que pudiese evitarlo y un grito agudo salió de ella cuando los susurros se hicieron claros en mi cabeza. Una sola palabra se repetia una y otra vez.

"Muerte"

-Stiles-

"Te amo"

La palabra fue susurrada en mi mente mientras terminaba de cambiarle el pañal a Ian. Frunciendo el ceño, me erguí repentinamente y miré a mi alrededor. Sabia que había sido Derek pero por estupido que pareciera, esperaba que el lobo idiota estuviese detrás del cristal de mi ventana buscandome para poder hablar.

Terminando de vestir a Ian, lo acomode junto a Oliver y Talia sobre mi cama, colocando almohadones a su alrededor para que no rodaran y se cayeran por accidente. Miré a los bebes con atención, notando que el pequeño Olly era quien más se parecia a Derek. Tenia el mismo cabello oscuro y los ojos verdosos, además de que siempre estaba tan tranquilo a diferencia de Ian, quien era un revoltoso de primera.

Mi vida había cambiado tan drasticamente que ni siquiera había podido detenerme un momento y mirar a mi alrededor, observar lo que tenia ahora. Tenia tres niños preciosos, una pareja sexy y tierna conmigo y una casa preciosa. ¿Por qué rayos repentinamente me sentia tan vacío?

¿No era esto lo que siempre había querido? ¿Mi propia familia? Desde que mi madre había muerto, me había sentido siempre solo y olvidado. Papá no me prestaba atención y el único amigo que tenia era Scott. Siempre había soñado con tener mi propia, una familia numerosa con gente que me quisiera y me lo demostrara.

Y ahora que lo tenia lo estaba dejando pasar solo porque algunas actitudes de Derek me molestaban.

Sabia que debia tenerle paciencia, despues de todo ninguno de los dos había tenido una real relación antes. Ninguna que fuera larga o que involucrara niños o algo así de importante. Tal vez solo debia intentar hablarlo, arreglar las cosas. Papá tenia razón, debia dejar de huir de mis problemas y enfrentarlos, por mi familia.

—Hey, estoy haciendo la cena y... —papá se detuvo en la puerta, mirandome con curiosidad—. ¿Que sucede?

—Debo ir a ver a Derek, ¿puedes cuidar a los bebes? —pedi.

Me miró dudoso antes de asentir suavemente—. Realmente pensé que te tomaria más tiempo decidirte pero estoy feliz de que entraras en razón.

—Es solo que tengo un mal presentimiento. —musité antes de tomar mi chaqueta y digirme a la puerta—. Oliver y Ian ya comieron, debes darle el biberon a Talia en media hora.

—Lo tengo.

—Y si Ian se pone muy inquieto solo enciende el juguete con la canción de cuna. —indique.

—Anotado.

—Y si...

—Stiles, puedo hacer esto, vete de una vez. —rio, espantandome con un gesto de mano.

—Bien pero llamame si algo sucede. —pedi, poniendome la chaqueta mientras me alejaba por el pasillo.

—Lo haré, ve tranquilo.

Asintiendo suavemente, me voltee y baje las escaleras corriendo, tomando las llaves de mi jeep que se encontraban sobre la mesa a un lado de la puerta al pasar y saliendo de la casa. El motor encendio al primer toque, apenas escuche el rugido del mismo, sali hacia la calle y presione el acelerador.

Mis pensamientos eran confusos mientras me apresuraba hacia la casa. Tenia un mal presentimiento subiendo por mi estomago hacia mi garganta. Algo malo estaba sucediendo, lo sabia y no podia moverme lo suficientemente rapido en esa dirección. Busque mi celular dentro de mis jeans, maldiciendo cuando recordé haberlo dejado sobre la mesa de luz con el cable del cargador enchufado.

—Joder. —musité mientras doblaba una intersección y seguia acelerando.

El viaje hasta la casa se me hizo realmente eterno, tanto que ni siquiera me detuve a cerrar la puerta antes de correr por las escaleras hacia la puerta principal, abriendola de golpe. El recibidor me recibio con un silencio absoluto que me tuvo moviendome más rapido en dirección a la sala.

Mi corazón se detuvo cuando vi a Derek acostado sobre el sofá. Su piel estaba palida y brillante por lo que supuse era sudor, sus ojos estaban cerrados con una serenidad alarmante. Su ropa estaba manchada de sangre y podia ver un hueco en su pantalon, como si algo se hubiese enterrado allí. El resto de la sala estaba vacia pero podia escuchar voces en la parte trasera.

Un sollozo escapo de mis labios mientras cruzaba la habitación y me arrojaba sobre Derek. Su piel estaba un tanto fría lo que logró que me asustara más. Derek no podia estar muerto porque si él se moria yo me moria con él. Mi llanto se intensifico mientras me aferraba más a él.

—¿Stiles? —una mano se hundio en mi cabello, logrando que levantara la mirada para ver los brillantes ojos verdes de Derek observandome—. ¿Que haces aquí?

—Oh Dios, Derek —gemi—. Pensé que estabas... No vuelvas a hacerme una cosa así, por favor.

—Hey, estoy bien —musito con una media sonrisa—. Solo había cerrado los ojos un momento pero estoy bien.

—¿Que te paso en la pierna? —intente alejarme para mirar en esa dirección pero los brazos de Derek a mi alrededor me lo impidieron.

—Una daga bañanda en aconito —dijo como si me estuviese hablando sobre el clima—. ¿Que haces aquí?

—Tenia un mal presentimiento —aparte los mechones de su rostro con suavidad—. Lamento haberme ido, estaba enojado y actue impulsivamente.

—Estabas enojado porque yo meti la pata... otra vez. —susurró—. Siento haber hecho lo que hice, Stiles, nunca debi poner a nuestra hija en una posición así. Lo siento muchisimo.

—Si, vas a tener que cambiar bastantes pañales para que te perdone eso —aseguré antes de suspirar—. Quiero intentarlo de nuevo, Derek, pero quiero entrar en una relación en la que ambos estemos de acuerdo en lo que queremos.

—¿Que quieres decir?

—No quiero más mentiras u omisiones —pedi—. Sé sincero conmigo, es lo único que te pido.

—Lo intentaré —enredo nuestras dedos—. Pero no puedo evitar intentar protegerlos, Stiles, ustedes lo significan todo y solo quiero que esten bien.

—Lo sé —lo miré con media sonrisa—. Supongo que solo debemos intentar comprendernos mutuamente.

Asintió suavemente antes de jalarme hacia su cuerpo hasta que nuestros labios se unieron—. ¿Donde estan los bebes?

—Con mi padre. —musité.

—Bien, creo que por ahora es mejor que se queden allí —susurró—. Pudimos eliminar a los complices de Gea pero perdimos a Erika en el proceso.

—¿Que? —jadee, él me miró con autentica pena en sus ojos—. Oh por Dios.

—La manada y Tea esta haciendose cargo de arreglar nuestro patio trasero. —dijo luego de unos segundos—. Es un desastre allí afuera.

Hice una mueca—. Espero que hagan un buen trabajo.

—¿Donde estan Cora, Boyd y los demás?

—¿Mmm?

—Los envie a proteger la casa —explico—. ¿Donde estan?

Me encogi de hombros—. No los vi, supongo que se quedaron por los bebes.

—Seguramente —asintió.

—¿Que paso con Gea?

—Sigue encerrado en el despacho —musitó, pasando una de sus manos por mi cabello—. Tea quiere llevarselo a la tribú para hacer de él un ejemplo de él para su pueblo.

—Eso es un poco...

Mis palabras quedaron perdidas en el aire cuando vi una silueta que podia identificar en cualquier lugar. Hablando del Rey de Roma... Gea estaba de pie cerca del pasillo que daba al despacho, tenia un arma en la mano y estaba apuntando directamente hacia nosotros. Derek parecio darse cuenta de ello porque me giró sobre el sofá, colocandome detrás de él en un suave movimiento pero antes de que siguiera pudiese girarse para encarar a la droxgea el sonido del cuerpo de Gea cayendo al suelo hizo eco en el lugar.

Ambos nos giramos para ver a Tea de pie detrás del sofá, sosteniendo el arco de Allison en sus manos. Miró del arco a su hermano y hacia nosotros—. Siento eso, tenia que hacer un ultimo intento para que entrara en razón —musitó—. Cuando me golpeo y escapo, supe que iria tras ustedes por lo que le pedi el arco a Allison.

—¿Ibas a dejarlo escapar? —gruño Derek.

—Era mi hermano —susurró Tea—. Debia darle una ultima oportunidad.

Asenti con tristeza hacia él, observandolo dejar el arco y acercarse a su hermano, tocando su cabeza con suavidad antes de desaparecer. Pude ver una lagrima bajar por su mejilla antes de que su imagen se desvaneciera.

Derek soltó un suspiro cansado y me miró sobre su hombro—. Creo que eso es todo.

Asenti—. Estaremos bien ahora.

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