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3

Las noticias de la llegada de JiMin no fueron expuestas al público de manera oficial, pero en una época dónde ocultar algo es casi imposible, no se pudo evitar que la voz se corriera sobre alguna ceremonia realizada en el palacio y, con ello, la pregunta de qué se trataba fue lo que se preguntaba el pueblo otomano.

Algunos acertaron, la llegada del futuro esposo del sultán, otros solo pensaban en asuntos políticos e incluso de traición, pensando en que el sultán probablemente estuviera haciendo algún trato con un presidente que le lleve la contra a la cultura y tradición otomana. Igual, pronto sabrían la verdadera razón.

Para JiMin en ese momento ni siquiera se le pasaba por la mente que estuviera pasando fuera del palacio, seguía rodeado de muchas personas, adultos, desde jóvenes a de tercera edad, algunos donceles e incluso algunos perros.
En cambio, YoonGi prestaba su atención en el doncel, aunque no parezca obvio, él más que nadie sabía que un ritual como este puede ser agobiante, más si no se está acostumbrado como él.

Con el ritual dónde el sultán recibe a su futuro esposo, seguía valide sultán en ver a su futuro yerno. En el balcón de arriba, Valide levantó su vista y la dirigió hacía la futura pareja en el piso inferior, comenzó a caminar hacía ellos con un caminar elegante y siguiendo cada instrucción del protocolo. JiMin quedó un poco maravillado con su andar, tan elegante, delicado, pero a su vez, poderoso, sin miedo a demostrar que ella está en la cima del poder; no ocultando el poder de sus palabras y acciones.

Al llegar frente a ambos, primero, Valide saludó al sultán, besó su kaftán y una vez terminó su saludo de respeto, se posicionó frente a JiMin y dió una reverencia que el doncel recordó que debía responder manteniéndose en esa posición unos dos segundos más de cuando Valide ya no lo haga, le explicaron que era una señal reconociendo el rango de la mujer que, hasta el matrimonio, estaba en uno más alto.

—Hoşgeldin, JiMin hatun sultan (Bienvenido, JiMin hatun sultan) —la armoniosa, pero a la vez autoría, voz de la Valide lo saludo con una sonrisa tranquila en su rostro. La apariencia de la Valide era imponente, no se podía negar que era hermosa y el imaginar cómo habría sido en su juventud solo lleva a la conclusión de que en el imperio otomano se encuentran las mujeres más hermosas.

Teşekkür ederim, Valide sultan (Doy las gracias, Valide sultan)

De las pocas cosas que JiMin sabía decir en turco, internamente se preocupó un poco por su pronunciación, pero más nervioso y ansioso estaba con esta bienvenida y que por fin se acabara. Sin dudas lo que más lo ponía nervioso de todo esto es no llegar a cumplir con las expectativas que sin dudas había sobre él.

No le quedó más tiempo para pensar en eso, la ceremonia debía concluir.

Destur! Sizlerle, osmanlı imparatorluğunun başkanları! (¡Atención! Con ustedes, las cabezas del imperio otomano —en ese momento las demás personas, guardias, criados, mascotas presentes, cada ser vivo en ese lugar miró al nuevo doncel, al futuro sultán haseki del imperio y lo aceptaban como su nuevo centro de su mundo— Her zaman muzafferler! (¡Siempre victoriosos!)

Todos volvieron a inclinar su cabeza al terminar esas palabras, para JiMin seguía siendo un protocolo que lo ahogaba y ponía más nervioso con un incomprensible peso sobre sus hombros, pero pronto sabría que todos ahí le hacían un juramento eterno dónde su enfoque principal es que tanto el sultán como él reinen hasta el último de sus días en completa paz, armonía y poder.






Cuando la ceremonia se dió por terminada, JiMin se sintió perdido, no sabía si podía hablarles al sultán o a Valide, o si quisiera de que hablarles, para su suerte Valide se adelantó. Le informó que seguía un banquete en el jardín del palacete, además de que lo llevarían a su habitación para que cambie de ropa a unas más adecuadas y que Fatma, una criada, lo acompañaría.

Todo lo que pudo hacer fue asentir y agradecer, tardó unos segundos recordar que también debía inclinarse ante el sultán antes de despedirse, debe acostumbrarse a todo ese protocolo.

El palacio Topkapi era incluso más maravilloso por dentro, lo cuál ya de por sí era impresionante, los decorados turcos eran muy detallados, su cerámica refleja casi como un espejo y tantos diseños parecían haber tomado mil años con los detalles que mostraban.
El dorado y el azul eran los colores que más se repetían, pero los demás no se quedaban atrás, cada salón que pasaban era como un palacete diferente.

—¿Es oro? —preguntó bajo y casi de manera inconsiste.

Fatma, una joven bella y con apariencias amable, volteó— Lo es, hatun sultán, la riqueza del imperio otomano en el momento que este palacio fue construido era monumental por lo que quisieron mostrarlo en las paredes

JiMin asintió, había visto novelas turcas antes y las históricas hacían justicia a la fortuna que predicaban. Siguieron su camino, el camino era casi recto, pero sin dudas tardaría un poco en aprenderlo.
Cuando por fin se detuvieron frente a una puerta enorme, con toques dorados y con un estilo tan elegante como el resto del lugar, en ese momento JiMin recordó algo.

—Disculpa ¿El sultán...?

La joven tardó unos segundos en entender la pregunta incompleta, sonrió un poco divertida y negó— No compartirá habitación con el sultán hasta la noche de bodas, así que tendrá que tener paciencia mi hatun sultán.

El doncel decidió que no valía la pena aclararle que no era porque deseara que ya sucediera.

Dicho hecho, Fatma indicó a los guardias que vigilaban la puerta que la abrieran.
Las excentricidades no se limitan a los pasillos y salones, esa habitación era igual o más hermosa, y parecía no tener fin ya que lo primero que JiMin veía al ingresar era un estilo de sala con su juego de sofás, plantas y la luz del sol entrando ya que en el fondo, a través de una enorme ventana, se podía apreciar un jardín privado.
El dorado reinaba más en esa área, pero, al ver a uno de los lados, otra puerta que fue abierta por Fatma reveló la habitación con un decorado igual de extravagante, pero más tranquilo con un verde en sus paredes, además podía notar que era un estilo más moderno que el resto del palacio.

—Valide sultán se encargó de decorar su habitación.

Mientras JiMin miraba el lugar sin poder procesar la belleza que lo rodeaba, la joven fue hasta un vestidor y armario del que el doncel ni se había percatado, volvió con un kaftán verde, casi parecido al del cuarto y con varías gemas y una tiara.

—Permítame hatun sultán, debe vestirse pronto.

El doncel esperaba que la joven saliera, pero ninguno se movió y por fin recordó que ahora estas cosas tan cotidianas debían ser con ayuda de alguien más. Estiró sus manos y asintió, dejando que la joven lo ayudara a desvestirse contra su absoluta pena.








Las risas y música sonaban en los pasillos, la gente estaba feliz y lo demostraba. Con cada paso JiMin comprobaba que este lugar parece más que solo un lugar con jefes y empleados, las personas que pasaban a su lado reía, lo saludaban con entusiasmo y con una sonrisa sincera, algunos bailaban al ritmo del daire que llevaban en sus manos.

—Como puede ver, todos estamos felices por su llegada. —mencionó Fatma mientras sonreía al ver a sus amistades celebrar con tanta vehemencia.

Aún para JiMin era difícil comprender tanta felicidad, él se percibía como un desconocido en ese lugar, forastero que parecía perdido, por lo que ese aprecio que percibe en los ojos y saludos de los era algo desconcertante, pero de cierta forma lo tranquilizaba un poco; la idea de ser repudiado era peor que esto.

Una vez se acercó hasta la entrada del jardín, las personas que bailaban se detuvieron para saludarlo. Aún no se acostumbraba a tener toda la atención, pero se enfocó en cómo el sultán se ponía de pie y dio unos pasos para luego extender su mano.
Hizo lo esperado, caminó hasta acercarse y, después de inclinarse ante el sultán, tomó su mano.

YoonGi lo guió hasta uno de los lados de la mesa, justo al frente de Valide y con el sultán en la cabecera a sus lados.
Este tomó una copa, cosa que todos hicieron y por lo cuál JiMin igual imitó.

—Un brindis por la llegada de nuestro futuro haseki sultán, que Allah le de muchos años de salud y felicidad.

En unísono, todos gritaron "Allah aracılığıyla" a lo cuál JiMin supo después que decía "Allah mediante". Todos bebieron y luego de eso la reunión volvió a la alegría de hace un momento, hasta podría decirse que se sentía aún menos formal, haciendo sentir más cómodo al doncel.

—Espero que la comida sea de tu gusto —Valide le sonrió, hasta ese momento JiMin le prestaba atención a la comida y la verdad es que no conocía nada de estos platillos—, si deseas algo diferente no dudes en decirlo, la cocina siempre está disponible.

—Todo se ve muy rico, pero siendo honesto es la primera vez que la probaré —decidió que la honestidad era mejor en esta situación, igual al intentar comer se notaría nula experiencia.

Su respuesta pareció agradar a Valide, quién le sonrió amable y comenzó a ver las opciones de platillos— Lahmacun, creo esa sería una buena opción para iniciar, no es tan diferente a una pizza. —con una seña de mano, un mesero cortó un poco del platillo y lo dejó frente a JiMin— Disfruta.

Rápidamente se fijó como el resto comía de esto, lo hacían igual que a una pizza normal por lo que lo hizo de esa manera, se sintió tranquilo al notar que el sultán comenzó a hablar algo con su madre así que no tenía la atención de esta; se sentía inseguro de hasta cómo debía comer.

El lahmacun estaba delicioso, algo diferente a la pizza, pero el sabor era agradable. La comida continuó, se aventuró a probar más platillos y casi todos fueron de su agrado, pero ya su energía se estaba agotando, el día había sido largo y la fiesta seguía animada como si acabara de iniciar; incluso el cielo se había vuelto oscuro.
Ya se encontraba lleno, y admirando la danza de las bailarinas, le agradaba ver la gran sonrisa con las que estas bailaban y sus movimientos con gracia.

—¿Le interesa la danza? —la voz del sultán se dirigió a él, lo miró y este tenía su atención en el doncel; era la primera vez que hablaban sin la intervención de Valide.

—Me gusta como danzan, es agradable verlas, pero en lo personal no me considero un buen bailarín.

Un asentamiento fue lo que obtuvo como respuesta inmediata, aún así la mirada del sultán no se apartó de él, lo mismo sucedía con el doncel, su mirada no se apartó del sultán. Era la primera vez que se veían de esa manera, era extraño, hipnotizante y hasta un poco atemorizante, pero ninguno de los dos sabe el porqué.

El sonido de los aplausos para el baile los sacó de ese trance— ¿Y cuál considera su talento si no es el baile?

Mientras JiMin pensaba, ninguno de los dos parecía notar las miradas indiscretas de algunas personas, en especial de Valide que se sentía satisfecha con esta interacción. JiMin no encontraba respuesta— No creo tener uno, no he buscado por uno.

—Puede que aquí lo averigüe, si es lo que desea —Por poco caen de nuevo en ese extraño trance, pero un bostezo quiso interponerse aunque JiMin haya intentado lo mejor para ocultarlo—. Llevaré a hatun sultán a su habitación, debe estar agotado, madre.

Para el momento que JiMin quiso negarse y decir que era innecesario, Valide ya le había ganado— Muy bien hijo, es cierto, no lo hemos dejado descansar —acertó ella. El sultán se puso de pié, haciendo que el resto lo haga y este extendió su mano a JiMin para ayudarlo a levantarse—. Descansa, JiMin hatun, mañana será un nuevo día para ti y para el imperio.

—Muchas gracias Valide, que Allah cobije sus sueños. —internamente, JiMin pensaba que sus respuestas mejoraban cada vez más, aunque algunas eran las que recordaba que Fatma le había dicho que aprendiera.

La respuesta fue bien recibida, el sultán comenzó a caminar y todos se inclinaron hasta que ambos salieron del lugar, la música volvió a sonar.
Dentro del palacio solo se escuchaban los pasos de ambos, JiMin caminaba unos pasos detrás del sultán como estaba estipulado, los guardias se inclinaban para ambos.

Por ese tramo, ambos desearon tener un tema para conversar, aunque YoonGi fuera dicho que un matrimonio arreglado era una opción y que esto nunca le haya importado, enfrentarlo era mucho diferente, no porque le molestara, sino porque toda su vida fue rodeada de historias de los grandes matrimonios que construyeron su ahora imperio, por lo que se preguntaba si lograría algo como eso en una unión dónde ambos no saben cómo romper esa barrera de desconocidos a esposos.

Habían llegado, la puerta de la habitación fue abierta y ambos entraron al lugar, cuando YoonGi se disponía a despedirse de JiMin, volteó y lo tomó con la guardia baja verlo con el velo de la ceremonia puesto— ¿Y eso?

—Fatma lo tenía, lo quería guardar y ella insistió en lavarlo, me lo entregó en el camino —el sultán estuvo tan inmerso en su mente que no se dió cuenta de ello— ¿No puedo quedarmelo, su majestad?

YoonGi sonrió ante la inocente pregunta— Si puede, pero no usarlo de esta manera —dió unos pasos hacía JiMin, este tenía puesto el velo justo como en la ceremonia—, llevarlo así indica que aún no se ha comprometido —las manos de YoonGi tomaron el borde del velo y lo elevaron, justo como en la ceremonia, hasta revelar el rostro de JiMin— y así indica que ya está comprometido.

Esto, aunque suerte de un accidente, se sintió una ceremonia privada para ambos, no como en la que todos estaban viendo y presenciando, eso parecía más un show, mientras esto algo solo para los novios y a quienes más les concierne.

—Una disculpa, no sabía eso.

Otra vez ese silencio se asentó entre ambos, aunque ambos concordaban con que no era incómodo.

—Descanse hatún sultán. —JiMin se inclinó y agradeció, con ello YoonGi se disponía a irse del lugar, pero la voz del doncel lo detuvo antes de que las puertas se abrieran.

—Sultán —este volteó a ver a JiMin que en ese momento parecía no recordar algún protocolo, solo se acercó un poco sin dejar de verlo— ¿Por qué yo?

Esa pregunta sabía que llegaría, tarde o temprano, pero fue más temprano de lo que él sultán esperó. Este se acercó un poco también, aún manteniendo una distancia— No lo sé —se sinceró—, la elección fue de Valide, pero le aseguro que ella es muy asertiva con sus decisiones.

Para el doncel era impresionante que ni el mismo sultán supiera, hasta hace poco pensó que él lo había elegido de alguna forma, pero ahora entendía menos porque la elección— ¿Por qué fue a la frontera?

Esta pregunta si no la esperaba por lo que tardó unos segundos en tener la respuesta— Porque quería conocer a mi futuro esposo fuera de protocolos tan estrictos.

JiMin no esperaba ese tipo de comportamiento por parte del sultán, la verdad no esperaba mucho, lo único que sabe de estos es que eran poderosos, sanguinarios e inteligentes, pero lo segundo fue lo que más quedó en su mente y tal vez por ello esperaba que el sultán sea alguien apático, que solo deseaba casarse con un doncel que considerara adecuado.

Pero ahora JiMin no tenía idea de nada sobre YoonGi, no parecía ser malo, e incluso lucía igual de perdido que él con este compromiso, pero eso sí, se ve decidido a realizarlo, al igual que JiMin, aunque en su caso no haya opción.
Unos toques en la puerta sonaron, era Fatma quien venía a ayudar al doncel con la vestimenta.

—Me retiro, descanse JiMin hatun.

JiMin se inclinó— Descanse, su majestad.

Las puertas se abrieron, YoonGi se alejó y Fatma entró, sin poder ocultar una sonrisa en su rostro.

—¿Por qué estás tan feliz, Fatma?

Esta pareció recordar que aún estaba en servicio, borró su sonrisa y negó— No es nada, hatun sultán.

Y así, su primer día en el palacio llegó a su fin. Cuando Fatma lo dejó solo se dió el tiempo de ver con tranquilidad su habitación, se imaginó como su hermanito estaría de travieso viendo y tocando todo, lo picó el bicho de la nostalgia y ya extrañaba a su familia. Se dirigió hasta el balcón, la brisa del mar acarició su rostro, hizo ondear su cabello y por primera vez se sintió tranquilo en ese lugar, por alguna razón esto se sentía correcto.

Apoyó sus manos en el barandal y cerró los ojos dejando que la brisa siguiera llenando sus pulmones.

La luna brillaba, mirando al doncel, pero también se daba cuenta de la mirada del sultán sobre el joven de cabellos naranjas, pero la luna no sabía descifrar esa mirada, tal vez porque no era su trabajo hacerlo.






Perdón por la tardanzaaaaa

Perp ya hay capítulo OwO

Nos leemos luego~

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