Augurios de desesperación
Black Tower
Un espacio oscuro y tenebroso, espacio cerrado y claustrofóbico, ecos susurrantes. Era una pequeña descripción del interior de la torre en donde albergaba al señor de la oscuridad, aquel que hace sucumbir a los meros mortales. Sauron, conocido humanamente como Izuku Midoriya, se encontraba presente frente a tres jóvenes promesas. Melissa Shield, Tooru Hagakure, Ejiro Kirishima miraban seriamente a su enemigo mientras estaban alertas
-Se tomaron su tiempo amigos. Me sentía muy solo esperándolos- su sonrisa era tan oscura que emite una sensación indescriptible de cada uno.
-Midoriya, hemos venido a llevarte ante la justicia para que respondas ante toda la masacre que has causado- Dijo Melissa mientras se cubría de rayos dorados. Hagakure y Kirishima hicieron lo mismo. Kirishima con su evolución logró mejorar su resistencia haciendo que su técnica "unbreakable" sea usada de manera regular y sin tiempo límite. Mientras que Tooru, además de poder desactivar voluntariamente su kosei, puede transferir su invisibilidad a otros objetos que ella haga contacto.
-Ugh...Ya me aburrí de que digan eso como cualquier protagonista pensando que van a poder ganarme, aunque puedan ver el futuro de su victoria, no crean que se los dejaré tan fácil- en un estallido se puso al lado de Tooru y con solo un toque de su puño la mandó a volar hacia una pared.
-Tooru!!!- fue el grito de Kirishima dejando de mirar al peliverde
Ese descuido hizo que otro golpe fuera directo al pelirrojo. Un potente impacto llegó al pecho endurecido haciendo que se quebrara. Con un esfuerzo monumental, Kirishima mandó un golpe hacia la cara de Midoriya. Sin embargo este fue bloqueado.
-Veo que las habilidades de ese viejo dios no fueron desaprovechadas, pero...- dió una patada en la panza dejándolo sin aire- aun les falta mucho camino por recorrer *esquiva un puñetazo* en especial tu Melissa- Izuku tiraba el cuerpo de Kirishima mientras la miraba fijamente.
La rubia iba a dar un potente golpe con todo el OFA que podía soportar sin embargo una fuerza extraña recorrió todo su cuerpo causándole un insufrible dolor haciéndola caer al piso.
-T-Tu... que me hiciste...
-¿Yo?-
Melissa intento usar de nuevo el OFA para levantarse pero otra vez el dolor se volvió a presentar.
-¿Qué pasa, por qué no puedo usarlo?- dijo entre jadeos entrecortados
-¿No lo sabes? Tu "poder" se estuvo debilitando lentamente sin que te dieras cuenta. Verás, mi poder e influencia se extiende por todo este vasto mundo al punto de que poco a poco la tierra misma empieza a ser drenada para alimentar el miasma invisible que cubre todo el lugar, nutriendo a mis esbirros con poder- con su mano comenzó a crear látigos negros de hierro que aprisionaron a todos dejándolos colgados de la pared- Pero al parecer, el One For All contiene mucho poder almacenado y, cuando pisaste este lugar maldito, el poder cultivado por nueve generaciones de héroes comenzó a ser drenado lentamente *se acerca lentamente a Melissa*, gota a gota, ayudando a mis orcos a ser más fuertes *Queda cara a cara con la rubia* ¡Y ahora mismo lo usaste por lo que el alma de esta tierra maldita notó el subidón de energía y comenzó a drenar mucha más energía!
-Debo agradecerte por tu ayuda Melissa-chan, por haberlos fortalecido y, como compensación- De uno de las mesas de la sala, Izuku sacó una Palantir -¡Te daré un espectáculo en primera fila sobre como tus queridos amigos son eliminados uno por uno!
Todo se vuelve oscuro.
Black Gate
Grupo señuelo
10:05 AM
Si se pudiera definir un adjetivo para describir la siguiente escena, no existiría; o bueno, no estaría en un diccionario ya que todo adjetivo existente quedaría corto. Pero si alguien pregunta se definiría como:
CARNICERÍA
Cuerpos partidos, sangre oscura y roja manchaban las ropas de hombres y bestias que combatían sin elegancia. Como si estuvieran guiados por sus mismos instintos básicos usando todo lo que tengan a mano desde sus ametralladoras y granadas hasta armas blancas. Todo con tal de sobreponerse al otro. Sin embargo era una causa perdida para el bando humano. Los soldados intentaban por todos los medios detener las cargas infinitas de orcos pero cada vez que mataban a uno otros 10 más ocupaban su lugar.
La defensa humana fue diseñada en forma de semicírculo apuntando a la Black Gate. Se dispuso una serie de nidos de ametralladoras con defensores a los lados. En la retaguardia se dispuso tiendas de enfermerías con un cuerpo médico móvil para trasladar a los heridos. Junto a ellos se dejó una pequeña reserva para tapar cualquier hueco que se abra en la línea.
Pero todo se fue al demonio tras la sorpresiva aparición de enemigos en la retaguardia hizo que tuvieran que utilizar esa reserva para taponar sus espaldas, por ende se hicieron apresurados nidos defensivos. De este manera todo el ejército señuelo fue rodeado sin manera de poder comunicarse con el país.
La ausencia de armas pesadas, como cañones o carros de combate, se debe a la contaminada e ineficiente burocracia que existe en el país nipón. Debido al ataque de la capital el papeleo se ralentizó y, sumado a la corrupción y su excesiva confianza al notar que lo único a favor de su enemigo eran sus números, se abstuvieron de enviar más material a esta operación.
Todo estos reveses se tradujeron en una feroz lucha por la supervivencia. Cada segundo cada soldado era asesinado o masacrado sin piedad.
Tokoyami había explotado de rabia desencadenando un desastre en la línea del frente. Al ver que no tenía muchos problemas se quedaron Satou y Aoyama como apoyo, el resto de la clase corría con apuro a la retaguardia con la esperanza de que esta aguantara un poco más.
Yaoyorozu- Escuchen. Apenas lleguemos quiero que Uraraka, Sero y Koda tomen a los heridos al centro de la formación. Nosotros iremos a la retaguardia para contener a estas bestias. ¡¡Vamos!!
Todos- ¡¡Si!!
Los jóvenes al llegar notaron que la situación no era muy alentadora. Los soldados apenas podían mantener al margen a los monstruos, y los nidos improvisados caían. Dos hombres de un nido intentaban contener la marea de enemigos pero en eso uno ellos tomó a un orco caido y lo usó como escudo mientras corría directo a ellos. Sin oportunidad de responder, el orco tomó a un soldado y sin miramientos le quebró la columna para luego lanzarlo a un lado. El compañero del hombre intentó apuñalarlo pero fue detenido por la mano del gigante, que fue colocado en su cara. Sin titubear la cabeza fue aplastada mientras la sangre empapaba el suelo.
La presidenta, en un rápido movimiento, creó un estoque medieval que acabó decapitando a un orco limpiamente. Mientras levantaba la mirada para buscar otro enemigo esquivó por poco un ataque contundente de un alto orco. Dándose la vuelta lanzó un tajo vertical que cortó un brazo de su contrincante y sin perder el impulso dió un corte horizontal que cortó al orco. Esta acción fue vista por sus amigos que tomaron su ejemplo y comenzaron a defender la posición al punto que hicieron retroceder a los monstruos.
Los orcos notaron que unos niños los estaban deteniendo de cumplir una simple misión, asesinar a estos simples humanos. Sintiendo la segunda mayor vergüenza que sintieron desde que comenzaron a servir a su dios en la oscuridad; la ira comenzó a brotar de ellos, puños se cerraban fuertemente al punto de hacerlos sangrar, ojos llenos de rabia acompañado de rayos rojos que chocaban entre sí era lo único que mostraban. No iba a tener piedad.
Uraraka llevaba consigo a un herido sobre sus hombros mientras trataba de ignorar los gritos de dolor que se escuchaban por todo el lugar.
Uraraka- Tranquilo, mi amiga derrotará al enemigo y todo este infierno se acabará.
Soldado 1- imposible...- no había emoción alguna en aquella cara. Solo el más perturbado rostro- fuimos tomados por sorpresa, los comunicadores son solo juguetes, no llegaran a rescatarnos en este infierno. ¡¿Y aún así depositas en una estúpida niña que por solo recuperar sus poderes creo que puede marcar una diferencia?! Prefiero morir.
Uraraka veía consternada al pobre hombre sin poder hacer nada ya que no había esperanza para ellos, y ella lo sabía muy bien, pero prefiere aferrarse a la poca luz en medio de oscuridad que caer en la locura y sucumbir al tormento eterno.
Yaoyorozu- Uraraka, te necesito en mi posición ahora- y sin esperar respuesta cortó la llamada.
La chica de mejillas rosas dió un suspiro, desde que Iluvatar tomó todos los quirks del mundo, conocido por el planeta como la Fría Noche, el peso de gran parte del trabajo cayeron en sus hombros. A veces comandando en una lucha contra los invasores, otras veces alentando a las tropas para que resistan en un asedio, e incluso fueron usados como propaganda para reclutar a más personas a luchar contra estos bichos. De cualquier forma, cada uno de ellos en el salón cambiaron su personalidad a una más fría y realista debido al desgaste continuo, todos menos una. Una rubia de ojos azules y lentes se levantaba entre todo este mar de desesperación. Nunca se cansaba, nunca se detenía, siempre en la línea del frente, siempre junto a su especie, ignoraba cualquier cosa que tenga que ver al uso de su imagen y abandonaba los dormitorios o eventos importantes para ayudar con la reconstrucción en zonas afectadas. Melissa Shield era considerada una santa en vida, incentivando a miles de personas en Japón a la creación de sectas en devoción a ella. Ella era la persona que más los ayudaba a seguir trabajando contra el enemigo, ella era su pilar de la paz.
Uraraka llegó luego de dejar al herido con un médico. Al acercarse a una tienda militar, vió como Shoji y Satou intentaban sujetar a un embravecido Tokoyami pegado al suelo por las pelotas de Mineta.
Yaoyorozu- Gracias por venir. Se me estaban acabando las ideas.
Uraraka- No veo que yo sea de gran ayuda aquí.
Yaoyorozu- En realidad quiero que...
Un grito... solo bastó un grito para que varios más le siguieran. Los presentes miraban aturdidos como los orcos comenzaron a mutar. La piel antes oscura era consumida por una roja intensa de pies a cabeza y de como varios rayos rojos empezaron a rodearlos.
En medio de toda la marea roja un portal violeta se alzaba en el cielo y la oscuridad misma descendía lentamente. En medio de todo unos ojos rojos brillaron en aquella negrura, augurando un destino peor que la muerte misma.
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