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Episodio 4 : "Borrar o no borrar la memoria de Kaminari y Mineta"

Izuku, ya con el traje de Santa puesto, se sube al trineo preparado para la gran noche de Navidad. Al ver a Kaminari y Mineta, que aún estaban maravillados con todo lo que habían visto en el Polo Norte, decide aprovechar la oportunidad para involucrarlos más. Con una sonrisa, les dice:

—"¿Por qué no vienen conmigo esta vez? Será divertido, y podrán ver cómo es realmente repartir los regalos".

Kaminari y Mineta, emocionados y ansiosos por la aventura, aceptan la invitación sin dudarlo. Suben al trineo junto a Izuku, listos para experimentar la magia de la entrega de regalos en Nochebuena. Mientras los renos comienzan a volar por el cielo estrellado, Izuku les explica lo que deben hacer y cómo disfrutar de cada momento, haciendo que sus amigos se sientan como parte del equipo de Santa.

Mientras el trineo vuela alto en el cielo, pasando por nubes esponjosas y brillando bajo la luz de la luna, Izuku decide hacer que el viaje sea aún más especial para Kaminari y Mineta. Saca un par de bizcochos recién horneados y unas tazas de cacao caliente de una pequeña caja mágica que Bernard había dejado en el trineo para él.

—“Aquí tienen, chicos, nada mejor que un bizcocho y cacao caliente mientras volamos por el cielo,” les dice con una sonrisa cálida, entregándoles las tazas y los bizcochos.

Kaminari y Mineta, sorprendidos por la hospitalidad de Izuku, aceptan los bizcochos y las tazas. Kaminari da un sorbo y exclama:

—“¡Wow, esto está increíble! ¿Es parte de la magia del Polo Norte?”

Mineta, disfrutando de su bizcocho, asiente mientras responde con la boca llena:

—“¡Definitivamente! No puedo creer que estemos haciendo esto. Es como un sueño navideño hecho realidad.”

Izuku sonríe, sintiendo el espíritu navideño fluir en el aire. El trineo continúa su recorrido, mientras los tres disfrutan de la calidez de sus bebidas y la camaradería del momento, preparándose para la gran noche de entrega de regalos.

El trineo aterriza suavemente en los tejados de los dormitorios de la UA, deslizándose en la nieve recién caída. La noche es tranquila y solo se oye el suave repiqueteo de los cascabeles de los renos. Izuku, ya acostumbrado a la magia navideña, se levanta del asiento del conductor y se prepara para bajar por la chimenea.

Observa cómo una chimenea mágica comienza a materializarse en el techo, brilla con una luz cálida y se solidifica lentamente a medida que la magia de Santa Claus toma efecto. Kaminari y Mineta, sentados en el trineo, se miran con asombro.

—“¿Cómo es que siempre aparece una chimenea, incluso si no hay ninguna?” pregunta Mineta, con los ojos muy abiertos.

—“Debe ser parte de esa magia especial de Santa,” responde Kaminari, inclinándose para ver mejor. “¡Nunca deja de sorprenderme!”

Izuku, sonriendo ante sus comentarios, ajusta su gorro de Santa y toma la bolsa de regalos mágica.

—“Ustedes quédense aquí y vigilen el trineo,” dice Izuku. “No queremos que los renos se asusten o se escapen. Volveré en un momento.”

Con un suave movimiento, Izuku salta a la chimenea que acaba de aparecer y, con un destello de magia, se desliza hacia abajo, entrando directamente a la sala común de los dormitorios.

Izuku, con su traje de Santa, camina con sigilo por la sala común de los dormitorios de la UA, colocando cuidadosamente los regalos bajo un árbol decorado. Todo parecía tranquilo, pero de repente, se escucha un ruido en la puerta. Izuku se gira rápidamente, sorprendido al ver a varios oficiales de policía y héroes de la escuela entrando apresuradamente.

—“¡Alto ahí! ¡No te muevas!”— grita uno de los oficiales, apuntando su linterna hacia Izuku.

Los héroes, encabezados por Snipe y Cementoss, se acercan rápidamente, rodeándolo. Aizawa también está presente, con su bufanda lista, y parece confundido, pero alerta. Izuku, aún en su traje de Santa, levanta las manos en señal de rendición, con una expresión de desconcierto.

—“¿Qué está pasando?”— pregunta Izuku, mirando a todos con los ojos muy abiertos.

—“¡Te tenemos, Viento!”— exclama Snipe, refiriéndose a un posible villano del que quizás hayan recibido información errónea. “Has estado causando mucho alboroto esta noche.”

Antes de que Izuku pudiera explicarse o mencionar que todo era un malentendido, Aizawa activa su Quirk, y los oficiales avanzan rápidamente, esposándolo. Izuku, confundido y sin querer causar problemas, permite que lo lleven. Mientras lo escoltan fuera, Kaminari y Mineta observan desde el techo, horrorizados.

—“¡No puede ser!”— susurra Kaminari. “¡Están arrestando a Deku!”

—“¡Tenemos que hacer algo!”— agrega Mineta, nervioso.

Mientras los oficiales escoltan a Izuku hasta un vehículo de la policía, alguien se da cuenta de que dejó caer el gorro de Santa. Sin embargo, lo consideran irrelevante y no lo recogen, dejándolo tirado en la nieve.

—“¡Oye, su sombrero!”— grita un policía, pero otro responde:

—“No importa, es solo un gorro. Tenemos al culpable.”

Mientras tanto, Izuku, con una mezcla de sorpresa e incredulidad, intenta pensar en cómo explicará todo esto a los demás. Pero más allá del malentendido, sabe que no puede dejar que se descubra el secreto de Santa.

En el Polo Norte, la situación se tornaba tensa. Curtis, el jefe de inventos del taller de Santa, observaba con preocupación un panel de control lleno de luces y monitores que rastreaban los movimientos del trineo de Santa. Una luz roja comenzó a parpadear insistentemente, indicando que había un problema con el recorrido. Izuku, el nuevo Santa, no estaba respondiendo a las comunicaciones. Curtis sabía que algo andaba mal.

—“¡No hay respuesta de Santa!”— exclamó Curtis, revisando los instrumentos. “Parece que ha sido detenido... ¡y no ha llegado a la siguiente casa en la lista!”

Edie, otra elfa del taller, se acercó con urgencia, observando los datos en la pantalla.

—“¿Qué hacemos, Curtis? Si Santa no completa su ronda, no habrá Navidad este año,”— dijo, preocupada.

Curtis, recordando un incidente similar que ocurrió años atrás con Scott Calvin, se preparó rápidamente para actuar.

—“¡No tenemos tiempo que perder! Iniciemos el protocolo de emergencia de rescate de Santa. Todos, ¡a sus puestos!”— ordenó Curtis, tomando el control del comando de la misión. “¡Prepárense para una misión de extracción como lo hicimos la última vez!”

Un grupo de elfos altamente entrenados, vestidos con trajes invernales y armados con herramientas especiales, corrió hacia un hangar secreto en el taller de Santa. Allí, un vehículo aéreo, similar al del "Equipo de Rescate de Santa" de Santa Cláusula 2, comenzó a prepararse para despegar. Este transporte tenía todo lo necesario: herramientas para cortar cadenas, equipos de invisibilidad para evadir a los héroes de la UA, y dispositivos mágicos para asegurar una extracción rápida y sin problemas.

—“¡Equipo de Rescate de Santa, prepárense para salir!”— gritó Curtis mientras los elfos abordaban el vehículo con entusiasmo.

El motor rugió y, en cuestión de segundos, el vehículo despegó del Polo Norte a una velocidad impresionante. Mientras volaban hacia la UA, los elfos repasaban el plan de extracción. Curtis monitoreaba la situación desde la sala de control, manteniendo la comunicación abierta con el equipo de rescate.

—“Recuerden, debemos ser rápidos y precisos,”— dijo Curtis a través del transmisor. “Saquen a Santa de ahí y regresen al Polo Norte antes de que alguien más note algo extraño.”

El equipo de rescate voló sobre los edificios cubiertos de nieve, dirigiéndose a la ubicación de Izuku. La misión para salvar la Navidad estaba en marcha.

El escuadrón de rescate aterriza silenciosamente en el techo de los dormitorios de la UA, su vehículo se vuelve invisible para evitar ser detectado por los sistemas de seguridad de la escuela y los héroes vigilantes. Los elfos, vestidos con sus trajes de nieve especializados, descienden del vehículo y se mueven con rapidez y sigilo. Curtis lidera el equipo, con Edie a su lado, lista para ayudar a coordinar el rescate.

Curtis saca un pequeño dispositivo que detecta la señal mágica del trineo y la última ubicación de Izuku.

—“Estamos cerca,”— susurra Curtis, mirando alrededor. “Pero necesitamos la ayuda de esos dos estudiantes para ubicar exactamente a Santa.”

El equipo de elfos se dirige con agilidad a una entrada oculta en el techo, abriéndola con una herramienta especial. Descienden al interior del edificio, avanzando por los pasillos hasta llegar a la sala común donde se encuentran Kaminari y Mineta. Ambos estudiantes, todavía en shock tras haber visto cómo se llevaban a Izuku, se giran sorprendidos al ver a Curtis y al escuadrón de elfos entrar.

—“¿Qué…? ¿Quiénes son ustedes?”— pregunta Kaminari, alarmado pero a la vez intrigado por los diminutos pero serios elfos.

—“¡No hay tiempo para explicaciones detalladas!”— dice Curtis, cortando de raíz cualquier duda. “Santa—es decir, Izuku—ha sido capturado

En la fría y austera sala de interrogatorios de la cárcel, Endeavor, con su imponente presencia y mirada severa, se sienta frente a Izuku, que está esposado a la mesa. Izuku, con su traje de Santa Claus un poco maltrecho y su barba aún más espesa y blanca que antes, parece nervioso pero decidido a mantener su papel.

Endeavor frunce el ceño, observando a Izuku con desconfianza.

—"¿Cuál es tu nombre?"— pregunta Endeavor con su voz grave y autoritaria.

Izuku, con una pequeña sonrisa, responde: —"Soy Kris Kringle

Endeavor golpea la mesa, su paciencia visiblemente disminuida. —"¡No juegues conmigo! Sabemos que no eres el verdadero Santa. ¿Cuál es tu verdadero nombre?"

Izuku, manteniéndose tranquilo, le responde: —"Papá Noel, San Nicolás, como prefieras llamarme. Y he estado muy ocupado preparando los regalos para los niños buenos de este año."

Endeavor suspira, frustrado, y se inclina hacia adelante. —"Escucha, chico. Sabemos que eres un estudiante de la UA. Haz esto más fácil para todos y di tu nombre real."

Izuku mira a Endeavor con una mezcla de desafío y convicción. —"Te he dicho mi nombre. Y lo repito, estoy aquí para traer felicidad en Navidad, no para problemas."

Endeavor rueda los ojos, sintiéndose atrapado en un juego ridículo. —"Tienes que estar bromeando. Deja de jugar, o esto se pondrá peor para ti."

Izuku, en un gesto inusualmente tranquilo, simplemente responde: —"Me temo que no puedo hacer eso, Sr. Endeavor. Un buen Santa nunca revela todos sus secretos."

Endeavor, claramente exasperado, se levanta de la silla, mirando a Izuku con una mezcla de incredulidad y desdén. Sabe que esto va a ser un largo día tratando de sacar alguna respuesta coherente del chico... si es que realmente es "Santa".

Mientras Endeavor sigue intentando sacar alguna información de Izuku, el escuadrón de rescate del Polo Norte, liderado por Curtis, se acerca sigilosamente a la cárcel. Usando una combinación de magia y tecnología elfa, el equipo logra infiltrarse en el edificio sin ser detectado.

Curtis se comunica con los elfos a través de un auricular, dando instrucciones precisas mientras se mueven por los pasillos. El escuadrón avanza rápidamente hasta la sala de interrogatorios, donde encuentran a Endeavor aún interrogando a Izuku.

—“¡Ahora!”— susurra Curtis.

Los elfos sacan de sus mochilas una variedad de artículos navideños mágicos: cintas de envolver, lazos encantados y decoraciones con poderes de inmovilización. Con movimientos rápidos y coordinados, los elfos lanzan los artículos en dirección a Endeavor. Las cintas de envolver se envuelven mágicamente alrededor de él, inmovilizándolo, mientras los lazos encantados aseguran sus manos y pies.

—“¡Eh! ¿Qué demonios...?”— exclama Endeavor, luchando contra las ataduras.

En cuestión de segundos, el escuadrón de elfos controla la situación, atrapando a Endeavor y asegurándose de que no pueda moverse. Usando una de sus herramientas mágicas, los elfos abren un pequeño armario en la sala y encierran a Endeavor dentro, asegurando la puerta con un hechizo de bloqueo.

Izuku observa todo esto con una mezcla de sorpresa y alivio. Curtis se aproxima a él, con una expresión de determinación en el rostro.

—“Lo siento por el retraso. ¡Estamos aquí para sacarte de aquí!”

Izuku se levanta, aún con la apariencia de Santa Claus, y asiente agradecido. —“Gracias. No esperaba que fuera tan complicado.”

Curtis le sonríe y le entrega un nuevo gorro de Santa. —“Vamos, tenemos mucho que hacer y menos tiempo del que quisiéramos. Necesitamos salir de aquí antes de que nos descubran.”

Mientras el escuadrón de elfos comienza a liberar a Kaminari y Mineta, que han estado esperando afuera, Izuku se prepara para regresar al Polo Norte, listo para continuar con su trabajo y evitar más problemas durante la Navidad.

Izuku, Kaminari y Mineta regresan a los dormitorios de la UA tras su frenética aventura en la cárcel. Mientras el trineo aterriza suavemente en el techo, los tres descienden y caminan con cautela de regreso al interior, con Izuku todavía vistiendo su traje de Santa Claus. Al entrar, se encuentran con Tenya Iida, Toru Hagakure y Tsuyu Asui, que los esperan con expresiones de incredulidad y sorpresa.

Iida, siempre serio y con un fuerte sentido del deber, frunce el ceño mientras ajusta sus gafas. —"Midoriya, ¿quieres explicarnos qué está ocurriendo aquí? Nos hemos enterado de algunos rumores bastante... difíciles de creer."

Toru, que suele ser más despreocupada, parece casi boquiabierta. —"¡Sí! Primero, ese atuendo de Santa... luego, la historia de que te arrestaron por irrumpir en los dormitorios entregando regalos... ¡y ahora estás volando en un trineo con renos y elfos mágicos! ¡Esto es muy loco, incluso para nosotros!"

Tsuyu, que suele ser la más calmada, observa a Izuku con sus grandes ojos atentos. —“Ribbit, ribbit. He visto muchas cosas, pero ver esto con mis propios ojos me hace pensar... Midoriya, ¿en serio eres Santa Claus?”

Izuku se rasca la cabeza, un poco avergonzado pero también aliviado de no tener que seguir ocultando la verdad. —“Bueno, no es como si hubiera planeado esto. Pero... sí, chicos. Resulta que he heredado el papel de Santa Claus, y es mi responsabilidad ahora.”

Kaminari, con su característico entusiasmo, interviene. —“¡Y nos llevó con él al Polo Norte! ¡Fue increíble! Hay elfos, inventos locos y, sí, ¡toda la magia de la Navidad es real!”

Mineta, un poco más nervioso, añade: —“Y no solo eso... ¡los renos vuelan de verdad! Todavía no lo supero.”

Tenya Iida toma un momento para procesar toda la información. Finalmente, su rigidez habitual se suaviza un poco, y se da cuenta de que, aunque suena increíble, el testimonio de sus compañeros y la evidencia son demasiado convincentes como para ignorarlas. —“Midoriya, aunque todo esto es difícil de aceptar, tengo que admitir que parece que estás diciendo la verdad. Si realmente eres el nuevo Santa Claus, debemos apoyarte como clase.”

Toru asiente, aún asombrada pero claramente emocionada. —“¡Sí! ¡Esto es tan loco, pero genial! ¡Tenemos a Santa en nuestra clase!”

Tsuyu, con una pequeña sonrisa, comenta: —“Entonces, ¿eso significa que ahora tenemos ventajas para Navidad? Ribbit.”

Izuku ríe, sintiendo una gran carga levantarse de sus hombros al saber que sus amigos finalmente lo entienden y están dispuestos a apoyarlo. —“Bueno, veremos qué podemos hacer. Pero por ahora, lo más importante es asegurarnos de que todos tengan una gran Navidad.”

La clase 1-A, ahora más unida que nunca, se prepara para vivir la mejor Navidad de sus vidas, apoyando a Izuku en su nuevo rol como Santa Claus, listos para enfrentar cualquier desafío que se les presente, ya sea mágico o no.

Después de la reveladora conversación con sus compañeros de clase, Izuku se prepara para regresar a su trabajo como Santa Claus. Se despide brevemente de Kaminari y Mineta, quienes lo observan con asombro y emoción.

Izuku se dirige hacia la chimenea, la cual se abre mágicamente. Se acomoda debajo de ella y, con un empuje de magia navideña, comienza a ascender a través del tubo, subiendo hasta el tejado. Una vez allí, se encuentra con el trineo esperando y, con un rápido ajuste en los arreos, se prepara para continuar con su jornada de entregas.

Mientras Izuku se aleja en el trineo, Kaminari y Mineta quedan atrás, todavía impresionados por la experiencia. A pesar de las solicitudes de Bernard para borrar sus recuerdos, Betty se opone, argumentando que el conocimiento de la magia navideña podría ser beneficioso para ellos en el futuro.

Bernard, considerando la petición de Izuku, finalmente accede a mantener los recuerdos de Kaminari y Mineta intactos, confiando en que ellos podrán manejar la información sin causar problemas.

Bernard se acerca a Kaminari y Mineta con una sonrisa comprensiva. —“Recuerden, chicos, lo que han visto y experimentado es especial. Traten de mantenerlo en secreto y usen esta experiencia para apreciar aún más la magia de la Navidad.”

Kaminari, con una sonrisa amplia, asiente. —“¡No hay problema! Esta Navidad ha sido la mejor aventura de mi vida.”

Mineta, algo más cauteloso pero igualmente entusiasmado, agrega: —“Sí, no creo que olvide esto nunca. Gracias, Izuku.”

Con eso, Izuku, desde el trineo, observa por última vez a sus amigos antes de desaparecer en el cielo nocturno, rumbo a nuevas entregas. Kaminari y Mineta se quedan mirando el cielo, llenos de una mezcla de asombro y satisfacción.

La clase 1-A, ahora con el conocimiento y la magia de Santa Claus, se prepara para una Navidad que nunca olvidarán. Izuku continúa su misión, asegurando que la magia de la Navidad llegue a cada rincón del mundo, con sus amigos como testigos de la increíble realidad detrás del traje de Santa.

Mineta y Kaminari, un poco desanimados al ver partir a Izuku, se quedan observando el cielo. Sin embargo, de repente, el trineo se detiene en el aire y desciende lentamente. Izuku, con una sonrisa en el rostro, baja del trineo y se aproxima a ellos.

—“¿Tanto me extrañan?” —dice Izuku, con un toque de humor en su voz. —“Iba de camino a Nueva York para entregar más regalos, pero pensé en hacer una breve parada para ver a mis amigos.”

Kaminari, con los ojos brillando de sorpresa, dice: —“¡¿De verdad?! Pensamos que ya no te volveríamos a ver hasta el próximo año.”

Mineta, todavía un poco asombrado, agrega: —“Sí, no podíamos creer que ya no estarías aquí. ¿Podemos hacer algo para ayudarte?”

Izuku sonríe y les responde: —“Agradezco mucho su ofrecimiento. De hecho, me alegra que hayan disfrutado de esta experiencia. Como pequeño agradecimiento, les tengo algo especial.”

Con un gesto mágico, Izuku les entrega a Kaminari y Mineta un par de pequeños regalos envueltos en papel brillante. —“Estos son para ustedes. Solo un recordatorio de que la magia de la Navidad está siempre cerca, incluso cuando no estamos juntos.”

Kaminari y Mineta abren los regalos, encontrando pequeñas pero significativas sorpresas relacionadas con sus intereses, lo que los hace sonreír ampliamente.

Izuku se dirige de nuevo al trineo, preparándose para retomar su ruta. —“Ahora, debo continuar mi viaje. ¡Cuídense y que tengan una excelente Navidad!”

Con una última mirada y una sonrisa, Izuku sube al trineo y, con un resplandor de magia, se eleva en el cielo nocturno. Mineta y Kaminari lo observan alejarse, sintiendo una mezcla de nostalgia y gratitud.

Finalmente, regresan a los dormitorios, contentos por la experiencia única que vivieron y esperando con ansias el próximo año, cuando podrían volver a ver a su amigo Santa Claus.

Izuku, retomando su vuelo sobre la ciudad, decide añadir un toque especial a su última ronda de entregas. Desde el trineo, con una gran sonrisa en el rostro, comienza a lanzar regalos envueltos en brillantes papeles rojos y verdes, cada uno con un pequeño paracaídas blanco que los acompaña mientras descienden suavemente.

—“¡Feliz Navidad y una linda víspera de Año Nuevo a todos!” —grita Izuku desde lo alto, mientras se asegura de que cada regalo llegue a su destino.

Los paracaídas flotan suavemente por el aire, y cada regalo se va posando con cuidado en los patios de las casas, en las calles y cerca de los árboles de Navidad decorados con luces y adornos. Algunos niños, que aún están despiertos, miran con asombro por las ventanas al ver los regalos caer desde el cielo, maravillados por la magia de la Navidad que han presenciado.

Izuku continúa lanzando los regalos con alegría, asegurándose de no perder ninguno. El trineo se mueve con gracia por el cielo nocturno, brillando bajo la luz de la luna y dejando un rastro de chispeantes partículas mágicas a su paso.

Kaminari y Mineta, observando desde el trineo, no pueden evitar sonreír al ver a Izuku en su papel de Santa Claus, transmitiendo felicidad y espíritu navideño a todos.

—“Nunca pensé que viviría algo tan increíble como esto” —dice Kaminari, con los ojos llenos de emoción.

—“Sí... Es algo que nunca olvidaremos” —agrega Mineta, sintiendo el calor de la alegría navideña en su corazón.

A medida que el trineo avanza, Izuku sigue repartiendo regalos y felicidad, disfrutando de cada momento como el nuevo Santa Claus, comprometido a hacer de esta una Navidad verdaderamente especial para todos.

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