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Capitulo 5 [Editado]


Persona hablando: ¡¿Qué clase de fuerza es esa?!

Persona pensando: *¿Con quién diablos estoy peleando..?*

Biju hablando: Cállate, humano, quiero dormir.

Biju pensando: *Eres más molesto que mi anterior contenedora.*

Jutsus: Katon: ¡Ryūen Hōka no Jutsu! [Elemento Fuego: Liberación de la Canción del Dragón de Fuego]

<X> : En otro lugar, cambiando el punto de vista, etc.


_________________________


Pov Narrador:

Había pasado una semana desde que llegaron a Uzushiogakure. Con la ayuda de Betty, Naruto y Karin habían transformado una de las casas más cercanas a la torre del Uzukage en un verdadero hogar, abasteciéndola con ropa y herramientas para arreglárselas ante cualquier inconveniente.

En cuanto a la comida, los clones del castaño descubrieron que los sectores norte y oeste de la aldea estaban más consumidos por la vegetación en comparación al resto. Esto había provocado que incluso a animales salvajes empiecen a habitar esas áreas, convirtiéndolas en la zona de caza ideal para ellos.

Pero hoy, finalmente comenzaría su entrenamiento. Naruto y Karin se encontraban frente a Betty, quien los miraba con una pequeña sonrisa mientras posaba sus manos en su cadera.

Betty: Muy bien, chicos, hoy comenzaremos con su entrenamiento. Quiero que sepan que no voy a ser compasiva con ustedes. Tienen un largo camino por recorrer y mucho que mejorar. Empezaremos con entrenamiento físico. Primero nos centraremos en mejorar su resistencia y velocidad. Así que haremos esto: ustedes dos darán vueltas a la aldea. Eviten los sectores norte y oeste para no alertar a los animales. (Explicó señalando con su dedo las zonas que debían evitar).

Antes de que pudiera continuar, Karin alzó la mano, interrumpiéndola.

Karin: Disculpe, Betty-sensei... ¿Cuántas vueltas tenemos que dar? (Preguntó tímidamente).

Betty: Hasta que ya no puedan seguir. Pero cuéntenlas; así tendremos un número que superar. Además, Karin, no alces la mano para preguntar algo, esto no es una escuela. (Le dijo con un tono firme pero no severo, provocando que la niña se sonrojara ligeramente antes de asentir). ¡Ahora comiencen! Después podrán descansar. (Saltó ágilmente hacia un techo para observar mejor el progreso de los niños).

Naruto y Karin se miraron, una chispa de desafío brillando en sus ojos, y no tardaron en salir corriendo, comenzando las vueltas. Todo esto bajo la atenta mirada de una Betty sonriente.



<X>



La mejor forma de describir el estado de Minato era como un hombre frustrado, tan frustrado al punto de estar jalándose sus rubios cabellos. Había pasado una semana desde que ese chunin le informó sobre la "aparente" ubicación de su hijo.

Jiraiya y Kakashi habían partido ese mismo día, apenas una hora después de recibir la información, y todavía no regresaban. Esto lo tenía al borde de los nervios. No esperaba que trajeran a su hijo al día siguiente, pero ambos eran magníficos ninjas rastreadores, quizas los mejores en las naciones shinobis, cada uno capaz de cruzar el País del Fuego en un solo día si se lo proponía.

Sin embargo, ya había pasado una semana. UNA SEMANA. Era absurdo pensar que dos expertos rastreadores, junto con escuadrones ANBU, no pudieran encontrar a su hijo, especialmente cuando los rumores lo ubicaban en Kusagakure.

Minato golpeó el escritorio con el puño, haciendo temblar los papeles apilados. Sabía que estaba siendo impaciente, quizás hasta paranoico, pero no podía evitarlo, ¿alguien podría culparlo? Su familia era un desastre, su hijo estaba perdido por algún lugar del País del Fuego y todo había sido su culpa...

Por si fuera poco, además de lidiar ese problema, tenia que estar lidiando con el consejo y los aldeanos, quienes exigían respuestas sobre el incidente ocurrido semanas atrás. No les había dicho la verdad para proteger a su hijo, pero sus constantes preguntas lo habían empezado a molestar mas y mas.

Con un suspiro pesado, bajó la cabeza hasta dejarla caer en sus manos. Estaba agotado tanto física como mentalmente por todo lo que había ocurrido en tan poco tiempo.

Eso fue hasta que un golpe en la puerta lo sacó de sus pensamientos. Rápidamente retomó la compostura para mantener por lo menos su dignidad y dijo en voz alta:

Minato: ¡Adelante!

La puerta se abrió, revelando a su esposa, quien llevaba una caja de bento en sus manos. Minato no tardó en notar los rastros de lágrimas en el rostro de Kushina, apenas cubiertos por el maquillaje, lo que solo lo puso peor.

Kushina: Buenas tardes, Mina-kun. Te traje el almuerzo. (Dijo con una sonrisa falsa mientras mostraba la caja).

Minato: Muchas gracias, Kushina. Déjalo aquí, por favor. (Señaló un espacio vacío en su escritorio).

Ella asintió y dejó el bento donde él indicó. Ambos quedaron en un silencio incómodo hasta que Kushina, con voz temblorosa y una pizca de esperanza, se atrevió a preguntar:

Kushina: ¿Han... han encontrado alguna pista de Naru? (Sus ojos chocaron con los de su esposo, quien soltó un suspiro).

Minato: Hace una semana, un chunin me informó sobre rumores de que Naruto estaba rondando en Kusagakure. Ya envié a Kakashi, Jiraiya y varios escuadrones ANBU para traerlo de vuelta... pero aún no hay noticias. (Dijo, bajando un poco la cabeza. Decidió omitir el detalle del primer asesinato de su hijo; no quería cargar más peso en los hombros de Kushina).

Kushina: Y-ya veo... (Murmuró con un hilo de esperanza en su voz).

Al ver a su esposa en ese estado, Minato suspiró nuevamente. Claramente era culpa de ambos esta situación, pero eso no quería decir que disfrutara ver a Kushina así.

Minato: No te preocupes, Kushina. (Llamó su atención con suavidad). Lo encontrarán tarde o temprano, y estoy seguro de que está bien donde sea que esté. Es nuestro hijo, después de todo, ¿no? (Le dedicó una pequeña sonrisa, intentando animarla).

El gesto funcionó a medias, no fue la reacción que esperaba, pero al menos logró sacarle una leve sonrisa.

Kushina: S-supongo... (Secándose sus ojos llorosos). Mi Naru-chan demostró un poder increíble, él estará bien. (Intentaba convencerse de sus propias palabras).

Minato: Así se habla. ¿Qué te parece si todos salimos a cenar a Ichiraku esta noche? Estoy seguro de que te animará. (Propuso con un tono cálido).

Kushina: Me parece bien. Solo no llegues tarde. (Se inclinó para besar al rubio). Nos vemos, cariño. (Salió de la oficina, luciendo un poco más animada).

Cuando Kushina se fue, Minato soltó un suspiro aliviado. Se alegraba de haber animado al menos un poco a su esposa. Realmente odiaba que su esposa no fuera esa hermosa, energética y marimacha pelirroja de la que se enamoró en el pasado.



<X>



De vuelta en Uzu, Naruto y Karin habían terminado de recorrer la aldea y se encontraban exhaustos. Betty les había dado 15 minutos para descansar, por lo que ahora estaban sentados al borde del mar, mirando al horizonte.

Karin: Oye, Naruto... (Rompió el silencio mientras seguía viendo el mar).

Naruto: ¿Sí? (Alzando una ceja pero sin voltear hacia su compañera).

Karin: ¿Tú crees... que podamos tener una vida normal? (Preguntó mientras abrazaba sus piernas).

Naruto: ¿A qué te refieres? (Mirándola intrigado).

Karin: Solo digo... todo cambió muy rápido. Hace semanas estaba con mi mamá en mi aldea natal, y ahora estoy aquí. No me molesta tu compañía ni la de Betty, pero siento que las cosas cambiaron demasiado rápido. Tengo miedo de no tener una vida normal... (Explicó, volteando al cielo con una mirada melancólica).

El castaño la escuchó atentamente. Cuando terminó, dio un suspiró. Entendía perfectamente lo que sentía la pelirroja, después de todo él estaba pasando por exactamente lo mismo.

Naruto: Te entiendo... (La pelirroja lo miró expectante). Al igual que tú, hace semanas estaba en mi aldea con mis seres queridos, pero realmente nunca pertenecí ahí, ¿sabes? Mi familia, a excepción de mi hermana, me ignoraba, y los aldeanos me odiaban por una razón que no sé. Y mírame ahora: estoy aquí, con un poder desconocido, contigo y con Bet... mamá (Se corrigió mientras miraba también al cielo).

Ambos quedaron en silencio por un momento, pero cuando Karin estaba por hablar, Naruto se adelantó.

Naruto: Pero eso no significa que no tengamos una vida normal. (Exclamó mientras se levantaba, un fuego se veía en sus ojos). Quizás no sea hoy, o mañana, o en un mes, pero nos haremos fuertes con la ayuda de Betty y apoyándonos mutuamente. Yo planeo volver a Konoha para demostrar quién soy y ayudar a mis seres queridos. No me importa si me odian o si me ignoran; mientras haya gente como tú o mamá a quienes les importe, eso es todo lo que me importa. (Volteó hacia la pelirroja).

La chica estaba sorprendida y conmovida. No esperaba eso del castaño, y estaba muy alegre de que le estuviera diciendo eso.

Naruto: Además... quisiera que las dos vengan a Konoha conmigo. Digo, solo si están de acuerdo. (Exclamó para luego avergonzarse un poco).

Karin se rió y se levantó para abrazar rápidamente al castaño.

Karin: ¡Claro que quiero, tonto! ¡No había por qué dudarlo! (Sonrió alegremente).

Naruto solo sonrió de vuelta y la abrazó de igual modo. Se quedaron así un momento hasta que se separaron un poco, viéndose a los ojos.

Naruto: ¿Sabes? No te lo había dicho, pero realmente me sorprenden esos ojos rojos tuyos. Son atrayentes. (Sacándole un pequeño sonrojo a la chica, quien no se quedó atrás).

Karin: ¿Ah, sí? Pues esos ojos rosas tuyos no se quedan atrás, te hacen resaltar mucho. (Atacó de vuelta, lo que confundió al castaño).

Naruto: ¿Ojos rosas? ¿De que estas hablando? Mis ojos siempre han sido azules. (Dijo confundido, separándose del abrazo).

Ante eso la pelirroja solo se confundió aún más.

Karin: ¿De qué hablas? Desde que te conocí, tus ojos siempre han sido rosas. (Ladeó la cabeza mirando a Naruto como si estuviera loco).

El castaño, sin dudarlo, fue hacia el agua en la orilla y se miró. Era verdad: sus ojos azules habían sido reemplazados por unos ojos rosados.

Naruto: ¿C-cómo...? Mis ojos eran azules. No lo entiendo... (Tocando su rostro mientras observaba más a fondo su reflejo).

Betty: Yo puedo explicar eso. (Dijo mientras tocaba la espalda de Naruto).

Naruto saltó del susto, provocando que cayera al agua y quedara empapado. Al levantarse, vio molesto cómo las dos mujeres se reían.

Betty: L-lo siento, hijo; no era mi intención asustarte. (Secándose una lágrima de la risa).

Naruto: Sí, sí, ja, ja, qué gracioso. (Dijo el castaño mientras se sacudía un poco). ¿Pero a qué te refieres? (Preguntó viendo a la chica).

Betty se aclaró la garganta antes de empezar.

Betty: ¿Recuerdas tu descontrol en Konoha? (Preguntó mientras el castaño asentía). Bueno, en ese momento liberaste tu magia y odio de forma brusca. Liberar tu magia suele hacer que tengas ligeros cambios en tu pelo, ojos o actitud. En tu caso, hizo que tus ojos cambiaran de azul a rosa. (Explicó con una pequeña sonrisa, viendo cómo Naruto nuevamente se miraba en el mar).

Naruto: Ya veo, aunque de hecho no está tan mal. Me acostumbraré. (Sonrió al reflejo).

De pronto, sintió como uno de los brazos de Betty lo tomaba del cuello en un abrazo.

Betty: Es mejor que lo hagas. Además, me gusta que sea así, hace que nos parezcamos mas, ¿no lo crees, hijo? (Respondió con una sonrisa).

Naruto: Así es, mamá. (Sintiendo una calidez en su pecho).

Ambos se sonrieron mutuamente mientras Karin los observaba enternecida, o al menos eso fue hasta que Betty soltó a Naruto y se puso frente a ambos.

Betty: Bueno, bueno, suficiente sentimentalismo. Sigamos con su entrenamiento. Karin, te enfocarás en despertar tu chakra. Espero que para el final del día lo hayas conseguido, ¿entendido? (Volteando hacia la chica, quien se enderezó).

Karin: ¡Sí! (Respondió firme).

Betty: Mientras que tú, Naruto, ya estás un poco adelantado, así que empezaremos con el control de tu magia. Quiero que intentes manipularla para enviarla a cualquier parte de tu cuerpo sin tardarte tanto. Espero que para el final del día puedas hacerlo en menos tiempo que antes, ¿entendido? (Volteando hacia su "hijo" mientras terminaba de explicar).

Naruto: ¡Sí! (Respondió igualmente firme).

Betty: Muy bien. Mientras practican, estaré aquí dándoles consejos y apoyándolos. ¡Ahora empiecen! (Alejándose un poco de los niños).

Los niños comenzaron a hacer su propio entrenamiento bajo la supervisión de Betty, quien los corregía de forma suave pero firme. Esto continuó hasta la noche, para ese punto Naruto y Karin estaban tan agotados que tan solo tocar su cama cayeron dormidos.



<X>



Los años pasaron demasiado rápido, al menos para la opinión de Naruto, y muchas cosas habían cambiado.

Tanto él como Karin habían llegado a Uzushiogakure con 8 años, y ahora, con 14, habían crecido notablemente. Y el tiempo en la isla no había sido en vano, ambos habían trabajado duro y se habían fortalecido tanto física como mentalmente.

El entrenamiento y los estudios de los niños aumentaron con el tiempo. Betty al darse cuenta de que nunca habían ido a la escuela, decidió asumir el papel de profesora. Lo que no fue una tarea tan complicada teniendo en cuenta la vasta biblioteca de Uzushiogakure y su propia experiencia. Con el tiempo, ajustó su enfoque hasta establecer una rutina más estructurada para ellos:


Lunes:

Entrenamiento en resistencia y velocidad por la mañana mientras que en la tarde control de magia para naruto y de chakra para karin.

Martes:

Aprendizaje sobre la historia y cultura ninja para seguir con un entrenamiento físico enfocado en la fuerza y resistencia por la tarde.

Miércoles:

Practica para mejorar la velocidad de los sellos de mano de ambos niños por la mañana para después seguir con jutsus de rango D para karin y técnicas de magia básicas para naruto.

Jueves:

Aprendizaje sobre la cultura y diplomacia de Konoha y las demás aldeas seguido de entrenamiento físico enfocado en la fuerza y resistencia por la tarde.

Viernes:

Entrenamiento en resistencia y velocidad por la mañana mientras que en la tarde control de magia para naruto y de chakra para karin.

Sábado:

Practicar estrategias, tácticas y sigilo ninja en las áreas norte y oeste de la aldea para después practicar en combate por la tarde entre ellos o contra la misma Betty.

Domingo:

Estudiar matemática y las leyes de Konoha para después tener el día libre.


Los primeros días no fueron fáciles para los niños. Adaptarse a tal rutina fue complicado, y las quejas no faltaron. Sin embargo, con el paso de las semanas se acostumbraron al ritmo. Betty en algún punto llegó a considerar el uso de clones de sombra para ayudar con el entrenamiento, pero decidió que la retroalimentación sería demasiado agotadora para sus cuerpos aún en desarrollo, especialmente sin una regeneración avanzada.

Con el tiempo, el entrenamiento y los estudios se volvieron más complicados. Sin embargo, eso no significaba que sus vidas solo se centraran en el entrenamiento. También tuvieron momentos de especiales entre los tres, compartiendo risas y alegrías. Para ellos esos instantes se volvieron recuerdos invaluables para ellos.



<X>



Naruto estaba sentado en el techo de una de las construcciones de Uzushiogakure, observando la aldea con una sonrisa nostálgica. La brisa suave agitaba ligeramente su cabello. A simple vista se podía ver que el chico había crecido bien: ahora era más alto, y su cabello ahora mucho mas largo, caía hasta sus hombros en mechones desordenados.

Por su mente pasaban todos los recuerdos desde su llegada a la isla. Todo lo que habían hecho... todo lo que habían cambiado. Sus ojos rosados brillaron con una mezcla de orgullo y nostalgia mientras repasaba cada momento.

Cada uno tenía su propio estilo de combate y taijutsu, los cuales habían mejorado con los años.

Naruto adoptó el estilo de taijutsu de Betty, centrado en la velocidad y en abrumar al oponente con una combinación de ataques físicos y magia para potenciarlos. Sin embargo, su estilo aún estaba incompleto, tenia algunas aberturas que quedaban por cubrir. Además Naruto aspiraba a crear su propio estilo, tomando como base el de Betty pero añadiendo el uso del chakra. Todavía seguía trabajando en ello.

Karin, por su parte, se entrenó en el estilo de taijutsu tradicional del clan Uzumaki: el Uzumaki Ken [Puño Remolino]. Este estilo se basa en movimientos fluidos y flexibles que facilitan esquivar ataques, mientras se concentra chakra en los músculos para incrementar el daño de los golpes. El impacto de los ataques suelen dejar un patrón en forma de remolino por el chakra, de ahí su nombre. Sin embargo, Karin aún no dominaba este estilo por completo, ya que su flexibilidad y velocidad de reacción todavía necesitaban mejorar, lo que la hacía vulnerable en algunos momentos.

El entrenamiento con chakra y magia también avanzó significativamente:

Naruto aprendió a moldear y controlar su magia rápidamente, desarrollando y perfeccionando técnicas que Betty le enseñó. La mayoría de ellas incluían la ayuda de Kumu, aunque también contaba con algunas técnicas propias, como materializar ataques de magia o canalizar su magia en sus brazos o en su guadaña.

Karin destacaba por su control de chakra, que ya se encontraba a un nivel cercano al de un jonin. Descubrió afinidades hacia los elementos Suiton (Agua) y Doton (Tierra), logrando dominar varios jutsus básicos de ambos elementos. No obstante, no se especializó en genjutsu, mientras que Naruto sí aprovechó las ilusiones que Betty le enseñó, logrando dominarlas con el tiempo.

A partir de su quinto año en Uzushiogakure, ambos comenzaron a estudiar fuinjutsu. La mayoría cree que los Uzumaki son naturalmente expertos en este arte, pero no es así, Naruto y Karin descubrieron que requiere dedicación y paciencia. Hasta el momento Naruto es nivel 8 en fuinjutsu, mientras que Karin llegó al nivel 9.

En el kenjutsu, Karin no se había enfocado tanto en ello. Aunque llevaba un ninjato sellado en su hombro para emergencias, apenas era una principiante. Naruto, por otro lado, sobresalió en el manejo de su guadaña, siendo guiado y entrenado por Betty, quien le enseñó cada movimiento y técnica que hizo con ella con los años.

Otro aspecto importante del entrenamiento fue el control del odio de Naruto. Durante su sexto año, Betty comenzó a entrenarlo en esa parte, pero el progreso fue complicado. Naruto apenas lograba usar un 5% de su odio para regenerarse sin perder el control, y cualquier uso mayor lo hacia descontrolarse.

Además de eso hubieron momentos curiosos durante su entrenamiento. En una ocasión, Naruto estando herido, mordió accidentalmente el brazo de Karin mientras ella lo ayudaba a levantarse. Para su sorpresa, se recuperó casi al instante, al igual que su magia. Descubrieron entonces que Karin poseía una habilidad de curación increíble, que se activada al ser mordida, aunque lamentablemente no podía aplicarla a sí misma. Además, Karin resultó ser una ninja sensorial y desbloqueó las icónicas cadenas de chakra del clan Uzumaki de manera accidental durante un entrenamiento, utilizándolas inconscientemente para defenderse de un corte de Naruto.

El entrenamiento y la dedicación llevaron a ambos a desarrollar habilidades equivalentes a las de un chunin, aunque aún carecían de la experiencia en combate real, algo que se resolvería con el tiempo .

No cabe mencionar que el vínculo entre los tres se fortaleció. Lo que comenzó como una broma con Naruto llamando a Betty "mamá" y ella respondiendo con "hijo", se volvió más serio con los años. Después de una larga y sincera conversación, ambos empezaron a considerarlo genuino. Karin, por su parte, veía a Betty como una estricta pero cariñosa tía.

En cuanto a Naruto y Karin, su relación se volvió más íntima. Aunque eran aún jóvenes y no comprendían completamente el concepto de amor, ambos sentían una atracción hacia el otro que se guardaban para si mismos.

El castaño seria sacado de sus pensamientos por un pequeño golpe en su cabeza que lo saco de sus pensamientos, al voltear veria a Karin quien al igual que el también había crecido sin problemas, su pelo ahora caía hasta debajo de sus hombros y sus facciones se habían resaltado mas por el entrenamiento.

Karin: Despierta, Naruto, ¿acaso olvidaste que tenemos que guardar nuestras cosas? (Le preguntó con una sonrisa).

Naruto: Noo... completamente, pero ya tenemos en sellos algunos jutsus y los volúmenes de la biblioteca, solo quedan algunas cosas como la ropa. (Respondió mientras se levantaba, estirándose el cuello).

Karin: Puede ser, pero esa ropa no se guardará sola, así que vamos. (Bajando del techo mientras entraba a su casa).

Naruto: Bien... vamos. (Siguiendo a la pelirroja).

El castaño y la pelirroja guardaron lo que faltaba, y al terminar, salieron de la casa. Miraron hacia atrás con nostalgia; habían vivido allí durante 6 años, y despedirse de su hogar los entristecía un poco.

Sin embargo, antes de que pudieran hacer algo más, Naruto se quedó mirando al espacio. Karin solo lo observó con una sonrisa mientras negaba con la cabeza. Con el tiempo, había descubierto que eso significaba que Naruto estaba hablando con Betty a través de su mente.

Betty: Naruto... necesito que tú y Karin entren a tu espacio mental, tengo algo importante que decirles. (Pidió con seriedad).

Naruto se sorprendió, solo habían entrado los dos a su espacio mental cuando algo realmente importante estaba por suceder. De no ser así, Betty le pedía que hiciera un clon para poder salir.

Fuera de sus pensamientos, Karin notó el rostro de Naruto, lo que la preocupó un poco.

Karin: ¿Estás bien? ¿Qué pasa? (t]Tocando a Naruto en el hombro)

El castaño volteó hacia Karin, confundido.

Naruto: No lo sé, mamá nos pidió que entremos a mi mente. (Confundiendo a la chica)

Karin: ¿Okey? Vamos. (Tomando el hombro de Naruto)

Ambos cerraron los ojos, y después de unos segundos, al abrirlos, se encontraban en la alcantarilla que Naruto tenía por mente.

Pero los dos se sorprendieron al ver a Betty. Aunque seguía viéndose como siempre, su cuerpo parpadeaba, volviéndose pálido por momentos. Su alma era claramente visible, y su expresión, aunque seria, parecía algo cansada.

Naruto: M-mamá, ¿qué pasa? ¿Por qué te ves así? (Preguntó preocupado, con Karin asintiendo a su lado).

Betty suspiró y se apoyó en una de las paredes de la alcantarilla, pensando en cómo dar la noticia.

Betty: Chicos, no me voy a ir con rodeos, mi tiempo se acabó. (Les dijo con seriedad)

Los adolescentes se sorprendieron por sus palabras. Ninguno entendía a qué se refería, así que, al notar su confusión, Betty explicó un poco más.

Betty: ¿Recuerdan lo que les conté sobre las diferencias entre un alma humana y un alma de monstruo? (Preguntó, mirando a ambos a los ojos).

Karin: Sí... pero, ¿eso qué tiene que ver? (Notando, al igual que Naruto, cómo el cuerpo de Betty se volvía más transparente con cada segundo).

Betty: Muy bien, como ya saben, un humano tiene un cierto tiempo de vida. Sus almas son más poderosas, pero se debilitan con el tiempo. Un monstruo, por otro lado, tiene un alma más débil, pero puede vivir infinitamente hasta que tenga descendencia. Cuando eso suceda, su alma pasará su energía vital a los descendientes y empezarán a envejecer... (Explicó, haciendo una pausa para que los adolescentes procesaran la información).

Ambos uzumakis asintieron. Entendían el concepto, pero aún trataban de comprender qué estaba sucediendo con Betty.

Betty: Sin embargo, yo no soy un monstruo ni un humano. La mejor forma de describir lo que soy es como una Amalgama, una fusión de ambos. No tengo necesidad de comer ni ir al baño como esas especies, y mi tiempo de vida es muy largo... pero no infinito. (Sorprendiendo a los adolescentes, quienes abrieron los ojos impactados).

Naruto: ¿E-eso quiere decir q-que tú...? (Intentó preguntar, pero fue interrumpido).

Betty: ¿Déjame terminar, si? (Pidió amablemente, a lo que Naruto asintió).

Betty: Como decía, mi tiempo de vida es muy grande, pero sigue siendo finito. Cuando estaba viva, pude observar al mundo cambiar muchas veces, cómo la raza de los monstruos desaparecía, cómo la humanidad cambiaba, retrocediendo en sus conocimientos solo para aprenderlos nuevamente...

La chica se sentía cada vez más débil, pero aún así no dejó de explicar.

Betty: Cuando morí, supe que iría al infierno... (Los oyentes se confundieron) Incluso si el resto de mi vida la pasé tranquilamente, al principio de ella cometí demasiados pecados, tantos que el no ir al infierno era absurdo. Pero me dieron una oportunidad. Uno de los amigos que hice en el pasado, Hagoromo Otsutsuki, o mejor conocido como "El Sabio de los Seis Caminos", me dio la oportunidad de reencarnar. Tenía que ayudar a mi reencarnación a ser fuerte y acompañarlo durante 6 años... (La voz de Betty se quebró un poco) Pero les aseguro que en estos 6 años me encariñé con ambos. Han sido mi única familia, y despedirme de ustedes me duele más de lo que pueden imaginar... (Lagrimeando).

Naruto y Karin comenzaron a llorar. Ambos sabían lo que pasaría, pero ninguno quería escucharlo. Ninguno podía responder, el nudo en sus gargantas era demasiado fuerte.

Betty: Cuando te conocí, Naruto, desde esa tarde que tu alma empezó a despertar, fue cuando comenzó la cuenta regresiva... Y hoy es cuando acaba. Quiero que sepan que, si pudiera seguir con ustedes más tiempo, lo haría sin dudarlo. Verlos crecer y cumplir sus sueños es lo que más quiero. Lamentablemente, no tengo elección... No sé qué pasará conmigo luego de desaparecer, pero les prometo que de algún modo u otro, los estaré observando... (Su cuerpo ahora apenas era visible).

Naruto apretó sus puños, no quería escuchar eso. No quería que la mujer que había tomado como figura materna se fuera.

Naruto: Por favor... dime que es mentira... que esto es una broma... (Mirando al suelo, sus lágrimas caían sin control).

Karin no estaba mejor. Las lágrimas caían de sus ojos empañando sus lentes, mientras miraba a otro lado. Al ver esto, Betty se acercó con pasos tambaleantes, el sonido de sus pisadas resonaba en el espacio mental. Cuando estuvo frente a ellos, los tomó en un abrazo, sorprendiendo a ambos.

Betty: Yo tampoco quiero que esto pase... Sé que esto es difícil de escuchar y aceptar para ambos, pero no tienen que preocuparse por nada. Se tienen el uno al otro, y aunque desaparezca, siempre estaré aquí. (Apuntando a los pechos de ambos).

Los dos notaron cómo el cuerpo de Betty empezó a desvanecerse, lentamente las piernas de la chica se desvanecían como partículas en el aire.

Betty: Di todo de mí para entrenarlos y hacerlos los mejores shinobis que pude. Solo tengo un último regalo para ti, hijo. Disculpa por no darte algo a ti también, Karin. (Viendo a la chica con una sonrisa triste).

Karin: N-no... no pasa nada... (Intentando secarse las lágrimas).

Betty asintió, luego se volteó hacia Naruto, y alzó sus manos. Con las pocas fuerzas que le quedaban, concentró su magia y formó una sudadera idéntica a la que ella tenía, y se la ofreció a Naruto, quien la tomó confundido, mientras las lágrimas caían de su rostro.

Betty: Quiero que tengas esto, para que siempre me mantengas en tu mente, hijo... (Dándole otro abrazo a Naruto).

Naruto respondió el abrazo con fuerza. Sentía cómo el cuerpo de Betty se desvanecía, lo que solo lo ponía peor. Después de unos segundos, Betty se separó, mirándolos con una sonrisa cansada.

Betty: No puedo estar más orgullosa de los dos. Prométanme que siempre se cuidarán entre sí y que ninguno cometerá los errores que cometí... (Las piernas de Betty ya no estaban).

La castaña recibió sus asentimientos temblorosos, lo que la hizo sonreír más.

Betty: Me alegro de haber pasado estos últimos 6 años con ustedes... (Su cuerpo comenzó a desaparecer más rápido).

Los adolescentes temblaron al ver cómo el torso de Betty empezó a desaparecer. Pero antes de desaparecer por completo, ella se volteó hacia la jaula.

Betty: Oye, Kurama. (No recibió respuesta) Sé que has estado escuchando desde el primer día. Me gustaría que dejaras de lado ese odio contra todos los humanos y pudieras apoyar a estos chicos. (Le dijo a la jaula mientras apuntaba con su mano hacia Naruto y Karin).

Los chicos la miraron confundidos, hasta que vieron sorprendidos cómo dos ojos rojos se alzaron, iluminando levemente la jaula. Esos ojos observaban a Betty con respeto, incluso con una pizca de empatía, hasta que una voz grave resonó en la mente del castaño.

Kurama: Te conocí cuando apenas era un cachorro. Sé que eres diferente a toda esa escoria que se hace llamar humanos. No puedo prometerte que confiaré en esos mocosos, pero puedo prometerte que lo intentaré. (Asintió con su cabeza hacia la chica antes de desaparecer entre la oscuridad).

Betty sonrió alegremente hacia la jaula y luego se volteó por última vez hacia Naruto y Karin, dándoles una última sonrisa. El resto de su cuerpo finalmente se desvaneció en partículas en el aire, pero su sonrisa no desapareció.

Cuando el cuerpo de la chica se desvaneció, nadie dijo nada. Un silencio sepulcral invadió el espacio mental.

Al cerrar los ojos y volver a abrirlos, Naruto y Karin se encontraron nuevamente en la realidad. Naruto miró sus brazos y observó, con tristeza, cómo sostenía una sudadera rosada y morada, la misma que usaba Betty, su madre.

El castaño no dijo nada y comenzó a caminar en silencio, bajo la atenta mirada de Karin, quien decidió seguirlo en silencio.

Ambos caminaron sin emitir palabra alguna, sus mentes llenas de recuerdos de Betty: los entrenamientos, las risas, los abrazos, las enseñanzas y las sonrisas de la chica que se proyectaban ante sus ojos.

Se detuvieron al llegar a la costa. Ambos observaron el mar en silencio, y Naruto dio un suspiro profundo. Karin giró hacia él y vio cómo se ponía la sudadera. Soltó un grito ahogado al ver que con esa prenda puesta, Naruto era casi una réplica de Betty, pero en versión masculina.

Al terminar de ponerse la sudadera, Naruto vio su reflejo en el mar y entrecerró los ojos.

Naruto: *Te extrañaré, mamá... Quiero que sepas que no me importan los errores que cometiste. Fuiste mi madre durante 6 años, y te agradeceré eternamente por eso. Juro que te haré sentir orgullosa.* (Dando un último suspiro, se giró hacia Karin). ¿Karin, tenemos todo?

Karin: Sí... todo está aquí. (Tomando un pequeño rollo de su pantalón).

Naruto: Bien... no podemos dar marcha atrás. (Volteando hacia el moño en su pecho). Kumu, necesitamos tu ayuda.

La esfera se despegó del pecho del castaño, con una expresión triste en lugar de su típica expresión siniestra.

Naruto: ¿Podrías convertirte en un bote para llevarnos a tierra? (Acariciando la esfera).

Kumu asintió y se giró hacia el mar, transformándose en un bote. Naruto y Karin se miraron por un momento y, sin decir nada, subieron al bote, partiendo y desactivando los remolinos con un poco de la sangre del castaño.

Durante el trayecto, ambos mantuvieron el silencio, hasta que Karin se giró hacia Naruto. La expresión del castaño seguía triste, pero un poco más calmada.

Karin: Naru... ¿estás bien? (Mirando la tristeza en el rostro del castaño).

Naruto solo suspiró nuevamente, mientras se acomodaba un poco.

Naruto: No del todo... No dejo de recordar los momentos que pasamos con mamá. Saber que ya no está me duele, pero se que no voy a dejar todo solo porque se fue. Quiero hacerla sentir orgullosa. (Respondió sonriendo ligeramente, haciendo que la chica sonriera de igual modo). ¿Y tú? (Girándose levemente hacia ella).

Karin: Lo mismo que tú... También me duele que se haya ido, pero hay que seguir adelante, aunque sea por ella, ¿sí? (Sonriéndole al castaño, quien le devolvió la sonrisa).

Naruto: No dudes de ello. (Sintiendo cómo el dolor en su pecho lentamente comenzaba a irse).

Ambos permanecieron en silencio, pero con una sensación de consuelo, al menos un poco más aliviados. Ninguno de los dos notó que, en el cielo a sus espaldas, unas partículas rosadas los observaban en silencio, para luego desvanecerse.



<X>



Habían pasado un par de días desde lo sucedido en Uzushiogakure. La despedida de Betty había golpeado con fuerza a ambos adolescentes. Para ellos, ella no solo había sido una maestra, sino también una cuidadora y una mentora durante años. Sin embargo, era evidente que el impacto había sido mayor en Naruto.

Y nadie podía culparlo. Sus verdaderos padres lo habían dejado de lado en favor de sus hermanos, forzándolo a crecer sin el cariño ni la preocupación de una familia. En su momento más bajo, conoció a Betty, quien lo trató con una amabilidad y comprensión que nunca había experimentado. Ella lo aconsejó, lo entrenó y, en esencia, le mostró lo que era el amor maternal.

Por eso, verla partir fue como si le arrancaran una parte de su alma.

El castaño comenzó a tener pesadillas recurrentes con Betty. Se despertaba en medio de la noche, sudoroso y asustado. Karin no tardó en notar su problema y, pese a su propia vergüenza, decidió quedarse con él al dormir. La pelirroja se aseguraba de que su presencia lo calmara lo suficiente como para que pudiera descansar toda la noche.

Sin embargo, había algo más que no dejaba en paz al castaño: una inquietud que lo carcomía por dentro.

Durante su despedida, Betty había hablado con alguien detrás de aquella jaula, y unos ojos rojos con pupilas rasgadas, le habían respondido. Incluso en medio de la conmoción del momento, Naruto no podía olvidar esos ojos ni el sentimiento que le provocaron. La presión que emanaban era sofocante, similar a la que Betty proyectaba con su intención asesina, pero esta vez era mucho más intensa, impregnada de maldad y rencor.

Pensar en ello lo tensaba aún más. Sabía que algo estaba sellado en su interior, seria idiota de su parte no notarlo. Estaba aprendiendo fuinjutsu, y el sello en su estómago no era precisamente un detalle menor. Sin embargo, lo aterraba descubrir qué era exactamente lo que habitaba en su cuerpo.

Mientras tanto, fuera de los pensamientos de Naruto, Karin observaba con creciente preocupación el comportamiento de su amigo. No lo notaba triste, sino inquieto, como si algo lo consumiera por dentro.

Karin: Oye, ¿qué te pasa? Has estado actuando muy extraño. (Preguntó con un toque de preocupación en su voz).

Naruto: ¿Eh? (Volteó hacia Karin, algo confundido mientras procesaba sus palabras) Oh, sí, lo siento. Es solo que... ¿recuerdas todo lo que pasó cuando Betty se fue? (La miró con seriedad, aunque un deje de tristeza se reflejaba en sus ojos).

La pelirroja asintió melancólica. Betty no había sido tan cercana a ella como lo fue con Naruto, pero después de seis años de convivencia, su partida también le había dolido mucho.

Karin: Sí... ¿pero qué con eso? (Ladeó un poco la cabeza, intrigada).

Naruto: Cuando ella se estaba despidiendo, por un momento habló con alguien más... dentro de mi mente. (Confesó, sorprendiendo a la chica).

Karin: Oh... ya recuerdo. Esos ojos dentro de la jaula, ¿no? (Dijo con un ligero escalofrío al evocar la sensación que le provocaron) ¿Qué crees que sea? (Preguntó, algo nerviosa).

Naruto: No lo sé... pero quiero descubrirlo. Betty lo llamó Kurama y dijo que intentara confiar en nosotros, ¿no? Entonces no creo que pueda ser algo malo... o al menos no tanto. (Explicó, aunque su tono seguía cargado de incertidumbre).

Karin: ¿Entonces por qué no vamos? (Sorprendiendo un poco al castaño con su pregunta).

Naruto: ¿Cómo, ahora? (Preguntó confundido).

Karin: Sí, ya está anocheciendo, ¿así que por qué no armamos un pequeño campamento con Kumu como antes? Y mientras estemos durmiendo, entramos a tu mente y vemos de qué se trata. (Explicó su razonamiento, a lo que el castaño asintió).

Naruto: Bueno, está bien, hagámoslo. (Sonriéndole a la chica).

Los adolescentes prepararon un pequeño campamento con mantas y almohadas que llevaban en sus sellos. Al no contar con una tienda de campaña ni algo similar, le pidieron a Kumu que se transformara en un pequeño domo para cubrirlos.

Cuando terminaron, notaron que el cielo ya había oscurecido, dejando el bosque a su alrededor en un profundo silencio. Entraron al pequeño domo rosado y se acostaron entre las mantas. Al hacerlo, no tardaron en quedar dormidos, ambos con el mismo pensamiento en mente: entrar al subconsciente del castaño.



<X>



Cuando abrieron los ojos, los dos adolescentes se encontraron nuevamente en la mente del castaño, justo frente a la imponente jaula.

Naruto estaba a punto de hablar, pero ambos se tensaron al escuchar una voz grave que resonó en el espacio mental.

Kurama: ¿Entonces, finalmente mi carcelero quiere conocerme? Tardaste más de lo que esperaba... (Dijo con un tono despectivo desde la jaula).

Los adolescentes vieron cómo, dentro de la jaula, los ojos rojos que ya habían presenciado antes reaparecían, clavándose en ellos con una intensidad penetrante.

El castaño se tomó un momento antes de responder; la presión que ejercía aquel ser en su mente era abrumadora.

Naruto: S-sí... Hace tiempo sabía que estabas sellado en mí, pero no estaba seguro de querer descubrir qué o quién eras (Respondió, su voz nerviosa pero firme).

La criatura resopló con burla, fijando toda su atención en Naruto.

Kurama: ¿Y qué te hizo cambiar de opinión? (Preguntó entrecerrando los ojos).

Naruto: B-bueno... mi madre, Betty, te habló como si te conociera. Incluso te llamó Kurama, así que decidimos saber más de ti (Dijo, observando con preocupación cómo el nombre de Betty parecía irritar al zorro).

Kurama: ¿Oh, sí? ¿Entonces crees que porque respeto a esa humana debo hacerme amigo de ustedes? (Inquirió con desprecio en su voz).

Antes de que Naruto pudiera responder, Karin se adelantó.

Karin: ¡N-no! (Exclamó, atrayendo la atención del ser hacia ella, lo que la hizo estremecerse). ¡D-digo! Q-quisiéramos que pudieras s-serlo, p-pero no te obligaremos si no quieres... (Añadió rápidamente, bajando la voz casi sin darse cuenta).

Kurama observó a la chica intrigado. Al principio le había parecido una mocosa cobarde, pero tal parece que puede llegar a tener agallas.

Kurama: Créeme, mocosa, esas ganas de ser mis "amigos" desaparecerán en cuanto me vean por completo (Dijo con molestia).

Karin: N-no podremos saberlo hasta que te veamos bien, ¿no? (Contestó, aunque su nerviosismo era evidente).

Naruto asintió a su lado, igual de nervioso e intrigado. Kurama permaneció en silencio, sorprendido por la actitud de los adolescentes. Por un momento, consideró qué hacer, hasta que recordó la promesa que le había hecho a Betty: intentar confiar en esos niños.

Con un suspiro interno, decidió cumplir su palabra, aunque no se los pondría fácil. Adoptó una postura más intimidante y, con una sonrisa siniestra, dejó ver una hilera de dientes que emergían de las sombras. Naruto y Karin se tensaron al ver esa sonrisa.

Kurama: De acuerdo. Espero que no se arrepientan (Dijo antes de ocultarse de nuevo en las sombras de la jaula).

Los adolescentes observaban expectantes, hasta que un chasquido rompió el silencio. De repente, la jaula se iluminó, revelando por completo al ser frente a ellos.

Ante ellos estaba una de las nueve bestias con cola, la más fuerte de todas: el Kyubi no Yoko, el zorro de las nueve colas.

El Kyubi notó sus expresiones, un reflejo de miedo y asombro. Se decepciono un poco, aunque no se sorprendió; había visto esas reacciones innumerables veces antes. Siempre terminaban igual: los humanos lo llamaban monstruo y huían aterrados.

Naruto y Karin observaban a la imponente bestia frente a ellos con una mezcla de emociones desbordándolos. Betty les había enseñado sobre las nueve bestias con cola durante los seis años que vivieron en Uzushiogakure, pero nunca imaginaron que la más poderosa de todas estuviera sellada dentro de Naruto.

El miedo era innegable, pero al mismo tiempo estaban asombrados de tenerla tan cerca. Ahora que podían verla bien, notaron algo mas que los confundió, el Kyubi lucía un poco más flaco de lo que esperaban.

Kurama: ¿Entonces? (Rompió el silencio, con impaciencia en su voz). Díganme, mocosos, ¿aún quieren ser mis "amigos"? (Preguntó con un tono burlón mientras se inclinaba hacia ellos).

Ambos se tensaron al verlo acercarse aún más, pero Naruto decidió mantenerse firme. Tomó aire tembloroso, tratando de controlar sus nervios, y habló.

Naruto: P-pues, que seas el Kyubi no creo que te haga malvado. ¡Yo sí quiero ser tu amigo! (Exclamó, nervioso pero con convicción).

Karin, sorprendida por su determinación, tardó un instante en reaccionar. Finalmente, salió de su asombro y se unió a él.

Karin: ¡S-sí! ¡Yo también quisiera ser tu amiga! (Exclamó con fuerza).

Kurama se sorprendió. Había esperado cualquier cosa menos eso: que huyeran, que lo insultaran, que gritaran aterrorizados. Pero no esto. La sorpresa fue tal que su mandíbula se abrió ligeramente.

Kurama: ¿Q-qué? (Preguntó, aturdido).

Naruto: Mi madre confió en ti lo suficiente como para pedirte que confiaras en nosotros, ¿verdad? ¡Si ella pudo hacerlo, entonces yo también quiero hacerlo! (Exclamó, esta vez con más seguridad. A su lado, Karin asintió con firmeza).

El gran zorro negó con la cabeza, aún sorprendido. Tal vez, solo tal vez, esos mocosos fueran distintos a los demás humanos. Sin embargo, no estaba dispuesto a bajar la guardia todavía.

Kurama: Ya veo... pero no encuentro ninguna razón para aceptar su propuesta. ¿Qué me asegura que ustedes no se aprovecharán de mí y de mi chakra? (Dijo, con escepticismo en su tono).

La respuesta del zorro dejó a los dos adolescentes sorprendidos, pero internamente ya se esperaban una respuesta así. Betty les había contado cómo los humanos habían tratado a los bijus como meras armas desde que Hashirama los distribuyó entre las aldeas.

A pesar de esto, Naruto no estaba dispuesto a retroceder. Quería confiar en el zorro y demostrar que era diferente. Con decisión, tomó la palabra.

Naruto: No podemos asegurarte nada. No hemos hecho nada todavía para demostrártelo... (Respondió, bajando la cabeza. Luego, la alzó, mirando al zorro directamente con un fuego en los ojos que lo tomó por sorpresa). ¡Por eso nos ganaremos tu confianza con el tiempo! (Exclamó, apuntándolo con un dedo).

Los otros dos presentes en la mente del castaño quedaron atónitos ante sus palabras. Karin lo observaba con sorpresa, la cual pronto se transformó en admiración, acompañada de un leve sonrojo. Kurama, por su parte, permaneció en silencio por unos momentos, hasta que dejó escapar una pequeña sonrisa y se recostó sobre sus patas.

Kurama: Me gustaría verlo, mocosos. No se los voy a poner fácil. (Entrecerró los ojos, con un tono burlón dirigido al castaño).

Naruto: Entonces solo tendré que esforzarme más. (Le respondió con una sonrisa desafiante).

El trío quedó en silencio, sin saber qué más decir. El gran zorro arqueó una ceja mientras observaba a los Uzumaki.

Kurama: Entonces, ¿eso es todo por lo que vinieron? ¿Solo para saber quién soy? (Preguntó, con un dejo de pereza).

La pregunta sacó a los adolescentes de su incomodidad inicial. Naruto, sin embargo, aprovechó la oportunidad para preguntar algo que había estado rondando su mente desde que vio al zorro.

Naruto: Pues, tengo una duda. (Captando la atención de los demás). Recuerdo que Minato dijo que había sellado tu chakra en Menma e Hitomi, pero Betty nos explicó que los bijus están hechos de chakra. No entiendo cómo puedes estar también sellado en mí. (Se explicó mientras se rascaba la cabeza, evidentemente confundido).

La intriga del castaño se contagió a Karin, quien lo miró con la misma curiosidad. Ambos dirigieron su atención al zorro, que resopló con molestia.

Kurama: Ese bastardo que tienes por padre sabía que no podía derrotarme. Así que invocó al Shinigami y el muy maldito le rogó que dividiera mi chakra en yin y yang, sellándolo en esos otros mocosos, mientras que mi alma quedó atrapada en ti. ¡Gracias a eso estoy aquí, en este estado lamentable! (Respondió, con una rabia contenida mientras apuntaba con sus colas a su cuerpo desnutrido).

Los chicos asintieron ante la explicación de Kurama, pero Naruto no podía evitar sentirse enojado. Por su mente solo pasaba que Minato lo había usado para desechar aquello que no consideraba útil del zorro, dejándolo después a merced de la aldea para que hicieran con él lo que quisieran.

Sin darse cuenta, sus pensamientos eran tan intensos que comenzaron a manifestarse físicamente en el espacio mental, permitiendo tanto al zorro como a la pelirroja verlos claramente.

Karin: Cálmate, Naruto, ya pasó. Cuando regresemos a Konoha podrás demostrar que no volverás a ser utilizado. (Le dijo con suavidad mientras lo abrazaba. Naruto correspondió al gesto, aunque su expresión seguía reflejando molestia).

Por su parte, Kurama observaba al castaño con una mezcla de intriga y comprensión. Entendía perfectamente cómo se sentía; él también había sido usado en beneficio de otros sin su consentimiento. Finalmente, el zorro dejó escapar un profundo suspiro antes de hablar.

Kurama: Pensar en el pasado no te servirá de nada, niño. (Sus palabras hicieron que ambos Uzumaki lo miraran atentos). Concéntrate en el presente, y si alguien vuelve a intentar joderte, demuestra que ya no eres ese mocoso débil y patético de antes. Como mi jinchuriki, no puedes permitirte mostrarte débil. (Intentó ocultar su intento de consuelo bajo un tono arrogante).

Las palabras de Karin y Kurama lograron tranquilizar a Naruto poco a poco. Aunque seguía molesto, al menos ahora estaba lo suficientemente calmado como para volver a hablar con normalidad.

Naruto: Gracias, Karin, Kurama. Perdí la cabeza por un momento. (Les dijo con una sonrisa).

Karin le devolvió la sonrisa, mientras que el gran zorro simplemente se recostó como si estuviera dispuesto a dormir.

Kurama: Lo que digas, mocoso. Ahora salgan de aquí, ya amaneció afuera. (Cerró los ojos y pareció quedarse dormido casi al instante, ignorando las miradas de incredulidad que le dirigían los adolescentes).

Naruto y Karin se miraron mutuamente antes de soltar un suspiro. Con una mezcla de alivio y satisfacción, comenzaron a retirarse del espacio mental, contentos de haber obtenido la información que buscaban.



<X>



Al día siguiente, en Konoha, los dos eternos guardias dormidos de la entrada, Izumo y Kotetsu, se encontraban aburridos en sus puestos, alternando entre bostezos y conversaciones sin mucho sentido. No había ocurrido nada interesante en toda la semana, y la monotonía empezaba a afectarles.

Izumo: Oye, Kotetsu, ¿por qué seguimos en este puesto tan aburrido y mal pagado? (Preguntó, recostado en su silla mientras miraba al techo del puesto).

Kotetsu: Porque somos perezosos, porque el Hokage nos tiene aquí como castigo semi-permanente por arruinar una cena que iba a tener con su esposa hace unos años y, además, por aquella misión que tú arruinaste. El cliente le escribió una carta al Hokage diciendo que éramos los ninjas más molestos que había conocido jamás. (Respondió mientras construía un castillo de naipes).

Izumo, indignado, se incorporó de golpe, derribando de paso el castillo de naipes de su compañero.

Izumo: ¡¿Mi culpa?! ¡Esa vez fue culpa tuya! Teníamos una apuesta que debías cumplir, ¡y no lo hiciste! (Lo señaló acusadoramente, mientras Kotetsu lo veía irritado).

Kotetsu: ¿Otra vez con eso? ¡Esa apuesta era una estupidez! ¿Qué clase de ninja comienza a acosar sexualmente a un cliente de su mismo género de la nada? Habría destruido mi reputación, que ya está colgando de un hilo. Sin mencionar que nos habrían bajado de rango a ambos, a mí por comportamiento inapropiado, y a ti por ser mi cómplice. (Exclamó molesto).

Como era habitual, los dos empezaron a discutir en voz alta, llamando la atención de algunos civiles que pasaban cerca. Sin embargo, ya estando acostumbrados a sus escenas, los aldeanos siguieron su camino con indiferencia.

Tras unos minutos de pelea, ambos se cansaron y volvieron a recostarse en sus sillas, observando la carretera en silencio.

Izumo: Por cierto, dijiste algo de una cena del Hokage con su esposa. ¿Cuándo pasó eso? (Preguntó, volteando hacia su compañero con curiosidad).

Kotetsu: ¿No te acuerdas? Fue poco después de ser ascendidos a chunin, tras el ataque del Kyubi. Estábamos tan emocionados que, después de completar nuestra primera misión de vigilancia en las puertas, fuimos a un bar y bebimos toda la noche. Resulta que, en nuestro estado de ebriedad, empezamos a saltar entre los techos y terminamos cayendo justo encima del Hokage y su esposa, quienes estaban en la entrada de un restaurante haciendo una reservación.

Izumo se quedó boquiabierto, sorprendido tanto por la historia como por los civiles cercanos, que empezaron a murmurar entre ellos.

Izumo: ¿En serio? No recuerdo nada de eso. (Se llevó una mano a la cabeza, intentando hacer memoria).

Kotetsu: No me sorprende. Cuando caíste, golpeaste a la esposa del Hokage, y ella te inmovilizó con sus cadenas y te estrelló contra una pared. Supongo que eso te dejó un poco confundido. En fin, al día siguiente, el Hokage nos llamó a su oficina, estaba furioso y básicamente nos condenó a cuidar las puertas "hasta nuevo aviso". Y aquí seguimos. (Terminó con los brazos detrás de la cabeza, parecía que poco le importaba).

Izumo: Vaya... Apenas ascendidos a chunin, golpeamos al Hokage y a su esposa, ¡y seguimos con vida! (Comentó más para sí mismo, provocando una carcajada en Kotetsu). Aunque, pensándolo bien, eso podría haberse considerado traición. Agradezco que no haya sido así, pero me intriga por qué solo nos puso este castigo.

Kotetsu: Supongo que se dieron cuenta de que estábamos borrachos y no lo hicimos a propósito. Eso y quizas un poco de indulgencia nos salvaron. Pero quién sabe. (Se encogió de hombros).

Izumo asintió, convencido por la explicación. Justo cuando estaban por continuar su charla, ambos notaron algo a la distancia.

Izumo: ¿Y eso? ¿Serán comerciantes? (Entrecerrando los ojos para observar mejor).

Kotetsu: No lo sé, pero no creo. Los últimos comerciantes se registraron ayer. Que lleguen otros al día siguiente es bastante raro.

Ambos esperaron en silencio, atentos a las figuras que se acercaban. Cuando estuvieron lo suficientemente cerca, pudieron distinguir que no se trataba de comerciantes, sino de dos adolescentes.

La primera era una chica pelirroja con lentes, vestida con una camisa gris, jeans cafés y sandalias ninja. No llevaba banda ninja ni kunais, solo una mochila en mal estado colgada a la espalda.

El segundo era un chico que los desconcertó. Su cabello era mayormente castaño, con un flequillo que enmarcaba su rostro, pero la parte inferior de su pelo era rosa, al igual que sus ojos. Llevaba un suéter rosa con detalles morados, shorts negros y botas cafés. Tampoco llevaba equipo ninja, solo una mochila como la de la chica.

Los guardias intercambiaron una mirada, confundidos por la extraña apariencia de los adolescentes. Decidieron esperar y ver qué sucedía.

Pasaron solo unos minutos antes de que los adolescentes estuvieran frente a Izumo y Kotetsu, quienes los miraban con curiosidad. Fue Kotetsu quien rompió el silencio primero.

Kotetsu: Díganme, ¿quiénes son y qué desean en Konoha? (Los observaba con atención, evaluándolos).

Aunque ninguno de los guardias era un ninja especialmente conocido o temido, ambos seguían siendo shinobis experimentados. Notaron rápidamente que esos chicos no eran simples viajeros; la tensión en sus posturas dejaba claro que, en caso ser atacados, se defenderían como auténticos ninjas.

Naruto: Disculpen nuestra llegada inesperada. Mi nombre es Naruto Noire Uzumaki, y ella es Karin Uzumaki (Intentó hablar con calma, aunque se podía notar su nerviosismo). Estábamos en un... viaje de entrenamiento durante algunos años, y acabamos de terminarlo. Ahora venimos a unirnos a las filas de Konoha.

La mentira improvisada de Naruto pareció lo suficientemente convincente como para que Izumo y Kotetsu intercambiaran una mirada dudosa. Sin embargo, no detectaron ningún genjutsu ni señal de engaño evidente, así que decidieron continuar con el protocolo.

Izumo: Muy bien, chicos. Si ese es el caso, no tendrán problema en proporcionarme algunos datos para registrarlos como visitantes, ¿verdad? (Sacando un portapapeles y una pluma).

Ambos asintieron. Izumo les pidió nuevamente sus nombres, apellidos, edades y otros detalles generales. Mientras los adolescentes respondían, él anotaba cuidadosamente la información en unas fichas.

Al terminar, les entregó una copia de sus fichas a cada uno y guardó las originales en un cajón.

Izumo: Con esto será suficiente. Ahora deben llevar esas fichas al Hokage para que autorice su llegada y unión a la aldea. ¿Quieren que los escoltemos hasta la torre Hokage?

Karin: Sí, por favor (Respondió antes de que Naruto pudiera abrir la boca).

Izumo: Muy bien. Kotetsu, te toca.

Kotetsu: ¿Por qué yo? (Protestó irritado).

Izumo: Porque la última vez fui yo quien lo hizo. Ahora es tu turno (Respondió mientras se recostaba en su silla, estirándose).

Kotetsu suspiró, visiblemente molesto, pero se levantó. Después de todo, esto era lo más interesante que había sucedido en un buen tiempo.

Kotetsu: Muy bien, jóvenes. Disculpen nuestro comportamiento. Síganme, por favor (Dijo mientras se adentraba en la aldea).

Naruto y Karin se miraron brevemente antes de seguir al guardia, aún algo nerviosos.

Durante el trayecto hacia la torre Hokage, los aldeanos y algunos shinobis que pasaban los observaban con curiosidad. Aunque Karin no atrajo demasiada atención, ya que parecía una chica común, Naruto era una historia diferente. No era muy normal o al menos no en Konoha ver a un niño con tanto rosa encima. Además de que casi cada persona que lo veía entrecerraba los ojos en su dirección, como si trataran de recordar dónde lo habían visto antes.

Esa atención inesperada incomodó a los adolescentes, quienes apresuraron el paso. Kotetsu notó su incomodidad y ajustó su ritmo para alejarlos rápidamente de las miradas indiscretas.

En menos de diez minutos, llegaron a la entrada de la torre, en donde Kotetsu se detuvo, confundiendo a los chicos.

Kotetsu: Hasta aquí los acompaño. Cuando entren, suban al quinto piso. Ahí encontrarán el escritorio de la secretaria del Hokage. Muéstrenle las fichas que les entregamos y explíquenle su motivo de llegada. Con suerte, el Hokage no estará ocupado y podrá recibirlos. ¿Entendido?

Ambos asintieron con seriedad.

Karin: Muchas gracias. Ha sido muy amable (Dijo haciendo una pequeña reverencia, imitada por Naruto).

Kotetsu: No es nada, niña. Es mi trabajo. En fin, nos vemos. ¡Suerte! (Se despidió levantando una mano antes de volver a su puesto).

Los adolescentes lo observaron unos segundos antes de adentrarse en la torre. Subieron rápidamente al quinto piso, donde encontraron a la secretaria del Hokage ocupada con un montón de papeles, tanto que ni siquiera notó su llegada.

Un discreto "¡Ejem!" sacó a la mujer de sus pensamientos. Al alzar la mirada, se encontró con dos adolescentes frente a su escritorio. Por su mente paso un pensamiento fugaz, ¿Dónde había visto antes a ese... extraño niño de cabello rosado?

Secretaria: ¿Sí? ¿Qué se les ofrece, chicos? (Dejó el documento que estaba leyendo cuidadosamente a un lado).

Naruto: Venimos a ver al Hokage. Los guardias de la entrada nos pidieron que le entregáramos esto personalmente (Dijo, mostrando su ficha, al igual que Karin).

La secretaria tomó ambas copias y las revisó con atención. Reconoció enseguida la desordenada caligrafía de uno de esos "vagos" guardias de la entrada. Verificó los sellos de Konoha y pasó la mano por la tinta fresca. Todo parecía estar en orden, así que añadió un sello en la parte inferior de ambas hojas antes de devolvérselas a los jóvenes Uzumaki.

Secretaria: Todo está en orden, chicos. Déjenme verificar si el Hokage está disponible (Dijo, tocando un sello en su escritorio).

Pasaron apenas unos segundos antes de que el sello brillara con un tono verde, indicando que el Hokage podía recibir visitas.

Secretaria: Pueden pasar, jóvenes. Solo entreguen esas hojas a Hokage-sama. Es probable que les pida una explicación sobre por qué han decidido unirse a la aldea, así que no se sorprendan (Añadió mientras retomaba la lectura de su documento).

Karin: Muchas gracias, señorita (Respondió educadamente antes de caminar hacia la puerta de la oficina del Hokage, junto a Naruto).

Karin no pudo evitar notar lo tenso que estaba el castaño con cada segundo que pasaba. Sus hombros rígidos y su respiración contenida le dejaron claro que el chico no quería estar allí. Sin embargo, ya habían llegado tan lejos, así que decidió actuar.

Sin previo aviso, tomó la mano de Naruto, sorprendiéndolo.

Karin: Todo estará bien, ¿sí? Confía en mí (Le dijo con una cálida sonrisa).

Naruto la miró durante un momento, mientras un ligero rubor aparecía en sus mejillas. Luego, respiró profundamente, recuperando la compostura.

Con un suspiro, se acercó a la puerta y tocó con firmeza. Desde el otro lado se escuchó una voz clara y autoritaria:

Minato: ¡Pase!

Los dos adolescentes intercambiaron una breve mirada antes de empujar juntos la puerta, entrando a la oficina. Allí se encontraron con Minato Namikaze, Hokage de Konoha, concentrado mientras firmaba y revisaba algunos documentos sobre su escritorio.



<X>



Minato, como de costumbre, se encontraba sentado en su oficina revisando los interminables pilas de documentos en su escritorio. Al pasar de hoja, su vista se detuvo en un reporte reciente que le provocó una oleada de melancolía. Era la queja de un civil que exigía la remodelación de su tienda, argumentando que "esa explosión rosada de hace unos años" había dejado su estructura en un estado tan delicado que finalmente comenzaba a derrumbarse.

El Hokage suspiró, dejando que los recuerdos lo envolvieran. No hubo noticias. Ni una sola pista sobre el paradero de Naruto.

Aún recordaba su desesperación cuando le informaron que había sido imposible encontrarlo. Fue absurdo para el que no hubieran encontrado nada, pero al final comprendió la razón. Naruto había escapado dejando una conmoción detrás de el, y según los rastreadores, lo hizo a una velocidad sorprendente para un niño de su edad.

El olor y la presencia de su hijo se habían desvanecido rápidamente, por los animales que cruzaban por su rastro. Además de que cuando envió a Kakashi y Jiraiya, ya era demasiado tarde. Ningún rastro, por mas distintivo que fuera, no podía durar más de dos días, a no ser que tuvieran algo de la persona, que no era el caso.

Incluso Jiraiya, con todo su ingenio, admitió finalmente que encontrar al chico estaba fuera de su alcance. Naruto podía estar en cualquier rincón del País del Fuego... o incluso más allá, en otro país. La idea de cruzar fronteras era impensable sin una razón completamente válida, y Minato sabía que buscar a su hijo no sería suficiente para evitar el rechazo de las demás aldeas. Peor aún, podían verlo como una oportunidad para reclutarlo... o matarlo.

Minato dejó caer la cabeza sobre su mano, fingiendo leer el documento frente a él. La situación con su familia tampoco había mejorado mucho desde entonces.

Kushina seguía profundamente herida por la pérdida de Naruto. Aunque su actitud y temperamento habían vuelto con el tiempo, bastaba mencionar el nombre de su hijo para que se sumiera en una tristeza que la dejaba decaída durante todo el día.

Hitomi, su hija, no les había expresado abiertamente sus sentimientos, pero estaba seguro que la niña no los había perdonado por el trato que tuvieron hacia su hermano y estaba seguro que nunca lo haría. Mínimo estaba agradecido que no se los había dicho directamente, el impacto que hubiese tenido sobre Kushina y si mismo seria devastador.

Menma... él era un caso aparte. Minato había sido demasiado indulgente con su hijo menor, inflando demasiado su ego sin darse cuenta hasta convertirlo en una de las personas más arrogantes y narcisistas de Konoha. Aunque le dolía admitirlo, Menma parecía poner su propia seguridad y satisfacción por encima de cualquier otra cosa, incluso de su familia. No había mucho que pudiera hacer ahora, salvo esperar que las misiones y su sensei jonin corrigieran ese error de su parte.

Un destello en el sello de su escritorio lo sacó de sus pensamientos. Era la señal de su secretaria, indicando que alguien deseaba verlo. Minato presionó ligeramente el sello dos veces, indicando que no estaba ocupado, y pronto escuchó un golpe en la puerta.

Minato: ¡Pase! (Ordenó con autoridad).

Dejó el documento a un lado y enderezó la espalda, listo para dejar sus problemas personales fuera de su mente por un momento.

Naruto y Karin, al entrar, inspeccionaron discretamente la oficina. Naruto intentaba aparentar calma, pero se notaba por su postura rígida que le disgustaba estar ahí. Karin, por su parte, percibió la presencia de otras cuatro personas escondidas en las esquinas superiores de la sala: los Anbu, observándolos atentamente. Decidió ignorarlos por el momento y tomar la iniciativa al notar que Naruto luchaba por mantener la calma.

Karin: B-buenos días, Hokage-sama. Es un placer conocerlo (Dijo con una ligera reverencia, Naruto la imito, aunque la suya fue claramente más forzada).

Minato: El placer es mío. ¿Cuál es el motivo de su visita? (Preguntó automáticamente mientras terminaba de leer el documento).

Karin: Hemos venido a unirnos a su aldea, señor... s-si no es mucha molestia (Respondió nerviosa, añadiendo lo último casi en un susurro).

Minato alzó la mirada y observó por primera vez a los dos adolescentes frente a él. Primero fijó su atención en la pelirroja de lentes. Su cabello y ojos lo sorprendieron, eran tan parecidos a los de Kushina que no pudo evitar pensar: "¿Es posible que también sea una Uzumaki?"

Sin embargo, cuando su vista se posó en el chico a su lado, su cuerpo entero se tensó. Sus ojos se abrieron como platos, y el papel en sus manos crujió cuando lo apretó con fuerza.

Ese cabello. Ese rostro. Esas marcas en las mejillas ¿Esos... ojos rosados? Okay, eso no estaba antes, pero no había duda. Ese era Naruto, su hijo. Minato no lo había notado por la emoción que recorría su ser, pero el castaño le estaba dando una mirada muy fría.

Minato: ¿N-Naruto...? Hijo, yo... (Intentó hablar, pero no encontraba las palabras).

El castaño frunció aún más el ceño al escuchar cómo el rubio lo llamaba.

Naruto: Hokage-sama, por favor, le pido que continuemos con el tema de nuestra petición... (Interrumpió en un tono educado, aunque su ceño seguía marcado).

Minato quedó estático. La forma en que su hijo le hablaba lo descolocó por completo. Como shinobi entrenado, pudo captar fácilmente el esfuerzo que hacía Naruto para no gritarle en la cara.

Las ganas de abrazarlo y disculparse por todo eran inmensas, pero lamentablemente seguía siendo el Hokage y no podía dar esa imagen frente a sus Anbu... o al menos, eso se decía internamente.

Minato: *Suspiro* Discúlpenme. ¿Entonces dicen que quieren unirse a la aldea, cierto? (Preguntó mientras miraba a ambos Uzumaki, quienes asintieron).

Karin: Así es, Hokage-sama. Ambos estuvimos en un viaje de entrenamiento por seis años, y terminamos hace unos días. Por eso vinimos a unirnos a las filas de Konoha (Respondió diciendo solo lo necesario).

Minato: Entiendo. ¿Se puede saber qué nivel de habilidad consideran que poseen? (Preguntó, prestando especial atención a Naruto).

Los chicos se miraron un momento antes de asentir.

Karin: Bueno, yo me consideraría una genin alta, quizás chunin baja. No tengo mucha experiencia en combate real más allá de los entrenamientos con Naruto (Explicó con sinceridad, sin entrar en detalles).

Minato anotó la información en una ficha de inscripción ninja y luego se giró hacia Naruto, tomando otra ficha en blanco.

Naruto: Yo también me consideraría un genin alto, posiblemente chunin bajo. Tengo buen control de mi kekkei genkai, pero aún necesito mejorar mucho en otras áreas (Dijo con calma, aunque eso hizo que los ojos de Minato se abrieran por la sorpresa al recordarlo).

Minato: ¿Y cuál es ese kekkei genkai? (Preguntó, entrecerrando los ojos).

El castaño soltó un pequeño suspiro. Sabía que esa pregunta llegaría tarde o temprano.

Naruto: Mi kekkei genkai no tiene nombre, pero puedo manipular mi chakra y moldearlo para crear armas, escudos, ataques e incluso potenciar mi cuerpo como si se tratara de otra energía (Explicó a medias, mientras materializaba su guadaña).

Minato observó con asombro la guadaña rosada en la mano de su hijo. Si lo que decía era cierto, entonces Naruto tenía el potencial de volverse muy fuerte. Una punzada de dolor atravesó su pecho mientras anotaba la información en la ficha.

El rubio les hizo después algunas preguntas simples como edad, nombre completo, lugar de nacimiento, etc. No cabe aclarar que le dolió internamente que naruto se haya quitado el apellido namikaze por uno que jamás había escuchado "Noire".

Cuando terminó de llenar completamente las fichas, guardó las copias que habían preparado Izumo y Kotetsu. Luego, le entregó a Naruto y Karin sus fichas de inscripción.

Minato: Muy bien, chicos. Estas son sus fichas de inscripción para la academia. Estarán en el último año de clases, aula 405 y comenzarán mañana. Tendrán una semana para prepararse para la prueba de graduación. Entréguenle estas hojas a su profesor, Iruka Umino, para que los deje unirse a su clase. ¿Entendido? (Recibió asentimientos en respuesta).

Karin: Muchas gracias, Hokage-sama. Nos retiramo— (Interrumpida de pronto).

Minato: Un momento, jóvenes. No tienen ningún hogar en la aldea ni dinero con qué pagar uno, ¿verdad? (Dijo con la voz algo dolida).

Naruto: Así es (Respondió fríamente antes de que Karin pudiera hacerlo).

Minato: *Suspiro* Ya veo... De ser así, entonces tomen (Sacó de un cajón unas llaves y algo de dinero, que entregó a Karin).

Karin: ¿Y esto? (Preguntó sorprendida).

Minato: Son las llaves de un departamento en el distrito ninja. Dirección xxxxxxx, calle xxxxxx. Es un edificio recientemente construido, no tendrán problemas para encontrarlo. El dinero es un pequeño regalo de mi parte. Con eso podrán vivir tranquilamente hasta que consigan su propio ingreso como ninjas de Konoha (Explicó con un tono algo triste).

La tristeza del Yondaime era evidente. Karin, al ser una ninja sensorial, pudo percibir que el arrepentimiento de Minato era genuino. Aun así, lo dejó pasar de momento por lo que sabía que le había hecho a Naruto.

Karin: Es muy amable de su parte. Muchas gracias (Hizo nuevamente una reverencia, imitada por Naruto).

Minato: No es nada... Pueden irse, si es todo lo que necesitan (Murmuró, rezando internamente por más tiempo para hablar con su hijo).

Naruto se enderezó.

Naruto: Gracias. Nos vemos.

El castaño no tardó en darse la vuelta y salir de la oficina. Karin, por su parte, suspiró y miró al rubio mayor.

Karin: Perdónelo. Aún guarda mucho rencor por... "su situación" (Dijo antes de retirarse).

Minato dejó caer su cabeza sobre el escritorio. Había esperado algo así, pero no pensó que le dolería tanto cada mirada y palabra que su hijo le dirigió. Sin embargo, eso no era lo que mas le preocupaba.

Minato: ¿Cómo le voy a decir esto a Kushina...? (Murmuró para sí mismo).



<X>



Karin salió de la torre y encontró a Naruto apoyado contra una de las paredes. La expresión del castaño seguía torcida en una mueca de molestia.

Karin: Naruto, tienes que calmarte. Estar así no nos ayudará en nada. (Su tono era cauteloso, intentando no empeorar el humor de su amigo).

Naruto: Lo intento, pero... ¿Qué me hable de esa forma después de todo lo que pasó? ¡Joder! (Gruñó, aunque parecía más hablar consigo mismo).

Karin: ¡Lenguaje! (Le dio un golpe en la cabeza). Pero supongo que tienes razón... Vamos a nuestro nuevo departamento, ¿sí? Quizá eso te anime un poco. (Le dedicó una sonrisa, intentando animarlo).

Naruto la observó por un momento antes de devolverle una pequeña sonrisa.

Naruto: Bien... Vamos. (Comenzó a seguirla mientras Karin pedía indicaciones a los aldeanos para encontrar la dirección del departamento).

No tardaron más de media hora en encontrarlo. Una vez dentro, exploraron el lugar, notando que era bastante decente.

Dos habitaciones, un baño, cocina y comedor, todo amueblado. Además, como era un edificio recién construido, el diseño moderno y limpio les impresionó.

Karin: ¡Mira esto! ¡Es hermoso! (Revoloteaba emocionada de un lado a otro mientras Naruto la observaba con una leve sonrisa).

Naruto: Tranquilízate, Karin. Todavía nos falta comprar comida y todo lo necesario... además quizá algo de ropa. (Comentó mirando las prendas desgastadas que ambos llevaban).

Ambos llevaban la ropa que habían traído de Uzushiogakure. Y aunque era funcional, estaba vieja y desgastada. Lo mejor sería comprar algo nuevo, con la excepción de la sudadera que Naruto llevaba.

Karin: ¡Tienes razón! ¡Vamos, vamos! (Exclamó, tirando de Naruto fuera del departamento).

Naruto: ¡Está bien! ¡Pero no me jales! (Se quejó mientras era arrastrado sin piedad).

La pelirroja condujo a Naruto por todo el mercado de Konoha, comprando ropa, comida y artículos de higiene personal, además de suministros para el hogar.

¿Cómo transportaron todo?, sellos de almacenamiento, además aprovecharon que Minato, quizás sin querer, había sido demasiado generoso con el dinero que les dio. Ya que incluso después de todas las compras, aún les sobraba más de la mitad, la cual decidieron guardar... al menos hasta que Naruto recordó algo.

Naruto: ¡El puesto de ramen Ichiraku! (Dijo emocionado mientras cambiaba de dirección hacia allí).

Karin: ¿Estás seguro de que este "ramen" es tan bueno como me habías dicho? (Preguntó, escéptica).

Naruto: Te lo juro, el ramen de Ichiraku es increíble. (Respondió con orgullo).

Los Uzumakis caminaban por las calles de Konoha con ropa nueva. Karin llevaba una camisa azul marino bajo una chaqueta morada, shorts y medias negras, además de unas botas negras. Naruto, por su parte, llevaba su sudadera de Betty, pantalones ninja negros y botas marrones.

Sin embargo, ambos iban tan inmersos en su conversación que no notaron a dos personas frente a ellos y terminaron chocando, haciendo que los cuatro cayeran al suelo.

???: ¡Ouch! ¿Qué demonios? ¡Fíjense por dónde caminan! (Dijo la joven, levantándose con ayuda de la otra persona).

Naruto: Lo sentimos, estábamos algo distraídos... (Respondió mientras se levantaba, pero se detuvo al reconocerlos).

Habían chocado con dos adolescentes de su edad: un chico y una chica. El joven tenía cabello negro con una forma peculiar, ojos oscuros y llevaba un conjunto ninja azul con sandalias blancas. La chica, por su parte, tenía cabello rojo, ojos violetas y marcas en las mejillas que se asemejaban a bigotes. Vestía una camisa blanca bajo una chaqueta negra, shorts naranjas y vendas en las piernas, complementados con sandalias ninja negras.

Naruto no tardó en reconocerlos, eran Sasuke Uchiha e Hitomi Uzumaki Namikaze, su mejor amigo y su hermana menor.

Los dos también lo reconocieron. Hitomi se llevó las manos a la boca, dejando escapar un grito ahogado mientras las lágrimas comenzaban a correr por sus mejillas. Sasuke, por su parte, se quedó inmóvil, con los ojos abiertos como platos y un nudo en la garganta.

Karin observaba las reacciones de los tres en silencio, sin comprender del todo lo que estaba ocurriendo.

El silencio reinó por unos instantes hasta que Naruto decidió actuar. Concentró magia en sus piernas, tensando su postura, y antes de que Sasuke y Hitomi pudieran reaccionar, desapareció en un destello de velocidad y reapareció detrás de ellos.

Naruto: Hitomi, Culo de Pato... Hace mucho que no los veía. ¿Cómo han estado? (Comentó con una sonrisa mientras colocaba sus manos sobre los hombros de ambos).

Ambos salieron de su sorpresa al escucharlo. Hitomi se lanzó hacia Naruto, abrazándolo con fuerza mientras lloraba. El castaño le acarició el cabello en un gesto reconfortante.

Sasuke, al escuchar cómo lo había llamado, solo frunció el ceño, y una vena de irritación se marco en su frente.

Sasuke: Hemos estado bien, Naruto. Veo que tú solo te has hecho más afeminado con el tiempo. Cambiar tus ojos de azul a rosa ya es demasiado, ¿no crees? (Respondió con una sonrisa burlona y un tic en el ojo).

Naruto soltó una leve risa mientras seguía consolando a Hitomi.

Naruto: ¿Qué puedo decir? Me gusta el color, y fue un efecto secundario de... cierta escena que hice hace unos años. (Sonrió nostálgico).

Sasuke también sonrió, y ambos chocaron los puños. Por un instante, los collares que llevaban, regalos de cumpleaños de Sasuke para Naruto, brillaron bajo la luz.

Naruto estaba a punto de hablar nuevamente hasta que Hitomi, quien había logrado calmarse lo suficiente para expresarse, lo interrumpió. Lágrimas seguían rodando por sus mejillas y su voz era temblorosa.

Hitomi: Eres un idiota... Dijiste que siempre estaríamos juntos, y al final me dejaste sola. (Golpeó ligeramente el pecho de Naruto, sin fuerza).

Ante sus palabras, Naruto la abrazo con más fuerza.

Naruto: Lo sé, y lo siento mucho. Todo pasó tan rápido que ni siquiera pude despedirme. Pero te prometo que nunca volveré a irme de esa manera. Como tu hermano mayor, es mi deber cuidar de ti, ¿no? (Dijo mientras acariciaba con ternura el cabello de su hermana).

Hitomi dejó escapar una risa suave y entrecortada, mientras se limpiaba las lágrimas con las manos. Con algo de esfuerzo, se separó del abrazo.

Hitomi: E-eso espero, tonto... Pero esta vez más te vale cumplir tu promesa. (Le dedicó una sonrisa tímida, frágil, pero sincera).

Naruto asintió con una sonrisa y luego giró hacia los demás, buscando cambiar el ambiente.

Naruto: ¿Qué les parece si vamos a Ichiraku? Podemos ponernos al día y hablar de todo lo que ha pasado estos años. (Su sonrisa se ensanchó aun mas).

Ante su propuesta, las reacciones fueron variadas. Karin negó con la cabeza mientras sonreía. Sasuke suspiró, pero sus labios se curvaron ligeramente en una sonrisa, y los ojos de Hitomi se iluminaron con entusiasmo.

Hitomi: ¡Sí! ¡Sí! ¡Vamos! Tienes que contarnos todo lo que has hecho. (Exclamó mientras comenzaba a caminar con un paso apresurado, marcando el rumbo, seguida de los otros tres.)

El grupo no tardó en llegar a Ichiraku y, al entrar, fueron recibidos por el dueño del lugar, quien enseguida reconoció a dos de sus clientes más habituales.

Teuchi: Sasuke, Hitomi, qué gusto verlos de nuevo. Hace tiempo que no venían. (Sonrió a los mencionados).

Hitomi: No te hagas, Teuchi, vinimos hace unos días. (Dijo mientras se sentaba junto al resto).

Teuchi: Bueno, si se trata de ustedes, que no vengan al menos una vez al día es extraño, ¡ja, ja! (Respondió provocando risas entre el grupo).

La pelirroja hizo un puchero al tiempo que recostaba su cabeza sobre la barra.

Hitomi: No se burlen... no soy tan así... (Murmuró mirando hacia la pared).

Teuchi: Bueno, bueno, ¿por qué no me presentan a sus acompañantes? (Volteó hacia los Uzumaki).

Hitomi: ¡Cierto! Ellos son Naruto Uzumaki Namikaze y Karin Uzumaki. (Presentó a ambos).

Karin: Mucho gusto. (Sonrió al señor, quien le devolvió la sonrisa).

Naruto: También mucho gusto, Teuchi, aunque ya nos conocíamos. (Dijo mientras ponía sus manos detrás de la cabeza con una sonrisa).

El hombre se mostró confundido.

Teuchi: ¿Ah, sí? Discúlpame, joven, pero mi memoria ya no es la de antes. (Se rascó la cabeza).

Naruto: Sí, hace unos años venía a su puesto con Hitomi de vez en cuando. (Sus ojos brillaron ligeramente, sonando nostálgico).

Teuchi entrecerró los ojos, intentando recordar. De pronto, una imagen pasó por su mente: Hitomi acompañada de un niño castaño de ojos azules. Al recordarlo, chocó su puño contra la palma de su mano.

Teuchi: ¡Ohh! Eres ese niño castaño de ojos azules que acompañaba a Hitomi cuando eran niños, ¿verdad? ¡Cielos, chico, cómo has crecido! ¡Ni siquiera te reconocí! (Exclamó, un poco avergonzado).

Naruto: Así es, Teuchi. Soy el hermano de Hitomi, Naruto Uzumaki Noire. Es un placer. (Estrechó la mano del sorprendido hombre, quien devolvió el gesto).

Teuchi: Lo mismo digo, chico. Pero espera, ¿Noire? Que yo recuerde, ni el Yondaime ni su esposa tienen ese apellido. (Cuestionó, haciendo que Sasuke e Hitomi también voltearan confundidos).

Naruto: *Suspiro* Es una larga historia. Se las contaré, pero primero, ¿me podría servir un ramen de miso, por favor? (Pidió amablemente).

Teuchi: ¡Claro, muchacho! (Anotó la orden en una libreta.) ¿Y ustedes qué desean, chicos? (Preguntó a los demás.)

Sasuke: Yo, un ramen de tomate.

Hitomi: ¡Lo de siempre, viejo!

Karin: Yo también quiero un ramen de miso, por favor. (Dijo tímidamente).

Teuchi anotó los pedidos.

Teuchi: Entonces, serían tres órdenes de miso y una de tomate, ¿verdad? (Recibió asentimientos) ¡Muy bien! ¡Ayameee! ¡Tenemos una orden! (Gritó en dirección a la cocina).

El grupo observó cómo una joven de cabello castaño, vestida de cocinera, salía de la cocina mientras se secaba las manos con una toalla.

Ayame: ¿Por qué gritas, papá? Estamos a unos pasos de distancia. (Dijo algo irritada, para luego voltear hacia el grupo) ¡Oh! Perdón por no saludar. Soy Ayame Ichiraku, es un placer. (Sonrió a Naruto y Karin).

Naruto: Hola, igualmente. Soy Naruto y ella es Karin. Es un placer. (Asintió con la cabeza, al igual que Karin).

La chica sonrió y volteó hacia su padre.

Ayame: ¿Entonces? ¿Qué pasa? Estaba ocupada en la cocina. (Dejó la toalla a un lado).

Teuchi: Tenemos una orden, hija. Ayúdame a prepararla, ¿sí? Además, cuando terminemos, Naruto aquí presente nos contará una historia. (Señaló al castaño, quien se avergonzó por la atención).

Ayame se mostró algo confundida, pero asintió. Padre e hija comenzaron a preparar los pedidos. Una vez listos, entregaron la comida al grupo, quienes agradecieron y comenzaron a comer.

Mientras Hitomi y Sasuke comían con calma, ya acostumbrados, Naruto y Karin reaccionaron de manera distinta. Naruto sonreía nostálgico mientras devoraba el ramen, mientras Karin abrió los ojos como platos y empezó a comer más rápido.

Karin: ¡Wow! ¡Es delicioso! (Exclamó mientras seguía degustando la comida).

Naruto: ¿Ves? ¡Te dije que era bueno! (Respondió, con el dúo de padre e hija asintiendo orgullosos).

El grupo continuó charlando mientras comían. Teuchi y Ayame soltaron comentarios ocasionales, añadiendo calidez al ambiente. Al terminar, los cuatro adolescentes suspiraron satisfechos. Sin embargo, Sasuke miró a Naruto con seriedad.

Sasuke: Bueno, Naruto, creo que es hora de que nos cuentes qué pasó en estos años. (Llamó la atención de todos).

Naruto suspiró y se recostó en su silla.

Naruto: Lo sé, les debo explicaciones. A ver... ¿por dónde empiezo? (Dijo, pensativo).

Durante la próxima media hora, Naruto, con ayuda de Karin, explicó lo sucedido en los últimos seis años: su huida de Konoha, cómo conoció a Betty, su primer asesinato, su entrenamiento en Uzushiogakure y los eventos recientes antes de regresar a la aldea. Sin embargo, omitieron detalles sobre Kurama, la magia y el odio.

Los oyentes quedaron asombrados. Aunque dudaron cuando Naruto mencionó su kekkei genkai, fue suficiente que Kumu se presentara para disipar cualquier incredulidad.

Hitomi: Wow...

Sasuke: Es... difícil de creer, pero... (No sabía qué decir).

Naruto: Sí, yo tampoco lo creería a la primera. (Dijo con una ligera risa).

Ayame: Tengo una pregunta. (todos todos voltearon hacia ella) Si hicieron todo ese entrenamiento y estuvieron tanto tiempo con esa chica, Betty, ¿qué tan fuertes son? (Preguntó interesada).

Naruto: Pues... yo diría que ambos estamos al nivel chunin bajo. Claro, las habilidades que sabemos las usamos dominamos en su mayoría, pero seguimos siendo jóvenes y nunca hemos estado en una pelea real. (Explicó mirando hacia arriba).

Karin: Cierto. Nuestros cuerpos aún no han madurado ni tienen la fuerza de alguien mayor. Además, Betty nos dijo que seguíamos cometiendo errores en las prácticas que solo se resolverían en combate, ganando experiencia. (Añadió pensativa).

Hitomi: Awww... Suena como que la pasaron muy bien allá. Me habría gustado estar con ustedes. Aquí en la aldea no ha pasado nada interesante... (Dijo haciendo un puchero).

Sasuke: Nosotros tampoco nos hemos quedado atrás, Naruto. Te aseguro que puedo patearte el trasero cualquier día. (Dijo con una mirada desafiante).

Naruto se giró hacia Sasuke y le devolvió la mirada, sus ojos rosados brillando con desafío.

Naruto: Eso me gustaría verlo, Sasuke. Deberíamos entrenar después. Vamos a ver si puedes mantener tus palabras. (Entrecerró los ojos ligeramente).

El pelinegro sintió un escalofrío recorrer su espalda, pero al mismo tiempo no pudo evitar emocionarse. Había deseado volver a enfrentarse al castaño, como lo hacían en los viejos tiempos.

Mientras los chicos se miraban desafiantes, la ojivioleta solo suspiró, llevando una mano al rostro.

Hitomi: Ay... Ahí van de nuevo. (Negó con la cabeza, resignada).

Karin: ¿Eh? ¿A qué te refieres? (La miró confundida).

Hitomi: Este par han sido así desde siempre. Pelean y compiten por cualquier cosa. Digo, sé que son mejores amigos y todo eso, pero hay límites. (Miró a ambos con frustración).

Karin volteó hacia los chicos y observó cómo habían comenzado una de sus típicas discusiones. Naruto llamaba a Sasuke "culo de pato" o "emo", mientras que el pelinegro contraatacaba llamándolo "afeminado."

La ojiroja suspiró, aunque no pudo evitar sonreír. Sus ojos se enfocaron en el castaño.

Karin: *Es... tierno.* (Pensó ligeramente sonrojada, mientras veía a Naruto avergonzado, tratando de cubrirse las partes rosadas de su cabello, mientras Sasuke, Teuchi y Ayame reían).



<X>



El tiempo pasó, y la noche cayó sobre la aldea de Konoha. Minato se encontraba en la puerta de su hogar, temblando ligeramente por los nervios. Estaba asustado por la posible reacción de su esposa al enterarse de que su hijo había regresado, además de estar preocupado también por la reacción de su hija.

Dando un suspiro resignado, el rubio entró a la casa y se dirigió hacia el comedor. Allí vio a su esposa, quien estaba terminando de preparar la cena.

Cuando la pelirroja notó su presencia, le sonrió cálidamente.

Kushina: Hola, Mina-kun. ¿Te fue bien? (Dijo mientras se quitaba un delantal).

Minato: Hola, Kushi-chan. Sí, todo bien. ¿Dónde están Menma e Hitomi? (Miró a su alrededor, buscando a los chicos).

Kushina: Menma ha estado en su habitación desde la tarde, e Hitomi acaba de llegar hace unos minutos. Ahora que lo pienso, se veía muy alegre. (Respondió, pensativa).

Minato suspiró y desvió la mirada. No había marcha atrás.

Minato: Kushina, tengo que decirte algo importante. (La miró con seriedad).

Kushina: ¿Sí? ¿Pasa algo? (Ladeó la cabeza, confundida).

Minato: Es... sobre Naruto. (Observó con atención la reacción de la pelirroja).

Al escuchar ese nombre, Kushina se quedó rígida. Sus manos comenzaron a temblar ligeramente, y una chispa de esperanza brilló en sus ojos.

Kushina: ¿S-sobre Naru...? ¿Q-qué pasó? ¿Encontraron algo? (Preguntó con un hilo de esperanza en su voz).

Minato: Sí, Naruto volvió a la aldea hace unas horas. (Hizo una pausa antes de continuar). Tocaron a mi oficina y, cuando les di permiso de entrar, vi que Naruto había regresado. Además, venía acompañado... por una Uzumaki. (Explicó, desviando la mirada, temeroso de la reacción de su esposa).

Kushina se quedó estática al escuchar las palabras del rubio. Sus ojos se llenaron de lágrimas de felicidad, y sintió ganas de saltar y brincar de emoción... hasta que un pensamiento la golpeó.

Kushina: ¿Y... y dónde está? ¿Por qué no está contigo? (Miró detrás de su esposo, buscando a su hijo).

Minato tragó saliva con dificultad al escuchar la pregunta. Había llegado la parte que más temía.

Minato: B-bueno... cuando Naruto y su compañera se registraron para unirse a la aldea, les di un departamento propio y algo de dinero. E-en este momento deberían estar ahí... (Sintió un escalofrío recorrer su espalda).

El rostro de Kushina cambió en un instante. Al procesar que Minato había dejado que su hijo, quien había estado fuera de sus vidas por tanto tiempo, viviera solo y encima acompañado de una chica, en lugar de llevarlo a casa con su familia... la ira la invadió por completo.

Lentamente, su cabello comenzó a levantarse y dividirse en nueve colas, mientras su aura asesina se hacía evidente.

Kushina: ¡¡MINATO NAMIKAZE!! (Gritó furiosa mientras se acercaba al rubio, quien palideció de inmediato).

Durante un buen rato, lo único que se escuchó en la casa fueron los gritos de una mujer enojada, el sonido de objetos rompiéndose, y los desesperados alaridos del Hokage, que intentaba inútilmente huir de su furiosa esposa.

Los aldeanos y ninjas que pasaban cerca de la casa solo se alejaron con prisa, murmurando un pensamiento compartido: *Que Kami lo proteja.*


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No hay nada como una hora de pura lectura en un solo capítulo, ¿no es así? Espero que se vayan acostumbrando, porque seguramente se repetirá más de una vez. :3


⭐¡Les pido que dejen su estrellita para motivarme aun mas!⭐

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