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[9] El Vínculo

EL REY INSURGENTE

—¿Estás listo?

Kace pregunta y yo solo asiento.

—No voy a mentirte, será doloroso.— él admite y yo no digo nada y me enderezo en mi trono. Kace está frente a mi, él suspira, rodando las mangas de su uniforme negro hasta sus codos, líneas negras emergen desde las palmas de sus manos, suben por el interior de su brazo hasta perderse dentro de su uniforme, —restaurar un vínculo de por si ya es complicado, restaurarlo cuando era un Purasangre recreado es otro nivel de complicación.

—¿Puedes hacerlo o no?— le doy una mirada fría.

Él me da una sonrisa de boca cerrada.

—Claro que puedo.— suena ofendido, —solo quiero que sepas que el dolor que te causará no es algo que estaré haciendo a propósito, aunque me debes la golpiza que me diste cuando desperté.

—¿Preferirías que te hubiera dejado asesinar a tu hermana?

—Buen punto.— Kace se inclina sobre mi, y pone sus manos sobre mis muñecas contra el trono, —Tyrastha.— él murmura y ataduras de color verdoso escapan sus dedos y atan mis muñecas al trono. Kace se endereza, —usé energía de Los durmientes para esas ataduras, esperemos que puedan contenerte.

Chasqueo la lengua.

—Estás exagerando.

—No, el dolor y los recuerdos te pueden desestabilizar, y ambos sabemos que no hay nada mas destructivo que un Purificador inestable. Me agrada este lugar, acabo de llegar, no quiero verlo destruido.

—¿Es por eso que has enviado a todos lejos de aquí? ¿Crees que me perderé el control y destruiré todo esto?

—Precaución.

—Como quieras.

Kace levanta su mano, garras se extienden de sus dedos, brillando con poder. Y en un movimiento rápido, él clava su mano en mi pecho, sus garras rompen piel, músculos, costillas hasta que sus dedos envuelven mi corazón. Toso sangre y él comienza un cántico en voz baja, lo repite una y otra vez. Y el dolor se libera por todo mi pecho, han pasado siglos desde que sentí un dolor de esta magnitud.

En un segundo, parpadeo y ya no estoy en mi trono, todo es borroso y difícil de distinguir a mi alrededor. Y sé que he caído en los recuerdos de la vida del Purasangre.

Estoy en el suelo, de rodillas, sangre brota de heridas abiertas en mis brazos y piernas. Mi cuerpo lucha por sanar pero el proceso se ha ralentizado por la cantidad y la profundidad de mis cortadas.

—¡Levántate!— Baloch, mi hermano mayor me grita a unos paso de mí.

Con piernas temblorosas y la respiración pesada, hice un esfuerzo por levantarme pero fallé. Sangre goteaba de mi nariz, Baloch no se estaba controlando conmigo a pesar de que apenas tenía 8 años.

—Eres débil.— Escupió, despreció en su voz.

Me estremecí, poniéndome en pie. Un dolor horrible me atravesó, algunas de mis costillas y dedos estaban rotos.

—No soy débil.— dije con firmeza.

Dolor.

—Ahora, cumplan su deber, guardianes. El Purasangre y el vampiro convertido más antiguos en el mundo. Tienen sus órdenes y deben seguirlas. La desobediencia se pagará con la muerte.

Lealtad.

—¡Shadow!— una niña gritó, corriendo hacia mi. Ella abraza mis piernas ya que es demasiado pequeña. Me arrodillo para estar cara a cara. —Papá dice que no existes.— dice confundida.

—¿Qué dijimos sobre llorar?— pregunto en serio.

—Llorar es para los débiles y yo soy fuerte.— la niña replica con orgullo.

Apego.

Byron la ataco, Morgan indefensa en el suelo.

—Hermano ... ¿Ahora tu pasatiempo es seguirme?— preguntó Byron.

—Me han ordenado vigilar tus pasos.— contesté con frialdad.

—Vete de aquí, Byron.— le ordené bruscamente.

Sobreprotección.

—Tengo una proposición para ti.

—¿Qué?— ella me observó con cautela pero escuchó mi propuesta y la aceptó.

Interés.

—Me llamo Shadow.

—Shadow, ¿eh?

—Sí, no lo olvides de nuevo, Morgan.

Anhelo.

—Estoy orgullosa de haber sido humana.— Morgan levantó la barbilla con seguridad, —Prefiero eso en lugar de nacer con un corazón cruel como los Purasangres.

Orgullo.

—¿Qué estás haciendo?— Morgan pregunta, temblando.

—Tengo que lamer la herida.

Deseo.

—Shadow.

—¿Sí?

—¿Qué soy yo para ti?— me pregunta directamente, —¿Una carga? ¿Sólo una orden a seguir?

—Solo estoy haciendo lo que me ordenaron hacer.

Mentiras.

—Odio los cobardes.— me mira directamente a los ojos, —Odio a las personas que no pueden admitir lo que realmente sienten.

—¿Y yo soy un cobarde?

—Sí, sigues diciendo que solo soy una carga para ti, pero sé que no lo soy. Soy más que eso.

Admiración.

La oscuridad me envuelve por un segundo y luego lo siento. La siento a ella pegada a mi, sus labios se mueven con desesperación contra los míos, cada nervio en mi cuerpo está electrificado, vulnerado por las sensaciones que ella causa. Nuestros labios luchan por dominio mientras ella chupa los pequeños cortes en mis labios que ya están sanando y me causa otros con sus colmillos.

Nuestras lenguas se mezclan de manera seductora y apasionada. Yo sostengo su cara con ambas manos y la estrello contra la pared rocosa antes de acariciar su brazo y luego apretar su cintura y continuar descendiendo hasta sus muslos.

El recuerdo se desvanece pero mi pecho sube y baja afectado por lo que acabo de vivir a través de los recuerdos del Purasangre. La restauración continua y sigo cayendo en recuerdo tras recuerdo.

—Eres tan patético, Shadow.— suspiro, —Tenías que desear lo que no puedes tener.— digo en el aire mientras desaparezco en la oscuridad.

Control.

—Shadow.— me dice con una ligera sonrisa, y se detiene a frente a mí.

—Calum.

—¿Shadow?— la voz de Calum me recuerda de su presencia, él me esta observando divertido, —Nunca he visto ese brillo en tus ojos,— él sonríe, —puedes sentir después de todo.

Amistad.

Me inclino sobre Morgan, y presiono mis labios contra su frente.

—Descansa,— susurro, —Estás a salvo.— Cuando me separo, mi rostro queda a solo centímetros del suyo, puede ver con detalle cada parte de su cara, en especial, lo lleno que son sus labios. Mi nariz roza la suya y puedo oler los rastros de mi sangre en sus labios, —Yo también te quiero.

Amor.

Morgan corre hacia mi y envuelve sus brazos alrededor de mi cintura, abrazándome. Solo me dejo abrazar por unos segundos antes de enterrar mi cara en su cuello. Vengo de asesinar a mi propio hermano.

—Tenía que hacerlo.— murmuro, y la tristeza clara en mi voz.

—Lo se.

—Tenía que hacerlo.

—Lo se, Shadow.

Sacrificio.

—Soy una bestia, Morgan. No quiero perder el control contigo, nunca me lo perdonaré si te hago daño.

—No lo harás.— me besa con suavidad y yo gruño en sus labios.

—Si te muerdo, se creará un vínculo entre nosotros y no puedo obligarte a tener un vínculo con alguien que tendrás que matar.

—Shadow....

Frustración.

—¿Es por Rea?

Morgan me mira, la rabia clara en sus ojos cuando menciono ese nombre.

—Por tu reacción, si lo es.

—No se de que hablas.

—Solo me alimento de ella, nada más.

—Claro.

—Tu también has tenido una variedad de alimentadores en toda tu existencia y yo no me he quejado, ni los he asesinado, créeme que soñaba con romper sus pequeños frágiles cuellos.

Celos.

Su piel desnuda roza la mía, entre besos y caricias desesperadas, ella se entrega a mi completamente, su cuerpo, su alma, todo es mío.

—Te quiero.— susurro en su oído antes de reclamarla como mía. Mis colmillos ansiosos rompen la piel de su cuello. El vinculo entre nosotros comienza a formarse lentamente, electrificando cada parte de ambos.

Mia, suyo.

Vínculo.

'Ten cuidado con Aidan, si vuelve a morderte o a intentar besarte, lo destrozaré, parte por parte y no pienses por un segundo que no lo haré. Has visto dentro de mi mente antes, sabes de lo que soy capaz.'

Posesión.

La Purificación ha llegado. Las lágrimas sangrientas de Morgan se mezclan con nuestro beso y yo la beso con intensidad y sostengo su cara con ambas manos, al separarme, descanso mi frente sobre la suya. Mis ojos buscan los suyos.

—Necesito que entiendas que estoy bien con esto.

—No.— murmura, mi corazón arde y quema.

—Merezco mi destino, Morgan. No te sientas culpable, por favor.

—No, no puedo hacer esto, no quiero...

—Mírame, prométeme que seguirás adelante después de que me haya ido.

Un sollozo deja sus labios.

—Shadow.

—Por favor, prométeme que saldrás adelante por mí.

—Yo...— su voz se quiebra, —No puedo hacer eso.

—Morgan, por favor.

—Lo prometo.

—Te amo.— susurro contra sus labios.

Despedida.

Cada recuerdo arde, se impregna en mi pecho, me abruma sentir todo eso cuando he sido incapaz de sentir por tantos siglos. Cuando terminan y abro mis ojos, gruño con tanta fuerza que las paredes a mi alrededor se estremecen. Kace ya ha sacado su mano de mi pecho y está a una distancia prudente de mi. Lucho contra las ataduras de mis muñecas, el dolor palpitante del vinculo se extiende desde mi pecho hasta mis extremidades.

Te quiero, Shadow.

La sonrisa de Morgan, el brillo que incendiaba sus ojos cuando me miraba, su determinación, sus labios, su cuerpo, todo de ella. El Shadow Purasangre se había enamorado profundamente de ella, a un nivel que jamás pensé una criatura fuera capaz de hacerlo. La intensidad de sus emociones me deja sin aliento y vuelvo a gruñir, apretando mis puños.

Puedo sentir la marca tribal que se forma en la parte de atrás de mi cuello, el vínculo se está restaurando, solo tengo que aguantar un poco más.

Shadow...

Su voz me atormenta, y sacudo mi cabeza en agonía. Es como si mi pecho estuviera quemándose, como si el vínculo extendiera sus millones de agujas para clavarlas en mi corazón a la vez. Toso sangre, el dolor se vuelve insoportable. Logro liberar una de mis muñecas y en el momento en el que levanto mi mano, un bloque de tierra se abre paso en el piso a unos metros de mi, destruyendo uno de los pilares.

—¡Shadow!— Kace me grita en alerta.

Una pequeña niña sonriente de cabello negro y ojos jade aparece en mi mente.

—¿Cómo te llamas?

—Shadow.

—Hola, Shadow, soy Morgan.

—¡Shadow! ¡No te dejes llevar por el dolor!

Nunca he sentido un dolor tan absoluto, tan asfixiante.

Una ola de poder abandona mi cuerpo, enviando a Kace por los aires hasta que aterriza inclinado sobre el piso.

—¡Shadow!— aunque lo escucho, no sé que quiere, yo solo quiero acabar con este dolor, —¡Si no puedes controlar el dolor, ve a ella! ¡Eso lo calmará!

Ella...

Solo pienso en ella y me proyecto en su dirección, aparezco en medio del desierto, la luna ilumina las dunas de arenas y aunque no estoy realmente ahí, está proyección me permite estar en un lugar sin ser visto. El dolor sigue cortándome el aire hasta que mis ojos caen sobre ella.

Morgan.

Ella viene cabalgando un lobo blanco que reconozco de los recuerdos del Shadow Purasangre. Su cabello negro vuela con el aire, sus ojos brillan con diversión, una sonrisa adorna sus labios. El dolor se extingue y la restauración del vínculo comienza su fase final, solo puedo observar como ella arruga sus cejas y agarra su pecho.

El lobo parece presentirlo también porque desacelera su paso, y ella se baja de el, quejándose de que algo está mal. Ella cae de rodillas sosteniendo su pecho a unos cuantos pasos frente a mi pero no puede verme.

Ella grita, el vínculo apretando su pecho y conozco la sensación. Me arrodillo frente a ella y estiro mi mano hacia su rostro, pero antes de llegar a tocarla, me detengo. Sus ojos jade encuentran los míos y aunque sé que no puede verme, es una mirada tan directa que bajo mi mano.

Levanto la mirada y veo los alrededores. Reconozco el lugar, después de obtener su ubicación, me desvanezco y vuelvo a mi trono.

Mis hombros aún suben y bajan con mi acelerada respiración. Kace me observa con cautela. Bloqueo de inmediato todos los inútiles sentimientos del Purasangre y solo mantengo el vínculo ligeramente conectado con ella para mi uso propio.

—¿Y bien?

Una sonrisa victoriosa se forma en mis labios.

—Ha funcionado, sé exactamente donde está Morgan Von Buzten.


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Nota de la autora: No puedo mentir y decir que no me dio nostalgia y cosita escribir este capítulo, todos esos recuerdos, es como si la herida del amor entre Morgan y el Shadow Purasangre se abriera de nuevo. Ellos tuvieron un amor tan profundo, tan intenso y que no pudieron disfrutar por mucho tiempo antes de que todo se fuera a la mierda, ¿Ustedes sufrieron conmigo? #SeMeQuiso

Ahora Shadow sabe donde está Morgan, ¿qué creen que pasará, Almas perdidas

Se les quiso igual a todos/as.

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