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[8] La Reunión

MORGAN

Volver a la realidad es doloroso.

Tan pronto las paredes del lugar del recuerdo se desvanecen y mi cuerpo vuelve a ese desierto arenoso, puedo sentir la agonía que oprime mi pecho y revuelve mi estómago. La intensidad de mis sentimientos por Shadow solo hace que el dolor de esta traición sea intolerable, algo dentro de mi se ha roto, no solo mi corazón, si no también mi esperanza y la parte de mi que creyó en el amor cuando siempre he sabido que es algo poco común para las criaturas de la noche.

Pero yo creí.

Me enamoré.

Me entregué.

Y fui traicionada.

Suena como un final digno para una criatura como yo.

Agradezco que el lazo entre Shadow y yo esté roto porque de otra forma, este dolor se podría multiplicar y extender de una manera que no podría manejar. Una cosa era ser traicionada estando enamorada, otra muy diferente era serlo cuando nos unía un lazo, sería devastador.

—¿Morgan?— Lyla me observa con preocupación y siento lo húmedas que están mis mejillas, he estado llorando sin darme cuenta, el carmesí manchando mi rostro.

—Estoy bien.— le digo sin intentar limpiar mis mejillas con mis manos porque solo empeoraría el desastre, regando sangre por todo mi rostro, necesito lavarme.

Lyla tuerce sus labios con tristeza antes de acercarse y envolverme en un abrazo.

—No sé que has recordado pero lo siento.— su abrazo me da esa tranquilidad y paz que Lyla siempre emana, me pregunto si será parte de sus habilidades como sanadora el calmar a los demás, —debió ser doloroso.

No tienes ni idea.

Al separarnos, Lyla me da una sonrisa de calma.

—Ningún dolor es eterno, Morgan.

Necesito cambiar el tema, pensar en otra cosa que no sea ese Purificador que ahora dice llamarse Rey insurgente.

—¿Dónde está Milosh?

—Aún no ha vuelto,— Lyla arruga sus cejas, —ahora que lo pienso, ha pasado un buen rato desde que se fue.

—¿Dijo a dónde iba?

—Creo que iba a alimentarse.

Suspiro.

—Creo que se ha metido en problemas.

— ¿Cómo lo sabes?

—Es Milosh, meterse en problemas es lo que hace.

Lyla sonríe al seguirme, rastreo la presencia de Milosh a unos cuantos kilómetros de donde estamos y eso me hace confirmar que algo no está bien, Milosh no se alejaría tanto, además, su presencia es débil, si se hubiera alimentado estaría en todo su potencial lo que quiere decir que no ha hecho lo que se fue a hacer probablemente porque algo o alguien se lo impidió.

—Algo está mal.— me detengo.

—¿Qué pasa?— Lyla para a mi lado.

—Milosh no está solo.

—¿Cómo...? Yo ni siquiera puedo sentir su presencia, ¿qué tan lejos están? ¿Cómo puedes— ella se detiene, recordando lo que soy, —claro.

—Tenemos que apurarnos.— la tomo de la mano y la jalo para que corra conmigo, llevando el paso de la increíble velocidad en la que puedo correr. Mis ropas se pegan a mi cuerpo como una segunda piel con la fuerza del viento al movernos rápidamente, Lyla se tropieza varias veces pero mantiene mi ritmo.

No nos toma mucho tiempo llegar a Milosh. Lyla me detiene detrás de unas colinas rocosas, la luz de una fogata ilumina el lugar que se esconde al otro lado. Yo doy un paso para salir de la colina y Lyla bloquea mi camino.

—Ey, espera, no sabemos quienes o que son.

—Tienen a mi hermano.

—Pero— la ignoro y salgo de las sombras.

—¡Finalmente!— Milosh exclama aliviado, está atado al lado de una roca, una herida en su pecho sanando lentamente. Aprieto mis puños a mis costados al verlo así, el fuego de la fogata frente a mi flamea más alto, el viento se altera, levantando hojas y arena por igual, —No, no, Morgan, espera.

Una convertida morena aparece a un lado, sus ojos se agrandan al verme.

—¡Intrusa!— ella grita por ayuda y yo ladeo mi cabeza.

—¿Tú le hiciste eso a mi hermano?— puedo oler su esencia sobre él, ella fue la que le hirió.

—¡Morgan!— la voz de Milosh suena lejos para mi, todo lo que mis ojos pueden ver es esta criatura irrespetuosa e inferior que ha herido a mi hermano. La rabia ha nublado mi mente, y por primera vez desde supe la verdad, puedo sentir mi naturaleza como Purificadora, mi grandeza. Es como si la Purificación me hubiese despejado de todo rastro de empatía con las especies inferiores.

La morena retrocede y yo levanto mi mano, un ola de fuego emerge de la fogata y golpea su rostro, quemándola al instante. Ella chilla pero se mantiene de pie, sus ojos llenos de desafío, tiene agallas.

—¡Lyla, désatame! ¡Rápido!— escucho a Milosh hablar pero lo ignoro, —¡Lyla!

La convertida corre hacia mí con toda intención de atacarme y yo sonrío. Ella levanta su mano para golpearme y yo la miro a los ojos, paralizandola, ella se congela en el aire sin poder respirar.

Puedes quebrar sus huesos, solo piénsalo y estará hecho, uno a uno.

Y lo hago, quiebro una costilla tras otra, ignorando los gritos de dolor de la convertida. Su agonía no me hace sentir nada.

No puedo sentir nada.

La voz de Shadow me desestabiliza y me hace liberar a la convertida que cae al suelo, gimiendo en dolor. Me agarro la cabeza, confundida, ¿qué ha sido eso? Esta vez una voz femenina cruza mi mente.

No hay remordimiento, solo vacío.

¿Qué es esto? No son voces que me hablan, es como si fueran recuerdos o palabras de alguien más, no solo de Shadow si no de otros más, muchos más, ¿quienes? Mi cabeza palpita y duele, algo caliente se extiende por mi pecho, quema y arde así que grito, el viento a mi alrededor completamente fuera de control.

—Morgan.— no reconozco la voz detrás de mi llamando mi nombre, —Morgan, cierra los ojos, tienes que calmarte.

Puedo sentir una mano acercándose a mí desde atrás y una ola de poder abandona mi cuerpo apartando a quien quiera que sea. Algo está mal, necesito recuperar el control, necesito calmarme, mi inestabilidad se incrementa cuando recuerdo a la persona que solía calmarme: Shadow.

Su voz solía calmarme con tanta facilidad, me sentí tan segura en sus brazos pero fue mentira, todo fue mentira. Los elementos a mi alrededor se alteran con mi animo, ya ha comenzado a llover, rayos aterrizando en las colinas. La tierra tiembla ligeramente, una grieta se abre en ella, extendiéndose frente a mi. Mis emociones son un desastre, paso de no sentir nada a sentir todo de un golpe y ambas sensaciones me desequilibran porque ninguna es constante.

—¡Morgan!— voces llaman mi nombre pero no puedo recordar quienes son.

Shadow era el único que podía detenerme, ¿qué voy a hacer ahora? Él ya no está, él era el único... hasta que...

Mis ojos se encuentran con un par de ojos grises en la distancia. Su cabello blanco y mojado por la lluvia se pega a su rostro, él solo está en shorts, descalzo, su torso definido al descubierto. Él camina hacia mí sin ningún rastro de miedo, la confianza clara en la pose rígida de sus hombros porque él ya ha hecho esto antes.

Calum.

Shadow era el único que podía calmarme hasta que Calum comenzó a entrenarme y accidentalmente me hizo perder el control un par de veces así que aprendió a controlarme y el hecho de que yo lo reconozca de inmediato en medio de este caos quiere decir que mis poderes también lo reconocen.

Calum se detiene frente a mi, esa energía de armonía que emerge de él afectando mi descontrol al instante. Él extiende sus manos y toma mi rostro entre ellas, una sonrisa iluminando su expresión.

—Morgan.— mi nombre deja sus labios en un susurro suave y tranquilizador.

Gotas de lluvia ruedan por su rostro perfecto. Sus pulgares acarician mis mejillas con gentileza. Puedo sentir la energía escapando de sus dedos y colándose en mi piel, calmándome. Él no deja de sonreír ni un segundo. En medio del caos, de los rayos, de la lluvia, del viento descontrolado, sus ojos grises me tienen distraída, atrapada. Calum es tan hermoso que se siente como un pecado tenerlo así de cerca.

Lo primero en parar son los rayos, lo demás le sigue de manera constante y yo siento mis piernas debilitarse y caigo hacia adelante. Calum suelta mi rostro para agarrarme de la cintura y mantenerme de pie, pegada a él. Mi cara descansa sobre su pecho mojado.

—Estás bien, Morgan.

Recupero mi fuerza y doy un paso atrás, me tambaleo un poco. Milosh corre a mi lado, sosteniéndome, al igual que Lyla.

—Gracias.— le digo de corazón al chico frente a mi. Calum me da esa sonrisa juvenil que le hace lucir más joven de lo que es.

—De nada.

Un convertido sale de las sombras y ayuda a Tori a sentarse mientras se recupera.

—¿Qué carajos pasó aquí?— esa voz hace que mi corazón salte en alegría.

Mis ojos buscan detrás de Calum para ver llegar a un muy confundido Ian, seguido de Drake y Luke.

—¡Ian!— grito como una loca y casi corro a abrazarlo pero él me da una mirada extrañada, a diferencia de Calum que es más susceptible a mis energías y pudo recordar con solo sentirme, Ian y los demás necesitan un contacto más directo o que despierte sus recuerdos directamente. Me enfoco en ellos tres y susurro, —memento.

Puedo ver con claridad como ellos arrugan sus cejas, sacuden su cabeza antes de volver a mirarme. El rostro de Ian se ilumina exageradamente.

—¡Morgan!

Ese es mi Ian.

—¡Morgy!— Luke también se altera mientras Drake disimula su alegría intentando no parecer afectado, ese es Drake.

Corro con todas las ganas y salto sobre Ian, envolviendo mis brazos y mis piernas a su alrededor. Ian da un par de vueltas conmigo en sus brazos.

—¡Cómo te extrañé, insoportable!— entierro mi cara en su cuello.

—¿Insoportable?

—Ey, yo también quiero mi abrazo dramático.— Luke se queja. Ian me baja y yo extiendo mis brazos hacia Luke quien me recibe con mucho cariño.

Mis chicos, mi clan, mi familia.

Cuando nos separamos, Luke revuelve mi cabello de manera juguetona.

—No podías llegar sin armar un alboroto, ¿eh?— me dice, señalando la destrucción a nuestro alrededor.

Me encojo de hombros.

—¡Ups!

—Es bueno verte de nuevo, Morgan.— Drake admite, aclarando su garganta.

Luke le abraza de lado.

—Ay, Drake, deja de actuar tan frío, no engañas a nadie.

Mis ojos indagan detrás de ellos, en las sombras porque falta alguien.

—¿Dónde está Aidan?

Les toma un segundo organizar sus recuerdos, como si les costará encontrar ese nombre en su memoria.

—Aidan...— Ian sacude su cabeza, —no sé de quien hablas.

No. No.

Milosh y Calum comparten una mirada. Me giro hacia Lyla.

—Lyla, tú si recuerdas a Aidan, ¿verdad?— la agarro de los hombros, el miedo corriendo por mis venas, —¿lo recuerdas?— ella asiente, y yo la suelto, —bien, si hay alguien que lo recuerda, tiene que estar bien.

Calum se acerca a nosotras.

—Lyla, ¿qué recuerdas de Aidan?

—Lo recuerdo todo de él, que fue el líder de nuestro clan, todos los años que pasamos juntos. Lo que...— ella baja la mirada, apenada, —lo que sentía por él.

Milosh tuerce sus labios.

—Espera, ¿líder de nuestro clan?— Ian alza una ceja, —entonces, ¿yo que era?

—Eso no es lo importante ahora.— me paso la mano por mi cabello mojado, —esto no tiene sentido, ¿por qué Lyla lo recuerda y ustedes no?

—Quizás su conexión con él era muy profunda.— Calum explica.

—O él no era quien decía ser.— digo de pronto.

—¿De qué hablas?— Milosh pregunta.

—Tengo mucho que explicarles pero por ahora lo que necesitan entender es que existe la posibilidad de que Aidan no sea el convertido que todos creíamos.

—¿Qué estás diciendo, Morgan?— Lyla protesta, y no la culpo, ella es la única que lo recuerda realmente aparte de Milosh y yo.

—Sé que suena mal, y espero de todo corazón que no sea el caso, no podría manejar otra traición pero las reglas son claras en la Purificación, si alguien no es recordado es porque fue purificado pero el hecho de que tú lo recuerdes, Lyla, quiere decir que hay algo más, un error o el simple hecho de que él no era un convertido, que ser el líder de nuestro clan era una fachada por lo tanto, ellos,— señalo a Ian, Luke, Drake y Calum, —no pueden recordar una mentira. Quizás tú lo recuerdas porque en algún momento él te mostró lo que realmente era.

—Pero yo no recuerdo otra cosa.

—Él pudo meterse con tus recuerdos.

—Honestamente,— comienza Luke, —no entendí nada.

Drake suspira.

—Que Aidan se hizo pasar por un convertido mientras estuvo de líder en nuestro clan, él era una mentira, después de la Purificación, sólo se nos permitió recordar lo que fue real, y si él no era un convertido, no podemos recordarlo a menos que sepamos lo que en realidad es.— Drake explico, —básicamente, no podemos recordar una mentira, Luke. No podemos recordar un convertido que nunca existió.

—Pero Aidan existió.— Lyla agrega.

—Existió pero no sabemos de que forma, lo que él realmente era.

—Se están complicando demasiado,— Milosh interviene, —tal vez el hecho de que no lo recuerden es solo un error de la Purificación o que en realidad está muerto.

—¡Milosh!— lo regaño.

—¿Qué?

—Y yo que pensé que la insensibilidad era lo mío.— Drake comenta.

—Sigue siendo lo tuyo.— le aclara Luke.

Tori aparece al lado de otra convertida y el convertido de hace un rato. Ian nos presenta.

—Tori, ellos son Morgan, Milosh y Lyla, parte de nuestro clan que estaba de viaje, — Tori entrecierra los ojos, —no reconocimos a Milosh al principio porque ha cambiado mucho,— explica Ian nervioso, —Morgan, ellas son Jenny, Tori y él es Graig.

Ellos asienten a modo de saludo. Tori aún me mira como si quisiera asesinarme y no la culpo.

—Lo siento por lo de...— me aclaro la garganta, ella alza una ceja, —por lo que pasó, lo siento.

—Bueno, debemos buscar refugio, ya casi amanece.— Ian dice como todo un líder preocupado y yo sonrío.

—¿Qué?

—Nada, mi señor, guíe el camino, por favor.

—El hecho de que seas una especie dos veces por encima de la mía no quiere decir que puedes burlarte, Morgan.— él me da una mirada de pocos amigos.

—Yo no me estoy burlando.

—Claro que si, puedo verlo en tus ojos, no te crees que yo sea líder, para tu información...

Caminamos juntos, discutiendo todo el camino como siempre. Ian no para de hablar a mi lado, contando todo lo bueno que ha hecho por este clan, Luke va al otro lado de Ian, molestando a Drake. Lyla va en silencio, la preocupación clara en su rostro, tan absorta en sus pensamientos que no nota la mirada de mi hermano sobre ella. Jenny, Graig y Tori van de últimos, aún nos observan con cautela. Calum aparece a mi lado en su forma lobuna, su pelaje blanco resplandece en la oscuridad y yo acaricio entre sus orejas.

Y por un par de minutos, me olvido de la purificación, de traiciones, de Aidan, y me permito disfrutar de esta sensación de tener un hogar, una familia a la que pertenezco. Calum presiona su cabeza contra mi pierna y sé lo que quiere. Me subo sobre su espalda, agarrándome del pelaje de su cuello.

—¡Ey! Estaba hablándote.— Ian protesta al verme montar a Calum.

Calum acelera su paso antes de empezar a correr conmigo en su espalda, por unos segundos, solo siento el viento contra mi cara y los latidos acelerados del corazón de la criatura majestuosa debajo de mi. Por unos segundos, el mundo desaparece a mi alrededor, justo como ese instante en el que Calum me calmó hace un rato, en medio del caos, él se las ingenia para distraerme y darme paz. 


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Nota de la autora: ¡Hola, Almas sobrevivientes de una Purificación defectuosa! Les deseo un maravilloso inicio de semana con este capítulo. Me encantan los reencuentros aunque hay un reencuentro en este libro que sé que todos esperamos y tememos a la vez. 

Aquí, hablemos sobre Aidan, ¿vive o no? ¿nos mintió o no? 

Aquí, armen su ship de Morgan y Calum porque las conozco, parfaaavaaar.

Y aquí comentemos la canción que inspiró este capítulo, me recuerda a -tose- Shadow- tose-

https://youtu.be/eyDUrsUXKYs

Muakatela,

Ariana G. 

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