[34] El Desconsuelo
LYLA
—No habla, no se alimenta y no se mueve mucho.
Mis palabras entristecen la expresión de Milosh. Sus ojos jade viajan a su hermana quien yace sentada en el balcón de su habitación mientras nosotros estamos en el marco de la puerta. La luz del atardecer dibuja líneas naranjas sobre el suelo y le da un tono melancólico a todo. Morgan se la pasa sentada ahí, su mirada perdida en el horizonte, aunque dudo que de verdad esté viendo algo. Milosh y yo nos hemos encargados de los bebés, ella ni siquiera los mira. Lo hemos intentado todo para sacarla de ese estado y no hemos sido exitosos con nada.
Honestamente, estamos desesperados, no solamente estamos preocupados por el bienestar de Morgan, también por sus bebés y por todos los que habitamos en The Blackness. Morgan es la reina absoluta de este lugar y al parecer su estado de animo afecta la energía en general. Es como si su tristeza se expandiera por todos nosotros.
Jericho aparece a nuestro lado, sus botas llenas de barro y su cabello húmedo pegado a su cara. Sé que ha estado ocupado en el norte. Y me doy cuenta de lo poco que lo he visto después de recordar todo. Él es algo que he evitado porque mi cabeza es un desastre ahora que recuerdo lo mucho que lo quise, lo mucho que lo quiero, pero a la vez siento esta atracción por Milosh. Y es que en la vida que recordamos nunca tuve nada con Milosh porque él y Kaya estaban juntos. Todo es un desastre.
—Traje a alguien —Jericho dice con esa voz ronca que me pone los pelos de punta—. Creo que puede ayudar.
Milosh lo ojea con resguardo.
—¿Quién?
—Una humana —Jericho responde.
Del pasillo, emerge una humana de cabello castaño en una cola alta y de ojos temerosos. Ella lleva puesta una braga completa negra, y alrededor de su cuello hay una gargantilla dorada. Indago en mi mente para recordar la jerarquía del territorio humano. De negro y con esa gargantilla van los humanos esenciales y de importancia en la sociedad humana. Arrugo las cejas, ¿qué hace una humana de ese territorio aquí? ¿Cómo cruzo los Escudos Gulch...? Entonces, veo los morados en sus brazos y el miedo en su mirada. No está aquí por voluntad propia.
—¿Qué has hecho? —Reclamo de inmediato. Jericho no dice nada— ¿La has secuestrado? ¿Del territorio humano? —Silencio de nuevo y eso me hace apretar mis puños a mis costados, —¿Estás tratando de desatar una guerra?
Milosh tampoco dice nada y no lo puedo creer. Morgan jamás permitiría algo así. Doy un paso hacia a la humana.
—Vamos te llevaré de regreso a tu territorio —Le digo y siento una mano enroscarse en mi antebrazo. Me giro para soltarme, pero Jericho mantiene su agarre— ¡Suéltame! ¡Jericho!
—Tú no puedes sentirlo —Él me dice entre dientes—. No tienes ni idea de lo que ella está pasando.
—¿De qué estás hablando? —intento liberarme y ojeo a Milosh quien no mueve ni un dedo para ayudarme, ¿está de acuerdo con Jericho? ¿con todo esto? No puedo creerlo.
—Morgan —Jericho gruñe—. Jaie savie wu Braktar. Dea hert eta jemere.
Yo soy su Braktar, su dolor es infinito.
Sus ojos brillan con intensidad y determinación. Miro a Milosh y encuentro lo mismo en su mirada. Estamos desesperados. Y ellos aún más que yo porque ambos pueden sentir una parte de lo que ella siente, y no quiero imaginar lo desoladora que es la magnitud de la tristeza de Morgan. Según lo que hemos entendido, después de realizar la Purificación, los Purificadores siente con una intensidad consumidora. Todo lo contrario, a lo que pensamos al principio por las mentiras de Shadow. Así que suspiro y Jericho me suelta.
—De acuerdo, ¿de qué nos sirve una humana? Hemos traído a todas las expertas del reino, de diferentes especies, nadie—
—Nunca subestimes a ninguna criatura —Milosh me interrumpe—, es lo que Morgan diría.
Yo miro a la humana y ella se abraza a ella misma sin entender nada.
—¿Cómo te llamas?
—Gera —murmura.
—Gera, ¿cuál es tu especialidad en la sociedad humana?
—Soy psiquiatra.
—¿Y eso que significa? —Indago.
—Estudian la mente humana —Jericho explica—. Cuando la mente de un humano enferma, ella es la persona que lo trata.
—Oh, —me lamo los labios— Morgan no es humana, Jericho.
—Sí, somos especies diferentes, pero quizás hayan similitudes entre nuestras mentes y las de los humanos.
Gera mira a Jericho de vez en cuando y sus músculos se tensan en miedo. Y comprendo que si ella va ayudarnos, no será en la presencia de ese rubio brusco y de malos modales.
—De acuerdo, pueden irse, Gera y yo nos encargaremos.
Jericho se me queda viendo por unos largos segundos y yo le señalo el pasillo. Finalmente, se rinde y se va, Milosh me ojea con esos ojos jade tan parecidos a lo de su hermana y aunque no dice nada puedo entender lo que dice.
Confío en ti.
Se va y me quedo a solas con la humana. Ella aún se sostiene a si misma de manera protectora. Yo suspiro.
—Escucha, sé que él no es la persona más amable del mundo y que te ha traído aquí en contra de tu voluntad, pero no se habría arriesgado a iniciar una guerra sino estuviera desesperado. Estamos desesperados.
Ella solo me observa como estuviera tratando de descifrar si estoy mintiendo así que solo sigo.
—Ella es nuestra reina y es muy importante para todos nosotros. Ha pasado por mucho y todos nosotros tenemos décadas de vida, y somos buenos para sobrevivir, para pelear, pero no para entender como funciona nuestra mente así que si existe la ligera posibilidad de que puedas ayudarnos, te pido...no, te ruego que lo intentes.
Lo que sea que ella ve en mi expresión parece convencerla y suspira antes de bajar sus brazos.
—No puedo prometer mucho, he estudiado el cerebro y la mente humana, no... sé mucho de tu especie.
—Lo sé.
Ella vuelve a suspirar y entra a la habitación. Ella ve a Morgan, pero no se acerca.
—¿Qué le pasó?
—Es complicado —comienzo y procedo a contarle todo, lo del nacimiento de los bebés, la desaparición de Shadow y de Ethos y la dualidad de nuestras vidas, omito las partes del plan para engañar a la naturaleza. Si planeamos liberarla, no podemos correr el riesgo de que se lo cuente a alguien.
—Solo con lo que me cuentas y es precipitado, pero parece apuntar a una depresión post parto y un duelo profundo.
Arrugo mis cejas y ella parece ver que no tiendo nada.
—Es una condición que le sucede a algunas mujeres después de dar a luz y bueno el duelo, porque este chico... ¿Ethis?
—Ethos.
—Ethos era como hijo para ella, y lo perdió, al igual que su... ¿esposo? Bueno, tu rey. Pobre chica.
—¿Se puede hacer algo?
Ella se acerca a Morgan y se para frente a ella. Morgan no se inmuta y Gera se inclina con un aparato que tiene una especie de luz y lo pasa frente a sus ojos.
—Guao, sus ojos —Gera susurra—. Nunca había visto ojos así.
Los ojos de Morgan se han quedado rojos desde que dio a luz, no queda rastro del jade. Gera la llama varias veces sin obtener respuesta, y luego se endereza.
—Ella no está aquí.
—¿A qué te refieres?
—Mencionaste que su especie siente las cosas con mucha más profundidad, creo que su mente no puede manejar el dolor, la intensidad de la tristeza y para protegerse a si misma, se ha bloqueado de esta forma. Su cuerpo está aquí, pero ella está cubierta por la defensa de su mente y no la deja interactuar con el mundo exterior.
—¿Qué podemos hacer?
Ella ladea la cabeza.
—Compartir el dolor.
—¿Qué?
—Esto no es lo que le recomendaría a un humano, pero ella no lo es. ¿Hay alguna forma de que se puedan conectar con ella, de alguna manera absorber y sentir su dolor? Creo que si lo comparten, le quitará un poco del peso y ella podrá emerger.
—No lo sé, pero lo intentaremos.
—Y si lo logran, estén preparados para sentir su dolor, que, por su estado, debo creer que es devastador. Y cuando ella emerja, lo expresará de golpe, no se alerten si grita o llora desconsoladamente, no ha podido expresarlo todo este tiempo. Es normal.
Asiento.
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Lo preparamos todo, y aunque todos querían participar, Gera recomendó que solo fueran los más cercanos a ella para poder conectarnos mejor. Así que ahí estábamos: Milosh, Aidan, Jericho y yo.
—¿Están listos? —pregunto. Jericho y Milosh asienten. Mi hermano solo me mira así que tomo una respiración profunda, y le doy la señal a Milosh. Él se da la vuelta y se inclina sobre Morgan, pasa sus brazos por debajo de sus piernas y la levanta, cargando su cuerpo dentro de la habitación, dejando la silla del balcón vacía. El largo cabello negro de Morgan cuelga mientras Milosh la lleva a la cama y la acuesta en el medio, no sin antes darle un beso en la frente.
—Resiste un poco más —susurra al separarse de ella.
Milosh se acuesta a su lado y Jericho del otro lado, ambos toman la mano de Morgan. Aidan y yo nos quedamos de pie frente a la cama tomados de la mano hasta que los poderes de Jericho nos elevan en el aire y nos hacen flotar hasta que quedamos encima de ellos, frente a frente con Morgan. Milosh toma la otra mano de Aidan y yo tomo la de Jericho, el circulo está completo.
Jericho al ser su Braktar se concentra en ampliar el vinculo entre ellos y extenderlo gasta nosotros. Líneas negras salen de las manos de Morgan y se extienden por Jericho y Milosh hasta arrastrarse a Aidan y a mí y dibujarse cuesta arriba desde nuestras manos hasta nuestros brazos. Siento como si corrientes de electricidad molesta corrieran por mi cuerpo. Hago una mueca al sentir su energía, mi cuerpo rechazándola ligeramente porque es ajena, sin embargo, lucho por dejarla invadirme. Jericho cierra los ojos y tensa su mandíbula.
Y entonces pasa, el primer golpe llega y jadeo por aire, mis ojos cerrándose por si solos. Me estruja el pecho, como si mis costillas se contrajeran por sí solas. Y veo una sonrisa en mi mente: La inocente sonrisa de un Ethos bebé y luego su risa infantil mientras corre por el patio del castillo.
—¡Pude hacerlo, madre! —grita un Ethos emocionado—. Pude crear un monstruo de arena.
—Oh, ¿quién es el chico más genial? —Fue la respuesta de Morgan.
—¡Yo!
—¡Ah! —gimo en agonía, abriendo los ojos de golpe. Las expresiones de Milosh y Jericho son un reflejo de la mía: Agonía pura. Lagrimas me nublan la vista.
El segundo golpe nos hace estremecer, aprieto las manos de Aidan y de Jericho y suelto un jadeo adolorido.
—Haría cualquier cosa por ti.
La voz de Shadow está llena de tanta paz y seguridad. Y puedo ver su rostro de cerca, como lo vio Morgan tantas veces, con ese anhelo que solo ella despertaba. Y las lagrimas caen, y aterrizan sobre el pecho de Morgan y no puedo parar. Lloro abiertamente no solo porque el dolor es asfixiante sino por ella, porque lo ha tenido que enfrentar ella sola. Esta agonía consume, quema y arde y es tan extensa que desmorona a dos Purificadores y a dos Protectores y ella lo ha estado cargando sola.
Entre lagrimas, la observo, su mirada vacía y perdida.
—Lo siento tanto —susurro entre sollozos—. No estás sola, Morgan. No estás sola. Estamos aquí.
Mi voz se rompe, y puedo observa las lagrimas sangrientas a los lados de la cara de Jericho y Milosh.
El tercer golpe de dolor nos deja sin aliento y la única forma de describirlo es como si alguien me agarrara el corazón y apretara hasta destruirlo, explotarlo y volverlo añicos. No puedo respirar, ni moverme. Me hace preguntarme como ella ha sobrevivido sintiendo todo esto. Ella es tan fuerte, y recuerdo lo que una vez nos dijimos: Así somos las mujeres de este clan.
Sé que puedes emerger, Morgan, suelta el dolor, estamos aquí para ti.
La cuarta oleada nos hace sangrar la nariz y los oídos porque nuestros cuerpos necesitan exteriorizar el dolor. Nuestras tensas venas son visibles en nuestros brazos y los alrededores de las marcas negras se enrojecen, quemando nuestra piel. Nos estamos agarrando tan fuerte de las manos que temo que podamos quebrar algún hueso. Si ella ha guardado todo este tiempo y ha resistido, nosotros también podemos, por ella, por sus hijos, por nuestro reino y sobretodo, por nuestra familia.
Un clan no se trata de poder, ¿cierto, Morgan?
Ligeros cortes se abren en la parte posterior de mis dedos de manera tan rápida que no se curan con la rapidez suficiente, y suben un poco hasta mis antebrazos, sangre gotea sobre Morgan y Milosh, pero todos estamos decididos hasta resistir hasta el final.
El dolor no va a desaparecer hasta que lo enfrentes, hasta que lo sientas. No se puede superar si no lo ves a la cara y luchas con todas tus fuerzas. Vamos, Morgan.
La miro a los ojos, ahogándome en mis propias lagrimas. Y el rojo de sus ojos comienza a disiparse, el jade abriéndose paso. Y quiero llorar con más ganas porque nunca pensé que me alegraría ver tanto ver el jade de sus lindos ojos, porque ella es lo más cercano a una hermana que he tenido y porque la quiero. Las cortadas en nuestras manos y antebrazos se profundizan y destilan sangre fresca.
— Jaie etia tisna —murmura Milosh.
Nosotros estamos contigo.
En nuestro idioma Jaie significa yo y nosotros por igual porque no se considera algo separado, siempre debemos tener en cuenta a los demás.
Intento tomar una respiración profunda, el ardor se extiende en mi interior y siseo adolorida. Mis labios tiemblan al sollozar cuando el jade vuelve por completo a los ojos de Morgan y por primera vez en mucho tiempo, ya no veo vacío. Ella parpadea y sus labios se abren ligeramente.
—Tis hatem —le susurro, estás en casa.
Ella se estremece, su rostro se contrae en dolor absoluto, sus ojos se llenan de lagrimas y un chillido ahogado deja sus labios y le sigue un grito desgarrador que me parte el alma.
Lloro con ella, y solo puedo verla sentir el dolor. Ella arquea su espalda y grita de nuevo y parpadeo para limpiar las gruesas lagrimas en mis ojos, una mezcla de alivio y tristeza me invade.
—Está bien, está bien —se me quiebra la voz—. Déjalo salir, estamos aquí.
Ella me mira y levanta sus manos para jalarme y caigo sobre ella y la abrazo.
—Está bien, estamos aquí.
Ella se aferra a mi cuello y llora desconsoladamente. Milosh y Jericho se unen al abrazo de lado y Aidan me da palmadas en la espalda. Todos estamos rotos después de compartir su dolor, y no nos importa en lo absoluto, porque un clan, una familia no se trata de poder, se trata de ponerte de pie frente a la adversidad de alguien cuando se ha caído y no puede solo.
Mientras ella llora contra mi cuello, no dejo de susurrarle:
—Tis hatem.
Estás en casa.
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Nota de la autora: ¡Sufro escribiendo estos capítulos! No tiene idea. Me pareció muy interesante explorar esa parte de como se vería el dolor (de nuestras emociones) si tuviera la capacidad de exteriorizarse en el cuerpo como lo hicieron ellos. Creo que hay heridas internas en nuestros corazones que son mucho más dolorosas que muchos dolores físicos. Y en este capítulo pude sentir ese dolor de Morgan, cuando ella volvió, ese grito desgarrador pude escucharlo en mi mente, y aunque triste de alguna forma, también fue liberador, ¿cuántas veces nos hemos aguantado y tragado el dolor? ¿cuántas veces hemos estado al punto del colapso por no expresar lo que sentimos?
Almas perdidas es una novela de fantasia con un poco de la realidad, sobretodo, en sus personajes. Y aunque no sean 'humanos' creo que nos conectamos con ellos de igual forma.
Ah, ya me extendí como siempre.
Quería darles las gracias, porque como siempre digo en mis en vivos, los lectorxs de Almas perdidas son los más pacientes, los que menos me presionan y eso lo valoro muchísimo porque sé que a veces esperan mucho por un capítulo. ¡GRACIAS!
Ustedes son mi Braktar <3
Muakatela,
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