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[21] El Objetivo

MORGAN

—¡Su alteza!

Las reverencias se repiten al pasarles por un lado a los guardias en los largos y oscuros pasillos del castillo. Camino con la cabeza bien alta y la espalda erguida, mantengo mis manos juntas frente a mi presionadas contra mi abdomen en un gesto de elegancia. Soy consciente de la magnitud del poder que emano, la energía que viene con esta corona sobre mi cabeza. Los pasillos se vuelven aún más cerrados y solitarios y bajo unas escaleras angostas con rapidez.

—¿Estamos apurados, su alteza? — la molesta voz de Kain suena detrás de mí y me recuerda de su presencia. Por supuesto que Shadow no me dejaría venir sola a las celdas. Después de la coronación, tengo más libertad, ya no tengo que estar recluida en mi habitación, puedo merodear el castillo sola. Las rejas de poder que me mantenían en mi habitación ahora rodean el castillo. No, no soy libre, es solo que mi jaula es más grande.

Esperé un día para pedir ver a Aidan, no quería que se notara mi desesperación. Kain era mi acompañante designado, Shadow jamás me dejaría ver a Aidan a solas, con mi arranque el día de la coronación, yo le confirmé que Aidan y yo estábamos involucrados con la desaparición de sus lideres elementales y de Kaya. No me arrepiento, fue la única forma en la que pude desconcertarlo lo suficiente para usar mi poder como reina y dejar a Aidan con vida, con todos de testigos.

Al terminar las escaleras, enfrento un pasillo interminable con celdas a ambos lados. La mayoría están vacías y las habitadas tienen criaturas encadenadas dormidas.

—¿Aidan? — le llamo en medio de tanta oscuridad.

—¿Morgan? —su voz viene del final así que me apresuro hasta que lo encuentro.

Aidan está al otro lado de las barreras de hierro, sus ropas negras siguen desgarradas en algunas partes y sigue teniendo heridas que sanan lentamente. Arrugo mis cejas, ¿por qué no se ha curado? Y caigo en cuenta de que los convertidos tardan en curarse de heridas hechas por Purasangres, Protectores o Purificadores porque son especies superiores a ellos. Y Aidan en estos momentos necesita permanecer como un convertido más, no como el Purificador que es. Sus ojos azules resplandecen en la oscuridad y recuerdo que eso fue lo primero que me gustó de él cuando lo conocí hace tantas décadas.

—Me alegra ver que estás bien. —me dice con un tono neutral, su mirada se endurece al caer sobre el pelinegro a mi lado. Kain alza sus manos.

—Hagan como si yo no estuviera aquí.

—Como si eso fuera posible.

Aidan y yo nos miramos a los ojos. La impotencia de no poder hablar libremente clara en nuestra expresión. No podré decirle que Shadow descubrió el plan apenas llegué, que necesitamos entrar a ese cuarto sellado lo más pronto posible y que no tengo ni idea de como liberar a Jericho. Quizás, Aidan tenga alguna idea de como entrar a los Durmientes. Si uso mis poderes para hacerle algo a Kain, este irá a decírselo a Shadow y estoy segura de que ese será el empujón que Shadow necesita para interrogarme con su poder.

¿Qué hago?

Todos los Purificadores estamos conectados...

Sangre...

Solo un poco, no lo suficiente para establecer un vinculo, pero si un puente fugaz de comunicación mental.

Eso es.

Kain no me dejará tocar a Aidan, pero solo necesito un segundo. Así que le hago señas a Aidan para que se acerque a las rejas, mis ojos caen sobre una herida en la comisura de sus labios que aún sana. Sin pronunciar una palabra, muevo mi boca con delicadeza para que entienda la palabra: sangre. En medio de dos barrotes, alcanzo a meter parte de mi cara y agarro a Aidan de su ropa para estampar mis labios contra los suyos. De inmediato, pruebo su sangre.

—¡Ey!— Kain grita y viene por mi. Rápidamente, muerdo mi labio y dejo que Aidan tenga mi sangre antes de que Kain me arranque de golpe de los barrotes, —¿has perdido la cabeza?

¿Puedes escucharme? Pregunto en mi mente rápidamente porque sé que esté puente no será duradero y mientras más me aleje de él más difícil será mantenerlo. Kain comienza a arrastrarme lejos de la celda de Aidan.

Si, ¿de verdad estás bien? ¿Él no te ha hecho nada?

No, pero él sabe lo que planeamos, lo descubrió apenas llegué, ¿cómo están todos?

Bien, pero los cazadores de Shadow siguen merodeando. No podrán mantenerse escondidos por mucho tiempo.

¿Tienes alguna idea de como entrar a los Durmientes?

Para eso he venido, Everild extrajo información importante de Kaya.

Quiero preguntar como pero no tenemos tiempo así que espero que él continúe.

No puedes entrar a Los Durmientes porque escapaste, apenas pongas un pie ahí, te dormirá.

¿Entonces qué hago?

Tienes que despertar a Jericho, invocarlo hasta aquí.

¿Cómo?

Las tierras frías del norte de The blackness parecen ser el lugar de invocación. Hay un claro en especifico en medio de los arboles secos, es muy notable al parecer, rodeado de arboles rojos.

Pensé que Shadow era el único que podía despertarlos.

Lo es, no sabemos si funcionará pero el punto clave es que lo que usa Shadow para despertarlos es su sangre.

¿Tengo que conseguir la sangre de Shadow?

Ya la tienes.

¿Qué?

Tus hijos.

Eso no es seguro, Aidan.

Es lo mejor que tenemos, necesitamos a Jericho, Morgan. Kace no tardará en tratar de buscar a su hermana por si mismo.

¿Qué hay de ti?

No te preocupes por mi, escaparé contigo cuando tengamos a Jericho.

¿Por qué no escapas ahora?

Tengo que usar mi poder de Purificador para hacerlo y no quiero que me descubran por ahora.

Kain me jala del brazo para subir las escaleras y siento la presencia de Aidan desvanecerse lentamente en mi mente.

Aidan...

Lo lograrás, creemos en ti, Morgan.

Y con eso, desaparece mi mente y vuelvo a la realidad. Escucho las quejas de Kain, pero me suelto de su agarre de mala gana.

—Puedo caminar sola.

—¿No tienes vergüenza, eh? Hace unos días tuviste tu ceremonia de coronación y vas y besas a un insignificante convertido como ese.

—No es tu problema lo que yo haga.

—Si lo es, cuando tendré que explicarle a mi hermano que su reina se besó con un prisionero.

—No tienes que explicarle nada, él y yo no somos nada, ¿lo olvidas? Todo esto es un teatro, Kain.

Kain se detiene y se para frente a mi, su mandíbula tensa.

—¿Nada? Están vinculados, no solo por sangre sino a través de este lugar y llevas sus hijos en tu vientre, pero bueno, ¿qué respeto puedo esperar de una salvaje como tú?

Eso me hace reír.

—Cuida tus palabras, Kain, —me acerco a él, —para tu desgracia, esta salvaje sigue siendo tu reina —me separo y cierro mi puño para golpearlo en la cara con todas mis ganas. Él da dos pasos atrás y se recupera rápidamente.

—¿Quiere una pelea, su alteza?

—¿Tienes miedo?

—No, pero sigo siendo más antiguo que tú, sigo siendo más poderoso.

—Sigues siendo un protector —levanto mis manos, energía en ambas, —y yo una Purificadora —junto mis manos y una ola de energía lo obliga a retroceder, —Guardias, despejen el pasillo.

Los guardias comparten una mirada.

—Es una orden —les digo seria y ellos se escabullen y se van.

Kain se ríe abiertamente.

—No quiero hacerte daño.

—Duelo de fuerza —le digo, él sabe que eso quiere decir que nada de poderes, solo puños y fuerza como debe ser. Puedo pelear siempre y cuando no sea con poderes que puedan herir a mis hijos. Así que rasgo la parte de abajo mi vestido para mover mis piernas con libertad. Sus ojos bajan mis muslos ligeramente expuestos entre tela rasgada y yo volteo los ojos, predecible pero buena distracción.

Corro hacia él rápidamente y estiro mis brazos para darle una serie de puños que él esquiva antes de intentar golpearme. Me inclino hacia delante y lo golpeo en el estómago. Kain tose, pero se las arregla para darme una bofetada que me envía tres pasos atrás, el ardor en mi mejilla escuece. El desgraciado me sonríe y me hace una reverencia.

No hay mejor combustible para un guerrero que la rabia.

Vaya que mi padre ha tenido razón en muchas cosas. Grito y me apresuro hacia Kain quien me espera con los brazos abiertos. Y justo cuando estoy por llegar a él, me dejo caer al suelo y me deslizo hasta patearlo con todas mis fuerzas en medio de las piernas. Kain gime de dolor y yo aprovecho para levantarme, darle la vuelta y sacar la daga que siempre cargo sobre mi, lo agarro del pelo hacia atrás exponiendo su garganta. La punta de mi daga dibuja una línea sangrienta en su cuello. Kain se queda muy quieto.

—Vas a respetarme, Kain —le digo al oído, —no necesito poder para derrotarte.

Él alza sus manos lentamente.

—Me has sorprendido, —admite, —esto será divertido.

Arrugo mis cejas y en un parpadeo, él envuelve su mano alrededor de mi muñeca y la quiebra de un solo movimiento. Chillo adolorida viendo caer la daga al suelo. Kain se gira y su mano se enrosca alrededor de mi cuello. Él me estampa contra la pared rocosa. Sus ojos están más rojos que nunca. Mi muñeca palpita rota, sus huesos sanando. Uso mi otra mano para atacarlo, pero él limita mis movimientos al presionar su cuerpo contra el mío.

Estoy atrapada.

No.

Siempre hay una manera.

Intento mover los dedos de la mano con la muñeca rota y duele increíblemente, pero es la única forma porque de ese lado es donde lo he escondido. Siempre hay que tener armas extras en caso de que pierdas la que usas. Kain aprieta mi cuello con una expresión arrogante, ya ha ganado, solo espera que me rinda. Mis dedos tiemblan mientras los entierro dentro de mi rasgado vestido, la pequeña daga descansa en una tira en la parte posterior de mi muslo izquierdo. La saco y la paso a mi otra mano para poder cortar profundamente la muñeca de Kain, obligándolo a soltarme.

Caigo al suelo sobre una rodilla y toso desesperadamente mientras él sisea con agonía y sostiene su muñeca, la sangre manchando su estúpido uniforme.

Me levanto y con gracia, Kain se rinde. Él comete el error de pasar su mano por su rostro y ahora la sangre también lo ha manchado, se ve siniestro con esos ojos rojos y el carmesí de sangre en sus pálidas mejillas.

—Tienes habilidad, —murmura.

—Se llama instinto de supervivencia, — le respondo, —crecer en los Bosques oscuros con mi clan me obligó a aprender a sobrevivir.

—¿De verdad? Pensé que había sido Brorian —me tenso ante la mención de mi padre, —el que te había enseñado lo que sabes.

—No hables como si supieras algo de mí. No sabes nada.

Él bufa y se ríe.

—No eres tan interesante como crees, Morgan.

—Por lo menos he vivido mi vida a mi manera, con mis ideales, no siguiendo a alguien patéticamente como tú, ¿tienes personalidad propia, Kain? —su sonrisa se desvanece, —¿O solo te gustan las cosas que a Shadow le gustan?

—No entiendo como has sobrevivido hasta ahora diciendo las cosas que dices, ¿cómo es que no has provocado a la criatura equivocada con tus palabras y terminado muerta?

—Porque solo digo la verdad —le replico, —creo que los demás respetan la verdad en mis palabras.

—La verdad es relativa, Morgan. Tu verdad no es la mía, ni la de otros. — él ladea su cabeza, —todo cambia, pierde o toma sentido dependiendo de la perspectiva que uses para verlo. Una situación puede estar frente a ti y puedes creer verla claramente porque la ves con tu perspectiva, pero la veo yo y es algo completamente diferente.

Es mi turno de bufar.

—¿Estás tratando de decir que todo esto— señalo mi alrededor, —tiene algún sentido?

—Ya tu lo has visto por ti misma.

Sus palabras me llevan al recuerdo que vi en la mente de esa chica. Y me he dado cuento de lo mucho que no he querido pensar en eso. Me acerco a los grandes ventanales rocosos a un lado del pasillo y observo el pueblo: sus calles, la gente, los arboles que le rodean y los ríos. Solo veo humanos y Purasangres, ese grandioso sol es el carcelero de los convertidos que deben estar en los cuartos subterráneos de los que me habló un sirviente el otro día. Un niño humano corre hacia su madre y esta lo recibe con brazos abiertos. Sin pensarlo, me subo en la orilla del ventanal.

—Morgan, —Kain me advierte, —¿qué haces?

Sé exactamente lo que hago. 

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