[12] La Sangre
- XII -
LYLA
La luna brilla imponente en un cielo despejado.
Tomamos un descanso luego de horas de movernos en la oscuridad. Creo que podremos llegar a un escudo Gulch antes del amanecer, aún no tengo ni idea de como planeamos entrar pero Morgan nos lo ha indicado a través de Milosh. Él permanece a unos cuantos pasos de mí, hablando con Calum. Tori, una de las nuevas integrantes del clan, camina hacia mi y se sienta en un tronco del lado contrario a mi enfréntandome. Le sigue la otra convertida Jenny. He notado que son muy unidas, por lo que me contó Milosh, Tori defendió a Jenny con mucha ferocidad cuando él intentó alimentarse de ella de nuevo.
Es extraño ver caras nuevas en el clan, en especial porque para ellas, los desconocidos e intrusos somos Milosh y yo.
—¿Cuál es tu elemento?— Tori me pregunta en un tono desinteresado pero puedo ver la curiosidad en sus ojos.
—Soy una sanadora— le respondo con orgullo.
—¿En serio?— Jenny se ve mucho más espontánea que Tori, —nunca he conocido a una sanadora.
Eso me hace sonreír. Tori bufa.
—Tampoco es la gran cosa.
Jenny le da una palmada en el hombro.
—No seas irrespetuosa, es genial, los sanadores son difíciles de encontrar, en especial en convertidos— Jenny me sonríe y se pone la mano en el pecho, —es un orgullo ser parte de este clan a tu lado, espero que cuides de mi en las batallas a venir.
—Hoy y siempre— le respondo y le devuelvo la sonrisa.
Comenzamos a charlar y me doy cuenta de que Jenny y Tori son polos opuestos, quizás por eso se llevan tan bien. Tori es cerrada, casi fría, siempre a la defensiva mientras Jenny es dulce, alegre y de personalidad cálida. Entre tantas palabras, los ojos de Tori caen sobre Milosh en la distancia.
—¿Qué es lo que él es?— su pregunta no me sorprende. Ella presenció el poder de Milosh con los Cruentus y su incapacidad de morir con facilidad.
—Un Protector.
—Eso ya lo se— me dice con un giro molesto de sus ojos, —pero, ¿qué significa?
—Él es una especie superior, le sigue a los Purasangres, su propósito es proteger a su hermana, la Purificadora.
—¿Morgan? ¿La chica que duerme?— Jenny tiene toda su atención sobre mí, —Ian nos explicó lo que ella es, no puedo creer que una especie así exista. Y los Purasangres creyéndose lo mejor de lo mejor cuando hay dos especies por encima de ellos— ella suelta una risita, —no puedo negar lo satisfactorio que es saber esto, odio los Purasangres.
—Es normal que los odies— comenta Tori, —se alimentan de nosotros.
Me tomo mi tiempo al notar las cicatrices en los brazos y en el cuello de Tori, cicatrices que no han sanado y se han perpetuado en el tiempo, su cuerpo ha sido incapaz de curarlas lo que solo significa una cosa: Fueron hechas por un Purasangre de alto rango que a propósito uso su poder para marcarla así.
—Puedo curarlas— le ofrezco. Tori sigue mi mirada a sus brazos y me sonríe.
—No, no me avergüenzan— me replica, —estas cicatrices me recuerdan que soy una sobreviviente, que aunque enfrenté el infierno salí con vida, nunca me rendí, son mis medallas de honor.
—Admirable— le digo con honestidad, —será un honor pelear a tu lado, Tori.
Eso parece sorprenderla, como si no estuviera acostumbrada a recibir cumplidos, me parece adorable. Jenny se pone de pie y sacude sus manos. Tori le sigue.
—Iremos a cazar para alimentarnos, ¿vienes?— Jenny me ofrece.
—No, estoy bien, no se alejen mucho.
—De acuerdo.
Cuando se van, siento la presencia detrás de mí: Milosh. Calum se ha llevado a Morgan dentro del drenaje de escondite esta vez, los demás convertidos que han ido a alimentarse. Solo quedamos Milosh y yo, estamos solos por primera vez en mucho tiempo.
—¿Aún me odian?— Milosh me pasa por un lado y toma el lugar de Tori, sentándose en el tronco frente a mi. Sus ojos verdes resaltan tanto en la oscuridad, su cabello negro está desordenado alrededor de su pálido rostro. Milosh es muy atractivo, no puedo negarle eso.
—Te alimentaste de Jenny e intentaste alimentarte de Tori, ¿tú que crees?
—No sabían que eran del clan de Morgan.
—No te odian— le aclaro honestamente porque ellas sonaron más curiosas que molestas en lo que se refiere a Milosh. Y en el código de un clan, no se guardan rencores porque eso siempre perjudica la armonía entre todos.
—Bueno— Milosh suspira y se pasa la mano por la cara. Noto lo débil que está.
—¿Cuándo fue la última vez que te alimentaste?
—Ya no lo recuerdo.
—¿Has estado alimentando a Morgan sin alimentarte?¿Estás loco?
—No quiero separarme de su lado.
—Estará bien, ella misma dijo que Shadow no podrá localizarla mientras esté inconsciente.
—Si, pero no sabemos que peligros nos podemos encontrar en el camino.
Me doy cuenta de lo mucho que él cuida a Morgan, quizás está en su naturaleza como Protector pero creo que la razón yace en lo mucho que la quiere. Una sensación de cálidez se extiende en mi pecho.
Protector y Purificador.
Una risita infantil invade mi mente y parpadeo sorprendida.
—¿Lyla?
Sacudo mi cabeza.
—Puedes alimentarte de mi— le ofrezco porque no me molesta, soy la sanadora de este clan, mi deber es mantenerlos a todos en buenas condiciones y si él no quiere dejar el lado de su hermana, puedo ayudarlo y volver a alimentarme después. Los ojos de Milosh se abren un poco ante la propuesta y se soba la parte de atrás del cuello.
—Estás loca.
—No me molesta, Milosh.
—A mi si.
—¿Por qué?— necesito aliviar el ambiente así que bromeo, —¿no soy digna, señor protector?
—Sabes que no es eso— él ladea su cabeza, sus ojos lo traicionan y caen sobre mi cuello y sé que se ya está imaginando clavar sus colmillos en mi piel. El pensamiento me hace lamer mis labios en anticipación.
—Entonces, ¿qué es?
Él no dice nada y aparta la mirada. El aire se vuelve pesado entre nosotros y creo que ofrecerle mi cuello ha sido muy atrevido de mi parte. Darle tu sangre a otra criatura voluntariamente en algunas situaciones se puede considerar coqueteo. Milosh se pone de pie y yo también lo hago, nerviosa. Él camina hacia mi y abro mi boca para decirle que ha tomado la mejor decisión al decidir alimentarse pero él me pasa por un lado y yo arrugo mis cejas al girarme y verlo alejarse.
Bien, no quieres mejorar tu condición física por las buenas, será por las malas. No puedo tener al Protector de Morgan tambaleándose de debilidad por ahí tercamente, no cuando estamos tan cerca de los escudos Gulch. Tomo una respiración profunda, y saco mi daga de mi cinturón para cortar la palma de mi mano y apretarla frente a mí, la sangre gotea al suelo y Milosh se detiene de golpe de espaldas a mí. Está demasiado débil para controlarse.
—Lyla— me gruñe al voltearse hacia mí, su pecho sube y baja con pesadez, las aletas de su nariz moviéndose rápidamente con cada respiración , —No.
Aprieto mi mano, la sangre brota aún más antes de que la herida comience a sanar.
—Está bien— le digo y me arrodillo frente a él, como una presa sumisa, incitando su lado depredador.
Su mandíbula se tensa al igual que cada músculo en su cuerpo y me encuentro respirando agitadamente como él.
—No— su voz es un susurro entre dientes apretados.
Pero ambos sabemos que no podrá controlarse y en segundos, salta sobre mí. Mi espalda choca contra el suelo y él toma mis manos de las muñecas y las sostiene a mis lados, restringiendo mis movimientos aunque no necesita hacerlo. Su rostro está a escasos centímetros del mío y me gruñe con todas las ganas antes de enterrar su cara en mi cuello.
Su aliento es cálido sobre mi piel y sus colmillos me rozan. Me encuentro arqueando mi cuerpo hacia él ante la sensación. Él no duda en clavar sus colmillos y beber mi sangre desesperadamente. Hilos de placer invaden cada parte de mi cuerpo, nunca he sentido algo así al ser mordida, pero bueno nunca me ha mordido un Protector, supongo que él es diferente. Una de sus manos libera mi muñeca y baja para apretar uno de mis pechos, el gemido que escapa mis labios es vergonzoso y no lo detengo porque se siente increíblemente placentero.
Él baja esa misma mano por mi cintura y la descansa en mi muslo antes de escabullirla dentro de mi falda para tocarme. Sé que esto se está saliendo de control pero cuando sus dedos me tocan exactamente en la fuente del placer no puedo evitar disfrutarlo. Él sabe lo que hace.
Milosh deja de alimentarse pero no deja de tocarme, él levanta su rostro para mirarme y mi respiración es un desastre. Antes de que la cordura vuelva a mí, lo agarro del cuello y lo beso. Su boca responde de la misma manera feroz y hambrienta que él se alimentó de mí y como me sigue tocando. Ha pasado tanto tiempo desde que fui tocada de esta forma, desde que sentí algo como esto que me dejo llevar.
No.
Una voz firme y fría susurra en mi mente, parece más un recuerdo lejano que algo del presente.
Tú eres mía, convertiré en polvo a quien te toque.
Esa amenaza lejana me detiene y jadeo por aire. Milosh se quita de encima y se pasa la mano por detrás de cuello, incomodo.
—Iré...— él se aclara la garganta, —asegurarme de que Morgan esté bien.
—Claro— digo divertida al levantarme.
Comienzo a seguir la esencia del resto de convertidos del clan para alcanzarlos y cazar con ellos. Ahora si necesito alimentarme. No deben estar muy lejos, no podemos alejarnos mucho de Morgan porque corremos el riesgo de ser percibidos por los cazadores de Shadow. Ella, incluso en su inconsciencia, nos bloquea a todos como un gran escudo a nuestro alrededor. Eso me hace preguntarme el alcance del poder de los Purificadores.
Shadow...
Cada vez que trato de recordar algo de él solo fragmentos de los momentos en los que lo vi con Morgan llegan a mi y una oscuridad consumidora. Por lo que Milosh nos dijo ella parece temerle mucho y cierta impotencia me invade porque como clan, quizás no seamos suficiente para protegerla en contra de alguien como él, pero no cabe duda que lo intentaremos hasta nuestro último aliento.
Una sensación desagradable circula en mi pecho y me detengo en medio del bosque. Echo un vistazo a mi alrededor pero no veo nada, solo árboles y ramas.
Algo está mal.
¿Debería volver?
Me volteo para regresar y me encuentro de frente con un Purasangre.
Mierda.
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