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visitas Inesperadas

A medida que los días pasaban, Lincoln continuaba con su entrenamiento bajo la supervisión de Fusui. Aunque la muerte de Henry seguía en su mente, Lincoln decidió centrarse en su progreso y en las metas que tenía por delante. Fusui, por su parte, no solo le ayudaba a perfeccionar su fuerza física, sino también a desarrollar su mente y a prepararse para los desafíos que inevitablemente se cruzarían en su camino.

Una tarde, después de una intensa sesión de entrenamiento, Fusui y Lincoln se encontraban descansando bajo un árbol en el patio trasero de la casa de los Loud. El ambiente estaba tranquilo, pero Lincoln sentía que había algo más en el aire, una especie de tensión subyacente que no podía ignorar.

—Fusui, ¿alguna vez has tenido la sensación de que algo grande está por venir? —preguntó Lincoln, rompiendo el silencio.

Fusui, con su característico tono calmado, lo miró fijamente antes de responder.

—Siempre hay algo más grande por venir, Lincoln. Es el ciclo natural de las cosas. Pero lo importante no es solo estar preparado físicamente, sino también mentalmente. Las verdaderas batallas no siempre se libran con los puños, sino con la mente y el corazón.

Lincoln asintió, aunque en el fondo sabía que aún le faltaba mucho por aprender. No solo sobre el combate, sino también sobre el mundo que lo rodeaba. Había tantos secretos, tantas cosas que no comprendía completamente, y Fusui era una parte clave de todo eso.

Mientras el sol comenzaba a ponerse, Fusui se levantó, extendiendo una mano para ayudar a Lincoln a levantarse también.

—Vamos, hay algo que quiero mostrarte —dijo ella, con una ligera sonrisa.

Lincoln aceptó la mano de Fusui y la siguió hacia el bosque cercano. Caminaban en silencio, rodeados por el sonido de las hojas bajo sus pies y el canto lejano de las aves. Después de unos minutos, llegaron a un claro donde una antigua estructura de piedra se alzaba majestuosa. Era un dojo, olvidado por el tiempo, pero aún imponente en su grandeza.

—Este lugar... —murmuró Lincoln, sorprendido por la vista.

—Aquí es donde yo entrené —dijo Fusui, caminando hacia el centro del dojo—. Y donde aprenderás cosas que van más allá de lo físico. Quiero que entiendas que la fuerza no es lo único que define a un guerrero. La disciplina, la estrategia y la calma en medio del caos son igual de importantes.

Lincoln observó a Fusui, notando la seriedad en su rostro. Esta era una parte de su entrenamiento que nunca había anticipado, una que requeriría de él más que solo fuerza bruta.

—Estoy listo —dijo Lincoln finalmente, con determinación en su voz.

Fusui asintió, satisfecha con la respuesta de su alumno.

—Bien. Entonces empecemos.

A partir de ese día, Lincoln comenzó a entrenar en el antiguo dojo, bajo la atenta mirada de Fusui. Cada sesión no solo fortalecía su cuerpo, sino que también expandía su mente. Aprendió a controlar sus emociones, a pensar con claridad bajo presión y a entender la importancia de cada movimiento, tanto en la vida como en el combate.

Mientras tanto, en las sombras, aquellos que habían perdido a Henry comenzaban a moverse. Chandler, aún resentido y lleno de odio, no se había olvidado de Lincoln, y aunque su padre ya no estaba, sus conexiones seguían siendo poderosas. Algo grande se estaba gestando, y aunque Lincoln no lo sabía, su vida estaba a punto de cambiar drásticamente una vez más.

Pero esta vez, estaría más preparado que nunca. Con la guía de Fusui y las lecciones del clan Kure, Lincoln se estaba convirtiendo en algo más que un simple joven fuerte. Estaba emergiendo como un verdadero guerrero, listo para enfrentar cualquier desafío que se le presentara, consciente de que las verdaderas batallas estaban por venir.

Días después, durante una de las intensas sesiones de entrenamiento en el antiguo dojo, Fusui y Lincoln se detuvieron al escuchar pasos aproximándose. Era inusual que alguien más estuviera en ese lugar remoto, lo que inmediatamente puso a ambos en alerta. El silencio se rompió cuando una figura alta y musculosa emergió de entre los árboles. Era Raian Kure, el hermano mayor de Fusui, conocido por su actitud despreocupada y su fuerza letal.

—Fusui, tenemos que hablar —dijo Raian con su típico tono directo, sin molestarse en saludar a Lincoln.

Fusui frunció el ceño, no por la presencia de su hermano, sino por el motivo de su visita. Sabía que si Raian estaba allí, era porque las órdenes venían de más arriba, probablemente de su abuelo, el líder del clan Kure.

—¿Qué está pasando, Raian? —preguntó Fusui, aunque ya tenía una idea.

Raian la miró con seriedad inusual en él.

—El abuelo quiere que regreses. Dice que ya has estado aquí el tiempo suficiente. Tu misión era observar, no involucrarte. —Su mirada se desvió brevemente hacia Lincoln, evaluándolo con frialdad—. Además, parece que ya te has encariñado demasiado con tu pequeño proyecto.

Fusui apretó los labios, sabiendo que su hermano no estaba del todo equivocado. Durante su tiempo con Lincoln, había comenzado a sentir una conexión que iba más allá del simple entrenamiento. Lo veía como un compañero, incluso como un amigo, algo que no se esperaba.

Lincoln, que había estado escuchando en silencio, finalmente intervino.

—Si Fusui tiene que irse, ¿qué significa eso para mí? —preguntó, intentando mantener la calma.

Raian sonrió con una pizca de crueldad.

—Significa que estarás solo, chico. Pero no te preocupes, ya eres lo suficientemente fuerte para sobrevivir... tal vez. —Su tono era burlón, pero sus ojos eran serios.

Fusui miró a su hermano, luego a Lincoln, sintiendo una punzada de responsabilidad. No quería dejarlo solo, especialmente ahora que sabía que había enemigos moviéndose en las sombras.

—Raian, dile al abuelo que cumpliré con mi misión, pero a mi manera. No me iré hasta estar segura de que Lincoln está a salvo. —La determinación en su voz era clara.

Raian la miró fijamente por un momento, evaluando si debía forzar la situación. Finalmente, suspiró con resignación.

—Haz lo que quieras, Fusui. Pero sabes que el abuelo no aceptará excusas si algo sale mal. —Raian se giró para irse, pero antes de desaparecer entre los árboles, lanzó una última mirada a Lincoln—. Buena suerte, chico. La vas a necesitar.

Cuando Raian se marchó, Fusui se giró hacia Lincoln, quien parecía estar procesando todo lo que acababa de suceder.

—No te preocupes, Lincoln —dijo Fusui, poniendo una mano en su hombro—. No te dejaré solo. Pase lo que pase, te protegeré y me aseguraré de que estés preparado para lo que venga.

Lincoln asintió, sintiéndose aliviado por las palabras de Fusui, pero también consciente de que la situación se estaba volviendo más peligrosa. Ahora, con la visita de Raian, sabía que el mundo en el que se había involucrado era mucho más grande y complejo de lo que había imaginado.

A partir de ese momento, ambos sabían que tenían que redoblar sus esfuerzos. El tiempo de tranquilidad había terminado, y las verdaderas pruebas estaban a punto de comenzar.

Raian Kure, conocido por su brutalidad y fuerza abrumadora, no podía resistir el deseo de medir la verdadera fortaleza de Lincoln. Había escuchado rumores sobre él, sobre cómo era un joven formidable que había atraído la atención de su hermana Fusui y de otros poderosos luchadores. Sin embargo, para Raian, los rumores no significaban nada hasta que podía poner a prueba la fuerza de alguien por sí mismo.

—¿Así que eres tan fuerte como dicen? —dijo Raian con una sonrisa burlona mientras se acercaba a Lincoln, sus ojos llenos de una mezcla de curiosidad y deseo de pelea—. Supongo que lo sabré muy pronto.

Lincoln, aunque algo nervioso, estaba decidido a no retroceder. Sabía que Raian no era cualquier oponente, pero también sabía que no podía mostrar debilidad. Este era un enfrentamiento que debía enfrentar con todo lo que tenía.

—Si quieres comprobarlo, entonces vamos a ello —respondió Lincoln, asumiendo su postura de combate, listo para lo que viniera.

La pelea comenzó de inmediato, con ambos luchadores lanzándose al ataque. Desde el principio, la batalla fue igualada. Lincoln, con su fuerza increíble y su entrenamiento disciplinado, logró mantener el ritmo de Raian, bloqueando y devolviendo cada golpe con una precisión sorprendente. Sin embargo, Raian no era alguien que se contentara con un simple enfrentamiento de fuerza.

—Eres mejor de lo que esperaba, chico —comentó Raian, casi con diversión—. Pero estoy aquí para aplastar, no para jugar.

De repente, la atmósfera cambió. Los músculos de Raian se tensaron, y sus ojos adquirieron un brillo peligroso. Sin previo aviso, activó el "Removal" al 100%, una técnica devastadora que liberaba todo el potencial de su cuerpo, multiplicando su fuerza, velocidad y resistencia a niveles sobrehumanos.

Lincoln apenas tuvo tiempo de procesar lo que estaba sucediendo antes de que Raian se lanzara hacia él con una velocidad y poder aterradores. El primer golpe de Raian fue como un cañonazo, impactando a Lincoln en el estómago y lanzándolo hacia atrás como si fuera un muñeco de trapo. Lincoln logró aterrizar sobre sus pies, pero el dolor se extendió por todo su cuerpo, dejándolo jadeante.

—Esto no va a terminar bien... —pensó Lincoln, tratando de recuperar el aliento.

Raian no le dio tiempo para recuperarse. Se lanzó nuevamente sobre Lincoln, esta vez con una serie de golpes y patadas que Lincoln apenas podía seguir. Cada impacto era como un martillo golpeando su cuerpo, y aunque Lincoln intentaba defenderse, la fuerza abrumadora de Raian lo estaba superando.

—¡Vamos, chico! ¡Muéstrame de qué estás hecho! —gritó Raian, disfrutando del dominio que ejercía sobre Lincoln.

Lincoln, a pesar del dolor y el agotamiento, se negó a rendirse. Reuniendo todas sus fuerzas, lanzó un golpe directo al rostro de Raian, un ataque que en circunstancias normales habría derribado a cualquier oponente. Pero Raian lo bloqueó fácilmente, apenas inmutándose.

—¿Eso es todo? —se burló Raian, y con un movimiento rápido, agarró a Lincoln por el cuello y lo levantó del suelo—. Esperaba más de ti.

Lincoln intentó liberarse, golpeando el brazo de Raian con todas sus fuerzas, pero la presión era demasiado. Sentía que su energía se estaba agotando rápidamente, y la situación se estaba volviendo desesperada.

Raian, sin embargo, no estaba dispuesto a matarlo. Quería ver hasta dónde podía llegar Lincoln, hasta qué punto podía resistir antes de caer. Con una sonrisa sádica, lo lanzó al suelo con una fuerza que hizo temblar la tierra bajo ellos.

Lincoln, a duras penas, logró ponerse de pie, tambaleándose. Sabía que no podía ganar esta pelea, pero también sabía que no podía rendirse. Apretó los dientes y levantó los puños, listo para continuar, aunque su cuerpo estaba al borde del colapso.

Raian lo observó, una chispa de respeto en sus ojos.

—Tienes agallas, lo admito —dijo Raian, relajando su postura—. Pero eso no es suficiente para vencerme.

En ese momento, Fusui, que había estado observando la pelea desde la distancia, intervino.

—¡Raian, basta! —exclamó, acercándose rápidamente—. Ya has demostrado tu punto. Lincoln es fuerte, pero aún está en entrenamiento.

Raian suspiró y dejó caer los hombros, dejando que el "Removal" se desactivara lentamente.

—Está bien, Fusui —dijo, mirando a su hermana y luego a Lincoln—. El chico tiene potencial, eso es innegable. Pero necesitará mucho más que eso si quiere enfrentarse a alguien como yo.

Lincoln, respirando con dificultad, asintió. Sabía que Raian tenía razón, pero también sabía que no se detendría aquí. Este enfrentamiento había sido una lección, una prueba de lo que aún le faltaba por aprender.

Raian dio un último vistazo a Lincoln antes de girarse para marcharse.

—Nos veremos de nuevo, chico —dijo, con una sonrisa en los labios—. Y espero que la próxima vez me des un verdadero desafío.

Con eso, Raian se fue, dejando a Lincoln y a Fusui en el dojo. Fusui se acercó a Lincoln, preocupada por su estado.

—¿Estás bien? —preguntó, tocando suavemente su hombro.

Lincoln, aunque adolorido, sonrió con cansancio.

—Sí, lo estaré. Pero tengo mucho trabajo por hacer.

Fusui asintió, sabiendo que este era solo el comienzo de algo más grande para Lincoln.

Después de la intensa pelea, mientras Raian se alejaba, no podía evitar comparar a Lincoln con Wakasuki, su antiguo oponente en el Torneo Kengan. Recordaba la inmensa fuerza de Wakasuki, cómo había sido un rival formidable, capaz de resistir los ataques más brutales y devolverlos con una potencia devastadora. Raian sonrió para sí mismo, pensando que Lincoln, aunque fuerte, aún estaba lejos de alcanzar ese nivel.

—Este chico... se parece al viejo Wakasuki —murmuró Raian, casi hablando para sí mismo—. Tiene esa misma determinación, esa misma capacidad para soportar el dolor y seguir adelante. Pero...

Raian sabía que, aunque Lincoln tenía un potencial indudable, aún no era rival para alguien como Wakasuki en su estado actual. Wakasuki había pasado por años de entrenamiento y combates, perfeccionando su fuerza hasta un punto en que podía derrotar a alguien como Lincoln con relativa facilidad.

—El Wakasuki de hoy lo aplastaría sin dudarlo —continuó Raian en su mente, reflexionando sobre el abismo que aún existía entre Lincoln y el legendario peleador—. Pero quizás con el tiempo... este chico podría alcanzar ese nivel. O incluso superarlo.

Por supuesto, Raian no era alguien que otorgara elogios fácilmente. Sin embargo, había visto suficiente en Lincoln para saber que, con el entrenamiento adecuado y la experiencia, podría convertirse en un luchador temible. Fusui también lo sabía, y por eso se había interesado tanto en ayudar a Lincoln a mejorar.

Mientras Raian continuaba alejándose, se permitió un último pensamiento sobre Lincoln.

—Este pueblo tiene algo interesante después de todo. Veremos hasta dónde puede llegar este chico.

Por su parte, Lincoln estaba procesando lo que había aprendido durante su enfrentamiento con Raian. Sabía que aún le faltaba mucho por recorrer, pero la comparación con Wakasuki lo llenaba de una renovada determinación. Estaba decidido a continuar su entrenamiento, a fortalecerse y, algún día, a estar a la altura de los grandes luchadores de los que había oído hablar.

Fusui, observando a Lincoln mientras se recuperaba, sabía que este era solo el comienzo de su viaje. La mención de Wakasuki había encendido algo en él, y ella estaría allí para ayudarlo en cada paso del camino.

—Tienes potencial, Lincoln —le dijo Fusui, con una sonrisa tranquila—. Pero el camino hacia la grandeza no será fácil. Estoy aquí para ayudarte, pero tendrás que trabajar más duro que nunca.

Lincoln asintió, con los ojos llenos de determinación.

—Estoy listo, Fusui. No me detendré hasta ser lo mejor que puedo ser.

Con esa promesa, ambos sabían que el verdadero desafío apenas comenzaba.

Lincoln estaba tomando un respiro después de su pelea con Raian cuando escuchó una conmoción en el centro del pueblo. No era algo común, ya que Royal Woods solía ser tranquilo, pero esta vez parecía diferente. La curiosidad lo llevó a acercarse, y lo que vio lo dejó perplejo.

Allí, justo en la entrada del pueblo, estaban cuatro figuras que Lincoln reconoció de inmediato. Wakasuki Takeshi, su maestro y mentor, estaba acompañado por Ohma Tokita, un hombre con una presencia intimidante y una historia llena de leyendas; Koga Narushima, un joven pero hábil luchador que estaba forjando su propio camino; y Yamashita Kazuo, el jefe de Ohma, quien no era un peleador, pero cuyo conocimiento del mundo de las artes marciales era profundo.

La presencia de estos hombres en Royal Woods no era casualidad. Habían escuchado los rumores sobre Lincoln y su reciente enfrentamiento con Raian Kure(o palida que este le dió). Sin embargo, no habían venido solo por curiosidad; querían comprobar con sus propios ojos si el chico del que tanto se hablaba en el pueblo realmente tenía el potencial que se decía.

Takeshi fue el primero en acercarse a Lincoln, con una expresión seria, aunque ligeramente orgullosa.

—Lincoln —dijo Takeshi, su voz resonando con autoridad—. Hemos oído hablar de tu enfrentamiento con Raian. Estoy aquí para ver cuánto has progresado desde que te fuiste. Y, por lo que he escuchado, también han llegado otros interesados en verte en acción.

Ohma observó a Lincoln con una mirada calculadora, mientras que Koga, siempre el más expresivo, sonrió y le dio un saludo.

—Vaya, vaya —dijo Koga—. Así que tú eres el famoso Lincoln Loud. He oído que hiciste un buen trabajo contra Raian. No muchos pueden decir eso y seguir de pie.

Yamashita, siempre el más nervioso del grupo, simplemente asintió con la cabeza, aunque no podía evitar mirarlo con cierta curiosidad.

—Este es el chico del que tanto habla Takeshi —murmuró Yamashita para sí mismo, sin dejar de observarlo—. Parece... diferente a lo que esperaba.

Mientras tanto, Lincoln estaba impactado por la presencia de estas figuras legendarias en su pequeño pueblo. Sabía que su entrenamiento con Takeshi lo había preparado para cosas grandes, pero no esperaba que personas como Ohma Tokita y Koga Narushima vinieran a verlo.

—Esto es serio —pensó Lincoln, sintiendo un nudo de emoción y nerviosismo formándose en su estómago—. No puedo defraudarlos. Tengo que demostrarles que todo mi entrenamiento ha valido la pena.

Takeshi notó la tensión en Lincoln y le puso una mano en el hombro.

—No te preocupes, Lincoln —le dijo con voz firme—. Ellos están aquí para ver tu potencial, no para juzgarte. Muestra lo que has aprendido y no te detengas.

Ohma, con su característica franqueza, habló directamente a Lincoln.

—Espero que no nos decepciones, chico. He oído mucho sobre ti, y quiero ver si puedes estar a la altura de las expectativas.

Lincoln asintió, decidido a dar lo mejor de sí mismo. Sabía que estaba rodeado de algunos de los más grandes luchadores del mundo, y no iba a dejar que la oportunidad de impresionarlos se le escapara.

—Haré lo mejor que pueda —respondió Lincoln, con la determinación brillando en sus ojos.

Con la llegada de Takeshi, Ohma, Koga, y Yamashita, Lincoln supo que su camino hacia la grandeza estaba lejos de terminar. Este era solo el comienzo de un nuevo capítulo en su vida, uno en el que tendría que demostrar su valía no solo a sí mismo, sino a todos aquellos que ahora lo observaban de cerca.

La tensión en el aire se sentía palpable cuando Koga, incapaz de contener su entusiasmo, dio un paso al frente. Sus ojos brillaban con una mezcla de emoción y desafío mientras observaba a Lincoln.

—No puedo esperar más —dijo Koga, con una sonrisa que reflejaba su naturaleza competitiva—. ¿Qué dices, Lincoln? ¿Te animas a una pelea rápida conmigo?

Yamashita, sorprendido por la espontaneidad de Koga, abrió los ojos de par en par y levantó las manos en un gesto de preocupación.

—¡Koga, espera! —exclamó, su voz temblorosa—. Esto no es un torneo, solo vinimos a verlo, no a pelear con él. Además, acabamos de llegar...

Pero Koga, con una confianza arrolladora, no se detuvo.

—Vamos, señor Yamashita, no pasa nada —respondió Koga, sin perder la sonrisa—. Solo quiero ver qué tan fuerte es Lincoln. He oído que ha mejorado mucho, y no puedo perder la oportunidad de probarlo por mí mismo.

Lincoln, que había estado escuchando en silencio, sintió una oleada de adrenalina recorriendo su cuerpo. Sabía que Koga era un oponente formidable, con una habilidad y velocidad que habían sido reconocidas incluso por los luchadores más experimentados. Sin embargo, el desafío también despertó su propio espíritu competitivo.

Takeshi observaba la situación con los brazos cruzados, sin interferir. Sabía que esta era una prueba importante para Lincoln, no solo de su fuerza, sino también de su capacidad para enfrentar desafíos inesperados. Ohma, por su parte, se mantenía en silencio, evaluando la reacción de Lincoln.

Lincoln finalmente asintió, mostrando una leve sonrisa.

—Está bien, Koga —dijo con determinación—. Si quieres una pelea, la tendrás. Pero no te contengas, porque no lo haré.

Koga soltó una pequeña carcajada, claramente emocionado por la respuesta de Lincoln.

—Eso es lo que quería escuchar —respondió Koga, mientras ambos se preparaban para enfrentarse.

Yamashita, aunque todavía nervioso, dio un paso atrás junto a Takeshi y Ohma, permitiendo que los dos jóvenes se prepararan.

—Esto es... inesperado —murmuró Yamashita, preocupado—. Koga nunca se ha detenido cuando se emociona así.

Takeshi simplemente asintió, sabiendo que esta era una buena oportunidad para Lincoln de mostrar lo que había aprendido.

Los dos se colocaron en posición, con los músculos tensos y listos para el combate. Koga, siendo un luchador rápido y hábil, sabía que su mejor oportunidad era aprovechar su velocidad para atacar con precisión. Por otro lado, Lincoln estaba preparado para enfrentar el desafío, confiando en su fuerza y resistencia, pero también sabiendo que no podía subestimar a Koga.

El silencio se apoderó del lugar por un instante, antes de que ambos se lanzaran al ataque. La batalla comenzó con una velocidad sorprendente, con Koga moviéndose como un rayo alrededor de Lincoln, lanzando golpes rápidos y precisos. Lincoln, manteniendo la calma, bloqueaba y esquivaba, buscando el momento adecuado para contraatacar.

Cada movimiento de Koga era calculado, pero Lincoln demostraba que su entrenamiento no había sido en vano. Aunque Koga era más rápido, Lincoln utilizaba su fuerza para detener los ataques y devolverlos con una potencia que obligaba a Koga a mantenerse alerta.

Ohma, observando desde la distancia, parecía impresionado por la rapidez con la que Lincoln se adaptaba a los ataques de Koga. Takeshi, por su parte, sonrió ligeramente, reconociendo el progreso de su alumno.

La batalla continuó por varios minutos, con ambos luchadores mostrando sus habilidades al máximo. Finalmente, después de una serie de intercambios intensos, Koga dio un paso atrás, respirando con dificultad pero con una sonrisa en su rostro.

—Eres fuerte, Lincoln —admitió Koga, claramente satisfecho con la pelea—. No me has decepcionado.

Lincoln, también respirando con dificultad, sonrió de vuelta.

—Tú tampoco, Koga. Ha sido una buena pelea.

Yamashita, viendo que la pelea había terminado sin incidentes, dejó escapar un suspiro de alivio, aunque no podía negar que también estaba impresionado por el desempeño de ambos.

—Estos chicos... —murmuró, sacudiendo la cabeza—. Son realmente algo especial.

Con la pelea concluida, Lincoln sabía que había ganado el respeto de Koga, y posiblemente, el interés de Ohma y Takeshi también había aumentado. Sin embargo, más que eso, Lincoln sentía que había dado un paso más en su propio camino, demostrando que estaba listo para enfrentar cualquier desafío que se le presentara, incluso si venía de alguien tan formidable como Koga.

Después de la intensa pelea entre Lincoln y Koga, la tensión se disipó y el ambiente se llenó de una energía más relajada. Ohma y Takeshi, satisfechos con lo que habían presenciado, decidieron salir a dar un paseo por el pueblo, dejando a Lincoln, Yamashita, y Koga a solas para que pudieran conversar.

Lincoln, aún recuperándose de la pelea, se sentó en un banco cercano mientras Koga y Yamashita se acercaban a él. Koga, quien todavía estaba impresionado por la fuerza de Lincoln, se lanzó a hacer preguntas con entusiasmo.

—¡Esa fue una gran pelea, Lincoln! —exclamó Koga, sonriendo—. ¿Cómo has entrenado para volverte tan fuerte? No es común encontrar a alguien que pueda aguantar mis golpes así.

Lincoln, un poco sorprendido por el interés de Koga, sonrió y se encogió de hombros.

—Bueno, he estado entrenando con Wakasuki Takeshi —respondió Lincoln, tratando de no sonar demasiado orgulloso—. Ha sido un proceso largo y difícil, pero he aprendido mucho de él. También he estado trabajando en mi fuerza y resistencia desde que era niño. Siempre he sentido que era un poco más fuerte de lo normal, pero Takeshi me ayudó a pulir esa fuerza.

Yamashita, quien había estado observando en silencio, decidió intervenir con su propia pregunta, aunque en un tono más serio.

—Lincoln, ¿cómo te sientes al saber que has llamado la atención de luchadores tan poderosos como Wakasuki Takeshi y Ohma Tokita? —preguntó, sus ojos llenos de curiosidad—. No es algo que suceda todos los días.

Lincoln pensó por un momento antes de responder.

—Es... un poco abrumador, para ser honesto —admitió—. Nunca imaginé que gente como ellos se fijaría en alguien como yo. Pero al mismo tiempo, me siento motivado. Quiero seguir mejorando y demostrar que no soy solo alguien fuerte, sino alguien que puede ser digno de enfrentar a luchadores de su calibre.

Koga asintió, comprendiendo el sentimiento.

—Eso es lo que me gusta escuchar —dijo con una sonrisa—. Yo también estoy trabajando para mejorar, y sé que no es fácil. Pero estoy seguro de que ambos llegaremos lejos si seguimos así.

Mientras los tres continuaban hablando, la conversación se tornó más ligera. Koga preguntó a Lincoln sobre su vida en Royal Woods, sus amigos y su familia. Lincoln respondió con honestidad, hablando de su vida diaria, de cómo era crecer en una familia grande y ruidosa, y de cómo había cambiado todo desde que comenzó a entrenar seriamente.

—Parece que tienes una vida interesante —comentó Koga—. No es común encontrar a alguien que equilibre una vida normal con el entrenamiento que haces. Debe ser difícil a veces.

Lincoln asintió, recordando los sacrificios que había hecho y los momentos en que había tenido que elegir entre entrenar y pasar tiempo con su familia.

—Sí, puede ser difícil —admitió—. Pero al final, creo que todo vale la pena. Quiero ser alguien en quien mi familia y amigos puedan confiar, y también quiero demostrarme a mí mismo de lo que soy capaz.

Yamashita, al ver la determinación en los ojos de Lincoln, no pudo evitar sentirse impresionado. Sabía que Lincoln tenía un largo camino por delante, pero también podía ver el potencial en él, algo que quizás Takeshi y Ohma ya habían notado.

—Lincoln, creo que tienes un futuro brillante por delante —dijo Yamashita, con una leve sonrisa—. Solo asegúrate de no perder de vista lo que es importante para ti.

Lincoln agradeció las palabras de Yamashita, sintiendo un renovado sentido de propósito. Sabía que su viaje apenas comenzaba, pero con aliados como Koga y el apoyo de su familia, estaba listo para enfrentar cualquier desafío que viniera.

Fin del capítulo

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