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Pᴀʀᴛᴇ O1

Galasia es un pueblo hermoso, reconocido por sus hermosos manantiales cristalinos y sus hermosas flores onidoras que adornaban los jardines de los hogares de la gente del pueblo.

Pero entonces el agua dejo de fluir como antes, y las flores de galasia comenzaron a perder su esencia y brillo.

La gente de galasia comenzó a temer que una sequía azotará su pueblo y perdieran sus flores y la belleza de los lugares que brillaban vida.

Asustados comenzaron a rendir ofrendas y rezos al dios del agua, pero sus plegarias no dieron resultados, y el agua seguía dejando de fluir en los manantiales.

Entonces alguien del pueblo sugirió un sacrificio humano, la gente se horrorizó por aquella petición y fue denegada.

Entonces alguien más dijo, "Y porque no darle al dios un novio, alguien que se convierta en su pareja, que sea un novio o una novia para el del dios del agua"

La gente lo pensó, y el jefe del pueblo dijo que era una buena idea, pero sabían que debían buscar un alma pura, sin mancha, sin pecado alguno, un alma inocente.

Él único que figuraba era el hijo de aquella familia humilde, que había llegado pidiendo asiló.

JiMin era perfecto, él denotaba pureza nata.

Él sería perfecto para ser el novio del dios del agua.

La familia de JiMin al inicio se negó, diciendo que era absurdo dar a su hijo en ofrenda al dios que les había abandonado por más de tres meses.

Pero JiMin había intervenido, y a regañadientes sus padres habían aceptado la decisión, Jimin había sido muy convincente en querer ser él, "Así sere útil para la gente que nos abrió sus brazos cuando más los necesitábamos" habían sido las palabras de JiMin, mientras les sonreía a sus padres.

Pero había un inconveniente, Jimin apenas tenía quince años, era muy joven para ser ofrecido al dios del agua.

Así que la gente decidió esperar dos años hasta que Jimin cumpliera su mayoría de edad, pues estaba a dos semanas de cumplir sus dieciséis años.

JiMin durante ese tiempo fue instruido en cada arte culinario, doméstico y marital, debía ser el novio perfecto para el dios del agua.

Cuando las semanas se convirtieron en meses y los meses en años, la situación en galasia habia agravado.

Dos meses antes de su cumpleaños número dieciocho, los manantiales se secaron y las hermosas flores de onidoro y crisalias empezaron a perder vida, una a una fueron marchitándose hasta quedar completamente secas.

Las hermosas aguas cristalinas perdieron su brillo, y dejaron de fluir trayendo así la inminente sequía, que le quito la belleza de galasia, dejándolos desolados y al borde del desquiciamiento.

JiMin agradeció que los meses pasarán rápido, pues en un parpadeo su cumpleaños se estaba celebrando ese día.

Fue preparado para la ceremonia, fue bañado con el poco agua que tenían, y aromatizado con los pétalos de las pocas rosas y jazmines del jardín de su familia.

Secaron y adornaron su cabello perfectamente, colocaron hermosos adornos de flores en la hermosa trenza de cabellos rubios, y una horquilla de arce blanca fue depositada en la cúspide de su velo celeste marino.

Las túnicas que cubrían su cuerpo fueron hechas con las telas más finas del pueblo de galasia, las hermosas flores bordadas en hilo dorado dieron el toque perfecto para una deidad Inmaculada.

El corazón de Jimin se apretó cuando por fin entendió, que una vez el fuese entregado al dios del agua, jamás regresaría a su pueblo y jamás vería nuevamente a su familia otra vez.

Si, lo entristeció, y casi lloro. Pero se dijo a si mismo, que aquello lo hacía por ellos, por su familia y por las pocas personas que no les abandonaron cuando sufrían hambre.

La noche llegó, y con ello la hermosa luna nueva se alzó en lo alto del cielo estrellado.

JiMin fue llevado del brazo de su padre, hacia aquel templo que una vez había sido olvidado por la gente del pueblo.

"Nakheren" el templo del dios del agua.

Una vez fue prospero y llenó de vida, cuando los aldeanos iban a dejar ofrendas y rezar porque el agua nunca faltará.

Con el tiempo aquella tradición fue olvidada y por ende el templo igualmente.

Hoy la gente de galasia se arrepentía, pues presentían que su sequía se debía a su falta de respeto y devoción al dios del agua.

Sus manos temblaban al igual que casi todo su cuerpo completo.

El camino al templo era iluminado por las antorchas en los burales de mármol, adornados con hermosas guías verdes y pequeñas flores moradas.

Toda la gente del pueblo estaba allí reunida, esperándole. JiMin respiro profundo y una vez estuvo en el centro, dejo que el jefe del pueblo realizará la ceremonia de matrimonio.

Una corriente de aire frío recorrió su cuerpo una vez el dio el "si" para así mismo abandonarlo y dejarle una sensación intranquila en su corazón.

La gente comenzó a irse del templo, uno a uno iba abandonando el lugar, no sin antes postrarse y adorar tanto al dios del agua, como al novio y esposo del mismo.

Los últimos en abandonar el templo fue su familia, su madre con lágrimas en sus ojos le dio su último adiós.

Su padre no se atrevió a ver a los ojos de su hijo, pero JiMin percibió que lloraba al ver el subir y bajar de sus hombros, su hermano menor se despidió con lágrimas en sus ojos y con la promesa de que jamás lo olvidaría.

Y así JiMin quedó solo en aquel templo del dios sin rostro.

La luna ejecuto su aurora y las nubes cubrieron las estrellas, el viento azotó el templo y apago las velas, dejándolo completamente en la oscuridad de la noche.

El cuerpo de Jimin tembló del frío y se abrazo a si mismo cuando se vio envuelto en la oscuridad de aquella neblina que al parecer cubría su cuerpo.

Pequeñas luciérnagas alumbraron el templo, y las nubes despejaron el cielo, la luna dio su brillo y las puertas que resguardaban aquel santuario se abrieron lentamente.

Con la gracia y suavidad que caracterizaban a Jimin, se giró lentamente hacia las puertas atrás de él.

Fuertes pasos se lograron escuchar y con ello mismo una ventisca helada cayo sobre aquel lugar.

Pronto sus ojos se abrieron desmesuradamente cuando la figura de un hombre apareció frente a él.

Vestía de túnicas azules Esmeraldas, con el cabello más negro que sus ojos hubiesen visto, y unos hermosos ojos marinos eléctricos que hechizaron su cuerpo completamente.

Aquella deidad se acercó valientemente hacia Jimin, observándolo detenidamente, colocó una de sus diestras en la mejilla del rubio haciendo exaltar al pequeño humano.

El dios sonrió con arrogancia, al ver como aquel humano reaccionaba a su toque.

Soplo algo en el rostro del humano y Jimin rápidamente perdió la consciencia cayendo sobre los brazos de la deidad.

Este cargo rápidamente al humano en sus brazos y se adentró en el templo, las puertas que habían sido abiertas fueron rápidamente cerradas y todo quedó en silencio.

El dios cargo a su pareja y con ella en brazos entró a su mundo.

Él jamás espero tal sacrificio, pero cuando fue llamado al ritual, y aunque el ojo humano no se percato de su presencia, había estado presente observando los movimientos de aquellas personas, que al parecer se habían olvidado de él.

Una vez en su palacio observó detenidamente el rostro de aquel que se había convertido en su pareja, en su esposo.

Los humanos si que podían ser muy estúpidos y arrogantes cuando se sentían acorralados.

Él los había castigado por haberse olvidado de él, jamás les pidió un sacrificio, le bastaba con las ofrendas... Sólo estaba siendo algo caprichoso con no darles agua.

Él se caracterizaba por su temple y seriedad, entre el mundo de los dioses él era el más serio y el más temido claro está.

Sus ojos recorrieron aquel cuerpo que yacía dormido sobre sus aposentos, vestido de aquel inmaculado color que contrastaba perfectamente con el suyo.

Curioso delineó con su dedo las facciones del joven humano que dormía plácidamente.

Entre los dioses, tener una pareja humana era de cierta forma innecesaria, ya que ellos vivían eternamente pero su pareja moría si ellos no deseaban compartir el aliento de su vida con ellos.

Son pocos los dioses que compartian el aliento de su vida con sus parejas, algunos lo hacían porque realmente se habían enamorado, y otros dejaban morir a su pareja y así mismo buscar una nueva.

Para algunos dioses los humanos eran simples juguetes reemplazables, pero para él eran seres muy curiosos y extraños que le mantenían entretenido y lo hacían hacer las cosas más extrañas cuando se olvidan de su presencia y lo dejaban de lado.

Él se preguntó como reaccionaria su pareja al despertar y no saber dónde estaba.

Porque los humanos tenían prohibido entrar a sus santuarios a menos que fueran invitados, pues para ellos los dioses, era una ofensa muy grande que acarreaba castigo.

Trono sus dedos y espero pacientemente a que el humano despertará.

Jimin comenzó a abrir sus ojos de poco, parpadeando varias veces al toparse con aquellas luces en el techo que le cegaban la vista.

Se removió cansado, y se quejo cuando se sintió de la nada, mareado.

El dios observó cada acción del humano de cabellos rubios, sus ojos marinos siguiendo cada movimiento de este.

Jimin se sentó sobre aquella superficie cómoda y frotó sus ojos, intentando acomodar su vista para enfocar mejor a su alrededor.

Entonces él dios se percató de algo inicial, los ojos de aquel joven eran de un hermoso gris cristal, la iris de azules bicolor que daban el toque final.

Jimin parpadeo cuando vio al mismo hombre que vio cuando las puertas enormes se abrieron.

Lentamente se colocó en la orilla de aquella cama, y así se quedó hasta que sintió sus mejillas calientes por el férreo contacto visual con aquel ser.

— Tú nombre... Dime como te llamas? —Pregunto la deidad.

El cuerpo del humano se estremeció, aquella voz profunda erizo cada vello corporal de su andrógeno cuerpo.

— Ji-JiMin, me llamó Park JiMin... —Contesto con voz queda el humano.

La deidad sonrió al por fin saber el nombre de la persona que ahora era su pareja.

Entonces Yoongi se incorporo del asiento en donde reposaba y con pasos elegantes camino hasta estar enfrente del pequeño humano.

Se hinco en el suelo y amablemente tomo su mano, sintiendo la calidez del cuerpo humano contra su fría piel.

Él le sonrió y JiMin devolvió el gesto un poco extrañado por la situación.

Su cabeza aún se sentía pesada, pero al menos ya no estaba mareado.

— Mucho gusto, JiMin. Yo soy GyoRo el dios del agua —Se presento dando su nombre de cortesía—. Pero tu puedes llamarme YoonGi, Min YoonGi el dios del agua, y tu esposo —Sonrió a JiMin.

Y lo que menos Yoongi esperaba pasó, el pequeño humano se desmayo.

Dos pares de ojos observaban curioso al joven humano que dormía sobre la cama de su hermano mayor, observando detenidamente las facciones del pequeño esposo, tenían ganas de tocar, pero la advertencia de su hermano mayor había sido Suprema.

JiMin se comenzó a remover y los dos jóvenes dioses se apartaron de la cama de su hermano mayor, viendo y leyendo los movimientos del humano.

Eran sólo dos jóvenes dioses que jamás nunca habían visto un humano de cerca, y menos uno tan hermoso como lo era aquel pequeño humano de rubios cabellos.

Abriendo lentamente Jimin los ojos, se incorporo nuevamente sobre aquella blanda superficie, y refrego su vista para evaporar cualquier aspecto de sueño.

Estiro luego sus brazos al cielo y movió su cuello de izquierda a derecha para destensar su dureza.

— Eres lindo —Aquellas palabras fueron dicha abruptamente deteniendo así los movimientos del humano.

Jimin se giró con gracia y lentitud hacia la dirección de aquella voz, y sus hermosos ojos se toparon con aquellos dos jóvenes que le veían con una pequeña sonrisa en su rostro.

— Si, hermano tenía razón al decir que eras peculiarmente hermoso —Esta vez fue el otro hermano quien hablo, su voz siendo diferente a la del otro.

Jimin se sintió igual que la primera vez ante su esposo, el dios del agua. Cohibido.

— Soy Gehara —El de cabellos castaños hablo, haciendo una pequeña reverencia hacía Jimin—. Pero puedes llamarme Jungkook —Finalizo.

Jimin inclino su cabeza recibiendo el saludo de aquel dios.

— Yo soy Maghara —El de voz ronca y profunda hablo, haciendo lo mismo que Jungkook al presentarse—. Pero usted puede llamarme, Taehyung.

Jimin nuevamente hizo un inclinación con su cabeza, y se calzó sus zapatillas blancas que, bueno. No las había visto antes.

Se puso de pie e imito ahora una reverencia hacía aquellos dos seres que le veían siempre con ojos curiosos.

— S-soy JiMin, pa-... Ummm. Él novio del dios del agua? —Dijo así mismo con un deje de duda, haciendo reír a aquellos dos jóvenes dioses.

— Tranquilo, hermano dijo que sería difícil para tí entrar en contexto con nuestro mundo —Aquel que se llamaba Jungkook hablo.

JiMin asintió, y luego su boquita se abrió pero la Cerro rápidamente mordiendo su labio inferior, dudoso de preguntar si acaso a aquel que llamaban "hermano" era Yoongi o solo era una forma de respeto hacia un dios superior.

— Aquí todos somos hermanos, pero Jungkook si es hermano de sangre de Yoongi, ya que él también es un dios del agua, uno en aprendizaje como podrás ver —Taehyung el de cabellos azules hablo, haciendo que Jungkook inflara sus mejillas en reproche.

— Ahora ya puedo crear maremotos, no me minimices Taehyung —Reprocho el de cabellos castaños.

Jimin soltó una pequeña risa por aquello, su pequeño acto de reír atrajo mucho la atención de los jóvenes, jamás habían escuchado aquella risa, era agradable. Les gustaba.

Las mejillas de Jimin rápidamente tomaron un leve tono carmesí al sentir aquellas miradas penetrantes hacia su persona.

— Y Tú... —Jimin dejo la pregunta al aire no sabiendo si era correcto o no, tratarlos de tú, cuando se notan que son deidades superiores a ellos, unos inferiores humanos.

Taehyung sonrió cálidamente. —Soy una deidad del viento, y soy el maestro de este torbellino andante —Apunto con su dedo a un Jungkook curioseando en la habitación del dios mayor.

Jungkook ignoro aquello para seguir viendo lo que su hermano tenía en aquella grande habitación, muchas pinturas de paisajes más ninguno de él o ellos dos juntos.

Jimin asintió ante lo antes dicho, observando a los dos dioses frente a él.

Cuando se ofreció como el sacrificio, jamás pensó que eso iba a pasar, él pensaba y pensaba como sería su muerte, pero no estaba muerto... O si?

— No JiMin, no estás muerto —Aquella voz grotesca atrajo la atención de aquellos tres pares de ojos hacia la puerta.

Donde venía entrando el dios mayor, YoonGi.

Hoy vestía diferente y su hermoso cabello que una vez fue largo, hoy estaba a los hombros, Jungkook abrió cómicamente su boca al ver el corte de cabello en su hermano mayor, Taehyung no comento nada pero se podía ver la sorpresa en sus ojos.

JiMin admiro a su... ¿novio? ¿esposo?

Se veía, bueno. Él seguía viéndose hermoso, muy guapo.

— Gracias por el halago JiMin —Respondió Yoongi, y las mejillas del pequeño humano se tornaron de un leve rojo por la vergüenza.

Jungkook en conjunto a Taehyung rieron un poco, a sabiendas que su hermano mayor había estado leyendo los pensamientos del humano.

— Y ustedes dos... —Hablo ahora dirigiéndose hacia aquellos dos dioses menores—. No deberían estar en la clase de Nerópines? —Pregunto Yoongi.

Cuando el dios del agua dijo aquellas palabras, la tez de Jungkook palideció y Taehyung trago grueso.

Aunque el fuera un maestro de clases bajas, asistir a las clases de Nerópines era una obligación, para cada uno de los dioses menores de aquel mundo.

Tanto Jungkook como Taehyung realizaron una venía para aquellos dos en la habitación, y salieron rápidamente de los aposentos del dios mayor.

Yoongi soltó una pequeña risita deleitando los oídos de Jimin al escuchar cuan perfecta era.

Y Jimin tampoco no pudo evitar soltar una pequeña risita que atrajo la atención de Yoongi, la risa de JiMin era hermosa, de cierta forma traía paz a su corazón.

Yoongi camino con pasos decididos al pequeño humano y se plantó frente a él, viendo con sus profundos ojos marinos a Jimin, quien ahora tenía sus mejillas de color carmín y sus ojitos brillosos y más oscuros que los anteriores.

Yoongi posó una de sus manos sobre la mejilla del humano, dándole una pequeña caricia que erizo cada vello corporal del humano, pero la sensación que se instaló en su pecho fue exorbitante y tempestuosa.

— Debes tener muchas preguntas, y también se que tienes curiosidad por conocer el exterior... —Dijo Yoongi, viendo aún a los ojos del humano—. Así que, que te parece si damos un paseo y hablamos... Estas de acuerdo?

El dios pregunto con duda en su voz, quería de cierta forma conocer más al pequeño humano que había sido ofrecido como su novio, conocerlo a fondo, saber sus sentimientos y ver si era digno de quizás un día, compartir su aliento de vida con él.

Los ojos grisáceos de Jimin brillaron más, como si un millar de estrellas estuvieran en sus ojos, asintiendo rápidamente ante la pregunta antes hecha por Yoongi.

El dios asintió, y se alejó lentamente de Jimin, caminando hacia aquel gabetero de donde saco una túnica parecida a la que él estaba usando ahora. Se la tendió a Jimin y este rápidamente entendió lo que tenía que hacer.

Se colocó la túnica y una vez listo, Yoongi le tendió su mano, dudosamente el humano la tomo y pronto Yoongi lo jaló hacia su lado, y metió parte del brazo de Jimin en su brazo, para que de cierta forma él brazo de Jimin reposará sobre el suyo, y así listo se encaminó hacia la salida de su habitación.

Cuando estuvieron afuera, la mirada de Jimin no cabía en lo que sus pequeños ojos veían.

La majestuosidad de aquel lugar era hermosa, los jardines estaban llenos de flores que él nunca había visto y/o conocido, habían muchas personas en aquellos jardines, al parecer cuidaban de ellos.

El agua que recorría aquella fuente en el centro era la punta del iceberg, era tan cristalina como la que una vez hubo en galasia.

Su hogar.

De un momento a otro su entusiasmo cayó al recordar que jamás podría volver a ver su familia.

Yoongi sintió el mar de emociones negativas del humano, y husmeando un poco leyó los pensamientos de Jimin.

Oh, JiMin quería ver a su familia.

Quizás algún día él podría llevarlo para que hablara con su familia, claramente solamente unos pocos minutos.

Los ojos curiosos de dioses menores y sirvientes veían al dios del agua y el... Humano enganchado a su brazo.

Algunos se sorprendieron al ver que el temible dios del agua tenía pareja, otros simplemente pensaron que era algún juguete temporal que una vez aburriera al dios, sería desechado.

Pero quizás sólo quizás... Ellos estaban equivocados.

Yoongi siguió presentándole el lugar, a los pocos dioses que se les acercaban para presentar sus respetos y saludos, halagando cada uno de ellos la belleza de JiMin.

Cuando por fin llegaron al lugar al que Yoongi le había hablado con anterioridad, Jimin se soltó del agarre y corrió hacía aquel jardín que se presentaba ante sus ojos.

Habían flores de amerilio, eran sus favoritas, en galasia raramente florecían y las pocas que lo hacían se marchitaban al tercer día, así que ver un jardín lleno de amerilio y crisálidas fue hermoso ante sus ojos.

Yoongi sonrió al ver el actuar del pequeño humano, pero podía ver que su devoción para las plantas era sincera, no había ni tan siquiera una pizca de envidia o maldad en el corazón del humano.

Era un alma pura, una muy inocente.

Lentamente se acercó hacía Jimin y se colocó a su lado, viendo lo que su lindo esposo hacía.

Jimin acariciaba cariñosamente aquella flor de amerilio, con sus dedos tocaba delicadamente sus pétalos color esmeralda.

— Te gusta demasiado está flor, debo suponer no? —Yoongi pregunto, y cuando Jimin se volteo para verlo, se percató de lo cerca que sus rostros estaban.

Podía sólo inclinarse un poco hacia arriba y podría besar aquellos labios que brillaban bajo la luz del sol.

Yoongi bajo su mirada para ver los labios pomposos del humano, e inconsciente remojo sus propios labios, sintiendo su pulso acelerarse rápidamente.

E inconscientemente de sus cuerpos, se fueron acercando lentamente hasta sentir la respiración del contrario sobre sus narices.

Entonces Yoongi rompió aquel silencio que se había formado a su alrededor.

— Eres mi esposo, y aún no nos hemos besado —Comento inocentemente, viendo como los pómulos de Jimin tomaban aquel brillo carmín.

JiMin asintió ante lo dicho por el dios, de la nada sintiendo las ganas de poder probar aquellos labios contra los suyos.

Preguntándose... ¿Cómo se sentiría besar a un dios?

Yoongi sonrió ante aquel pensamiento y tomó de la barbilla a Jimin, juntándolo más cerca de su boca.

— Digamos que sentirás esto —Y una vez dijo esas palabras, unió su boca con la del humano, en un beso que demandaba pasión.


Holis, a donde vas sin VOTAR y comentar.

Espero que te guste este threeshot, he trabajado muy duro en el, por favor darle amor.

Gracias por todo, perdón por tan poco.

Esperen la segunda parte.

Los amoadoro~

MinMin🐣💙

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