Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

•°|Capítulo 1|°•

—Esto cuesta muy caro... Me pregunto el porqué subirán los precios tan rápido sin tener una oferta.— Decía un pelinaranjado con un tono algo molesto e indiferente, viendo un paquete de galletas en forma de pecesitos, costando 60¥, dejándolos en su lugar retirándose del pasillo e ir a comprar más en su lista.
Aquél individuo que se paseaba por los pasillos agarrando víveres para comer, era Oto.

Después de la relación que tenían Saitama y Oto, duraron como dos años en ser pareja oficial, pero después de tres meses. Mejor para ellos, se volvieron amigos, ya que sentían que el uno del otro se apagaba el romance cambiándolo por uno más que otro sentimiento; el de la amistad, tratando de olvidar lo que ambos habían tenido en el pasado.

Después de cuatro años, Oto dejó de tener contactos con el pelinegro, al ser asaltado y transferido hasta Ciudad A. Después de haber escapado, trató de restaurar su vida comenzando desde cero, cuando “casualmente” se le ocurrió la magnífica idea de... entrenar hasta llegar al límite. Duró tres años en completar el régimen de su propio entrenamiento: Correr 9 kilómetros, hacer 100 flexiones, 100 sentadillas, y durar 5 horas en la plancha. Comía tres veces al día ingiriendo en esos tres años, pura manzana. Oto trataba de mantenerse vivo cuando llegaban las épocas del año, el verano y especialmente el invierno. Sin descanso alguno, hacía el entrenamiento, aunque estuviera débil en pensarselo dos veces en tomarse un día libre o quizás descansar algunos minutos.. ¡no! Era mejor seguir hasta que sus huesos se rompiesen.

—Serían 983¥, por favor.— Le avisó la cantidad la cajera con una sonrisa amable hacia el joven de cabello desordenado y de un color naranja.

—Hai.— Le da el pago correspondiente en monedas, agarró sus compras en mano, y se retiró del mercado.

(...)

Llegando a su departamento solitario, dejó las bolsas del mandado en el suelo, seguido el ojimarrón de quitarse los zapatos deportivos azules, poniéndose luego las pantuflas, llevar los víveres a la cocina y guardarlos en la alacena.

Terminando de guardarlo, se sirvió un vaso con agua junto con hielo, encaminándose a su sala mientras tomaba el vaso de agua fría, se sentó en el sillón dejando su vaso en frente de su mesa cuadrada pero mediana. Agarró en control de la tele, prendiéndola con el botón rojo del mando. Seguía cambiando de canal sin que ninguno le llamara su atención, hasta que se detuvo y lo dejó en uno, dejándolo en un programa de anime, por suerte el episodio apenas estaba comenzando, hací que Oto se acostó en el sillón, sin despegar su vista de su televisor, prestándole atención al anime de acción. Donde estaba pasando una escena de peleas entre dos rivales.

—“Me encantaría sentir la ansiedad de una pelea. Hace mucho tiempo que no he buscado a un rival digno de luchar, pero todos acaban muriendo de tan sólo dos golpes que les doy. Eso le quita lo divertido.

Pensaba desinteresado en ese tema, volviendo a ver el programa, pero sin dejar de estarse pensando todo el tiempo, ¿por qué habían villanos tan débiles?, no lo entendía del todo nuestro protagonista. Siempre que Oto se topaba con un Kaijin de nivel Ogro o Tigre, los acababa de dos o de un golpe mínimo, sin siquiera haber durado lo suficiente como para agarrar la adrenalina que ya no ha sentido en muchísimo tiempo. Lo que odiaba era ser extremadamente fuerte llegando al límite con su “entrenamiento”, siendo un humano “común y corriente”.

El pelinaranja suspiró pesadamente cerrando los párpados con fatiga, abrió uno de sus ojos mirando con desdén una foto en su mesita de noche a un lado de la recargadera del sillón. Ahí se mostraba una foto de él mismo y de alguien más con el pelo negro y con ojos cafés, se acomodó mejor en el sofá, agarrando seguido el marco de la fotografía ya un poco vieja. Era él y Saitama cuando apenas habían cumplido un mes de novios, claro, en ese entonces tenían 16 entre 17 años. A primera vista se miraban que eran simplemente amigos, ya que en la imagen se mostraba a Saitama abrazándolo por encima de los hombros sonriendo ligeramente hacia el frente donde se supone que les tomaría la foto, ¿y Oto? Estaba en las mismas, sólo que ese brillo intenso de sus ojos marrones del que tanto tiempo había perdido e intentándolo buscar otra vez esa alma motivadora. Ahora estaba apagada e indiferente, olvidando por completo todo eso que había vivido junto a él.

Una sonrisa amarga y afligida apareció en los labios alineados del de tez blanca, dejando el marco color caoba en su sitio. Cerrando sus ojos después de meterse en su propia melancolía.

—“Han pasado tres años desde entonces.— Con indiferencia, volvió a poner atención en la televisión, sentándose al estilo L. —Me pregunto como estará Saitama.

Él a veces se repetía en su interior, día y noche, si lo que ambos hicieron con palabras y acciones de quedar mejor como amigos... ¿fue la decisión correcta?

(...)

En un edificio abandonado donde está la zona alejada y abandonada de Ciudad Z, vivía un calvo de ojos inexpresivos; específicamente en un apartamento quien es el único hospedado en ese lugar, también por mantener su hogar en un buen estado al vivir ahí desde entonces.

Ahora el aspirador a héroe por hobby, estaba haciendo la cena, huevos con arroz blanco como dijo anteriormente después de hacer sus compras, mientras pensaba en lo aburrido que es tener como portador un superpoder de la súper fuerza sobrehumana, acabando a los villanos de un sólo golpe, terminándolo de sentirse tan vacío por dentro, bueno, no se arrepentía de entrenar por un años hasta perder su cabello con el duro y cansado entrenamiento que dio frutos ganándose el límite de ese poder.

Por ahora no ha encontrado la motivación y la adrenalina que tanto ha querido buscar por un largo tiempo. Siempre hacía su vida cotidiana al encontrarse por casualidad a Kaijins que contaban sus orígenes al odio que tenían por la clase humana, después, acabarlos de un sólo golpe. Bastando con que la amenaza ya no siguiera. ¡Por tres malditos años matando a monstruos de un sólo golpe, hombre!

Cuando terminó de hacer la cena, arregló la mesa pequeña y cuadrada de la sala para alistarse en comer. Ya listo se sentó encima de su fūton agradeciendo la comida, comiendo silenciosamente, bueno, eso hasta que prendió el televisor dejándolo en el mismo canal que siempre; las noticias del día para saber que acontecimientos pasaba, claro; mientras él seguía comiendo.

Disimuladamente (sin dejar de comer), miró un marco de fotografía en donde estaba él y un pelinaranja riendo de quien sabe qué cosa estaban diciendo en esos momentos, Saitama abrazaba por encima de los hombros a un risueño Oto, ambos mirando (asumiendo) a la cámara para después posar en la foto.

Saitama miró apenado la fotografía, para después sonreír con nostalgia y tristeza, su mirada se volvió sombría; ni él mismo sabía del porqué.

—“Aun si siento este vacío por dentro, hay otro vacío que me recalca por dentro y... Me atormenta cada día.”— Apretó con fuerza los palillos que usaba para comer, rompiéndolas por hacer una presión de fuerza muy eficiente, ambas manos las tenía temblando levemente. El calvo de 25 años musitó. —Te extraño, Oto.

Dejó de hacer fuerzas con sus manos empuñadas, calmándose de a poco su repentina actitud impotente y nostálgica. Volvió a tener su mirada de Poker Face al ver sus palillos ya quebrados en pedacitos gracias a él.

—Cielos, tendré que comprar más palillos. Espero que el mercado esté todavía abierto.

Rápidamente iría al supermercado a comprar más palillos, costaban a mitad de precio, lo que le alegraba a Saitama. Igual quería salir y despejar su mente de tan inesperado recuerdo de su pasado.

•|Dos Días Después|•

Oto ya había despertado, pero sus ojos tenían leves tics nerviosos, significando aquello que algo pasaría. Era algo ya común y normal para él.

Se sentó en su fūton restregando aún su ojo derecho sin dejar de bostezar somnoliento. Agarró por encima de la mesa el control remoto y encendió la televisión, justamente estaba el canal de las noticias.

¿Qué está causando el aumento en el número de mosquitos este año?

Al ojimarrón se le bajó una gota en la sien; no toleraba a los insectos, especialmente a las moscas y mosquitos.

Estamos aquí con el autor y especialista en mosquitos Mr. Moscafetish.— Presentó al nombrado.

Gracias por invitarme. Desafortunadamente, este año los mosquitos son una especie completamente nueva, así que no tengo idea. Informa nerviosamente. —Gran Brote de Mosquito. Carraspeó todavía. —Disculpenme. Ahora vayamos a...

—“Así que hay una epidemia de mosquitos inteligentes. Espero que las personas estén a salvo.


Interrumpimos este programa con noticias de última hora. Un gran enjambre de mosquitos ha caído sobre la Ciudad Z. Están llegando reportes de ganado momificado.— En la tele, mostraban imágenes de vacas ya desinfladas por la falta de sangre. —Si llegan a encontrar el enjambre de mosquitos, por favor evacuen. Terminó de reportar el señor, ahora ya se mostraba la televisión apagada. Suspiró con desgano sobándose las sienes con frustración.

—Ahora tengo que lidiar con un tonto enjambre de mosquitos.

Fue a la cocina sacando de los estante de abajo, sacando un repelente mediano. Con una sonrisa ladina se dirigió a la salida de su casa, poniéndose sus zapatos deportivos.
Acabaría con toda la epidemia de mosquitos que se iba a frecuentar si llegaban a tomar la sangre de todos los habitantes de Ciudad Z, eliminaría hasta el último de ellos.

—Preparense, porque Oto: el exterminador de mosquitos irá a eliminarlos.— Sonrió de lado con sorna, para después salir de su apartamento dejando un aire tenso en él.

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro