Una semana después...

Megan y yo estamos en el centro comercial de paseo. Su cumpleaños se acerca y estamos planeando todo para la fiesta, en un par de meses cumplirá sus hermosos 19 años.

Compramos ropa a juego de nuevo. Nos decidimos por dos joggers negros con franjas blancas y dos tops. (Imagen de referencia en multimedia)

Ahora estamos comiendo unas galletas en Susy's Cokkies. Deliciosas.

—Kiara, en verdad no quiero hacerle daño, pero no puedo terminarle porque nadie puede enterarse de lo que tengo con... Mi tío. —Megan me sigue explicando como se siente.

La verdad no sé ni qué decirle. Por mi que termine con Elián, pero tampoco quiero que se quede con su tío, no es sano, es castigado por Dios y mal visto ante la comunidad, no quiero una vida así para ella.

»Y la verdad es que ya no quiero a Elián, me he enamorado por completo de Eliécer y no puedo evitar estar cerca de él. —Eliécer es su tío. —Kiara, lo amo, de verdad lo amo y quiero mi vida entera con él.

—Megan... No sé que decirte, de verdad. —me lamento

—Tranquila... No hace falta, solo necesito que me escuches.

Asiento. Esto se ha vuelto muy complicado para ambas.

Mientras ella piensa en su tío, yo pienso en su novio. Y no puedo negar que lo he extrañado estas dos semanas sin verlo y que lo ocurrido en la playa no deja de repetirse en mi mente... Que bien se sintió.

—Creo que mejor nos vamos ya, la otra semana compramos lo que falta. —dice Megan.

—Claro, vamos.

Nos levantamos de la mesa y pagamos la cuenta. Bajamos por las escaleras del lugar.

—Paulette, ¿no has vuelto a pensar en Miguel? —me pregunta.

Miguel es mi ex, terminamos hace 5 meses y Megan es testigo del dolor que me causó nuestra ruptura.

—No, para nada, ya no pienso en él. —Porque ahora es tu novio el que invade mi mente. —¿Por qué preguntas?

—Hmmm, es que. Hace poco me escribió. —La miro para que siga. —Preguntó por ti, quiso saber como te estaba yendo y le dije lo maravillosa que es tu vida sin él.

Sonrío, la verdad no quiero seguir el tema.

Ya cerca de la salida del lugar nos topamos con un local donde hacen tatuajes y piercings. Me detengo, a lo que se detiene ella también.

—Megan, ¿sabes lo mucho que me gustaría tener un piercing?

Chilla. —¡No se diga mas! —me toma de la mano y me lleva dentro del lugar. —Buenas tardes, queremos hacernos dos piercings.

La miro, ¿dos?

—En que lugar. —pregunta el señor que nos atiende.

—¡En la nariz y otro en la oreja! —digo de golpe, el entusiasmo es claro en mi voz.

Todo el mundo dice que no le gusta el que me quiero hacer, el de la nariz, porque dicen que parece de vaca, y ps, el de la oreja siempre me ha llamado la atención.

—Yo lo quiero en el labio y el otro también en la oreja. —Dice Megan con una sonrisa.

Al cabo de unos minutos las dos tenemos nuestros piercings y unas cuantas lágrimas por el dolor.

En el cartílago me coloqué una estrellita y el de la nariz es el piercing normal de ahí.

Megan se colocó un aro en la oreja y otro en el labio.

Salimos contentas del lugar luego de pagar y nos vamos a nuestras casitas.

Nos bajamos de la buseta en una esquina y caminamos hasta la casa de ella ya que la suya está mas cerca y luego me iré a la mía. El problema es que no llegamos ni a la esquina de su casa.

Su tío nos encuentra, llega en su moto.

—Hola. —nos sonríe a ambas.

Le devuelvo la sonrisa que no siento

—Hola. —Megan le planta un beso en la mejilla.

—¿Donde estaban? —pregunta él.

—Comprando las cosas para mi cumpleaños.

—¿Quieres ir a comer algo? —le ofrece él.

Pongo los ojos en blanco, siempre pasa lo mismo. Él llega y ella se va con él dejándome botada.

—Claro. —sonríe de oreja a oreja y luego se dirije a mi. —Amiga, ¿puedes llevarte las cosas a tu casa? —asiento de mala gana. —Bueno, te lleváremos a tu casa.

Nos montamos en la moto y en un momento me dejan en mi casa. Megan se despide como si nada y yo subo a mi casa.

Al entrar, veo la sombra de alguien sentado en el mueble.

—¡Ay! —grito de miedo mientras me devuelvo para salir de la casa.

—¡Espera, espera! —grita Elián al agarrarme de la muñeca.

Suspiro de alivio.

—¿Que es lo que te pasa, no podías esperar afuera como la gente normal? —lo empujo.

—Lo siento, pero ser normal no es lo mío. —Se acerca y me planta un beso en !a mejilla que ya me tiene temblando.

—Rato son verte. —no evito las ganas de abrazarlo y lo hago.

Sus manos se aferran a mi cintura y me planta un beso en la frente.

—Lo siento, estaba ocupado, pero ya estoy para ti. —Toma mi rostro entre sus manos y busca mis labios.

Accedo al beso que me ofrece. Su beso es dulce y lento, lleno de ternura. El solo sentir el contacto de sus labios con los míos me debilita, hace que mis piernas tiemblen y dude de si pueda mantenerme de pie.

—Te extrañé. —susurra al juntar nuestras frentes, nuestras respiraciones se mezclan.

—Yo también. —cierro los ojos.

Acaricia mis mejillas y luego se aparta para sentarse de nuevo en el sofá.

—¿Quieres salir un rato? —mira su reloj. —Son las siete, estuve una hora esperándote.

—Lo siento, estaba acompañando a Megan. —me siento culpable de inmediato y agradezco a Dios que él no haya visto con quien se fue ella.

Al final, ella no lo quiere. Puedo salir con él ¿verdad?

—Tampoco la he visto últimamente, las dos veces que fui a su casa ella no estaba —comenta. —Entonces ¿salimos o no?

—¿A donde iremos? —ignoro lo anterior.

—A comer y si quieres luego a bailar.

—Claro, dame un momento para que me bañe y me arregle.

—Ok, no tardes mucho, por favor. —Se levanta y me planta otro beso antes de dejarme ir.

¿Es normal encularse tan rápido de una persona?

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En breves momentos tendremos el capítulo siguiente :3

La Pau Pau💜