8// Una delicia en la playa.
Elián se mete por una calle larga y solitaria, camino a la playa.
No puedo negar que voy feliz, satisfecha. Me apego discretamente más a su cuello, ya que la posición que llevo por la moto me tiene muy abrazadita a él. Huele bien, huele a hombre... Huele a pasión.
Luego de unos minutos llegamos a la playa. No les voy a mentir, adoro las playas, así que no me opongo cuándo Elián propone bañarnos en ella un rato. Me quedo en mi short y me quito la blusa quedando en brasier, no me doy mala vida porque en traje de baño me veo igual. Elián no discimula al mirarme los senos con picardía, a lo cual pongo los ojos en blanco y corro hacia la playa. Me vale si me veo como niña pequeña, pero me encanta jugar con el agua mientras me baño. Elián se une a mi y me sonríe.
—Te ves... Tierna. —titubea un poco, a lo mejor se le hace raro no decir "ardiente", no soy el mismo tipo de chica con la que va a coger a la playa ¿verdad?
—¿Gracias? —río.
Se acerca a mi, no puedo evitar ponerme nerviosa. Ya siento como me tiembla en cuerpo entero.
—Oye, espacio personal. —exijo. Pero no me hace caso, acerca su cara a la mía buscando mis labios, por lo cual reacciono rápido, lo empujo y empiezo a tirarle agua en la cara. —¡No hagas eso!
Él ríe e inesperadamente comienza a tirarme agua también. Esto se ha convertido en una batalla.
Mis ojos arden de tanta agua salada que ha entrado en ellos, casi no puedo ver. Por eso no me di cuenta cuando se sumergió en el agua, me tomó de las piernas y me hundió junto con él en el agua. Trago mucha agua por lo inesperado que fué, pero Elián me saca enseguida del agua. Toso desesperadamente.
—Cómo sea te tenía que besar. —no termino de decir "¿Qué?" cuando sus labios atacaron los míos. Intenté negarme. Pero sería como tapar el sol con un dedo.
Me gusta Elián, me trae loca. Y momentos como estos son mi debilidad.
Después de "forcejear", accedí al beso, permitiéndole el paso a su lengua. Nunca me cansaré de sus suaves y hábiles labios, desde que lo besé, sus besos se declararon como los mejores que me han dado. Su mano viaja a mi mejilla, en un gesto dulce, e inclina su cabeza profundizando mas el beso. Gracias a la santa virgen de los besos que me tenía entre sus brazos, porque ya me hubiese hundido en el agua de lo débil que me dejan sus besos. El beso se vuelve desesperado, hambriento y con ganas de una sola cosa: placer. Mis neuronas se prenden al mil por ciento y con su otra mano Elián acaricia mi cintura y abdómen desnudos, lo cual me hace soltar un suspiro en su boca.
—Elián, deberíamos parar. —digo en un débil susurro, pero no me separo.
—Tu cuerpo pide otra cosa. —Su voz se escucha diferente, mas ronca.
Se separa y al mirarlo a los ojos noto sus pupilas dilatadas.
Me carga en sus brazos y me lleva a la orilla de la playa.
—¿Que piensas hacer? —pregunto, aunque ya me lo imagino.
—Sé que no quieres sexo. Pero déjame besarte hasta el alma. —Sus palabras terminan de prenderme, no objeté nada al respecto.
Sus manos viajan a los botones de mi short, desabotonando cada uno, acaricia mis muslos al bajarlo. Cuando me mira no puedo evitar sentirme avergonzada. Esto no es de una mujer decente. Le desvío la mirada pero me toma del mentón y me hace mirarlo.
—No te vas a arrepentir, cariño. —dice con voz ronca.
Me dejo llevar por sus caricias y sus besos hasta que baja mi panty. Comienza a besarme del cuello y trata de llegar hasta mis senos pero lo interrumpo haciendo que pase de largo, que no se molestara por ello me hizo sentir mas cómoda. Llega hasta mi abdomen y se detiene, baja lentamente acariciando mis muslos con sus dedos y su lengua se abre paso en mi intimidad, haciendo movimientos que me parecen del paraíso cuando siento miles de cosas en mi cuerpo. Mi clítoris late al sentir su lengua saboreando cada parte de mi intimidad y hundiéndose en ella. Gimo desesperadamente cuando siento que estoy llegando al paraíso y Elián abre mas mis piernas para hundirse más en mi intimidad mientras introduce un dedo en ella y su lengua sigue haciendo su magia. Jalo su cabello cuando siento el orgasmo llegar a mi.
—¡Elián! —gimo al llenarme de completo placer, mojando la arena debajo de mi.
—Eso es, nena, gime mi nombre. —dice complacido y luego sube hasta mí, buscando mis labios de nuevo.
—¡No! —me opongo y me empuje apartándome de él.
—¿Qué?¿por qué? —pregunta confuso.
—Cuando te laves los dientes, vienes a besarme, ahora no.
—¿Qué? Pero si son tus propios fluidos. —insiste.
—Dije no. —lo empujo para que se quite encima de mi y me levanto, colocándome de nuevo el short y acomodándome.
—¿Ya? —queda estupefacto.
—¿Que más esperabas? —tomo mi blusa y me la coloco.
—Pensé que querrías quedarte un rato más. —Se levanta también.
—No, es de noche, debo llegar a mi casa y me dijiste que me dejarías manejar la moto.
—¿Y si sabes? —se acerca a mi y se coloca también la ropa que dejó en la moto.
—Obvio, tú mismo lo dijiste, adoro las motos.
—Está bien, manejarás de regreso. —accede.
Suelto un gritito de emoción y me monto en la moto esperando a que él también lo haga.
—¿De verdad no me vas a besar? —pregunta antes de montarse
—Cuando te laves la boca. —digo con el mismo entusiasmo.
Bufa y se monta detrás de mí.
Enciendo la moto y arranco, llendo a toda velocidad por la calle desolada y oscura.
—¡No tan rápido, podríamos caer! —advierte Elián detrás de mí.
Río —¡Eso no va a pasar!
Al abandonar la calle y entrar a zona transitada bajo a la velocidad normal, y en pocos minutos ya estamos en mi casa. Elián baja primero y espera que yo baje para tomar la moto.
—Quiero mi beso mañana. —dice antes de irse.
Sonrío para mi misma y entro a mi casa, mis padres aún no han llegado. Me quito la ropa mojada, me baño y me pongo una pijama. Caigo en mi cama con la misma sonrisa plasmada en mi casa.
Elián hace magia con su lengua.
Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro