Pataleé, grité, me enfurecí todo lo que quise, pero ¿que sentido tenía? Yo tenia que aceptar que ella es su novia, y que aquel beso no significó nada.

Nada.

Nada.

Nada.

Y debía grabarme esa palabra es mi mente "Nada" porque NADA pasó, NADA interesó.

Seguía arrecostada en la puerta, así que decidí olvidarlo, decidí aceptarlo. Me dirigí de nuevo al mueble a ver la película, coloqué el cubo de helado en medio de mis piernas y los brownis a mi lado

Traté de ver la película, traté de concentrarme en ella. Pero la rabia me carcomía los huesos, simplemente no podía aceptarlo ¿como tiene el descaro de hacer eso frente a mi? ¿Como tiene siquiera el descaro de estar con Megan conmigo al lado? Sabiendo lo que pasó entre nosotros.

¿Como yo tengo el descaro de pensar así cuando también tengo culpa en todo lo que pasó?

La película terminó, y yo ni cuenta me di de cuenta en que momento, estaba ocupada pensando en qué estarían haciendo...

Apagué el tv y decidí irme a bañar, tal vez podría salir a alguna plaza más tarde.

Aún era temprano. Me bañé, y me vestí con un enterizo rosa pastel con cinturón negro y unas tenis blancas. Me peiné haciéndome dos trenzas de raíz y me retoqué las cejas. Tomé un bolsito y metí ahí mi celular, mis audífonos y un poco de dinero. Mamá y Papá llegarían tarde hoy, así que no me preocupé mucho.

A dos o tres kilómetros de mi casa quedaba una plaza muy linda y la gente suele visitarla mucho, y me parecen muy alegres las plazas cuando hay madres con sus hijos y unas cuántas parejas y grupos de amigos. Quiero despejar mi mente, así que me coloco los audífonos poniendo música aleatoria y decido caminar hasta la plaza.

El transcurso del camino fue muy relajante y sin ninguna molestia, llegué antes de lo que estimaba. Me siento en una banca y me compro un mango mientras admiro el lugar. Al cabo de unos minutos mi teléfono vibra en mi bolsito, y al revisarlo me encuentro con un mensaje de Elián:

Elián: ¿Dónde estas? Fuí a buscarte a tu casa.

Me quedo extrañada, ¿a buscarme en mi casa? ¿Y para que fue a mi casa? Estaba con su novia.

Kiara: Primero, no te interesa donde estoy. Segundo, ¿que coño vas a hacer en mi casa si estás con tu novia?.

Al cabo de un minuto llega su respuesta.

Elián: ¿Qué? Ya no estoy con ella, tengo la noche entera para ti ;)

¿Y este cabrón qué?

Kiara: Vete a la mierda, Elián. No me vas a usar como segunda opción y no pienso volver a traicionar a mi mejor amiga.

Elián: Si no me dices donde estas, voy a averiguarlo yo mismo y te vendrás conmigo.

Kiara: Suerte. :)

Dejo de responderle y empieza a llamarme como un loco, acto que hace que yo apague mi celular. Me dedico a pasar bien mi tarde y no dejarla arruinar por él.

Me levanto y empiezo a recorrer la plaza entera, me compro unas cuántas cosas y me encuentro con un señor que vende pulseras personalizadas. Así que le mando a hacer dos, una con la "K" y una con la "M" cada una lleva un corazón dorado. Últimamente, estoy desesperada por consentir a Megan en todo lo que pueda, la culpa no me deja tranquila, necesito compensarlo.

Tengo que admitirlo, Elián me viene a la mente a cada minuto, mi boca extraña sus besos... Y mi cuerpo sus caricias.

Al ver que ya son las 7:30 decido irme a mi casa, y espero el bus en la parada. A unos minutos el bus se asoma por la calle, y me preparo para irme... Hasta que Elián llega en su moto y me lo impide.

Asopotamadre.

Me siento en la misma situación que las chicas de los libros. Un amor prohibido, una aventura... Algo pendejo.

La verdad es que no puedo evitar la vocesita que habla en mi mente de fondo a todo esto.

«Hazlo, vive la experiencia, tal vez luego te arrepentirás. Pero por lo menos habrá sido algo que tú quisiste»

La verdad no me atrevo a nada solo por Megan, cada que lo pienso ella interrumpe mis pensamientos. Porque aunque ella le es infiel a Elián con su tío, sigue contando como traición. Soy su mejor amiga, no debo hacerlo.

Elián para su moto frente a mi, dejo que la buseta pase de largo.

—¿Piensas hablar? —pregunta al notar mi silencio.

—¿Que quieres? —pregunto cortante.

—¿Un paseo? —muestra un segundo casco. —Sé lo mucho que te apasionan y amas las motos, y no es por presumir, pero la mía es envidiable.

Ruedo los ojos ante ese comentario, pero no miente, Elián tiene una Yamaha k3 tricilíndrica roja. La verdad, me emociona mucho la idea, me hace olvidar mi orgullo, pero no debo acceder así nada más.

—¿Y qué gano yo con eso? —levanto una ceja.

—Vamos, será divertido. —Me alienta. —Podemos ir a donde tú quieras —agrega para convencerme.

—No sé... Es que debo ir a mi casa... —Vacilo.

—Te dejaré manejarla.

—¡Acepto! —digo emocionada y me monto enseguida.

Ríe por lo bajo y me ofrece el casco, el cual me pongo sin pensarlo.

Tal vez esto no termine bien, pero valdrá la pena.