4//Confundida
—¿Puedo pasar? —preguntó Elián al ver que yo no decía nada.
Quedé en shock, y volver a escuchar su voz fue la gota que colmó el vaso.
Debía salir corriendo ya de ahí, para no hacer el ridículo... ¿De que hablas, Kiara? Ya hiciste el ridículo.
Las nauseas me invadieron, sentía como el fluido esperaba en mi garganta, así que salí corriendo al baño que quedaba atrás. Abrí la tapa del inodoro y vomité...
Sabía que esto iba a pasar... Si tan sólo pensar en lo que pasó yo vomitaba, mi estómago no estaba en buenas condiciones gracias a los nervios y el miedo que cargaba.
Sentí su mano en mi hombro, yo ya había parado de vomitar. Llevó algunos mechones de mi cabello que tenía fuera de la cola detrás de mi oreja y me acarició la mejilla. Con un gesto me hizo levantar del piso.
—Ven. Vamos a lavarte la cara y los dientes —dijo, su voz era suave... Se escuchó lindo.
Hice lo que dijo, me lavé la cara y me cepillé dos veces los dientes. Pero el sentimiento en el estómago no se había ido, y tenerlo frente a mi era la viva prueba de que lo que pasó fué real.
Fuerte, Kiara, fuerte...
Fuí a la nevera y saqué dos gaseosas para ambos, aunque me había cepillado todavía tenia el mal sabor en mi boca.
—¿Te Sientes mejor? —inquirió él, a lo que yo asentí
Estábamos sentados en el mueble, él en un extremo y yo en el otro. Entonces se inclinó hacía mi para darme un beso en los labios
—NO. —le dije a lo seco y con mi mano empujé su boca hasta que quedó en la misma posición que estaba sentado antes.
—¿Por qué? No es que no nos hayamos besado ya...
—¡Cállate! No vuelvas a mencionar eso. —le pedí mirando a la puerta, con miedo a que Megan apareciera
Me daba miedo hasta hablar de ello.
»¿Quieres que vuelva a vomitar? —seguí. —No hables de eso, no volveremos a mencionarlo nunca. Lo único que quiero es mi cadena, me la darás y yo te daré la tuya. Actuáremos como siempre, haremos como que nunca pasó y todo será como fué siempre —propuse
—No puedo. —fué lo que dijo
Yo lo miré extrañada, esperando que diera una explicación por aquello
»No puedo. —repitió. —Te dije que me gustas. Te dije que quiero algo serio contigo. ¿Y como esperas que haré como si nada después de habernos besado? ¿Te pareció algo normal? Porque a mi no. Ese beso fué ¡maravilloso! —se acercó a mi, un poco más y caía encima de mi... Como aquella vez en su casa. —No puedo... No puedo. No puedo. Yo no quiero que seamos solo amigos. Yo no puedo olvidar tus besos, Kiara, yo quiero más. ¿Es que yo no te gusto?—se apartó y me miró esperando respuesta a esa pregunta
Negué con la cabeza, pero él exigía mis palabras.
—Si, me gustas... Pero no es nada tan fuerte como para defraudar a Megan de nuevo —su expresión pasó a una mas dura, noté que apretaba la mandíbula. —Lo que pasó fué un error, y nada más. Me puedes gustar, pero es simple atracción y con eso no vas a lograr nada... Ahora, dame mi cadena
Extendí mi mano hacía él, esperando por mi cadena. Me miró, incrédulo, como que no se creía lo que estaba diciendo.
Levanté una ceja, exigiendo mi cadena. Él llevó sus manos a su cuello para quitársela pero en un movimiento rápido me besó, de manera posesiva y exigente. Debo admitir que no me separe, si la cosa iba a llegar hasta aquí un beso más no haría daño. Su boca sabía a cigarrillo de nuevo. Era increíble como nuestras bocas compactaban a la perfección, como si estuviesemos hechos para estar el uno con el otro. Mordió mi labio de manera tan fuerte que creí que iba a romperlo, pero lo impedí empujándolo, él se detuvo y siguió besándome. Succionó mi lanío superior y yo mordí levemente su labio. Su mano viajó de mi mejilla a mi pecho y apretó levemente uno de mis senos, lo cual me hizo soltar un gemido en su boca. Para él fué como darle luz verde, entonces me recostó en el mueble cayendo él encima de mí. Yo solo llevaba un short de licra y una blusa corta que usaba para estar en mi casa. Su mano viajó por mi abdómen y entró en mi short. Su tacto ardía por donde pasaba. Mi vientre ardía y estaba segura de que ya estaba mojada. Su mano hizo contacto con la sensible piel de mi vientre, y toco el dobladillo de mi panty para entrar pero la aparté.
Diosito sabía de donde saqué las fuerzas para safarme de Elián, pero lo hice. Aunque no quería, quería que me siguiera tocando y que hiciera conmigo lo que quisiera.
Y lo hubiese hecho si él no fuese el novio de mi mejor amiga.
Ambos teníamos las respiraciones agitadas, yo cerré los ojos y traté de concentrarme, pero Elián no me ayudaba, estaba en contra de eso. Empezó a acariciarme la mejilla, y luego mi cabello. Dió un toque con su pulgar en mi labio inferior llevándolo hacia abajo.
—Dame mi cadena, por favor, necesito que te vayas, Elián. —le pedí
Él se levantó de golpe, molesto. Era lo que menos me esperaba.
—No la tengo ahora —dijo entre dientes mientras se acercaba a la salida
—¿Qué?
—¡Que no la tengo! —exclamó, pareció darse cuenta de su error y luego dijo en voz baja —Te la traeré después, la dejé en mi casa... Pero tenemos que hablar.
No esperó a que yo respondiera y se fue volado de mi casa.
Pasaron varios minutos y yo me quedé en la misma posición en que estaba cuando se fue Elián
—Sabiendo que tus besos matan, moriré de amor... —tarareé la canción en la que cantaba Karen Mendez llamada Besos en guerra. La comparaba mucho con mi situación con Elián, creo que esa seria la canción para nosotros.
No es que haya besado a muchos chicos, pero he besado a uno que lo hacia súper bien, el chico de verdad sabia besar... Pero nada comparado con Elián, la forma en la que él me besaba era como si fuera para mí, como si nosotros deberíamos estar juntos. Pero no se podía.
Eso me dolía, debía admitirlo. Pero yo no voy a competir contra Megan por Elián.
Y ahora que lo recuerdo, se me olvidó decirle muchas verdades en su cara antes de que se fuera. Pero el condenado me cegó con sus besos.
La verdad, no sabia que hacer. No iba a estar con Elián por Megan, eso estaba claro. Lo que me traía confundía era el hecho de no saber si Elián hablaba en serio o no. Si analizamos sus palabras pareciera que yo si le gustaba, pero era obvio que no. Yo nunca he estado en plan de coqueteo con Elián. Con ese tipo yo he pasado la peor de las vergüenzas y no me interesa porque se supone que estoy con amigos. En cambio cuando alguien me gusta yo me comporto para que esa persona piensa bien de mi. Pero con Elián nunca estuve en ese plan, y es que él no tendría porque fijarse en mi porque es obvio que no soy su tipo, soy todo lo contrario. La verdad no lo entiendo, y dale tantas vueltas me causa un dolor de cabeza fatal. Así que voy a consultarlo con la almohada en la noche.
Al cabo de unas horas mi madre llegó del trabajo, mi papá venía en un par de horas más.
Me bañé, y me vestí con un short de Jean y una blusa blanca con un dibujo muy bonito en el medio.
Fuí a casa de Megan, quería compensar mi error. Así que la invité a comer helado. La verdad es que nunca pasamos un rato aburrido, siempre la pasamos bien cuando estamos juntas. Íbamos riendo y hablando de su tío, con quien planeaba irse al cumplir los 18 años. Es raro, lo sé, pero yo la apoyaba porque aunque era algo que no debía ser, él era el hombre al que ella amaba, y yo debía apoyarla en todas sus decisiones.
—¿Y planeas terminar con Elián ahora? —le pregunté como si nada mientras entrábamos a la heladería
—No —negó con la cabeza —Yo terminaré con él cuando ya me vaya. Simplemente le explicaré las cosas como si fuera algo reciente y me iría.
No me pareció que aquello estuviera bien, pero no dije nada al respecto. La verdad aún tenía miedo de que Megan supiera algo y no me lo haya dicho aún, no quería darle mas sospechas.
Además, Elián también era un cabrón por aquello. Por saber que su novia lo engañaba y seguir con ella así nada más. Y eso era lo que me daba mala espina, que a lo mejor quería vengarse y pagarle con la misma moneda a Megan, pero no debía ser yo la persona a la que él utilizara para eso.
Megan y yo nos comimos los helados y luego yo la acompañé a su casa para irme a la mía. Quise meterme por otra calle, para llegar más rápido. Todo estaba solo, no había una sola alma por allí, así que apresuré mi paso. Escuché que una moto se acercaba por detrás de mi, pero mantuve la calma y me metí en un callejón que tenía justo al lado. Y él callejón daba mas miedo que la calle en la que estaba. Me quedé en shock y rato y luego reaccioné para seguir caminando. Habían pequeños grupos de personas fumando y drogándose en algunas esquinitas, todo eso me dio muy mala espina, así que di la vuelta para irme pero una mano me lo impidió. Un hombre me tomó del brazo, era alto, moreno y estaba sucio, en sus ojos se veía que no estaba bien, estaba drogado y de él emanaba y olor que daba a entender que hace mucho no se bañaba. Me asusté, pero traté de no demostrarlo para que no me trajera problemas.
—Señor, disculpe, debo irme —traté de safarme de su agarre, pero lo apretó más
—Si, te irás... Pero a mi casa —dijo y emitió una risita que no tenía nada de diversión
Forcejee contra él pero era mucho mas fuerte que yo, así que me iba arrastrando hasta quien sabe donde
—No ¡por favor! ¡No me haga daño! ¡Ayudenme por favor! —grité, pero las personas alrededor hacían caso omiso de lo que pasaba.
Entonces un golpe fue lo que llamó la atención de todos. El hombre drogadicto que me tenia agarrada cayó al suelo de un solo golpe, y de seguro estaba muy drogado, porque del suelo no se levantó y allí quedó durmiendo, creo...
Y adivinen quien era mi héroe. ¿Saben? La situación a veces se el hacia cómica por ser algo tan raro, muy de película.
El increíble *Elián* alias "Hulk" vino a mi rescate. No dejé que le diera mas golpes al hombre, porque a pesar de todo me daba lástima. Elián me tomó del brazo, de nuevo de forma posesiva, como sino fuera una persona la que iba con él.
Se montó en una moto verde pulso que de seguro era la que escuché, lo confirmé cuando la prendió
—Súbete —ordenó y como no estaba en condición de objetar lo hice.
¿A donde me llevaría? No lo sé.
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