XXV
Dante.
Vi lo que albergaba su joven corazón, sus temores, la oscuridad que habitaba, la luz, su felicidad, el afecto que le tenía a su familia, las risas de sus amistades, el genuino amor por él. Tan dulce, tan puro. Tan tentador. Suculento, jugoso. Había una promesa de futuro, una estrecha cercanía entre ambos, un lazo los unía y era perfecto.
¡PERFECTO!
Reí, no lo puedo negar. Solté una carcajada.
Eso era todo, no necesitaba más.
***
(3/5)
¡Cada vez más cerca del final!
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