XI
Delilah.
-¿Qué se hace con esto? -Pregunté.
Estaba acostada en el jardín, no muy lejos yacía mi celular con el chat de Jack abierto y un par de mensajes que aguaron mis ojos, dejando mi rostro hinchado y mi garganta cerrada. El dolor en el pecho era lacerante, ¿cómo detenerlo? Con esta preocupación por él, una que él no quería que tuviera, jamás podría alejarlo de mis pensamientos.
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