**Prologo parte 4**
[AVISO]
[Antes de leer esta historia, deben saber que el autor no tiene intenciones de victimizar ni justificar al villano y blah blah blah... ya se la saben así que no es necesario volverlo a repetir]
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La prisión de Tartarus, un bastión de confinamiento para los villanos más temidos y peligrosos, había sido testigo de innumerables horrores, pero nada comparable con la nueva clase de maldad que estaba a punto de desencadenarse. All For One, un maestro en el arte de la manipulación, había encontrado a su próxima obra maestra: Izuku Midoriya, un alma desesperada, rota, y cargada de un dolor tan profundo que clamaba por ser moldeado. All For One había corrompido y destruido a muchos a lo largo de su vida, pero Midoriya representaba una oportunidad única, un potencial sin igual. No solo por el poder que el joven poseía, sino por la cruel ironía que se cernía sobre él: un chico que estuvo tan cerca de convertirse en el símbolo de la esperanza, ahora estaba destinado a ser el clavo en el ataúd de la sociedad heroica.
Después de sacar a Midoriya de Tartarus, All For One lo llevó a una instalación oculta, una mansión abandonada, enclavada en lo más profundo de las montañas, lejos de cualquier rastro de civilización. El lugar era oscuro, frío, y resonaba con un silencio sepulcral, el ambiente perfecto para forjar el arma que deseaba. Aquí, bajo la tutela del villano, comenzaría un entrenamiento que no solo fortalecería el cuerpo de Midoriya, sino también su odio, su desesperación y, finalmente, su deseo de venganza.
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P.O.V: All For One
Desde la distancia, All For One observaba con un interés casi académico mientras Midoriya luchaba por adaptarse a su nuevo poder. El Quirk que le había otorgado, irónicamente llamado "Justice Fire", respondía no a la voluntad del usuario, sino a sus emociones más oscuras: odio, frustración, resentimiento. Cada vez que Midoriya encendía las llamas, lo hacía con la furia de una herida no sanada, con la desesperación de un alma traicionada.
All For One lo guiaba con una mezcla de palabras alentadoras y venenosas. "Confío en ti, héroe Midoriya. Dentro de ti yace la chispa para convertirte en el primer héroe verdadero. No como esos farsantes que te traicionaron," decía, su voz acariciando los oídos del joven con una suavidad engañosa. Detrás de esas palabras, sin embargo, se escondía una malicia calculada. "Es casi demasiado fácil," pensaba para sí mismo, deleitándose en cada paso que daba Midoriya hacia la oscuridad. "Este niño es un lienzo en blanco, y cada palabra mía es un trazo más que lo acerca a la oscuridad."
El primer mes de entrenamiento fue sobre control. Midoriya luchaba por dominar el fuego que emanaba de sus manos, un fuego que se intensificaba con cada pensamiento oscuro, con cada recuerdo doloroso. Las llamas eran impredecibles, peligrosas, y más de una vez terminaron por quemar al propio Midoriya, dejando cicatrices que solo aumentaban su resentimiento. Pero cada vez que fallaba, All For One estaba allí, siempre listo para ofrecer una falsa compasión.
"No te preocupes, Izuku," murmuraba All For One, su voz cargada de una dulzura manipuladora. "El verdadero poder surge del dolor. No temas tus errores; abrázalos. Cada quemadura te hace más fuerte, cada herida te convierte en el héroe que estás destinado a ser."
P.O.V: Midorriya
Al principio, todo era confuso. Estaba perdido en un torbellino de emociones contradictorias. No entendía por qué este hombre, un villano tan temido, me ayudaría. Pero cada vez que comenzaba a dudar, recordaba las palabras de los antiguos portadores. No soy digno. Esa frase resonaba en mi cabeza como un eco constante, un martillo que golpeaba sin cesar mi frágil autoestima. Si no soy digno de One For All, entonces, ¿de qué otra cosa soy digno? No lo entendía, pero sentía que no tenía otra opción. Si esto me daba la oportunidad de demostrar que estaban equivocados, entonces lo tomaría, aunque el costo fuera mi propia alma.
El Quirk que All For One me dio es extraño, diferente a todo lo que había conocido. El fuego que emana de mis manos no responde solo a mi voluntad, sino a mis emociones más profundas y oscuras. Cuanto más intento controlarlo, más siento que me consume, como si cada llama fuera un recordatorio de mi odio, de mi frustración, de mi fracaso. All For One sigue diciéndome que confía en mí, que soy especial. Al principio, pensé que era solo una forma de manipulación, pero con cada sesión de entrenamiento, sus palabras se clavaban más profundamente en mi mente, resonando en un rincón que no quería reconocer.
"Tienes que dejar que tu enojo te guíe," me decía, su voz casi hipnótica. "No lo rechaces, Izuku. Usa esa rabia, deja que fluya a través de ti."
Y así lo hice. Día tras día, entrenamiento tras entrenamiento, dejé que el odio, la desesperación, y la venganza se convirtieran en mis compañeros. El fuego ardía más fuerte cada vez que pensaba en los antiguos portadores, en All Might, en todos los que me habían fallado. Y con cada chispa, con cada llama, me acercaba un poco más al borde, un poco más a la oscuridad que All For One deseaba que abrazara.
El primer mes terminó, y con él, la primera fase de mi transformación. Ya no era el chico que solía ser, el joven que soñaba con ser un héroe. Ahora, era algo más, algo forjado en las llamas del odio y el dolor. Y aunque una parte de mí aún luchaba por aferrarse a lo que quedaba de mi humanidad, sentía que esa batalla también estaba a punto de perderse.
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El primer paso de All Might, tras enterarse de que Midoriya había sido condenado a cumplir su sentencia en una correccional, fue acudir personalmente al lugar para verificar su estado. Lleno de esperanza de encontrar a su pupilo y ofrecerle algún consuelo, tanto All Might como Nezu se sorprendieron al descubrir que Midoriya nunca había sido transferido allí. La sorpresa inicial se transformó rápidamente en una creciente preocupación, y luego en un pánico silencioso cuando Nezu, con su habitual habilidad para la investigación, comenzó a indagar más a fondo en el caso. Pronto descubrieron un hecho alarmante: el juez que había dictado la sentencia de Midoriya estaba bajo investigación por corrupción, lo que sugería que alguien muy poderoso había intervenido en el proceso, manipulando el destino de Midoriya.
La confusión y el temor se apoderaron de All Might. Su primera reacción fue buscar a Inko Midoriya, la madre de Izuku, con la esperanza de que pudiera arrojar algo de luz sobre lo que estaba ocurriendo. Sin embargo, cuando llegó a la modesta casa donde los Midoriya habían vivido durante años, se encontró con un escenario inquietante: la casa estaba vacía. Las ventanas cerradas y el jardín descuidado daban una sensación de abandono, como si la vida en ese hogar se hubiera detenido abruptamente.
All Might, cada vez más preocupado, comenzó a hacer llamadas frenéticas, intentando localizar a Inko. Finalmente, tras varios intentos, descubrió la amarga verdad: Inko se había mudado al extranjero con su esposo, abandonando a su hijo en su momento más oscuro. La noticia cayó sobre All Might como una losa, pero lo que más le dolió fue el hecho de que Inko había decidido desconocer por completo a Izuku. Esta revelación lo dejó no solo consternado, sino profundamente indignado.
Cuando Uraraka se enteró de lo sucedido, su reacción fue visceral. La dulzura que normalmente la caracterizaba se desvaneció, dejando al descubierto un desprecio amargo hacia la mujer que había abandonado a su mejor amigo. Sus palabras estaban llenas de ira y frustración, una rabia que nacía de la profunda injusticia que sentía ante la traición de Inko.
"¡¿Cómo puede ser una madre tan cruel?! ¡Desconocer a su propio hijo cuando más lo necesitaba...!como alguien puede ser tan fría." Uraraka no podía comprender cómo alguien que había dado a luz a un niño tan lleno de sueños y esperanza podía dejarlo tirado cuando más necesitaba apoyo. Su voz temblaba, no solo por la ira, sino por la tristeza de ver cómo la persona que más debería haber cuidado de Midoriya lo había traicionado de la manera más dolorosa posible.
"Él siempre quiso ser un héroe... ¡Incluso sin un Quirk! Y cuando al fin tuvo una oportunidad... ¡Lo dejó tirado como si fuera basura!" Las palabras de Uraraka resonaban con una indignación genuina, cargadas de un resentimiento que no podía ocultar. Para ella, Inko Midoriya había cometido el peor de los crímenes: había fallado como madre, como la figura que debía haber estado ahí para su hijo, sin importar las circunstancias.
El desprecio de Uraraka hacia Inko se intensificó aún más cuando, días después, una entrevista con la madre de Izuku salió a la luz. En ella, Inko habló con frialdad y desapego, diciendo: "Siempre me decepcionó, ni siquiera con un Quirk poderoso pudo hacer algo útil". Estas palabras fueron como un cuchillo que se clavó en lo más profundo del corazón de Uraraka. No podía creer que Inko pudiera hablar así de su propio hijo, especialmente después de todo lo que Izuku había pasado, después de todo el sufrimiento que había soportado solo para intentar ser digno de ser llamado héroe.
All Might, decidido a intentar una reconciliación por el bien de Izuku, comenzó a investigar más sobre el paradero de Inko. Sin embargo, sus intentos fueron repetidamente frustrados por la interferencia del padre de Midoriya. Usando sus contactos en el extranjero, este hombre había tomado medidas para asegurar que Inko no regresara a Japón, bloqueando cualquier posibilidad de reconciliación. All Might se enfrentó a un muro de burocracia que le impedía llegar a la madre de su pupilo. Era como si alguien, o algo, estuviera decidido a mantener a Inko lejos de su hijo, a asegurar que el puente entre madre e hijo permaneciera roto para siempre.
Este descubrimiento no solo exacerbó la preocupación de All Might, sino que también encendió una chispa de furia dentro de él. Sabía que cada segundo que pasaba, Izuku estaba más solo, más abandonado, y más susceptible a la oscuridad que lo acechaba. El héroe más grande del mundo sentía que estaba perdiendo la batalla para salvar el alma de su ex sucesor, y el dolor de esa posibilidad lo consumía desde dentro.
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POV: All For One
El progreso de Izuku Midoriya en el manejo de "Justice Fire" es evidente. Cada día que pasa, veo cómo su control sobre el fuego se vuelve más preciso, más letal. Sin embargo, lo que más me intriga no es su capacidad física, sino el estado de su mente. Aunque ha mejorado notablemente en canalizar su ira para potenciar su Quirk, todavía percibo un ancla que lo mantiene atado a ideales que encuentro patéticos: justicia, redención, heroísmo. Esos ideales que lo definieron durante tanto tiempo aún residen en lo profundo de su ser, como una tenue luz que se niega a apagarse.
Esa luz, aunque débil, es peligrosa. Si permito que continúe brillando, podría perder todo el esfuerzo que he invertido en moldear a este joven. Así que decido comenzar el siguiente paso en su transformación: la siembra de la venganza.
Con cada sesión de entrenamiento, mis palabras son cuidadosamente seleccionadas, mis intenciones calculadas con precisión. La clave está en introducir pequeñas pero cruciales desviaciones en su pensamiento, ideas que plantan la duda en su mente y que, con el tiempo, crecerán y sofocarán los ideales que lo atan.
Un día, durante un descanso en su entrenamiento, me acerco a él, adoptando una postura casi paternal, como si de verdad me importara su bienestar. Es en este tipo de momentos, cuando está más vulnerable, que sé que mis palabras tendrán el mayor impacto.
"Izuku," comienzo, mi voz suave pero cargada de intención, "¿alguna vez te has preguntado qué es realmente la justicia? ¿Es simplemente seguir las reglas y normas establecidas por quienes tienen el poder? ¿O tal vez... la verdadera justicia es castigar a aquellos que te traicionaron, aquellos que te dieron la espalda cuando más los necesitabas?"
Lo observo atentamente mientras hablo. El fuego en sus manos titubea por un breve momento, una señal de que mis palabras están empezando a hacer efecto. Veo cómo su expresión cambia ligeramente, como si estuviera luchando internamente con lo que le acabo de decir. Es un pequeño signo, pero para mí es suficiente. La duda, esa poderosa herramienta, ha comenzado a arraigarse en su mente.
No dejo que el silencio se prolongue demasiado. Continúo, presionando donde sé que le duele, donde sé que su ira y dolor pueden ser explotados. "Piensa en aquellos que te traicionaron, Izuku. Tus compañeros, los héroes que te prometieron un lugar en su mundo, solo para dejarte caer cuando más necesitabas su apoyo. ¿Merecen ellos ser salvados? ¿Merecen ser tratados con la misma justicia que ellos te negaron? O tal vez... ¿es la verdadera justicia asegurarse de que reciban el castigo que tanto merecen?"
Sus ojos se endurecen por un momento, y puedo ver cómo su mente comienza a cuestionar todo lo que una vez creyó. El fuego en sus manos, antes errático, ahora parece arder con una nueva intensidad, más oscuro, más concentrado. La duda se está transformando, lenta pero seguramente, en un odio dirigido.
Cada vez que sus pensamientos comienzan a desviarse hacia la compasión o la redención, estoy allí, listo para redirigirlo hacia el camino que quiero que siga. No puedo permitir que ese ancla que lo conecta con sus antiguos ideales lo frene. Debe ver el mundo por lo que realmente es: un lugar donde los fuertes toman lo que desean, y los débiles son aplastados. Y, poco a poco, día tras día, veo cómo ese cambio se produce en él.
Midoriya aún no es el villano que quiero que sea, pero está en camino de serlo. Solo necesito seguir regando la semilla de la venganza que he plantado en su corazón, y pronto florecerá, consumiéndolo por completo. Es solo cuestión de tiempo antes de que esa pequeña duda se transforme en un odio profundo y ardiente. Y cuando eso suceda, el mundo conocerá el verdadero poder de Izuku Midoriya.
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Después de descubrir que no había rastro alguno de Midoriya en ninguna correccional o prisión, la Clase 3-A y All Might decidieron que no podían quedarse de brazos cruzados. La desaparición de Midoriya era un misterio inquietante que no podían ignorar. Se organizaron en grupos, utilizando cada recurso disponible para rastrear cualquier pista que los llevara a su paradero. Entrevistaron a testigos, revisaron cámaras de seguridad, buscaron en archivos ocultos y consultaron a expertos, pero cada callejón resultó ser un callejón sin salida. Las semanas pasaron sin ninguna señal de él, lo que solo aumentó la desesperación y el miedo de aquellos que lo conocían y querían.
Durante ese tiempo, mientras la búsqueda continuaba, Uraraka comenzó a notar cambios extraños en su cuerpo. Al principio, las náuseas matutinas y la constante fatiga eran fáciles de ignorar; lo atribuía al estrés y la preocupación por Midoriya. Pero cuando esos síntomas persistieron, comenzaron a preocuparla profundamente. Algo no estaba bien, y en el fondo, una pequeña parte de ella temía lo que eso significaba.
Finalmente, decidió visitar al médico, con la esperanza de que todo fuera una falsa alarma. Sin embargo, cuando el doctor regresó con los resultados, sus peores temores se confirmaron: estaba embarazada. La noticia cayó sobre ella como un balde de agua fría. Se quedó paralizada en la silla, incapaz de procesar lo que acababa de escuchar. El padre de su hijo, lo sabía con certeza, no era otro que Izuku Midoriya, el mismo que había desaparecido sin dejar rastro.
Atrapada en una mezcla de emociones que iban desde el miedo hasta la desesperación, Uraraka sintió cómo las lágrimas comenzaban a correr por sus mejillas. ¿Cómo podría enfrentar esto? ¿Qué haría ahora, sola, sin Midoriya a su lado? Aterrada y sintiéndose completamente abrumada, decidió que no podía guardar esto para sí misma. Necesitaba el apoyo de sus amigos, de las personas en las que más confiaba.
Convocó a Tsuyu, Kirishima y Todoroki a un lugar apartado, donde pudiera hablar con ellos sin interrupciones. Cuando finalmente reveló la verdad, el impacto fue inmediato. El silencio cayó sobre ellos, cada uno procesando la noticia a su manera. Tsuyu miró a Uraraka con ojos llenos de compasión, luchando por encontrar las palabras adecuadas. Kirishima, siempre el optimista, intentó ofrecer palabras de ánimo, aunque su voz estaba teñida de tristeza. Todoroki, por su parte, mantuvo su característico semblante serio, pero sus ojos revelaban una mezcla de sorpresa y preocupación.
A pesar del shock inicial, ninguno de ellos la juzgó. Sabían lo mucho que Uraraka había pasado, lo mucho que había amado a Midoriya, y entendían que esta situación era demasiado compleja para respuestas simples. Pero también sabían que necesitaban protegerla y apoyarla en lo que fuera necesario.
La noticia del embarazo de Uraraka llegó rápidamente a oídos de Nezu y All Might. Nezu, siempre astuto y comprensivo, decidió que expulsarla de la UA no era una opción. Entendía la magnitud de lo que estaba sucediendo y reconocía la importancia de brindar apoyo en lugar de castigar. Sabía que lo que Uraraka necesitaba era comprensión y un entorno seguro para enfrentar lo que estaba por venir.
Por su parte, All Might se encontraba sumido en un torbellino de emociones. Sentía una culpa profunda por todo lo que había sucedido con Midoriya, convencido de que, de alguna manera, él había fallado en su rol de mentor. Ver a Uraraka enfrentando las consecuencias de lo que él consideraba sus errores solo amplificó ese sentimiento. Así que decidió hacer algo al respecto.
Llamó a Uraraka a su despacho, un lugar que alguna vez había sido sinónimo de esperanza y enseñanza. Cuando ella entró, All Might la recibió con una expresión de tristeza y determinación. Le ofreció su apoyo, no solo emocional sino también económico, asegurándole que no estaría sola en este camino. Pero lo que más la sorprendió fue lo que le reveló a continuación.
Con una voz llena de dolor y arrepentimiento, All Might le confesó la verdad sobre el One For All y los anteriores portadores. Le explicó que el día en que Midoriya había estado tan devastado no tenía nada que ver con ella, sino con el hecho de que los antiguos portadores lo habían desconocido como digno de portar el Quirk. Esa fue la razón por la que Midoriya había caído en la oscuridad, por la que se había alejado de todos. Al escuchar esto, Uraraka sintió cómo su corazón se rompía aún más. No solo había perdido al hombre que amaba, sino que también entendía ahora el peso de la carga que él había llevado solo.
All Might, con la voz quebrada, concluyó:
"Lo lamento, Uraraka... Le fallé a Midoriya, le di falsas esperanzas y lo dejé caer en la oscuridad. Ayudarte es lo mínimo que puedo hacer para redimir mis errores. No puedo cambiar lo que sucedió, pero puedo intentar enmendar el daño hecho, al menos en parte."
Uraraka, aunque abrumada por la situación, encontró un pequeño consuelo en las palabras de All Might. Sabía que el camino por delante sería difícil, pero con el apoyo de sus amigos y el compromiso de All Might, se armó de valor para enfrentar lo que el destino le deparara. Y en su corazón, una promesa comenzó a formarse: protegería a su hijo a toda costa, y, algún día, encontraría a Midoriya, sin importar lo que tuviera que enfrentar para lograrlo.
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POV: Midoriya
Las palabras de All For One empiezan a hacer eco en mi cabeza más de lo que quiero admitir. Al principio, intentaba ignorarlas, intentaba aferrarme a los ideales que alguna vez fueron mi ancla, mi guía en medio de la tormenta. Pero cada vez que entreno, cada vez que libero el fuego, siento la ira crecer en mí, retorciéndose como una serpiente venenosa, lenta pero letal. Es una ira que ya no se limita a los portadores que me rechazaron, a aquellos que, en un momento de debilidad, decidieron que yo no era digno. Es una ira que se extiende, se ramifica hacia aquellos que me fallaron, aquellos que deberían haber estado ahí para sostenerme, pero en su lugar, me dejaron caer en un abismo oscuro.
Este mes ha sido un infierno. Mis pesadillas, antes simples sombras de lo que podría haber sido, se han transformado en visiones atroces de lo que nunca fue. Sueño que ya habia tenido antes y volvia a atormentarme, con un futuro que nunca quise, pero que ahora parece ineludible. Veo a todos avanzar, a todos ser felices, cumplir sus sueños, mientras yo... yo soy nada. Un don nadie, perdido en la rutina sin sentido de un trabajo en un McDonald's, un rostro más en la multitud, olvidado por todos, ignorado por aquellos que alguna vez dijeron que creían en mí.
Pero lo peor de todo no es la monotonía o la insignificancia. Lo peor es verla a ella... verla con él. En mis pesadillas, Uraraka está con Bakugo, feliz, radiante, como si todo lo que alguna vez compartimos no significara nada. Como si yo nunca hubiera existido en su vida. ¿Cómo puede ser eso justo? ¿Qué hice yo para merecer este destino?
[N.A]: Perdonemen lectores por hacerlos leer eso, hasta a mi me dio cositas escribirlo :<
Desperté esa noche con una furia que nunca había sentido antes, una furia que me consumía desde dentro, una furia que no podía contener. Mis manos se encendieron instintivamente, pero el fuego que surgió no era el habitual rojo cálido. Este era azul, un azul profundo y abrasador que parecía reflejar el frío que ahora habitaba en mi corazón. Las paredes de la habitación no tardaron en arder, carbonizadas hasta quedar irreconocibles.
All For One llegó después, atraído por el caos que había desatado. Me esperaba una reprimenda, un castigo por perder el control. Pero en lugar de eso, él me aplaudió.
"Ese poder, Izuku," dijo con una voz suave, casi paternal, "ese poder es la verdadera justicia. No es algo que puedas lograr siendo pasivo o resignado. Solo aquellos que toman lo que les corresponde pueden ser realmente justos."
Esas palabras resonaron en mi cabeza, golpeando como un martillo en mi conciencia. ¿Justicia? ¿Esto es lo que significa ser justo? Tomar lo que es mío por derecho, destruir a quienes se interponen en mi camino, convertir mi dolor en una fuerza imparable? Una parte de mí todavía se aferra a la esperanza de que esto no sea verdad, que aún hay redención, que aún hay luz. Pero esa parte es cada vez más pequeña, más débil, como un fuego a punto de extinguirse.
Las grietas en mi resolución, en mi sentido de lo correcto, se están expandiendo, y temo que no pasará mucho tiempo antes de que todo se desmorone. Y cuando eso suceda, me pregunto si habrá algo o alguien que pueda detener lo que me estoy convirtiendo.
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Frustrados por la falta de avances en la búsqueda de Midoriya, Uraraka decidió tomar la iniciativa y buscar pistas en el cuarto de Midoriya, ahora abandonado y cubierto de polvo. Su objetivo era entender por qué Inko había rechazado a su hijo de esa manera, dejándolo solo en su desesperación. El cuarto, en su desorden, reflejaba la soledad que Midoriya había sentido durante tanto tiempo, un eco triste de una vida que había sido dejada atrás.
Cuando llego, decidio revisar cada rincón. Uraraka, con una mezcla de tristeza y determinación, abrio la comoda y encontra un libro que aparentemente habia sido escrito por Midoriya. Cada paso resonaba en el silencio, acentuando la pesadez en su corazón. Al entrar, se encontró con una habitación que parecía haberse detenido en el tiempo. La cama estaba sin hacer, las sábanas arrugadas como si Midoriya hubiera salido corriendo en medio de una noche agitada. El escritorio, cubierto de polvo, estaba lleno de papeles arrugados y dibujos esparcidos, reflejando una mente que había luchado contra una tormenta de pensamientos y emociones.
Mientras revisaba, un sentimiento abrumador de nostalgia y dolor la invadió. Se acercó al escritorio y comenzó a examinar los papeles, cada uno mostrando la obsesión de Midoriya por ser un héroe, por alcanzar una meta que parecía cada vez más lejana. Pero algo bajo la cama llamó su atención. Era un pequeño cuaderno, un diario que parecía haber estado bien escondido, como si Midoriya hubiera intentado proteger sus pensamientos más oscuros del mundo.
Con el corazón acelerado, Uraraka se sentó en el borde de la cama y comenzó a leerlo. Al abrir la primera página, se encontró con la letra temblorosa de Midoriya, cada palabra escrita con una sinceridad desgarradora.
"Hoy volví a casa después de otro entrenamiento. No sé si lo estoy haciendo bien, pero sigo adelante porque no tengo otra opción. Siento que cada día que pasa estoy más lejos de ser el héroe que quiero ser... El héroe que ella merece que sea."
Uraraka sintió un nudo en la garganta al leer esas palabras. Sabía que Midoriya siempre había sido duro consigo mismo, pero ver sus pensamientos tan desnudos, tan llenos de dolor y duda, le rompía el corazón. Continuó leyendo, cada página revelando más de las luchas internas de Midoriya, su constante sensación de no ser suficiente, y el peso de las expectativas que sentía que debía cumplir.
En una entrada particularmente dolorosa, Midoriya escribió:
"Hoy vi a Uraraka entrenar. Es increíble, siempre tan decidida, tan fuerte. A veces me pregunto si realmente puedo protegerla, si realmente soy digno de estar a su lado. Pero no puedo rendirme, no puedo dejar que mis miedos me dominen. Si no lo hago por mí, lo haré por ella. Ella es mi faro en la oscuridad, mi esperanza cuando todo parece perdido."
Las lágrimas comenzaron a rodar por las mejillas de Uraraka mientras leía esas líneas. Cada palabra era un testimonio del amor profundo que Midoriya sentía por ella, un amor que lo había mantenido luchando, a pesar de todas las adversidades. Pero también era un recordatorio del dolor y la soledad que había soportado, sin que nadie lo notara realmente.
Y entonces llegó a la entrada más sombría, una que parecía contener todo el peso de su sufrimiento:
"Hoy me di una pesadilla de lo que habría sido mi vida si nunca hubiera recibido el One For All. La vi... Vi a Uraraka, feliz, con él. ¿Cómo puede ser esto justo? A veces me pregunto porque nunca llegue a desarrollar un Quirk. Con él, tal vez no me sentiría tan vacío, tan inútil. Pero incluso ahora, cuando trato de mantenerme firme, siento que todo se desmorona a mi alrededor. Ella es lo único que me mantiene cuerdo, lo único que me da una razón para seguir adelante, pero... ¿por cuánto tiempo más puedo soportar esto? Estoy tan cansado."
Uraraka cerró el diario por un momento, apretándolo contra su pecho mientras sollozaba en silencio. Las palabras de Midoriya, tan llenas de desesperación, la destrozaron. El dolor de Midoriya era palpable, y ella no podía evitar sentir una profunda rabia, una furia que ardía en su interior. ¿Cómo habían dejado que esto sucediera? ¿Cómo no habían visto el sufrimiento de alguien que siempre había sido su pilar, su fuente de esperanza?
Con el rostro aún cubierto de lágrimas, Uraraka continuó leyendo. Las entradas siguientes mostraban la lucha interna de Midoriya mientras intentaba encontrar una razón para seguir adelante, a pesar de la creciente oscuridad que lo envolvía. Cada página era un grito silencioso, un llamado de auxilio que nunca fue escuchado.
La última entrada, escrita justo antes de su desaparición, era la más desgarradora de todas:
"No sé cuánto más puedo soportar. Estoy tan cansado... tan cansado de sentir que no soy suficiente. Pero no puedo rendirme, no puedo dejar que todo lo que he hecho sea en vano. Si no puedo ser el héroe que quiero ser, al menos puedo ser alguien que inspire a los demás, alguien que le dé esperanza a ella. Ella es todo lo que tengo, todo lo que me queda. No puedo fallarle."
Uraraka cerró el diario, sus manos temblando mientras intentaba procesar todo lo que había leído. Estaba destrozada, pero también más determinada que nunca. Sabía que tenía que encontrar a Midoriya, que tenía que traerlo de vuelta, no solo por ella, sino por él, para demostrarle que nunca había estado solo, y que siempre había sido digno.
Cuando salió del cuarto de Midoriya, sus compañeros la esperaban con preocupación. Al verla con los ojos enrojecidos y el rostro marcado por el dolor, supieron que había encontrado algo importante. Sin decir una palabra, Uraraka se acercó a ellos y simplemente asintió, indicando que era hora de irse. Mientras bajaban las escaleras, Kirishima puso una mano en su hombro, intentando darle algo de consuelo, pero incluso él podía sentir la pesada carga de lo que Uraraka había descubierto.
El silencio que los acompañó mientras ella dejaba el cuarto de Midoriya no era solo por respeto al dolor de Uraraka, sino también por la comprensión de que, de alguna manera, todos ellos habían fallado en proteger a su amigo. Ahora, más que nunca, estaban decididos a enmendar ese error, sin importar lo que costara.
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POV: All For One
La resistencia en su mente comienza a desmoronarse, como un muro que, tras años de desgaste, finalmente se rinde al implacable avance del tiempo. Ahora puedo sentir su odio crecer, no como una llama momentánea, sino como una maleza que echa raíces profundas, enredándose en cada rincón de su ser, consumiéndolo todo a su paso. Cada día que pasa, su voluntad se erosiona más, y yo... yo soy el arquitecto de su caída.
Ya no necesito siquiera mentir con sutileza; simplemente puedo dirigir su ira hacia aquellos que lo traicionaron. A estas alturas, las mentiras se han convertido en verdades a medias, y esas verdades, en su mente, son absolutos. La duda ha sido reemplazada por una furia cegadora, y yo, como el maestro de marionetas que soy, solo tengo que jalar los hilos correctos.
"¿Por qué crees que ellos están avanzando mientras tú estás atrapado aquí?" Le susurro, mis palabras deslizándose en su mente como veneno. Puedo ver cómo sus ojos se nublan con el resentimiento, cómo su cuerpo tiembla con una rabia contenida que busca desesperadamente liberarse. "Es porque ellos te ven como una amenaza, Izuku. Saben que si te mantienes fuerte, si sigues creciendo, podrías reclamar lo que te pertenece."
Cada palabra es una gota de veneno que se esparce en su mente, pudriendo las raíces de sus antiguas creencias, haciendo que dude de todo lo que alguna vez consideró justo. Veo cómo sus manos se cierran en puños, cómo su respiración se acelera. El fuego que arde en su interior, que antes era una chispa incontrolable, ahora se vuelve más fuerte, más intenso, como un incendio que consume todo a su paso. Lo ha perfeccionado, pero más importante aún, yo he perfeccionado su odio.
Sus pensamientos, una vez claros y llenos de esperanza, ahora son un torbellino de rencor y venganza. Y yo, como la sombra que siempre acecha, me alimento de su oscuridad, la moldeo y la uso para mis propios fines. Ya no hay lugar para la duda en su corazón; solo hay odio, un odio que lo consume, que lo define, que lo convierte en el instrumento perfecto de mi voluntad.
Cada vez que entrenamos, veo cómo ese odio se manifiesta. Su fuego, antes incontrolable y peligroso para él mismo, ahora arde con una furia precisa, canalizada hacia aquellos que lo han traicionado. Puedo sentir su poder crecer, su potencial desatarse, y cada vez que libera ese poder, sé que está un paso más cerca de ser mío completamente.
Ahora, lo único que me queda por hacer es esperar, esperar a que ese odio lo consuma por completo, a que su corazón se endurezca hasta el punto de no retorno. Cuando ese día llegue, Izuku Midoriya no será más que una herramienta en mis manos, una fuerza destructiva dirigida hacia aquellos que alguna vez llamaron amigos. Y cuando haya terminado con ellos, cuando su venganza esté completa, no quedará nada en él salvo la lealtad hacia mí.
Ese día se acerca, y yo estaré allí para verlo caer completamente en la oscuridad que he creado para él.
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La búsqueda de Midoriya se había convertido en un callejón sin salida. A pesar de los esfuerzos incansables de la clase 3-A y el propio All Might, no había rastro de su antiguo compañero. La incertidumbre y el miedo se apoderaban de todos, pero en especial de Uraraka, cuyo mundo se había vuelto aún más complicado con la confirmación de su embarazo.
El ambiente en la UA había cambiado para ella. Cada mirada, cada susurro a sus espaldas le recordaba la magnitud de su situación. Sus compañeros sabían quién era el padre, y aunque muchos le ofrecían apoyo, otros no podían evitar las miradas furtivas y las conversaciones a escondidas. Sentía el peso de los rumores en cada rincón de la escuela. No importaba cuán fuerte intentara mantenerse, las habladurías seguían carcomiéndola por dentro. Era como si la sombra de la desaparición de Midoriya la envolviera por completo.
En una reunión privada, All Might, ahora convertido en un confidente cercano, trataba de brindarle consuelo. Lo veía en sus ojos, la culpa lo consumía. Él sentía que había fallado tanto a Midoriya como a ella.
"Sé que todo esto es difícil," comenzó All Might, con la voz cansada y un rastro de dolor en su mirada. "Pero quiero que sepas que estaré aquí para ayudarte en todo lo que necesites. Este bebé... es una luz en medio de toda esta oscuridad." Hizo una pausa, tratando de encontrar las palabras correctas mientras ella lo miraba con los ojos cargados de angustia. "No permitiré que la situación te abrume."
Las palabras de All Might eran sinceras, pero no alcanzaban a calmar el dolor en su pecho. Uraraka apreciaba su apoyo, lo valoraba, pero su alma estaba rota. Cada día que pasaba, la ausencia de Midoriya se sentía más pesada, más insoportable. Las noches eran lo peor: dormía con la mano en su vientre, pensando en el futuro incierto que le esperaba a su hijo, un futuro que se desarrollaría sin el padre que tanto deseaba tener a su lado.
Sentía que no podía enfrentar sola esta carga. La realidad de su embarazo la aterrorizaba, no solo por lo que implicaba físicamente, sino emocionalmente. ¿Cómo podría criar a este bebé sin Midoriya? Él era el corazón de todo lo que había imaginado para su futuro. Su relación, aunque nunca había sido clara ni definida, estaba marcada por un amor silencioso, profundo, que ninguno había podido confesar completamente. Y ahora, con él desaparecido, ese amor parecía más frágil que nunca.
Mientras All Might hablaba, ella intentaba absorber sus palabras, pero el dolor era demasiado grande. Sentía que, aunque el mundo seguía adelante, el suyo se había detenido desde el momento en que Midoriya se había desvanecido sin dejar rastro.
Los días en la UA se convirtieron en una rutina insoportable. Las clases, los entrenamientos, todo parecía vacío. Las sonrisas de sus amigos eran forzadas, los intentos de normalidad se sentían huecos. La UA, un lugar que antes le había dado tanto, ahora solo le ofrecía recuerdos dolorosos. Veía a Midoriya en cada esquina, en cada rincón, en cada silencio incómodo. Y lo peor de todo, no podía hacer nada al respecto.
Había momentos en los que se sentía al borde del colapso, pero algo la mantenía en pie. Tal vez era la idea de que, en algún lugar, Midoriya seguía vivo, perdido en la oscuridad pero aún recuperable. O tal vez era el pequeño ser que crecía dentro de ella, la última conexión tangible que tenía con él. Un pedazo de Midoriya que siempre llevaría consigo.
Uraraka sabía que debía seguir adelante, aunque cada paso se sintiera como un esfuerzo titánico. No era solo por ella, sino por el bebé que estaba por venir. Pero en el fondo de su corazón, la esperanza de encontrar a Midoriya, de traerlo de vuelta, era lo único que realmente le daba fuerzas.
Y mientras miraba a All Might, que seguía hablándole con un aire paternal, ella supo que, pase lo que pase, tendría que ser más fuerte de lo que jamás había sido.
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Ya no soy el mismo chico que alguna vez creyó en la bondad inherente del mundo, en la justicia pura y en la esperanza inquebrantable. Ese Midoriya que solía mirar hacia el futuro con una sonrisa, lleno de sueños, se ha desvanecido en la oscuridad. El fuego que ahora fluye por mis venas no es solo un poder, es una manifestación física de la ira que me consume. Se ha vuelto parte de mí, como si siempre hubiera estado allí, esperando para ser liberado.
Pero con ese fuego viene una oscuridad que no puedo ignorar, una sombra que se cierne sobre cada pensamiento, sobre cada momento de aparente calma. Ya no tengo paz, ni siquiera en mis sueños. Las pesadillas me acechan, cada noche se vuelven más intensas, más reales. Despierto empapado en sudor, mi corazón latiendo con fuerza, deseando que fueran solo productos de mi mente perturbada. Pero no puedo sacudirme la sensación de que esos sueños son más que eso, de que son advertencias, destellos de un futuro donde no logro recuperar el One For All, donde todo lo que he temido se convierte en realidad.
No puedo permitir que eso ocurra. No puedo dejar que el futuro que se avecina, ese abismo oscuro y sin esperanza, se convierta en mi destino. La única manera de evitarlo es ser más fuerte, más despiadado. Ya no hay lugar para la duda o el miedo. El poder que ahora poseo es solo el comienzo; tengo que seguir adelante, aunque el precio sea perder lo poco que queda de mi humanidad.
Durante los entrenamientos, la voz de All For One resuena en mi mente como un eco que no se desvanece. Sus palabras me envuelven, afiladas como cuchillos que cortan profundamente en mi ser, despojándome de cualquier vestigio de inocencia que pudiera haber quedado.
"El mundo no te dará nada, Izuku," susurra con una certeza fría que hace que mi piel se erice. "Si quieres algo, debes tomarlo por la fuerza."
Esas palabras reverberan dentro de mí, cada sílaba impregnada de una verdad que he llegado a aceptar, aunque me duela reconocerlo. El mundo nunca fue justo conmigo. Siempre fui el despojo, el chico sin poder, sin futuro. Me arrancaron mis sueños, mis esperanzas, y me dejaron solo en la oscuridad. Pero ahora... ahora puedo ver el camino claro. No es un camino de luz, sino uno de sombras, pero es el único que me queda.
El fuego crece dentro de mí, más intenso, más violento. Es un reflejo de la furia que siento hacia todos los que me fallaron, hacia aquellos que me abandonaron cuando más los necesitaba. Ellos seguirán adelante con sus vidas, sin siquiera detenerse a pensar en lo que dejaron atrás, en el chico que alguna vez creyeron conocer.
Pero se equivocan si piensan que voy a dejar que me olviden. No, se los haré recordar, lo haré de la manera más dolorosa posible. Seré implacable, tal como All For One me ha enseñado. La justicia que busco no es la misma que antes anhelaba; ahora es una justicia teñida de venganza, de dolor, de desesperación.
No me importa lo que tenga que hacer, a quién tenga que destruir, o qué parte de mí tenga que perder en el proceso. Si recuperar el One For All significa renunciar a mi antigua vida, a todo lo que alguna vez valoré, entonces que así sea.
Ya no hay vuelta atrás.
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POV: All For One
Ha llegado el momento que he esperado con tanta paciencia. Después de seis largos meses de entrenamiento, Izuku Midoriya es casi irreconocible. El joven lleno de sueños de justicia y esperanza se ha transformado en un ser de pura determinación y rabia. La chispa de bondad que una vez definió su ser se ha reducido a nada más que cenizas, esparcidas por el viento de su implacable sed de venganza. Lo veo en sus ojos: esos mismos ojos que antes brillaban con la luz de la compasión, ahora son pozos oscuros de resentimiento. Los sueños de ser un héroe han sido consumidos por las llamas de su odio. Lo único que lo impulsa ahora es recuperar lo que cree que es suyo por derecho.
"Es hora, Izuku," digo con la suavidad calculada de un maestro que observa a su mejor alumno alcanzar la perfección. "El mundo no está listo para el verdadero héroe que tú eres. Debes mostrarles lo equivocados que están. Recupera el One For All, y con él, deja que tu fuego consuma a quienes se atrevieron a subestimarte."
Midoriya no necesita más palabras. Asiente con una frialdad que me satisface profundamente, su mirada fija y decidida. He logrado lo que quería. Lo he moldeado, lo he corrompido, y ahora lo enviaré a destruir la piedra angular de la sociedad heroica. Izuku Midoriya será la grieta que permitirá que mi verdadero heredero, Tomura, termine lo que yo empecé.
Al observar cómo se prepara para su misión, una parte de mí se regocija en la obra maestra de manipulación que he creado. Este joven, que alguna vez fue el símbolo de la esperanza, se ha convertido en un instrumento de mi destrucción final de la UA. El cordero se ha convertido en el lobo.
POV: Midoriya
Miro mis manos envueltas en llamas azules. Este poder... es solo el comienzo. He pasado seis meses sumergido en un infierno de entrenamiento, mi cuerpo y mente moldeados para un solo objetivo: recuperar lo que es mío. El One For All no es solo un poder, es mi legado, mi derecho. No me importa lo que tenga que hacer ni a quién tenga que destruir en el proceso. La UA, All Might, todos ellos verán lo que realmente soy capaz de hacer.
He dejado atrás la duda y el temor. Ya no queda nada de la persona que una vez fui. Si tengo que destruir a mis antiguos amigos para alcanzar mi objetivo, entonces que así sea. Ellos me fallaron, me abandonaron cuando más los necesitaba, y ahora pagarán el precio. Me pongo la capucha negra que All For One me dio, un símbolo de mi nueva identidad. Cierro los ojos y puedo sentir el odio burbujeando en mi interior, el fuego ardiendo en mi corazón, alimentando cada paso que doy.
Estoy listo. El próximo movimiento será mío, y esta vez, no habrá nadie que pueda detenerme. La UA caerá, y con ella, toda la fachada de la sociedad heroica que tanto veneran. Ellos verán que la verdadera justicia no es la de los héroes, sino la de los poderosos.
Mientras avanzo hacia mi destino, el mundo a mi alrededor parece desvanecerse, dejando solo un camino claro hacia la venganza. No hay vuelta atrás. El Midoriya que alguna vez conocieron está muerto, y en su lugar ha nacido un ser de pura ira y determinación. La oscuridad me ha consumido por completo, y en esa oscuridad, encuentro la fuerza para hacer lo que debe hacerse.
All For One me ha dado la clave, y ahora, es mi turno de abrir la puerta hacia la destrucción total. Estoy listo para reclamar mi lugar en este mundo. Y nadie, ni siquiera los héroes más grandes, podrán impedirlo.
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La búsqueda de Midoriya seguía sin dar frutos, y el ánimo en la clase 1-A estaba por los suelos. La UA, un bastión de la educación heroica, ya había enfrentado su parte de problemas, pero ahora, la situación se volvía insostenible. Los pasillos que alguna vez vibraron con la energía de jóvenes héroes en formación estaban ahora plagados de rumores oscuros sobre la supuesta villanía de Midoriya. Las habladurías se esparcían como un veneno, infectando a estudiantes y profesores por igual. Algunos aseguraban que había caído en la oscuridad, consumido por su propio deseo de poder.
La clase 1-A, en especial los más cercanos a Midoriya, estaba profundamente disgustada por esas habladurías. Cada comentario hiriente, cada mirada de sospecha, pesaba sobre ellos como una carga insoportable. Sabían quién era Midoriya, o al menos quién había sido, pero la incertidumbre y el miedo comenzaban a erosionar esa certeza. Las dudas se acumulaban, alimentadas por la creciente presión externa.
Durante una sesión de entrenamiento, mientras intentaban distraerse de la tormenta que los rodeaba, una explosión sacudió la academia. Todo se volvió un caos en un instante, con estudiantes y maestros corriendo para asegurar el perímetro. El suelo tembló bajo sus pies, y el cielo se oscureció con una nube de humo negro que se elevaba desde el centro del campus. La alarma de emergencia resonó en todo el recinto, el sonido agudo perforando el aire ya cargado de tensión.
Desde el humo y las llamas, una figura comenzó a emerger. Envuelta en un fuego azul que ardía con una intensidad casi sobrenatural, se movía con una calma inquietante, como si el caos a su alrededor no fuera más que una extensión de su propia furia interna. Sus ojos, dos pozos de ira pura, resplandecían a través del resplandor del fuego, llenos de un odio que parecía infinito.
El pánico se apoderó de todos. Estudiantes y profesores por igual retrocedieron, el miedo tomando control de sus acciones. Los héroes profesionales se prepararon para intervenir, formando una barrera protectora alrededor de los estudiantes más jóvenes. Pero incluso ellos no podían ignorar la sensación de peligro inminente.
La figura continuó su avance, imparable y decidido. Cada paso resonaba como un tambor en los corazones de quienes lo observaban, hasta que finalmente, su voz cortó el aire, llena de un odio que parecía provenir de lo más profundo de su ser.
"¡¡¡¡ALL MIGHT!!!!"
El grito resonó con una fuerza que estremeció la tierra bajo ellos. El tono de su voz, impregnado de rencor y desesperación, era como un eco que parecía venir del mismo infierno. Las llamas azules crepitaban a su alrededor, iluminando su figura en un resplandor que bordeaba lo monstruoso. En ese momento, todos supieron, sin lugar a dudas, quién era.
Izuku Midoriya, el héroe que todos creían perdido, había regresado, pero no como el símbolo de esperanza que alguna vez fue. Frente a ellos estaba un ser consumido por la oscuridad, su alma corroída por un odio que no conocía límites. El fuego azul, una manifestación de su ira y desesperación, ardía con un fervor que amenazaba con consumir todo a su paso.
Los estudiantes de la clase 1-A miraron, atónitos y aterrorizados, mientras el amigo que conocieron se transformaba ante sus ojos en una figura de terror. Aquellos que habían compartido risas y lágrimas con Midoriya ahora se enfrentaban a su versión más oscura y destructiva. Los héroes, armados con sus habilidades y experiencia, sabían que lo que enfrentaban no era solo un oponente formidable, sino el resultado de una tragedia profunda y devastadora.
Midoriya continuó avanzando, ignorando todo a su alrededor, su mirada fija en un solo objetivo. El símbolo de paz, All Might, el hombre que alguna vez había sido su mentor y faro, ahora se encontraba en la mira de una furia incontrolable.
En ese momento, en medio de la creciente tensión y el terror palpable, el destino de la UA, y quizás del mundo entero, quedó en manos de los héroes que se encontraban frente a esa figura envuelta en llamas azules. El enfrentamiento que se avecinaba no sería solo una batalla de poderes, sino una confrontación entre la esperanza y la oscuridad que amenazaba con destruirlo todo.
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[LA PTM PORFIIIIN, DEUS, REALMENTE NUNCA PENSE EN LO LARGO QUE ESTO SE VOLVERIA, PORFIN PUEDO SALIR DE MI PTA CUEVA!!!!, TOCAR CESPED, ACARICIAR A MI GATO, FINALMENTE SOY LIBREEEEEEEE]
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[espera... como que seguimos en el capitulo 4 del prologo._.]
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[matenme :,<]
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NARRADOR: autor los..
[N.A]: Si si, ahora mismo...
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joder q buen nombre
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la trama principal de deku:
DEVUELBEME EL OFA MALDITASEA
(que!, es lo mejor que encontre)
LA TRAMA OCULTA QUE NI EL SE HA ENTERADO QUE SE ESTA "GESTANDO" :
esto me da una idea....
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toga🤝🏽yo
"izocha mis papis"
xd
definitivamente...
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bueno eso a sido todo, gracias por leer y perdon por la tardanza :D
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