**Prologo parte 2**
[AVISO]
[Antes de leer esta historia, deben saber que el autor no tiene intenciones de victimizar ni justificar al villano. Digo esto porque he visto a muchos autores crear fanfics de Deku villano, proyectando sus propios ideales, justificando las malas acciones y otorgando superioridad moral a sus protagonistas de una manera poco razonable. Sé que esto molesta a muchos, por lo cual hago este aviso para tranquilizar a esas personas. Sin más que decir, comencemos.]
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Desde el principio, supe que Izuku Midoriya tenía algo especial. A pesar de no poseer un Quirk, había demostrado más coraje y determinación que cualquier otro joven aspirante a héroe que hubiera conocido. Lo observé crecer desde la distancia, y cuando salvó al joven Bakugo del villano de lodo, algo dentro de mí resonó. Ese chico, frágil y valiente a la vez, me recordó que el verdadero heroísmo no reside en la fuerza bruta, sino en el deseo inquebrantable de salvar a otros, sin importar el costo.
En aquel entonces, aún estaba en mi época dorada. Mi cuerpo no sufría ninguna limitacion, ni ninguna herida que me obligaría a reducir mis actividades como héroe. Podía estar en las calles, ser el Símbolo de la Paz que todos necesitaban, sin importar la hora del día. Buscar un sucesor no era una prioridad para mí; sin embargo, al ver a Izuku, sentí que el mundo siempre debía estar preparado para lo inesperado. Era hora de que alguien más se alzara como un símbolo, un digno sucesor que, si alguna vez me pasara algo, pudiera tomar la antorcha y continuar la lucha.
Le di el One For All con la convicción de que él podría ser ese símbolo. Y con el tiempo, el joven midoriya creció. Lo vi enfrentarse a desafíos casi imposibles, avanzar como héroe y superar pruebas que habrían derrotado a muchos. Estaba orgulloso, como un maestro que ve a su alumno sobresalir en todo lo que se propone.
Sin embargo, todo cambió un día, de manera repentina e inexplicable. Estaba en medio de mi rutina habitual cuando, de la nada, un mareo me golpeó con una fuerza inesperada. Mis piernas se debilitaron, y antes de darme cuenta, estaba desmayado. Pero en esa oscuridad, no estaba solo. Los rostros de los antiguos portadores del One For All aparecieron ante mí, más claros que nunca. Sus expresiones eran serias, casi severas, y sus voces resonaban con una urgencia que no debia ignorar.
"Toshinori," dijo uno de ellos, una figura que reconocí de inmediato como Yoichi, el primer portador. "Es tiempo de que te reúnas con nosotros en el núcleo, y traigas a Izuku contigo. Debemos hablar."
Me desperté con un sobresalto, mi corazón latiendo con fuerza en mi pecho. Sabía que no podía ignorar lo que había visto, pero tampoco estaba seguro de cómo proceder. Aun así, llamé a el joven midoriya a mi despacho.
Cuando el joven Midoriya llegó, pude ver el arrepentimiento marcado en su rostro, y sus ojos brillaban con lágrimas contenidas. Antes de que pudiera decir algo, el me interumpio gritando...
"¡Lo siento, All Might! ¡Sé que he sido un mal alumno, un mal héroe!" Las palabras salieron atropelladas, llenas de angustia, casi como si estuviera suplicando por redención. Sus hombros estaban caídos, y su postura denotaba una mezcla de culpa y miedo. Estaba claro que la situación con Uraraka lo había devastado, y que se sentía atrapado en un torbellino de emociones, sin saber cómo escapar. (Al joven Midoriya lo habian encontrado un momento muy "apacionado" con Uraraka, en un principio ellos solo estaban saliendo en una cita pero una cosa llevo a la otra y terminaron en la sala del conserje haciendo ya saben que, fueron descubiertos por un alumno de la seccion B y el rumor se habia expandido rapidamente por toda la escuela y ahora el joven midoriya estaba seguro de que lo había llamado para reprenderlo.)
Lo detuve, colocando una mano firme y reconfortante sobre su hombro, tratando de aliviar su evidente sufrimiento. Podía sentir cómo su cuerpo temblaba ligeramente bajo mi toque, como si estuviera luchando por mantener su compostura. Su reacción no me sorprendió; siempre había sido duro consigo mismo, exigiéndose más de lo que cualquier otro joven habría soportado.
"Joven Midoriya," dije, con la voz lo más suave y comprensiva que pude, "no te he llamado aquí para hablar de eso." Sentí cómo su tensión se aliviaba, aunque solo un poco, al escuchar mis palabras. El peso de su culpa era evidente, pero tenía que entender que en ese momento, había algo más importante que abordar. Traté de transmitir toda la calma y comprensión que un mentor debe ofrecer, permitiendo que supiera que no estaba solo en su lucha.
Sus ojos me miraron con una mezcla de confusión y alivio, como si no pudiera creer que ese no era el motivo de nuestra reunión. Quizás esperaba una reprimenda, un sermón sobre el autocontrol y las responsabilidades de ser un héroe. Pero eso era lo último en mi mente en ese momento.
"Lo que importa ahora es que los antiguos portadores han pedido reunirse con nosotros en el núcleo. Es urgente." Mis palabras parecieron desorientarlo por un momento. Podía ver cómo trataba de procesar lo que acababa de decirle, sus pensamientos seguramente aún entrelazados con la situación con Uraraka y la culpa que sentía.
Midoriya tragó saliva, intentando contener sus emociones. "¿En el núcleo?" repitió, su voz aún temblorosa pero llena de curiosidad. Sus ojos se llenaron de una mezcla de temor y esperanza, consciente de que cualquier interacción con los antiguos portadores solía ser significativa, pero también intimidante.
Asentí lentamente, manteniendo mi mano en su hombro, dándole un ligero apretón para transmitirle fuerza. "Así es. Ellos desean hablar contigo... con nosotros. Algo ha cambiado, y es crucial que entendamos qué es."
Podía ver cómo su mente estaba en una batalla interna. Midoriya siempre había sido un joven que valoraba profundamente las opiniones y juicios de quienes le habían precedido, especialmente los antiguos portadores. Y aunque sabía que la reunión en el núcleo era importante, su mente seguía atormentada por lo que había sucedido con Uraraka, por su miedo a haber fallado a todos, a mí, y sobre todo, a sí mismo.
"Pero... All Might..." Su voz era casi un susurro, como si estuviera luchando por encontrar las palabras correctas. "Yo... he hecho cosas que no debería haber hecho... He sido débil..."
"Midoriya," lo interrumpí suavemente, pero con firmeza. "Todos cometemos errores. Lo que importa es cómo respondemos a ellos. Y ahora, lo que necesitas es enfrentar esto con la misma valentía que siempre has mostrado. No te definas por un momento de debilidad, sino por cómo te levantas de él."
Sus ojos se encontraron con los míos, y pude ver cómo la lucha interna comenzaba a disiparse, reemplazada por la determinación que conocía tan bien en él. Aunque aún había una sombra de culpa, también había una chispa de resolución.
"Entendido, All Might," dijo finalmente, su voz más firme, aunque aún cargada de emoción.
"Bien," respondí, retirando mi mano de su hombro pero manteniendo mi mirada en la suya. "Vamos a descubrir juntos lo que los antiguos portadores desean. Y recuerda, Midoriya, no estás solo en esto. Pase lo que pase, estoy aquí para apoyarte."
Con un último asentimiento, nos preparamos para adentrarnos en el núcleo, conscientes de que lo que nos esperaba podría cambiar el curso de todo lo que conocíamos. Pero también sabiendo que, no importa lo que sucediera, enfrentaríamos el desafío juntos.
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Cuando abrimos los ojos, ya no estábamos en mi despacho. Estábamos en un espacio etéreo, un lugar donde las sombras de los siete portadores anteriores se erguían imponentes. Entre ellos, reconocí con un nudo en la garganta a Nana Shimura, mi maestra, cuya pérdida aún me pesaba en el corazón.
"Sensei," susurré, apenas capaz de contener la emoción. Verla allí, tan real y viva, fue un golpe directo a mis sentimientos. Pero no era el momento de dejarse llevar por la nostalgia; había una razón por la cual nos habían llamado.
Yoichi fue el primero en hablar, su voz resonando en el vacío que nos rodeaba. "Izuku, All Might, hemos observado cómo han avanzado. Pero hay algo que debemos discutir, algo que no puede esperar más."
Nana Shimura continuó, su tono firme pero cargado de una tristeza que no había esperado. "Izuku, tienes un corazón puro y un espíritu indomable, pero ser portador del One For All no es solo cuestión de voluntad. Es una responsabilidad que requiere un alma alineada con el propósito del poder. Y nosotros, después de observarte, hemos llegado a una conclusión dolorosa."
"No creemos que seas digno de portar el One For All," añadió otro portador, la dureza en sus palabras era innegable.
Izuku se quedó paralizado, sus ojos se llenaron de lágrimas, y su voz se quebró al intentar responder. "Pero... si no soy digno... ¿por qué pude obtenerlo en primer lugar? ¡He hecho todo lo posible para estar a la altura, para ser lo que ustedes necesitan!"
"Te permitimos obtener el One For All porque queríamos probarte," explicó Yoichi, su mirada fija en el joven. "Pero no has pasado la prueba más importante."
"¿Qué prueba?" gritó Izuku, desesperado por entender, por saber en qué había fallado.
Pero en lugar de respuestas, los portadores se apartaron, cortando la conexión de manera abrupta. "All Might, debes quitarle el One For All," dijeron en unánime, antes de expulsarlo también del núcleo.
Regresé al despacho de la U.A., pero al mirar a mi alrededor, Izuku ya no estaba. El joven había salido corriendo, su corazón roto y su mente abrumada por el rechazo.
En ese momento, comprendí el peso de lo que acababa de suceder. La desconfianza de los portadores hacia Izuku no solo había sacudido sus cimientos, sino que había puesto en peligro todo lo que había construido. ¿Cómo podría quitarle el One For All a quien había elegido como mi sucesor? Y más importante aún, ¿cómo enfrentaría lo que esto significaría para el destino de Izuku?
No supe como responder... solo sabia que debia hacer... obedecer la orden de los antiguos portadores del One For All, aunque me doliera con todo el corazon.
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Después de lo que había pasado en el núcleo del One For All, no podía soportar quedarme allí. Apenas salí del despacho de All Might, corrí sin mirar atrás. Mi corazón latía con tanta fuerza que sentía que iba a explotar. Mi mente estaba hecha un desastre, y solo podía pensar en una cosa: debía ir a un lugar donde All Might no pudiera quitarme el One For All. La única opción que tenía era mi salón de clases, un lugar donde estaría rodeado de testigos, estudiantes y profesores que me protegerían... o al menos, eso esperaba.
Entré al salón jadeando, mi uniforme arrugado y mi cabello desordenado. Mis compañeros me miraron con sorpresa, y algunos con desaprobación debido a lo que sucedio con Uraraka. Sus miradas eran como cuchillos que se clavaban en mi piel, pero no podía permitir que me afectaran. No ahora.
Iida, siempre tan estricto con las reglas, se levantó de su asiento con el ceño fruncido. "Midoriya, ¿qué ha pasado? Has actuado de una forma completamente irresponsable. Si esto continúa, pondrás en riesgo tu futuro como héroe."
Lo miré, pero no respondí. No tenía fuerzas para discutir ni para explicar lo que había sucedido. Mis pensamientos estaban tan cargados con lo que había ocurrido en el núcleo que no podía concentrarme en nada más. Me senté en mi asiento y traté de ignorar las miradas y murmullos a mi alrededor.
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Las horas de clase pasaron lentamente, cada minuto se alargaba en una agonía silenciosa. Cada tic del reloj resonaba en mi cabeza como un martillo, recordándome el inevitable enfrentamiento que se acercaba. Finalmente, llegó el momento del entrenamiento. Se había planeado un torneo de duelos entre los estudiantes de la Clase 3-A, y yo sabía que tendría que enfrentarme a Bakugo. Mi estómago se retorcía en un nudo apretado de ansiedad. Sabía que esto no iba a ser fácil, pero no tenía idea de cuánto iba a cambiar todo.
Cuando Bakugo y yo entramos en la arena, el aire se cargó de una tensión palpable, casi sofocante. El eco de nuestros pasos reverberaba en el amplio espacio, y cada movimiento parecía amplificado por el silencio expectante de nuestros compañeros. Sentía el peso de sus miradas sobre mí, pero especialmente la de Uraraka. Podía sentir cómo su preocupación se mezclaba con la esperanza de que pudiera resistir, de que pudiera enfrentarlo y salir indemne, tanto física como emocionalmente.
Bakugo estaba ansioso, casi como si hubiera estado esperando este momento durante mucho tiempo. Sus ojos estaban fijos en mí con una mezcla de odio y determinación. Era una mirada que conocía demasiado bien, una que había visto desde que éramos niños. Pero hoy, esa mirada tenía algo diferente, algo más oscuro.
Nos colocamos en nuestras posiciones, y la señal para comenzar fue dada. El sonido resonó como una campana de juicio, marcando el inicio de algo que pronto perdería el control.
"¡Deku!" gritó Bakugo mientras cargaba hacia mí, sus explosiones resonando por todo el lugar, llenando la arena con un calor abrasador. El rugido de sus ataques hacía vibrar el aire, y el suelo temblaba bajo nuestros pies. "¡No puedo creer que un inútil como tú haya llegado tan lejos! ¡Es imposible que alguien como tú tenga afecto femenino!"
Sus palabras fueron como dagas, cada una clavándose en mi pecho. Traté de mantener la calma, de no dejar que sus insultos me afectaran, recordándome que esto era solo otro enfrentamiento. Pero entonces lo escuché decir algo que hizo que la sangre me hirviera, que rompió la última barrera que contenía mi furia.
"¿Sabes qué creo? Creo que le pagaste a Uraraka para que estuviera contigo. Es lo único que tiene sentido, Deku. Ella no es más que una simple ramera, ¿verdad?"
El mundo se detuvo. El eco de esas palabras reverberó en mi mente, cada sílaba golpeando como un mazo, destrozando mi autocontrol. Algo en mí se rompió en ese momento. Podía sentir cómo el aire alrededor de mí se volvía denso, opresivo, como si una tormenta estuviera a punto de desatarse. Mi visión se tornó roja, un manto de ira que nubló mi juicio. El sonido de la respiración de Bakugo, de las explosiones que generaba, todo se desvaneció en un zumbido ensordecedor.
Sin pensarlo, me lancé hacia Bakugo con una furia que nunca antes había sentido. "¡No vuelvas a hablar de ella así!" grité con una voz que apenas reconocí como la mía mientras lo golpeaba con toda la fuerza que pude reunir.
El primer golpe lo tomó por sorpresa, enviándolo tambaleándose hacia atrás. Pero no me detuve. Cada golpe que lanzaba estaba lleno de ira, de dolor, de la desesperación que había estado acumulando desde que escuché a los antiguos portadores, desde que me sentí rechazado, insignificante. Bakugo trató de defenderse, pero no era suficiente. Sus explosiones se volvieron erráticas, sus movimientos desesperados. Yo seguía golpeando, una y otra vez, sin detenerme. Mi mente estaba nublada, sumergida en un océano de rabia del que no podía escapar, y todo lo que podía sentir era el deseo de hacerle pagar por lo que había dicho.
El suelo debajo de nosotros temblaba con cada impacto, las vibraciones sacudiendo la arena y haciendo eco en el silencio cada vez más tenso. Los otros estudiantes gritaban, pidiéndome que me detuviera, pero sus voces eran solo murmullos distantes para mí. No podía escucharlos. No quería escucharlos. Todo lo que importaba en ese momento era la ira que me consumía.
Bakugo cayó al suelo, y seguí golpeándolo. Su cuerpo ya no respondía con la misma ferocidad, y pude ver la sorpresa, el miedo, en sus ojos mientras intentaba protegerse. Su rostro, que siempre había mostrado una confianza inquebrantable, ahora estaba marcado por el dolor y el desconcierto. "¡Tú no entiendes nada!" rugí, con una voz que parecía venir de lo más profundo de mi ser, mientras su cuerpo apenas se movía bajo mis puños.
El mundo se redujo a esa pequeña área de la arena, donde solo existíamos Bakugo y yo, y mi rabia. Pero finalmente, sentí que algo me sujetaba y me arrastraba hacia atrás. Aizawa-sensei había intervenido, usando sus vendas para detenerme, envolviéndome con firmeza, pero con cuidado. Mi respiración era un jadeo salvaje, mi cuerpo temblaba con la adrenalina y la furia que aún corría por mis venas.
"¡Midoriya, basta!" gritó, su voz llena de autoridad y preocupación. Pude ver en sus ojos el miedo de que hubiera ido demasiado lejos, de que hubiera cruzado una línea de la que no podría regresar.
El mundo comenzó a volver a la normalidad, el zumbido en mis oídos se desvaneció lentamente, reemplazado por el sonido de mis compañeros gritando mi nombre, pidiéndome que me calmara, que volviera en sí. Mis ojos se enfocaron en Bakugo, quien yacía en el suelo, su respiración débil, su cuerpo destrozado por los golpes. La ira que me había consumido comenzó a desvanecerse, reemplazada por una fría y aterradora realización: lo había dejado al borde de la muerte.
Mi cuerpo se relajó bajo la presión de las vendas de Aizawa-sensei, y la realidad de lo que había hecho comenzó a hundirse en mi mente. Miré mis manos, temblorosas y ensangrentadas, y sentí una ola de náuseas. Bakugo, mi rival, mi antiguo amigo, estaba casi inconsciente, todo por mis manos. Había perdido el control, había dejado que mi furia me consumiera, y ahora, el daño estaba hecho.
"Lo siento..." murmuré, pero mi voz se perdió en el viento que cruzaba la arena. No estaba seguro de si me disculpaba con Bakugo, con mis compañeros, o conmigo mismo. Todo lo que sabía era que algo había cambiado dentro de mí, algo que no podría deshacer.
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Mis puños se detuvieron en el aire, y de repente, todo el peso de lo que había hecho cayó sobre mí. Miré a Bakugo, que yacía ensangrentado y apenas consciente en el suelo. El horror y la culpa me golpearon de una vez. "No... no quería... no quería llegar a esto..." murmuré, mis piernas temblando mientras Aizawa-sensei me detenía.
Después de eso, me llevaron a la oficina del director Nezu. Allí, me encontré cara a cara con él y All Might. La mirada de decepción en el rostro de All Might era más de lo que podía soportar.
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"Izuku," dijo All Might con una voz quebrada, "esto no puede continuar. Por favor, no hagas esto más difícil. Debes devolverme el One For All. Esto ha ido demasiado lejos."
Sentí un nudo en la garganta, y mis ojos se llenaron de lágrimas. No podía permitir que me lo quitaran, no después de todo lo que había pasado. Sin embargo, antes de que pudiera intentar escapar, sentí las vendas de Aizawa envolviéndose a mi alrededor nuevamente, inmovilizándome. All Might se acercó con tristeza y, entre lágrimas, tomó un mechón de mi cabello. Sabía lo que iba a hacer, y me sentí impotente, incapaz de detenerlo.
[N.A]:imaginen que aizawa ya sabia que micostilla era el sucesor de all might, esque es bien tarde y me da pereza hacer todo un textaso de aizawa descubriendo el "quirk" de mitortilla
"Lo siento, Izuku," dijo, sus lágrimas cayendo mientras retiraba el One For All de mi cuerpo. "Lo siento por haberte dado falsas esperanzas."
El dolor en su voz era desgarrador, pero no más que la sensación de vacío que sentí cuando el poder me dejó. Sin embargo, antes de que pudiera siquiera procesar lo que acababa de suceder, la puerta se abrió de golpe y un oficial de policía entró apresuradamente.
"Director Nezu, hemos recibido una denuncia. Midoriya deberá enfrentar cargos por intento de homicidio." La noticia cayó como una bomba en la habitación. Todos nos quedamos paralizados.
"¿Qué?" exclamó Nezu, su voz llena de incredulidad. "¿De qué están hablando? Esto es completamente ilegal, no ha habido ningún juicio."
El oficial asintió, pero su expresión no cambió. "No habrá juicio. Las pruebas son abrumadoras. Hay videos y testimonios que lo incriminan. La sentencia ya ha sido dictada por el juez. Solo estamos siguiendo órdenes."
"¡Esto es absurdo!" gritó Nezu, su pequeña figura temblando de ira. "Esto va en contra de todo procedimiento legal. No puedo permitir que se lleven a uno de mis estudiantes sin un juicio justo."
Pero los oficiales no cedieron. Me esposaron, y mientras lo hacían, miré a All Might con ojos suplicantes, esperando que hiciera algo, cualquier cosa para detener esto. Pero él, el hombre que siempre había sido mi héroe, solo pudo mirarme impotente, sus ojos llenos de dolor y desesperanza.
"Izuku... susurró, su voz casi inaudible. "Prometo que testificaré a tu favor."
Pero uno de los oficiales intervino antes de que pudiera responder. "No será necesario, All Might. El caso está cerrado. Midoriya será trasladado de inmediato."
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A medida que me llevaban fuera de la oficina, el mundo a mi alrededor se desmoronaba. Había perdido todo: el One For All, la confianza de mis compañeros, y ahora mi libertad. Mi vida se estaba desmoronando ante mis ojos, y no podía hacer nada para detenerlo.
Nezu intentó calmar a All Might, quien estaba claramente devastado, pero yo solo podía pensar en lo rápido que todo se había derrumbado. La impotencia me abrumó mientras las puertas se cerraban detrás de mí, llevándome hacia un destino que nunca habría imaginado.
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[pta, enserio esto esta siendo mas largo de lo que imagine xd, aun no vamos ni por la mitad del prologo!, creo que tal ves deberia unir todo el prologo en un solo episodio, aunque nose la verdad.]
bueno, los dejo con unos momazos
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Midoriya vs Bakugo en este capitulo de forma resumida:
Jodance fans de ntr
mi rutina diaria 🤑🤑
hablando de tener la persepcion de la realidad alterada...
factos...
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bueno me despido! BAY :D
creditos a... tmr no me acuerdo de donde sa... o espera, xd, en el medio dise el nombre del autor, bueno creditos a coniii-owo... (ni idea de donde encontrarla, ya la busque en twiter y na D:.)
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