El ""NOVENO""
Muchachos, he vuelto despues de mi fiesta de mas de dos semanas en celebracion de la canonizacion del izuocha, ahora si me pondre a chambiar en hacer capitulos de este fanfic: ahora sin mas dilacion comencemos
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El día comenzaba como cualquier otro para Haruto. Después de terminar sus clases, salió a caminar por las bulliciosas calles de la ciudad. Aquellos paseos eran su forma de desconectarse del mundo, de dejar atrás las risas burlonas y los comentarios hirientes de sus compañeros. En esos momentos de soledad, podía permitirse soñar: imaginarse vistiendo un traje de héroe, con la gente coreando su nombre, no como una burla, sino como un reconocimiento.
A medida que sus pensamientos vagaban por esos paisajes de esperanza, un ruido ensordecedor sacudió la ciudad. El suelo tembló bajo sus pies, y el grito desesperado de la gente rompió la rutina del día. Haruto se detuvo, su corazón latiendo desbocado. A lo lejos, una columna de humo oscuro ascendía hacia el cielo, y los fragmentos de cristales rotos destellaban bajo la luz del sol.
"¡Un ataque!", pensó, mientras veía a la multitud correr en dirección opuesta, con rostros llenos de pánico. Aunque una parte de él le gritaba que se apartara, que huyera como los demás, sus piernas parecieron moverse por cuenta propia. Cada paso lo acercaba más al caos. Su respiración era pesada, y su mente trataba de prepararse para lo que pudiera encontrarse al llegar.
Al doblar una esquina, la magnitud de la destrucción lo golpeó como una ola. Un edificio de varios pisos había colapsado parcialmente. Grandes bloques de concreto y metal bloqueaban la calle, y el polvo llenaba el aire, dificultando la visibilidad. Civiles intentaban escapar del lugar mientras un villano, una figura imponente con brazos que parecían hechos de roca, lanzaba fragmentos de escombros como si fueran proyectiles.
Haruto sintió que su garganta se secaba al ver la escena. Un grupo de héroes profesionales estaba aún a varias calles de distancia, abriéndose paso entre el tráfico, pero los civiles necesitaban ayuda inmediata. Fue entonces cuando lo vio: un niño pequeño, atrapado bajo una viga de concreto que había caído del edificio.
El niño lloraba, su voz apenas audible entre el estruendo y los gritos. Cada segundo que pasaba, el villano se acercaba más. Las manos de Haruto temblaron, pero sus pies no se detuvieron. "Tengo que hacer algo. No puedo simplemente quedarme aquí."
Sus instintos comenzaron a tomar el control. "Usa tu quirk, Haruto, piensa cómo puedes ayudar." Se repitió esas palabras mientras corría hacia los escombros, esquivando un proyectil que el villano lanzó en su dirección. Su cuerpo rebotó al impactar contra una pila de escombros, acumulando energía cinética con el impacto.
A pesar del miedo que sentía, Haruto se forzó a concentrarse. Podía escuchar el sonido de sus latidos resonando en sus oídos. Con cada rebote, sentía cómo la energía se acumulaba en su cuerpo. Su piel se calentaba, como si la fuerza dentro de él estuviera lista para liberarse. Al llegar junto al niño, se agachó y trató de mover la viga, pero era demasiado pesada.
—¡Todo estará bien, lo prometo! —dijo Haruto con una voz firme, tratando de calmar al niño.
Sin dudarlo, comenzó a usar su quirk de una forma que jamás había intentado. Retrocedió unos pasos y luego se lanzó contra los escombros con todas sus fuerzas. Su cuerpo rebotó varias veces contra la superficie, generando un impacto que hizo que la viga se deslizara lo suficiente para liberar al pequeño.
El villano, al darse cuenta de lo que estaba ocurriendo, giró hacia ellos con una mirada furiosa. Con un rugido, lanzó un ataque directo en su dirección. Sin pensarlo dos veces, Haruto tomó al niño en sus brazos y saltó hacia un lado, usando su quirk para amortiguar el impacto cuando ambos rodaron por el suelo.
El dolor se apoderó de su cuerpo por un momento, pero su habilidad lo protegió de las heridas más graves. Levantó al niño con cuidado y corrió hacia un lugar seguro, entregándolo a los brazos de una madre desesperada que lloraba de alivio.
Haruto miró hacia atrás, jadeando, mientras veía al villano avanzar nuevamente. Sentía las miradas de la multitud sobre él, algunas impresionadas, otras llenas de dudas. Entre los presentes, una figura flacucha y familiar lo observaba desde las sombras con una mezcla de interés, nostalgia y sobre todo impotencia: All Might había estado ahí todo el tiempo, siendo testigo de cada momento de valentía de Haruto.
El villano rugió, levantando ambos brazos mientras el concreto a su alrededor parecía responder a su voluntad, formando una serie de proyectiles listos para lanzar. Haruto tragó saliva. Su quirk no era ofensivo, no tenía una forma clara de enfrentar directamente a un enemigo como ese. Sin embargo, no podía simplemente quedarse inmóvil, no cuando aún había gente atrapada entre los escombros.
"Piensa, Haruto, piensa..." se dijo a sí mismo mientras retrocedía un par de pasos, manteniéndose alerta al movimiento del villano. Cada rebote que había realizado antes había cargado energía en su cuerpo, pero no estaba seguro de cuánto más podía resistir antes de agotarse.
En ese instante, una parte del edificio que aún se mantenía en pie comenzó a tambalearse. Haruto notó cómo varias personas seguían atrapadas cerca de la base, demasiado asustadas para moverse. "¡Si no hago algo, todo se vendrá abajo!"
Sin esperar más, Haruto se lanzó hacia la estructura, ignorando el grito de advertencia de un civil cercano. Usó su quirk para rebotar entre las vigas colapsadas, acumulando suficiente energía para propinar un golpe que desviara parte de los escombros inestables. Con cada impacto, su cuerpo absorbía el dolor, pero sus movimientos eran precisos, casi instintivos.
Logró crear un pequeño espacio por donde las personas podían escapar. "¡Rápido, salgan de aquí!" gritó, señalándoles el camino. Algunos dudaron, pero la determinación en los ojos de Haruto los convenció de moverse.
Cuando pensaba que tal vez podría ganar tiempo, el villano centró su atención completamente en él.
—Tú, mocoso entrometido —gruñó el hombre, su voz resonando como un trueno—. No es tu trabajo salvar a esta gente, pero si tanto lo deseas, ¡morirás con ellos!
Con un movimiento violento, lanzó una ráfaga de escombros directamente hacia Haruto. Por un momento, todo pareció moverse en cámara lenta. Haruto vio cómo la enorme masa de concreto volaba hacia él, demasiado rápida para esquivarla.
Pero entonces apareció All Might.
En un destello de velocidad y poder, el símbolo de la paz bloqueó el ataque con un solo golpe, haciendo que los escombros se desintegraran en una nube de polvo. Su presencia era abrumadora, y la multitud soltó un suspiro de alivio al reconocerlo.
—¡Es All Might! —gritó alguien entre la multitud.
El héroe legendario no perdió tiempo. Enfrentó al villano con un semblante serio y una postura imponente.
—No puedo permitir que sigas poniendo en peligro a estas personas. ¡Prepárate para enfrentar la justicia!
El enfrentamiento entre All Might y el villano fue rápido y decisivo. En cuestión de segundos, el héroe lo redujo con una serie de ataques certeros que demostraron por qué era considerado el más grande de todos los tiempos.
Mientras los civiles aplaudían, Haruto apenas podía mantenerse de pie. Su cuerpo estaba agotado, cada músculo dolía, y su quirk había alcanzado su límite. Sin embargo, al ver a la gente segura, sintió una calidez en el pecho que lo llenó de orgullo.
All Might se volvió hacia él después de asegurarse de que el villano estaba neutralizado. Se acercó con su característica sonrisa, aunque sus ojos reflejaban una mezcla de admiración y curiosidad.
—Chico, lo que hiciste aquí hoy fue impresionante. Pusiste en riesgo tu vida para salvar a otros, incluso sin la certeza de que podrías salir ileso. ¿Cómo te llamas?
Haruto, aún recuperando el aliento, respondió:
—Haruto... Haruto Takeda, señor All Might.
El héroe asintió.
—Bueno, Haruto, tienes el espíritu de un verdadero héroe. Pero debo preguntarte, ¿por qué lo hiciste? Sabías que era peligroso, y aún así...
Haruto lo miró directamente a los ojos, con una mezcla de cansancio y determinación.
—Porque no podía quedarme sin hacer nada. Siempre he soñado con ser un héroe, aunque muchos piensen que no puedo serlo por... cómo soy. Pero creo que no importa cómo luzcas o lo que digan los demás. Si puedes ayudar a alguien, entonces debes hacerlo.
All Might quedó en silencio por un momento, procesando las palabras de Haruto. Había escuchado algo similar años atrás, de otro joven que alguna vez desafió todas las probabilidades. Pero Haruto era diferente. Su motivación no venía de la falta de un poder, sino de su lucha constante contra las percepciones y los prejuicios de los demás.
Con una sonrisa que irradiaba calidez, All Might posó una mano en el hombro de Haruto.
—Chico, creo que tienes algo especial. Y quiero hablar contigo sobre un futuro que podría cambiar tu vida para siempre.
Haruto lo miró con asombro y confusión. ¿Qué significaba eso? ¿Por qué All Might, el héroe más grande del mundo, querría hablar con él?
—¿C-cambiar mi vida? —tartamudeó, sintiendo cómo su corazón se aceleraba.
All Might asintió con seriedad, aunque su sonrisa no se desvaneció.
—Sí, pero no aquí. Ven conmigo. Hay algo importante que debo discutir contigo, y quiero asegurarme de que entiendas la magnitud de lo que voy a proponerte.
Haruto dudó por un momento. La multitud a su alrededor comenzaba a disiparse, y los héroes locales llegaban para hacerse cargo de la escena. Finalmente, Haruto asintió, todavía incrédulo por lo que estaba sucediendo.
All Might lo llevó a un lugar más tranquilo, un parque cercano que había escapado del caos. El silencio que los rodeaba parecía casi surrealista después del alboroto anterior. All Might se sentó en un banco y le indicó a Haruto que hiciera lo mismo.
—Escucha, Haruto. Desde hace tiempo he estado buscando a alguien que pueda heredar algo muy importante para mí. Algo que no es solo un poder, sino una responsabilidad que viene con un peso enorme. —La voz de All Might era grave, llena de una solemnidad que Haruto nunca había oído en sus discursos públicos.
—¿Un poder? —preguntó Haruto, todavía confuso.
All Might hizo una pausa, como si estuviera organizando sus pensamientos.
—Sí. Haruto, hay algo que debes saber. Mi poder, el poder que uso para proteger a la gente, no es mío desde el principio. Es algo que heredé de otra persona, y ahora, ese poder debe pasar a alguien más.
Haruto lo miró fijamente, tratando de comprender lo que le estaba diciendo.
—¿Heredaste tu quirk? ¿Eso es posible?
—No es un quirk común —respondió All Might—. Es un poder único llamado One For All. Se transmite de una persona a otra, fortaleciendo al portador con cada generación. Y ahora, creo que tú podrías ser el siguiente en la línea.
Haruto sintió que su mente daba vueltas. ¿One For All? ¿Heredar el poder de All Might? Era demasiado para procesarlo todo de una vez.
—Pero... ¿por qué yo? —preguntó finalmente, su voz cargada de incredulidad—. Soy solo un chico común. Mi quirk ni siquiera es lo suficientemente fuerte como para ser un héroe profesional. Apenas puedo protegerme, y ni hablar de enfrentar a alguien como el villano de hoy.
All Might sonrió de nuevo, pero esta vez su sonrisa estaba llena de comprensión.
—Eso es exactamente lo que me hace pensar que eres el indicado, Haruto. Hoy vi cómo actuaste, no porque esperabas reconocimiento o porque creías que podrías ganar. Lo hiciste porque sabías que era lo correcto. Esa es la verdadera esencia de un héroe. No importa cómo luzcas, cuán fuerte seas o qué digan los demás. Un héroe es alguien que pone a los demás primero, incluso a costa de su propio bienestar.
Las palabras de All Might golpearon profundamente a Haruto. Por un momento, recordó todas las veces que había sido menospreciado, todas las burlas, todos los momentos en que había dudado de sí mismo. ¿Era posible que alguien como él realmente pudiera ser digno de algo tan grande?
—No estoy diciendo que será fácil, Haruto —continuó All Might, su tono más serio que nunca—. Este poder viene con sacrificios. Tendrás que entrenar como nunca antes, enfrentarte a enemigos que pondrán tu vida en peligro y cargar con un peso que puede ser abrumador. Pero si aceptas, creo que puedes ser un héroe como ninguno antes.
Haruto miró a All Might, y en ese instante, algo dentro de él comenzó a encenderse. No era solo esperanza; era determinación. Por primera vez, sintió que alguien lo veía como algo más que sus defectos, que veía su verdadero potencial.
Tomando una profunda respiración, Haruto finalmente respondió:
—Si crees que puedo hacerlo, entonces no voy a decepcionarte. Acepto.
All Might asintió, satisfecho con la decisión del joven.
—Entonces, prepárate, Haruto Takeda. Hoy es el primer paso hacia un viaje que cambiará no solo tu vida, sino también el futuro de la sociedad.
Y con esas palabras, el destino de Haruto y el legado del One For All quedaron entrelazados para siempre.
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El cuarto pequeño estaba envuelto en un silencio pesado, interrumpido solo por el sonido ocasional de los papeles al deslizarse sobre la mesa. Tres figuras permanecían reunidas, sus expresiones marcadas por el agotamiento y la desesperanza.
La joven de cabello castaño estaba sentada, sus ojos brillaban con frustración contenida mientras observaba a los dos chicos frente a ella: uno de cabello bicolor con una cicatriz prominente en su rostro, el otro con lentes y una postura rígida, como si intentara aferrarse a su propia lógica.
Fue el de lentes quien rompió el silencio, hablando con un tono firme, pero lleno de resignación.
—Hemos hecho todo lo que estaba en nuestras manos. Más de ocho años han pasado y no hemos encontrado nada que pueda cambiar el veredicto.
La castaña frunció el ceño, sus puños apretándose sobre la mesa.
—¿Y eso qué significa? —dijo con voz cortante—. ¿Que vas a rendirte?
El chico de cabello bicolor dejó escapar un suspiro profundo, su mirada fija en el suelo.
—No se trata solo de no encontrar pruebas —intervino, su tono pausado, como si eligiera cuidadosamente cada palabra—. También está... lo que hizo.
El ambiente en el cuarto se tensó aún más. La joven apretó la mandíbula, sus ojos buscando alguna señal de apoyo en los otros dos, pero solo encontró vacilación.
—¿Qué quieres decir con "lo que hizo"? —preguntó, su voz temblando ligeramente.
El de lentes ajustó sus gafas, sus ojos evitando encontrarse con los de ella.
—Dejó a muchos de nosotros al borde de la muerte. Yo... —se detuvo, tragando saliva mientras intentaba mantener la compostura—. Aún tengo pesadillas de aquel día. Casi mata a nuestro mentor. A varios de nosotros. Y no fue un accidente.
El joven de cabello bicolor asintió, su expresión más sombría que nunca.
—Era consciente de lo que hacía. No podemos ignorar eso. Por mucho que intentemos justificarlo, no sabemos si aún tiene... si aún existe la persona que conocimos.
—¡¿Cómo pueden decir eso?! —la voz de la castaña se alzó, cargada de indignación. Se puso de pie de golpe, golpeando la mesa con ambas manos—. ¡Ustedes lo conocían! ¡Sabían por lo que pasó! ¿De verdad creen que él se volvió así porque quería?
El de lentes dio un paso atrás, incómodo ante la intensidad de su reacción.
—No estamos diciendo que no nos importe. Pero no podemos simplemente ignorar lo que hizo. Ni el daño que causó.
—¡Eso no importa! —vociferó ella, su voz quebrándose mientras las lágrimas comenzaban a acumularse en sus ojos—. ¡Él estaba solo! ¡Nadie estuvo ahí para ayudarlo cuando más lo necesitaba! ¿Y ahora ustedes lo van a abandonar también?
El chico de cabello bicolor apretó los labios, evitando mirarla.
—No se trata de abandonarlo —murmuró—. Pero no podemos negar la realidad. No sabemos si la persona que conocimos sigue ahí.
—¡Cállate! —gritó ella, señalándolo con el dedo—. ¡Tú no tienes derecho a decir eso! ¡Ni tú, ni tú! —miró al de lentes, que apartó la mirada—. ¡Él siempre creyó en nosotros! ¡Siempre nos protegió! Y ahora ustedes lo tratan como si fuera un monstruo.
El silencio volvió a llenar el cuarto mientras la castaña comenzaba a llorar, cubriendo su rostro con las manos.
—Él nunca nos abandonó —susurró entre sollozos—. Nunca. Y ahora, cuando más nos necesita, ustedes simplemente... se rinden.
Los otros dos permanecieron callados, incapaces de responder. La culpa y la duda se reflejaban en sus rostros, pero ninguna palabra era suficiente para calmar la tormenta de emociones que se desataba en la castaña.
En su mente, las imágenes del pasado la consumían: los momentos de compañerismo, las veces que él había dado todo por protegerlos, incluso sacrificándose a sí mismo. Pero también estaban los recuerdos de aquel día, cuando todo cambió. Por más que quisiera olvidarlo, la verdad seguía ahí.
Sin embargo, se negaba a creer que esa era la única verdad.
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Listo muchachos, aqui estubo el segundo capitulo de este fanfic, desde ahora, amenos que el destino o mi flojera se pongan caprishosos voy a subir capitulos con lapsos de tiempo mas cortos, ahora sin mas que decir me despido...
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pero no sin antes dejarles unos momazos
sera sublime escribir este momento en mi otra historia "Las cronicas de los hijos del te"
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esto fue lo mas sublime del final
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la vrdad no me sorprende para nada su reaccion -.-
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SCOTT, DILE A TOGA QUE LA PERDONO
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hace un tiempo que no veo twiter... me pregunto que nueva excusa se habra inventado ahora...
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estoy 100% seguro que el 90% de las fujoshis se quedaran en la etapa de la negociacion para toda la vida...
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como carrearon esos dos... antes los odiaba... ahora.... pues no los quiero pero ya no los odio con mi ser
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ese horikoshi se paso de basado...
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PERDONAME POR TODO HORIKOSHI
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como dije antes... tremenda asistencia se marco esa rubia rabiosa... bien merecido tiene su estatua....
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bueno muchachos eso fue todo, ahora les dejo con una pieza de arte la cual no me acuerdo de donde la saque asi que si alguien sabe ponga el link a la cuenta del dibujante aqui:
lo sabia, toga es la orginal, izuocha mis papis
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