10 "Confesión"
Mas de una semana de agonía, siete días contando un fin de semana y un lunes de sufrimiento para Lucy. Su tesoro recién hallado se le ha resbalado como el agua entre los dedos. No mira a su pequeña desde su fría y cruel despedida en la bodega. ¿Muerta en vida? ¿Desaparecida? ¿Se cambió de escuela? ¿Se durmió... para siempre? No. Simplemente decidió esconderse en su hoyo negro llamado habitación. Dibujar, dormir. Dibujar y dormir. Despertarse de una siesta, dibujar un rato y volver a dormir otra. Es feliz, muy feliz. En su burbuja. En su mundo de fantasía pensando en Lucy, su cruel, fría y mala Lucy. Pero a la vez su hermosa, traviesa y acogedora Lucy.
Martes, el día del viaje escolar que tanto había estado esperando Mikaela. En cama. Oculta bajo las tapas, Anabelle e Isaac ya se irán a la escuela, ya le han rogado miles de veces para que salga del hoyo, pero nada. Solo hay una persona que la podría sacar, y ese es su buen Atom.
-Levante -dijo el gigante en tono serio.
-Piensa que cuidaré a Emita -se defendió Mikaela mientras se enrolla aún más en las sabanas.
-Ella es más independiente y menos quisquillosa que tú -dijo Atom con tono autoritario, ese que pocas veces usa.
Al ver que Mikaela no cedería con palabras, Atom decidió tomar medidas drásticas. Muy, muy drásticas. Primero la envolvió en sus brazos... y sin más la levantó. Mikaela se sobresaltó y empezó a querer zafarse.
-Vas a ir... Es un día hermoso... Es una oportunidad increíble y gratis, iras al lago Silver, te bañaras y jugaras con tus amigos. Acamparas con tus hermanos y terminaras yendo a unas deliciosas termas, ¿que no te hace ilusión? -dijo Atom mientras va cada vez estirando más sus brazos, elevando así a Mikaela. Produciéndole el vértigo.
-¿Realmente quieres saber que no me hace ilusión? -sollozó Mikaela devastada. Atom afligió su rostro y la abrazó con fuerza. Mientras Anabelle e Isaac entran en el auto ya-. Tú viste como esa chica me dejó la cara... Atom yo... yo no soy nadie... En esa escuela nadie me quiere... Nadie... No tengo amigos, nadie... na-nadie es amable conmigo -sigue sollozando Mikaela.
-Vamos... debe haber alguien -le dijo y la bajó, Mikaela suspiró aliviada y se sentó en su cama, Atom se puso de rodillas frente a ella y le sonrió.
Mikaela recordó a Heiko y a Mateo. Y lamentablemente no pudo incluir mucho a Lucy.
-Vamos cariño... Imagínate todo lo que podrás dibujar... Cuantas partidas de pocker le ganarás a Isaac -susurró Atom melosamente y Mikaela soltó una risilla sorbiendo mocos.
Se puso a pensar... y Atom la terminó convenciendo.
-Hay muchos paisajes bonitos -susurró Mikaela y sonrió.
-Sí -afirmó Atom y Mikaela en un impulso de adrenalina se paró de la cama y en una hora... se bañó.
Atom le dio dinero para un pasaje de bus, firmó su permiso y fue a dejar al terminal con la pequeña Ema. Mikaela augura llegar. La emoción triunfó y logró salir de la cama.
...
Después de cuatro horas de viaje, (comparadas con las tres que duraría el transporte en tren que brindaba la escuela) Mikaela llegó a la residencia. Al campamento al lado del lago y a la gran casona de eventos. Lo primero que hizo fue buscar a su hermana, quien por llamada se había enterado del repentino cambio de parecer de su hermanita. Llegó a la carpa y suspiró. Abrazó a Anabelle..., pero ni con todo el esfuerzo del mundo pudo evitar sentirse triste. Todo... Recuerda todo... La golpiza de Lulu después del abandono que le propinó la chica que le gusta. Las secuelas que dejaron aquella golpiza y el hecho de que no puede hacer nada... que Lulu es intocable y que a fin de cuentas ella tiene razón... Nunca nadie le creería a Mikaela.
-¿Vamos al lago? -le preguntó Anabelle a su hermana. Mikaela hizo una mueca y eso fue suficiente para que Anabelle aceptara la decisión de su hermanita.
Quedó sola en la carpa y suspiró. En ese momento recordó otra desgracia... El extravío de su croquera, su tesoro con su proyecto y dibujos. Donde escribe notas a Lucy que ni en sus sueños se imaginaria entregándoselos y que muy a veces es usado como diario personal. Sacó su cuaderno con cuadros y se llevó una pluma, salió de la carpa y se adentró en el bosque.
Lucy, experta en acampar sabe que el atardecer no es el mejor momento para ir a buscar ramas para la fogata, por eso se adelantó. Se adentró en el bosque y con el cabello atado comenzó a recoger las mejores ramillas. Piensa y piensa... No para de pensar en Mikaela. Desearía no hacerlo, pero le es imposible.
«Debo hacerlo, debo olvidarme de ella. Simplemente no me debe gus... Esa mierda... No podemos estar jun...» Algo interrumpió los absurdos pensamientos de Lucy, fue vislumbrar a Mikaela, cual ángel recién caído del cielo. Frente a sí, sintiendo como el corazón le salta por la alegría y como la emoción se apodera de ella. De ellas. Unos diez metros es lo que las separan, un bosque es lo que las une.
-Lucy -se escapó de los labios de Mikaela en un susurró efusivo.
Lucy intento articular alguna palabra, pero sencillamente no pudo. Sus ojos se llenaron de lágrimas y apretó los dientes con ira. Su semblante lleno de emoción y felicidad se destrozó y remplazó por uno cargado con rencor y deseo de castigar y de regañar a Mikaela. Se le cayeron las ramas de los brazos y corrió energéticamente hacia Mikaela, que está congelada en su sitio.
El choque se produjo con éxito, Lucy impacto a Mikaela y la gravedad se hizo presente. Las leyes de la fuerza no pueden elegir un camino distinto. Lucy botó a Mikaela al pasto y se abalanzó hacia ella.
-¡¿Se puede saber dónde estabas?! ¡Que te paso! ¡Me tenías preocupada estúpida! ¡¿Tanto de costaba un mensaje Mikaela?!
-Y-Yo no tengo tu nu-numero -respondió Mikaela sintiendo como su corazón martillea en sus oídos.
-¡Pues te lo consigues! ¡¿Es que acaso me querías matar de un susto?! ¡¿Sabes lo preocupada que estaba por ti?! -sigue gritando Lucy mientras la estrecha en sus brazos con fuerza bruta.
-Lu... Lucy yo... -intenta hablar Mikaela, pero la emoción y el nudo en su garganta no la dejan.
-¡Cállate! ¡Por todo lo que quieras Mikaela como te atreviste! Real... Realmente me tenías preocupada... Tú eres rara y un misterio tonta... Ya no llores -dijo Lucy intentando calmarse. Secó las lágrimas a Mikaela, quien empieza a sentir que esto es un sueño.
Pero no. Es la pura realidad.
-¿Quieres decirme que te pasó? ¿Eh? ¿Por qué faltaste tanto Mikaela?... Me tenías jodidamente preocupada.
Mikaela no respondió nada, en cambio, se echó a llorar. Miró a Lucy y se sentaron, Mikaela puso sus manitas sobre el pecho de Lucy y la miró.
-¿Por qué...? ¿Por qué eres así?... ¿Por qué me besaste en tu casa ese día? ¿Por qué te... te alegras por verme? ¿Por qué...? ¿Por qué te gusta hacerme daño Lucy? ¿Por qué me buscas y después... te vas? -sollozó Mikaela entre suspiros entrecortados y bajó la vista rendida.
-Ya no más -dijo Lucy y agarrándola de los cachetes firmemente la besó con agresividad... Con ganas, con pasión... Con el convencimiento de ya no reprimir lo que siente su corazón y aceptar la realidad. Aquel susto le hizo dar cuenta de lo bien que le hace Mikaela y de lo mucho que le gusta y necesita.
Mikaela no respira, no cierra los ojos, no... nada. Lucy se separó y la miró seriamente.
-No sé quién eres... No te conozco de nada, pero me gustas -se confesó Lucy y levantó una ceja encarándola. Mikaela se sonrojó. Sus hormonas convulsionaron y su corazón estalló..., pero logró regenerarse con éxito y a tiempo para poder responder algo.
-A-A-A-A mí... también me-me gustas -tartamudeó Mikaela sin poder mirarla. Esa expresión y el hecho de que están tan cerca la hacen suspirar.
-Tonta... Mírame -susurró Lucy seriamente y Mikaela se cohibió.
-Mmm -se quejó Mikaela por lo bajo. Levantó su vista y tragó saliva nerviosa, la emoción y felicidad están a flor de piel.
-¿Me puedes decir que fue lo que te paso? ¿Mmm? -pidió Lucy suavemente mientras le acaricia el cabello.
-Cuando... te fuiste de la bodega qui-quise ir a dormir..., pero estaba Lulu en el baño... Comenzó a molestarme y... y me golpeó por que la llamé... perra -murmuró Mikaela y ese "perra" lo susurro. A Lucy le hirvió la sangre y un sentimiento de odio le nació muy grande.
-¿Qué te dijo? -inquirió Lucy seriamente.
-No... No hagas nada si total ya pasó -dijo Mikaela nerviosamente.
-No haré nada, lo prometo. Solo dime que te dijo y por qué te molesta.
-Porque... Soy huérfana y... Lucy yo... yo tengo una enfermedad -dijo Mikaela muy avergonzada. Lucy sonrió apenada y tomó la mano de su princesa.
-Lo sé.
-¿De verdad? ¿Quién...? ¿Quién te dijo?
-Mateo.
-Ah... Bueno... Lourdes dijo que... que no te dejaría ser feliz.
-¿Qué? -dijo Lucy extrañada y sin mas se carcajeó, Mikaela se maravilló al escuchar esa risa tan linda y sonrió involuntariamente-. Esta loca... Yo soy muy feliz -susurró Lucy y se mordió el labio mientras vuelve a estrechar a Mikaela en sus brazos-. Debemos vengarnos -dijo Lucy y Mikaela la miró tímidamente-. Vayamos en la noche a su cabaña y le gastamos una broma -le susurró en el oído a Mikaela como una niña.
-Tipo juego de gemelas -dijo Mikaela y se rieron.
-Exacto -susurró Lucy y la miró, sonrió al ver que su pequeña está contenta. Sonrió al recordar que por fin esta con ella.
No hay mejor sensación que dar por finalizada una pesadilla.
Muchas gracias por leer. Tuve que volver a publicar este capítulo ya que lo uní con el siguiente que estaba, lo siento :')
🌸🌸🌸
-Dolly
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