T R E I N T A Y S É I S
—No entiendo para qué necesitamos un salón tan enorme si no somos tantos —me quejo por veinteava vez. Santi solo me sonríe con afecto—. De tu lado solo viene tu mamá, Maleen y un par de vecinos y amigos, ¿diez o quince? y de la mía son máximo diez... o quince personas, ¿para qué un salón para ochenta? ¿y la comida? ¿van a repetir de a cinco platos?
El mesero que nos ha estado atendiendo pasa para dejarnos una jarra con agua y noto que suelta una risa disimulada; quizás estoy hablando un poco fuerte.
—Podemos cambiar el salón, cariño, no pasa nada.
Santi tiene una mirada cansada pero comprensiva, el gesto justo luego de haber ido a la prueba de pasteles y que yo me haya quejado y explayado sobre todo. No se ha quejado él ni una sola vez, de hecho me sonríe a cada queja pero cada vez luce con menos energía; soy la definición de fastidio el día de hoy.
—Estoy siendo dramática, ¿cierto?
—Nómbrame una sola novia a punto de casarse que no sea dramática.
Me encorvo en mi lugar y suspiro intentando beber de mi vaso de agua y relajarme un poco. Hemos tomado la mañana para hacer varias diligencias respecto a la boda, aún nos quedan un par de horas antes de tener que volver a casa para recibir a Rose de la escuela y aunque hay aún otra pastelería de eventos por visitar, creo que fue suficiente para Santi por hoy.
—Me encanta como siempre me dices que sí estoy loca o dramática de forma tan elegante. —Santi me sonríe y el mesero llega con nuestros platos; tomamos un rato para almorzar pero creo que será la última actividad de hoy—. Perdóname, le bajaré dos rayitas a la intensidad.
—No le bajes nada, me gusta verte emocionada.
—Luces muy cansado, ¿todo bien?
Santi suspira en lugar de responder, lo que me confirma que algo anda mal.
—En general sí... —Le tomo la mano sobre la mesa para apoyarlo y que hable—. Solo es un día gris. Mi mamá ya me transfirió todo el dinero que pactamos y esa sensación de deberle no me gusta.
—Todo estará bien, Santi, vamos a casarnos y todos felices. —Levanta su mirada y de nuevo pule su sonrisa cariñosa—. ¿Estás ya arrepentido de esto?
Niega suavemente con la cabeza.
—¿Del matrimonio? No. Sé que aún no es una "boda real", cariño, pero a como estamos, estoy bien. Creo que una de las cosas más fáciles que he hecho en la vida es enamorarme de ti.
Le sonrío y con cautela, pregunto:
—¿Estás enamorado de mí?
—Llevamos solo un mes de novios, ¿no crees que es apresurado? —bromea.
—Apresuradísimo. No es como si nos conociéramos desde hace cuatro años o como si ya viviéramos juntos o tuviéramos dos perros o yo amara a tu hija.
Suelta una risa entre dientes.
—Exacto. Si todo eso fuera cierto, te amaría con todo el corazón.
—Estamos de suerte porque sí nos conocemos hace cuatro años, vivimos juntos, tenemos dos perros y adoro a tu hija.
Santi busca mi mano y al tomarla la lleva a sus labios, aparte del beso que deja también deposita un suspiro y una caricia.
—Entonces no me queda de otra que amarte.
Sus palabras me llenan el alma pero ese placer solo me dura unos segundos porque es rápidamente reemplazado por la culpa que he cargado por ya más de una semana por lo que pasó con Luka. El recuerdo me ha atenazado mucho cada vez que Santi se porta lindo conmigo o cada vez que hablo con Theo sobre mi boda, incluso cuando fuimos a misa el domingo pasado sentí que un susurro de "lo has engañado" me invadió el oído toda la hora de la ceremonia.
Dios sabe que toda la vida he abogado por la sinceridad, por no ocultar cosas importantes y menos a las personas a las que amo, sin embargo abogar por la sinceridad no me es suficiente cuando de temas del corazón se trata porque la mayoría de veces pienso que por la manera en que siento puedo hacerle mal a los demás. No obstante, es sabido también que mis mentiras o secretos son como granadas temporizadas dentro de mí y que eventualmente si no son las circunstancias, soy yo misma la que las hace explotar.
No he podido evitar llorar un par de veces cuando estoy sola pensando en la mala persona que soy pero aún con todo, he logrado mantener el secreto para mí por casi diez días... y para Michi que lo supo y no le di tiempo de burlarse porque le dije también lo mal que me sentía al respecto. No es solo el malestar de haber engañado a Santi, es un dolor real y atenazante en el corazón por muchas cosas que se me juntan a la vez.
No he vuelto a saber de Luka desde entonces, no he hecho fuerza por escribirle y él no lo ha hecho tampoco, el único del que recibí mensaje fue de Denny pero me limité a decirle que su estúpido plan había sido un asco y no le conté nada más; no sé si Luka le dio su versión y la verdad no me interesa. Lo único que de verdad querría sería borrar de mi vida ese día, no haberme quedado con Luka en el apartamento, no haber escuchados sus disculpas, no haberlo besado y no haberle mentido al decirle que no siento absolutamente nada por él.
Concluí luego de noches de reflexión en medio de culpabilidad que no le tengo un cariño fantasma sino una atracción completa pero también sé que estoy bien teniéndolo lejos... el problema es tenerlo cerca. Afortunadamente no ha vuelto a comunicarse y he usado estos días sin hablarle para retomar mi realidad y seguir adelante. Ya supe lo que quería saber, ya me saqué todas las dudas, ya obtuve mis preciadas respuestas así que en teoría ya no le debo nada a Luka ni él a mí y con ese pensamiento me voy a quedar.
Comemos en silencio por varios minutos hasta que Santi se limpia con una servilleta e inclina la cabeza para iniciar conversación:
—Cariño, tengo una pregunta hace unos días y no quiero ser inoportuno pero es importante. —Mi mente se pone inmediatamente en alerta, como le pasa a los mentirosos—. ¿Quién te llevará al altar?
Suelto un suspiro que comienza siendo de alivio y termina siendo triste. Creo que es más que seguro que mi padre no será, luego de mi visita para contarles dudo mucho que se interesen en mi matrimonio aunque yo sí tenía antes la leve esperanza de que a pesar de nuestros problemas, fuera él quien lo hiciera. Bueno, siendo honesta mi primer deseo sería que fuera Adam quien me llevara pero al ser imposible, la segunda opción era mi padre.
—Supongo que está entre mi hermano y Theo. O ambos.
Santi asiente en silencio un momento.
—Cariño, ¿crees que de algo serviría que yo fuera a hablar tus padres? Es decir... quiero hacerlo. Son tus padres de todas formas y yo tu futuro esposo, al menos yo debería poner la cara y presentarme formalmente.
—No sé si realmente sirva de algo, pero tienes razón en que tienes derecho de conocerlos.
—Solo si estás cómoda con eso. Yo te he amado con todo lo que eres y eso incluye a tu familia... además, teniendo en cuenta a mi madre, es justo que yo aguante a los tuyos.
Río por lo bajo, bebiendo de mi limonada.
—Está bien. Esperemos un par de semanas más, aún quedan más de dos meses para la boda. Cuando el evento esté más cerca los llamaré y vamos a su casa o que ellos vengan, ¿te parece? Tu madre había dicho que vendría cuando faltara menos tiempo, ¿ha dicho algo al respecto?
—Poco ha salido el tema, pero creo que vendrá a medios o finales de octubre.
—Quizás si los juntamos a todos podríamos tener una agradable reunión —digo sarcástica y él asiente con el mismo gesto—. Solo imagina a tu madre desdeñando de mi falta de virtud y a los míos desdeñando de tu estatus de padre soltero.
—Suena maravilloso —musita en el mismo tono. Mira su reloj—. Nos queda aún una visita a pastelería, ¿verdad?
Niego con la cabeza.
—No, terminemos por hoy. Te veo cansado de comer distintas clases de cubierta, relleno y frutas.
—No fui tan sutil, ¿verdad?
—Te conozco, Santiago Haydee, podrías ocultarlo de todos menos de mí.
—Lo lamento, la verdad el pastel me es irrelevante. ¿Y entonces qué? ¿ya a la casa?
—Caminemos por ahí —propongo—. Tenemos dos horas todavía y ya hemos olvidado lo que es dar un paseo por el parque los dos solos.
—¿Tomarnos de las manos, sonreírnos y olvidarnos de que somos unos adultos y de que tenemos problemas en la vida?
—Sí, suena genial para mí.
Meneo mis cejas arriba y abajo mientras le sonrío.
—Para mí también.
Ya que fuimos con Santi al centro sin auto, llegamos en un taxi a casa. El recorrido fue silencioso pero muy cómodo, recosté mi cabeza en su hombro y dormité medio camino, lo normal. Al bajarnos, Santi se detiene un momento a sacar lo que hay en el buzón mientras yo me adelanto y abro la puerta.
—¿Algo interesante? —pregunto una vez adentro y dejando las llaves en el ganchito junto a la puerta—. ¿Cartas de amor, tal vez?
Santi ríe y al pasar a mi lado me deja un beso en la mejilla a la vez que agarra coquetamente mi trasero. Llega al comedor y empieza a mirar los sobres en sus manos.
—A ver... esta es de la empresa de luz, dudo que sea una carta de amor. Una del banco. Una de publicidad. Una cuenta de cobro. Una del almacén de vestidos de novia —Me la tiende—, debe ser para invitarte a otra prueba de vestuario. —Centro la atención en la carta del almacén pero antes de terminar de abrirla, Santi suelta una exclamación contenida—. Mira esto, ¡es una invitación de Sebastián para ir a la inauguración de otra sede de su restaurante!
—¿Y eso te emociona demasiado?
—Es que mira —Pone el sobre casi en mi cara y leo lo que dice, sonriendo también—, puso "Señor y señora Haydee". ¡Nuestra primera carta conjunta!
La emoción reflejada en sus ojos es tanta que me alegra a mí también y dejo de lado el sobre del almacén.
—Suena lindo. Señor y señora Haydee.
—¿Lindo? Suena hermoso. —Santi sonríe y sigue mirando los sobres, se detiene en uno y me lo tiende también—. Esta va para ti.
Es un sobre color crema, elegante y delicado, con el destinatario escrito a mano y una estampilla pequeñita que no sé de dónde será. Ante la mirada de Santi y con mucho cuidado para no romper el lindo sobre, lo destapo; al ver el contenido, sonrío.
—Es la invitación de la fiesta de compromiso de Denny. Es el segundo fin de semana de septiembre, o sea en... tres semanas.
He dejado el sobre de lado mientras miro la dirección y la fecha impresos en color cobre; Santi lo toma para mirar adentro.
—Viene también esto. Es una nota.
—Léemela, por favor.
Santi obedece y desdobla el papelito blanco y más ordinario para leerlo en voz alta:
—Aparta tu agenda para jueves, viernes, sábado y domingo porque la reunión es larga. La fiesta es el sábado pero el jueves en la noche es la pre fiesta y por pre fiesta me refiero a beber en mi sala como si no hubiera mañana contando anécdotas vergonzosas de todos. Grishaild ya compró un par de botellas del vodka que te gusta y te recriminará por no haberla llamado por tantos años. Sarah y Luciana también te quieren halar las orejas pero antes de eso, licor a lo pendejo. (No le muestres esto a tu prometido, pensará que somos malas influencias). —Santi y yo reímos al tiempo—. Para la fiesta del sábado vestido formal o no entras, si llegas fea tampoco entras, solo gente bonita en mi compromiso. Trae buenas vibras... y limones, muchos limones. Ya hablé con Gaby, no será un fastidioso, lo juro. Te esperamos, esta invitación no es opcional, debes venir o tendrás diez años de mala suerte. Te queremos, Denny y Gabriel. (Pero yo lo escribí, yo te quiero más. Denny).
—Que nunca se diga que Denny no puede redactar una invitación —bromeo.
—Será una celebración a lo grande, por lo que veo. ¿Por qué no me suenan ninguno de los nombres acá puestos? Siento que estoy descubriendo otro lado de ti.
—Cuando te conocí ya no era tan unida a ellos, sí salíamos de vez en cuando pero nada digno de mencionar. O puede que lo mencionara pero sin nombres, por eso no te suenan. Además de que por los últimos años no vi a ninguno. Denny tiene un gemelo y ese gemelo tiene una esposa, esa es la Grishaild que menciona. Sarah es hermana de Denny y Luciana es la mejor amiga de un muy buen amigo de Sarah, de Mike, también mencionado allí. Es un grupo grande si incluímos novios, esposos, hijos y mascotas.
—Y eres parte de eso —dice con dulzura—. Es curioso cómo hace unos meses no te veías con ninguno y ahora te invitan a su compromiso.
—Sabes que soy algo desapegada de los amigos lejanos, pero no por eso dejo la amistad de lado. Puede que luego de su matrimonio me aleje de nuevo y los reencuentre dentro de diez años y seguiremos siendo amigos. Así funciono.
Asumo que Denny sabía que esa invitación podría pasar por manos de Santiago y por eso ha omitido poner un nombre en específico; es claro que Luka irá a esa fiesta, al menos a la formal, a la pre fiesta lo dudo un poco dado que el lado de la familia de Denny no es muy fanática de él y eso me da cierto consuelo. Sé que no cometeré estupideces si estoy con Gris a mi lado riéndose y dándome vodka a lo bestia. Sin embargo, de que estará, estará y me atemoriza un poco la reacción que mi corazón pueda tener al verlo cerca de nuevo.
—¿Los invitarás a nuestra boda?
Muerdo mi labio buscando una justificación para decir que no; Santiago no es un niño y sé que tiene en mente que ellos son amigos de Luka y la relación de todo es incómoda desde donde se mire. Niego lentamente con la cabeza.
—Por ahora no creo, ya veremos luego...
Mi tono sale tan incómodo que Santi mejor cambia el tema:
—Hablando de amigos lejanos, ¿has hablado con Theo?
—Ayer hablamos, ¿por?
—Creo que tiene problemas con su novia —admite—. Que conste que te lo cuento porque eres casi mi esposa, pero es un secreto de amigos. Lo mencionó pero no me dijo el motivo como tal, solo que estaban pasando por un momento complicado. Pensé que tal vez tú habías notado algo raro o que te había contado.
—No me ha dicho pero le sacaré el tema, de que lo hago hablar, lo hago hablar.
—Yo no he dicho nada —dice sugestivamente y me guiña un ojo.
—Secretos de matrimonio, claro. No se preocupe, no lo delataré, señor Haydee.
—Gracias, señora Haydee.
Hola, amores <3
Su espera es muy importante para Thyfhanhy INC. Mil gracias por seguir con nosotros en este 2020 y esperamos se queden por mucho más ♥
¿Qué les ha parecido el capítulo?
Sé que algunos esperaban uno de Luka por como terminó el anterior, pero tranquis, que de acá en más habrán varios de él. Espero que estén disfrutando de esta historia tanto como yo.
♥ Lof pa' to's ♥
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