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T R E I N T A Y O C H O

—Pero yo quiero helado —refunfuña por tercera vez.

—Cariño, son casi las diez de la noche —repite Santiago al igual que yo—, a esta hora te puede hacer daño.

—Además estás enferma —apunto yo— y el helado no es medicina.

Las enfermedades breves pero preocupantes son algo inevitable cuando hay niños pequeños y con Rose ya hemos pasado por varias, las suficientes veces al menos para no correr al hospital con una pequeña fiebre que intentamos controlar —por ahora con éxito—, la inapetencia y el desgano propio de no estar sano.

—Yo me siento bien.

—Pero aún estás caliente —comenta Santi, mintiendo un poco—. Si mañana amaneces bien, te daremos helado.

Le paso la mano por el cabello y ella cierra los ojos dos segundos. La cama de Rose es pequeña pero buscamos la manera de entrar los tres así que Santi está del otro lado con medio cuerpo por fuera y Rose está en la mitad. Sus ojos gritan que tienen sueño aunque quiere tener la energía de siempre. Mi niña se hace un ovillo hacia mí y suspira, con sus ojos a punto de cerrarse, no hemos prendido el televisor y lo único que nos da luz es una lamparita proyector que da imágenes de dinosaurios al techo.

—Mañana me darán helado —murmura casi en la inconsciencia, con voz queda. Sonreímos al tiempo—. Es una promesa.

—Sí, cielo, es una promesa —respondo.

—Gracias, mami.

Miro a Santiago en reflejo con un gesto de disculpa y siento la cara enrojecer; Rose no me dice así con frecuencia y no quiero que piense que me llama de esa manera siempre cuando él no está porque es falso. Santi me devuelve la mirada desde el otro lado de la cama —o sea a solo medio metro— y aunque en sus ojos hay algo de tristeza, se ve más aceptación que nada. La respiración de Rose se acompasa rápidamente y Santi se levanta con cuidado para luego ayudarme a levantar a mí y dejarla sola en su cama.

La observamos por un par de segundos con sus mejillas coloradas —pero ya sin fiebre según el termómetro— y sus cabellos pegados a la frente. Se ve pequeñita y frágil, hermosa, como solo lucen los tesoros más valiosos para dos personas como él y yo. Santi me toma de la mano y me hala hasta salir de la habitación.

Una vez en el pasillo hacia la nuestra, me detengo.

—Te juro que ella no me llama así siempre, es solo...

—Shhhh. —Me toma de ambas mejillas y me deja un beso cortito en los labios—. Está bien. Tú eres su madre, amor mío, lo único que no has hecho es cargarla en tu vientre pero de resto, has sido una madre para ella en cada etapa de su corta vida. Si tú estás bien con eso, también yo.

—La amo como a nadie más —respondo—. Ella y tú son mi todo.

—Lo sé. —Me besa una vez más y reanuda el camino a la habitación—. ¿Quieres ver una película o algo?

—Lo que sea, está bien.

—Te dormirás en menos de media hora, ¿verdad? —bromea.

—Posiblemente. —Santi rie—. Apagaré las luces y en seguida voy.

Cuando Luna me siente cerca se levanta de su cama junto al mueble y camina hasta la cocina conmigo, Dante no tarda en llegar también y ambos sueltan un bostezo grandísimo antes de sentarse en el suelo frente a mí.

—No voy a ir a ningún lado —les digo, porque con ellos también se conversa—. Solo vine a apagar la luz... y ya que vine, pues recogeré estos platos para que la cocina amanezca limpia. —Cuando abro el gabinete de arriba ambos perros se levantan y me miran con añoranza—. Ya está tarde para comer... pero un bocadillo no hace mal. —Saco de la parte de arriba la bolsita con galletas de perro y tomo solo dos, son pequeñas para perros tan grandes pero les gustan—. No le digan a Santiago.

Nada más recibirme la galleta, ambos se salen de la cocina confirmando que su interés no era por mí o por acompañarme. Traicioneros. Cuando voy saliendo de la cocina, mi celular, que está sobre la mesa, suena con una llamada. Me extraña por la hora y porque sea del teléfono de Denny; la preocupación es mi primera reacción así que contesto rápidamente.

—¿Hola? ¿Denny?

No, soy yo. —Reconozco el tono de Gabriel aunque suena un poco enredada su voz—. ¿Por qué pensaste que era Denny?

—Estás llamando desde el teléfono de Denny.

¿Ah, sí? —La risa que suelta es tan dispersa que deduzco que está un poco ebrio—. Los compramos iguales, creí que era el mío.

—¿Estás ebrio?

Denny dice que sí pero yo no concuerdo.

—¿Desde cuándo quieres llamarme estando ebrio? —Río con sinceridad y me siento en una de las sillas del comedor—. Me asustaste, creí que algo había pasado. Y no son ni las once.

Es el cumpleaños de una vecina y empezamos a celebrarlo temprano, qué importa.

—¿Y me llamaste para contarme del cumpleaños de tu vecina?

¡A quién llamas? —Escucho a lo lejos la voz de Denny, también arrastrada y alegre—. ¿A Cinthya? ¡Suelta mi teléfono! ¡Ya has hecho suficiente! —Gabriel me habla a mí—: Aguarda un momento.

El trajinar que se oye es como si Gabriel hubiera salido corriendo con el teléfono y luego suena un portazo.

—¿Todo bien?

Sí, bien. Ya me encerré en el baño.

—¿Qué quieres, Gabriel?

Hay un silencio prolongado y Gabriel suspira tan cerca del teléfono que se oye un gruñido de este lado. Con Denny hablo casi diariamente por mensajes pero no con él y desde que vino a Norgiliam con Luka hace casi dos meses, no he tenido contacto por lo que es extraña la llamada.

Hablarte de Luka —Mi sonrisa se borra y el corazón se me acelera en un par de segundos—. Yo... Caro, yo a Luka lo amo como no imaginas. Luego de Denny él es lo más importante para mí y ¡maldita sea! odio verlo sufriendo. Él es buena persona, tiene sus errores igual que todos pero es bueno y me da rabia con la vida por no sonreírle con todo.

—¿Y me dices esto porque...?

Porque él ahora está sufriendo por ti y por mi culpa. No le pregunto porque sé que no le gusta hablar del tema así que no sé si ustedes en este momento están hablando o algo, pero lo que sí sé es que está jodido con la situación y más ahora.

—¿Cuál situación, Gabriel? No hablo con él hace... no sé, casi un mes.

Tú eres la situación. Tú, tu boda, tu vida... no sé. Le ha revuelto todo volverte a ver y no quiero verlo sufriendo.

Pienso en Luka un momento e imagino que no tiene ni idea de que Gabriel me está llamando a decirme todo esto. No mentiré al decir que me es indiferente saber que Luka sufre a mayor o menor medida por nuestra situación pero a la vez parte de mí se libra de culpas porque mi vida y la suya están ahora en caminos distintos, caminos que ni siquiera para lamentarse por el pasado deben colisionar.

—Nada de lo que pase con él es mi culpa —aseguro—. Yo no...

¡Sé que no es tu culpa! Es mía pero... ¡Maldición, Denny, deja de tocar la puerta! ¡Dame dos minutos! —Arrugo la frente y espero a que me dé de nuevo su atención—. Yo quisiera enmendar los errores, Cinthya, pero no puedo y no sé cómo estás tú. Si también te lastima no me lo digas porque me sentiré peor.

Por un momento me pregunto si se equivocó de Cinthya porque nada de lo que me dice tiene sentido para mí. Los desvaríos de un borracho rara vez son solo eso, de hecho es impresionante cómo de cuerdos pueden ser los locos cuando se embriagan pero Gabriel es una incógnita nueva.

—¿Me lastima qué?

No estar con Luka...

—Gabriel, no entiendo de lo que hablas. Yo ya hablé con Luka y las cosas quedaron claras...

Es que ya se lo dije a Luka y creo que me está odiando y no quiero que tú lo hagas porque... —Se oye un nuevo portazo—. ¡Denny! ¡Dame el teléfono! ¡Esto no es asunto tuyo... no corras!

Y la voz de Gabriel se me pierde totalmente en un trajinar similar al primero, suena lejana hasta de pronto ya no está él. Ahora escucho la voz apurada de Denny:

Te amo, Cinthya, no nos odies. Mañana cuando esté sobrio te llamará, perdón.

—Espera, Denny, ¿de qué habla?

Solo está ebrio e inestable, no le hagas caso. Debo colgar, perdón.

Y en efecto me cuelga, dejándome tan confundida como al comienzo. Me quedo mirando a la nada casi a oscuras hasta que Santiago se asoma por el pasillo con un gesto interrogante.

—¿Te escuché hablando o fue mi imaginación?

Señalo mi teléfono distraídamente.

—Pues sí estaba hablando. Gabriel me llamó.

—¿Tan tarde?

—Y borracho. No entendí gran cosa de lo que dijo. Fue muy raro. Incluso me llamó desde el teléfono de Denny. Todo en sí fue extraño.

—¿Debería preocuparme de que un hombre ebrio te llame a las casi once de la noche? —Acompaña su pregunta con una sonrisa ladeada y termino blanqueando los ojos.

—Considerando que está a punto de casarse y que es gay, creo que no.

—De acuerdo. Vamos a la cama entonces.

—Sí.

Termino ahora sí de apagar todo y mientras estoy acomodando mi almohada, recibo un corto mensaje de Denny:

Habla con Luka. Es importante.

Si hay algo que me pese más en la cabeza que las mentiras, es la curiosidad cuando me pican con algo y no me dan más explicaciones. Desde que Denny me mandó ese mensaje, le respondí con varios para preguntarle a qué se refería, que si todo estaba bien, pero en todos me dejó en visto; solo me respondió uno asegurándome que nada grave había sucedido, una forma mediocre de calmarme la ansiedad pero no lo suficiente porque no me dijo en sí de qué se supone que tengo que hablar con Luka, además fue falso eso de que sobrio Gabriel me iba a llamar; no recibí llamada alguna.

Ayer estuve todo el día en casa con Santi y con Rose, por lo que no le di espacio a mi cabeza para pensar en posibilidades pero hoy, con Santi trabajando y Rose estudiando, tengo todo el tiempo del mundo para matarme la cabeza de interrogatorios.

Me he tentado en un par de ocasiones de escribirle a Luka para salir de dudas pero me he abstenido porque no me apetece abrir de nuevo la ventana para que empecemos a escribirnos a diario; no necesito eso. Pero si no averiguo de qué va todo, me voy a enloquecer.

En un impulso de valentía, decido llamarlo, una llamada si bien es más personal, puede ser más autoconclusiva y luego de colgar no es necesario volver a llamarnos. Estoy en el parque con los perros que retozan un rato en el césped y espero en la línea por tres tonos hasta que escucho su voz:

—¿Hola?

Por unos segundos de duda me planteo colgarle pero recuerdo que él tiene mi número guardado por lo que solo le daré pie para llamarme, además de lucir como una cobarde o demente. Aclaro la garganta, sintiendo una pérdida en picada de mi valentía, pero finalmente respondo:

—Hola. Soy Cinthya.

—Sí, tengo tu número —replica; en su tono hay un poco de desconcierto—. Yo... me sorprende mucho tu llamada. ¿Cómo estás?

—Bien, gracias. ¿Y tú?

—Bien. Estoy llegando al trabajo.

—Puedo llamar después...

—No, está bien. ¿A qué se debe tu llamada?

Respiro hondo y sin ganas de alargar más de la cuenta la llamada, lo suelto:

Sonará algo raro... pero el sábado recibí una llamada confusa de Gabriel, dijo cosas algo disparatadas y al final Denny le quitó el teléfono así que no supe de qué iba todo. Pero entonces Denny me mandó un mensaje diciendo que debía hablar contigo urgente, así que... por eso te llamo.

La línea se queda muda por un buen rato pero sé que sigue ahí porque logro escuchar su respiración, además de un titubeo que le sale en voz muy baja, eso me confirma que sabe de lo que hablo pero no le gusta. De repente me llega a la cabeza la idea de que el punto de "Luka sufre por ti" es lo único que Gabriel quería decirme en esa llamada (que quizás Luka lo odia por no estar de acuerdo en que nos hayamos visto) y que Denny cree que debo pedirle perdón o algo, esa opción me hace casi colgarle el teléfono pero mejor aguardo un poco más; puedo estar errada.

A mí también me llamó el sábado —confiesa—. Pensé en llamarte en ese momento pero no le vi sentido así que lo dejé pasar. ¿Te alcanzó a decir algo?

—Pues, que te amaba. —Dibujo una repentina sonrisa al decirlo así—. Que eras la segunda persona más importante para él después de Denny y que... bueno, que te había dicho algo y que ahora lo odiabas, que no quería que yo lo odiara también... y eso es todo, Denny llegó y no me dijo más.

Estaba ebrio y me confesó una cosa que nos incumbe, pero es algo de hace mucho, de hace cinco años. Yo no lo odio pero sí estoy furioso con él en este momento. La verdad no te llamé porque no quería amargarte con esos temas del pasado, no sé si quieras saberlo ahora. Es algo hoy en día irrelevante así que está en ti si te interesa o no. La vida de nadie cambiará porque lo sepas, así de irrelevante es.

Mi respuesta inmediata mental es "claro, dime porque me muero por saber, soy una chismosa sin remedio", pero cuando menciona que es del pasado, que nos incumbe y que hoy en día es irrelevante, lo dudo. Traer al presente los temas de Luka no me ha dado más que incertidumbre, incomodidad y algo de dolor, y no estoy del todo segura de que un chisme valga una preocupación más.

—Si no importa tanto como dices, ¿por qué Gabriel le da tanta importancia? Sonaba realmente afectado.

Porque sabe que metió la pata y que gracias a eso las cosas son como son el día de hoy. Te digo que es irrelevante porque hoy no cambia nada pero en su momento fue decisivo. Él decidió por mí... y por ti y sabe que eso estuvo mal porque no era de su incumbencia.

Mi pobre corazón de pollo curioso no puede quedarse con esa duda por siempre, simplemente no es de Dios dejarme con la vena chismosa picada y sin contar todo.

—Ya está, me ganó la curiosidad, ¿de qué se trata?

Luka una vez más guarda silencio y eso solo logra que me preocupe por lo que me pueda decir.

Bueno... la vez pasada te dije que te amé cuando te conocí y palabras más, palabras menos, me dijiste que aún así nunca te había ido a buscar después, ¿recuerdas?

—Sí.

Pues en realidad sí te quise buscar, ya tenía incluso el día de viajar a tu ciudad listo. Estaba dispuesto, de forma egoísta, lo admito, a rogarte que volvieras conmigo. Pero Gabriel me dijo que no lo hiciera, que no perdiera mi tiempo porque tú estabas bien y feliz... con Theo. Me dijo que él y tú estaban juntos.

Arrugo la frente y sin querer se me escapa un bufido divertido ante eso.

—¿Con Theo? Nunca tuve una relación con Theo. Aunque bueno, era de suponerse porque me fui a vivir con él. Digo, nunca pasó nada pero no suena loco que Gabriel lo pensara, aún así no entiendo por qué cree que lo odiaría por eso, solo es un malentendido. —Recapacito de forma tardía a parte de lo que me dijo y entonces me enserio—. Espera, ¿ibas a buscarme?

Sí. Sé que puede que no me creas, pero es la verdad.

¿Y simplemente le creíste a la suposición de Gabriel?

Un nuevo silencio, procedido por un suspiro.

No al comienzo, pero Adriana me lo confirmó.

Entonces recuerdo otra parte de ese cuento.

—Aguarda, ¿para qué ibas a buscarme si estabas con Adriana?

Una parte de mí me dice "pues si es que Luka es así, con unas y con otras" pero quiero pensar que ya somos más adultos y no vale la pena echar en cara algo así.

Yo nunca estuve con Adriana. Me refiero a que sí era mi amiga y... bueno, ya sabes lo que pasó entre nosotros pero luego de que te fuiste no volví a estar con ella como más que una amiga a la que veía de vez en cuando. Y en eso, ella me dijo que era cierto, que estabas con Theo y como es su hermana, pues era más creíble.

—A mí Theo me dijo que su hermana le contaba que estaba de novia contigo —replico, casi de forma inconsciente, con esa necesidad de probar que soy yo la que digo la verdad aunque él me contradiga—. Gabriel me lo dijo también...

Mi lado pensante hace click al nombrar a Gabriel, empezando a unir ciertos hilos pero demasiado temerosa para formar una idea completa antes de acabar la conversación.

Eso me lo contó él ayer... Él y Theo se encargaron de convencerte de que yo tenía novia y él y Adriana de convercerme a mí de que tenías novio. —Me levanto de la banca en la que he estado sentada mientras mis neuronas conectan lentamente—. Me dijo que tú también querías buscarme y que Theo no quería eso para ti, que no era bueno...

Hubo un solo día en aquel entonces en que tuve la intención de buscarlo; pasado el primer mes de la muerte de Adam viajé a la ciudad para asistir a una misa que le había pagado en el cementerio y le conté a Theo que cabía la posibilidad de ir a visitar a Luka, pensando que tal vez con el paso de unas semanas yo iba a tener la cabeza menos caliente y quizás podríamos charlar con más calma pues luego de irme llegué a considerar —sin errar— que el problema no había sido para tanto pues realmente Luka y yo no teníamos nada en el momento en que pasó lo de Adriana. Total que fue cuando Theo me dijo que mejor ni lo buscara porque él estaba bien con su hermana, que no fuera tan mala de ir de pronto a dañarle el inicio de una relación, por eso llamé a Gabriel, para que él mismo me lo confirmara... y lo hizo, me dijo que eran novios así que solo asistí a la misa y al otro día me fui de nuevo a casa.

Aún cuando calza la versión de esos hechos, una parte de mí quiere aferrarse a que mi amigo no me haría eso, mucho menos cuando él fue testigo de cómo sufrí por no tener a Luka conmigo.

—Theo no me haría eso... —murmuro—. No... no es posible.

Yo tampoco lo hubiera creído de Gabriel, pero ya ves. Básicamente anoche estaba muy afectado porque tenía la certeza de que por culpa de sus acciones, tú y yo nos habíamos separado en el pasado, que quizás si él y Theo no hubieran metido la cucharada, hoy las cosas serían distintas.

Mi mente divaga brevemente con esas palabras y solo encuentra una conclusión: por culpa de Theo, no estoy hoy con Luka.

Muchas cosas pudieron pasar en cinco años y siempre está también la opción de que así no hubieran hecho nada, con el tiempo Luka y yo nos hubiéramos separado pero la verdad sí me molesta mucho en pensar en la manipulación de parte de mi mejor amigo en el mundo. Me contraría mucho no saber si reclamarle o agradecerle, pero de que me enoja, me enoja y quiero una explicación de sus labios, no de terceros; quiero su versión.

Recuerdo una vez más que Luka está del otro lado de la línea y bajo la voz un poco.

—Sí me buscaste —susurro con impresión. Me siento de nuevo en la banca y miro fugazmente a mis perros que siguen echados en el sol—. Lo hiciste.

Y tú a mí.

Yo a ti —confirmo—. Yo realmente no sé cómo reaccionar a eso, tengo que hablar con Theo... —Mi voz se ahoga un tanto—, no comprendo con qué derecho pensó que podía hacer algo así...

Aparentemente ambos estaban convencidos de que no nos íbamos a hacer bien el uno al otro en ese momento de nuestras vidas.

—Eso no era decisión de ninguno de ellos. Yo te quería en mi vida y...

Y tienen razón, Caro. Creo que estar lejos de ti me ayudó a cambiar y sé que en ti también hizo algo bueno a largo plazo. Te amaba demasiado pero lo que podía ofrecerte no era suficiente y ambos sabemos eso.

Su tono ha bajado y ha pasado a ser un murmullo monótono, como si estuviera leyendo de un papelito lo que pronuncia porque la conciencia le obliga a decirlo aunque no lo sienta. Muerdo mi labio, alterada y si pensarlo, pregunto:

—¿Y ahora?

Ahora sí tengo mucho que ofrecerte pero tú ya no estás para recibirlo y eso está bien, me tranquiliza saber que eres feliz. —Me quedo callada y estática en mi lugar porque literalmente no sé qué decir y colgarle me parece demasiado grosero. Él hace una pausa y continúa—: Diré de forma egoísta que me alivió que Gabriel me contara eso porque me quita un poco de la culpa por haberte perdido, aún así, como dije, es irrelevante. El pasado se traga las culpas porque en el presente solo son consecuencias incambiables. La culpa al parecer ya no es nuestra, pero no importa, el tiempo no espera a nadie y mucho menos a que dos corazones se encuentren.

En silencio recibo sus palabras y me molesta la forma en que me afectan, me molesta que tenga razón, que diga que ya no importa y que sea cierto, me molesta saber que nuestro tiempo juntos se vio separado por terceros, me molesta saber que mi madre manejó mi vida por veinte años y luego vino Theo, a quien tanto le confío e hizo lo mismo sabiendo con certeza cómo me sentía. No puedo evitar el sentimiento de traición que eso me produce, me toca las fibras sensibles de mis asuntos no resueltos aún con la vida y me cabrea como ninguna otra cosa.

—Supongo que a eso se refieren cuando dicen que la vida no es justa.

Mi abuela me enseñó que la vida sí es justa, es solo que le da a cada persona, le parezca o no, lo que merece y necesita.

No noto que algo de dentro de mí se ha quebrado sino hasta que respondo en tono roto:

—Yo te necesitaba.

Me muerdo la lengua nada más decirlo porque siento que esa era una frase que debía quedarse por dentro, no salir y menos a oídos del mismo Luka. Se me acelera más el pulso cuando el silencio se arma entre nosotros pero tras un lapso de tensión, Luka responde con tono seco:

Te agradezco la llamada. Debo entrar ya a la oficina, ten lindo día, Caro.

—De acuerdo... que te vaya bien.

Dos segundos después suena el pitido de que la llamada se ha cortado.

El pulso me late con fuerza y la sangre se me agolpa en la cara por lo que esos minutos de conversación significan. Saco de momento a Luka de mis pensamientos y queda solamente Theo y mi creciente lista de preguntas enojadas hacia él. No dudo en marcar su número y la segunda vez que le marco, contesta:

Hola, ¿cómo estás?

Su tono dulce pero seco de siempre me frenan de interrogarlo por teléfono; no, necesito verlo a la cara cuando le pregunte.

—Super, ¿y tú?

Ando pintando las paredes de la sala y estoy cansado pero aparte de eso, bien.

Que bien, Theo, ¿podrías venir a Norgiliam pronto?

¿Algo pasó? ¿están bien?

Sacudo la cabeza para mí misma por la mala elección de palabras que he hecho, así que digo lo primero que se me ocurre:

—Sí, estamos bien. El miércoles iré a prueba de vestido, quisiera que vinieras. Eres como mi dama de honor.

Solo te advierto que no uso vestidos cortos —bromea—, puedo negociar la tela y el escote, pero nada más.

Me río sinceramente y más me lastima pensar en el tema que debo hablar con él.

—Te buscaré el más sexy de todos, no te preocupes. Pero esta vez es para que veas mis opciones para el mío.

Sí, lo sé. Y sí, no hay problema. Terminaré hoy de pintar todo y mañana por la noche llego allá entonces. Es incluso conveniente porque odio el olor a pintura.

Bien, te espero.

—Cinthya, ¿estás bien? Te oyes apagada. ¿Todo bien con Santiago?

Sí, todo bien con él. Quizás me va a dar gripe o algo, no te preocupes.

De acuerdo.

Cuando la llamada se cuelga, el bajo ánimo de mi voz se traslada a mi cuerpo; sin mucho entusiasmo me levanto de la banca, llamo a mis perros para ir a casa y camino lentamente hasta volver.

Pienso en las palabras de Luka: "la culpa al parecer ya no es nuestra, pero no importa" y aunque he sido yo la que más ha insistido en la irrelevancia del pasado en el presente, por primera vez siento que he estado equivocada: en realidad, todo sí importa.

Importa mucho, lo que no sé es hasta dónde y algo me dice que en ese punto está la diferencia entre seguir mi vida con normalidad o emproblemarme toda la existencia.  

¡Sorpresa! 

Este capítulo no estaba para nada planeado pero ¡llegamos a 100mil lecturas! así que alguna cosita debía darles para celebrar. No es mucho pero es trabajo honesto jpg ♥

¿Qué les ha parecido? ♥

Les adelanto que de acá en más habrá drama, lágrimas, drama, tensión, drama, corazones rotos, drama, crossovers y un poquito más de drama. ¡Me emociona mucho lo que viene! Mil gracias por esperar siempre por un capítulo más. 

Hice esta pregunta antes y la haré de nuevo, y más adelante la haré de nuevo: 

¿Team Santi o Team Luka? 7u7

Yo soy team poligamia, así que ambos, yeei (?) 

♥ Nos leemos pronto, amores, gracias por su apoyo ♥ Llegar a 100mil lecturas me hace inmensamente feliz, así que un beso a todos los que lean esto ♥

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