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T R E I N T A Y D Ó S

Si no fuera por el hecho de que ya llevo media hora en la habitación y que afuera hay un olor delicioso que hace que me cruja el estómago, no saldría de acá hasta que Luka se fuera a algún lado, aún me late en la cabeza la vergüenza del episodio de la araña, Dios, hace mucho que no me sentía tan abochornada... hace unos días más bien, pero eso es mucho.

Salgo con el cepillo del cabello en la mano porque no me he peinado debido a un ligero dolor en la clavícula que no me deja subir mucho el brazo derecho, y llego hasta el comedor donde Luka está terminando de poner dos platos con el desayuno. Al verme se le pinta la sonrisa burlona en la cara y me cruzo de brazos, levantando tal vez demasiado el mentón, intentando que no se note mucho la fuerza con la que el sonrojo quiere atacarme.

—Esto se queda entre nosotros —apunto con seriedad. Luka se encoge de hombros de modo conciliador y tras una pausa, pregunto—. ¿Y Denny?

Hasta ahí le llega la sonrisa burlona y la cambia por un gesto medio... incómodo.

—Sí, sobre eso... se ha ido.

—¿A dónde?

—Quizás a su casa.

Intento no sacar tan alta la exclamación que iba a soltar, casi una queja lastimera y luego un insulto al mal amigo que es Denny.

—¿Por qué?

—Pues parafraseando un poco, dijo que no quería meterse en lo que sea que necesitáramos hablar nosotros. Si sirve de algo, le pedí que se quedara.

—¿En serio?

—Se lo insinué —admite con media sonrisa culposa—. Y si te sirve de otro algo, Denny le tiene más pavor a las arañas que tú así que técnicamente fue bueno que yo estuviera. Él hubiera salido corriendo antes de que la araña moviera una pata. —Suelto una risa entre dientes; Luka palmea la silla a su lado—. Ven, desayuna.

—¿No sientes como que Denny nos manipula un poco? —digo medio en chiste mientras me siento.

—Mientras me convenga, me da igual.

—¿Por qué te convendría?

Luka ladea la mirada para unirla a mis ojos y un gesto que linda entre lo dulzón y lo seductor le adorna los labios; detesto que mi mente decida reaccionar a eso como si fuera más de lo que en realidad es dejando que mis mejillas se acaloren, sin embargo le mantengo la mirada por un par de segundos hasta que muerde su labio inferior y debo por fuerza mayor mirar a otro lado.

—¿Te golpeaste en la ducha? —Cambia de tema, omitiendo responderme—. Escuché cuando el tubo cayó.

—Pues sí, un poco. —El puente de mi nariz se arruga cuando vuelvo a recordar que de verdad me duele—. No con el tubo pero cuando me... diré que me senté en el piso, me golpeé con las llaves del agua. Creo que dejará moretón.

—¿Te duele en este momento?

—Sí. No puedo levantar mucho el brazo derecho. Pero ahora que salga compro una píldora y ya pasará.

—Tengo píldoras para el dolor en mi maleta —dice.

—¿Ya tienes la edad en la que cargas una farmacia en tu maleta? —Me burlo—. Quizás no es Gabriel el que se envejece rápido.

—Oye, salgo usualmente con un adolescente y uno nunca sabe cuándo necesite algo para el dolor... o una bandita, o alcohol etílico, o desinfectante y agua oxigenada. —Con la boca llena, me río y él lo hace también—. Todos se burlan pero cuando necesitan de mi farmacia, me agradecen.

—Te agradeceré más tarde entonces. Acabaré de desayunar y te recibo la píldora, la verdad es que sí la necesito. —Tomo un poco del café con leche que Luka dispuso—. Gracias por el desayuno, está rico.

—No solo sé cargar farmacias en mi maleta, también cocino.

—¿Cargas mentas y caramelos en la guantera de tu auto? Y apuesto que también cargas siempre una chaqueta por si hace frío así haya sol... y tus salidas nocturnas acaban antes de las diez. —Mi tono burlón lo hace sonreír mientras come—. Igual que un viejito.

—Por supuesto. Estoy en la edad de tener más citas médicas que románticas.

—Sinceramente creo que podrás tener setenta y no habrás parado con las citas románticas... ni con las médicas.

—Mi sentido común me grita que lo dices como sarcasmo pero lo tomaré como un halago de que me digas que a los setenta seguiré siendo seductor y atractivo.

—Tú traes lo seductor en la voz y lo atractivo en la mirada, Luka, a menos que mueras antes de los setenta, eso no se irá.

Lo he dicho con franqueza y una vez más me alegra tener la capacidad de dejar a Luka sin mucho qué responder. Cada vez que hablo con él tengo un recuerdo leve de hace cinco años cuando cualquier halago que me hiciera o en general que me hablara, me dejaba embobada y sin manera de replicarle algo inteligente; mi timidez de entonces se ha curado un poco al llevar tanto tiempo conociendo gente con frecuencia y sintiéndome cómoda hablando con extraños así que me gusta tener la seguridad que sin importar los rumbos que tome la conversación, podré seguirla y no dejar que Luka quede con la satisfacción de verme encantada y estúpida con su presencia.

Cuando terminamos los dos de comer Luka levanta los platos y los lleva a la cocina.

—Déjalos ahí, yo voy a lavarlos —digo mientras lo oigo dejando la cerámica sobre el mesón. Sale de una vez y se queda un segundo en el arco que divide el comedor y la cocina—. Bueno, ya van a ser las once, cuando estés listo nos vamos.

He dejado mi cepillo sobre la mesa y ahora lo tomo, intentando pasarlo con mi mano izquierda aunque sale algo brusco porque soy una torpe con la izquierda. Luka se acerca y me arrebata el cepillo para luego ponerse a mi espalda.

—Deja te ayudo.

Tengo un déjà vu de aquella vez cuando en un mal plan me disfracé de Blancanieves para una estúpida representación del cuento con Luka; aquella vez también me había peinado aunque no se lo pedí y al preguntarle al respecto no me quiso responder. Mi primer reflejo es decirle en este momento que no, que yo lo hago sola pero puede ser la oportunidad de resolver otra duda enterrada.

—¿Recuerdas cuando estuvimos en el colegio de Mateo y ese tonto cuento de Blancanieves?

—No recuerdo mucho el cuento en sí porque no me interesa pero te recuerdo perfectamente vestida de la princesa. Te dije que lucías hermosa y eso no se me ha olvidado.

Ya que está detrás de mí puedo blanquear los ojos a gusto; no hay palabra que salga de su boca que no venga con la chispa del coqueteo.

—Nunca me dijiste por qué sabes manejar el cabello —replico—. Ahora es cuando.

—¿Qué importa eso? —dice risueño mientras siento que empieza a dividir mi cabello desde la coronilla para trenzarme.

—Tengo veinte preguntas, esa es una.

—Tienes diecinueve, ya gastaste una en tomates.

—Vale, tengo diecinueve, cuéntame.

Guarda silencio por varios segundos; sus manos pasan casi desapercibidas por mi cabello, no ha tironeado ni una sola hebrita, lo que me resulta levemente envidiable porque siempre que peino a Rose hay mínimo una queja adolorida.

—Promete que no me juzgarás —advierte. Una sonrisa triunfal me adorna la cara.

—Oh, Luka, te aseguro que te juzgaré, pero cuéntame.

Lo escucho reírse.

—Qué tramposa. Bien... cuando tenía veinte años conocí a una chica —Ruedo los ojos de inmediato; imagino que no hay una sola anécdota de Luka que no incluya a una mujer—, era la hija de la estilista que le cortaba el cabello a Gabriel en ese entonces. Me enteré de que iba a tomar clases para peinados elaborados y como no podía hablarle mucho mientras estaba con su mamá, me inscribí en el mismo lugar que ella para conocerla.

—Eres increíble. —Me río con ganas y Luka en desquite hala un puñado de mi cabello con suavidad, apenas lo suficiente para que lo sienta pero no para que me duela—. A saberse qué más cosas raras has hecho por una cita. ¿Al menos te funcionó con ella?

—Sí, de hecho seguimos juntos al día de hoy —dice con sarcasmo—. No, verás, resulta que ella ya tenía novio, aunque fue muy amable conmigo y fuimos amigos por un corto tiempo.

—Es decir que perdiste tu dinero en lo del curso.

—No, lo terminé. Yo era el único hombre del aula.

—Imagino que sería tu paraíso, rodeado de solo mujeres bellas.

Luka ríe de nuevo pero con ese tono que demuestra que tengo razón.

—Seré sincero, cuando supe que ella ya tenía novio eso fue lo primero que pensé, que alguna me gustaría. Pero luego de la segunda clase, que eran ocho, por cierto, me gustó y seguí en el curso pero no por ellas.

—¿Algún motivo para que le tomaras gusto? Siendo realistas no es una habilidad muy aprovechable para un arquitecto.

Escucho un suspiro de su parte.

—Promete que no me juzgarás.

—Prometo de nuevo que sí te juzgaré.

—Solo porque eres tú, te lo contaré. —Hace una pausa—. Bueno, la primera clase solo nos enseñaron a hacer trenzas de tres, cuatro y seis líneas y cuando fui ese fin de semana a visitar a mi abuela le conté y me pidió que la peinara. Lo hice y le gustó tanto que le dijo a dos de sus vecinas de habitación del hogar de abuelos y ellas me lo pidieron también, así que las trencé, todas decían que yo tenía la mano liviana para peinar y que les gustaba. Después de eso cada vez que la visitaba, quería que yo la peinara así que le tomé gusto a las clases porque me imaginaba haciéndole eso a mi abuela. Hoy en día lo hago aún de vez en cuando. Puede que no sea algo aprovechable para mi profesión pero sí para ella.

Su relato, que le ha salido en voz baja y grave, como si quisiera no contarlo completo o que yo no lo oyera, termina para dejar silencio. Aunque no lo admitiré explícitamente eso me ha enternecido hasta el alma, incluso tengo en mente que puede que lo haya contado mil veces a mil conquistas suyas y con ese mismo tono tímido para quedar como lo más dulce del mundo, pero no me importa, si es cierto de verdad es dulce.

—Ahora me haces sentir mal por juzgarte y reírme —admito. Luka ya lleva la trenza al final, es decir cerca de mi cintura y cuando está en toda la punta, me la pasa sobre el hombro para que yo la ate con algo—. Gracias.

—Y también aprovechable cuando alguien se cae en la ducha, le duele el hombro y necesita ayuda con el cabello —concluye—. Voy a ducharme y salimos.

—Sí, de acuerdo.

Me quedo un par de minutos mirando sin mucho interés el televisor que ha estado encendido, y tocándome la cabeza en varios puntos comprobando que al menos al tacto la trenza quedo perfecta. Sonrío involuntariamente y Luka vuelve al comedor para dejarme la píldora sobre la mesa y sin decir nada se va al baño a ducharse.

De camino a la cocina para buscar un vaso con agua, saco mi teléfono y le escribo a la única persona que se me viene a la mente que no me hará sentir culpable ni mal al decirle mis actuales circunstancias: a Michi.

Hola, Michi.

¿Estás?

Urgente

La respuesta se demora lo suficiente para que yo alcance a lavar los platos y un poco más; aún se escucha el zumbido de la ducha y vuelvo a mi lugar en el comedor. Pasados un par de minutos, hay respuesta.

Me estaba duchando

Pero siempre acá para una emergencia

¿Qué pasa?

Te lo resumiré un poco: debía venir a visitar a mis padres (ya lo hice y salió del asco, luego te cuento). Vine con un buen amigo que también es amigo de Luka y sin decirme lo trajo y estuvo con nosotros anoche, todo bien. Pero ahora mi amigo (mal amigo por cierto) se ha ido dejándome sola con Luka para que charlemos.

¿Y el problema es?

No problema, es que quiero tu opinión, duh.

Bien, Cinthya, estoy es lo que harás:

No huirás porque huir es de cobardes y cobardes los hombres, no nosotras.

Culo si huyes.

Sonrío a la pantalla.

De acuerdo.

Luego actúa normal, habla con él, como si solo fuera un amigo del pasado.

Recuerda lo que me dijiste, muy dentro de ti quieres saber si él te quiso en el pasado, quizás esa es la oportunidad. Ya eres una adulta, eres madura, sí se puede. Es mejor sacarse esa espinita ahora y luego darle cierre a esa mierda. Pregúntale a ver qué dice.

Suena bien casi todo.

Tienes razón, por hablar no morirá nadie.

Aunque admito que no es que me sobren las ganas de preguntarle "oye, ¿sí me quisiste o te valí un cuerno en el pasado?".

Creo que Luka ahora es más sincero que antes, ¿y si me dice que en efecto no me quiso mucho? O sea, no creo que sea el dios de la honestidad pero puede decir algo así.

Buehh... si t lo dice está hasta bien.

te*

Incluso es mejor.

Quieres es salir de dudas no que te diga que te amó con locura.

Y por experiencia te digo que es mucho mejor que te diga que no te quiso, es más fácil cerrar el ciclo, no hará ni falta cortarse el pelo para cerrarlo.

Jajaja, tu lógica no la tiene ni el gobierno

O si te da vergüenza preguntarle y ya, dale licor y cuando esté ebrio sácale verdades, así no mentirá.

Admito que no suena tan mal xD

Ah, pero no ha terminado el plan

Dime pues

Hablan, si te da el valor le preguntas lo que quieres saber y todo como personas adultas y normales.

Luego, salen en la noche porque son personas normales, puede ser a un bar o a una discoteca.

Sí, ese era más o menos el plan cuando mi amigo estaba acá así que no hay grandes cambios.

Luego culpas al alcohol y tienes un último revolcón con él.

NO, MICHELE

QUÉ RAYOS SUCEDE CONTIGO?!

Jajaja, no te hagas la santa, el cuerpo pide y ese revolcón te puede dar.

Vamos, el alcohol te prende y él te prende, no lo niegues, cuando a una mujer no le prende al menos un poco un ex ni siquiera quiere verlo, ¿cuál sería el punto?

Tú me hablas de tu ex y eres su amiga y dices que no sientes nada por él

Lo que sienta mi corazón y lo que sienta mi entrepierna con cosas distintas y Erick solo me enciende una y no es el corazón.

Ya, como digas

Pero tú no te vas a casar y puedes hacer con tu entrepierna lo que te cante

Sabes que el concepto del matrimonio no va precisamente amigable conmigo, simplemente no puedo imaginar toda la vida con el mismo polvo, pero respeto tus creencias en el amor romántico que nos venden en las películas

SIN EMBARGO, mantengo lo que te digo.

Y sigues pudiendo hacer con tu entrepierna lo que te cante, te vas a casar no a encarcelar.

Sé honesta, ¿encuentras a Lukas atractivo?

Luka*

Y claro que sí, igual que a cualquier hombre apuesto que conozca, considerarlo atractivo no significa que me le voy a lanzar encima, solo que tengo ojos y criterio.

Pero lo encuentras apuesto, atractivo y, vale, no te enciende el corazón, eso es mucho mejor, no te sentirás mal después. Es más, retomo mi teoría de que tu mente quiere venganza.

Solo imagínalo: te acuestas con él y al otro día le dices que se vaya a chupar limón, eso debe ser genial.

No es genial...

¿Cómo que no me sentiré mal? Yo tengo buen corazón, oye.

Además

¿Sí conoces el significado de infidelidad?

Cuando una persona se casa le hacen despedida de soltero, lo que implica que literalmente eres soltera hasta que digas sí acepto, lo que implica que no estaría mal.

No me agarraré a tu tecnicismo de palabras

Mejor agárrate de la espalda de Luka 😏

No sé ni para qué mierda te escribo pidiendo consejos

Yo sí lo sé. Porque tus principios son sólidos y necesitas de los míos que están desparramados por el suelo para darte valor, jaja.

Eso es lo que quieres.

Culpa al alcohol, qué importa.

Solo será una vez, luego tendrás a Santiago para toda la vida.

Y solo lo sabré yo. Y tendrás el recuerdo. Imagina que sea un buen polvo, yo amaría tener un recuerdo de esos cuando sea vieja.

No digo que te lances como loca en celo, pero si se da la oportunidad y te prende, no te niegues. No hay nada peor que quedarse con un calentón en el cuerpo y no satisfacerlo por temas meramente técnicos.

Imagino que lo dices por experiencia también

Por supuesto. Michi no dice cosas de las que no sabe, deberías tener eso presente.

Oye, no he visto al siniestro, ¿no tienes una foto suya?

Digo, solo para juzgar si vale realmente la pena

Deja le pido una foto para mi amiga la loca de la calentura 😒

Si se la vas a pedir, que sea sin camisa por fis.

Es para una tarea.

Jódete Michi.

Mañana espero todo el relato de lo que pase

No pasará nada, no te contaré nada

Eso lo veremos

El sonido de unas llaves meciéndose entre unos dedos a unos centímetros de mí me hacen desviar la mirada; estaba demasiado concentrada en la pantalla y no vi entrar a Luka. Al ver su rostro sonriente y su cabello húmedo siento cómo las palabras de Michi buscan hacerse un lugar en mi mente aunque las alejo como puedo. Sacudo la cabeza y trago saliva.

—¿Todo bien? Luces algo acalorada —dice con una sonrisita en sus labios.

—Sí, solo hablaba con una amiga.

—¿Cómo va el dolor?

Muevo en un círculo mis hombros, como si me quisiera comprobar el dolor a mí misma.

—Mejor, gracias.

—¿Vamos?

—Sí. Yo iré primero al cementerio y luego un rato corto a San Patricio, si necesitas hacer algo podemos vernos más tarde.

—No tengo nada más que hacer que estar contigo. A donde me digas te acompaño... si quieres.

Me pongo de pie y acomodo la silla en el comedor, dejando a Luka a un escaso metro de mí. Se ha colocado una camiseta negra que no sé si es a propósito pero le queda algo ajustada y hace que se vea muy bien, más que bien, luce hermoso, como le dije alguna o muchas veces antes.

—Claro, vamos entonces.

—¿Ya tienes tus otras dieciocho preguntas listas? —inquiere mientras abre la puerta—. Yo tengo aún mis veinte.

—No sabía que era recíproco.

—¿Cuál es la gracia si no?

Nos subimos en el elevador luego de poner seguro a la puerta. Luka da un paso intencionado en mi dirección quedando lo más junto a mí que puede pero ambos tenemos la mirada al frente, en la puerta.

—Aún no las tengo todas en mente, pero ya vendrán. 

***

Culo si no votan ni comentan

¡Hola, amores! ♥

Que sepan que aunque me demore, no abandonaré esta novela xD Los amo, gracias por la paciencia. 

¿Qué les pareció el capítulo? ♥

Nos leemos pronto ☺

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