C U A R E N T A Y T R E S
43. QUINCE MINUTOS EN EL PARAÍSO
A petición de Denny me he levantado algo temprano para llegar a su casa y luego partir a la plaza del pueblo para comprar algunas cosas para la fogata. En un principio pensé que iríamos con Gabriel o con Gris pero al final solo salimos los dos. Hemos tomado el pequeño y cómodo auto negro de su hermano y él va al volante, no es realmente lejos pero sí lo suficiente para no ir a pie.
—¿Qué tal tu noche? —pregunta.
Un corto recuerdo de estar un par de horas con Luka en la playa en ese constante coqueteo en que nos balanceamos siempre me hace sonreír en automático. No sé precisamente cómo haya quedado su resolución de "no intentar nada" luego de que sin pizca de sutileza le seguí el juego por varias horas.
—Bien. El hotel sí es cómodo.Y... anoche fuimos con Luka a la playa.
Me observa de soslayo pero la pregunta chismosa casi viene implícita en sus ojos azules.
—Tomo eso como que ya no hay tensión rara entre ustedes.
—Rara no, pero de que hay tensión, la hay —respondo. Bien mirado Denny es la única persona que puede ser imparcial al yo contarle lo que me sucede con Luka. Theo o Michi lo ponen a él como el villano por descontado, Gabriel no es una opción y ni decir de Santi, así que eso me deja a esta gemelo como el mejor oyente de mi subconsciente—. Con Luka no deja de haber un imán que me atrae.
—¡No! ¿En serio? —ironiza—. Es un poco evidente a veces. Te confesaré algo pero no te enojes, ¿sí?
—Uggg, ¿más secretos? —refunfuño. Denny ríe.
—No, no más secretos. En realidad es algo que pienso, pero es de ese tipo de pensamientos que te guardas para evitar que se enojen contigo.
—Vale, dímelo.
—Sé que tú ya tienes tu vida armada y todo eso, pero con frecuencia siento que tú deberías estar con Luka. Hay algo entre ustedes cuando están cerca, ¿sabes? No sé cómo eres con tu prometido pero a veces estoy seguro de que no hay manera de que mires a otra persona de la forma en que miras a Luka.
Cada vez que alguien menciona algo así mi instinto es, o negarlo, o reírme, o sentir rencor, mas en este momento ninguna de esas tres opciones ocurre, al contrario me quedo mirando el camino con seriedad, absorbiendo las palabras de Denny e intentando preguntarle a mi interior si está o no de acuerdo.
—Estoy muy confundida, Denny —confieso, en tono bajo—. No logro hacer que mi mente y mi corazón se pongan de acuerdo en algo. Yo amo a Santiago de una forma que no podría explicarte, yo lo necesito, lo quiero conmigo. Rose es prácticam... no, es realmente mi hija y cuando veo hacia un futuro, solo logro verme con ellos y eso me hace feliz, son mi familia. Sin embargo ya me cansé de negarme que Luka me remueve muchas cosas por dentro.
—Es como intentar elegir entre dos parte de ti, ¿no? La sensación de querer quedarte con ambos lados del problema pero no poder hacerlo, saber que lo que sientes es incorrecto aunque te llene orillas del alma que antes no conocías.
No puedo evitar sorprenderme de que Denny grafique tan bien lo que me pasa. Denny entra en un estacionamiento subterráneo de una gran plaza y acomoda el auto en el número quince. Cuando apaga el motor, le respondo:
—Sí, es exactamente así. ¿Cómo lo sabes?
Una sonrisa ladina le adorna el rostro y me mira a los ojos.
—A mí me pasó eso.
—Pero siempre has estado con Gabriel.
—Gabriel fue mi elección complicada. —Denny se baja haciendo un gesto con la cabeza para que lo siga. Cuando rodeo el auto y empezamos a ascender las escaleras hacia la plaza, sigue hablando—: Para ninguno de los dos fue un paso fácil en aquella época el aceptarnos homosexuales. Tuvimos una relación a escondidas aunque creo que más que escondernos del mundo, nos escondíamos de nosotros mismos.
»Cada cosa vivida con Gabriel era nueva para ambos y yo me cuestionaba si hacía bien amándolo, y todo fue peor cuando conocí a una chica. —Denny hace una pausa lejana, de esas que transportan la mente a una época casi olvidada—. Era la chica perfecta para mí. Mi otra mitad, la mujer ideal, era amable, me quería y yo tenía el impulso en el corazón de quererla a ella.
Se me hace muy difícil imaginar a Denny con una novia luego de verlo e imaginarlo siempre con Gabriel. Nunca había tenido la curiosidad de preguntarle a Denny sobre su historia de amor más allá de saber que la tiene desde los dieciocho años y que Gabriel está incluido, sin embargo me parece bien escucharla, al menos la parte que me quiera contar. Me encantan las historias de amor ajenas.
—Admito que me sorprendes —musito.
—Casi pierdo a Gabriel por querer hacer lo que debía y no lo que quería. Dentro de mí estaba la certeza de que con esa chica debía estar, que con ella iba a ser feliz, que a mis padres les agradaría, que estaríamos felices, ¿entiendes? Era como tener al lado a la persona que le iba a dar sentido a mi vida. Pero no pude. No quería estar feliz, yo quería ser feliz y eso solo pasaba cuando estaba con Gaby. Yo no quería mi vida con sentido y ordenada, yo la quería con él y tan caótica como llegara. Uno sabe, Cinthya, uno puede intentar negarse muchas veces los sentimientos pero por dentro uno siempre sabe lo que quiere. A veces nos ocultamos la verdad de nosotros mismos por miedo, pero las respuestas siempre están ahí, escondidas, esperando nuestra valentía para leerlas.
—¿Y te fue fácil alejarte de esa chica? Dices que ya la querías.
—No me alejé de ella. He hecho nunca dejé de quererla y ese amor del primer día en que la conocí no cambió. Sigo creyendo que es mi otra mitad, que es la mujer perfecta que me complementa y que le da cierto sentido a mi vida.
Mis cejas se enarcan con la confusión.
—¿Y Gabriel está bien con eso?
Denny suelta una risa distendida.
—Claro que sí. Tú la conoces. Es rubia y es la esposa de mi hermano.
Con gran disimulo, mi boca se abre hasta tocar el suelo.
—¿Gris? ¿te ibas a enamorar de ella?
—Se suponía, eso era lo correcto. Pero como puedes ver, tanto su corazón como el mío tomaron otro camino y eso no hizo que dejáramos de amarnos como ahora. Mi corazón es de Gabriel pero mi alma siempre será de Gris. Sé que suena algo retorcido pero no lo es... hay almas que nacen para juntarse pero como si fueran una sola que requiere estar completa, no como dos que se entrelazan. Eso somos Gris y yo.
Dado que estábamos hablando de Santiago y de Luka cuando el tema salió, no es difícil asumir con certeza el camino que toman las palabras de Denny para amoldarse a mi situación. Aún con todo, me parece demasiado esfuerzo pensar en eso ahora, considerar las posibilidades e intentar buscar reflejo de mí en Denny a conveniencia, no creo poder resolver mi situación solo escuchando la solución de un amigo.
—En la carta que me enviaste prometiste licor y risas para el jueves. —Cambio el tema—. Hoy es viernes y me siento estafada.
—En mi defensa, cuando estaba haciendo los planes no consideré ciertos detalles como que tendria que hacer el almuerzo, que mis padres llegaban tarde, que mi hermana tuvo que posponer un día y que todos mis invitados querrían descansar al llegar. El día se hace muy corto cuando hay mucho que hacer. Pero por eso estamos acá. La pre fiesta de mi mente se hará hoy en la playa así que vamos a comprar licor y caramelos, y pasaremos por la iglesia a pedir que no llueva.
—¿Tu hermana ya llegó?
—Viene de camino, no creo que tarde mucho en llegar. Tuvo una exposición de último minuto anoche pero obviamente no faltará a mi celebración.
—Supongo que la veré entonces en la playa.
—Eso es correcto. Almorzaremos allá y nos quedaremos toda la tarde, así que vete en vestido de baño.
—Me encanta eso, acá hace un calor terrible, será genial entrar al mar.
Una vez llegamos a la plaza, Denny entra en un supermercado algo atestado y se dirige de inmediato a la sección de licores. Titubea un poco al seguir hablando y lo hace mirando distraídamente las etiquetas de precios de varias botellas:
—Oye... y creo que debo decirte algo aunque quede como un chismoso. Notarás, si no lo has hecho ya, que Luka tiene sus... recelos con varias personas. Dicho mas claramente, solo conmigo y con Gabriel se lleva bien.
—Sí, lo he notado. ¿Por qué?
—Te alimentaré la curiosidad pero solo un poco, lo suficiente para que sepas que es mejor no preguntar a otros para evitar incomodidades. Luka hace muchos años... pues... digamos que tuvo su cuento con Luciana.
—¿Qué? —El tono me sale un poco más interesado y urgido de lo que quería. Denny se muerde el labio—. ¿Luciana? ¿la esposa de Tobías? ¿esa Luciana?
—Sí, la misma. Antes de ser novia de Tobías lo fue de Luka y... —Denny aclara la garganta, incómodo— y Luka también fue novio de la mejor amiga de Luciana. Y digamos que una vez intentó tener su... su cuento con... con Gris. En su defensa estaba borracho y fue hace muchos años, pero pues... más o menos de ahí viene tanto recelo. Nada de eso acabó bien.
En realidad lo que me sorprende es que ninguna me haya contado, pero no que Luka sea tan picaflor... o que fuera en el pasado, no sé de qué tantos años habla Denny pero asumo que muchos teniendo en cuenta las largas relaciones de mis amigas.
—Por Dios, ¿hay alguien en la reunión con quien Luka no haya tenido nada?
—Mi madre —responde medio en broma—. Y Tamara, y su abuela. Sí, creo que ellas son las únicas.
No puedo evitar que me moleste porque dentro de ese grupo de "tuvieron algo con Luka" estoy yo y eso no me hace muy feliz, es como si me recordara que en algún momento fui una más y que actualmente... sigo siéndolo de alguna manera. No es bonito saber que mi nombre está en su lista de conquistas junto con el de dos buenas amigas.
—Cuando dices que fue hace años, ¿te refieres a...?
—Cuando estábamos en preparatoria —responde con confianza—. Vamos, no es un secreto que Luka no ha sido lo que se dice casto en la vida, pero de verdad puedo asegurar que eso es pasado. Él ya no es así de perro hoy en día, maduró un poco. Lo suficiente para poder venir a mi reunión aún sabiendo quiénes estarán, de hecho yo juraría que entre ninguno ya hay rencores reales pero se tienen en sus mentes como los "ex" o algo así, ya sabes, ese tipo de gente con el que no quieres volver a tener nada que ver así todo sea del pasado. Es un rechazo involuntario.
Cuando dice eso de que se tienen en sus mentes como ex's, me entra una duda angustiosa.
—¿Ellas saben que yo tuve... algo con Luka?
—No. Solo Gabriel y yo supimos y nunca fuimos con el chisme porque a nadie le interesa ese tema. Cuando tú los conociste a todos nunca hablaste de ningún ex así que no hay manera de que lo sepan. Anoche Gris preguntó que si lo conocías porque te vio hablando con él en la cocina, solo le dijimos que sí, que son amigos de antes pero nada de detalles. Aunque no te extrañe que te pregunten, ellas si bien ya no tienen rencores, solo conocen al Luka mujeriego y seguro que no querrán que su amiga comprometida se deje tentar.
Por la forma en que termina la frase me da la impresión de que quería agregarle un "como ya te estás dejando tentar" o algo similar pero soy demasiado cobarde como para preguntarle si era era su intención.
—Bueno saber en qué concepto lo tienen.
—La gente se gana el concepto que muestran. —Denny toma finalmente dos botellas de ron y luego camina hacia la estantería de las sodas para tomar una coca-cola grande—. Luka ha cambiado, Cinthya, pero nada le va a borrar su pasado.
🔹🔹🔹🔹🔹
—Debiste traer a tu novio —comenta Lucy con alegría luego de su cuarta copita de vodka—. Lo presentabas, pasaban un gran fin de semana y todos estaríamos emparejados.
El crepitar de la fogata frente a ella es audible suficiente para darle un ruido de fondo a la conversación. El cielo no ha extinguido aún sus últimos rayos de sol, ni siquiera son las cinco aún pero el fulgor anaranjado de las llamas le iluminan la cara y el cabello rojo con tonalidades más brillantes aún. Nos hemos sentado en unos troncos dispuestos alrededor del fuego, todos a una distancia prudente y amplia para que mucha gente pueda rodearla. Gris a su otro costado, asiente de acuerdo, dando también un sorbo a su copita.
—Debía trabajar —excuso—. Además no tenemos niñera.
—Uhh, yo entiendo de eso —comenta Gris—, no dejamos a Ana con nadie además de mis suegros, uno no puede confiar en nadie.
—Exacto. Y mis padres... digamos que no tengo una relación buena con ellos, y su madre vive lejísimos. Solo salimos cuando ella viene de visita.
Gris mira con una sonrisa medio influenciada por el licor a Luciana.
—Tú debes estar feliz de no preocuparte por ello, ¿eh?
Luciana ríe pero niega con la cabeza.
—Sinceramente a estas alturas desearía tener ese tipo de problemas también.
—¿Buscar niñera? —inquiero.
—Sí... —Lucy mira frente a ella, a varios metros donde Tobías esté y suspira—. Tobías y yo queremos hijos pero no se ha dado. —Su gesto de angustia nos hace acercarnos un poco más en confidencia. No hemos bebido mucho realmente pero sí lo bastante como para ser muy sinceras sin pensarlo dos veces—. Llevamos mucho tiempo tratando y nos empieza a preocupar que algo suceda y no podamos.
—¿Han buscado consejo médico? —pregunto.
—No aún. Y ha sido por miedo a que nos confirmen que por el motivo que sea no podremos tener hijos.
—No te preocupes por eso, Lucy —alienta Gris, tomándola de la mano vacía—. Ya se dará, y si no, hay más opciones.
—También lo hemos hablado —confiesa— y nunca hemos descartado la adopción. Obviamente nuestro primer anhelo es concebir pero si la vida no nos lo permite, buscaremos adoptar. Seremos padres de un modo u otro.
—O de ambos modos —musitó Gris—. Mis suegros adoptaron a Sarah y un par de años después tuvieron a los gemelos. La vida llega como Dios la disponga. Yo no esperaba a mi niña recién graduada de la preparatoria pero pasó y acá estamos. Todo pasa a su tiempo correcto, Lucy, no te preocupes.
—Gracias, Gris.
Se dedican una sonrisa tan cariñosa que me siento muy orgullosa de ser amiga de ambas. Nos sincronizamos para beber lo que queda en la copa de cada una y Lucy rellena las tres de una vez.
—¿Y tú, Caro? —pregunta Lucy—. ¿Quieres tener hijos propios o con tu niña es suficiente?
Si algo me encanta de ellas es que nunca juzgan una decisión o una situación; cualquier otra persona —mi madre— habría cuestionado en que yo críe a Rose como mía sin serlo, sin embargo ella me ha dicho con toda la dulzura y sinceridad "tu niña" tomando por descontado que es mi hija por lo poco que les he dicho. Me encojo de hombros.
—Los hijos no estuvieron antes en mi plan de vida pero con Rose me he enamorado de la maternidad. De momento no me gustaría quedar embarazada pero si sucediera ahora o más adelante, recibiré esa bendición con los brazos abiertos.
De fondo —a unos metros más bien— está el grupo musical del que Gris me contó. La música que tocan es muy animada y justa para fiestas de playa, tiene el toque caribeño y vacacional que uno relaciona con este ambiente; de ese lado de la playa hay una buena porción de arena tomada como pista de baile y a este lado es la reunión calmada y tranquila frente al fuego a dode la música llega más tenue para poder hablar. Tobías está hablando con Diego en uno de los troncos frente a nosotras mientras Denny y Gabriel están a solas, en otro tronco, hablando en su propio mundo. Sarah y su novio son de los que ocupan la improvisada pista de baile.
Cuando la melodía cambia a una canción lenta, vemos cómo Tobías se separa de Diego para llegar a Luciana y extenderle la mano.
—Ven, baila conmigo —le pide. Luego mira a Gris——. Y Diego manda decir que va por más cerveza, que no tarda.
—Gracias, Tobías.
Luciana le sonríe a su esposo y se levanta de inmediato. La forma en la que se toman de las manos para andar descalzos a la pista de baile hace que Gris y yo suspiremos.
—Yo amo profundamente a Diego pero te juro a veces siento que es poco cuando veo cómo se aman ellos dos.
—Sí, son muy tiernos. Hay mucho amor en esta playa hoy, al parecer. —Muevo mi cabeza en dirección al tronco de Denny y Gabriel, donde están compartiendo un dulce beso entre risas—. Me encantan todos, es buena la energía del amor.
—Lo sé. Es placentera. —Gris ríe. Mi vista vaga un momento por toda la playa y en una de las entradas veo a Luka llegando con Mateo. no puedo evitar detener allí un momento los ojos. Si bien siento que no fue sino una rápida ojeada, sé que fue mucho cuando Gris sigue el hilo de mi mirada y me da un codazo—. Así que eres amiga de los Greisnar.
Hay que abonarle a Gris la sutilidad.
No suena precisamente despectiva pero tampoco muy gentil. Hago un gran esfuerzo por no pedir a Gris que me dé su versión del Luka de hace años, prefiero evitar esa incomodidad.
—Sí. De hecho es gracias a Luka que conozco a Gabriel y por ende a Denny y a ustedes.
—¿Tuviste algo con él?
Ante su forma directa de preguntarlo mi reacción es bufar y negar, muy indignada con la pregunta.
—No. ¿Por?
—Solo me parece curiosa la forma en que no dejas de mirarlo. —Me hago consciente de que lo he seguido con la mirada los últimos segundos y agacho la mirada—. Te concedo que es muy atractivo, pero mejor mantén tu distancia con él.
—¿Por qué? —pregunto en apariencia desinteresada.
—Sabe engatusar a las mujeres, incluso a las comprometidas. Él no respeta los límites de nada, así que si te pone el ojo encima, no se abstendrá de coquetear aunque le digas que te vas a casar.
Si supieras... le responde mi interior. Me dan unas ganas tremendas de defenderlo, de asegurarle a Gris que ha cambiado, que el Luka que ella conoce es distinto del que yo conozco pero concluyo por dentro que es inútil intentarlo porque más que hacer un bien, me delataría terriblemente.
—Lo tendré en cuenta.
—¿Segura?
—¿Por qué el escepticismo? —exclamo en tono bromista.
—Solo te prevengo...
Asiento como única respuesta y eso zanja de momento el tema.
Gris bebe otra copa y hago lo mismo, después Diego llega con una nevera portátil llena de cervezas que deja junto a Gabriel; se acerca a nosotros y también se lleva a Gris a la pista de baile.
Me quedo en una cómoda soledad en la que bebo otra copita de la botella. Me encanta el ambiente, el lugar, el mar a unos metros y la música a otros. Es el escenario perfecto... y admito que mejora un poco cuando Luka toma el lugar que Gris ha dejado a mi lado unos minutos después.
—Pensé que no vendrías ya —comento a modo de saludo, lo más casual posible.
Desde anoche no lo he visto, he estado todo el día con Denny de aquí para allá; obviamente Luka no asistió al almuerzo con la familia así que llegué a pensar que no lo vería hoy. Esperaba verlo pero sin esperanza real de que viniera. El ligero embotamiento que tiene mi mente hace que Luka luzca un par de puntos más atractivo de lo normal.
—Yo esperaba encontrarte en el hotel en algún momento —admite.
—He estado con Denny. ¿Qué has hecho tú todo el día?
—Yo con mi abuela y con mi hermano. A ella le gustan las compras y a él acompañarla. Ya se quedó Nani en el hotel, está cansada pero manda saludes. Mateo se fue por ahí a explorar la playa.
—Está en edad de buscar chicas —replico, sonriente.
Luka asiente pero algo en su mirada me dice que no le gusta mucho la idea de que Mateo ya no sea un niño.
—¿Te has metido al mar? —pregunta de repente.
—Sí, un rato. Estamos acá como desde mediodía.
—¿Quieres ir otro rato?
—Creo que ya está tarde.
—De hecho falta un cuarto para las cinco, tenemos quince minutos.
Miro hacia el mar donde sí hay varias personas bañándose todavía. La oferta me es lo suficientemente tentadora como para negarme, son los últimos minutos de permiso para entrar al mar además de que no viene mal con el calor agradable pero sofocante que está haciendo. Asiento y me pongo de pie al mismo tiempo que él, me quito la salida de baño para quedar con el vestido de baño solamente. No es muy revelador realmente, es de una sola pieza y de tela estampada casi infantil.
Luka me mira con un poquito de indiscreción de pies a cabeza pero desvía la mirada antes de que la sonrisa se le dibuje en la cara. Se quita su camisa blanca, quedando solo en la pantaloneta que asumo es un bañador y aunque el subconsciente me pide mirarlo detalladamente, desvío también la mirada a tiempo antes de hacerlo.
Dejamos la ropa con Denny —porque como no tienen intención de levantarse son ideales para cuidar las cosas—, le dejo también la botella que ya llevamos a la mitad con Gris y Lucy y caminamos hacia el agua.
Luka toca primero el mar y sigue andando más y más adentro, teniéndolo de espaldas no me reprimo de mirarle los hombros anchos y la cintura que, aunque no se lo admitiré jamás, me hacen sonrojar como adolescente. Él sigue y sigue varios metros hasta que el agua le cubre la mitad del pecho pero yo me quedo cuando el agua me pasa de la cintura.
Estoy algo bebida, no sé nadar y no soy idiota.
—¡Eso es todo? —me grita Luka, obviamente lejos de mí—. ¡Entra!
Se sumerge dos segundos para mojarse completamente y al salir pasa las manos por su rostro y cabello; no sé si es adrede o natural, pero ese acto le sale sumamente sensual.
—¡No sé nadar! Acá me quedo yo.
Hago lo mismo que él de sumergirme para mojarme el cabello aunque no es ni de cerca tan atractivo como lo ha hecho él. Esa no era mi intención de todas maneras.
—¡Yo sí sé, ven!
—¡Oye, no todos medimos casi dos metros! ¡A donde estás tú el agua me pasa del cuello!
Luka suelta una carcajada que combina con la mía, me agacho un poco para que el agua me tape un poco más allá del pecho pero con la seguridad de que sigo pudiendo tocar fondo si me pongo de pie.
—Te puedes sostener de mí.
Su sonrisa seductora le ilumina el rostro y me descubro respondiéndole con una igual.
—¿Y si nos lleva una ola! —grito de vuelta.
—Confía en mí.
—Confío en ti pero no en el mar. Es traicionero.
—¿Qué tal a la mitad? —propone—. Salgo un poco y tú entras un poco.
Tiene lo último del atardecer en la espalda y desde mi posición lo veo resplandecer. Su cabello le cae en picos sobre la frente en tonos caramelos y le escurre sobre las mejillas, le combina con esa barba de tres días que le sienta de maravilla. Una necesidad repentina de tocarlo solo para saber que no estoy en uno de esos sueños raros me invade, así que asiento a su propuesta, dando un par de pasos más adentro.
El agua me llega hasta el tórax y una ola suave me atraviesa, dándome esa sensación de levitación momentánea. Dejo mis brazos estirados como si flotaran en la superficie y el agua me ayuda a que no se hundan; sonrío porque me encanta el momento, siempre es placentero entrar al mar.
—Tu turno, yo no entro más.
Luka asiente y empieza a devolverse. Su cuerpo se va revelando a cada centímetro consumido; extiende sus brazos igual que yo, en esa instintiva posición de dejarlos afuera. Cuando está lo suficientemente cerca, se detiene. El agua ahora le llega un poco más arriba de la cintura; me dedica una mirada de aburrimiento.
—Esto no es divertido.
—Es seguro.
—Me siento como en piscina de niños.
—No seas exagerado, casi te llega al pecho.
Luka me lanza una manotada de agua que me hace cerrar los ojos y reír con él.
—El sol te da en los ojos y se te ven hermosos —dice, con un tono casi bromista.
—No te has visto los tuyos al sol —replico en el mismo tono.
—Lo tomaré como un piropo.
—Debes recibirlos muy a menudo.
—No me quejo —responde—, pero viniendo de ti son mejores.
—Ajá, claro, ¿a todas les dices eso?
Luka profiere una risotada que deja ver todos sus dientes, y se me cruza el enredado pensamiento de que es muy atractivo para esta playa... o puede que solo sea mi perspectiva influenciada por mariposas traviesas.
—Me encanta saber que sigues sin confiar en mí. —Luka se muerde su labio con una picardía tan descarada que casi sabe a lujuria—. Y no bromeo. Esa forma en que me miras como si yo solo fuera un charlatán, me retas con esa mirada y eso es nuevo, me encanta.
—Tu eres consciente de cómo suenas, ¿no es así? Sabes que tienes el tipo de voz y parla que usan muchos expertos. Y te enorgullece, eres terrible por eso. —Suelto una risa—. Te esfuerzas por sonar como el peor de los mujeriegos. ¿Consideras eso seductor?
—¿Y tú? ¿lo consideras seductor?
—El Luka de ayer y el de hoy han cambiado —comento, divertida, evitando responder—. ¿Qué pasó con lo de no coquetear y eso?
Una sonrisa ladeada le adorna el rostro.
—Estuve pensando y llegué a la conclusión de que no tengo por qué contenerme, solo debo respetar tus límites. Yo no tengo un compromiso con nadie así que realmente puedo coquetear con quien yo quiera, respetando, obviamente, el punto en el que me digas basta. No me lo has dicho aún así que...
Deja la frase en vilo y tengo la tentación infantil de decirle algo como "pues mi amiga dice que no respetas límites" solo para que sepa que confío más en ella en cierta medida.
—¿Y si te lo digo ya?
—Lo aceptaré. Dejaré de usar mi parla, como la llamaste, dejaré de sonar como un experto mujeriego. Sonaré más aburrido, pero es tu decisión.
—¿Sí puedes hacer eso?
—Claro que sí. El hecho de que me encantes no quiere decir que no me puedo controlar.
Cada palabra le sale más tensionada que la anterior y siento que, irónicamente, a medida que el agua se enfría al aclimatarse alrededor de mi cuerpo, mi sangre se calienta. Era evidente e iba con indirectas desde que nos vimos en Allington pero el que confiese así de fieramente que se siente atraído por mí, me hace temblar el corazón por dentro.
—¿Te encanto?
—¿Lo dudas?
Me encojo de hombros, haciendo una mueca de escepticismo al torcer mi boca hacia un lado.
—Eres un experto, uno no puede creer en nada.
—¿Me vas a pedir ya que me detenga?
Entrecierra sus ojos al mirarme, hay tanto jugueteo en esa mirada que no puedo evitar sonreírle ampliamente para nada dispuesta a dejar su juego.
—Puede que no.
De un segundo a otro me toma de la mano y me atrae hacia él; en el agua es más fácil cargar a alguien y eso se corrobora cuando se las arregla para adentrarme un poco más en el mar de un halonazo. Cuando se detiene me suelto de su agarre y busco el fondo con mis pies, más el agua me cubre casi hasta la nariz al tocarlo, por lo que no me queda más remedio que aferrarme a su brazo para no hundirme. Paso la otra mano por mi cara, desconcertada y medio asustada porque alcancé a tomar un poco de agua.
—Ahora sí estamos dentro del mar.
—Luka, yo en serio no sé nadar. —La voz me sale más temblorosa de lo que me gustaría—. Casi no toco el fondo.
—¿Casi?
Da un par de pasos más atrás y definitivamente pierdo el fondo. Me cuelgo a su cuello más asustada que otra cosa. Sus manos quedan flotando a los lados, sin tocarme de momento mientras yo lo tomo con todo el instinto de supervivencia que tengo por dentro, creo que incluso lo rasguño en la espalda por agarrarme con firmeza.
—No es gracioso.
—No me estoy riendo.
Le busco la mirada y en efecto no hay más que seriedad en él. Lentamente sus brazos bajan a mi cintura prácticamente desnuda, el contacto me quema por un par de segundos y un cosquilleo me recorre por el cuerpo, desvaneciendo suavemente el miedo de ahogarme. Tengo a Luka cerca, muy imprudentemente cerca.
—¿Este también es uno de esos movimientos de los expertos? —susurro, sin dejar de mirarle los ojos porque de bajar la visa a sus labios, no querría otra cosa que besarlo—. Atraerme al mar para obligarme a abrazarte.
—Tú crees que yo solo pienso en seducirte, ¿verdad?
—No es una locura pensarlo.
—¿Y has pensado en lo que haces tú para seducirme?
—Yo no hago nada.
No sé si es impresión mía pero siento presión de los dedos de Luka en la piel de mi cintura. Todo me cosquillea por dentro pero dado que nuestra conversación se ha trasladado a ser un juego de quién da más, me niego a dar el paso de besarlo aunque por dentro ruego que sea él quien lo haga. Estamos lo suficientemente lejos de la playa como para que nadie nos vea, además de que hay tantas personas también adentro del mar que sería imposible incluso si nos buscaran con la mirada; eso, sumado al vodka me hacen pensar en malas decisiones que quiero tomar.
—Tu traje de baño es rojo —casi susurra, mis labios y los suyos están a solo un suspiro de distancia—. ¿Es eso una casualidad o recordaste que es mi color favorito?
No sé si con lo poco que queda de luz del día se pueda ver el sonrojo revelador de mi cara, pero espero que no. Vale, admito que aún sin creer del todo eso de que el rojo es su color favorito, sí opté por ese color hoy pensando en él. Fue algo más involuntario que a conciencia pero eso no le quita la intención detrás.
—Nunca lo sabrás.
Sus manos se desplazan de los costados de mi cintura hacia en centro de mi espalda, haciendo más apretado el agarre. El vaivén de las suaves olas nos mantiene en movimiento aunque él controla lo mejor que puede la estabilidad, sin embargo para mí que no toco fondo es más complicado mantenerme recta y en algún punto mi cabeza asume que la mejor solución a eso es enrollar las piernas tras las rodillas de Luka, pegándome más a él.
—Dame ya mismo una razón para no besarte. Lo que sea, una excusa así sea falsa. Dame un alto ahora.
Lo malo de eso es que no tengo una buena excusa que quiera dar. No se me ocurre una aunque por dentro sé que debe haber muchas, entre ellas las mil que me di anoche para no besarlo cuando estuvimos igual de íntimamente coquetos en la playa.
La mente me queda en blanco, solo con la realidad de que Luka está frente a mí, que estamos lejos de la orilla, es decir, solos y distantes, que lo deseo más que a nada en el mundo y que ese sentimiento es recíproco.
Al no escuchar más que mi silencio, Luka me aferra aún más fuerte, el espacio bajo el agua entre nosotros pasa a nada. Luka me mira a los ojos y se va inclinando lentamente para acortar la diminuta fracción de aire que nos separa, cierro los ojos al tiempo que él pero no apuro el momento. Cuando ya puedo sentir sus labios en los míos, no me besa de inmediato sino que roza de un lado a otro su boca contra la mía con una suavidad extrema, como si estuviera a punto de besar el más delicado de los cristales o como si me diera una probadita diminuta del sabor exquisito que degustaré dentro de poco... o quizás solo me está dando tiempo extra para imponer el alto.
La cercanía de Luka sabe a mar, a lujuria y a malas decisiones.
Ese movimiento de roce continuo casi inocente me hace cosquillas, sus labios se entreabren y los míos también pero sigue sin haber beso, solo existe esa tentación pecaminosa de izquierda a derecha que nos roba un suspiro a ambos. No sé quién de los dos desea más el instante de colisión de nuestros labios, pero parece que él está en la misma posición que yo: esperando que el otro dé el paso por mero orgullo.
Al decidir que seré yo la que flaquee porque no creo aguantar más, una alarma policial fortísima desde la orilla nos hace dar un respingo. No nos soltamos, por supuesto, pero los ojos se abren y la burbuja se rompe, trayendo de nuevo la realidad, mi vergüenza y mi recato junto con las mil razones para no hacer esto... por ahora.
Junto con la alarma llega la voz mecánica, fuerte y clara de un megáfono pidiendo a todos los nadadores que salgan del agua por seguridad.
Nuestros quince minutos de mar han terminado.
🔹🔹🔹🔹🔹
¡Hola, amores!
Les agradezco mucho el seguir acá esperando actualización, espero ponerme un poco más al día ahora que estoy en cuarentena hasta el otro mes.
¿Qué les ha parecido el capítulo?
No me canso de escribir a Caro. Me frustro, me enamoro, me enojo, pero no me canso 😂
Nos leemos, espero que pronto. Cuídense mucho en sus casitas, los loveo un montón ❤️❤️
Pd: no tengo imágenes de título o final porque todo se quedó en el computador de mi trabajo :'v lamentamos los inconvenientes.
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