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C I N C U E N T A

50. NUESTRO CASTILLO DE NAIPES

Cuando abro la puerta y veo a Theo del otro lado no dudo en lanzarme a darle un abrazo. Él lo recibe rodeando también mis hombros por un par de fugaces segundos; entra con su pequeña maleta y ojea hacia el interior por un instante, luego se agacha a saludar a Luna y a Dante que han salido al escucharlo.

—¿Estás sola?

—Sí. Luego de las nueve Santi se va al gimnasio hasta la hora del almuerzo.

—¿Y qué haces en estas horas?

Suspiro dramáticamente.

—Recostarme a mirar las novelas mañaneras.

—Que fea tu vida de viejita.

Le doy un manotazo que él responde con una risa.

—¿Quieres tomar algo?

—Sí. Lo que sea, muero de sed.

—Siéntate en el comedor, ya te traigo jugo.

Theo obedece y camina hacia el comedor donde toma el lugar lejos de la ventana para evitar el sol que cubre media mesa. Cuando dejo un vaso frente a él, lo bebe de dos sorbos y suspira complacido. Theo se ha caracterizado muchas veces por ser directo y en esta ocasión reluce su cualidad cuando no deja pasar ni media hora de su llegada para empezar a hablar:

—¿Qué ha pasado, Cinthya? No me digas que nada. Te sorprendería lo transparentes que tú y Santiago llegan a ser incluso por llamadas telefónicas... y lo crípticos, ninguno me dice nada. ¿Han discutido?

La sensación de confianza que desprende Theo sobre mí hace que me tome por primera vez el tema en calma conmigo misma. No siento deseos de llorar —por ahora— ni de hacerme la pobre víctima de una mala decisión porque lejos estoy de ser la buena del cuento. Suspiro antes de inclinarme hacia adelante.

—He cometido un error muy grande.

—¿Ya no te quieres casar? Aún tienes tu piso en casa, no me molestará que vuelvas ahora mismo.

Sonrío sin ganas, sintiendo que Theo va a matarme por lo que le voy a contar pues estoy segura que se aleja de cualquier suposición que tenga en su mente.

—Santi me dio su pase libre, ¿recuerdas? —Theo asiente y por su gesto de reproche asumo que ya sabe por dónde va el tema—. No salió bien.

—Engañaste a Santiago —dice; no es una pregunta—. Yo sabía que nada bueno iba a salir de eso.

—Nunca en la vida me he equivocado tanto, Theo. Me siento miserable, estúpida, sucia incluso. Yo no soy así y tú lo sabes.

—Desde el momento en que me dijiste que algo sentías por ese Luka, supe que eso iba a mal. No debiste haber ido, Cinthya. No debiste ir a averiguar nada. Por algo dicen que la curiosidad mató al gato, porque a veces lo que hay por saber no es para nada bueno.

Theo una vez más es la voz de mi consciencia hablando. Yo sé eso, lo he pensado mucho y he concluido que la sola decisión de no haber recibido ese "pase libre para escoger" de parte de Santi habría sido lo mejor. Mi orgullo fue grande y quise ser la persona responsable que es capaz de decidir con coherencia y lo único que logré fue demostrarme que no es así.

—No me detuve —murmuro, con la voz algo ausente, recordando que antes de irme Theo me cuestionó qué esperaba de ir a ver a Luka, y si sentía que iba a detenerme igual que cuando lo besé—. Yo solo me dejé llevar, Theo y ahora siento que la corriente me está ahogando.

—¿Te enamoraste de él, Cinthya? Y recuerda que te dije que iba a apoyarte aunque no me gustaran tus decisiones; eso sigue vigente.

La pregunta ha entrado lentamente por mis oídos y ha anidado mucho rato en mi interior. El corazón me grita la respuesta desde el segundo uno pero mi boca tarda más en darla.

—No y creo que eso es peor.

—¿Por qué?

—Porque si amara a Luka, me justificaría. Yo tontamente pensaba de ese viaje que podían pasar dos cosas: al hablar con Luka me daba cuenta de que nada sentía y volvía feliz a casa, o al hablar con Luka me daba cuenta de que lo amaba y me dejaba llevar por él. No consideré la opción de primero dejarme llevar como una tonta y luego darme cuenta de que no valió la pena arriesgarme. Con esa opción he herido a Luka, pero más importante, he herido a Santiago y lo nuestro está pendiendo de un hilo.

Theo adopta un gesto serio y pensativo que me deja excluida de sus conclusiones. Un largo y liviano silencio se hace hueco en el comedor, yo me limitó a aguardar porque la verdad no tengo apuro alguno en escuchar su bien justificado regaño.

—¿Y entonces en qué está la situación? ¿Santiago sabe... de esto?

—Él no es idiota y yo sé que sí aunque no se lo he dicho directamente.

—¿Y aún hay boda?

—Sí, sigue en pie.

—¿Boda real o...? Estoy algo confundido —confiesa.

—De momento solo es boda con los planes originales. Theo, luego de tantos años le he sido infiel a Santiago de todas las formas posibles, ¿tienes idea de lo mal que me siento? ¿de lo mal que se siente él?

Theo alarga su mano para apretar la mía cuando me ve con el deseo de llorar en los ojos. Sé que no me aprueba en absoluto los errores ni es capaz de verlos fácilmente perdonables pero también sé que se ciñe a su palabra de no dejarme sola y apoyarme.

—¿Cinthya, qué sientes por Santiago?

Una sonrisa casi invisible me hace parada en los labios.

—Nadie podría nunca entender lo que siento por él. Santiago es todo para mí de muchas maneras. Yo... —La voz se me ahoga y hago una pausa corta— yo he soñado y he imaginado mi futuro y en todos está él. Esto de acá —Hago una seña abarcando la casa— es uno de mis sueños hechos realidad, tener mi hogar con Santiago, verlo cada día, estar con él por completo... y siento que he perdido el derecho de tomarlo. Y todo por una tontería. No te puedo describir lo imbécil que me siento. Yo sabía que Luka era una tentación, sabía que dado como se nos dieron las cosas en el pasado siempre habría un algo entre nosotros, pero también supe siempre dentro de mí que no era nada a comparación de lo que tengo con Santiago.

Eso nunca dejó de ser cierto. Desde que me reencontré con Luka ha habido un magnetismo que nos atrae pero a la vez siempre hubo un letrero de advertencia con su aura, un detente ahí que alumbraba cada vez que algo se me removía por dentro al estar con él; gracias a ese letrero la mayoría de sus palabras fueron solo mentiras a mis oídos, no pude nunca confiar completamente en él y la alerta de peligro no se me apagó jamás. Eso es algo que no cambiará. Yo no confío en Luka, no sería capaz de abandonar nada por él, y ya ni siquiera pensando en Santiago, es que literalmente yo sería incapaz de hacer ni un solo sacrificio o cambiar algo en mi vida con la mera promesa de su amor.

Luka no es para mí porque al mirarlo a los ojos jamás sentiré un amor digno de una vida entera; puede haber mariposas, sonrisas y coqueteos pero nada que indique algo permanente... y esa fue mi debilidad. Los ojos de Luka me prometían amor pero no pude ni podré verlo como algo a largo plazo; mi corazón, mi mente y mi cuerpo lo consideran un amor enorme pero pasajero y sin futuro, un amor que solo iba a durar una noche y fue por eso que me dejé ir de esa forma.

Amé a Luka esa noche pero fue una llama que se apagó en unas horas.

A Santiago lo he amado por años y su llama, aún con altibajos, ha sido permanente.

—No te voy a decir que no ha sido un error —habla Theo luego de una pausa en que me ha dejado llorar en silencio—. Sinceramente algo así es de esperarse de cualquier persona en el mundo, menos de ti. Lamento decirlo de esta forma, pero no puedo sentir lástima de que estés pasándola mal porque has actuado a consciencia todo el tiempo. Una cosa sería que estuvieras ebria, lo hubieras visto por primera vez y tuviste un desliz, que ojo, no te quitaría la culpa de la infidelidad, pero al menos es algo que puedes considerar un traspié accidental. Pero no. Tú sabías que ibas a verlo, decidiste ir a verlo sabiendo los riesgos, sabiendo que algo te gustaba de esa adrenalina, has estado en contacto con él aún teniendo tu relación con Santiago. Le has faltado adrede, Cinthya, esperando que Luka te diera no—sé—cual sentimiento.

—Yo no esperaba que Luka...

—Claro que sí, algo estabas esperando. Desde que lo viste en Allington te afectó y lo sabes, una mente prudente hubiera puesto distancia desde ese primer día, pero tú no lo hiciste. Seguiste cultivando esa pseudo amistad con él, esperando algo, quizás queriendo que te enamorara profundamente y que él lo hiciera de ti, y entonces todos felices. Ahora ves que eso no te resultó, que en realidad Luka nunca te dará nada y eso te frustra.

—En mi versión de "todos felices" yo no pierdo a Santiago así que no tiene sentido.

—No dije eso. —Theo me suelta para pasarse ambas manos por la cara, usando el gesto que le conozco para cuando va a decir algo que no me va a gustar nada—. Cinthya, muchas veces hemos hablado de Santiago y nunca me has negado que a veces sientes que no es suficiente el amor que él te da, no porque sea poco sino porque tienes esta... envidia extraña con el amor que le tuvo a su difunta esposa. Sabes en el fondo que él te ama mucho pero sigues aferrada a la idea de que la amó más a ella, y digo "a la idea" porque en realidad no lo sabes, todo son suposiciones tuyas. Santiago nunca te ha dicho "sí, yo amé más a Mónica y tú nunca alcanzarás eso" pero esa sombra de inseguridad que aún es parte de ti te ha hecho creer que él sí lo ha dicho textualmente.

Trago saliva apretando los labios, sintiendo esa incomodidad extrema de cuando alguien desnuda tus más profundos sentimientos en voz alta. La sensación no me deja decir nada, así que Theo no se calla:

—Cada vez que hablas del tema, dices "Mónica fue su primer amor" y crees que esa cualidad es suficiente para no amar a nadie más con esa intensidad. Ahí creo que radicó lo tuyo con Luka. Fue tu primer amor y estabas esperando a su lado que naciera esa "intensidad" que imaginas que alumbra en los primeros amores. Eres una romántica, pero eres una ilusa y ahora tienes tus respuestas. Santiago nunca te ha dado poco y eso es lo que te hace sentir mal. Estás descubriendo que lo que Santiago te da no solo es suficiente sino que es correcto y enorme, y a la vez que te decepciona que Luka no te haya hecho sentir gran cosa, te lamentas de haber arriesgado lo que ahora sabes que es muy fuerte por una ilusión tonta del primer amor. No te consideras estúpida por haberle sido infiel a Santiago, te consideras estúpida por hacer esperado más de Luka.

Siento que es demasiada información para procesar y darle forma en un par de segundos pero sé que no tengo ganas de negar sus suposiciones o de dejar de lloriquear en tono bajo. Mis inseguridades nunca me abandonaron completamente y partiendo de ahí, Theo tiene razón. Santiago jamás me ha dado un rechazo o un menosprecio pensando o mencionando a Mónica; cuando recién empezamos a salir nunca pasó de un te quiero aún cuando yo quería escuchar un te amo y aunque siempre —con ideas exclusivas de mi cabeza— lo atribuí a que no podía llegar a amarme, la verdad es que para él todo ha sido difícil y más en aquel entonces cuando la pérdida de Mónica era tan reciente.

Mis dudas sobre mí misma se enredaron con las suposiciones que yo basaba en la creencia de que "el primer amor es el más fuerte" y me dejaron vacíos en varias ocasiones porque me frustré internamente de que mi primer amor, como yo siempre había esperado, no fuera el verdadero. Vacíos tontos y hechos solo por mi mente ilusa, ninguno alimentado por algo tangible.

Me quise aferrar al hecho de que Luka me hacía sentir mariposas zombies porque fue mi primer amor y puede que en cierto sentido sí esperase que él fuera lo más intenso para mí, así que ahora al ver que no fue como esperaba, lo que en realidad pasó fue que me di cuenta de la profundidad de los sentimientos fijos de Santiago y de los míos. Sentimientos tan grandes que ahora más que nunca siento que no los merezco porque necesité arriesgar todo con él para verlos con claridad.

Solía pensar que enfrentar a Luka y lo que no sabía que sentía por él era un obstáculo más que la vida me ponía por tantas dudas que he acumulado en estos años respecto a todo, sin embargo puede que en realidad más que un obstáculo fuera una prueba que ya he cursado y cuyo resultado me trajo el despeje de dudas junto con una seguridad firme: no necesito a nadie más aparte de los que considero familia para ser feliz.

—Es decir que sin darme cuenta herí a todo el mundo directamente —musito—. Luka tiene sus sentimientos jodidos por mi culpa, Santiago se debe sentir traicionado hasta el fondo y yo... yo me he dañado a mí misma.

—¿Tú de verdad quieres estar con Santiago? Sinceramente, Cinthya. No por deber, no porque sientas que le debes algo, no porque sientas que no vales lo suficiente como para buscar amor en otro lado. Dime, ¿amas a Santiago?

—Sí. Sí, Theo, quiero estar con él. Mi corazón está algo revuelto, pero eso no quita que su mayor ocupante sea Santiago. Luka ha sido un error y te juro que ni por un segundo lo he considerado más que eso.

—¿Y qué estás haciendo para arreglarlo?

—Nada. Tengo miedo de...

—No, Cinthya, no puedes responder que nada. Si de verdad amas a Santiago, no puedes dejar que el miedo sea más grande, ¿entiendes? Él no se irá pero el hecho de que "esté" acá no es suficiente. Ustedes dos se van a casar así que ninguno se va alejar de este nido y ambos lo saben, pero deben solucionar esto ahora. Corrijo: debes tú solucionar esto ahora. Y eso incluye, escúchame bien: olvidarte de Luka. No es literal porque no manejamos los recuerdos, pero sí es algo que debes hacer. No vuelvas a verte con él, no vuelvas a intentar jugar a la mujer poderosa que puede con todo cuando en realidad eres una humana igual de débil a todos nosotros. Aléjate de ese hombre. Si es o no una tentación, no es algo que debes averiguar, ¿entiendes eso?

—Lo entiendo —respondo monótona.

—Y debes pedir el perdón de Santiago. Suplicarlo si es preciso. Déjate de miedos, enfréntalos por él. No has luchado con esta relación por cuatro años para venir a dejarte pasar por encima de un temorsito. No sentir suficiente por Santiago sería buena excusa para dejar las cosas como están ahora pero si de verdad lo quieres contigo en cada aspecto de la vida, no permitas que todo se caiga. Saca tu relación adelante si es lo que quieres, sabes que él lo haría si el caso fuera al contrario.

Pienso entonces en las fotos que Santi ha seguido dejando con mil razones por la que me ama y recapacito en esas palabras: me ama. Antaño anhelaba escucharlas antes de que nos separásemos la primera vez y nunca las obtuve, ahora caigo en cuenta de que antes de lo ocurrido con Luka, desde que me he venido a vivir con él, las ha dicho varias veces. Me ama y no es menos de lo que yo quiero, necesito y deseo. Es justo lo que anhelo, y justo lo que le puedo corresponder.

Santi con sus fotos ha hecho todo como si fuera él quien se ha equivocado y de repente me siento cínica por permitirlo. No. Santiago no debe demostrarme nada, no tiene que mostrarme nuestra historia como si yo hubiera olvidado lo que es amarlo. Qué débil he sido permitiendo que aún cuando la culpa la debo cargar yo, la tenga Santi sobre los hombros. Él ha sentido siempre el instinto de cuidarme y hacerme todo más sencillo pero con esto no puedo que dejar que siga intentando ahorrarme el dolor.

Yo debo pedir perdón a Santiago, tomar las riendas de mis errores, desnudarlos frente a él y una vez no haya secretos, hacerle saber que quiero luchar por lo nuestro.

Y eso es exactamente lo que haré a partir de ahora.

—Tienes razón. No en todo, pero sí en la mayoría, especialmente en que debo pedir perdón a Santiago.

Procede una pausa prolongada en que ambos miramos en direcciones opuestas, hasta que finalmente Theo retoma:

—Me siento algo culpable por esto que pasa.

—¿Qué? ¿Qué tendrías tú que ver en esto?

—Siento que Santiago te pidió ir con Luka y elegir porque te vio muy afectada al saber que yo elegí por ti en el pasado. Santiago es el ser más noble rayando en la estupidez que conozco aparte de ti. Otro no habría hecho eso. Y tú tampoco habrías estado tan deseosa de haber ido si yo no te hubiera hecho sentir manipulada. Es solo... es solo que me niego a creer en esas bobadas del destino pero acá todo ha salido tan enrevesado que parece que ya estuviera escrito. Solo piénsalo, si Gabriel no te cuenta sobre ese asunto, tú no lo habrías llamado más y cuando hubieras ido a su compromiso, seguirías con ese recelo natural por él y nada habría pasado.

Pese a que la conversación es seria no puedo evitar soltar una risa.

—La única manera de que no hubiera pasado nada, sería que yo no hubiera ido al compromiso de Denny. Y el único momento en que me planteé no ir fue cuando le dije a Santiago que había besado a Luka. Así que básicamente con o sin ti, la habría cagado.

—¿Has vuelto a hablar con Luka desde ese día?

—No. No quiero porque solo la idea de escucharlo me hace sentir un revoltijo de rabia y culpa conmigo misma. —Bajo la mirada a la mesa, odiando cómo resultó todo—. Dijo que me amaba, ¿sabes? En otra ocasión no le creería pero esta vez sí. Le creo completamente y eso es terrible porque sé que Luka dentro de todo sí es una buena persona. —Theo suelta un bufido y rueda mínimamente los ojos—. No seas así, Theo, ya no es el mismo. Ha cambiado mucho para bien. Siento que el Luka de hoy es todo lo que yo hubiera querido hace cinco años, pero a la vez sé que la Carolina de hace cinco años no habría enamorado a alguien así. Es muy paradójico, ¿no crees?

—No sé qué quieres que te diga, Cinthya —admite—. Él nunca me agradó así que aunque ahora sea un hombre ejemplar no podré decir algo bueno en su defensa.

—Nada. Solo quería decirlo, no establecer un debate.

—¿Y quieres añadir algo más?

Todo lo que se ha dicho en esta conversación han sido temas que me he planteado en soledad, sin embargo solo ahora que los digo en voz alta y con un oyente, se hacen firmes y reales. Es por eso que añado una última parte luego de asentir:

—Sí. Desearía poder hacer algo para que Luka no sufriera por mi culpa, desearía poder quitarle los sentimientos que me dedica y pedirle perdón de corazón por no poder corresponderle. El Luka de hoy es un hombre ideal en muchas maneras y lamento que haya puesto su corazón en mí esperando que lo tomara.

—Bueno, un corazón roto no ha matado a nadie, no te sientas tan mal. Hay millones de personas que diariamente rompen el corazón de alguien o que alguien les rompe el corazón. No te martirices tanto tú por eso, Cinthya, así es la vida.

Exhalo un último suspiro al asentir, sintiendo un alivio tremendo de esta última hora conversando. Santiago tenía razón en que necesitaba hablar de la situación con alguien, muchas veces guardar las palabras se vuelve una bomba de tiempo que a cada segundo lastima así que antes de que el cronómetro llegue a cero es mejor descargar todo. A mí me funciona y Theo es dueño de mis descargas emocionales... lo que me lleva a otro tema:

—Hablando de la vida, ¿tú cómo estás? He estado ausente y egoísta últimamente, dime cómo estás.

La esperada arruga en su frente al pensar en algo desagradable se manifiesta y omito la sensación de culpa por ser tan mala amiga. Santiago me dijo de sus sospechas de que algo iba mal hace casi un mes y hasta ahora le pregunto.

—He pintado la casa por dentro y parte de la fachada. He ido un par de fines de semana al campo de paintball con los amigos del trabajo. He comprado un par de plantas más que he colgado dentro de la cocina, son pequeñas. Encargué un acuario especial porque quiero peces. No he llegado tarde a trabajar ni un solo día. En las mañanas antes de las cinco y media salgo a trotar un rato. Te he extrañado algunas noches en que no puedo dormir. He aprendido recetas viendo tutoriales. Leí aquel libro de más de mil páginas que tanto pospuse. He hecho mucho últimamente... y aún con todo no me olvido del hecho de que terminé con Alisha.

Cuando Santiago me contó que quizás había problemas con su novia no imaginé que fueran del tipo fulminantes en la relación, por lo que me toma por sorpresa su revelación monótona. Para Theo no hay nada más difícil en el mundo que decir lo que siente con sinceridad y él no requiere el tipo de consuelo que me da cuando soy yo la que sufre; él no quiere abrazos ni apretones de mano ni palabras cariñosas como yo. Él quiere ser escuchado y que le diga mi opinión crudamente (aunque le disguste), así que omito mi instinto de querer hablarle con compasión y tristeza, y a cambio tomo un tono indiferente igual al que él ha usado.

—¿Por qué terminaste con Alisha?

—Porque no soy lo que ella quiere —replica con dureza—. Ha sido mi culpa pero no ha sido bueno para mí.

—¿Cómo que no eres lo que ella quiere? Llevan juntos muchísimo tiempo. Eso de "no ser lo que ella busca" era creíble cuando llevaban unas semanas de relación, no ahora.

Theo se encoge de hombros.

—Ella quiere a un hombre dispuesto a todo y yo tengo una fobia traumática al compromiso. Me pidió que viviéramos juntos y me negué. Me dijo que no había problema, que podíamos esperar pero yo dije que no era cuestión de esperar sino que yo no quería vivir con ella.

Abro esta vez mucho los ojos.

—¿Le dijiste así textualmente eso?

—Sabes que la sutilidad no es lo mío.

—Pero tú la amas.

Theo ladea su mirada y me observa a los ojos con tanta inexpresión que nadie pensaría que me está diciendo que le duele pensar en Alisha como una ex novia. Ha adoptado la seriedad que usa de máscara para no demostrar que le lastima.

—Sí, yo sé eso —dice con sarcasmo—. Y ella lo sabe también... pero el amor no es suficiente, Cinthya, y creo que eso ya debes saberlo a estas alturas de la vida. Amar y ser amado no basta para tener una relación estable y perfecta. Yo soy consciente de que soy la falla en este caso, no ella, pero... no sé, creo que así debía pasar tarde o temprano.

—Lo dice el que no cree en el destino.

—Sabes a lo que me refiero.

—¿Hace cuánto terminaron?

—Dos semanas. Me lo dijo recién tú te mudaste, que conste que no lo hizo porque te mudaste, incluso me pidió que nos fuéramos a vivir juntos a otra casa si yo creía que tú tendrías inconveniente. Luego de eso lo "arreglamos" dejando pasar el tema, yo solo lo ignoré, así que todo estaba bien. O eso creí. A las semanas sacó de nuevo el asunto y fue cuando le dije que no quería vivir con ella... o con nadie. Empezaron los problemas, ella fue paciente pero finalmente dijo que no podía estar con alguien con quien no podía ver un futuro formal. Fue oficial hace dos semanas. No sé nada de ella desde entonces.

Dos semanas completas en que Theo se ha sentido tan miserable como suena en este momento pero lo ha ocultado. Desde que llegamos a vivir juntos yo supe que el tema del amor era más complicado para él que para mí; aunque no lo habló nunca explícitamente, le costó muchísimo superar el engaño de la ex a la que tanto amaba... tiempo después me contó de otro gran amor que tuvo en su adolescencia y que había fallecido dejándolo solo también, sumando una cosa y otra no es de locos entender que tiene un trauma interno con formalizar algo con una persona.

Sin embargo yo pensé que todo había mejorado al conocer a Alisha; Theo cambió al conocerla y parecía de lejos que el amor era lo más anhelado por él y que estaba feliz de hallarlo en ella. Ellos son afines, son compatibles, son hechos para estar juntos y siempre se lo dije; nunca expresó estar de acuerdo, creo que el tema de la permanencia lo pone siempre incómodo pero sé que le complacía escuchar mi escueto apoyo.

—¿No la has buscado?

—¿Para qué? Nada ha cambiado en mí, así que...

Theo se encoje de hombros y me preparo también para darle mi cátedra incómoda para él sobre lo que pienso que sucede.

—Que las cosas hayan salido mal en el pasado no significa que siempre será así. ¿O planeas temerle por siempre al compromiso? Porque puede que más adelante llegue otra Alisha, te enamores de nuevo y si le sigues huyendo al compromiso solo lograrás repetir el ciclo por el resto de tu vida.

—No puedo, Cinthya. Me aterra la idea de... de todo esto.

—¿Qué es "todo esto"?

Theo hace un ademán que abarca la casa y termina señalándome a mí.

—Esto. La estabilidad, la formalidad. Dejar que una persona se vuelva completamente parte de mí es aterrador... porque lo he hecho dos veces y en ambas me he roto cuando esa mitad se va. No quiero ser una mitad, no quiero vivir con la incertidumbre de que un día cualquiera dejaré de estar completo cuando las cosas ya no funcionen. Solo mírate. Te aterra la idea de que lo tuyo con Santiago se arruine porque ya eres parte de él, si las cosas no llegan a funcionar, ¿qué te queda?

—Nada. No me quedaría nada.

—¿Ves? La dependencia no es buena, te hiere a largo plazo. No puedes dedicar tu existencia a ser una de las paredes de un castillo de cartas en el que...

—Si una carta se va todo se cae —completo con media sonrisa, recordando que no es la primera vez que me veo así con Santiago, dependiente de su corazón y de su vida, igual que él es dependiente de la mía.

—Exacto. Es diferente estar junto a alguien, a estar atado a alguien solo por temor de que se vaya. Alisha quiere ser una pared de ese castillo pero temo que algún día estemos juntos solo por eso, porque ya somos un castillo y no podemos irnos uno del otro.

Un fugaz repaso de mi historia con Santiago pasa detrás de mis ojos dándome claridad en algunos puntos. Ocasionalmente he considerado que mi necesidad de él y la suya de mí son dañinas pero viéndolo ahora creo que no lo es, no cuando me doy cuenta de que si soy una pared de nuestro castillo de cartas no es por sostenerlo a él y evitar que caiga, sino porque juntos nos hemos levantado en acuerdo mutuo hacia donde estamos. No creo conocer a una sola pareja de varios años que no sienta necesidad de su amor, es un tipo de dependencia pero no es una que nace del capricho de no alejarse sino de la sensación de ser una sola unidad que aparece cuando se ama mucho.

La vida es un castillo de naipes y todos somos paredes del castillo de nuestras familias, todos somos dependientes y eso está bien mientras se mantenga un apoyo mutuo de parte de cada carta; hace cinco años mi otra pared era Adam y cuando murió irremediablemente fui la carta que queda volando a la deriva, luego hallé a Santiago y elevé de nuevo mis muros. No somos cartas temiendo quedar a merced del viento, somos una construcción que se sostiene para aguantar vendavales; llamarlo dependencia, amor o costumbre está en cada quien pero por mi parte sé que es amor y que es mi mayor tesoro.

—No es así como funciona —respondo luego de un rato—. Alisha quiere estar en tu castillo de naipes porque quiere ir formándolo y hacerlo fuerte. Esto no es un concurso de quién siente más necesidad del otro, Theo. Necesitarla a ella no te hace débil y que ella te necesite no la hace dependiente. No estarán atados porque sé lo mucho que se aman. Dar pasos hacia un futuro también es parte de la vida. No les temas.

Theo muerde su labio inferior sin dedicarme ni una mirada, sé que oye y que le hace espacio a mis palabras en su mente pero también sé que le cuesta escuchar la verdad tanto como a mí.

—La idea de vivir con ella me da escalofríos. Verla al levantarme, al dormir, tenerla siempre ahí... ya la amo mucho y me está doliendo demasiado no tenerla conmigo. Si vivimos juntos la amaré más y más dolerá cuando...

—Alto ahí, Theo. La primera regla para una relación seria es nunca verla como temporal. No sabes lo que pasará, nadie lo sabe, entonces, ¿para qué te amargas pensando en la posibilidad de que todo acabe? No. Tener pareja es entrar a un equipo de juego y haces lo imposible para mantenerlo junto y triunfante, siempre pensando que ese amor es el último de tu vida. Eso es lo que hace que funcione. Si andas por la vida imaginando la vida sin ella aún cuando está a tu lado, sufrirás sin justificación.

—No me es fácil, de todas maneras. Ella quiere una relación distinta a la que yo le puedo ofrecer ahora, ¿entiendes? No digo que le temeré al compromiso hasta que muera pero en este momento sí y es en este momento en que ella quiere ese compromiso.

—¿Y lo hablaste con Alisha? No, imagino que no. Imagino que solo le dijiste "no quiero vivir con nadie nunca" sin más florituras ni quisiste discutirlo, ¿verdad? —Theo se encoje de hombros dándome la razón—. Ese es tu problema, que no hablas. Por más que alguien te ame mucho, no aprenderá a leerte la mente. De nuevo te digo: una relación es un equipo, y las jugadas hay que acordarlas juntos. Que te cierres como un capullo orgulloso no va a permitir que nada florezca. Me acabas de dar un sermón de que si amo a Santiago luche por él, ¿eso no aplica para ti?

—No. Tus miedos son distintos a los míos.

—Pero aplica el mismo principio. No puedo ser valiente con tus palabras si vienen con tu cobardía interna.

—Pues haz lo que quieras entonces con Santiago —espeta.

Blanqueo los ojos.

—No es necesaria la agresividad. No te enojes conmigo, yo solo quiero aconsejarte.

—¿Y qué aconsejas? Procura ser puntual y no irte por las ramas.

Theo es un hueso duro de roer cuando de sus propios errores o defectos se trata. Odia escucharlos y hacerles frente, odia oír verdad en mi voz pero al menos le complace que soy la única en el planeta que se los menciona. Le he bromeado siempre sobre que yo soy su única mejor amiga porque su orgullo sensible es incapaz de tolerar más de un mejor amigo que le diga lo que no quiera oír, por eso es distante con todos.

—Búscala y habla con ella. Dile lo que te pasa. Ponte en su lugar un momento: acaba de decirle al hombre que ama que desea formalizar más la relación y él le dice que no quiere ni querrá hacer eso jamás, pero el idiota no le dice el motivo, así que ella queda con la impresión de que sencillamente él no la quiere ni poquito y de que ha perdido su tiempo. —Theo levanta por fin la mirada a mis ojos y hay algo de sorpresa en su gesto—. ¿Qué? ¿No habías pensado en eso? Ella no se fue porque le dijeras que no querías vivir con nadie en sí, sino porque le aseguraste que jamás querrías hacerlo y no le diste razones.

—Le he dicho muchas veces que la amo...

—Las acciones desmienten cada palabra. No hagas esto, Theo. No tires algo bonito a la basura por miedo, al contrario, muéstrale tus miedos a Alisha como me los has mostrado a mí. Ella es una buena persona y sabrá tomar de la mano a tu miedo y ayudarlo. Cuéntale de tus antiguos amores y de tu temor de que las cosas a largo plazo no funcionen como con los demás. Créeme, si te ama, se quedará.

—¿Y si no?

—Y si no, es momento de irse. A ver te lo explico: hacer las cosas bien no te garantiza éxito, pero no intentarlo por miedo a fracasar te hace un imbécil. Arriesga. Propón solución con Alisha, dime, ¿de verdad la amas?

—Sí.

—Entonces piensa a futuro. No pueden ser toda la vida noviecitos de besito y aventuras simples. No tienes quince, ya eres adulto y a esta edad las relaciones o van a algún lado fijo o es mejor no tenerlas con alguien como ella. Tú la quieres en tu vida, así que vas a buscarla y juntos van a buscar un acuerdo que los complazca a ambos. Tú cedes y ella debe ceder también, un punto medio, si te parece.

Theo enarca sus cejas en mi dirección.

—¿Me estás dando una orden?

Sonrío de lado al observarlo; al menos ya tiene una sonrisa accesible en su rostro también.

—Solo aconsejo. Yo soy una experta en el amor, ¿no lo notas? —Mi tono sarcástico lo hace reír—. Viniste a buscar consejo en alguien que tiene todo bajo control.

—Tú eres tan desastrosa en esto como yo.

—¿Entonces por qué nos buscamos para consejo romántico mutuo?

—Porque somos un par de idiotas —asegura—. Un par de idiotas desastrosos en el amor.

Compartimos una risa que termina en un suspiro. No considero que ninguno seamos un desastre en el amor, estoy segura de que solo somos personas susceptibles a dañar todo y a cometer errores garrafales. Somos humanos, lo que de cierto modo es un sinónimo de desastre.

—Retiro una cosa dicha —anuncio—. Si Santi se va, no me quedo vacía; me quedas tú. Por siempre.

—Eso es algo que no le puedes decir a alguien que le teme al compromiso —bromea.

—Vivimos juntos cinco años y juramos ser como un matrimonio sin opción a divorcio. Tu compromiso conmigo ya es más sólido que una montaña... y no te has muerto del susto, así que yo creo que podrás salir de esto.

Theo me observa con media sonrisa en los labios.

—Eres la carta más importante de mi castillo, desastre andante.

—Lo tomo como que es tu manera de decirme que me quieres, así que gracias, yo también te quiero.

Definitivamente lo que necesitábamos era una charla juntos. Sus desastres y los míos parecen tener solución cuando los hablamos y solo por eso es que Theo es una de las cartas más importantes que me sostienen la vida.

Ahora solo me queda arreglar los problemas con mi otra pared, con la que me sostiene el corazón y con la que sé que quiero estar por siempre. 

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¡Hola, amores!

Espero que estos 3 nuevos capítulos hayan sido de su agrado, que los hayan disfrutado mucho. Sé que el 80% andan enojadas, contrariadas, tristes o decepcionadas de la forma en que se han dado las cosas con Luka y con Caro. Sé que muchos venían predispuestos a esta novela a que Luka obtuviera su "final feliz" y eso ha influenciado mucho en la forma en que ven las cosas. 

Caro ha dicho 99 veces (por ejemplo) que ama a Santiago, y ha dicho 3 veces que quiere a Luka. Ha dudado de Santiago unas cuantas veces pero no ha confiado en Luka literalmente en toda a novela, entonces no comprendo mucho algunas de las deducciones de ustedes jasjasja. 

Sí entiendo que se debe a que le tienen favoritismo a Luka por novelas pasadas y por la forma en que evidentemente ha cambiado acá, sin embargo hay que ponerse la mano en el considere y tener en cuenta no solo un capítulo de debilidad de Caro sino todos los anteriores llenos de dudas, complicaciones, rabia y favoritismo permanente con su familia actual. Le ha sido infiel, se ha equivocado en grande, ¿y entonces? ¿por eso debe quedarse con Luka? ¿no tiene derecho como persona a errar? Porque he leído mucho "si se acostó con Luka es porque Santiago le vale berga, así que debe quedarse con Luka porque logró calentarle la cama". O sea, khé pedo, la gente no cambia su vida por un polvo. Quiero explicación de esa lógica xD

Aún queda mucho por leer, más historia y más amorsh, todo puede pasar aún pero sería genialoso que vieran todo en perspectiva general :'v De todas formas, no dejen nunca de dejarme sus comentarios y opiniones <3

Ay, caray, esta nota me salió larguísima, mil gracias si la leyeron xD

Si se preguntan cuántos capítulos faltan, les cuento que yo me pregunto lo mismo. 

Bai. <3

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