Capítulo 8
Capítulo 8
James dio un paso al frente, encarándolo.
—Oh, mirad, el nerd ha salido de la biblioteca —se jactó el muy gilipollas—. Vuelve al agujero del que has salido, empollón. Nadie quiere que estés aquí.
Se cruzó de brazos.
—No me iré hasta que tú te largues.
James me miró. Esbozó una sonrisa tranquila.
—Solo estábamos hablando, ¿verdad?
Se me revolvió el estómago al pensar en cómo me había tendido una emboscada para que no pudiera escaparme. Si no hubiese sido por Logan, a saber qué demonios habría pasado.
—No. Te he dicho que me dejes en paz. Es hora de que vuelvas con tu grupito de amigos.
Logan cuadró los hombros.
—Ya la has oído.
Pero el muy cabrón no le hizo ni caso. Se limitó a acortar la poca distancia que los separaba, su cuerpo en tensión y la mandíbula apretada. Tragué saliva sintiendo miedo por primera vez en la vida.
—No voy a dejar que un niñato como tú me diga lo que tengo que hacer. —Le agarró de la camiseta con brusquedad. Su aliento apestaba a alcohol—. Eres hombre muerto.
—No te tengo miedo.
El chico esbozó una sonrisa siniestra.
—Deberías. —Le sujetó con más fuerza—. Ahora vas a aprender cuál es tu lugar.
Intenté interponerme entre ellos y, por ello, me llevé un buen manotazo.
—James, para —supliqué con lágrimas en los ojos. Odiaba la violencia. Ni siquiera soportaba ver a mi hermana discutir con su padre.
El rubiales me hizo a un lado.
—Esto es entre él y yo. Ahora sí que aprenderás a respetarnos.
—Cuando tú sepas respetar a una dama, imbécil.
Logan no debería haber dicho esas palabras. Arrugué el morro al ver cómo James enfurecía aún más y, de un rápido movimiento, le dio un puñetazo en el ojo.
Grité a lágrima viva.
—¡Déjalo! —Lo empujé con todas mis fuerzas, en vano—. ¡No te ha hecho nada!
James le escupió en la cara antes de apartarse y alejarse con uno aires de grandeza. Me dieron ganas de darle una patada en las pelotas.
Me agaché para ayudar al pobre chico que me había defendido. Del impulso, se había caído al suelo. Se tapaba el ojo con una mano, su boca formaba una gran mueca de dolor. Sus gafas estaban en el suelo, rotas. Le tomé el rostro entre las manos.
—¿Estás bien?
Se incorporó. Cuando dejó al descubierto el ojo herido, hice una mueca. Al día siguiente iba a tenerlo morado y muy hinchado.
—Ajá. ¡Ay! Cómo duele.
—Gracias... Gracias por ayudarme. James es un idiota.
—No sé qué es lo que más me preocupa: lo que ha estado a punto de suceder o que nadie haya hecho nada al respecto.
Me toqueteé el bajo de la falda de lentejuelas, incómoda. Y es que ni sus amigos, que lo habían visto todo, ni los que habían estado cerca y habían escuchado mis quejas habían venido a ayudarme. Solo él. ¿En qué mundo vivíamos?
Le rocé la cara con el rostro, insegura. Me daba mucho miedo lastimarlo si lo tocaba.
—¿Te duele mucho?
—Bastante.
Me mordí el labio inferior, aunque pronto recordé algo. Tiré de él para ayudarlo a levantarse.
—Ven. Antes, cuando he ido al baño, he visto que había un botiquín. Déjame curarte al menos. Por mi culpa estás así. Yo... lo siento.
Logan me obligó a mirarlo a los ojos. Sus pupilas claras se veían oscuras con la escasa iluminación.
—La que menos debe disculparse eres tú. Es él quien me ha pegado, no tú. Yo... no podía dejar que ese malnacido hiciera lo que se le pusiera en la punta de la polla. Mereces que te traten como a una reina.
Vale, confieso que me había quedado sin palabras. En su lugar, lo guié escaleras arriba. Allí ya había algunas habitaciones cerradas a cal y canto y se escuchaba algún que otro jadeo. Fenomenal.
Nos encerré en el baño.
—Vaya, no sabía que me tuvieras tantas ganas.
Que pese a todo lo que había pasado fuera capaz de bromear decía mucho de él.
Me acerqué al botiquín y saqué todo lo necesario para curarle. Le indiqué con un gesto que se sentara en el inodoro y me coloqué entre sus piernas. Él era mucho más alto que yo. Medía poco más de metro y medio. Adam me llamaba de manera cariñosa tapón, y ese mote me sacaba de quicio. Me encantaría tener las piernas largas y el bronceado de Sky.
Le limpié la zona. Por suerte, solo se le pondría el ojo morado. No había ni una sola herida fuera de lo común.
—Estarás unos días adolorido, pero nada más —le dije en cuanto hube acabo.
—¿Cómo sabes eso?
Esbocé una sonrisa sabelotodo.
—Estoy en tercero de Medicina. Los ojos morados son lo más suave que hemos dado. Tengo muchas ganas de que sigamos aprendiendo sobre cirugías. Quiero especializarme en ese campo.
—No creo tener el valor ni el estómago de estudiar una carrera así —habló un tanto tímido de repente.
Lo miré, curiosa.
—¿Qué estás estudiando?
—Pedagogía. Me gusta mucho el área de las necesidades educativas especiales.
Puse mala cara.
—No creo que tenga las agallas de lidiar con ello.
—Pero sí que eres capaz de abrir a alguien —se jactó él.
Vaya, me sorprendió ver ese lado más burlesco. Quién diría que bajo esa apariencia de chico reservado se escondiera alguien con un carácter bromista. Aunque teniendo en cuenta que mi hermana Sky estuvo ocultando su verdadero yo durante más de dos años... debería no haber dado las cosas por sentado.
Chasqué la lengua.
—Touché.
Se toqueteó el ojo mientras, con la otra mano, buscaba algo.
—Mierda, no encuentro las gafas.
Esbocé una sonrisa triste. Con timidez, se las tendí.
—Lo siento. Son inservibles. Yo...
Me tomó el mentón con las manos y me obligó a mirarlo. Tenía unos ojos muy bonitos.
—No fue tu culpa, Felicity. ¿Cuántas veces tengo que repetírtelo?
—Odio que hayas salido lastimado.
—Prefiero mil veces que me lastimen que verte a ti herida.
Me quedé perdida en la intensidad de su mirada. Sin esas horribles gafas su rostro masculino se veía muy atractivo. Tenía la piel bronceada, la mandíbula marcada, unos ojos preciosos, llamativos, con unas pestañas que envidiaban. Su boca era la más dulce de las tentaciones y su sonrisa irresistible.
Logan tenía una belleza que a simple vista podía pasar inadvertida, pero que cuando uno se fijaba en él era incapaz de apartar la mirada.
—¿Alguna vez has pensado en cambiar tu imagen?
Se cruzó de brazos y enarcó una ceja.
—¿Cambiar? ¿Por qué?
Me mordí el labio, pero, al final, me armé de valor de decirle lo que pensaba sin filtros.
—¿Se te ha ocurrido que la razón de que James y su grupito se metan contigo sea por cómo vistes? —Lo señalé. La camiseta que llevaba era demasiado fea y no le favorecía nada—. Quizás si te hacemos un lavado de cara te dejen en paz.
—¿Y quién dice que yo quiera eso? Me gusta la persona que soy.
—La ropa no define a la persona, muestra parte de su carácter. Dudo mucho que este que veo sea el verdadero Logan.
Se inclinó hacia delante, las pupilas relucientes.
—¿Y cómo lo sabes?
Una pequeña sonrisa se me instaló en los labios.
—Porque he vivido en mi propia piel que una persona que ahora es fundamental en mi vida no me haya dejado conocerla. Muéstrate, Logan. Enséñale al mundo quién eres.
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Nota de autora:
¡Feliz viernes, Moni Lovers!
¿Qué tal estáis? Yo siento que me derrito. Aquí hace muchísimo calor.
¿Qué os ha parecido el capítulo? Repasemos:
1. ¡Logan encara a James!
2. James lastima a Logan.
3. Felicity cura a Logan.
4. Se conocen un poquito más.
5. Felicity empieza a fijarse en él.
6. La propuesta del cambio de look. ¿Será que Logan la acepte?
Espero que el capítulo os haya gustado. ¡Nos vemos el lunes! ¡Feliz fin de semana! Os quiero. Un besito.
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