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ESPECIAL DE HALLOWEEN



Hace unos años

No me atrevía a abrir mis ojos. Estoy hace rato dando vueltas incómoda. Otra vez la pereza ganó la partida, y me quedé dormida en el sofá.

De repente había comenzado a sudar de la nada. Y eso no es posible. Es pleno otoño, y recuerdo que incluso antes de dormir me abrigué más de la cuenta por el ambiente frío que persistía en mi departamento.

No obstante, de un momento a otro, empecé a sentir un calor avallasante que recorría todo mi cuerpo.

Pero había algo más.

Una sensación.

Es algo difícil de explicar. Un poco absurdo. Sé que estoy sola, pero no me sentía sola. Como si alguien me vigilara desde las sombras. Y es una estupidez. Aún así, no quería abrir mis ojos para cerciorarme de que efectivamente no hay nadie conmigo.

La voz de mi mente me pedía a gritos que sea valiente, y quería serlo. Aunque lo único que me atreví a hacer es posicionarme mejor en el sofá.

Pero detuve mis movimientos cuando lo escuche.

Al principio fue un imperceptible murmullo, tan precario que pensé imaginarlo. Me quedé congelada en mi lugar, agudizando mi sentido del oído por si volvía a pasar.

Otra vez.

El sonido de unos pasos. No podía distinguir en dónde, ya que no los escuchaba en un solo lugar. Es como si varias personas se turnaran para rodearme desde diferentes lugares.

"¡Ladrones!", pensé al instante. "¡ENTRARON ROBARME! ¡¿QUÉ VOY A HACER?!"

Lo más inteligente que se me ocurrió es tratar de colaborar para que no me lastimasen.

Lentamente, y temblando todo mi cuerpo, me erguí para luego sentarme, así podía tener una mejor perspectiva de cuántos son.

Lo primero que veo es nada. La nada misma. La estancia está tan oscura, y eso se me hace raro ya que suelo dejar al menos una lámpara encendida. La oscuridad me aterra a ese punto.

Y lo segundo, es que aquí no hay un grupo de personas dispuestas a desvalijarme la casa. No. En mi escasa visión no logró localizar ni un alma.

Recorrí toda mi sala con la mirada, aún sintiendo un calor sofocante que me está poniendo nerviosa. Con parsimonia hago a un lado la manta gruesa que me cubre, tratando de no hacer ningún sonido que alerté a quién sea que haya estado caminando. Porque sí, esos pasos eran de alguien, no estoy tan loca.

Tenía la garganta seca, el pulso latiendo enloquecido en mi cuello. Intenté buscar mi móvil para poder utilizar la linterna sin obtener resultados. Estoy a punto de perder la cabeza cuando siento un leve cosquilleo en mi nuca. Como un resoplido que me causa escalofríos en todo mi cuerpo.

De un salto, me levante como pude, casi cayendo al suelo pues la manta se había enredado en mis pies.

Observé aquel lugar desde donde me habían respirado, para darme cuenta que ahí no hay nadie.

"¿Estaré soñando?", me cuestione. Tiene que ser una pesadilla, de otra manera no podría explicar lo que está pasando.

De nuevo escuché pasos. Cerca de la ventana que tenia a mis espaldas.

"Dios, Jesús, Miguel, y todos los arcángeles, quien sea, vengan a protegerme" imploré en mi mente, sin osar decirlo en voz alta.

Giré mi cuerpo, para otra vez encontrar que detrás mío solo había oscuridad.

 — Flor —dijo alguien. Un hombre. Pero no supe a quien le pertenecía ya que lo había susurrado—. Florcita.

— ¿Quién eres? —exclame, completamente petrificada que mi voz sonó aguda y chillona.

 — ¿A quién le pides que te proteja? —ronroneó el hombre, esta vez en un tono más alto, pero aún así no pude identificarlo—. Ninguno de los que nombraste llegará a tiempo para salvarte.

Es imposible. Yo no había dicho aquello en voz alta, no es posible... ¡es como si hubiera leído mi mente!

Entonces decidí terminar con este juego, porque ya me estoy fastidiando con este sujeto.

 — No sé quién seas, pero llévate lo que quieras, no tengo muchas cosas de valor, imagino que a un ladrón de cuarta como tú no le va a importar eso. Hazlo rápido si no quieres que empiece a gritar.

 — Qué valiente de tu parte  —es lo último que dice, tan cerca que incluso sentí su respiración en mi cara.

No estoy muy consciente de lo que hago, me atrevo a extender mi brazo para tocar al intruso. Y nada. Mi mano cae inerte a un lado al no encontrar a nadie desde donde se supone me está hablando.

De repente, siento unos nuevos pasos, esta vez más rápidos, como si estuviera corriendo. Y por el miedo, doy un paso atrás, tan rápido, que tropiezo, para luego caerme en el suelo. Un dolor agudo me recorrió la espina dorsal, y el coxis.

— ¡Ay! —me queje adolorida.

Tierna, y dulce Florcita, qué torpe eres —el individuo está a mi lado. Ahora puedo sentir su presencia, y percibir una sombra que se cierne sobre mi cuerpo.

No podía moverme. Apenas estoy respirando. Abrí mi boca para gritar, pero ningún sonido salia de mis cuerdas vocales. Como si me hubieran hechizado, quitándome el dominio del habla.

— Ya sabes mi secreto, no puedo permitir que se lo cuentes a nadie.

"Ya sabes mi secreto."

 "Ya sabes mi secreto."

"Ya sabes mi secreto."

Esas palabras se repetían en mi mente, ya las había escuchado antes.

Mi vecino. Nahuel Acosta.

Intenté mover mis manos, pero apenas las uñas de mis dedos rozaron el frío suelo. Quería decirle que no diría nada, suplicarle que no me hiciera daño. Empecé a llorar desesperadamente en silencio, sintiendo un dolor desgarrador en mi pecho al darme cuenta que no saldría con vida de aquí.

ÉL ES UN VAMPIRO. ¡Lo sabía! Y aunque no podía verlo, sentí como de a poco fue bajando el borde de mi buzo para dejar expuesta una parte de mi cuello.

Esperé y esperé la inminente mordida que haría que mi alma abandonará mi cuerpo. No me resistí, iba a pasar, y no podía evitarlo.

Me regañe a mí misma por ser tan insensata, por molestar con mis palabras a este ser del infierno que ahora cobraba venganza. Y me juré internamente que en mi otra vida, si es que existe eso de la reencarnación, sería más prudente con respecto a no andar insultando a los supuestos inexistentes vampiros.

 — Prometo ser lo más cortés posible.

Sentí el primer dolor, dos pinchazos, como agujas entrando en mi piel lentamente. Rápidamente mi cuerpo entero se paralizo, creo que perdí la consciencia por unos segundos, me está desgarrando por dentro. Mi mente se pierde, el dolor se va, y siento como un pedazo de carne es desprendida de mi cuello.

******

Un sonido estridente se escucha a lo lejos. ¿Así es la entrada al paraíso? ¿No hay trompetas que anuncien mi llegada? ¿Este es el recibimiento que merezco? ¿Esa bocina insoportable tan parecida a la alarma que solía usar en mi teléfono cuando estaba viva?

Alguien golpea mi cabeza. ¡Santas cachuchas! Los ángeles sí que son rudos.

Pestañeo una vez, pero me hicieron falta dos veces para darme cuenta en donde estoy. En el suelo de mi sala.

De inmediato llevo mis manos hacia mi cuello para encontrar que no hay ninguna mordida allí. Respiro hondo una y otra vez, encontrando que mis pulmones están funcionando bien.

La maldita alarma no deja de sonar, y busco desesperadamente el aparato para silenciarlo de una vez. Deslicé la pantalla para encontrar las dos últimas páginas que visite anoche antes de dormirme.

*¿Qué apariencia tienen los albinos?

*¿Cómo saber si mi vecino es un verdadero vampiro?

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¡OH LÁ LÁ! No se la esperaban, eh. Pues les confieso que yo tampoco. Se me acaba de ocurrir hace unos minutos, y bueno, lo escribí jaja. No soy buena con el terror :(

Lo dejo hasta ahí para que saquen sus propias conclusiones, pongan a trabajar su memoria para descifrar en qué momento Florencia tuvo esa pesadilla.

Seguramente tiene un montón de errores porque así como lo escribí, así lo publiqué, pidoperdón :(

HAPPY HALLOWEEN PARA TODOS, aunque yo no lo festejo en realidad. 

Besitos sabor a "Dulce o Trato" para ustedes, los quiero mucho.

(A ver sí puedo publicarlo por el tema de que la app está en mantenimiento, 1/11/2021,0:34 a.m)

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