Capitulo 42
"Mi día favorito, cuando Benjamín aprendió a decir 'papá'. Pero nada se compara cuando empezó a decirme que, de todos los super héroes del mundo, yo era su favorito."
— Bruno Bustamante.
30 de Diciembre.
21 p.m.
¿Cómo es posible pasar de reírme con mis amigos, a sentir un nudo que me oprimía la garganta tan rápido? Probablemente es porque todos creímos que no volveríamos a verla. No al menos en carne y hueso. Mucho menos todos reunidos bajo el mismo techo.
Y ese miedo que sentimos en los primeros meses de vida de Benji volvia a aparecer. Con Flor creíamos que ella aparecería en la puerta de nuestra casa a reclamar su maternidad, y alejar a mi bebe de nosotros.
Pasó el tiempo, y ese temor desapareció al comprender que eso no iba a suceder. Principalmente porque por más que quisimos contactarla para que renuncié a sus derechos, nunca pudimos. Aquello nos dio esperanzas de que definitivamente ella no iba a regresar.
No pude ocultar la conmoción que estaba sintiendo. Y mis amigos lo notaron.
El primero en abandonar nuestro circulo para acercarse a ella fue Leonel, seguido de Bautista.
De inmediato mis ojos se cruzaron con los de mi prima. La persona que es una madre para mi Benjamín, con todas las letras. El terror en su mirada es algo que no me voy a olvidar nunca, por más que quiera. Rafael le susurraba al oído, pero ella solo negaba con su cabeza, sin poder articular nada. Quise acercarme, pero ella trastabilló, y se alejó de nosotros.
— ¡Por las patas de Zeus! ¡Se pueden calmar! —exclamó Andres, en voz alta.
— No entiendo nada, alguien me explica porque todos están tan... —esa era Julieta, pero no alcancé a oír lo último que dijo.
Sin poder reaccionar debidamente, alguien me había tomado por el brazo, y me arrastraba a la vista de todos. Solo bastó ver su espalda para saber de quién se trataba.
La mismísima Malena Vargas me llevaba del brazo a quien sabe donde. Quise resistirme, y fue en ese momento que ella se detiene. Mira alrededor, y con una ultima jalonada, nos introduce a ambos en el ascensor más cercano.
— ¿Qué mierda te pasa? — le digo, sacudiendo mi brazo de su agarre. Lo que menos quería era ésto. Tener que hablar justamente con ella.
— Quiero verlo —dice, sin rodeos. Sus claros ojos mirando sin expresión alguna, vacíos, sin brillo, sin vida.
— Estás loca —espeté, con nerviosismo. No importaba cuánto quisiera disimular, me afectaba su presencia, no de forma romántica, eso jamás.
— Solo una vez. No creo que afecte en nada que lo vea una sola vez...
— No —exclamé, tajante.
— No pretendo llevármelo, o lo que sea que estés maquinando en tu pequeña cabeza, solo quiero...
— Espera un momento —la vuelvo a interrumpir, esta vez plantándome firme. Me cruzo de brazos, y oprimo el botón para detener el ascensor—. ¿Me estás diciendo que después de todos estos años, solo te apareces, y decides que quieres verlo, así de la nada? ¿Y pretendes que voy a permitir que eso suceda? Estás tan equivocada. Siempre que quieres algo, lo obtienes, ¿no? Seguro que siempre así es tu vida. Nadie te dice que no, y no te importa las consecuencias de tus berrinches.
Malena se mordió el labio, podía notar como la furia surcaba sus facciones. Pero de nada sirvió, porque yo no había terminado.
— Déjame decirte ésto, y que te quede bien claro. Benjamín no es un juguete. No es un objeto que dejas en una esquina, un adorno del que te aburres, y cuando te pintan las ganas, lo vuelves a tomar. Él tiene sentimientos, muy bonitos por cierto. Es ingenuo como todo niño de tres años. Pero también es muy sensible, y se apega muy rápido a las personas. Y si alguien se atreve a lastimarlo, ahí estoy yo para no permitirlo, o en todo caso, secar sus lagrimitas. Cosa que tu nunca hiciste. Oh, es cierto, nunca hiciste nada por él.
Me sentía exaltado, respirando con dificultad. Malena hasta parecía apenada pero, ¡carajo!, tampoco me importo. Porque tenia tantas cosas que decirle.
— Así que ahora, no aparezcas de la nada, y quieras verlo, porque si desapareces otra vez de su vida, te lo juro... no, te prometo que voy a recorrer hasta el ultimo lugar del mundo donde escondes tu trasero enjoyado de diamantes, y voy a destruir tu preciada reputación de "modelo virgen que nunca tuvo una relación".
Malena sonríe, apenas. Y eso me enfurece aún más. Me paso las manos por el cabello, deshaciendo mi peinado. Mi piel termina aceitosa por todo el gel que me puse esa noche.
— No puedo creer que leas los chismes que se dicen de mí —se jacta.
— ¿Y eso qué mierda importa?
Ella recompone su postura, y su semblante se transforma. Ya no sonríe. Me atrevo a decir que está más seria, como nunca la vi.
— Tienes razón. Mira, ya pasó un buen tiempo desde que estamos aquí. No quiero inmiscuirte en mis dramas, aunque supongo que ya es tarde para eso...
— Al punto, por favor, tampoco quiero estar más tiempo contigo.
Malena frunce el ceño, y suspira con impaciencia.
— Yo soy la más afectada, tú eres un don nadie y...
— No me interesa, ya habla claro, y sin rodeos.
— Hagamos un trato —dice de repente. Estruja sus manos, mostrándose nerviosa por primera vez—. Quiero conocerlo. No tengo planeado hacerme cargo de él, o quitártelo. Solo una vez, y te prometo... te prometo firmar esos papeles que me harán renunciar a la maternidad. Es lo que quieres, ¿no?
Al escuchar sus ultimas palabras, me deja estático. No me esperaba eso. Ni siquiera lo imaginé. Suspiro hondo, porque escuchar aquello hizo que una pesadez abandonará mis hombros. Estaba aliviado. Y al mismo tiempo confundido. ¿De verdad podía confiar en ella? La Malena del pasado era traicionera, manipuladora. Una víbora, tal como le decía Florencia.
— Entonces, ¿tenemos un trato? —exclama, extendiendo su mano.
Observando su rostro, y su mano, solo alcanzo a asentir levemente. Pero me guardo de tocarla. Cuánto menos tuviera contacto con ella era mejor. Malena no se merecía la oportunidad que le estaba dando la vida. Que mi pequeño angelito la conociera.
******
31 de Diciembre.
13:30 p.m.
Fueron escasos los momentos en toda mi vida que realmente sentí nervios, de esos que te acalambran el estómago. Y en esta ocasión, es mi prima quién los causa. Sé que mi decisión de traer a Benjamín a esta especie de "cita" me va a traer consecuencias nefastas con Florencia. Y verla enojada es lo que nadie debería presenciar nunca.
Aunque también tengo la certeza que una vez que le cuente mis motivos, ella me va a entender. Puede explotar en el acto, pero al instante que su mente se enfrié, Flor recapacita. O eso quiero creer.
Siempre cuide bien a mi hijo, lo protegí cuando debía, y lo mime en partes iguales. Y sé que, a pesar de no estar del todo convencido, más adelante él va a entender porqué acepté que conociera a Malena.
Como es mi día libre, no me fue difícil convencer a Benji de levantarnos temprano para tener una mañana de "solo hombres". Solíamos hacer estos paseos, pero con la única diferencia de que Florencia sabia de nuestras escapadas. Mi hijo se extrañó del hecho que no diéramos aviso a Flor, asi que mientras lo preparaba, le cambie la conversación diciéndole de todo lo que tenia planeado, entonces se olvidaba.
Desayunamos en su lugar favorito de comidas rápidas, porque le encantaba los pequeños juguetitos que venían en la cajita feliz. Fuimos a un parque, y como era tan temprano, y el ultimo día de año, estaba prácticamente vació. Benjamín estaba feliz de poder disfrutar de los juegos infantiles él solo. Pero se aburrió rápido. Para matar el tiempo, dimos unas vueltas con el auto. Ya se acercaba la hora, y él ya estaba pidiendo comer otra vez.
Fue a ultimo minuto que decidí que era el momento de contarle que no estaríamos solos en el almuerzo.
Aparqué el coche en el estacionamiento del pequeño café que había elegido, y antes de desabrocharle el cinturón de seguridad, me senté a su lado en el asiento trasero.
— Benji, tengo algo que decirte.
Empecé, mirando su diminuto calzado.
— ¿Qué tienes, papi? —preguntó, acercando sus manitas a mi rostro.
Lo miré fijamente a sus ojos, tan parecidos a los míos.
— Allá adentro nos está esperando una... persona—titubeé un poco, pero su expresión de total inocencia no cambio, su rostro solamente detonaba curiosidad, ni un poco de sorpresa.
— ¿Quién es?
— Cuando estemos adentro, te digo —balbuceo, y él frunce apenas sus cejas. Pero vuelve a sonreír.
— Tengo hambre, papi, ya entremos —dice, entusiasmado.
No puedo evitar reírme de su exagerada expresión hambrienta. Tan dramático como la mayoría de los Bustamante.
El corto recorrido hacia el café lo lleve en brazos, y al cruzar la puerta del local, lo deslicé al suelo, acomodándole su ropita. Busque con la mirada a la mujer que nos esperaba. Apenas la vi, apreté con fuerza pero sin lastimar la mano de mi hijo. Ella tenia puesto un saco, a pesar del calor que hacia, y un sombrero tan grande, que hasta se veía cómica.
— Es ella —pronuncié lentamente, señalándola.
Benji no deja de sonreír, y es el primero en dirigirse a Malena, que una vez posó sus ojos en mi hijo, su mano comenzó a temblar.
— Hola, soy Benjamín —se presenta, sonriendo abiertamente.
— Hola —exclama Malena, con un hilo de voz.
— Usted es famosa —suelta Benji, trepando en la gran silla que está frente a ella.
Me siento tarado, como si estuviera de más. No sé que carajos decir. Toda la atención esta en la personita al lado mio, y solo opté por sentarme.
— ¿Me viste en la tele? Que buena memoria tienes —exclama Malena, un poco más calmada.
— Muy poco. Mami Flor no me deja ver tanto esos programas —dice Benji, poniendo cara lastimosa.
— Mami Flor, ¿eh? —espeta con desprecio ella. La miro serio, y se recompone de la expresión hastiada que puso cuando escucho como Benjamín se había referido a mi prima.
— Ella es Malena —digo, para romper con el silencio—. Una... amiga.
— Es más bonita en persona —exclama mi hijo, haciendo que Malena se ruboricé—. ¿Amigos? ¿Cómo mami Flor y el tío Rafa?
— No, pequeñín — suelto, riendo de su ocurrente pregunta—. No esa clase de amigos.
— Ah —dice Benji, alargando la vocal, entonces nos mira frunciendo el ceño—. Pero entonces, ¿cómo?
Estoy por responderle, pero Malena me interrumpe. Y dice algo que no se lo voy a perdonar jamás en la vida. Si en esos momentos tenia alguna bebida en mi boca, seguro la hubiera escupido.
— Oye, Benji, ¿puedo llamarte así?— él solo asiente ante su pregunta. Malena apoya un codo en la mesa, despojándose de su gran y caro sombrero—. En realidad yo soy tu mami, tu verdadera mamá.
Por unos segundos me miró maliciosamente, al posar sus ojos en Benjamín, éstos brillaron con emoción.
Y mi Benji... en su carita estaba plasmada la sorpresa, y la incertidumbre de la confesión de esa maldita mujer. Él nos miró a ambos, y sus ojitos verdes se llenaron de lagrimas.
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¿Alguien más quiere golpear a Malena después de esto? Yo quiero :/
Lamento dejarlo así. Pero más adelante se van a enterar como termino esta "cita"
¿Qué les pareció?
Quiero apachurrar las mejillas de Benji, y las de Bruno ;)
Les dejo dos pequeñas encuestas antes de irme a dormir, acá ya son casi las tres de la mañana :0
1- ¿De qué país leen al no-vampiro, y a la no-delicada-Florcita?
2- Como dije en el grupo, el siguiente capitulo será narrado por un personaje secundario, y ya los próximos serán todos de nuestros principales. La pregunta es, ¿quién creen protagonizará el capitulo 43?
Estás son las opciones, a ver si le atinan ;)
a) Andres.
b) Matias.
c) Gastón.
d) Rafael.
e) Leonel.
Espero sus respuestas.
¡Muchas gracias por su paciencia! ¡Y por apoyar el libro! No saben cuán feliz me hacen los comentarios lindos que me dejan.
Ahora si, chan, chan, chan ***menciones especiales***.
Miss_Mysterious01 (espero haberlo escrito bien :/ )
Perdón si me olvidé mencionar a alguien, ustedes saben que los quiero a todos, ¿lo saben?
[A mis chiquis del chat de Whatsapp, gracias por ser tan lindas conmigo, ayer la pasé genial hablando con ustedes, están en mi kokoro ;)]
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