Chào các bạn! Vì nhiều lý do từ nay Truyen2U chính thức đổi tên là Truyen247.Pro. Mong các bạn tiếp tục ủng hộ truy cập tên miền mới này nhé! Mãi yêu... ♥

Capitulo 39

"Te pareces un poco a esta tormenta de verano:

llegaste, imprevisible, tomando por sorpresa

los andrajosos restos de mi alma y su defensa,

sin dar tiempo a esconderme o improvisar refugio,

simplemente atisbando con ojos mercenarios

las heridas que entonces aún seguían abiertas."

 — Luz Inés, poeta uruguaya.





El clima de esta noche se asemejaba con exactitud a cómo me sentía. El cielo nublado, escondiendo las estrellas, aún con la pronta lluvia, la temperatura se acercaba a los treinta y dos grados. Estoy contenta por mi cumpleaños, pero en realidad no quiero estar aquí. Entre tanta gente desconocida, en una fiesta glamourosa, me siento tan fuera de lugar.

Caminando en medio de personas famosas, del brazo de mi novio, rodeada de mis amigos... quizá para muchos ésto era tocar el cielo con las manos. Aunque para mí no lo es.

Me siento incomoda, y no es porque tuviera todas las miradas puesta en mí ya que había mujeres con mejores vestidos que el mío. Deseaba estar en casa, tener una velada íntima con mi pequeño circulo de amigos y familia. ¿Por qué decidí venir en primer lugar? La respuesta a esa pregunta tiene nombre y apellido. Leonel Vargas. Fue tan convincente. Nos quería a su lado, y me pintó demasiados arco iris en su pedido. No me pude negar.

Mi vestido rojo es tan ajustado, que apenas puedo caminar, pero fue una elección de último minuto, ya que la idea principal era no ir, no preparé un disfraz como lo ameritaba la invitación.

Sabia que existía una mínima posibilidad de encontrarme con Nahuel. No es que lo estuviera pensando mucho, en definitiva quien organizó la fiesta es su hermano, no es tan descabellado imaginar...

Y ahí esta.

Es imposible no reconocerlo. No solo por estar escoltado por sus hermanos, cuyo disfraces mantenía sus identidades al descubierto, pues sus rostros no estaban ocultos.

Pero él... rayos, quise reír de su elección de disfraz. Me olvide de todos los que me acompañaban por unos segundos, la tentación de soltar una carcajada es más fuerte que mi autocontrol. Estoy a punto de hacerlo, apenas hago un ademán, una simple mueca, que sus ojos se posan en mí.

Y como si todo estuviera calculado, yo me quedo tiesa en mi lugar. Congelada. El mundo se detiene, todo alrededor desaparece. Y unas ganas irrefrenables de correr hacia él de repente me abruman.

Lo siento en mi garganta, en mi pecho, en mi estómago. Un revoltijo de emociones. Dolor, perdida, añoranza y algo más.

Algo más que no estoy lista para afrontar. Ese algo más que se supone está olvidado, enterrado en el pasado.

Nahuel Acosta en su disfraz de vampiro, es una total agonía y una explosión abrumadora y perversa a mi deteriorada existencia.






***

Ese momento superficial donde sientes que tu respiración se acelera, pero se te dificulta respirar con normalidad. Ese momento donde vuelves a sentirte un niño esperando la respuesta de tu crush, una mirada, aunque sea un simple vistazo.

Ese maldito momento donde aparece la persona que no puedes sacar de tu cabeza...

Había una emoción abrumadora alborotando mi interior. Y a la vez me sentía extremadamente relajado. Ese era el poder de Florencia. Siempre me hizo sentir cosas contradictorias al mismo tiempo.

¿Cuántas veces tendré que maldecir al destino? Por más que me hubiera preparado para este momento, aún así ver a Florencia con ese vestido rojo amoldando su figura fue como un disparo certero a mi corazón... a mi cuerpo. Una reacción explosiva en todo mi ser.

Ella se detuvo, puedo notar que también está afectada. Aparté mi mirada unos segundos para cerciorarme de las personas que la acompañaban. No me importo una mierda. Tengo que acercarme a ella. Hice el movimiento, pero ella volteó tan rápido, que casi tropieza. El rubio que la sostenía del brazo logra atraparla antes de qué Flor enredará sus pies con la tela de su vestido.

Esto es demasiado. Estamos alargando este encuentro más de lo que deberíamos. Tengo que planearlo meticulosamente, acercarme cuando esté sola. Dejar de lado mi impulsividad y actuar en el momento preciso.

Mis ojos la seguían, pero me mantuve en mi lugar.

— Nahuel, no hagas estupideces —dice Gastón, acomodando la corbata de su traje. No pudo haber elegido un disfraz mejor, dándole tributo a la película de Will Smith: "Hombres de negro".

— No me molestes. En primer lugar fue por ella qué vine. Y tú mismo la usaste para que yo me presenté.

— Hey, bro, relájate —exclama Matías a mi lado, palmeando mi hombro—. Esta noche es para disfrutar, no se pongan a discutir.

— Por supuesto que no vamos a discutir —acota Gastón, mirando alrededor—. Ustedes vayan, mézclense con la gente, no estén aquí como dos postes, la revista tiene una reputación que cumplir.

Mi hermano mayor empleó su mejor sonrisa, y se alejó de nosotros luciendo su característico carisma. Dos minutos después tenía todo un circulo de estrellas prestando total atención a lo qué sea que estuviera diciéndoles.

Yo no podría igualar su proceder. Tan acostumbrado al anonimato, estaba lejos de ser alguien con quién quisieran relacionarse.

Me di cuenta tarde que ya no tenía en mi radar a Florencia. Su primo estaba cerca de la puerta de salida con los dos rubios, parecían discutir. Mientras buscaba a Flor entre las personas, vi a Leonel con una chica que se me hacia conocida, pero no recordaba de donde. Con él también estaba Andrés. Mi amigo. Quizá ya no debería llamarlo así. Perdí ese derecho cuando me fui, y corté comunicación con todos ellos.

Tantas cosas que perdí. Por tonto, por iluso y cobarde.

El plan de ser comedido con respecto a ella se hizo añicos. Tenía que encontrarla. Apenas me puse en movimiento, Matías me siguió, sus manos ocupadas con dos platos llenos de comida. Perderlo fue fácil, ya que él tenía sus manos ocupadas, en un momento escuché su parloteo de que fuera más despacio, y luego la nada misma, más que el mismo cotorreo de toda la gente que pasaba a un lado, y la música instrumental de fondo.

El lugar era inmenso. Media hora, treinta minutos después había recorrido cada rincón del salón de fiesta. La esperanza de encontrarla iba en decadencia. Y ya me estoy hartando de toda la gente que me cruzó en el camino.

Suspiro hondo. Y como último recurso, más para alejarme del bullicio, decidí subir las enormes escaleras que llevan al segundo piso. No me detengo, deambulo sin rumbo por el gran pasillo hasta dar con unos ventanales enormes, una puerta entreabierta.

En cualquier momento se desataría la esperada tormenta que anunciaron en el programa del clima esta mañana. Pero no hacia frío, y este estúpido traje que me obligaron a usar ya me esta haciendo sudar, me picaba el cuello, y el antifaz que tenía puesto comenzó a irritarme la piel.

Antes de atravesar aquella puerta me despojo del odioso antifaz, y de la capa pesada que constituía este absurdo disfraz de vampiro.

Una brisa con aroma a humedad despeinó levemente mi cabello, un balcón lujoso con lamparas, y sillones me recibió del otro lado.

Me acerqué a la baranda, aspirando profundamente el olor a tierra mojada, ese olor que te avisa que pronto va a llover.

No pienso en nada, solamente estoy ahí, mirando las luces de los edificios cercanos, y como los nubarrones grises y cargados de agua hacían contraste con tanta luminosidad. A lo lejos incluso atisbe a ver unos amenazadores rayos.

Aunque no es eso lo que me pone en alerta, sino unos pasos que se acercan a mi lugar, unos tacos pisando el suelo, y una voz.

— Nahuel...

Sonrío. Esto es fantástico. La estuve buscando por casi una hora, y aparece justo cuando ya me había rendido.

La espero. Es cuando la tengo a mi lado que volteo a verla.

Florencia no parece sentirse bien. El maquillaje de sus ojos esta corrido, su piel pálida, como si estuviera enferma, las pecas de su rostro se veían más notorias que nunca.

— Estaba buscándote —suelto lo primero que se me ocurre.

— No debes ser el único —dice, sosteniéndose del barandal, desviando su vista—. No hagas eso.

— ¿Qué estoy haciendo? —pregunté, sin dejar de mirarla, absorbiendo con mis ojos toda su presencia.

— Eso de buscarme, no lo hagas.

"Imposible", quiero decirle. Es mucho lo que me pide, no puedo ignorar el hecho de que estoy tan cerca, y quiero tocarla, abrazarla, que no hablé, que no digamos nada. 

— ¿Qué sucede? ¿Por qué estás aquí sola?

— No hagamos ésto. Hoy no, por favor te lo pido, es demasiado...

— ¿Qué es demasiado? Quiero entenderte, si no me decís nada, no puedo ayudarte.

Estoy a punto de tocar su hombro, pero Florencia se gira bruscamente, y me mira. Son sus ojos de chocolate, grandes y llenos de desilusión los que me hacen retroceder.

— ¿Acaso te pedí que me ayudes? —dice con rabia. Con esa intensidad que yo conozco bien. Está por soltarme uno de sus discursos bien dichos, y probablemente repleto de groserías—. Estás tan mal, Nahuel. Mi vida no gira alrededor tuyo, no se qué mierda haces aquí, después de todos estos años. ¿Sabes? No puedo hacer esto... no. No vamos a hacer esto. Me rompiste, de maneras que no te das idea, estúpido egoísta. Y ahora vienes a hablarme como si nada, ¿me viste la cara de idiota? Fuiste alguien difícil de olvidar, no vengas ahora con tus aires de superheroe, porque ya no hay nada que salvar. Yo estoy bien... estoy malditamente feliz con mi vida. Hagamos de cuenta que nunca nos vimos. No. Mejor has de cuenta que no me conociste...

Al escuchar sus últimas palabras, me acerco dos pasos, y ella al instante deja de hablar.

— No.

— ¿No?

— Eso no es posible. Ahora es mi turno, y más te vale que me escuches.

Florencia está a punto de abrir su linda boca, pero soy más rápido esta vez y me vuelvo a acercar. Son tan escasos los centímetros que nos separan. Y es suficiente para que ella ceda. Aunque no se quiera dar cuenta, ésto es algo que nunca cambio entre nosotros.

— Tenes razón en todo. Y lo siento mucho, en serio, no te das idea lo afligido que estoy ahora por todo lo que paso. Pero tienes que saber, al menos haberte percatado que es necesario que los dos tengamos una conversación. Por la paz mental, para cerrar con este ciclo de nuestras vidas, o por lo que sea. Somos adultos, Florencia, y tenemos que manejar esto de la manera más civilizada que encontremos. Yo cometí el error. Dame una última oportunidad de redimirme. De decirte mis razones. Y luego cada uno continua con su vida como lo hacíamos anterior a todo esto. Es probable que en unos días me vaya del país. Pero seria gratificante si al menos esta vez nos despedimos como corresponde, ¿no te parece?

Florencia balbucea algo ininteligible. Frunce el ceño, y al mismo tiempo parece reflexionar, sopesar cada palabra que dije. Su respiración furibunda se calma, y muerde su labio inferior.

Las primeras gotas empiezan a caer, en unos segundos en que ninguno dice nada, comienza a llover. Una tormenta de verano, cálida, impredecible, y tempestuosa. Justo como la mujer que esta frente a mí.

Florencia se cruza de brazos, y me mira. Con tanta intensidad, que me pregunto interiormente que si intento besarla acaso ella se apartaría.

— Está bien — dice, solamente dos palabras para aceptar mi trato. Y se aleja hacia la puerta.

— ¿Cómo haremos? —le pregunto, apartando los mechones mojados de mi cabello que se pegaron en mi frente.

 — Matias, tu hermano, pídele mi numero a él.

— Florencia —pronuncio su nombre una vez más—. Feliz cumpleaños.

Ella dibuja una pequeña sonrisa, apenas una mueca.

Solo asiento. Ella me imita. 

Parece indecisa, pero la voz chillona de una mujer llamándola a gritos la sacan de su trance, haciendo que finalmente me deje a solas en el balcón.

 Aún bajo la lluvia, sin importar terminar con un tremendo resfriado, sonrío mirando al cielo. No eran las mejores condiciones, pero ella había accedido. Y eso era motivo suficiente para que mi mente olvidara por unos segundos que ella no esta disponible, y para que mi corazón rebose de felicidad al saber que la volvería a ver.

Una ultima oportunidad. Era todo lo que necesitaba.


*************************************


Sé que este capitulo estaba prometido para ayer. Pero no pude conectarme, sé también que ya estarán cansados de mis excusas. Y de mis disculpas.

Últimamente estoy tan ocupada que apenas tengo tiempo de escribir, y no les diré nada, no habrá excusas ni falsas promesas. Solo decirles que los amo un montón por todavía seguir apoyando el libro. Este capitulo se lleva un pedacito de mi corazón, espero les guste. 

Les cuento que ya no habrá capítulos vuelteros. Lo que se viene define muchas cosas en la historia. Ojala les guste todo lo que va a pasar.

¡Los amoooo!

Tengo a los mejores lectores del mundo mundial.

Mañana hago las menciones especiales, para ya publicar esto, porque me lleva tiempo buscar los usser, pero no crean que me olvide, es una costumbre dedicarles los capítulos, eso no va a cambiar. 

Ahora les dejo la poesía completa, la encontré hace dos dias, y la ame. Le queda perfecta al capitulo. 

TORMENTA DE VERANO, POR LUZ INÉS.

Te pareces un poco a esta tormenta de verano:

llegaste, imprevisible, tomando por sorpresa

los andrajosos restos de mi alma y su defensa,

sin dar tiempo a esconderme o improvisar refugio,

simplemente atisbando con ojos mercenarios

las heridas que entonces aún seguían abiertas.

Pero igual que esta lluvia, no trajiste catástrofe

sino un arrullo suave, exquisito, insoluble.

Armado de paciencia regaste mi sequía

colmándome la vida de nuevos entusiasmos,

nutriendo de esperanza mi neófita alegría:

te hiciste indispensable de todo lo que extraño.

De hecho te semejas bastante a esta borrasca

pues de la misma forma que no escogí el momento

en que se formó, etérea, la primeriza nube,

no elegí conocerte, te quiero a pesar mío

y entiendo que podrás disiparte mañana

como harán estas gotas que parecen eternas.

Más hoy prefiero hacer a un lado mis paraguas

(el antitempestades y el antidecepciones)

hoy escojo que el agua arruine mis zapatos

hoy elijo impregnarme entera de tu voz

hoy opto por quedarme con tormenta y sin calma

a reverso del mundo... a corriente de vos. 


Una ultima cosa. Lo revise lo mejor que pude a este capitulo, si ven errores, por favor, me los marcan. Porque siempre pasa que algo se me escapa. ¡Gracias, mis hermosos Vampi!

(02:51 a.m.)


Para quiénes quieran tener más contacto conmigo y otros lectores del libro, aquí les dejó las redes sociales con las qué contamos. Pidan el link si no lo encuentran en mi perfil 💖💞

Bạn đang đọc truyện trên: Truyen247.Pro